El documento proporciona pautas para la gestión de árbitros en partidos de fútbol sala. Recomienda mantener la calma y el autocontrol emocional ante errores del árbitro en lugar de protestar airadamente, ya que esto puede perjudicar al propio equipo. Además, sugiere conocer bien el reglamento, mostrar empatía hacia el árbitro como otro deportista, obtener información sobre él y observar su lenguaje corporal para manejar mejor sus emociones durante el partido.
Tríptico Ley 26485 de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales.
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Estas Actividades se realizan en una Goleta, y desde el Puerto de Alicante y Valencia, pudiendo escoger entre varios itinerarios, en funcion de la duración de la travesiá.
Dicha Goleta da la Salida todos los años a la Volvo Ocean Race y se encuentra actualmente en perfectos estado de conservacion ya que fue desmontada y renovada hace unos meses.
Es el deportista que dirige los partidos que nosotros disputamos, si lo hace bien o mal es totalmente relativo. Por su culpa fallamos el gol, por su culpa perdemos el partido, casi todo es por su culpa, encontraremos a pocos jugadores o entrenadores que admitan que perdieron por jugar mal. En muchas ocasiones descubrimos, en cualquier estadio, al vocero de turno que, además, se considera el único que sabe de fútbol y actúa insultándolo y ofendiéndolo. No nos damos cuenta que, por muchos fallos que pueda tener, sin él sería imposible llevar a cabo un partido o cualquier actividad deportiva mas allá de un amistoso o un encuentro con amigos. Es un bien que, por más que se equivoque, necesitamos. Siempre trata de llevar el partido de la mejor forma, sin incitar a la violencia.
Por supuesto, nos referimos al árbitro. Este deportista, en alguna ocasión, también jugó y discutió con árbitros, por eso a veces trata de entendernos, cuando no admitimos sus decisiones. Debemos pensar y entender que los árbitros realizan su labor, que los que juegan no son ellos, perdemos, ganamos y empatamos según el trabajo realizado por nosotros en el campo. Son una autoridad y hay que respetarla como tal, como al profesor en el colegio, como al policía en la calle, como a un padre en casa. Si lo hiciéramos sería todo más sencillo y práctico, aceptaríamos sus decisiones y seguiríamos jugando. Sabemos que sus resoluciones son incuestionables en el campo, no tienen marcha atrás, ni te quitará la tarjeta amarilla que te puso, ni el penalti que pitó, por lo tanto, dedícate a intentar marcar goles y a disfrutar con el juego.
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Es el deportista que dirige los partidos que nosotros disputamos, si lo hace bien o mal es totalmente relativo. Por su culpa fallamos el gol, por su culpa perdemos el partido, casi todo es por su culpa, encontraremos a pocos jugadores o entrenadores que admitan que perdieron por jugar mal. En muchas ocasiones descubrimos, en cualquier estadio, al vocero de turno que, además, se considera el único que sabe de fútbol y actúa insultándolo y ofendiéndolo. No nos damos cuenta que, por muchos fallos que pueda tener, sin él sería imposible llevar a cabo un partido o cualquier actividad deportiva mas allá de un amistoso o un encuentro con amigos. Es un bien que, por más que se equivoque, necesitamos. Siempre trata de llevar el partido de la mejor forma, sin incitar a la violencia.
Por supuesto, nos referimos al árbitro. Este deportista, en alguna ocasión, también jugó y discutió con árbitros, por eso a veces trata de entendernos, cuando no admitimos sus decisiones. Debemos pensar y entender que los árbitros realizan su labor, que los que juegan no son ellos, perdemos, ganamos y empatamos según el trabajo realizado por nosotros en el campo. Son una autoridad y hay que respetarla como tal, como al profesor en el colegio, como al policía en la calle, como a un padre en casa. Si lo hiciéramos sería todo más sencillo y práctico, aceptaríamos sus decisiones y seguiríamos jugando. Sabemos que sus resoluciones son incuestionables en el campo, no tienen marcha atrás, ni te quitará la tarjeta amarilla que te puso, ni el penalti que pitó, por lo tanto, dedícate a intentar marcar goles y a disfrutar con el juego.
