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Misioneros Servidores de la Palabra
PROMOCIONES HUMANAS, A. C.
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EDICIONES
MISIONEROS SERVIDORES DE LA PALABRA
E-mail: edivacmsp@terra.com.mx
06470 México, D. F.
Tel. 55 66 74 68
PROMOCIONES HUMANAS, A. C.·
Reg. CANIEM No. 1164
INTRODUCCIÓN
Se dice que el hombre es un filósofo nato, porque,
desde que empieza a comprender algo, busca el por
qué de las cosas. Muchas veces un niño de seis años
confunde a su madre con sus continuas preguntas:
«¿Porquéesto... ?» «¿Porquéesto otro... ?»
En el aspecto religioso, la mayoría de las personas
quedaron en un estado infantil. Saben tanto, o menos,
de lo que aprendieron a los seis u ocho años, cuando
iban «a la doctrina». Además de este «analfabetismo
religioso», que encontramos tristemente difundido en
la mayoría de los que se llaman cristianos, ha ido
creciendo el ataque contra el catolicismo de parte
ciertos grupos religiosos e ideologías «laicas».
Todo esto crea confusión, dudas y alejamiento de
la Iglesia. La presente publicación quiere dar una
respuesta, clara y sencilla, a las principales interro­
gantes que inquietan a los cristianos de hoy. Pero, más
que en un libro de apologética, hemos pensado y
preparado un libro de instrucción popular, que ilumine
el camino y ayude a evitar descarrilamientos.
Somos conscientes de que no hemos respondido
más que a una mínima parte de las preguntas que el
pueblo se hace. Lo hemos hecho a sabiendas, para
no caer en el peligro de abordar cuestiones de poca
importancia y producir un libro que, por el tamaño y el
5
precio, pudiera ser prohibitivo para los lectores
interesados.
· En esta nueva edición hemos aumentado el
contenido de nuestro libro añadiendo respuestas a
otras interrogantes que han surgido en los últimos años.
El acelerado desarrollo de la ciencia, la técnica, el arte,
la política, la economía, etc:, tiene sin duda muchos
aspectos positivos. Pero no se puede ignorar que
también existe para el hombre el peligro, cada vez
mayor, de ir en pos de fábulas que lo alejan de la verdad
y pueden hundirlo en la infelicidad (cf. 1 Ti 4, 1 ).
También consideramos pertinente aclarar que los
textos bíblicos están tomados de la Biblia Misionera,
comentada por los Servidores de la Palabra. Se trata
de una Biblia Ecuménica, cuyatraducción es asequible
precisamente a los cristianos de otras confesiones y
no sólo a los católicos. En ella puede ampliarse la
reflexión sobre estos temas. Hemos agregado la
abreviatura « lit. », que Indica «literal», en los textos
donde se hace necesario reportar la palabra exacta
que aparece en los originales de la Sagrada Escritura.
6 7
INTERROGAN1TtS E:N LA.E>IE>LtA
1. ¿Por qué la Biblia no es como otros libros?
2. ¿Cómo nació la Biblia?
3. ¿Por qué la Biblia es la palabra de Dios?
4. ¿Por qué hay errores científicos en la Biblia?
5. ¿Por qué los católicos no dejan libertad en la
interpretación de la Biblia?
6. ¿Qué son los evangelios apócrifos?
7. ¿Cuál es el verdadero nombre de Dios: Jehová
o Yahvé?
8. ¿Es antíbiblico ir a Dios por medio de los
santos?
9. ¿Están prohibidas las imágenes y las estatuas?
10. ¿Es la superstición contraria a la fe?
11. ¿Por qué los católicos guardan el domingo y
no el sábado?
12. ¿Por qué los católicos comen animales
impuros?
13. ¿Está prohibido comer la sangre de los
animales?
14. ¿Está cerca el fin del mundo?
15. ¿Son 144 mil los que se salvarán?
16. ¿Existe la predestinación?
17. ¿Quién nos asegura que existe el paraíso?
8
18. ¿Acaso la Biblia habla del purgatorio?
19. ¿Es la existencia del infierno una mala
interpretación de la de la Biblia?
20. ¿Es la Tradición contraria a la enseñanza de
Cristo?
21. ¿Por qué los católicos prohíben la lectura de
la Biblia?
9
Los cristianos, como los judíos -para el Antiguo
Testamento-, consideramos los libros de la Biblia no
como cualquier libro de información o consulta. Estos
textos han marcado por siglos la espiritualidad y la
forma de vida de la Iglesia. Todo se debe a una razón
decisiva: contienen la Revelación de Dios a los
hombres.
La doctrina de la Iglesia sobre este punto siempre
ha sido clara. Heredó de Israel el amor a los libros
santos, el celo por salvaguardarlos y la disponibilidad
para encontrar en ellos el mensaje divino para cada
tiempo. Prueba de ello es lo que llamamos Nuevo
Testamento, pues fue escrito teniendo como fondo el
mensaje delAntiguoTestamento. Esto equivale a decir
que los primeros cristianos leyeron, interpretaron y
vivieron el mensaje de los libros santos. Los evange­
lios son un testimonio claro. Por ejemplo san Mateo.
Este evangelio inicia conectando el mensaje de Dios a
los antepasados con lo sucedido en Jesucristo; lo hace
a través de las llamadas citas de cumplimiento: «Esto
10
sucedió para que se cumpliera lo dicho por elprofeta...»
(Mt 1, 22-23; cf. 1, 5-6; 2, 15. 17-18. 23).
De igual manera los padres antiguos hicieron
comentarios directos a la Sagrada Escritura, versículo
por versículo, en algunos casos; de manera que la
pastoral, lateología, la catequesis, esdecir, todo estaba
impregnado de la espiritualidad de la Palabra. San
Agustín, san Jerónimo, san Gregario Magno y otros
dejaron todo un tesoro en la riqueza espiritual de la
Iglesia.
Laépoca medieval también contribuyó con lo suyo:
comentarios, tratados apropósitode la Biblia, y, aunque
hubo en algunos ambientes cierta distancia del estilo
de los padres, surgieron grandes expositores de la
enseñanza de la Escritura: santo Tomás de Aquino,
san Buenaventura, entre otros.
Actualmente a través de la Constitución Dei
Verbum, del Concilio Vaticano 11, la Iglesia ha expuesto
su fe milenaria en los libros santos. Este documento
contribuyó enormemente en el rumbo que la Iglesia
había de tomar en los tiempos recientes.
En ella se insiste en hablar de la Revelación- de
Dios y del valor que ésta tiene, para los hombres:
«Dispuso Dios en su sabiduría revelarse a sí mismo y
dar a conocer el misterio de su voluntad, mediante el
cual los hombres, por medio de Cristo Verbo
encarnado, tienen acceso al Padre en el Espíritu Santo
y se hacen consortes de la naturaleza divina» (DV 2).
Esta revelación tenía que permanecer íntegra:
11
j
«Dispuso Dios benignamente que todo lo que había
revelado para la salvación de los hombres
permaneciera íntegro para siempre y se fuera
transmitiendo a todas las generaciones» (DV 7).
De manera que a través de la predicación oral,
primero, y después, poniendo por escrito el mensaje,
transmitieron el Evangelio.
Poner por escrito el mensaje no fue iniciativa
exclusiva deloshombres, ante todo es fruto de la acción
del Espíritu Santo; Dios es su autor: «Las verdades
reveladas por Dios que se contienen y manifiestan en
la Sagrada Escritura, se consignaron por inspiración
del Espíritu Santo... tienen a Dios por autor y como
tales se le han entregado a la misma Iglesia» (DV 11).
La Sagrada Escritura no es, pues, un recetario o
colección de doctrinas cristianas, es ante todo,
testimonio perenne de la condescendencia de Dios y
de su misericordia por el hombre: «En la Sagrada
Escritura, pues, se manifiesta salva siempre la verdad
y la sabiduría de Dios, la admirable condescendencia»
de la sabiduría eterna, «para que conozcamos la
inefable benignidad de Dios, y de cuánta adaptación
de palabra ha usado teniendo providencia y cuidado
de nuestra naturaleza» (DV 13).
De modo que el contacto con las Escrituras es
necesario para penetrar en el misterio de Oios, que se
nos manifestó en Jesucristo: «lléguese, pues,
gustosamente, al mismo texto sagrado, ya por la
sagrada liturgia, llena del lenguaje de Dios, ya por la
12
lectura espiritual, ya por las instituciones aptas para
ello... pero no olviden que debe acompañar la oración
a la lectura de la SagradaEscritura para que se entable
el diálogo entre Dios y el hombre; porque a Él hablamos
cuando oramos y a Él oímos cuando leemos las
palabras divinas» (DV 25).
Por todo lo que nos dice la constitución «Dei
Verbum» podemos entender el por qué de la primacía
y valor de la Biblia. No es sólo un texto de lecturas
edificantes o que da sabios consejos.Estamos ante el
misterio de Dios, abierto a lo largo de la historia y de la
experiencia de la humanidad. Su lectura y meditación,
con una guía y preparación adecuada, nos pone en
sintonía con la gracia que impregna toda la vida.
Gracias a la Escritura, el hombre es conducto y
objetivo de la acción divina; por lo cual el hombre,
alimentado y empapado por el mensaje del texto,
desarrolla una espiritualidad de la Palabra -nacida de
ella-que la convierte en «lámpara para mis pasos, luz
en mi sendero» (Sal 119, 105).
Nada mejor para el hombre de hoy que requiere
de algo que lo ilumine y oriente en su vida; aquello que
lo reviste de fortaleza ante las seducciones y grandes
tentaciones, y que lo anima para no desfallecer ante lo
fuerte de las luchas cotidianas.
La Sagrada Escritura es tan necesaria en nuestro
tiempo como lo fue para el Israel antiguo y como lo fue
para los primeros cristianos, a fin de comprender el
misterio de Jesucristo.
13
La palabra Biblia viene del griego y significa
«libros». El mismo nombre nos dice que no se trata de
un solo libro, sino de un conjunto de libros. Exactamente
son 73 libros: 46 pertenecen al Antiguo Testamento y
27 al Nuevo Testamento.
E1 Antiguo Testamento fue escrito en el transcurso
de casi mil años por varios autores, y es toda una
preparación a la definitiva Alianza entre Dios y los
hombres, sellada con la sangre de Cristo. El Nuevo
Testamento nos presenta la gran manifestación"del
amor de Diosmediantesu Hijo, hechohombre. Nuestro
Señor Jesucristo no escribió obra alguna. Los 27 libros
del Nuevo Testamento fueron escritos casi todos por
sus Apóstoles y por otros discípulos suyos.
Respecto al número de los libros inspirados, hay
cierta dificultad entre la Iglesia Católica y [as múltiples
denominaciones protestantes, pero la discrepancia no
es tan importante como se creyó en un tiempo. Los
libr◊�•de Tobías, Judit, Sabiduría, Eclesiástico, Baruc,
14
los dos libros de los Macabeos y algunos fragmentos
de Ester (10, 4; 16, 24) y de Daniel (3, 24-90; 13, 14)
son el motivo de la controversia: mientras los católicos
los aceptamos como parte de la revelación divina, los
otros grupos no. La Iglesia Católica siempre los ha
aceptado como inspirados por haber sido adoptados
desde un principio en el Canon Alejandrino. Este canon
es la lista de libros en hebreo traducidos al griego por
los «70 sabios» de Alejandría, hacia el año 150 antes
de Cristo (Biblia «de los Setenta»). La Biblia queusaban
�h@lasemítica no contenían estos? libros.
Por este motivo,fueron llamados «Deuterocanónicos».
Jesucristo nunca citó expresamente dichos libros
Deuterocanónicos; pero de las 350 citas del Antiguo
Testamento contenidas en el Nuevo, 300 están
directamente tomadas de la versión griega «de los
setenta». Dieciocho de estas citas están tomadas de
la Sabiduría, Eclesiástico y Judit.
Estos libros debieron ser familiares a los cristianos
de los primeros siglos, pues en las catacumbas se han
encontrado pinturas que se refieren a ellos. Una de
estas pinturas es laescenade Susaria con los ancianos
que la calumniaron (Dn 13). -b<:2X,td l3 -
Aproximadamente hasta el año 200 d. C., estos
libros fueron propiedad indiscutida de la Iglesia. Pero
llegó un momento en que noparecieron tan adecuados
para el diálogo con los judíos, que hacia el año 100
habían vuelto al canon hebreo. Esta cuestión se
convirtió entonces en motivo de discusión dentro de la
primitiva Iglesia.
15
Antes que el Concilio de Trento (1546) fijara
definitivamente el número de los libros de la Biblia,
éstos ya habían sido aprobados por los concilios
-�e
Cartago (397), Hipona (393) y Laodicea (363). Ta�b1en
los Papas Inocencia (401), Gelasio (492-496) y Damaso
(366-384) habJan aprobado su uso. v, el concil!o de
Florencia (1441) habíafijadoel mismonumero de libros.
16
No vale la comparación. Cuando decimos que este
poeta o pintor es inspirado, queremos decir que tiene
talento deartista, pero cuando hablamos de los autores
sagrados, no nos referimos a sus escritos como meras
obras de arte, sino como mensaje de salvación, que
Dios les inspiró para comunicarlo a los demás.
Para entender mejor esto, veamos lo que nos dice
el Concilio Vaticano 11 en la Constitución Dei Verbum
«La revelación que la Sagrada Escritura contiene
y ofrece ha sido puesta por escrito bajo la inspiración
del Espíritu Santo. La Santa Madre Iglesia, fiel a la fe
de los Apóstoles, reconoce que todos los libros del
AntiguoydelNuevo Testamento, con todas sus partes,
son sagradosy canónicos, en cuanto que escritos por
inspiración del EspírituSanto(Jn 20, 31; 2Ti 3,16; 2 P
1, 19-21; 3, 15-16), tienen a Dios como Autor; ycomo
taleshan sido confiadosa laIglesia. En la composición
17
de los libros Sagrados, Dios se valió de hombres
elegidos, que usaban de todas sus facultades y
talentos,· de este modo, obrando Dios en ellos ypor
ellos, como verdaderos autores, pusieron por escrito
todoy sólo lo que Dios quería» (D. V. 11).
Como se ve, el verdadero autor de los libros
sagrados es Dios, porque loshagiógrafos pusieron por
escrito «todo y sólo lo que Dios quería». Esto lo hicieron
sin despojarse de sus «facultades y talentos». Por lo
tanto para saber lo que la Biblia quiere enseñar, es
necesario investigar lo que el hagiógrafo quiso decir al
expresarse según su cultura personal, el medio
ambiente en que vivía y la forma literaria que quiso
emplear para manifestar su pensamiento. Como
aseveró el papa Pío XII, es necesario estudiar los
«géneros literarios» parapoder entender exactamente
el mensaje bíblico.
Superada esta dificultad, es necesario también
. tener presente que la revelacióñ fueº'progresiva. Dios
fue revelándose gradualmente, así como llega la luz
del sol a la tierra: primero con el alba, luego con la
aurora, con los primeros rayos del tibio sol, hasta llegar
a lo máximo del esplendor, cuando éste se encuentra
en su cenit. En la Revelación, el «cenit» lo tenemos
con Cristo, que es la Palabra de Dios hecha carne.
Por lo tanto, es muy importante saber que la verdad
absoluta no se encuentra toda en un texto aislado de
la Biblia, sino en el conjunto de su cont�nido.
18
Hablar de oposición o de conflicto entre la ciencia
y la religión no es exacto. La verdadera ciencia no
puede excluir la verdadera religión y viceversa. Si en
el pasadohahabido problemas entre ciencia y religión,
esto se debió a que se tenía por fe lo que era opinión
de algunos. Por otra parte, se consideraba ciencia lo
que era una simple teoría.
Comoprincipio general, hay que tener presenteque
la religión y la ciencia no siguen caminos «opuestos»,
sino «paralelos». Una examina la existencia del
universo en sus causas y fines más profundos,
relacionados éstos con la vida del hombre; la otra
estudialosfenómenos naturales, quemanifiestan cierto
evolucionismo.
En la Biblia no hay que buscar datos y expresiones
científicos, porque es un libro religioso que enseña
19
~nana la c,encta?
,__,JJEJ que la religión
ij:~$ofamente
!¡!::({t~
-¡
cómo ir a gozar de la presencia de Dios en «el cielo»,
no cómo están hechos los astros del cielo. Además,
hay que saber leer la Biblia conociendo, sobre todo, el
género literario, para así poder entender lo que el autor
sagrado quiso decir.
Quien lee los primeros capítulos del Génesis como
si leyera un libro de historia actual, y afirmara que el
universo se formó en seis días (naturalmente por obra
de Dios), estaría completamente fuera de lo que la
Biblia quiere enseñarnos. La forma altamente poética
con que nos presenta la creación no es una crónica
periodística, sino de un relato, elevado y emocionante,
de la actuación de un Dios todopoderoso y lleno de
amor.
Antes de oponer la ciencia a la religión, es
necesario saber exactamente cuál es la enseñanza
científica sobre un determinado argumento, y cuál es
la idea de la religión sobre el mismo.
20
Ante todo veamos cuál es el pensamiento de la
Iglesia al respecto, y luego veremos los motivos de su
actuación. En la Constitución Dei Verbum, el Concilio
Vaticano 11 dice:
«Boficio de interpretar auténticamente la Palabra
de Dios, oral o escrita, ha sido encomendado
únicamente alMagisterio delaIglesia, el cual lo ejercita
en nombre de Jesucristo. Pero el Magisterio no está
por encima de la palabra de Dios, sino a su servicio,
para enseñar puramente lo transmitido, pues por
mandato divinoy con la asistencia del Espíritu Santo,
Jo escucha devotamente, lo custodia celosamente, lo
explicafielmente;yde este único depósito de lafe saca
todo lo que propone como revelado por Dios para ser
creído.
Así, pues, la Tradición, la Escrituray el Magisterio
de la Iglesia, según el plan prudente de Dios, están
21
umdos y ligados entre sí, de modo que ninguno puede
subsistir sin los otros,· los tres, cada uno según su carác­
ter; y bajo la acción del únicoEspírituSanto, contribuyen
eficazmente a la salvación de las almas» (D. V. 1 O).
Estas afirmaciones se fundan sobre motivos Bíbli­
cos: Jesucristo dio a sus apóstoles el poder y el manda­
to de enseñar: «...y enséñenles a obedecer todo lo
que les he mandado a ustedes» (Mt 28, 20; ver también
Me 16, 15) y de gobernar: «Les aseguro que lo que
ustedes aten aquí en la tierra, también quedará atado
en el cielo, y lo que ustedes desaten aquí en la tierra,
también quedará desatado en el cielo» (Mt 18, 18; ver
también Jn 20, 21). Les dio además poder de santificar
a los hombres: « Vayan, pues, a las gentes de todas
las naciones y háganlas mis discípulos; bautícenlas
en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo»
(Mt 28, 19; ver también Jn 20, 21; Le 22,19).
Los verdaderos seguidores de Cristo tienen que
aceptar las enseñanzas de los apóstoles: « Vayan por
todo el mundo y anuncien a todos la buena noticia. El
que crea y sea bautizado, obtendrá la salvación; pero
el que no crea será condenado» (Me 16, 15-16); y
obedecer sus mandatos: «El que los escucha a
ustedes, me escucha a mí,· y el que me rechaza a mí,
rechaza al que me envió» (Le 1O, 16; ver también Mt
18,17).
Además de todo esto, encontramos en la Biblia
prohibición explícita de interpretar la Palabra de Dios
por cuenta propia:
22
«Peroante todo tengan esto presente: que ninguna
profecía de la Escritura es algo que uno pueda
interpretar según el propio parecer, porque los profetas
nunca hablaron poriniciativa humana,· al contrario, eran
hombres que hablaban de parte de Dios, dirigidos por
el Espíritu Santo» (2 P 1, 20-21).
Acontinuación, San Pedro subraya la dificultad que
presentan ciertas páginas de la Escritura, y lo peligroso
que es el que cada uno las interprete a su gusto:
« Tengan en cuenta que la paciencia con que
nuestro Señor nos trata es para nuestra salvación.
Acerca de esto también les ha escrito a ustedes nuestro
quertdo hermano Pablo, según la sabiduría que Dios
le ha dado.En cada una de sus cartas él les hahablado
· de esto, aunque hay en ellas puntos dlfíciles de
entender que los ignorantes y los débiles en la fe
tuercen, como tuercen las demás Escrituras, para su
propia condenación>> (2 P 3, 15-16).
La conducta de la Iglesia Católica, que procede de
los Apóstoles y sigue sus normas, evita que un mismo
mensaje sea interpretado en manera opuesta, como
sucede con los que no aceptan la autoridad del Papa,
sucesor de Pedro, ni del Magisterio de la Iglesia.
23
En la literatura cristiana ha existido una colección
de libros a los que se les ha dado el nombre de «apó­
crifos». Católicos y no católicos han tenido diferencias
en esta nomenclatura.
E1 canon bíblico contiene un cierto número de libros
que los católicos consideran como parte de las Sagra­
das Escrituras, y se les ha llamado -aunque inexacta­
mente- «Deuterocanónicos». Las otras iglesias, no
católicas, los llaman «apócrifos».
En estecomentariono hablaremos de los «deutero­
canónicos», sino de los libros apócrifos. Éstos fueron
compuestos con fines religiosos, y pretendieron ser
escritura sagrada, pero no fueron aceptados como tales
por la Iglesia.
