Este documento cuenta la historia de Cenicienta. Vivía feliz con su madre y padre hasta que su madre murió y su padre se casó con una mujer malvada que tenía dos hijas malcriadas. La madrastra obligó a Cenicienta a ser su sirvienta. Una noche, Cenicienta conoció al príncipe Oliver de las hadas, quien la visitaba cada noche. Más tarde, la protagonista se enamoró del padre de Cenicienta y se casaron, convirtiéndose en la madrastra de Cenicienta y su
bella era una joven q tenia tres hermanas y su padre q estaba muy enfermo ella conoció un castillo y alli se encontraba una bestia q de la cual se enamoro perdida mente enamorado de ella y hacia el se combatir en un elegante caballero
bella era una joven q tenia tres hermanas y su padre q estaba muy enfermo ella conoció un castillo y alli se encontraba una bestia q de la cual se enamoro perdida mente enamorado de ella y hacia el se combatir en un elegante caballero
el cueto trata de que rapunsel tenia su cabello muy largo pero se lo cortaron debido aque se queria escapar y de hay como no obedecio le cortaro su cabello
el cueto trata de que rapunsel tenia su cabello muy largo pero se lo cortaron debido aque se queria escapar y de hay como no obedecio le cortaro su cabello
1. Había una vez un gentil y adinerado hombre que vivía feliz en su
hermoso castillo acompañado de su mujer y su linda hijita
Cenicienta.
A la niña le encantaba dar largos paseos por los alrededores del
castillo, corretear por la orilla del lago, jugar con los animalitos,
que eran sus mejores amigos, y sentarse en el viejo sauce a
escuchar las maravillosas historias de hadas, que su dulce madre
le contaba. Esta escuchaba con fascinación, quedando maravillada
al pensar que cabía la posibilidad de que en el bosque habitara
todo un reino de hadas, encargado de hacer llegar las estaciones.
Al poco la madre de Cenicienta cayó enferma con una fortísima
neumonía, su marido a ver el estado tan grave de su mujer pidió
ayuda a su hermana para que le ayudara con las tareas y la niña.
Esta era la mujermás altanera y orgullosa que jamás se haya
visto. Tenía dos hijas del mismo estilo que ella, todo lo contrario
a Cenicienta, una niña llena de dulzura y bondad sin par; lo había
heredado de su madre que era la mejor persona del mundo.
Trascurridos unos días la madre murió, pues no pudo soportar las
fiebres tan altas.
Pronto la tía dio libre curso a su mal carácter; no pudo soportar
las cualidades de la joven, que hacían aparecer todavía más
odiables a sus hijas. La obligó a las más viles tareas de la casa:
ella era la que fregaba los pisos y la vajilla, la que limpiaba los
cuartos de la señora y de las señoritas sus hijas; dormía en lo
más alto de la casa, en una buhardilla, sobre una vieja cama,
mientras sus primas ocupaban habitaciones con parquet, donde
tenían camas a la última moda y espejos en que podían mirarse de
cuerpo entero.
2. La pobre muchacha aguantaba todo con paciencia, y no se atrevía
a quejarse ante su padre, de miedo que le reprendiera pues su
hermana lo dominaba por completo.
Pero una tarde fría de lluvia intensa, iba yo caminando hacia la
estación, cuando de repente pasó un coche a toda prisa, pisó el
charco y m dejó empapada como una sopa. Se abrió la puerta del
coche y salió un apuesto hombre pidiendo disculpas.
-Lo siento mucho señorita,discúlpeme iba apresurado, pues le
había prometido a mi hija que pasaría la tarde con ella.
-Oh no mis billetes, están dentro del charco. No podre coger el
tren.
-No se preocupe.
Mmm por cierto ¿cuál es su nombre? El mio es Cornelius y lo
menos que puedo hacer es ofrecerle mi casa. Vivo en la próxima
calle.
-Mi nombre es Eloísa
-Vamos suba al coche, mi hija estará encantada.
De modo que acepté y fui a casa de Cornelius. Allí pude ponerme
una ropa seca y merendar un chocolate con bollos, pero no me
entretuve mucho, no quería perder el último tren.
Tras mi vuelta de Francia visité a Cornelius y a su hija para
darles un regalo como muestra de agradecimiento. Las visitas
aquella casa fueron cada vez mas frecuentes, llevándome esto a
enamorarme locamente del encantador Cornelius y a adorar a
Cenicienta una preciosa y dulce niña.
3. Por supuesto la tía y las hijas me odiaban a más no poder, no
hacían nada más que incordiar y ponerme en contra de Cenicienta
y su padre, pero nunca lo consiguieron. Mi intención era
ayudarles, sobretodo a Cenicienta que la tenían de sirvienta y no
la dejaban respirar.
Esta me contó que un día estaba cantando y bailando en su
buhardilla cuando de repente alguien le toco a la ventana, dice
que era un joven muy guapo que se llamaba Oliver y era el
príncipe de las hadas. Así fue como las historias de su madre
cobraron vida. Este quedó maravillado al verla y al escucharla
cantar.
Oliver venía todas las noches, la tomaba y se iban volando a
visitar lugares del bosque maravillosos y él le mostraba como era
su mundo y como llevaban a cabo las tareas de las estaciones.
Cada noche era una gran aventura, algo nuevo por descubrir.
Pero una noche Cenicienta esperó, esperó junto a la ventana al
igual que todas las noches pero el príncipe no apareció, la pobre
desconsolada al verme a la mañana siguiente se
A los pocos meses nos casamos Cornelius y yo, dimos una gran
fiesta y me traslade a vivir al castillo, donde no solo me convertí
en la madrastra de Cenicienta si no también en su “hada
madrina”.