Para ser salvo, necesitamos creer que Dios existe y que Jesús es el Hijo de Dios, ya que el pecado causa una separación entre Dios y el hombre. No podemos ser salvos solo por asistir a la iglesia o hacer buenas obras. Según la Biblia, todos hemos pecado y estábamos condenados, pero Dios nos amó y nos salvó por su gracia a través de la fe en Jesucristo, y no por ninguna obra buena que hayamos hecho.