Ante todohemos de entender que el género literario
«evangelio» es de origen cristiano. En ninguna otra
producción literaria del mundo circundante se puede
encontrar algo parecido. Tiene dimensión histórico-
24
biográfica, pero con una dimensión teológica, es decir,
esta historia ha revelado algo de Dios. En cuanto al
término apócrifo, éste viene de la palabra griega
apókrifos -cosa oculta, escondida-, quetenía relación,
sobre todo, con las religiones que destinaban ciertos
libros para los iniciados en algún misterio. Por eso eran
llamados libros escondidos (apócrifos). Entre los
cristianos se le dio este nombre a ciertos escritos que
desarrollaban temas ambiguos, a pesar de que se
presentaban con carácter sagrado. Los autores de
estos libros eran desconocidos. Fue por ello que el
término «apócrifo» adquirió el sentido de <•sospechoso
de herejía» o «poco recomendable».
La mayoría de los apócrifos desarrollaron temas
análogos a los de los escritoscanónicos, y pretendieron
pasar por libros que la Iglesia tiene como inspirados.
Sin embargo, la Iglesia nunca los recibió oficialmente
en su canon.
Existe una serie de escritos llamados «apócrifos
�
del Nuevo Testamento». Estos incluyen diversos )
evangelios, Hechos, Epístolas y Apocalipsis. Tienen �
dos características: no son canónicos, y su pretensión €)
de reemplazar o equipararse a los escritos inspirados,
con intenciones no siempre confesables, saltaa la Vista.
Los evangelios apócrifos procuran, en general,
informar sobre la vida y doctrina de Jesús, sus
antecedentes familiares. Todo parece indicar que estos
textos encontraron terreno fecundo en la imaginación
del pueblo sencillo, cuya ingenuidad y piedad se vio
aprovechada por grupos de herejes. Utilizando la
25
manera de presentar en los evangelios la doctrina del
Maestro, trataron de justificar sus afirmaciones con ese
estilo. Así intentaron consolidarse en el cristi;mismo
tendencias docéticas, maniqueas, gnósticas, etc. Y lo
que iniciara con relatos orales, concluyó en los escritos
que fueron apoyados en nombres de personajes
célebres, porque eran testigos de Jesús: Pedro, Felipe,
Santiago, etc.
En los escritos de los Padres antiguos se nota el
sentir de la Iglesia respecto a estos libros; entre ellos
san Agustín, consideraba que los apócrifos podían
contener algo de verdad. Esta postura influyó de algún
modo, y tanto en la Iglesia oriental como en occidente
se tomaron datos de estos libros, hasta el punto que
algunas de las fiestas en ellos sustentadas entraron a
la liturgia, pero no por ello se consideraron canónicos.
Actualmente los evangelios apócrifos -junto con
el resto de libros apócrifos- son bastante estudiados y
dan mucha información sobre el entorno religioso de
su época. Pero no podrán ser equiparados nunca con
los textos que la Iglesia ha recibido como Sagrada Es­
critura, es decir, como revelación divina y norma de fe.
La Iglesia, que es Madre y Maestra, se ha preocu-
. pado siempre de señalar y descalificar los libros heréti­
cos. El hecho de que no haya considerado estos libros
como revelados, se fundamenta, entre otras cosas, en
que la liturgia, y especialmente la celebración de la
Palabra, nunca utilizaron los libros apócrifos en la línea
de los textos revelados.
26
Una religión no difiere de otra por llamar a Dios de
manera distinta. Lo que hacediferentes a las religiones
es la concepción que se tiene de Dios, y la manera de
conocer y aceptar su mensaje. Por lo tanto, discutir
sobre el nombre de Dios es sumamente pueril, y es un
pretexto que algunos usan para introducir su labor de
proselitismo.
No obstante lo dicho, no queremos dejar la
pregunta sin una respuesta. Originalmente, el nombre
de Dios, revelado a Moisés en Ex 3, 14, era una palabra
que se escribía con las consonantes YHWH, sin
vocales. Para evitar que este nombre fuera profanado
por los labios de paganos impuros,-los judíos dejaron
de pronunciarlo durante su exilio enBabilonia.
Durante los siglos VI al X d. C., los sabios masore­
tas vocalizaron eltextooriginalhebreo de las Escrituras.
27
~rí,J[aman a ~íos
,}'~S;Jehovah.
Para esta palabra usaron las vocales del otro nor:nbre
que se le daba a Dios, «Adonai», que significa Señor.
Por su pronunciación, estas vocales (a, o, a) fueron
transcritas por e, o, a, dando el resultado de Yehovah,
que en castellano suena Jehovah, o también Jehová.
Los masoretas eran judíos dedicados a la crítica
textual, y se propusieron fijar el texto hebreo por ellos
recibido hasta en los menores detalles de ortografía,
pronunciación y dicción. Como se ve, el nombre de
Jehovah es una construcción, hasta cierto punto,
arbitraria y distorsionada. Científicamente hablando, no
se puede deducir, con base en el texto hebreo, cómo
pronunciaban este nombre los judíos, porque durante
muchos siglos nadie lo pronunció.
Si esta es la historia de la pronunciación del nombre
de Dios, algunos podrían pensar que los católicos, que
lo pronuncian «Yahvé», están en la misma línea de
quienes lo pronuncian «Jehovah»
Pero esto no es así. Existen pruebas extrabíblicas
que confirman la pronunciación «Yahvé». Teodoreto
(Quest. 15 en Ex 7; siglo V) observa que, aunque los
judíos nunca pronuncian el tetragrama YHWH en tierras
babilónicas, los samaritanos lo seguían pronunciando
como «labé». Y como los samaritanos, desde su cisma
con los judíos, rechazaron toda evolución religiosa de
éstos, hay que reconocer que en la pronunciación de
los samaritanos tenemos la pronunciación de los judíos
del siglo V. a. C.
28
Un detalle muy importante que hay que tener
presente es que Dios, al hablar a Moisés (Ex 3, 14),
más que darle su nombre, le dio la definición de sí
mismo (YO SOY EL QUE SOY no es propiamente un
nombre). En la «Traducción Ecuménica» de la Biblia,
se lee: « YOSOY EL QUE SERÉ», lo que quiere decir:
«Viendo lo que Soy, Jo que voy a Ser y a hacer con
ustedes, en su historia, descubrirán quién Soy Yo».
(E. Charpentier: «Para leer el Antiguo Testamento»).
Así que Dios es (más que llamarse), Aquél que
descubrimos al actuar en nuestra vida.
Además, todo este razonamiento sobre la manera
de pronunciar el nombre de Dios, ¿no es una discusión
insignificante, sabiendo que Cristo nos enseñó a
llamarlo «Padre»?
29
,.
I
(
•;::
s
.}osylos hombres».
•k'.rihcipío
}iáman santos?
Desde los tiempos apostólicos, la Iglesia Católica
ha enseñado que Cristo es el «único mediador entre
Dios y los hombres». Pero esto no significa que él no
haya dado un papel a los santos en la Historia de la
Salvación. En Mt 10, 7-8 y 28, 19 se revela que el
Señor Jesús confirió poderes ministeriales a sus
apóstoles, a fin de que éstos colaboraran con él en su
misión salvadora.
Además, en Apocalipsis 5, 8, se nos presenta la
función de los santos como intercesores a nuestro
favor: « Y en cuanto tomó el rollo, los cuatro seres
vivientes y los veinticuatro ancianos se pusieron de
rodillas delante del Cordero. Todos ellos tenían arpas,
y llevaban copas de oro llenas de incienso, que son
las oraciones del pueblo santo» (lit. «de los santos»).
Hay que tenerpresente, por lo tanto, ·que los santos
no ejercen una mediación distinta de la de Cristo, sino
que están asociados a su misma misión.
30
Como en una Secretaría de Gobierno los subal­
ternos del titular no ejercen una actividad distinta y
autónoma, sino que trabajan unidos a él, así los santos
ejercen una mediación dentro del papel que el mismo
Cristo les otorgó.
En los Hechos de los Apóstoles aparecen muchos
casos en los cuales Dios no actúa directamente, sino
por medio de sus siervos, .los santos. Uno de ellos es
el de Saulo de Tarso, quien recobró la vista por manos
de Ananías, y no directamente por Cristo, .con quien
se había encontrado en el camino a Damasco (Hch 9,
1-19). Porotraparte, elmismolibro reportaquemuchos
enfermos acudían a los apóstoles para lograr la salud;
no se dirigían directamente a Dios, y no obstante
recibían las gracias deseadas:
« Ysacabanalos enfermosa las calles, poniéndolos
en camas y camillas para que, al pasar Pedro, por lo
menos su sombra cayera sobre alguno de ellos.
También de los pueblos vecinos a Jerusalén acudía
mucha gente trayendo enfermos y personas
atormentadas por espíntus impuros; y todos eran
sanados» (Hch 5, 15-16).
De todo esto se pueden sacar dos conclusiones.
En primer lugar, Dios no tiene celos de sus siervos los
santos. Al contrario, por medio de ellos recibe mayor
gloria, porque resplandece su grandeza en la humildad
de los que lo aman. En segundo lugar, la Iglesia es
una familia. Y así como pedimos a nuestros amigos
que recen por nosotros, con mayor razón lo podemos
pedir a nuestros hermanos los santos, que gozan de
la presencia de Dios.
31
Es verdad que en dichos textos se prohíben las
imágenes y las estatuas, pero es igualmente verdad
que, en otros textos, Dios ordena esculpir estatuas,
como en Ex 25, 18; Nm 21, 8; 1R 6, 23-29; 7, 25-29.
Encontrándonos aparentemente ante una
contradicción, es necesario que veamos el por qué de
la prohibición, para comprender el motivo y no
quedarnos con la impresión de que una prescripción
legal se opone a otra.
¿ Cuál es el motivo para que Dios prohíba esto?
La respuesta la tenemos antes y después de las
palabras que lo prohíben:
«No tengas otros diosesapartede mí. No tehagas
ningún ídolo ni figura de lo quehay arriba en el cíe/o, ni
de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en el
mar debajo de la tierra. No te ínclínef delante de ellos
ni les rindas culto, porque yo soy el Señor tuDios, Dios
celoso que castiga la maldad de los padres que me
odian, en sus hijos, nietos y bisnietos» (Ex 20, 3-5).
32
Como se ve, lo que prohíbe Dios es «construirse»
otros dioses, pues el pueblo judío era propenso a eso.
En Ex 32, 1-8 se relata que, en ausencia de Moisés
se fabricaron un becerro de oro y lo adoraron. Dio�
prohíbe la idolatría, no las estatuas o las imágenes
como si éstas fueran malas en sí mismas. Esto lo
podemos verclaramente en Ex 25, 18, cuandoel mismo
Dios ordena esculpir dos querubines para adornar el
arca de la alianza: «... con dos seres de alados de oro
labrado a martillo en los dos extremos».
Otro ejemplo lo encontramos en Nm 21, 8, donde
Dios dice a Moisés:
« Ye!Señor le dijo:hazteuna serpiente como ésas,
Y ponla en el asta de una bandera. Cuando a/guíen
sea mordido por una serpiente, que mire hacía fa
serpiente del asta, y se salvará. Moisés hizo una
serpiente de bronce y la puso en el asta de una
bandera, y cuando a/guíen era mordido por una
serpiente, miraba a la serpiente de bronce y se
salvaba» (Nm 21, 8-9).
.
Así pues, lo importante es comprender que,
mientras no haya peligro de tomar como dioses ni a
los dos querubines, ni a la serpiente, Dios manda
esculpirlos. Pero Israel cometió un grave error, y llegó
el día en que vio a la serpiente como a una divinidad.
Entonces, Dios ordenó su destrucción:
«Efue quien quitó los santuarios paganos, hizo
pedazos las piedras sagradas, rompió las
33
/
representaciones de Aseráy destrozó la serpiente de
bronce que Moisés había hecho y a la que hasta
entonces los israelitas quemaban inciensoy llamaban
Nehustán» (2 R 18, 4).
Los textos mencionados alprincipiode este capítulo
también hablan de estatuas. No es necesario
transcribirlos, cada cual podrá leerlos en su Biblia. En
el Nuevo Testamento no hay ninguna prohibición al
respecto. Pero se menciona una circunstancia que era
propicia para que Jesús condenara el uso de las
imágenes, mas no lo hizo. Se trata del momento en el
que presentaron al Señor una moneda con la imagen
del César. Y de su parte, no hay ninguna palabra de
desprecio y de condena contra ella (Me 12, 16-17).
¿Ouién cree hoy en día que Dios prohíbe las
imágenes? ¿En qué casa no hay una foto de alguna
persona querida? Lo que Dios prohíbe es la idolatría.
Por eso la Iglesia Católica prohíbe también la idolatría.
No enseña a adorar a los santos o a sus imágenes,
sino exhorta vivamente a los cristianos a que se sirvan
de la devoción a ellos para acercarse más a Dios,
imitando sus virtudes, y haciéndose ayudar con su
intercesión.
Además de las imágenes y las estatuas, la Iglesia
venera las reliquias de los santos, no como si tuvieran
poder por ellas mismas, sino en virtud de las personas
a las cuales pertenecieron.
34
E1culto de las reliquiasno se opone a la enseñanza
de la Biblia. En Mt9, 20, se lee que una mujer, al tocar
el manto de Jesús, quedó curada gracias a ello. Otro
texto sagrado, Hch 5, 15, describe la curación de
muchos enfermos al ser tocados por la sombra de
Pedro. Y en Hch 19, 11-12 se lee:
« YDios hacía grandes milagros por medio de
Pablo, tanto que hasta los pañuelos o las ropas que
habían sido tocados por su cuerpo eran llevados a los
enfermos, yéstos se curaban de sus enfermedades, y
los espíritus malignos salían de ellos. »
Otro texto muy significativo, que vale la pena tener
presente para entender el culto a las reliquias, es el
siguiente:
«Siseo murióylo enterraron. Ycomo año tras año
bandas de ladronesmoabitas invadían el país, en cierta
ocasión en que unos israelitas estaban enterrando a
un hombre, al ver que una de esas bandas venía,
arrojaron al muerto dentro de la tumba de Elíseoy se
fueron. Pero tan pronto como el muerto rozó los restos
de Elíseo, resucitóy se puso en pie>> (2 R 13, 20-21).
La eficacia que da Dios a lo que perteneció a
algunos de sus siervos, nos demuestra que la
veneración a estos objetos no es superstición. A Dios
agrada el respeto que tenemos a sus más fieles siervos
y a cuanto les perteneció.
35
'¡
.,
«Amarás al Señor, tu Dios, con lodo tu corazón,
con toda tu almaycon toda tu mente>> (Dt 6, 5; Mt 22,
37). Las supersticiones comprenden el conjunto de
prácticas rituales y creencias basadas en el
pensamiento mágico o en una religiosidad degradada,
instrumental y embaucadora. La superstición y la
verdadera religión son realidades incompatibles. Sin
embargo, existen católicos que «sin quererlo», por
ignorancia, las practican de modo habitual.
Algunos califican hoy a la práctica religiosa como
superstición, lo cual tendría fundamento si dicha
práctica no fuera relacional entre Dios y el hombre.
Efectivamente, la religión nos lleva hacia Dios, en
cambio la superstición acaba con nuestra fe en Dios
porquetiendehacia otra dirección. SantoTomás afirma:
« El culto al único y verdadero Dios es algo propio de la
religión. Luego, la superstición se opone a la religión»
(STh. 11-11 q92 a.1 ). Lejos de liberar al hombre, las
prácticas supersticiosas lo esclavizan:
Hay muchas y muy variadas formas de
superstición. Entre ellas podemos mencionar:
36
1 . Superstición como culto indebido a Dios. La
devocióna lossantos es querida por Dios, pues a través
de ellos vemos la grandeza de su poder y amor hacia
los hombres. La devoción popular que se tiene a
algunas imágenes de santos se desvirtúa por el
significado último, en su intencionalidad, pues, se
colocan en las casas o en los negocios no con el fin de
imitar sus virtudes, orar con ellos, pedir su intercesión,
conocer su vida y obra (para llevarnos a Dios) a favor
de la Iglesia, de los hombres y de la fe, sino con el fin
de obtener buena suerte, éxito en los negocios,
conseguir novio (a), alejar el mal y atraer el bien. La
falsa devoción a «san Juditas», san Martín Caballero,
san Antonio, etc., son el ejemplo típico de una
religiosidad desviada, puesto que se les ve como
amuletos y no como a santos que son.
2. Superstición por adivinación. Es la pretensión
de conocer lo que está más allá del poder normal de la
inteligencia y de la fe. El verdadero conocimiento de
las cosas se alcanza mediante la investigación y el
estudio. La invocación a los muertos, el espiritismo, la
quiromancia, el tarot, la brujería y la magia (para
beneficiarse o dañar a otros), la astrología en general,
etc., son medios irracionales para conocer lo que
supera nuestras posibilidades, pero sólo nos llevan al
engaño, pues no se tiene el conocimiento de que Dios
es el Señor de la historia y de la vida que participa a
través de su Iglesia en la salvación de los hombres.
3. Superstición de las vanas observancias. Es la
utilización de signos vacíos de todo contenido: nopasar
37
por debajo de una escalera, no pisar objetos en forma
de cruz, la creencia en días y colores favorables o
desfavorables, números cabalísticos, pócimas y
ungüentos para obtener éxito, etc. En todas partes se
ofrecen técnicas esotéricas y místicas para adquirir la
«armonía interior» mediante fórmulas y símbolos,
«métodos de concentración», poniendo en realidades
humanas (videntes, adivinos, magos, espiritistas) la
confianza que hay que poner sólo en Dios y en sus
sacramentos verdaderos.
4. Superstición como idolatría. Los que ponen su
confianza en objetos que tienen un supuesto poder en
sí mismos, en el poder de ciertos elementos (como los
metales, pirámides magnéticas, fórmulas mágicas y
encantamiento); amuletos y talismanes (como la pata
de conejo, el ojo de venado, etc.) son «la presa fácil»
para quien lucra con sus compras y se aprovecha de
la ingenuidad de estas personas. Ningún elemento
tiene poderes sobrenaturales por sí mismos o
elementosmágicos. Quienes aseguran esto no son sino
charlatanes que se agregarían al consumismo
materialista de nuestro tiempo.
La práctica de portar medallas, escapularios,
reliquias, etc., o de pronunciar jaculatorias o fórmulas
sagradas, es buena y legítima si se llevan o se
pronuncian como una manera de reconocer y de
expresar la necesidad que tenemos del auxilio divino
o como un modo de reverenciar a Dios; pero puede
ser una práctica supersticiosa si ponemos nuestra
confianza en la materia de la que están hechos, en el
38
hecho físico dellevarlospuestos, o en su pronunciación
material cómo fórmulas mágicas. ,
En la Biblia, Dios prohíbe las creencias supersticio­
sas, porque al entregarse a ellas, el hombre termina
por destruirse a sí mismo y nunca conocerá el
verdadero amor de su Padre: «Cambiaron la verdad
de Dios por la mentira, y adoraron y sirvieron a la
creatura en vez del Creador» (Ro 1, 25. ver también:
Lev 19, 31; Dt 18, 11; Is 8, 19).
La Evangelización es el medio más eficaz para
combatirtodas estas desviaciones que practica mucha
gente, muchomás de lo que imaginamos. La ignorancia
de las verdades fundamentales de la fe, la falta de
evangelización y el descuido pastoral, fomentan la
proliferación de creencias desviadas y el avance de
las sectas en el pueblo católico.
39
/
1
1
Objeción:
En los Mandamientos de la ley de Dios leemos:
«Ten en cuenta el sábado para consagrarlo al Señor,
tal como el Señor, tu Dios, te lo ha ordenado. Trabaja
seis días yhaz en ellos todo lo que tengas que hacer,
pero el séptimo día es día de reposo consagrado al
Señor tu Dios. No hagas ningún trabajo en ese día, ni
tampoco tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava,
ni tu buey, ni tu asno, ni ninguno de tus animales, ni el
extranjeroque vive en tus ciudades, paraque tu esclavo
y tu esclava descansen igualque tú» (Dt 5, 12-14).
« YMoisés les dijo: "eso es lo que el Señor ha
ordenado. Mañana es sábado, un reposo consagrado
al Señor. Cocinen hoy lo que tengan que cocinar y
hiervan lo que tengan que hervir, y guarden para
mañana todo lo que sobre"» (Ex 16, 23; ver también
Is 66, 23).
40
La pregunta es: ¿Por qué entonces los católicos
no guardan el sábado?
Respuesta
Esta cuestión del sábado es bastante antigua. Por
lo menos siete veces encontramos en los evangelios
la narración de las polémicas suscitadas entre Cristo y
los fariseos. He aquí las citas de los textos relativos:
Mt 12, 1-8; Me 3, 1-6; 2, 23-28; Le 6, 1-5; 6, 6-11; 13,
10-17; 14, 1-6. En uno de estos debates, Jesús
concluyó:
«... el sábado sehizo para elhombre yno elhombre
para el sábado. Por esto, el Hijo del hombre tiene
autoridad también sobre el sábado» (Me 2, 27-28).
Hay que tener presente que lo importante de este
mandamiento es destinar un día de cada siete para el
descanso y el culto. De hecho la palabra «sábado»
viene del hebreo «sabatt», que quiere decir
«descanso». Los hebreos contaban los días con los
números ordinales: primero, segundo, tercero...y al
séptimo (día de descanso) daban el nombre de
«sabatt».
Los primeros cristianos comprendieron el verdadero
significado de este mandamiento y, para no crear
confusión con la religión judía, escogieron para su
descanso el domingo por ser el día de la Resurrección­
y de la venida del Espíritu Santo, que son dos
acontecimientos de capital importancia para la vida de
los cristianos. He aquí algunos textos bíblicos que
41
demuestran que el cambio del día de descanso, del
sábado por el domingo, es de origen apostólico:
«5primer día de la semana nos reunimos para
partir el pan, y Pablo estuvo hablando a los creyentes.
Como tenía que salir al día siguiente, prolongó su
discurso hasta la media noche» (Hch 20, 7).
