Este documento resume varias declaraciones y regulaciones internacionales sobre bioética y derechos humanos. En particular, destaca la Declaración de Tokio de 1975 que establece que los médicos no deben participar en la tortura; el Convenio de Oviedo de 1997 que protege la dignidad humana en la aplicación de la medicina; y la Declaración Universal sobre el Genoma Humano y los Derechos Humanos de 1997 que forma parte del compromiso moral de proteger los derechos humanos.