Descubres que la vida es un juego que se mide en centímetros. También lo es el fútbol. Porque en cada partido, en la vida o en el fútbol, el margen de error es tan estrecho. Quiero decir… medio paso demasiado tarde o muy pronto y no llegarás; medio segundo demasiado lento o muy rápido y no lo atraparás. Los centímetros que necesitamos están por todas partes. Están en cada descanso del partido, en cada minuto, en cada segundo. En este equipo luchamos por ese centímetro. En este equipo nos dejamos la piel y destrozamos a todo el mundo a nuestro alrededor por ese centímetro. Arañamos con nuestras uñas por ese centímetro. Porque sabemos que sumando todos esos centímetros vamos a marcar la diferencia entre GANAR o PERDER, entre VIVIR o MORIR. Eso es un equipo, caballeros. O bien nos rehacemos ahora, como un equipo, o nos desmoronamos como individuos. Eso es el fútbol, chicos. Nada más. Decidme, ¿qué vais a hacer?
1. “Pautas para la Gestión de los Árbitros”
¿Cuántos de vosotros os habéis visto en la siguiente situación?
El equipo rival se pone con cinco faltas, mi equipo tiene dos a falta de 10 minutos para
terminar el partido. Le pido a mis jugadores que provoquen la sexta pero en vez de llegar
la sexta para el rival, mi equipo se pone con cinco también a falta de 3 minutos para
finalizar el partido. ¿Qué hacéis ante esta situación? ¿Cómo reaccionáis?
Posiblemente una de estas dos cosas:
a) Protestar airadamente, acordaros de la familia del árbitro y transmitirle a vuestro
segundo o a vuestros jugadores lo que sentís y pensáis acerca del mismo en ese momento.
b) Manteneros tranquilos, seguir dirigiendo el partido con calma y conscientes de que
estáis empatados a faltas y quedan 3 minutos.
En la primera situación, lo más probable es que también transmitáis ese nerviosismo y
agitación tanto a vuestros jugadores como al propio árbitro de la contienda, lo cual puede
traer alguna consecuencia poco beneficiosa para vuestro equipo y en la segunda el propio
partido transitará por las situaciones propias del mismo.
Por ello, es importante recordar que igual que vuestros propios jugadores, los árbitros
también son deportistas, les gusta su deporte y se esfuerzan, estudian a los equipos que
van a pitar para prever ciertas situaciones que se pueden dar en el partido y entrenan para
cumplir una serie de objetivos. Además, tienen normas y reglas que cumplir, son los únicos
imprescindibles para el propio desarrollo del juego y tampoco les gusta fallar, aunque
como todo deportista, fallan y cometen errores. A pesar de esto, su número de aciertos es
mayor que su número de errores durante un partido.
2. La gestión del árbitro, como un elemento determinante en el fútbol sala, debe ser en todo
momento una gestión inteligente y se ha de tener en cuenta que no lo vamos a decantar a
nuestro favor, y por lo tanto, se debe intentar no provocar en él reacciones o conductas
contrarias a nuestros intereses.
5 pautas que pueden ayudar a los entrenadores a gestionar estas situaciones son las
siguientes:
1- Conocer bien el reglamento. No sólo las reglas sino la forma de aplicación y las
premisas que tienen en cuenta para tomar una decisión sobre una jugada.
2- Empatía. El árbitro, es una persona y un deportista más.
3- Autocontrol emocional. Diferenciar los pensamientos o emociones que nos provoca
el árbitro de los que en ese momento necesita nuestro equipo. En el ejemplo del principio,
con una reacción calmada y tranquila transmitimos a nuestro equipo esa emoción.
4- Tener la máxima información posible sobre el árbitro. Nos ayudará a entablar una
pequeña conversación con él antes del partido que puede ayudar crear en él una imagen
positiva de nosotros.
5- Observar el lenguaje corporal del árbitro desde que entra al pabellón. Nos dará
información, sobre cómo se siente, si tiene un día bueno o malo, si está nervioso por el
partido, etc. que nosotros podremos utilizar para manejar sus emociones.
Para finalizar, cierro el artículo con otra pregunta. Cuando un jugador tiene un error, se le
dan ánimos y cuando un árbitro tiene un error se le suele recriminar su acción, ¿Por qué
no probáis a animarles?
Posiblemente, les otorguéis confianza y seguridad en lo que hacen y su cantidad de errores
disminuirá