«En cuanto a la colecta para los del pueblo santo,
háganla según las instrucciones que di a las Iglesias
en la provincia de Galacia. Los domingos cada uno de
ustedes debe apartar algo, según lo que haya ganado,
y guardarlo para que cuando yo llegue no se tengan
que hacer colectas» (1Co 16, 1-2).
No tiene sentido protestar contra el cambio querido
por los apóstoles, refiriéndose al Antiguo Testamento,
como si Cristo todavía no hubiera venido a salvarnos.
A este propósito escuchamos la amonestación de
Pablo:
«Porlo tanto, que nadie los critique a ustedes por
lo que comen o beben, o por cuestiones tales como
días de fiesta, lunas nuevas o sábados. Todo esto no
es más que la sombra de lo que ha de venir, pero la
verdadera realtdad es Cristo» (Col 2, 16-17).
42
Es verdad que en la Biblia hay una larguísima lista
de animales que no pueden comerse. Anotamos aquí
algunas de las citas relativas: Lv 11, 1-3; Dt 14, 3-20.
En estos textos se habla de animales puros e impuros.
La dificultad está en observar la letra y no el espíritu
de la Palabra de Dios.
Esta distinción se funda probablemente en que
algunos animales estaban relacionados con los dioses
subterráneos y demonios cananeos que producían
horror a los israelitas. También habían influido motivos
higiénicos. El pueblo de Israel reviste estas cosas de
carácter religioso para distinguirse así de los otros
pueblos. Si la causa de la división de los animales no
fuera la que aquí se alude, sin duda ésta sí vino a
fomentar en el judaísmo su separación de los demás
pueblos.
Los israelitas se consideraban «puros»· y a los
paganos los consideraban «impuros». Entre estos dos
43
1
mundos no había posibilidades de comer en una misma
mesa y de tener relaciones familiares. Pero por encima
de esta impureza ritual, los profetas insisten en la
purificación del corazón (ver Is 1, 16; Jer 33, 8; Sal 51,
12). En esta perspectiva se comprende mejor la visión
de Pedro enJope, en la cual, el cristianismo dio término
a esta división (Hch 1O, 9-16).
Apropósito de la impureza de las manos, objetada
por los fariseos, Jesús considera la cuestión de forma
más general. La Ley atribuía impureza a algunos
alimentos (Lv 11), peroJesús enseñaque lo importante
es la pureza moral:
«Luego Jesús llamó a la gente y d!io: escuchen y
entiendan: "Lo que entra por la boca del hombre no es
lo que lo hace impuro, al contrario, lo que hace impuro
al hombre es lo que sale de su boca"» (Mt 15, 10-11).
En San Marcos, se dice expresamente: «Con esto
quiso decir que todos los alimentos son limpios» (Me
7, 19b)
San Pablo en la carta a los Romanos 14,14 afirma:
« Yo sé que nada hay impuro en símismo; como
creyente en el SeñorJesús, estoy seguro de ello» (Rm
14, 14).
Yrefiriéndose directamente a los alimentos declara
sin ambigüedad en 1 Tm 4, 4-5:
44
«Pues todo lo queDios ha creado es bueno; y nada
debe ser rechazado si lo aceptamos dando gracias a
Dios, porque la palabra de Dios y la oración lo hacen
puro» (Ver también: 1Tm 4, 1-3).
Después de estos textos, no tiene sentidoquedarse
«bloqueado» por las enseñanzas del Antiguo
Testamento y noquerer comprender que su verdadero
sentido fue revelado por Cristo, en el Nuevo. Todos los
alimentos, absolutamentetodos, son puros en el Señor.
« Coman ustedes todo lo que se vende en la
carnicería, sin preguntar nada por motivos de
conciencia; porque el mundo entero, con todo lo que
hay en él, es del Señor» (1Co 1O, 25-27).
45
Aquienes no han profundizado suficientemente en
la palabra de Dios, estopodríaponerlos en crisis. Como
dijimos en el capítulo anterior, no hay que tomar los
textos de la Biblia aisladamente, pues se corre el peligro
de contraponerlos. Es importante tener presente
aquellos textos que aparentemente son contradictorios
paraestudiarlos y comprender la verdaderaenseñanza.
Ante todo veamos por qué se prohibía comer la
sangre de los animales. En el Antiguo Testamento la
sangre es considerada como el «alma» que da la vida:
« Yopedirécuentas a cada hombrey a cadaanimal
de la sangre de cada uno de ustedes. A cada hombre
le pediré cuentas de la vida de su prójimo» (Gn 9, 5).
«. . . Porque todo ser vive por la sangre que está en
él, y yo se la he dado a ustedes en el altar para que
por medio de ella puedan ustedespagar el rescate por
46
su vida, pues es la sangre la que paga el rescate por la
vida. "Por lo tanto, digo a los israelitas: Ninguno de
ustedes, nide los extranjeros que viven entre ustedes,
debe comer sangre"» (Lv 17, 11-12).
«Pero de ninguna manera deben comer la sangre,
porque lasangre es la vida,· asíque no deben comer la
vida junto con la carne» (Dt 12, 23).
Puesto que la vida pertenece a Dios, que es quien
la da, es natural que le prohíba al hombre comer la
sangre (Sal 104, 29).
Esta es la mentalidad judía y la conclusión lógica
que sacan los apóstoles cuando surgen los primeros
problemas entre los paganos convertidos y los judíos,
que quieren imponerlestodas sus tradiciones. Pero una
vez superado el problema coyuntural con los judíos, la
enseñanza queda clara y sin peligro de ser mal
interpretada.
Excepto uno de ellos, todos los textos del Nuevo
Testamento, relativos a este tema, declaran superada
esta mentalidad. Veamos algunos:
«Luego Jesús llamó a la gentey dijo: "Escucheny
entiendan: lo que entra por la boca del hombre no es
lo que lo hace impuro. Al contrario, lo que hace impuro
al hombre es lo que sale de su boca"» (Mt 15, 11).
«Porque el reino de Dios no es cuestión de comer o
beber determinadas cosas, sino de viviren justicia, paz
y alegría por medio del Espíritu Santo» (Rm 14, 17).
47
,
«Portanto, que nadie los enrique a ustedes por lo
que comen o beben, o por cuestiones tales como días
de fiesta, lunas nuevas o sábados» (Col 2, 16-17).
«Oaro que el que Dios nos acepte no depende de
lo que comemos; pues no vamos a ser mejores por
comer, ni peores por no comer. Pero eviten que esa
libertad que ustedes tienen hagan caer en pecado a
los que son débiles en su fe» (1 Co 8, 8-9).
48
No hay duda de que si uno quiere apoyar esta
conclusión con algunasfrases de la Biblia, encontraría
bastante material. Lo incorrecto de este proceder es
tomar algunos textos prescindiendo de los demás, que
afirman lo contrario, y cerrar los ojos ante las realidades
históricas, que han demostrado lo contrario de ciertas
afirmaciones categóricas al respecto.
Aunque Cristo habla de su venida con una fuerza
que no admite duda alguna, la indeterminación de su
llegada forma el núcleo de su enseñanza:
«En cuanto al día y la hora nadie lo sabe, ni aun
los ángeles del cielo, ni el Hijo. Solamente lo sabe el
Padre» (Mt 24, 36).
Cristo compara la incertidumbre de su venida con
el asalto nocturno de un ladrón (Mt 24, 42-44). Las ,
parábolas sobre la vigilancia (Mt 24, 36; 25, 13) ilustran
el mismo concepto: la absoluta certeza de su venida y
la absoluta incerteza sobre el tiempo de su llegada.
49
.
Los primeros cristianos estaban muy preocupados
por no saber entender los textos que parecen anunciar
la inminente venida del Señor Jesús. San Pablo los
amonesta:
«Ahora, hermanos, encuanto alregreso de nuestro
Señor Jesucristo y a nuestra reunión con él, les
rogamos que no cambien fácilmente de manera de
pensar ni se dejen asustar por nadie que diga haber
temdo una revelación del Espíritu, o haber recibido una
enseñanza dada depalabra o porcarta, según la cual,
nosotros habríamos afirmado que el día del regreso
del Señor ya llegó. No se dejen engañar de ninguna
manera. Pues antes de aquel día tiene que venir la
rebelión contra Dios, cuando aparezca el hombre
malvado, el que está condenado a la perdición» (2Ts
2, 1-3).
Los apóstoles no sabían cuándo sería la venida
del Señor. Y si tenían la sensación de que ésta era
inminente, se sirvieron de ello para subrayar las
enseñanzas de Jesús, exhortando a los discípulos a
estar preparados:
«Pero el día del Señor vendrá como un ladrón.
Entonces los cielos se desharán con un ruido
espantoso, los elementos serán destruidos porelfuego,
y la tierra, con todo loquehay en ella, quedará sometida
alJuicio de Dios» (2 P 3, 1 O).
Todo esto debe hacernos pen,sar en nuestro
encuentro con el Señor, que coincide con el momento
de nuestra muerte. Cada vez que uno de nuestros
50
hermanos pasa a la otra vida, debemos reflexionar
sobre el fin del mundo material, y prepararnos como
se debe para nuestra propia muerte. Hay que corregir
ciertasdesviaciones que no nos llevan al Reino de Dios.
Como ya se ha dicho, además de saber interpretar
la Palabra de Dios, es necesario conocer la realidad
histórica. Desde hace mucho tiempo algunos «falsos
profetas» han anunciado el inminente fin del mundo y
hasta fijaron fechas en que éste debía ocurrir. Muchos
creían que el año dos mil iba a marcar este fin del
mundo. Pero no fue así. Últimamente los Testigos de
Jehová han ido asustando a la gente para crear un
estado de nerviosismo entre los desprevenidos y
asegurarles la salvación a cuantos se adhieren a su
secta.
E1 fundador de esta secta, que entre otros errores
niega la divinidad de Jesucristo, Carlos Rusell, profetizó
que la venida del Señor iba a ser el año 1914. Según
él, en esta fecha Jerusalén iba a ser una ciudad libre
del dominio pagano. También profetizó que en 1914
se acabaría la Iglesia Católica. Y no sólo eso, sino que
este mismo año marcaría también la destrucción de
todos los gobiernos, bancos, escuelas e iglesias.
Cuando llegó el fatídico año, viendo que no había
ocurrido nada, los Testigos de Jehová postergaron la
fecha una y otra vez. Rusell murió en 1916. Lo sucedió
Joseph f. Ruterford, que continuó anunciando el fin del
mundo con nuevas fechas, fruto de «nuevos estudios».
Para él, el año 1925 era el año del reino de Dios; en
esta fecha iban a resucitar 70 patriarcas. Para acoger
51
a estos resucitados, los Testigos de Jehová
construyeron una hermosa mansión llamada «la Casa
de los Patriarcas» en San Diego, California. Pero
Ruterford terminó ocupándola, y hasta hoy nadie ha
hecho caso a su profecía. ¿Hasta cuándo continuará
engañando a los desprevenidos?
Para no caer en lo ridículo, es mejor atenerse a las
palabras de Cristo, que aseguró que nadie sabe ni el
día ni la hora, y que es preciso estar siempre
prevenidos.
52
Esta es la enseñanza quedivulgan los Testigos de
Jehová. Pero, para que uno no se desanime y se
adhiera a su secta, dan otra posibilidad de salvarse a
medias.
He aquí lo que enseñan en su libro «La verdad
que lleva a la Vida Eterna».
« VÍal Cordero, que estaba de pie sobre el monte
Sión. Con él había ciento cuarenta y cuatro mil
personas que tenían escrito en la frente el nombre del
Cordero y de su Padre. V cantaban un canto nuevo
delante del tronoydelante de los cuatro seres vivientes
yde los ancianos. Ninguno podía aprender aquel canto,
sino solamente los ciento cuarenta y cuatro mil que
fueron salvados de entre los de la tierra» (Ap 14, 1.3)
«Los que son llamados por Dios para participar en
tal servicio celestial son pocos. Como Jesús dijo, son
53
un "rebaño pequeño': Años después de su regreso al
cielo, Jesús dio a saberel númeroexacto en una visión
dada al apóstol Juan, quien escribió: "117 y ¡miren! El
Cordero de pie sobre el monte S16n y con él ciento
cuarenta y cuatro mil. .. que han sido comprados de la
Tierra.
No obstante, los del "rebaño pequeño" que va al
cielo no son los únicos que reciben salvación. Como
hemos visto, tendrá súbditos terrestres felices. Jesús
se refirióa éstos como sus "otras ovejas"de las cuales
aún ahora una gran muchedumbre sirve a Dios
fielmente» (Pág. 77).
E1 sistema que usan los Testigos de Jehová
consiste en sacar los textos que les conviene, pero
esto es muy arbitrario. No tienen en cuenta el contexto,
mueven a su antojo el punto y la coma, y cambian el
sentido en la traducción.
Ante todo hay que notar que, en elApocalipsis, San
Juan utiliza conprofusiónel simbolismo de los números:
el 12 significa la perfección y el 1,000 una multitud
indeterminada. Los144, 000 (12 al cuadrado significa
la perfección y 1,000 una multitud indeterminada)
representan,por consiguiente, la multitud de los fieles
de Cristo, que son un número indefinido.
Es un error craso el despojar estos números del
simbolismo, pues de tomarlos al pie .de la letra, esta
afirmación se opondría a otros textos bíblicos que
afirman que la salvación esta abierta a todos, y no a
un número determinado de personas.
54
«.. .pues él quiere que todos se salven y lleguen a
conocer la verdad» (1 Ti 2, 4).
La distinción que hacen los Testigos entre los 144,
000 y los demás «terrestres felices», no tiene
fundamento alguno en la Biblia, sino y solamente en
su fantasía. Dios en efecto, quiere que todos los
hombres, sin distinción, lleguen al Reino de los Cielos.
Dice San Pablo:
«No hay diferencia entre losJudíosy los no judíos;
pues el mismo Señor es Señor de todos, y da con
abundancia a todos los que lo invocan. Porque esto es
lo que dice: "Todos los que invoquen el nombre del
Señor, alcanzarán la salvación"» (Ro 10, 12-13).
Lo mismo afirma San Pedro:
«... Ahora entiendo que de veras Dios no hace
diferencia entre una persona y otra, sino que en
cualquier nación acepta a los que lo reverencian y
hacen lo bueno» (Hch 1O, 34-35).
En ninguna parte del Evangelio leemos que Cristo
vino solamente para un grupo de privilegiados. Al
contrario, su interés para con lospecadores demuestra
su deseo de salvar a todos los hombres:
«Pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y
salvar lo que se había perdido» (Le 19, 1O).
Por eso ordenó a sus apóstoles que fueran a
predicar «a toda la creación»:
55
« Yies dijo: "Vayanpor todo el mundo y anuncien a
todos la buena noticia",,,, (Me 16, 15).
E1 Evangelio también ignora cualquier otro género
de salvación que no sea la felicidad celestial. Nuestro
Señor mismo nos dijo en qué consiste esta felicidad:
« Y1a vida eterna consiste en que te conozcan a t�
el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú
enviaste,,, (Jn 17, 3).
En cuanto a los textos que presentan los Testigos
de Jehová para describir la nueva tierra, que prometen
a los que no pueden formar parte de los 144,000, son
de dosclases: delAntiguoTestamento y delApocalipsis.
En el Antiguo Testamento, los profetas describían la
felicidad que esperaba a los desterrados valiéndose
de imágenes poéticas y de prosperidad material. Así
acentuaban la alegría que daría el Mesías. El texto del
Apocalipsis que hace mención del «cielo nuevo y tierra
nueva» (Ap 21, 1), es idéntico al de lsaías 65, 17. Se
trata claramente de una imagen de la Patria Celestial.
San Juan no pone ninguna oposición entre el cielo y la
tierra, como si dos grupos diferentes debieran habitar
el uno y la otra. Al contrario, aparece claramente que
se trata de una sociedad completa.y única de todos
los que serán salvados:
« Vla ciudad santa, la nuevaJerusalén, quebajaba
del cielo, de la presencia de Dios. Estaba arreglada
como una novia vestida para suprometido. Yoí una
fuerte vozque venía del tono, y que decía:Aquí está el
56
fugar dondeDios vive con loshombres.
_
Vivirácon �/los,
y ellos serán sus pueblos, y Dios mismo estara con
ellos como su Dios,,, (Ap 21, 2-3).
Evidentemente, el «cielo nuevo y la tierra nueva»
forman una sola patria, la de los bienaventurados que
alcanzarán la salvación.
57
fyiuchos creen en la existencia de un destino que
esta marcado desde el día de su nacimiento. Los
sinsabores de la vida, y el anhelo de la realización
personal, hacen que muchas personas intenten buscar
en este destino, la explicación de sus males y los éxitos
de otros.
.
Ouien vive resignado, pensando que sus males no
tienen remedioporque son consecuencia inevitable de
su «mala
_
e�trella», o «mala suerte», se autodestruye
en el pes1m1smo y, amargado, contempla el triunfo de
los que, según él, nacieron para triunfar.
No hay en la Sagrada Escritura afirmación alguna
de una doble predestinación, sí de una elección.
Tampoco se niega la condenación del hombre. El ·
hombre tiene libertad para condenarse si rechaza libre
Y voluntariamente la iniciativa de Dios, su Padre; 0
salva�se si cree en su Palabra y la pone por obra. No
es Cristo el que condena, sino el hombre quien se
condena a sí mismo por no haber creído en Él (cf. Jn
3,17), Y por no haberlo amado en sus semejantes (cf.
Mt 25, 31-45). Dios no ha predestinado a nadie al
infierno.
58
En elAT no aparecela palabrapredestinación, pero
sí existía entonces la creencia en una elección de Dios.
Por su benevolencia y sin tener mérito alguno, Dios
escoge en el Pueblo de Israel al hombre mismo, sin
condicionamientos, prevaloraciones o prejuicios. En el
Nuevo Testamento aparece ya una idea más clara de
la voluntad de Dios sobre el hombre: la decisión de
salvarlo es suya (cf. Ga 4, 4-6). La doctrina de la
Predestinación a la Salvación es desarrollada por san
Pablo: «en Cristo, Dios nos ha elegido desde antes de
la creación del mundo para ser santos e inmaculados
en el amor, predestinado en la adopción como hijos
suyos en Cristo» (cf. Et 1, 4-5; Rm 8, 28-30). Pero esta
iniciativa divina no elimina la libertad humana.
Algunos siglos después, sanAgustín supo conjugar
dos enseñanzas aparentemente opuestas de la
Escritura: la gratuidad de la predilección divina por el
«elegido» san Pablo y el amor de Dios a todos los
hombres. Nunca enseñó la predestinación a la
perdición; tampoco que Dios prefiere a unos y desecha
a otros, pues quien es el Justo por excelencia no puede
rechazar a alguien sin culpa. La elección de Dios a
todos los hombres para la salvación incluye la libertad:
«el que te creó sin ti, no te salvará sin ti», decía el
obispo de Hipona.
Pensar que todo esfuerzo es inútil, pues de todos
modos habrá salvación, es olvidar que la colaboración
del hombre con Dios tambiénestá prevista eternamente
por ÉL Lo que resulte de la existencia terrena de cada
individuo se verificará en el juicio final (cf. Mt 25, 31-
59
45). Los santos que han sido canonizados por la Iglesia
dan testimonio de que una vida de esfuerzo, de amor y
de virtud es reflejo del obrar de Dios (cf. Jn 3, 13 ss).
E1 hombre debe descifrar los acontecimientos
adversos de su vida para interpretar qué es lo que
quiere Dios de él: la conversión yla renuncia al pecado,
a los complejos, a las posiciones absurdas. Debe poner
atención a las cuestiones personales que hay· que
cambiar para renovarse y ser «hombre nuevo» (cf. Jn
3, 1-12; 2 Co 4, 16-18), en vez de justificarse con la
absurda idea de ser predestinado a vivir mal.
60
' 'ij�y,ª�spuéScJe la muerte, porque
difla �trt1...vidaa-contárnoslo.
__ :'[#�
:
UelirJfierno los tenemos
- '}:�i�9.f,�)�<!� V.ida. .
Hay muchas personas que no creen en la _otra vida
por dos motivos: primero porque no les conviene q�e
ésta exista; segundo por ignorancia. Creer en el premio
o castigo de las obras que uno hace, o�liga_ muchas
veces a cambiar de vida. Por ignorancia dicen que
creerían si alguien viniera del «más allá» a decírselos.
Efectivamente, Alguien (con mayúscula) vino a
decírnoslo. Este Alguien es Jesucristo.
Veamos algunas citas del Evangelio, donde el
Señor Jesús nos habla del paraíso, llamándole con
varios nombres: «Reino de los Cielos», «Reino de
Dios», «Reino del Padre», «Wda Eterna».
En Mateo 5, 3 leemos:
«Dichosos los que tienen espíritude pobres, porque
de ellos es el reino de los cielos».
En Mateo 13, 40-43, Jesús nos habla del castigo y
del premio eterno:
61
«Así como la mala hierba se recoge y se echa al
fuego para quemarla, así sucederá también al fin del
mundo. El Hijo del hombre mandará a sus ángeles a
recoger de su reino a todos los que hacen pecar a otros,
y a los que practican el mal. Los echarán en el horno
encendido, y vendrán el llanto y la desesperación.
Entonces los justos bnllarán como el sol en el reino de
su Padre. Los que tienen oídos, oigan)).
Veamos dos citas más, en las cuales se le llama al
Paraíso de manera distinta:
« Ysi tu ojo te hace caer en pecado, sácate/o,· es
mejor que entres con un solo ojo en el reino de Dios, y
no que con los dos ojos seas arrojado alinfierno, donde
losgusanos no mueren y elfuego no se apaga)) (Me 9,
47-48).
En San Lucas 22, 30 Cristo llama «mi Reino» a la
morada definitiva de los hombres: «... y ustedes
comerán y beberán a mi mesa en mi reino, y se
sentarán en tronos para juzgar a las doce tribus de
Israel)).
