La perdida de la biodiversidad y su importancia.pptx
Paramo de santurban
1. TEMA: EXPLOTACIÓN DE LA MINA DE SANTURBAN Y SUS CONSECUENCIAS
¡Agua si oro no! esta es la voz de protesta que se oye en Colombia, es una manifestación de
millones de personas y especialmente de nuestros hermanos Santandereanos.
Que sucede cual es la problemática porque son las marcha o protestas. Los páramos son
centro y equilibrio ambiental el cual está compuesto de un ecosistema rico en términos de
recursos naturales. En el departamento de Santander se encuentra uno de los más hermosos
paramos que tiene Colombia se trata del paramos del Santurbán. un lugar tan bello como
vital por el agua que allí reside de aquí se abastecen más de dos millones de habitantes de la
ciudad de Bucaramanga y alrededores.
Esta riqueza hídrica está en amenaza por los proyectos de megaminería que quieren extraer
el oro que se encuentra dentro de sus montañas, pero quienes están detrás de este oro,
Minesa (sociedad Minera de Santander) ¿pero en realidad es de Santander?, está en realidad
pertenece a los Emiratos Árabes, que lo que pretenden en Colombia es buscan explotar el
2. oro de las montañas de Santander, las mismas montañas que por cientos de años han
proveído el agua para millones de santandereanos,
Para que Minesa logre extraer el oro debe remover más de 60 millones de toneladas de
montaña, por supuesto esto afectaría y contaminaría los manantiales los arroyos y las aguas
subterráneas quebradas y ríos de la región, es un proyecto inmenso de riesgos profundos e
irresponsable que nunca se había hecho en el mundo en una región de paramos.
El primer obstáculo para prohibir la minería en Santurbán es que hoy hay una discusión
enorme sobre los linderos de los páramos. El plan de desarrollo estableció que estos
ecosistemas deben estar delimitados a una escala de 1 sobre 25.000 y el Instituto Alexander
von Humboldt tenía hecho ese proceso a una mucho mayor, de 1 sobre 100.000.
Y a esto se le suma otra complejidad: la misma norma señala que la delimitación debe
hacerse no solo con criterios ambientales sino también económicos y sociales. Es decir, que
la decisión de qué es un páramo no la puede tomar un científico con base en lo que pueda
leer en la naturaleza, como diría la lógica, sino que también pesa lo que piensen quienes
viven en ellos.
Esto, que parece un tema meramente técnico, es el eje de la discusión que tendrá que
resolverse este mes. La ministra de Ambiente, Luz Helena Sarmiento, señaló hace unos días
que, aunque los límites del páramo ya están definidos, se harán unas mesas para concertar
los alcances de la declaratoria desde el próximo 12 de diciembre. El anuncio de Sarmiento
cayó muy mal entre los ambientalistas. Para ellos la protección del páramo no debe
negociarse, mucho menos cuando hay tantos intereses de la megaminería de por medio.
Si Santurbán fuera un paraje desolado, hacer esa delimitación no tendría mayor complique.
Sin embargo, Santurbán no solo es un páramo, también son ocho pueblos. Para quienes
viven en ellos la posibilidad de ser declarados el ecosistema sagrado para el agua no es una
bendición sino un infierno. En plata blanca, ser páramo significa tener prohibida cualquier
actividad económica. No solo la minería, sino también la agricultura y la ganadería. Por
eso, esa victoria verde les aterra.
“Desde que se habla del páramo, la gente dejó de pagar impuestos”, se queja el alcalde de
Tona, Francisco González. Asegura que ha perdido cerca del 70 por ciento de los recursos
del municipio, pues como una de las consecuencias de ser una reserva natural es no tener
que pagar impuesto predial, sus habitantes han preferido esperar a ver qué pasa.