En otras partes de la Biblia se nos dice algo sobre
nuestra condición de bienaventurados:
«Lomismo pasa con la resurrecciónde los muertos.
Lo que se entierra es corruptible,· Jo que resucita es
incorruptible. Lo que se entierra es despreciable,·Jo que
resucita es glorioso. Lo que se entierra es débil,· lo que
resucita es fuerte. Lo que se entierra es un cuerpo
62
material,· Jo que resucita es un cuerpo espi�i�ual. Si hay
cuerpo material, también hay cuerpo espmtual>> (1Co
15, 42-44).
La intimidad queel alma tendrácon_
Dios en el cielo,
sus relaciones con los santos, suinmunidad
_
co�tra todo
pecado, son gozos que nuestro entend1m1ento no
puede alcanzar:
"Pero como se dice en la Escritura: "Dio� ha
preparado para los qu_e lo aman c�sas que nadie ha
visto ni oído, y ni siqwera pensado)) (1Co 2, 9).
La felicidad suprema que allí se 9º:-� excluye
forzosamente todo mal, sea éste moral o f1s1co:
«Secará todas las lágrimas de ellos, y ya no habrá
muerte, ni llanto, ni lamento, ni d�lo:,· porque todo lo
que antes existía ha dejado de ex1s!Jr» (Ap 21, 4).
63
'�hquéparte
.t.Jrilicacíón?
·n'e.$tado
Dos concilios han definido la existencia del
purgatorio: el de Florencia y el de Trento. Este último
dice textualmente:
«La Iglesia Católica, instruida por el Espíritu Santo,
basándose en las Escrituras y en la Tradición de los
Padres, ha declarado en otros concilios sagrados, y
recientemente en este Sínodo Ecuménico, que existe
un purgatorio, y que las almas allí detenidas pueden
ser ayudadas por los sufragios de los fieles, y
principalmente, por el aceptable sacrificio del altar»
(sesión 25).
En la Biblia encontramos algunos pasajes que nos
obligan apensar en eseestadode purificación. Se trata
del Segundo Libro de los Macabeos .12, 43-46, en
donde se lee que entre los judíos caídos en la guerra
se hallaron amuletos. Aquellos hombres se habían
apoderado de ellos por superstición o por la codicia en
64
el ataque a la ciudad de Yamnia. La ley Prohibía el uso
de amuletos, y la muerte de aquellos hombres fue
considerada como un castigo. Mas, como esos
hombres habían muerto luchando por Yahvé, Judas
organizó una colecta y envió dos mil moned�� _
a
Jerusalén, a fin de que ahí se ofreciera un sacnf1c10
por los caídos, implorando a Dios su perdón.
En el NuevoTestamento encontramos que el Señor
habla de pecados que pueden ser perdonados «en la
otra vida» (Mt 12, 32). Esta «otra vida», en la que se
perdonan los pecados, los Santos Padres la llamaron
«purgatorio».
En1Co 3, 10-15, San Pablo habla de un fuego que
«probará la obra de cada cual». Orígenes, San
Jerónimo, San Ambrosio, y San Agustín dicen que en
este pasaje el apóstol se refiere al purgatorio. También
encontramos en otros escritos de los Padres la misma
creencia en el purgatorio. Tertuliano (160-240) habla
dos veces sobre las misas que se celebran el día del
aniversario del difunto:
«Ofrecemos sacrificios por los muertos una vez al
año, como si celebráramos su onomástico» (De Cor.
Mil. 3).
«La viudafiel hace oraciónpor el alma de su esposo
difunto, pidiendo por el refrigerio y compañía con ella
después de resucitados: y con este objeto hace
oblaciones del día del aniversario de su muerte» (De
Monog 10).
65
San Agustín escribe en su librn «Confesiones» lo
que le dijo Santa Mónica, si.J madre:
«Entierra este cadáver donde quieras; no te af!tja
en modo alguno su cuidado. Lo que síte encarezco es
que donde quiera que estés te acuerdes de míante el
a/tarde/ Señor» (Confes. 11, 27).
San Cirilo de Jerusalén (315-386) escribe:
«Luego rogamos por los santos Padres y por los
obispos que nos han precedido, así como por todos
los que han muerto en comunión con nosotros, pues
creemos que las almas por las cuales se'ruega reciben
gran ayuda mientras se celebra el santo y tremendo
sacrificio» (Cath. Myst. 5, 9).
E1 purgatorio se ve lógicamente necesario porque
sabemos que muchos mueren sin haber alcanzado un
amor tan grande que hayan podido purificar su vida.
Por otra parte, el perdón que han obtenido de su pecado
los salva del castigo eterno. Para ellos es necesaria
una purificación adecuada a sus necesidades. A este
propósito, San Agustín escribe en «De Civitate Dei»,
24:
«Hay muchos que salen de esta vida ni tan malos
que no merezcan ser mirados con misericordia ni tan
buenosque tenganderecho a entrar enseguida a gozar
de la bienaventuranza».
66
:Jiasustar;.enseñando
iqv!paS,tffJOetemOpara
;:.11;
•·•·•:(c�héd/»·significa
;lbr)móselee en el credo?
,'''.'.'."'•··,,,,•,;.•·::
Contestamos empezando por la última pregunta.
Realmente el credo nos enseña que Cristo:•bajó a l�s
infiernos». San Pedro nos Explica para que fue Jesus
a ese lugar:
«... y de esta manera fue a proclamar su victoria a
/os espíritus que estaban presos» (1P 3, 19).
Para poder entender la palabra «infiern_o», Y_ la
bajada de Cristo «a/osinfiernos», veamos qu� sentido
le daban los judíos a la palabra «sheol». Segu� �ob, el
sheol es el «lugar de reunión de todos los vw1entes»
(Job 30, 23). Israel imaginaba la vida de u
_
ltratum?a
como una sombra de existencia, sin valor Y sin alegna.
El sheol es un marco que encierra estas sombras: se
10 imagina como una tumba, un «sepu/cr�>� (Sal 30,
11; Ex 28, 8). Allá descienden todos los _v1�1en!es (Is
38, 18; Ez 31, 14) y ya no volverán a subir Jamas (Sal
67
88, 1O; Job 7, 9). Por lo tanto, siguiendo la terminología
judía, «bajar a los infiernos»quiere decir bajar al lugar
de los muertos.
E1 infierno, como lugar de terribles castigos, es algo
muy distinto. Jesucristo, al referirse a este lugar, no
habla de un reino donde descansan los muertos, sino
del lugar donde los pecadores reciben su castigo en el
otro mundo: (Mt 5, 22-29 ss; 23, 15. 33; 1O, 28; 18; 9.
15. 33; Me 9, 43. 45-47; Le 12, 5). Veamos algunos de
estos textos:
«No tengan miedo de losque matan el cuerpo pero
no pueden matar el alma;teman más bienalque puede
hacer perecer alma y cuerpo en el infierno» (Mt 1O,
28).
«S·tu mano te hace caer en pecado, córtate/a; es
mejor que entres manco en la vida, y no que con las
dos manos vayas a parar al infierno, donde el fuego
que no se puede apagar. Ysi tu pie te hace caer en
pecado, córtate/o,· es mejor que entres cojo en la vida,
y no que con los dos pies seas arrojado alinfierno. Ysi
tu ojo te hace caer en pecado, sácate/o,· es mejor que
entres con un solo ojo en el reino de Dios, y no que
con los dos ojos seas arrojado en el infierno» (Me 9,
43. 45-47).
« Yo les voy a decir a quién deben tenerle miedo:
ténganle miedo al que, después de qwtar la vida, tiene
autondad para echar en el infierno. Sí, ténganle miedo
a é/,, (Le 12, 5).
68
Además de estos textos, hay otros pasajes que
1 ,ncen referencia a este lugar de tormentos (Mt 8, 12;
1 , 42. 50; 18, 8; 22, 13; 24, 51; 25, 30. 40). También
hI n Bautista habla del mismo lugar:
« Trae su aventador en la mano, paralimpiar el trigo
v epararlo de la paja. Guardará el trigo en su granero,
pero quemará la paja en un fuego que nunca se
,,pagará» (Le 3,17).
Lo mismo leemos en Mt 3, 12; la carta de Judas 7,
y en el Apocalipsis 20, 9-14; 21, 8.
E1 elemento más importante del infierno es el fuego,
orno signo de tormentos y dolor: Mt 3,12; 5, 22; 13,
42. 50; 18, 8ss.; Me 9, 43 -47; Le 3, 17; Jud 7; Ap 20,
-14; 21, 8. Este fuego es «inextinguible» (Mt 3, 12;
Me 9, 33 ss. 47; Le 3, 17) o «eterno» (Mt 18, 8; 25, 41;
Jud 7). Allí es el llanto y el crujir de dientes de los
condenados (Mt 13, 50; 24, 51).
Como se puede constatar, son demasiados los
textos que encontramos sobre este lugar de suplicio.
No hay lugar a dudas. Lo más terrible del infierno es
que allí el hombre no podrá gozar jamás de la amistad
de Dios.
69
. a
s
e
9
::��Ja, Tradición cuando
. ,,,Jmdato de Diospara
... ,ljgfnb��? (Me 7, 8).
Siempre es peligroso formarse una idea usando
frases sueltas de la Biblia. Puede haber el peligro de
sacar conclusiones completamente opuestas a la
voluntad de Dios.
En primer lugar hay que aclarar qué entiende la
Iglesia Católica por Tradición. Es la misma Palabra de
Dios comunicada a los hombres oralmente. Parte de
la Tradición está contenida en la Sagrada Escritura, y
parte llegó a nosotros a través de las enseñanzas de
la Iglesia, a la cual el mismo Jesucristo le confió este
ministerio:
« Vayan, pues, a las gentes de todas las naciones,
y háganlas mis discípulos,· bautícenlas en el nombre
del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo» (Mt 28, 19).
Por lo tanto, la Escritura es un fruto d� la Tradición:
las dos tienen la misma importancia. Por varios años,
losApóstoles enseñaron la palabra de Dios oralmente,
70
luego, se sintió la necesidad de poner por escrito
algunos hechos y dichos de Nuestro Señor, que los
Apóstoles habíanvisto y escuchado. San Juan termina
su evangelio diciendo:
«Jesús hizo muchas otras cosas,· tantas, que sise
escribieran una por una, creo que en todo el mundo no
cabrían losltbros en que podrían escnbirse» (Jn 21, 25).
Hay varios textos más que documentan la exis­
tencia y la importancia de la Tradición:
«Asíque, hermanos, sigan firmes y no se olviden
de las tradiciones que les hemos enseñado personal­
mente y por carta» (2 Ts 2,15).
«Sigan practicando lo que les enseñé y las
instrucciones que les di, lo que me oyeron decir y lo
que me vieron hacer: háganlo así y el Dios de paz
estará con ustedes» {Flp 4, 9).
((Lo que me has oído decir delante de muchos
testigos, encárgaselo a hombres de confianza que sean
capaces de enseñar a otros» (2 Tm 2, 2).
Cabe recordar un testimonio importantísimo del
siglo 11. Es San lreneo que vivió en los años 140-205:
((En todas las iglesias del mundo se conserva viva
la tradición de los apóstoles, pues podemos contar a
todos y cada uno de sus sucesores hasta nosotros.
¡Cómo sería largo enumerar aquí la lista de obispos
que sucesivamente han ocupado las silla de Roma, la
71
mayor y másantigua delasiglesias, conocidas en todas
partes y fundada por San Pedro y San Pablo! La
tradición de esta Sede basta para confundir la soberbia
de aquellos que por su malicia se han apartado de la
verdad, pues, ciertamente, lapreeminencia de laIglesia
de Roma es tal, que todas las Iglesias que aún
conservan la tradición apostólica están en todo de
acuerdo con sus enseñanzas».
Un os cin cuenta años más tarde, Orígenes,
condenando la opinión herética de que la Biblia era la
única fuente de fe, escribió:
«Lo único verdaderamente cierto es lo que ennada
se aparte de la Tradición eclesiástica y apostólica»
También el Concilio Vaticano II explica la fe de la
Iglesia en la Tradición:
« La Tradición y la Escritura están estrechamente
unidas y compenetradas; manan de la misma fuente,
se unen en un mismo caudal, corren hacia el mismo
fin. La Sagrada Escritura es la palabra de Dios, en
cuanto escrita por inspiración del Espíritu Santo. La
Tradición recibe la palabra de Dios, encomendada por
Cristo y el Espíritu Santo a los Apóstoles, y la trasmite
íntegra a los sucesores de estos; para que ellos,
iluminados por el Espíritu de la Verdad, la conserven,
la expongan y la difundan fielmente en su predicación.
Por eso la Iglesia no saca exclusivamente de la
Escritura la certeza de todo lo revelado. Y.así, ambas,
se han de recibir y respetar con el mismo espíritu de
devoción» (Dei Verbum, 9).
72
·····•··--·•,··•,t:�l¡bfa.de Dios,
f
épJ[éosse han opuesto
-�fifbíendosulectura?
Dei Verbum
21, 26
I�oncilio
L
Vaticano 11
No negamos que ha habido casos de restricc!ón
por las arbitrariedades de al�unos, que han querido
Interpretar a su antojo la Biblia. Pero no �ay que
generalizar estas precauci�nes, ni hay m�t1vo
_
para
llamarlas «prohibiciones,, sin atender a la h1stona.
La Iglesia Católica, que.
Jesús fun d� so�re el
cimiento de los Apóstoles, siempre ha
.
d1fund1do la
Palabra de Dios, porque recibióesta consigna de parte
del mismo Cristo. Esto se expresa claramente en Mt
28, 19 y Me 16, 15.
En el siglo cuarto, san Jerónimo realizó la traduc­
ción de la Biblia a la lengua hablada P?r el pueblo, el
latín · durante la Edad Media, los monies emple�b�n
gran' parte del día transcribiendo textos d� la B1bll�.
Con acciones como éstas, la Sagrada Escritura pod_1a
llegar a más personas, y no sólo a unos cuantos
entendidos.
73
Los libros y sermones de esa época que han llegado
hasta nosotros, están saturados de textos bíblicos tan
atinadamente comentados, que asombran a' los
estudiosos de hoy. Cincuenta y cuatro años antes que
Martín Lutero publicara en alemán el Nuevo Testa­
mento, los católicos de Alemania habían empezado a
traducir la Biblia. Cuando Lutero dio a la imprenta su
«traducción», ya había en alemán 19 ediciones de la
Biblia, obras todas de los católicos, según se lee en la
«Historia de Alemania» de Janssen. Y toda Europa se
vio favorecida por el trabajo de lostraductorescatólicos.
Desde el 1450 hasta 1520 se publicaron 156 ediciones
en latín, 6 de hebreo y 26 en diferentes lenguas
europeas, incluyendo el ruso.
También existen numerosos escritos de los papas,
en los que se recomienda la lectura de la Biblia. En
1788, Pío VI escribía al arzobispo de Florencia:
« Tealabo lafelizidea dehacercircular por la masa
del pueblo ejemplares de laBiblia. Ella seráel antídoto
contra esa peste de libros infames, tan divulgados y
leídos hoy, hasta por el vulgo ignorante. La Sagrada
Escritura es un manantial riquísimo del que se puede
y debe sacar en abundancia pureza de doctrina, con
la que se han de mejorar las costumbresy se han de
arrancar de raízlos errores.»
Pocos años más tarde, Pío VII escribió a los
Vicarios Apostólicos de Inglaterra una cartaconcebida
en idénticos términos. En 1893, León XIII escribió una
Encíclica sobre la Biblia en la que nos urge a poner en
ella la debida atención:
74
«Bebamos en esa gran fuente de revelación
católica, que debe ser asequible a todo el reb�ño de
Jesucristo; fuente purísima de aguas siempre
cristalinas, porque no sufriremos Jamás el menor
atentado de enturbiarlas o corromperlas. Con la lectura
de la Biblia se ilumina y robustece la inteligencia, el
corazón se enciende y todo el hombre se resuelve a
progresar en la virtudy en el amor Divino.»
Como se ve por estos pocos documentos, la Iglesia
Católica siempre ha difundido la Biblia según las
circunstancias y los tiempos lo exijan.
75
JESUCRISTO
22. ¿Es Cristo un personaje histórico o inventado?
23. ¿Cuándo nació Jesucristo?
24. ¿Es Jesucristo simplemente un sabio?
25. ¿Es San Pablo el inventor de la Divinidad de
Cristo?
26. ¿Estuvo Cristo en la India?
27. ¿Murió Jesús en Cachemira?
28. ¿Destruirá a la iglesia el «Código da Vinci»?
29. ¿Por qué rendirhonor a la Cruz, si fue un medio
de suplicio?
30. ¿Por qué los Judíos no aceptaron a Cristo?
31. ¿Es Cristo un gran Médium?
32. ¿Por qué a Jesucristo se le llama «el Hijo del
hombre»?
33. ¿Realmente Jesucristo resucitó de la muerte?
76 77
Ciertamente hay más documentos sobre la
existencia de Cristo que sobre la de cualquiera de los
Césares de Roma. Además de los Evangelios, que
examinaremosdespués, existen documentos históricos
de autores famosos que fueron casi contemporáneos
de Cristo, los cuales dan testimonio de Él.
En el año 112, Plinio el Joven, que además de ser
un administrador político era un hombre serio e
inteligente, y un escritor firme y pintoresco, envió al
Emperador Trajano una detallada carta a propósito de
los cristianos. En ella le decía que los cristia.nos se
reunían, cantaban himnos a Cristo y se comprometían
con juramento a no ser ladrones, ni mentirosos, ni
adúlteros. Naturalmente no había nada de malo en todo
esto. Pero los sacerdotes de los dioses se quejaban
de los cristianos porque los templos paganos quedaban
desiertosy los vendedores de carne para los sacrificios
ya no hacían negocio. ¿Qué conducta debía observar
el magistrado romano?
78
Aquella carta y la respuesta de Traja�o pone� �n
evidencia que, en aquel tiempo, el cristianismo ex1st1a
ya sólidamente en Asia menor, y 1,as cris�ianos de
entonces sabían todos que pertenec1an a Cristo y que
lo tenían por Dios.
Poco después, un escrito del emperador Adriano,
dirigido en el año 125 al procónsul de �si
_
a, Munic}o
Fundano, confirmó el testimonio de Pllnio. El
.
mas
Importante testimonio viene de Tácito, el histonad?r
latino más importante. El escribe sus «Anales» hacia
el año 116, y nos habla de los cristianos a propósito
del incendio de Roma, que ocurrió en el año 64:
«Unrumor infamante atribuyó aNerón la orden del
Incendio. Para cortarlo de raíz, fingió él unos culpables
yentregó a las más refinadastorturas a unoshombres,
detestados por sus fechorías, a quienes el pueblo
llamabacristianos. ElnombrelesveníadeCristo, quien
bajo el reinado de Tiberio fue conden'!1do
_al suplicio
por el procurador de Galilea, Ponc10 Pi/ato. Est':1,
perniciosa secta, reprimida al comienzo, se expandto
de nuevo no solamente porJudea, donde había tenido
su origen, sino por la misma Urbe...»
Otro historiador contemporáneo de Tácito,
Seutonio, nombra en dos ocasiones a los cristianos �n
su obra: « Wda de los Doce Césares». En un pasaJe
confirma la persecución de Nerón, y en otro dice que
Claudia «expulsó deRoma a los judíos convertidos en
causa permanente de desórdenes bajo el impulso de
Cristo».
79
Ütro historiador de mucha importancia es el hebreo
Flavio Josefo. En su libro XVIII de las «Antigüedades
de losjudíos» se puede leer el siguiente pasaje, del
cual algunos ponen en duda su autenticidad:
«Enesta época apareció Jesús, hombre sabio, si
es preciso llamarle hombre, pues realizó cosas
maravillosas. Fue el maestro de quienes reciben con
alegríá la verdad, yarrastró a muchosjudíos, ytambién
a muchosgriegos. Aquel era el Cristo. Por la denuncia
de losjefes de nuestra nación, Pi/ato lo condenó a la
cruz,· pero sus fieles no renunciaron a su amor por éf­
pues al tercer día se les apareció resucitado como lo
habían anunciado los profetas, así como otras mil
maravillas a su respecto. Todavía existe hoy la secta
que de él ha recibido el nombre de cristianos.»
Conviene tener presente estos documentos de
suma importancia, para aclarar las dudas sobre la
historicidad de Cristo. Además de ellos, los Evangelios
nos iluminan abundantemente sobre los detalles de su
vida y de su misión. Sobre todo, nos comunican la
fuerza de su mensaje de salvación. Estos últimos son
los principalesdocumentos que testifican la vida y obra
de Jesucristo, el Hijo de Dios.
80
�
Sabemos que nuestra era empieza .,...
partiftndo de/año del Nacimiento de Jesucristo.
Pero, ¿cómo podemos saber exactamente la fecha
de su venida al mundo,
siJos_Evangeliosno la determinan?
Realmente no conocemos con exactitud ni el día
ni el año del nacimiento de Cristo. En el siglo VI, en
Roma, el monje Dionisio, el Exiguo, fijó el año uno de
esta erahaciéndolo coincidir con el año del nacimiento
del Salvador. El se basó sobre el texto de San Lucas,
que dice:
«Era el año .Quince del gobierno del emperador
Tiberio, y Poncio Pi/ato era gobernador de Judea.
Herodes gobernaba en Galilea, su hermano Filipo
gobernaba en /!urea y Traconítida, y Lisanias
gobernaba en Abilene. Anás y Caitás eran los sumos
sacerdotes. Por aquel tiempo, Dios habló en el desierto
a Juan, el hijo de Zacarías. Juan pasó por todos los
lugares junto al río Jordán, diciendo a la gente que
ellos debían volverse a Dios y ser bautizados, para
que Dios les perdonara sus pecados» (Le 3, 1-3).
De este texto se deduce que Juan empezó a predi­
car en el año 15 de Tiberio, y el ministerio de Jesús
81
inició un año después. Ahora bien, como San Lucas
(3, 23) dice que Jesús fue bautizado cuando tenía unos
treinta años, con sólo retroceder estos años con
relación al año 754 de la era romana (que recordaba
fa fundación de Roma), a Dionisia fe resultó fácil el cáf­
cufo. Pero no examinó bien la frase de San Lucas que
no determina exactamente fos años: «unos 30 años».
Para determinar el año del nacimiento de Jesús
es necesario tener presente otros datos que encon�
tramos en Mt 2, 1 y Le 1-2. San Mateo dice que Jesús
nació «durante ef reinado de Herodes». Lo mismo
leemos en Le 1, 5; 1, 26; Mt 2, 3; 2, 19-22. Además
sabemos, por ef historiador Flavio Josefa, que Herodes
murió el año 4 a. C. Esta fecha coincidió con un eclipse
de funa, que el mismo historiador reporta, ef cual ocurrió
poco antes de fa muerte del rey. La Astronomía sitúa
dicho fenómeno ef 12 de marzo del año 4 a. c.
En San Lucas 2, 1-3, encontramos otros datos
cro_n�fógicos, que se refieren al empadronamiento que
obhgo a san José y a fa María a ir a Belén. Este empa­
dronamiento, dice San Lucas, fue ordenado «siendo
Ouirino gobernador de Siria». Desgraciadamente
ningún autor profano refiere ese empadronamient�
general de todo ef imperio.
La céfebre inscripción de Augusto en Ancyra
(Ankara) menciona tresempadronamientos ordenados
por él: uno en 726 (28 a. C.), otro en 746 (8 a.C.) y ef
tercero en 767 (14 d.C.). No se sabe exactamente si
alguno de estos empadronamientos coincidió con el
nacimiento de Jesucristo; sobre todo porque no hay
82
certeza de que Quirino fuera entonces gobernador de
Siria.
De Quirinosabemos dos cosas ciertas: que fue dos
veces Legado y que una de sus legaciones tuvo lugar
a partir del año 6 después de Cristo. Qu�da por saber
si la otra fuera anterior a esa fecha, sI se le puede
situar en el período que va del año 4 a. C., al 1 d.C.,
tiempo en que la lista que poseemos, de l?s legados
en Siria, tiene una interrupción. Algunos pIens�n que
fue en este tiempo cuando Quirino ordeno otro
empadronamiento. Otros historiadores creen que se
trata del empadronamiento de los años 8-6 a.c., P_º�,
el
cual fue nombrado Quirino jefe de una de una comIsIon
imperial.
Por lo tanto se puede deducir que Cristo
ciertamente nació antes de la muerte de Herodes (4
_
a.
C.), entre el 4 y el 8 a. C. Haciendo un promedio,
muchos creen que Cristo nació en el 6 a. C.
En cuanto al día mismo del nacimiento, que hoy
todo el mundo celebra el 25 de diciembre, se sabe
menos todavía. En el siglo 111, Clemente de Alejandría
abogaba por el 19 de abril como fecha propicia para
celebrar la Navidad. Otros proponían el 28 de marzo.
En Oriente se admitió durante mucho tiempo el 6 de
enero. Solamente hacia el 350 fue cuando nuestra
fecha tradicional pareció mejor fundada.
Algunos piensan que la Navidad podría tener
alguna relación con la fiesta del dio� Mitra, o del <�B_ol
ínvenCJb/e», situada en concordancia con el solst1cI0
83
del invierno. Era costumbre que la liturgia cristiana
utilizara a veces antiguas fies·tas paganas para
santificarlas. El papa Gregorio Magno aconsejó a los
misioneros que envió a Inglaterra que «bautizaran los
usosylugares veneradosporlos idólatras,,_
Como puede verse, no es posible saber con
exactitud el año y el día del nacimiento de Jesucristo
pero en sí mismo no tiene mucha importancia. L�
trascendente es que la Segunda Persona de la
Santísima Trinidad hace tantos años (uno más, uno
menos no importa) vino al mundo para salvarnos.
84
::.:r�:.y·,¡_ ·¡'·1:;J''."·;H.,:';·...·:1·1 , -�,-
¡:
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·m,,
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tt,:••
·rn
.. ,... t:/'·::::.·..•. '!�)f{1"¡f:'.:ltl�!!fÍJl(l1, ..__ '
�:los Evangelio, es fácil
111ª$grande sabio que ha
. e lahumanídad.
-,�/íaiategarfa de Dios
'''ersonasufícientemente
'.�ip(iirlo, absolutamente no.
Tratándose de negar la divinidad de Jesucristo,
tomar como pretexto una cierta preparación intelectual
es un absurdo, y es pecar de presunción. Para disipar
toda duda al respecto, basta pensar en la interminable
lista de verdaderos genios, de fama mundial, que han
sido humildes adoradores de la divinidad de Jesucristo.
Algunos de ellos son: Dante Alighieri, Leonardo da
Vinci, Galileo Galilei, MiguelAngel Buonarroti, Giuseppe
Verdi, Louis Pasteur, Brannly, Fizeau, D. Duhem, Albert
Lapparent, Charles Nicille, Alexis Carrel, Adolfo Retté,
León Bloy, G. Marconi, Paul Claudel, F. Mauriac,
Jacques Maritain, Ernest Psichari, Roberto�Hugh, G.
K. Chesterton, Gemalli, Dr. Schweitzer, etc.
Pero lo que más vale es el aporte inestimable de,
los Evangelios, que los mismos incrédulos aceptan
como fuentes insuperables de sabiduría. No tiene
sentido aceptar una parte de la enseñanza de Jesús y
85
..(••·
desechar otra porque no conviene. Cristo, o fue un
verdadero «sabio», y entonces lo que dijo de sí mismo
es válido, o fue un loco que no sabía lo que decía.
Hasta la fecha nadie que haya presentado argumentos
serios ha aceptado la segunda alternativa. Por lo tanto,
es necesario examinar los dichos de Jesús que se
reportan en los evangelios, para así llegar a una
conclusión lógica, fundada en la verdad.
Veamos pues lo que dicen los evangelios.
Empecemos con eltexto más claro, que no admite duda
alguna:
«En el principio ya existía la Palabra; y aquel que
es laPalabra estaba con Dios y eraDios. Aquélque es
la Palabra se hizo hombre y vivió entre nosotros. Y
hemos visto su gloria, la gloria que recibió del Padre
por ser su Hijo Único, abundante en amor y verdad»
(Jn 1, 1.14).
Esto es lo que afirma San Juan al empezar su
evangelio, y él mismo nos refiere otras frases del mismo
Cristo que afirma, sin titubeos, que él es Dios:
«EPadre y Yo somos uno solo» (Jn1O, 30).
«Jesús les contestó: "les aseguro que Yo existo
desde antes que existieraAbraham"» (Jn 8, 58).
«Jesús le contestó: "Elque me ama hace caso de
mi palabra,· y mi Padre lo amará,· y mi Padre y Yo
vendremos a vivircon él"» (Jn 14, 23).
86
En la Última Cena, Jesús se dirige al Padre con su
ccoración sacerdotal», y dice:
« Todo lo que es mío es tuyo, y lo que es tuyo es
mio,· y migloria se hace visible en ellos» (Jn 17, 1O).
También san Lucas describe el origen divino de
Jesucristo:
«E ángel le contestó: "el Espíritu San!� vendr1
sobre 11; y elpoder de Dios altísimo se posara sobre !1.
Por eso, el niño que va a nacer será llamado santo e
Hijo de Dios"» (Lc1, 35).
«Luego todos le preguntaron: "así que �ú eres el
Hijo de Dios': Jesús les contestó: "ustedes mismos han
dicho que lo soy"» (Le 22, 70).
Además de los textos antesmencionados, conviene
tener presente los siguientes: Rm 9, 5, Col 1, 16-17;
Flp 2, 6-11; Ap1, 8.
Las palabras: «... voy al Padre porque él es más
que yo» (Jn14, 28) significan que el misterio del Ser
Divino, cuya fuente es el Padre, sobrepasa
infinitamente todo lo que los Apóstoles pudieron
contemplar en la persona de Jesús mientras cumplía
su vida terrenal. En otras palabras, Cristo afirma que
él, como hombre, es inferior al Padre.
87
Ante t?do es un error afirmar que «posteriormente»
a l?s escritos ?� l?s tres primeros evangelistas,entró
la idea de la d1v1nidad de Cristo, porque,globalmente
hablando,los escritos de San Pablo se escribieron
antes que los evangelios de San Mateo, San Marcos
San Lucas.
'
He aquí la cronología de los escritos en cuestión:
San Pablo:
Carta a los Tesalonicenses:
Carta a los Corintios
Gálatas y Romanos:
'
Cartas a los Colosenses y Efesios:
Cartas a Tito y a Timoteo:
Evangelios:
San Marcos:
San Mateo y San Lucas:
88
Año 51
Año 57-58
Años 61-63
Años 65-67
Año 63;
Año 70-80
Aparte de la cuestión del tiempo, veamos el
contenido de estos tres evangelios,dejando aparte el
de San Juan, el más tardío, del cual ya hemos
presentado en el capítulo anterior sus abundantes
alusiones sobre la divinidad de Cristo.
A continuación presentamos un esquema de los
tratado.sen los cuales se afirma la divinidad de Cristo.
Las citas de los textos ayudarán a profundizar el tema
yendo a las fuentes.
1. Cristo es el Juez de todos los hombres (Mt 10, 32;
16,27; Me 8,38)
2. Tiene poder para perdonar los pecados (Me 2,10-
12; Le 5, 23-24)
3. Conoce los pensamientos de los hombres (Mt 9,4;
16,17; Me 2,8; 8,17; Le 6, 8)
4. Conoce el futuro (Me 9,29-30; Mt 23, 35; Le 19,22)
5. Es llamado Hijo del Altísimo por el Arcángel Gabriel
(Le 1,32)
6. Es llamado Hijo por el mismo Dios Padre desde el
cielo (Mt 3,17; 17,5)
7. Es eterno como su Padre (Mt 21,33-41; Le 1O, 18;
Mc 12,1-9)
8. Llama a Dios «su Padre» y conoce sus secretos (Mt
11,25-28; Le 1O,21-23)
9. Cuando le preguntan si él es el Hijo de Dios,Jesús
contesta afirmativamente (Me 14,61)
Como se puede constatar, hay bastantes textos
bíblicos, además de los de san Pablo y san Juan,para
aclarar toda duda sobre la divinidad de Cristo.
89
::/i~Sofrecen abundantes
'(Je Jesucristo fue un
•
·
•púkHJal.Pero no se habla de su divinidad
.,,,. ii11Jeros Evangelios, llamados sinópticos.
tfJJfJflfé San Pablo, influido porla cultura
igfii&!:piigáha, exaltó a Cristo hasta hacerlo Dios.
;:'.',.~;:.l'-.'. ,';,~~-.-.;,;-,". ':: .-_,, '
?!
; 'li���� C>ris/om son verda eros
;).�{ ........ . .. f!,ft.lJ)f)t}iq que él aprendió en la India '
:':.-��Sttt;ff(ü.e� i;PS(udiarhasta los treinta años.
.
Sorprende ve� cómo en pleno siglo XXI se aceptan
af1rmac1ones tan simples y sin ningún fundamento sólo
porque éstas se leen en un libro. Todo lo que su�na a
no�edad encuentra en el público tanta hambre, que
anima a unos cuantos listos que quieren enriquecerse,
aprovechando de su desarrollada fantasía. Esto lo
podemos constatar tanto en la moda, como en los
encabezados de los periódicos.
La idea de que Cristo haya ido a estudiar a la India
es fruto de la fantasía y codicia de un escritor moderno
�ue supo manejar bien la pluma, sin escrúpulos, y si�
interesarse en lo más mínimo en atenerse a los hechos
históricos.
.
Son muchos los que se preguntan dónde estuvo
Cnsto de los 12 a los 30 años. Los evangelios pasan
por al
_
to este período de su vida. En uno de los capítulos
an�enores repo�amos las pocas citas extrabíblicas que
existen sobre Cristo. Los autores de estas citas nodicen
90
nada de esta presencia de Cristo en la India. Tampoco
en los evangelios encontramos indicios al respecto.
¿De dónde, pues, sacan la noticia de que Cristo
fue a estudiar magia a la India? No hay otra fuente que
la fantasía. Pero, ¿realmente los evangelios nos dejan
en la oscuridad sobre el período de los 12 a los 30
años de la vida de Cristo?
Si examinamos bien el texto de San Lucas,
veremos que unas palabras nos revelan dónde vivió
(en Nazaret), y cómo crecía:
«Entonces volvió con ellos a Nazaret, donde viv16
obedeciéndolos en todo. Su madre guardaba todo esto
en su corazón. YJesús segula creciendo en sabidurla
yestatura, ygozaba delfavor deDiosyde loshombres»
(Le 2, 51-52).
En Marcos 6, 2-3 leemos:
«Cuando llegó el sábado, comenzó a enseñar en
la sinagoga. Y muchos oyeron a Jesús, y se
preguntaron admirados: '¿Dónde aprendióéste tantas
cosas? ¿De dónde ha sacado esa sab1durla y los
milagros que hace? ¿No es este el carpintero, el hijo
deMar/ayhermano de Santiago, José, JudasySimón?
¿ Yno viven sushermanas también entre nosotros?" Y
no tenlan fe en él.»
La gente que lo conocía no comentaba: «¡Qué
maestros tan insignes tuvo esteJoven!» sino: «¿Cómo
91
··
•••~ ·••e
··
~ºinttc. ,· #
esposible que este carpintero, a quien todos conoce­
mos, pueda hacer esto?»
Además, en el Evangelio de San Juan se afirma
claramente que Jesús no tuvo maestro alguno:
«Losjudíos decían admirados: '¿Cómo sabe este
tantas cosas, sin haber estudiado?"» (Jn 7, 15).
92
Ante todo, conviene tener presente que el
verdadero desarrollo cultural, social y científico llevan
lógicamente al hombre a ser menospresumido, menos
categórico y más hambriento de la verdad. Sentirse
superior a otros, creer haber alcanzado una gran
sabiduría, despreciar la cultura de los demás, es una
manifestación evidente de que uno vive en un estado
cultural subdesarrollado.
Sorprende mucho constatar que hoy en día hay
quienes aprecian como «cultos» y aceptan como
«científicos» argumentos que sólo son «ciencia­
ficción». También hay autores de cuentos que se
autonombran «científicos» y «hombres cultos». Hay
que tener cuidado.
·•
Este es el caso de cuantos han aceptado el libro
de «Jesús vivió y murió en Cachemira», como una
revelación científica. Ante todo hacemos notar que
93
Faber Káiser no hizo ningún descubrimiento al darnos
a conocer la existencia de una tumba en Cachemira
que se atribuye a Cristo. He aquí el proceso histórico
de esta pseudo noticia:
Hace unos cien años, un cierto Mizra Gulam
Ahmed, de ascendencia musulmana, fundó una secta
llamada Ahmadía. Él mismo se proclamó "el nuevo
profeta de los musulmanes, el Mesías de los cristianos
el maestro de los últimos días de los hindúes, el Meí�
Darbahmi de los zoroástricos, la última y nueva
esperanza de la humanidad".
Para ser original y sensacional al mismo al mismo
tiempo, inventó la historieta de que Jesús fue
descendiendo de la cruz simplemente desmayado. Al
curarle las heridas, se restableció, y huyó a Persia.
Posteriormente, permaneció en Palestina durante
cuarenta díasconsus discípulos, y a continuación salió
en busca de las diez tribus perdidas de Israel, que se
creían diseminadas por las comarcas de Afganistán y
Cachemira. Según Mizra Gulam, Cristo murió allí a la
edad de 120 años, y está enterrado en una tumba que
se halla en Shrinagar (Cachemira).
Los hindúes atribuyeron esta tumba al profeta Yus
Asal, de la generación de los bodisatva, seres perfectos
que aspiran a la categoría de Buda.
Esta historieta, de que se dicen descubridores
Faber Káiser y todos sus ingenuos lectores, viene
contándose desde hace unos cien años, reproducién­
dose en enciclopedias, diccionarios y libros sobre las
94
religiones universales. Si los estudiosos serios no le
han dado ninguna importancia, se debe lógicamente a
su tinte fantástico y sin ningún fundamento histórico.
E1 hecho de que el tema sea presentado por un
escritor de ciencia-ficción, y no por un científico serio,
demuestra su infundado valor histórico. Quien quiera
que tenga un mínimo de sensatez rechaza que se
pueda volver ·1a historia al revés sólo porque a un
mahometano de Cachemira, que se hace llamar
«Mesías,,, se le ocurre inventar una historieta.
La argumentación pseudo-científica de Faber
Káiser está orientada a demostrar que Jesús no murió
en la cruz. En su narración empieza diciendo: «el
verdadero objeto de la crucifixión no era la muerte
Inmediata, sino una tortura que se prolongaba a lo largo
de tres o cuatro días,,. En verdad, el sufrimiento de los
crucificados podía durar muchas horas. Pero este
«podía durar,, no quiere decir «debía durar,,.
Oue Cristo murió al cabo de tres horas nos lo
aseguran los textos evangélicos (únicos documentos
que nos dan un testimonioverdadero), y la investigación
científica. Casi todos los que han estudiado la muerte
de Cristo emiten diagnósticos sobre la base de grandes
perturbaciones cardíacas y respiratorias. Heinz
Zlmmermann afirma que «la causa propiay última de
Is muerte de Jesús fue la fuerte disminución de la
Irrigación sanguínea coronaria, consecuencia del
colapso ortos/ático. Resultó más destructivo, más
mortal, el poco flujo de sangre al corazón que a la
cabeza,,.
95
¿Por qué y ¿por qué? Respuestas a los hermanos protestantes
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¿Por qué y ¿por qué? Respuestas a los hermanos protestantes

  • 1. Luist:Butera o/., msp Ediciones Misioneros Servidores de la Palabra PROMOCIONES HUMANAS, A. C. ~ , - - J(PfJll/ qué; y¿<Parquéf"
  • 2. EDICIONES MISIONEROS SERVIDORES DE LA PALABRA E-mail: edivacmsp@terra.com.mx 06470 México, D. F. Tel. 55 66 74 68 PROMOCIONES HUMANAS, A. C.· Reg. CANIEM No. 1164 INTRODUCCIÓN Se dice que el hombre es un filósofo nato, porque, desde que empieza a comprender algo, busca el por qué de las cosas. Muchas veces un niño de seis años confunde a su madre con sus continuas preguntas: «¿Porquéesto... ?» «¿Porquéesto otro... ?» En el aspecto religioso, la mayoría de las personas quedaron en un estado infantil. Saben tanto, o menos, de lo que aprendieron a los seis u ocho años, cuando iban «a la doctrina». Además de este «analfabetismo religioso», que encontramos tristemente difundido en la mayoría de los que se llaman cristianos, ha ido creciendo el ataque contra el catolicismo de parte ciertos grupos religiosos e ideologías «laicas». Todo esto crea confusión, dudas y alejamiento de la Iglesia. La presente publicación quiere dar una respuesta, clara y sencilla, a las principales interro­ gantes que inquietan a los cristianos de hoy. Pero, más que en un libro de apologética, hemos pensado y preparado un libro de instrucción popular, que ilumine el camino y ayude a evitar descarrilamientos. Somos conscientes de que no hemos respondido más que a una mínima parte de las preguntas que el pueblo se hace. Lo hemos hecho a sabiendas, para no caer en el peligro de abordar cuestiones de poca importancia y producir un libro que, por el tamaño y el 5
  • 3. precio, pudiera ser prohibitivo para los lectores interesados. · En esta nueva edición hemos aumentado el contenido de nuestro libro añadiendo respuestas a otras interrogantes que han surgido en los últimos años. El acelerado desarrollo de la ciencia, la técnica, el arte, la política, la economía, etc:, tiene sin duda muchos aspectos positivos. Pero no se puede ignorar que también existe para el hombre el peligro, cada vez mayor, de ir en pos de fábulas que lo alejan de la verdad y pueden hundirlo en la infelicidad (cf. 1 Ti 4, 1 ). También consideramos pertinente aclarar que los textos bíblicos están tomados de la Biblia Misionera, comentada por los Servidores de la Palabra. Se trata de una Biblia Ecuménica, cuyatraducción es asequible precisamente a los cristianos de otras confesiones y no sólo a los católicos. En ella puede ampliarse la reflexión sobre estos temas. Hemos agregado la abreviatura « lit. », que Indica «literal», en los textos donde se hace necesario reportar la palabra exacta que aparece en los originales de la Sagrada Escritura. 6 7
  • 4. INTERROGAN1TtS E:N LA.E>IE>LtA 1. ¿Por qué la Biblia no es como otros libros? 2. ¿Cómo nació la Biblia? 3. ¿Por qué la Biblia es la palabra de Dios? 4. ¿Por qué hay errores científicos en la Biblia? 5. ¿Por qué los católicos no dejan libertad en la interpretación de la Biblia? 6. ¿Qué son los evangelios apócrifos? 7. ¿Cuál es el verdadero nombre de Dios: Jehová o Yahvé? 8. ¿Es antíbiblico ir a Dios por medio de los santos? 9. ¿Están prohibidas las imágenes y las estatuas? 10. ¿Es la superstición contraria a la fe? 11. ¿Por qué los católicos guardan el domingo y no el sábado? 12. ¿Por qué los católicos comen animales impuros? 13. ¿Está prohibido comer la sangre de los animales? 14. ¿Está cerca el fin del mundo? 15. ¿Son 144 mil los que se salvarán? 16. ¿Existe la predestinación? 17. ¿Quién nos asegura que existe el paraíso? 8 18. ¿Acaso la Biblia habla del purgatorio? 19. ¿Es la existencia del infierno una mala interpretación de la de la Biblia? 20. ¿Es la Tradición contraria a la enseñanza de Cristo? 21. ¿Por qué los católicos prohíben la lectura de la Biblia? 9
  • 5. Los cristianos, como los judíos -para el Antiguo Testamento-, consideramos los libros de la Biblia no como cualquier libro de información o consulta. Estos textos han marcado por siglos la espiritualidad y la forma de vida de la Iglesia. Todo se debe a una razón decisiva: contienen la Revelación de Dios a los hombres. La doctrina de la Iglesia sobre este punto siempre ha sido clara. Heredó de Israel el amor a los libros santos, el celo por salvaguardarlos y la disponibilidad para encontrar en ellos el mensaje divino para cada tiempo. Prueba de ello es lo que llamamos Nuevo Testamento, pues fue escrito teniendo como fondo el mensaje delAntiguoTestamento. Esto equivale a decir que los primeros cristianos leyeron, interpretaron y vivieron el mensaje de los libros santos. Los evange­ lios son un testimonio claro. Por ejemplo san Mateo. Este evangelio inicia conectando el mensaje de Dios a los antepasados con lo sucedido en Jesucristo; lo hace a través de las llamadas citas de cumplimiento: «Esto 10 sucedió para que se cumpliera lo dicho por elprofeta...» (Mt 1, 22-23; cf. 1, 5-6; 2, 15. 17-18. 23). De igual manera los padres antiguos hicieron comentarios directos a la Sagrada Escritura, versículo por versículo, en algunos casos; de manera que la pastoral, lateología, la catequesis, esdecir, todo estaba impregnado de la espiritualidad de la Palabra. San Agustín, san Jerónimo, san Gregario Magno y otros dejaron todo un tesoro en la riqueza espiritual de la Iglesia. Laépoca medieval también contribuyó con lo suyo: comentarios, tratados apropósitode la Biblia, y, aunque hubo en algunos ambientes cierta distancia del estilo de los padres, surgieron grandes expositores de la enseñanza de la Escritura: santo Tomás de Aquino, san Buenaventura, entre otros. Actualmente a través de la Constitución Dei Verbum, del Concilio Vaticano 11, la Iglesia ha expuesto su fe milenaria en los libros santos. Este documento contribuyó enormemente en el rumbo que la Iglesia había de tomar en los tiempos recientes. En ella se insiste en hablar de la Revelación- de Dios y del valor que ésta tiene, para los hombres: «Dispuso Dios en su sabiduría revelarse a sí mismo y dar a conocer el misterio de su voluntad, mediante el cual los hombres, por medio de Cristo Verbo encarnado, tienen acceso al Padre en el Espíritu Santo y se hacen consortes de la naturaleza divina» (DV 2). Esta revelación tenía que permanecer íntegra: 11 j
  • 6. «Dispuso Dios benignamente que todo lo que había revelado para la salvación de los hombres permaneciera íntegro para siempre y se fuera transmitiendo a todas las generaciones» (DV 7). De manera que a través de la predicación oral, primero, y después, poniendo por escrito el mensaje, transmitieron el Evangelio. Poner por escrito el mensaje no fue iniciativa exclusiva deloshombres, ante todo es fruto de la acción del Espíritu Santo; Dios es su autor: «Las verdades reveladas por Dios que se contienen y manifiestan en la Sagrada Escritura, se consignaron por inspiración del Espíritu Santo... tienen a Dios por autor y como tales se le han entregado a la misma Iglesia» (DV 11). La Sagrada Escritura no es, pues, un recetario o colección de doctrinas cristianas, es ante todo, testimonio perenne de la condescendencia de Dios y de su misericordia por el hombre: «En la Sagrada Escritura, pues, se manifiesta salva siempre la verdad y la sabiduría de Dios, la admirable condescendencia» de la sabiduría eterna, «para que conozcamos la inefable benignidad de Dios, y de cuánta adaptación de palabra ha usado teniendo providencia y cuidado de nuestra naturaleza» (DV 13). De modo que el contacto con las Escrituras es necesario para penetrar en el misterio de Oios, que se nos manifestó en Jesucristo: «lléguese, pues, gustosamente, al mismo texto sagrado, ya por la sagrada liturgia, llena del lenguaje de Dios, ya por la 12 lectura espiritual, ya por las instituciones aptas para ello... pero no olviden que debe acompañar la oración a la lectura de la SagradaEscritura para que se entable el diálogo entre Dios y el hombre; porque a Él hablamos cuando oramos y a Él oímos cuando leemos las palabras divinas» (DV 25). Por todo lo que nos dice la constitución «Dei Verbum» podemos entender el por qué de la primacía y valor de la Biblia. No es sólo un texto de lecturas edificantes o que da sabios consejos.Estamos ante el misterio de Dios, abierto a lo largo de la historia y de la experiencia de la humanidad. Su lectura y meditación, con una guía y preparación adecuada, nos pone en sintonía con la gracia que impregna toda la vida. Gracias a la Escritura, el hombre es conducto y objetivo de la acción divina; por lo cual el hombre, alimentado y empapado por el mensaje del texto, desarrolla una espiritualidad de la Palabra -nacida de ella-que la convierte en «lámpara para mis pasos, luz en mi sendero» (Sal 119, 105). Nada mejor para el hombre de hoy que requiere de algo que lo ilumine y oriente en su vida; aquello que lo reviste de fortaleza ante las seducciones y grandes tentaciones, y que lo anima para no desfallecer ante lo fuerte de las luchas cotidianas. La Sagrada Escritura es tan necesaria en nuestro tiempo como lo fue para el Israel antiguo y como lo fue para los primeros cristianos, a fin de comprender el misterio de Jesucristo. 13
  • 7. La palabra Biblia viene del griego y significa «libros». El mismo nombre nos dice que no se trata de un solo libro, sino de un conjunto de libros. Exactamente son 73 libros: 46 pertenecen al Antiguo Testamento y 27 al Nuevo Testamento. E1 Antiguo Testamento fue escrito en el transcurso de casi mil años por varios autores, y es toda una preparación a la definitiva Alianza entre Dios y los hombres, sellada con la sangre de Cristo. El Nuevo Testamento nos presenta la gran manifestación"del amor de Diosmediantesu Hijo, hechohombre. Nuestro Señor Jesucristo no escribió obra alguna. Los 27 libros del Nuevo Testamento fueron escritos casi todos por sus Apóstoles y por otros discípulos suyos. Respecto al número de los libros inspirados, hay cierta dificultad entre la Iglesia Católica y [as múltiples denominaciones protestantes, pero la discrepancia no es tan importante como se creyó en un tiempo. Los libr◊�•de Tobías, Judit, Sabiduría, Eclesiástico, Baruc, 14 los dos libros de los Macabeos y algunos fragmentos de Ester (10, 4; 16, 24) y de Daniel (3, 24-90; 13, 14) son el motivo de la controversia: mientras los católicos los aceptamos como parte de la revelación divina, los otros grupos no. La Iglesia Católica siempre los ha aceptado como inspirados por haber sido adoptados desde un principio en el Canon Alejandrino. Este canon es la lista de libros en hebreo traducidos al griego por los «70 sabios» de Alejandría, hacia el año 150 antes de Cristo (Biblia «de los Setenta»). La Biblia queusaban �h@lasemítica no contenían estos? libros. Por este motivo,fueron llamados «Deuterocanónicos». Jesucristo nunca citó expresamente dichos libros Deuterocanónicos; pero de las 350 citas del Antiguo Testamento contenidas en el Nuevo, 300 están directamente tomadas de la versión griega «de los setenta». Dieciocho de estas citas están tomadas de la Sabiduría, Eclesiástico y Judit. Estos libros debieron ser familiares a los cristianos de los primeros siglos, pues en las catacumbas se han encontrado pinturas que se refieren a ellos. Una de estas pinturas es laescenade Susaria con los ancianos que la calumniaron (Dn 13). -b<:2X,td l3 - Aproximadamente hasta el año 200 d. C., estos libros fueron propiedad indiscutida de la Iglesia. Pero llegó un momento en que noparecieron tan adecuados para el diálogo con los judíos, que hacia el año 100 habían vuelto al canon hebreo. Esta cuestión se convirtió entonces en motivo de discusión dentro de la primitiva Iglesia. 15
  • 8. Antes que el Concilio de Trento (1546) fijara definitivamente el número de los libros de la Biblia, éstos ya habían sido aprobados por los concilios -�e Cartago (397), Hipona (393) y Laodicea (363). Ta�b1en los Papas Inocencia (401), Gelasio (492-496) y Damaso (366-384) habJan aprobado su uso. v, el concil!o de Florencia (1441) habíafijadoel mismonumero de libros. 16 No vale la comparación. Cuando decimos que este poeta o pintor es inspirado, queremos decir que tiene talento deartista, pero cuando hablamos de los autores sagrados, no nos referimos a sus escritos como meras obras de arte, sino como mensaje de salvación, que Dios les inspiró para comunicarlo a los demás. Para entender mejor esto, veamos lo que nos dice el Concilio Vaticano 11 en la Constitución Dei Verbum «La revelación que la Sagrada Escritura contiene y ofrece ha sido puesta por escrito bajo la inspiración del Espíritu Santo. La Santa Madre Iglesia, fiel a la fe de los Apóstoles, reconoce que todos los libros del AntiguoydelNuevo Testamento, con todas sus partes, son sagradosy canónicos, en cuanto que escritos por inspiración del EspírituSanto(Jn 20, 31; 2Ti 3,16; 2 P 1, 19-21; 3, 15-16), tienen a Dios como Autor; ycomo taleshan sido confiadosa laIglesia. En la composición 17
  • 9. de los libros Sagrados, Dios se valió de hombres elegidos, que usaban de todas sus facultades y talentos,· de este modo, obrando Dios en ellos ypor ellos, como verdaderos autores, pusieron por escrito todoy sólo lo que Dios quería» (D. V. 11). Como se ve, el verdadero autor de los libros sagrados es Dios, porque loshagiógrafos pusieron por escrito «todo y sólo lo que Dios quería». Esto lo hicieron sin despojarse de sus «facultades y talentos». Por lo tanto para saber lo que la Biblia quiere enseñar, es necesario investigar lo que el hagiógrafo quiso decir al expresarse según su cultura personal, el medio ambiente en que vivía y la forma literaria que quiso emplear para manifestar su pensamiento. Como aseveró el papa Pío XII, es necesario estudiar los «géneros literarios» parapoder entender exactamente el mensaje bíblico. Superada esta dificultad, es necesario también . tener presente que la revelacióñ fueº'progresiva. Dios fue revelándose gradualmente, así como llega la luz del sol a la tierra: primero con el alba, luego con la aurora, con los primeros rayos del tibio sol, hasta llegar a lo máximo del esplendor, cuando éste se encuentra en su cenit. En la Revelación, el «cenit» lo tenemos con Cristo, que es la Palabra de Dios hecha carne. Por lo tanto, es muy importante saber que la verdad absoluta no se encuentra toda en un texto aislado de la Biblia, sino en el conjunto de su cont�nido. 18 Hablar de oposición o de conflicto entre la ciencia y la religión no es exacto. La verdadera ciencia no puede excluir la verdadera religión y viceversa. Si en el pasadohahabido problemas entre ciencia y religión, esto se debió a que se tenía por fe lo que era opinión de algunos. Por otra parte, se consideraba ciencia lo que era una simple teoría. Comoprincipio general, hay que tener presenteque la religión y la ciencia no siguen caminos «opuestos», sino «paralelos». Una examina la existencia del universo en sus causas y fines más profundos, relacionados éstos con la vida del hombre; la otra estudialosfenómenos naturales, quemanifiestan cierto evolucionismo. En la Biblia no hay que buscar datos y expresiones científicos, porque es un libro religioso que enseña 19 ~nana la c,encta? ,__,JJEJ que la religión ij:~$ofamente !¡!::({t~ -¡
  • 10. cómo ir a gozar de la presencia de Dios en «el cielo», no cómo están hechos los astros del cielo. Además, hay que saber leer la Biblia conociendo, sobre todo, el género literario, para así poder entender lo que el autor sagrado quiso decir. Quien lee los primeros capítulos del Génesis como si leyera un libro de historia actual, y afirmara que el universo se formó en seis días (naturalmente por obra de Dios), estaría completamente fuera de lo que la Biblia quiere enseñarnos. La forma altamente poética con que nos presenta la creación no es una crónica periodística, sino de un relato, elevado y emocionante, de la actuación de un Dios todopoderoso y lleno de amor. Antes de oponer la ciencia a la religión, es necesario saber exactamente cuál es la enseñanza científica sobre un determinado argumento, y cuál es la idea de la religión sobre el mismo. 20 Ante todo veamos cuál es el pensamiento de la Iglesia al respecto, y luego veremos los motivos de su actuación. En la Constitución Dei Verbum, el Concilio Vaticano 11 dice: «Boficio de interpretar auténticamente la Palabra de Dios, oral o escrita, ha sido encomendado únicamente alMagisterio delaIglesia, el cual lo ejercita en nombre de Jesucristo. Pero el Magisterio no está por encima de la palabra de Dios, sino a su servicio, para enseñar puramente lo transmitido, pues por mandato divinoy con la asistencia del Espíritu Santo, Jo escucha devotamente, lo custodia celosamente, lo explicafielmente;yde este único depósito de lafe saca todo lo que propone como revelado por Dios para ser creído. Así, pues, la Tradición, la Escrituray el Magisterio de la Iglesia, según el plan prudente de Dios, están 21
  • 11. umdos y ligados entre sí, de modo que ninguno puede subsistir sin los otros,· los tres, cada uno según su carác­ ter; y bajo la acción del únicoEspírituSanto, contribuyen eficazmente a la salvación de las almas» (D. V. 1 O). Estas afirmaciones se fundan sobre motivos Bíbli­ cos: Jesucristo dio a sus apóstoles el poder y el manda­ to de enseñar: «...y enséñenles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes» (Mt 28, 20; ver también Me 16, 15) y de gobernar: «Les aseguro que lo que ustedes aten aquí en la tierra, también quedará atado en el cielo, y lo que ustedes desaten aquí en la tierra, también quedará desatado en el cielo» (Mt 18, 18; ver también Jn 20, 21). Les dio además poder de santificar a los hombres: « Vayan, pues, a las gentes de todas las naciones y háganlas mis discípulos; bautícenlas en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo» (Mt 28, 19; ver también Jn 20, 21; Le 22,19). Los verdaderos seguidores de Cristo tienen que aceptar las enseñanzas de los apóstoles: « Vayan por todo el mundo y anuncien a todos la buena noticia. El que crea y sea bautizado, obtendrá la salvación; pero el que no crea será condenado» (Me 16, 15-16); y obedecer sus mandatos: «El que los escucha a ustedes, me escucha a mí,· y el que me rechaza a mí, rechaza al que me envió» (Le 1O, 16; ver también Mt 18,17). Además de todo esto, encontramos en la Biblia prohibición explícita de interpretar la Palabra de Dios por cuenta propia: 22 «Peroante todo tengan esto presente: que ninguna profecía de la Escritura es algo que uno pueda interpretar según el propio parecer, porque los profetas nunca hablaron poriniciativa humana,· al contrario, eran hombres que hablaban de parte de Dios, dirigidos por el Espíritu Santo» (2 P 1, 20-21). Acontinuación, San Pedro subraya la dificultad que presentan ciertas páginas de la Escritura, y lo peligroso que es el que cada uno las interprete a su gusto: « Tengan en cuenta que la paciencia con que nuestro Señor nos trata es para nuestra salvación. Acerca de esto también les ha escrito a ustedes nuestro quertdo hermano Pablo, según la sabiduría que Dios le ha dado.En cada una de sus cartas él les hahablado · de esto, aunque hay en ellas puntos dlfíciles de entender que los ignorantes y los débiles en la fe tuercen, como tuercen las demás Escrituras, para su propia condenación>> (2 P 3, 15-16). La conducta de la Iglesia Católica, que procede de los Apóstoles y sigue sus normas, evita que un mismo mensaje sea interpretado en manera opuesta, como sucede con los que no aceptan la autoridad del Papa, sucesor de Pedro, ni del Magisterio de la Iglesia. 23
  • 12. En la literatura cristiana ha existido una colección de libros a los que se les ha dado el nombre de «apó­ crifos». Católicos y no católicos han tenido diferencias en esta nomenclatura. E1 canon bíblico contiene un cierto número de libros que los católicos consideran como parte de las Sagra­ das Escrituras, y se les ha llamado -aunque inexacta­ mente- «Deuterocanónicos». Las otras iglesias, no católicas, los llaman «apócrifos». En estecomentariono hablaremos de los «deutero­ canónicos», sino de los libros apócrifos. Éstos fueron compuestos con fines religiosos, y pretendieron ser escritura sagrada, pero no fueron aceptados como tales por la Iglesia. Ante todohemos de entender que el género literario «evangelio» es de origen cristiano. En ninguna otra producción literaria del mundo circundante se puede encontrar algo parecido. Tiene dimensión histórico- 24 biográfica, pero con una dimensión teológica, es decir, esta historia ha revelado algo de Dios. En cuanto al término apócrifo, éste viene de la palabra griega apókrifos -cosa oculta, escondida-, quetenía relación, sobre todo, con las religiones que destinaban ciertos libros para los iniciados en algún misterio. Por eso eran llamados libros escondidos (apócrifos). Entre los cristianos se le dio este nombre a ciertos escritos que desarrollaban temas ambiguos, a pesar de que se presentaban con carácter sagrado. Los autores de estos libros eran desconocidos. Fue por ello que el término «apócrifo» adquirió el sentido de <•sospechoso de herejía» o «poco recomendable». La mayoría de los apócrifos desarrollaron temas análogos a los de los escritoscanónicos, y pretendieron pasar por libros que la Iglesia tiene como inspirados. Sin embargo, la Iglesia nunca los recibió oficialmente en su canon. Existe una serie de escritos llamados «apócrifos � del Nuevo Testamento». Estos incluyen diversos ) evangelios, Hechos, Epístolas y Apocalipsis. Tienen � dos características: no son canónicos, y su pretensión €) de reemplazar o equipararse a los escritos inspirados, con intenciones no siempre confesables, saltaa la Vista. Los evangelios apócrifos procuran, en general, informar sobre la vida y doctrina de Jesús, sus antecedentes familiares. Todo parece indicar que estos textos encontraron terreno fecundo en la imaginación del pueblo sencillo, cuya ingenuidad y piedad se vio aprovechada por grupos de herejes. Utilizando la 25
  • 13. manera de presentar en los evangelios la doctrina del Maestro, trataron de justificar sus afirmaciones con ese estilo. Así intentaron consolidarse en el cristi;mismo tendencias docéticas, maniqueas, gnósticas, etc. Y lo que iniciara con relatos orales, concluyó en los escritos que fueron apoyados en nombres de personajes célebres, porque eran testigos de Jesús: Pedro, Felipe, Santiago, etc. En los escritos de los Padres antiguos se nota el sentir de la Iglesia respecto a estos libros; entre ellos san Agustín, consideraba que los apócrifos podían contener algo de verdad. Esta postura influyó de algún modo, y tanto en la Iglesia oriental como en occidente se tomaron datos de estos libros, hasta el punto que algunas de las fiestas en ellos sustentadas entraron a la liturgia, pero no por ello se consideraron canónicos. Actualmente los evangelios apócrifos -junto con el resto de libros apócrifos- son bastante estudiados y dan mucha información sobre el entorno religioso de su época. Pero no podrán ser equiparados nunca con los textos que la Iglesia ha recibido como Sagrada Es­ critura, es decir, como revelación divina y norma de fe. La Iglesia, que es Madre y Maestra, se ha preocu- . pado siempre de señalar y descalificar los libros heréti­ cos. El hecho de que no haya considerado estos libros como revelados, se fundamenta, entre otras cosas, en que la liturgia, y especialmente la celebración de la Palabra, nunca utilizaron los libros apócrifos en la línea de los textos revelados. 26 Una religión no difiere de otra por llamar a Dios de manera distinta. Lo que hacediferentes a las religiones es la concepción que se tiene de Dios, y la manera de conocer y aceptar su mensaje. Por lo tanto, discutir sobre el nombre de Dios es sumamente pueril, y es un pretexto que algunos usan para introducir su labor de proselitismo. No obstante lo dicho, no queremos dejar la pregunta sin una respuesta. Originalmente, el nombre de Dios, revelado a Moisés en Ex 3, 14, era una palabra que se escribía con las consonantes YHWH, sin vocales. Para evitar que este nombre fuera profanado por los labios de paganos impuros,-los judíos dejaron de pronunciarlo durante su exilio enBabilonia. Durante los siglos VI al X d. C., los sabios masore­ tas vocalizaron eltextooriginalhebreo de las Escrituras. 27 ~rí,J[aman a ~íos ,}'~S;Jehovah.
  • 14. Para esta palabra usaron las vocales del otro nor:nbre que se le daba a Dios, «Adonai», que significa Señor. Por su pronunciación, estas vocales (a, o, a) fueron transcritas por e, o, a, dando el resultado de Yehovah, que en castellano suena Jehovah, o también Jehová. Los masoretas eran judíos dedicados a la crítica textual, y se propusieron fijar el texto hebreo por ellos recibido hasta en los menores detalles de ortografía, pronunciación y dicción. Como se ve, el nombre de Jehovah es una construcción, hasta cierto punto, arbitraria y distorsionada. Científicamente hablando, no se puede deducir, con base en el texto hebreo, cómo pronunciaban este nombre los judíos, porque durante muchos siglos nadie lo pronunció. Si esta es la historia de la pronunciación del nombre de Dios, algunos podrían pensar que los católicos, que lo pronuncian «Yahvé», están en la misma línea de quienes lo pronuncian «Jehovah» Pero esto no es así. Existen pruebas extrabíblicas que confirman la pronunciación «Yahvé». Teodoreto (Quest. 15 en Ex 7; siglo V) observa que, aunque los judíos nunca pronuncian el tetragrama YHWH en tierras babilónicas, los samaritanos lo seguían pronunciando como «labé». Y como los samaritanos, desde su cisma con los judíos, rechazaron toda evolución religiosa de éstos, hay que reconocer que en la pronunciación de los samaritanos tenemos la pronunciación de los judíos del siglo V. a. C. 28 Un detalle muy importante que hay que tener presente es que Dios, al hablar a Moisés (Ex 3, 14), más que darle su nombre, le dio la definición de sí mismo (YO SOY EL QUE SOY no es propiamente un nombre). En la «Traducción Ecuménica» de la Biblia, se lee: « YOSOY EL QUE SERÉ», lo que quiere decir: «Viendo lo que Soy, Jo que voy a Ser y a hacer con ustedes, en su historia, descubrirán quién Soy Yo». (E. Charpentier: «Para leer el Antiguo Testamento»). Así que Dios es (más que llamarse), Aquél que descubrimos al actuar en nuestra vida. Además, todo este razonamiento sobre la manera de pronunciar el nombre de Dios, ¿no es una discusión insignificante, sabiendo que Cristo nos enseñó a llamarlo «Padre»? 29 ,. I (
  • 15. •;:: s .}osylos hombres». •k'.rihcipío }iáman santos? Desde los tiempos apostólicos, la Iglesia Católica ha enseñado que Cristo es el «único mediador entre Dios y los hombres». Pero esto no significa que él no haya dado un papel a los santos en la Historia de la Salvación. En Mt 10, 7-8 y 28, 19 se revela que el Señor Jesús confirió poderes ministeriales a sus apóstoles, a fin de que éstos colaboraran con él en su misión salvadora. Además, en Apocalipsis 5, 8, se nos presenta la función de los santos como intercesores a nuestro favor: « Y en cuanto tomó el rollo, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se pusieron de rodillas delante del Cordero. Todos ellos tenían arpas, y llevaban copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones del pueblo santo» (lit. «de los santos»). Hay que tenerpresente, por lo tanto, ·que los santos no ejercen una mediación distinta de la de Cristo, sino que están asociados a su misma misión. 30 Como en una Secretaría de Gobierno los subal­ ternos del titular no ejercen una actividad distinta y autónoma, sino que trabajan unidos a él, así los santos ejercen una mediación dentro del papel que el mismo Cristo les otorgó. En los Hechos de los Apóstoles aparecen muchos casos en los cuales Dios no actúa directamente, sino por medio de sus siervos, .los santos. Uno de ellos es el de Saulo de Tarso, quien recobró la vista por manos de Ananías, y no directamente por Cristo, .con quien se había encontrado en el camino a Damasco (Hch 9, 1-19). Porotraparte, elmismolibro reportaquemuchos enfermos acudían a los apóstoles para lograr la salud; no se dirigían directamente a Dios, y no obstante recibían las gracias deseadas: « Ysacabanalos enfermosa las calles, poniéndolos en camas y camillas para que, al pasar Pedro, por lo menos su sombra cayera sobre alguno de ellos. También de los pueblos vecinos a Jerusalén acudía mucha gente trayendo enfermos y personas atormentadas por espíntus impuros; y todos eran sanados» (Hch 5, 15-16). De todo esto se pueden sacar dos conclusiones. En primer lugar, Dios no tiene celos de sus siervos los santos. Al contrario, por medio de ellos recibe mayor gloria, porque resplandece su grandeza en la humildad de los que lo aman. En segundo lugar, la Iglesia es una familia. Y así como pedimos a nuestros amigos que recen por nosotros, con mayor razón lo podemos pedir a nuestros hermanos los santos, que gozan de la presencia de Dios. 31
  • 16. Es verdad que en dichos textos se prohíben las imágenes y las estatuas, pero es igualmente verdad que, en otros textos, Dios ordena esculpir estatuas, como en Ex 25, 18; Nm 21, 8; 1R 6, 23-29; 7, 25-29. Encontrándonos aparentemente ante una contradicción, es necesario que veamos el por qué de la prohibición, para comprender el motivo y no quedarnos con la impresión de que una prescripción legal se opone a otra. ¿ Cuál es el motivo para que Dios prohíba esto? La respuesta la tenemos antes y después de las palabras que lo prohíben: «No tengas otros diosesapartede mí. No tehagas ningún ídolo ni figura de lo quehay arriba en el cíe/o, ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en el mar debajo de la tierra. No te ínclínef delante de ellos ni les rindas culto, porque yo soy el Señor tuDios, Dios celoso que castiga la maldad de los padres que me odian, en sus hijos, nietos y bisnietos» (Ex 20, 3-5). 32 Como se ve, lo que prohíbe Dios es «construirse» otros dioses, pues el pueblo judío era propenso a eso. En Ex 32, 1-8 se relata que, en ausencia de Moisés se fabricaron un becerro de oro y lo adoraron. Dio� prohíbe la idolatría, no las estatuas o las imágenes como si éstas fueran malas en sí mismas. Esto lo podemos verclaramente en Ex 25, 18, cuandoel mismo Dios ordena esculpir dos querubines para adornar el arca de la alianza: «... con dos seres de alados de oro labrado a martillo en los dos extremos». Otro ejemplo lo encontramos en Nm 21, 8, donde Dios dice a Moisés: « Ye!Señor le dijo:hazteuna serpiente como ésas, Y ponla en el asta de una bandera. Cuando a/guíen sea mordido por una serpiente, que mire hacía fa serpiente del asta, y se salvará. Moisés hizo una serpiente de bronce y la puso en el asta de una bandera, y cuando a/guíen era mordido por una serpiente, miraba a la serpiente de bronce y se salvaba» (Nm 21, 8-9). . Así pues, lo importante es comprender que, mientras no haya peligro de tomar como dioses ni a los dos querubines, ni a la serpiente, Dios manda esculpirlos. Pero Israel cometió un grave error, y llegó el día en que vio a la serpiente como a una divinidad. Entonces, Dios ordenó su destrucción: «Efue quien quitó los santuarios paganos, hizo pedazos las piedras sagradas, rompió las 33 /
  • 17. representaciones de Aseráy destrozó la serpiente de bronce que Moisés había hecho y a la que hasta entonces los israelitas quemaban inciensoy llamaban Nehustán» (2 R 18, 4). Los textos mencionados alprincipiode este capítulo también hablan de estatuas. No es necesario transcribirlos, cada cual podrá leerlos en su Biblia. En el Nuevo Testamento no hay ninguna prohibición al respecto. Pero se menciona una circunstancia que era propicia para que Jesús condenara el uso de las imágenes, mas no lo hizo. Se trata del momento en el que presentaron al Señor una moneda con la imagen del César. Y de su parte, no hay ninguna palabra de desprecio y de condena contra ella (Me 12, 16-17). ¿Ouién cree hoy en día que Dios prohíbe las imágenes? ¿En qué casa no hay una foto de alguna persona querida? Lo que Dios prohíbe es la idolatría. Por eso la Iglesia Católica prohíbe también la idolatría. No enseña a adorar a los santos o a sus imágenes, sino exhorta vivamente a los cristianos a que se sirvan de la devoción a ellos para acercarse más a Dios, imitando sus virtudes, y haciéndose ayudar con su intercesión. Además de las imágenes y las estatuas, la Iglesia venera las reliquias de los santos, no como si tuvieran poder por ellas mismas, sino en virtud de las personas a las cuales pertenecieron. 34 E1culto de las reliquiasno se opone a la enseñanza de la Biblia. En Mt9, 20, se lee que una mujer, al tocar el manto de Jesús, quedó curada gracias a ello. Otro texto sagrado, Hch 5, 15, describe la curación de muchos enfermos al ser tocados por la sombra de Pedro. Y en Hch 19, 11-12 se lee: « YDios hacía grandes milagros por medio de Pablo, tanto que hasta los pañuelos o las ropas que habían sido tocados por su cuerpo eran llevados a los enfermos, yéstos se curaban de sus enfermedades, y los espíritus malignos salían de ellos. » Otro texto muy significativo, que vale la pena tener presente para entender el culto a las reliquias, es el siguiente: «Siseo murióylo enterraron. Ycomo año tras año bandas de ladronesmoabitas invadían el país, en cierta ocasión en que unos israelitas estaban enterrando a un hombre, al ver que una de esas bandas venía, arrojaron al muerto dentro de la tumba de Elíseoy se fueron. Pero tan pronto como el muerto rozó los restos de Elíseo, resucitóy se puso en pie>> (2 R 13, 20-21). La eficacia que da Dios a lo que perteneció a algunos de sus siervos, nos demuestra que la veneración a estos objetos no es superstición. A Dios agrada el respeto que tenemos a sus más fieles siervos y a cuanto les perteneció. 35 '¡ .,
  • 18. «Amarás al Señor, tu Dios, con lodo tu corazón, con toda tu almaycon toda tu mente>> (Dt 6, 5; Mt 22, 37). Las supersticiones comprenden el conjunto de prácticas rituales y creencias basadas en el pensamiento mágico o en una religiosidad degradada, instrumental y embaucadora. La superstición y la verdadera religión son realidades incompatibles. Sin embargo, existen católicos que «sin quererlo», por ignorancia, las practican de modo habitual. Algunos califican hoy a la práctica religiosa como superstición, lo cual tendría fundamento si dicha práctica no fuera relacional entre Dios y el hombre. Efectivamente, la religión nos lleva hacia Dios, en cambio la superstición acaba con nuestra fe en Dios porquetiendehacia otra dirección. SantoTomás afirma: « El culto al único y verdadero Dios es algo propio de la religión. Luego, la superstición se opone a la religión» (STh. 11-11 q92 a.1 ). Lejos de liberar al hombre, las prácticas supersticiosas lo esclavizan: Hay muchas y muy variadas formas de superstición. Entre ellas podemos mencionar: 36 1 . Superstición como culto indebido a Dios. La devocióna lossantos es querida por Dios, pues a través de ellos vemos la grandeza de su poder y amor hacia los hombres. La devoción popular que se tiene a algunas imágenes de santos se desvirtúa por el significado último, en su intencionalidad, pues, se colocan en las casas o en los negocios no con el fin de imitar sus virtudes, orar con ellos, pedir su intercesión, conocer su vida y obra (para llevarnos a Dios) a favor de la Iglesia, de los hombres y de la fe, sino con el fin de obtener buena suerte, éxito en los negocios, conseguir novio (a), alejar el mal y atraer el bien. La falsa devoción a «san Juditas», san Martín Caballero, san Antonio, etc., son el ejemplo típico de una religiosidad desviada, puesto que se les ve como amuletos y no como a santos que son. 2. Superstición por adivinación. Es la pretensión de conocer lo que está más allá del poder normal de la inteligencia y de la fe. El verdadero conocimiento de las cosas se alcanza mediante la investigación y el estudio. La invocación a los muertos, el espiritismo, la quiromancia, el tarot, la brujería y la magia (para beneficiarse o dañar a otros), la astrología en general, etc., son medios irracionales para conocer lo que supera nuestras posibilidades, pero sólo nos llevan al engaño, pues no se tiene el conocimiento de que Dios es el Señor de la historia y de la vida que participa a través de su Iglesia en la salvación de los hombres. 3. Superstición de las vanas observancias. Es la utilización de signos vacíos de todo contenido: nopasar 37
  • 19. por debajo de una escalera, no pisar objetos en forma de cruz, la creencia en días y colores favorables o desfavorables, números cabalísticos, pócimas y ungüentos para obtener éxito, etc. En todas partes se ofrecen técnicas esotéricas y místicas para adquirir la «armonía interior» mediante fórmulas y símbolos, «métodos de concentración», poniendo en realidades humanas (videntes, adivinos, magos, espiritistas) la confianza que hay que poner sólo en Dios y en sus sacramentos verdaderos. 4. Superstición como idolatría. Los que ponen su confianza en objetos que tienen un supuesto poder en sí mismos, en el poder de ciertos elementos (como los metales, pirámides magnéticas, fórmulas mágicas y encantamiento); amuletos y talismanes (como la pata de conejo, el ojo de venado, etc.) son «la presa fácil» para quien lucra con sus compras y se aprovecha de la ingenuidad de estas personas. Ningún elemento tiene poderes sobrenaturales por sí mismos o elementosmágicos. Quienes aseguran esto no son sino charlatanes que se agregarían al consumismo materialista de nuestro tiempo. La práctica de portar medallas, escapularios, reliquias, etc., o de pronunciar jaculatorias o fórmulas sagradas, es buena y legítima si se llevan o se pronuncian como una manera de reconocer y de expresar la necesidad que tenemos del auxilio divino o como un modo de reverenciar a Dios; pero puede ser una práctica supersticiosa si ponemos nuestra confianza en la materia de la que están hechos, en el 38 hecho físico dellevarlospuestos, o en su pronunciación material cómo fórmulas mágicas. , En la Biblia, Dios prohíbe las creencias supersticio­ sas, porque al entregarse a ellas, el hombre termina por destruirse a sí mismo y nunca conocerá el verdadero amor de su Padre: «Cambiaron la verdad de Dios por la mentira, y adoraron y sirvieron a la creatura en vez del Creador» (Ro 1, 25. ver también: Lev 19, 31; Dt 18, 11; Is 8, 19). La Evangelización es el medio más eficaz para combatirtodas estas desviaciones que practica mucha gente, muchomás de lo que imaginamos. La ignorancia de las verdades fundamentales de la fe, la falta de evangelización y el descuido pastoral, fomentan la proliferación de creencias desviadas y el avance de las sectas en el pueblo católico. 39 / 1 1
  • 20. Objeción: En los Mandamientos de la ley de Dios leemos: «Ten en cuenta el sábado para consagrarlo al Señor, tal como el Señor, tu Dios, te lo ha ordenado. Trabaja seis días yhaz en ellos todo lo que tengas que hacer, pero el séptimo día es día de reposo consagrado al Señor tu Dios. No hagas ningún trabajo en ese día, ni tampoco tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tu buey, ni tu asno, ni ninguno de tus animales, ni el extranjeroque vive en tus ciudades, paraque tu esclavo y tu esclava descansen igualque tú» (Dt 5, 12-14). « YMoisés les dijo: "eso es lo que el Señor ha ordenado. Mañana es sábado, un reposo consagrado al Señor. Cocinen hoy lo que tengan que cocinar y hiervan lo que tengan que hervir, y guarden para mañana todo lo que sobre"» (Ex 16, 23; ver también Is 66, 23). 40 La pregunta es: ¿Por qué entonces los católicos no guardan el sábado? Respuesta Esta cuestión del sábado es bastante antigua. Por lo menos siete veces encontramos en los evangelios la narración de las polémicas suscitadas entre Cristo y los fariseos. He aquí las citas de los textos relativos: Mt 12, 1-8; Me 3, 1-6; 2, 23-28; Le 6, 1-5; 6, 6-11; 13, 10-17; 14, 1-6. En uno de estos debates, Jesús concluyó: «... el sábado sehizo para elhombre yno elhombre para el sábado. Por esto, el Hijo del hombre tiene autoridad también sobre el sábado» (Me 2, 27-28). Hay que tener presente que lo importante de este mandamiento es destinar un día de cada siete para el descanso y el culto. De hecho la palabra «sábado» viene del hebreo «sabatt», que quiere decir «descanso». Los hebreos contaban los días con los números ordinales: primero, segundo, tercero...y al séptimo (día de descanso) daban el nombre de «sabatt». Los primeros cristianos comprendieron el verdadero significado de este mandamiento y, para no crear confusión con la religión judía, escogieron para su descanso el domingo por ser el día de la Resurrección­ y de la venida del Espíritu Santo, que son dos acontecimientos de capital importancia para la vida de los cristianos. He aquí algunos textos bíblicos que 41
  • 21. demuestran que el cambio del día de descanso, del sábado por el domingo, es de origen apostólico: «5primer día de la semana nos reunimos para partir el pan, y Pablo estuvo hablando a los creyentes. Como tenía que salir al día siguiente, prolongó su discurso hasta la media noche» (Hch 20, 7). «En cuanto a la colecta para los del pueblo santo, háganla según las instrucciones que di a las Iglesias en la provincia de Galacia. Los domingos cada uno de ustedes debe apartar algo, según lo que haya ganado, y guardarlo para que cuando yo llegue no se tengan que hacer colectas» (1Co 16, 1-2). No tiene sentido protestar contra el cambio querido por los apóstoles, refiriéndose al Antiguo Testamento, como si Cristo todavía no hubiera venido a salvarnos. A este propósito escuchamos la amonestación de Pablo: «Porlo tanto, que nadie los critique a ustedes por lo que comen o beben, o por cuestiones tales como días de fiesta, lunas nuevas o sábados. Todo esto no es más que la sombra de lo que ha de venir, pero la verdadera realtdad es Cristo» (Col 2, 16-17). 42 Es verdad que en la Biblia hay una larguísima lista de animales que no pueden comerse. Anotamos aquí algunas de las citas relativas: Lv 11, 1-3; Dt 14, 3-20. En estos textos se habla de animales puros e impuros. La dificultad está en observar la letra y no el espíritu de la Palabra de Dios. Esta distinción se funda probablemente en que algunos animales estaban relacionados con los dioses subterráneos y demonios cananeos que producían horror a los israelitas. También habían influido motivos higiénicos. El pueblo de Israel reviste estas cosas de carácter religioso para distinguirse así de los otros pueblos. Si la causa de la división de los animales no fuera la que aquí se alude, sin duda ésta sí vino a fomentar en el judaísmo su separación de los demás pueblos. Los israelitas se consideraban «puros»· y a los paganos los consideraban «impuros». Entre estos dos 43 1
  • 22. mundos no había posibilidades de comer en una misma mesa y de tener relaciones familiares. Pero por encima de esta impureza ritual, los profetas insisten en la purificación del corazón (ver Is 1, 16; Jer 33, 8; Sal 51, 12). En esta perspectiva se comprende mejor la visión de Pedro enJope, en la cual, el cristianismo dio término a esta división (Hch 1O, 9-16). Apropósito de la impureza de las manos, objetada por los fariseos, Jesús considera la cuestión de forma más general. La Ley atribuía impureza a algunos alimentos (Lv 11), peroJesús enseñaque lo importante es la pureza moral: «Luego Jesús llamó a la gente y d!io: escuchen y entiendan: "Lo que entra por la boca del hombre no es lo que lo hace impuro, al contrario, lo que hace impuro al hombre es lo que sale de su boca"» (Mt 15, 10-11). En San Marcos, se dice expresamente: «Con esto quiso decir que todos los alimentos son limpios» (Me 7, 19b) San Pablo en la carta a los Romanos 14,14 afirma: « Yo sé que nada hay impuro en símismo; como creyente en el SeñorJesús, estoy seguro de ello» (Rm 14, 14). Yrefiriéndose directamente a los alimentos declara sin ambigüedad en 1 Tm 4, 4-5: 44 «Pues todo lo queDios ha creado es bueno; y nada debe ser rechazado si lo aceptamos dando gracias a Dios, porque la palabra de Dios y la oración lo hacen puro» (Ver también: 1Tm 4, 1-3). Después de estos textos, no tiene sentidoquedarse «bloqueado» por las enseñanzas del Antiguo Testamento y noquerer comprender que su verdadero sentido fue revelado por Cristo, en el Nuevo. Todos los alimentos, absolutamentetodos, son puros en el Señor. « Coman ustedes todo lo que se vende en la carnicería, sin preguntar nada por motivos de conciencia; porque el mundo entero, con todo lo que hay en él, es del Señor» (1Co 1O, 25-27). 45
  • 23. Aquienes no han profundizado suficientemente en la palabra de Dios, estopodríaponerlos en crisis. Como dijimos en el capítulo anterior, no hay que tomar los textos de la Biblia aisladamente, pues se corre el peligro de contraponerlos. Es importante tener presente aquellos textos que aparentemente son contradictorios paraestudiarlos y comprender la verdaderaenseñanza. Ante todo veamos por qué se prohibía comer la sangre de los animales. En el Antiguo Testamento la sangre es considerada como el «alma» que da la vida: « Yopedirécuentas a cada hombrey a cadaanimal de la sangre de cada uno de ustedes. A cada hombre le pediré cuentas de la vida de su prójimo» (Gn 9, 5). «. . . Porque todo ser vive por la sangre que está en él, y yo se la he dado a ustedes en el altar para que por medio de ella puedan ustedespagar el rescate por 46 su vida, pues es la sangre la que paga el rescate por la vida. "Por lo tanto, digo a los israelitas: Ninguno de ustedes, nide los extranjeros que viven entre ustedes, debe comer sangre"» (Lv 17, 11-12). «Pero de ninguna manera deben comer la sangre, porque lasangre es la vida,· asíque no deben comer la vida junto con la carne» (Dt 12, 23). Puesto que la vida pertenece a Dios, que es quien la da, es natural que le prohíba al hombre comer la sangre (Sal 104, 29). Esta es la mentalidad judía y la conclusión lógica que sacan los apóstoles cuando surgen los primeros problemas entre los paganos convertidos y los judíos, que quieren imponerlestodas sus tradiciones. Pero una vez superado el problema coyuntural con los judíos, la enseñanza queda clara y sin peligro de ser mal interpretada. Excepto uno de ellos, todos los textos del Nuevo Testamento, relativos a este tema, declaran superada esta mentalidad. Veamos algunos: «Luego Jesús llamó a la gentey dijo: "Escucheny entiendan: lo que entra por la boca del hombre no es lo que lo hace impuro. Al contrario, lo que hace impuro al hombre es lo que sale de su boca"» (Mt 15, 11). «Porque el reino de Dios no es cuestión de comer o beber determinadas cosas, sino de viviren justicia, paz y alegría por medio del Espíritu Santo» (Rm 14, 17). 47 ,
  • 24. «Portanto, que nadie los enrique a ustedes por lo que comen o beben, o por cuestiones tales como días de fiesta, lunas nuevas o sábados» (Col 2, 16-17). «Oaro que el que Dios nos acepte no depende de lo que comemos; pues no vamos a ser mejores por comer, ni peores por no comer. Pero eviten que esa libertad que ustedes tienen hagan caer en pecado a los que son débiles en su fe» (1 Co 8, 8-9). 48 No hay duda de que si uno quiere apoyar esta conclusión con algunasfrases de la Biblia, encontraría bastante material. Lo incorrecto de este proceder es tomar algunos textos prescindiendo de los demás, que afirman lo contrario, y cerrar los ojos ante las realidades históricas, que han demostrado lo contrario de ciertas afirmaciones categóricas al respecto. Aunque Cristo habla de su venida con una fuerza que no admite duda alguna, la indeterminación de su llegada forma el núcleo de su enseñanza: «En cuanto al día y la hora nadie lo sabe, ni aun los ángeles del cielo, ni el Hijo. Solamente lo sabe el Padre» (Mt 24, 36). Cristo compara la incertidumbre de su venida con el asalto nocturno de un ladrón (Mt 24, 42-44). Las , parábolas sobre la vigilancia (Mt 24, 36; 25, 13) ilustran el mismo concepto: la absoluta certeza de su venida y la absoluta incerteza sobre el tiempo de su llegada. 49 .
  • 25. Los primeros cristianos estaban muy preocupados por no saber entender los textos que parecen anunciar la inminente venida del Señor Jesús. San Pablo los amonesta: «Ahora, hermanos, encuanto alregreso de nuestro Señor Jesucristo y a nuestra reunión con él, les rogamos que no cambien fácilmente de manera de pensar ni se dejen asustar por nadie que diga haber temdo una revelación del Espíritu, o haber recibido una enseñanza dada depalabra o porcarta, según la cual, nosotros habríamos afirmado que el día del regreso del Señor ya llegó. No se dejen engañar de ninguna manera. Pues antes de aquel día tiene que venir la rebelión contra Dios, cuando aparezca el hombre malvado, el que está condenado a la perdición» (2Ts 2, 1-3). Los apóstoles no sabían cuándo sería la venida del Señor. Y si tenían la sensación de que ésta era inminente, se sirvieron de ello para subrayar las enseñanzas de Jesús, exhortando a los discípulos a estar preparados: «Pero el día del Señor vendrá como un ladrón. Entonces los cielos se desharán con un ruido espantoso, los elementos serán destruidos porelfuego, y la tierra, con todo loquehay en ella, quedará sometida alJuicio de Dios» (2 P 3, 1 O). Todo esto debe hacernos pen,sar en nuestro encuentro con el Señor, que coincide con el momento de nuestra muerte. Cada vez que uno de nuestros 50 hermanos pasa a la otra vida, debemos reflexionar sobre el fin del mundo material, y prepararnos como se debe para nuestra propia muerte. Hay que corregir ciertasdesviaciones que no nos llevan al Reino de Dios. Como ya se ha dicho, además de saber interpretar la Palabra de Dios, es necesario conocer la realidad histórica. Desde hace mucho tiempo algunos «falsos profetas» han anunciado el inminente fin del mundo y hasta fijaron fechas en que éste debía ocurrir. Muchos creían que el año dos mil iba a marcar este fin del mundo. Pero no fue así. Últimamente los Testigos de Jehová han ido asustando a la gente para crear un estado de nerviosismo entre los desprevenidos y asegurarles la salvación a cuantos se adhieren a su secta. E1 fundador de esta secta, que entre otros errores niega la divinidad de Jesucristo, Carlos Rusell, profetizó que la venida del Señor iba a ser el año 1914. Según él, en esta fecha Jerusalén iba a ser una ciudad libre del dominio pagano. También profetizó que en 1914 se acabaría la Iglesia Católica. Y no sólo eso, sino que este mismo año marcaría también la destrucción de todos los gobiernos, bancos, escuelas e iglesias. Cuando llegó el fatídico año, viendo que no había ocurrido nada, los Testigos de Jehová postergaron la fecha una y otra vez. Rusell murió en 1916. Lo sucedió Joseph f. Ruterford, que continuó anunciando el fin del mundo con nuevas fechas, fruto de «nuevos estudios». Para él, el año 1925 era el año del reino de Dios; en esta fecha iban a resucitar 70 patriarcas. Para acoger 51
  • 26. a estos resucitados, los Testigos de Jehová construyeron una hermosa mansión llamada «la Casa de los Patriarcas» en San Diego, California. Pero Ruterford terminó ocupándola, y hasta hoy nadie ha hecho caso a su profecía. ¿Hasta cuándo continuará engañando a los desprevenidos? Para no caer en lo ridículo, es mejor atenerse a las palabras de Cristo, que aseguró que nadie sabe ni el día ni la hora, y que es preciso estar siempre prevenidos. 52 Esta es la enseñanza quedivulgan los Testigos de Jehová. Pero, para que uno no se desanime y se adhiera a su secta, dan otra posibilidad de salvarse a medias. He aquí lo que enseñan en su libro «La verdad que lleva a la Vida Eterna». « VÍal Cordero, que estaba de pie sobre el monte Sión. Con él había ciento cuarenta y cuatro mil personas que tenían escrito en la frente el nombre del Cordero y de su Padre. V cantaban un canto nuevo delante del tronoydelante de los cuatro seres vivientes yde los ancianos. Ninguno podía aprender aquel canto, sino solamente los ciento cuarenta y cuatro mil que fueron salvados de entre los de la tierra» (Ap 14, 1.3) «Los que son llamados por Dios para participar en tal servicio celestial son pocos. Como Jesús dijo, son 53
  • 27. un "rebaño pequeño': Años después de su regreso al cielo, Jesús dio a saberel númeroexacto en una visión dada al apóstol Juan, quien escribió: "117 y ¡miren! El Cordero de pie sobre el monte S16n y con él ciento cuarenta y cuatro mil. .. que han sido comprados de la Tierra. No obstante, los del "rebaño pequeño" que va al cielo no son los únicos que reciben salvación. Como hemos visto, tendrá súbditos terrestres felices. Jesús se refirióa éstos como sus "otras ovejas"de las cuales aún ahora una gran muchedumbre sirve a Dios fielmente» (Pág. 77). E1 sistema que usan los Testigos de Jehová consiste en sacar los textos que les conviene, pero esto es muy arbitrario. No tienen en cuenta el contexto, mueven a su antojo el punto y la coma, y cambian el sentido en la traducción. Ante todo hay que notar que, en elApocalipsis, San Juan utiliza conprofusiónel simbolismo de los números: el 12 significa la perfección y el 1,000 una multitud indeterminada. Los144, 000 (12 al cuadrado significa la perfección y 1,000 una multitud indeterminada) representan,por consiguiente, la multitud de los fieles de Cristo, que son un número indefinido. Es un error craso el despojar estos números del simbolismo, pues de tomarlos al pie .de la letra, esta afirmación se opondría a otros textos bíblicos que afirman que la salvación esta abierta a todos, y no a un número determinado de personas. 54 «.. .pues él quiere que todos se salven y lleguen a conocer la verdad» (1 Ti 2, 4). La distinción que hacen los Testigos entre los 144, 000 y los demás «terrestres felices», no tiene fundamento alguno en la Biblia, sino y solamente en su fantasía. Dios en efecto, quiere que todos los hombres, sin distinción, lleguen al Reino de los Cielos. Dice San Pablo: «No hay diferencia entre losJudíosy los no judíos; pues el mismo Señor es Señor de todos, y da con abundancia a todos los que lo invocan. Porque esto es lo que dice: "Todos los que invoquen el nombre del Señor, alcanzarán la salvación"» (Ro 10, 12-13). Lo mismo afirma San Pedro: «... Ahora entiendo que de veras Dios no hace diferencia entre una persona y otra, sino que en cualquier nación acepta a los que lo reverencian y hacen lo bueno» (Hch 1O, 34-35). En ninguna parte del Evangelio leemos que Cristo vino solamente para un grupo de privilegiados. Al contrario, su interés para con lospecadores demuestra su deseo de salvar a todos los hombres: «Pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que se había perdido» (Le 19, 1O). Por eso ordenó a sus apóstoles que fueran a predicar «a toda la creación»: 55
  • 28. « Yies dijo: "Vayanpor todo el mundo y anuncien a todos la buena noticia",,,, (Me 16, 15). E1 Evangelio también ignora cualquier otro género de salvación que no sea la felicidad celestial. Nuestro Señor mismo nos dijo en qué consiste esta felicidad: « Y1a vida eterna consiste en que te conozcan a t� el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú enviaste,,, (Jn 17, 3). En cuanto a los textos que presentan los Testigos de Jehová para describir la nueva tierra, que prometen a los que no pueden formar parte de los 144,000, son de dosclases: delAntiguoTestamento y delApocalipsis. En el Antiguo Testamento, los profetas describían la felicidad que esperaba a los desterrados valiéndose de imágenes poéticas y de prosperidad material. Así acentuaban la alegría que daría el Mesías. El texto del Apocalipsis que hace mención del «cielo nuevo y tierra nueva» (Ap 21, 1), es idéntico al de lsaías 65, 17. Se trata claramente de una imagen de la Patria Celestial. San Juan no pone ninguna oposición entre el cielo y la tierra, como si dos grupos diferentes debieran habitar el uno y la otra. Al contrario, aparece claramente que se trata de una sociedad completa.y única de todos los que serán salvados: « Vla ciudad santa, la nuevaJerusalén, quebajaba del cielo, de la presencia de Dios. Estaba arreglada como una novia vestida para suprometido. Yoí una fuerte vozque venía del tono, y que decía:Aquí está el 56 fugar dondeDios vive con loshombres. _ Vivirácon �/los, y ellos serán sus pueblos, y Dios mismo estara con ellos como su Dios,,, (Ap 21, 2-3). Evidentemente, el «cielo nuevo y la tierra nueva» forman una sola patria, la de los bienaventurados que alcanzarán la salvación. 57
  • 29. fyiuchos creen en la existencia de un destino que esta marcado desde el día de su nacimiento. Los sinsabores de la vida, y el anhelo de la realización personal, hacen que muchas personas intenten buscar en este destino, la explicación de sus males y los éxitos de otros. . Ouien vive resignado, pensando que sus males no tienen remedioporque son consecuencia inevitable de su «mala _ e�trella», o «mala suerte», se autodestruye en el pes1m1smo y, amargado, contempla el triunfo de los que, según él, nacieron para triunfar. No hay en la Sagrada Escritura afirmación alguna de una doble predestinación, sí de una elección. Tampoco se niega la condenación del hombre. El · hombre tiene libertad para condenarse si rechaza libre Y voluntariamente la iniciativa de Dios, su Padre; 0 salva�se si cree en su Palabra y la pone por obra. No es Cristo el que condena, sino el hombre quien se condena a sí mismo por no haber creído en Él (cf. Jn 3,17), Y por no haberlo amado en sus semejantes (cf. Mt 25, 31-45). Dios no ha predestinado a nadie al infierno. 58 En elAT no aparecela palabrapredestinación, pero sí existía entonces la creencia en una elección de Dios. Por su benevolencia y sin tener mérito alguno, Dios escoge en el Pueblo de Israel al hombre mismo, sin condicionamientos, prevaloraciones o prejuicios. En el Nuevo Testamento aparece ya una idea más clara de la voluntad de Dios sobre el hombre: la decisión de salvarlo es suya (cf. Ga 4, 4-6). La doctrina de la Predestinación a la Salvación es desarrollada por san Pablo: «en Cristo, Dios nos ha elegido desde antes de la creación del mundo para ser santos e inmaculados en el amor, predestinado en la adopción como hijos suyos en Cristo» (cf. Et 1, 4-5; Rm 8, 28-30). Pero esta iniciativa divina no elimina la libertad humana. Algunos siglos después, sanAgustín supo conjugar dos enseñanzas aparentemente opuestas de la Escritura: la gratuidad de la predilección divina por el «elegido» san Pablo y el amor de Dios a todos los hombres. Nunca enseñó la predestinación a la perdición; tampoco que Dios prefiere a unos y desecha a otros, pues quien es el Justo por excelencia no puede rechazar a alguien sin culpa. La elección de Dios a todos los hombres para la salvación incluye la libertad: «el que te creó sin ti, no te salvará sin ti», decía el obispo de Hipona. Pensar que todo esfuerzo es inútil, pues de todos modos habrá salvación, es olvidar que la colaboración del hombre con Dios tambiénestá prevista eternamente por ÉL Lo que resulte de la existencia terrena de cada individuo se verificará en el juicio final (cf. Mt 25, 31- 59
  • 30. 45). Los santos que han sido canonizados por la Iglesia dan testimonio de que una vida de esfuerzo, de amor y de virtud es reflejo del obrar de Dios (cf. Jn 3, 13 ss). E1 hombre debe descifrar los acontecimientos adversos de su vida para interpretar qué es lo que quiere Dios de él: la conversión yla renuncia al pecado, a los complejos, a las posiciones absurdas. Debe poner atención a las cuestiones personales que hay· que cambiar para renovarse y ser «hombre nuevo» (cf. Jn 3, 1-12; 2 Co 4, 16-18), en vez de justificarse con la absurda idea de ser predestinado a vivir mal. 60 ' 'ij�y,ª�spuéScJe la muerte, porque difla �trt1...vidaa-contárnoslo. __ :'[#� : UelirJfierno los tenemos - '}:�i�9.f,�)�<!� V.ida. . Hay muchas personas que no creen en la _otra vida por dos motivos: primero porque no les conviene q�e ésta exista; segundo por ignorancia. Creer en el premio o castigo de las obras que uno hace, o�liga_ muchas veces a cambiar de vida. Por ignorancia dicen que creerían si alguien viniera del «más allá» a decírselos. Efectivamente, Alguien (con mayúscula) vino a decírnoslo. Este Alguien es Jesucristo. Veamos algunas citas del Evangelio, donde el Señor Jesús nos habla del paraíso, llamándole con varios nombres: «Reino de los Cielos», «Reino de Dios», «Reino del Padre», «Wda Eterna». En Mateo 5, 3 leemos: «Dichosos los que tienen espíritude pobres, porque de ellos es el reino de los cielos». En Mateo 13, 40-43, Jesús nos habla del castigo y del premio eterno: 61
  • 31. «Así como la mala hierba se recoge y se echa al fuego para quemarla, así sucederá también al fin del mundo. El Hijo del hombre mandará a sus ángeles a recoger de su reino a todos los que hacen pecar a otros, y a los que practican el mal. Los echarán en el horno encendido, y vendrán el llanto y la desesperación. Entonces los justos bnllarán como el sol en el reino de su Padre. Los que tienen oídos, oigan)). Veamos dos citas más, en las cuales se le llama al Paraíso de manera distinta: « Ysi tu ojo te hace caer en pecado, sácate/o,· es mejor que entres con un solo ojo en el reino de Dios, y no que con los dos ojos seas arrojado alinfierno, donde losgusanos no mueren y elfuego no se apaga)) (Me 9, 47-48). En San Lucas 22, 30 Cristo llama «mi Reino» a la morada definitiva de los hombres: «... y ustedes comerán y beberán a mi mesa en mi reino, y se sentarán en tronos para juzgar a las doce tribus de Israel)). En otras partes de la Biblia se nos dice algo sobre nuestra condición de bienaventurados: «Lomismo pasa con la resurrecciónde los muertos. Lo que se entierra es corruptible,· Jo que resucita es incorruptible. Lo que se entierra es despreciable,·Jo que resucita es glorioso. Lo que se entierra es débil,· lo que resucita es fuerte. Lo que se entierra es un cuerpo 62 material,· Jo que resucita es un cuerpo espi�i�ual. Si hay cuerpo material, también hay cuerpo espmtual>> (1Co 15, 42-44). La intimidad queel alma tendrácon_ Dios en el cielo, sus relaciones con los santos, suinmunidad _ co�tra todo pecado, son gozos que nuestro entend1m1ento no puede alcanzar: "Pero como se dice en la Escritura: "Dio� ha preparado para los qu_e lo aman c�sas que nadie ha visto ni oído, y ni siqwera pensado)) (1Co 2, 9). La felicidad suprema que allí se 9º:-� excluye forzosamente todo mal, sea éste moral o f1s1co: «Secará todas las lágrimas de ellos, y ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento, ni d�lo:,· porque todo lo que antes existía ha dejado de ex1s!Jr» (Ap 21, 4). 63
  • 32. '�hquéparte .t.Jrilicacíón? ·n'e.$tado Dos concilios han definido la existencia del purgatorio: el de Florencia y el de Trento. Este último dice textualmente: «La Iglesia Católica, instruida por el Espíritu Santo, basándose en las Escrituras y en la Tradición de los Padres, ha declarado en otros concilios sagrados, y recientemente en este Sínodo Ecuménico, que existe un purgatorio, y que las almas allí detenidas pueden ser ayudadas por los sufragios de los fieles, y principalmente, por el aceptable sacrificio del altar» (sesión 25). En la Biblia encontramos algunos pasajes que nos obligan apensar en eseestadode purificación. Se trata del Segundo Libro de los Macabeos .12, 43-46, en donde se lee que entre los judíos caídos en la guerra se hallaron amuletos. Aquellos hombres se habían apoderado de ellos por superstición o por la codicia en 64 el ataque a la ciudad de Yamnia. La ley Prohibía el uso de amuletos, y la muerte de aquellos hombres fue considerada como un castigo. Mas, como esos hombres habían muerto luchando por Yahvé, Judas organizó una colecta y envió dos mil moned�� _ a Jerusalén, a fin de que ahí se ofreciera un sacnf1c10 por los caídos, implorando a Dios su perdón. En el NuevoTestamento encontramos que el Señor habla de pecados que pueden ser perdonados «en la otra vida» (Mt 12, 32). Esta «otra vida», en la que se perdonan los pecados, los Santos Padres la llamaron «purgatorio». En1Co 3, 10-15, San Pablo habla de un fuego que «probará la obra de cada cual». Orígenes, San Jerónimo, San Ambrosio, y San Agustín dicen que en este pasaje el apóstol se refiere al purgatorio. También encontramos en otros escritos de los Padres la misma creencia en el purgatorio. Tertuliano (160-240) habla dos veces sobre las misas que se celebran el día del aniversario del difunto: «Ofrecemos sacrificios por los muertos una vez al año, como si celebráramos su onomástico» (De Cor. Mil. 3). «La viudafiel hace oraciónpor el alma de su esposo difunto, pidiendo por el refrigerio y compañía con ella después de resucitados: y con este objeto hace oblaciones del día del aniversario de su muerte» (De Monog 10). 65
  • 33. San Agustín escribe en su librn «Confesiones» lo que le dijo Santa Mónica, si.J madre: «Entierra este cadáver donde quieras; no te af!tja en modo alguno su cuidado. Lo que síte encarezco es que donde quiera que estés te acuerdes de míante el a/tarde/ Señor» (Confes. 11, 27). San Cirilo de Jerusalén (315-386) escribe: «Luego rogamos por los santos Padres y por los obispos que nos han precedido, así como por todos los que han muerto en comunión con nosotros, pues creemos que las almas por las cuales se'ruega reciben gran ayuda mientras se celebra el santo y tremendo sacrificio» (Cath. Myst. 5, 9). E1 purgatorio se ve lógicamente necesario porque sabemos que muchos mueren sin haber alcanzado un amor tan grande que hayan podido purificar su vida. Por otra parte, el perdón que han obtenido de su pecado los salva del castigo eterno. Para ellos es necesaria una purificación adecuada a sus necesidades. A este propósito, San Agustín escribe en «De Civitate Dei», 24: «Hay muchos que salen de esta vida ni tan malos que no merezcan ser mirados con misericordia ni tan buenosque tenganderecho a entrar enseguida a gozar de la bienaventuranza». 66 :Jiasustar;.enseñando iqv!paS,tffJOetemOpara ;:.11; •·•·•:(c�héd/»·significa ;lbr)móselee en el credo? ,'''.'.'."'•··,,,,•,;.•·:: Contestamos empezando por la última pregunta. Realmente el credo nos enseña que Cristo:•bajó a l�s infiernos». San Pedro nos Explica para que fue Jesus a ese lugar: «... y de esta manera fue a proclamar su victoria a /os espíritus que estaban presos» (1P 3, 19). Para poder entender la palabra «infiern_o», Y_ la bajada de Cristo «a/osinfiernos», veamos qu� sentido le daban los judíos a la palabra «sheol». Segu� �ob, el sheol es el «lugar de reunión de todos los vw1entes» (Job 30, 23). Israel imaginaba la vida de u _ ltratum?a como una sombra de existencia, sin valor Y sin alegna. El sheol es un marco que encierra estas sombras: se 10 imagina como una tumba, un «sepu/cr�>� (Sal 30, 11; Ex 28, 8). Allá descienden todos los _v1�1en!es (Is 38, 18; Ez 31, 14) y ya no volverán a subir Jamas (Sal 67
  • 34. 88, 1O; Job 7, 9). Por lo tanto, siguiendo la terminología judía, «bajar a los infiernos»quiere decir bajar al lugar de los muertos. E1 infierno, como lugar de terribles castigos, es algo muy distinto. Jesucristo, al referirse a este lugar, no habla de un reino donde descansan los muertos, sino del lugar donde los pecadores reciben su castigo en el otro mundo: (Mt 5, 22-29 ss; 23, 15. 33; 1O, 28; 18; 9. 15. 33; Me 9, 43. 45-47; Le 12, 5). Veamos algunos de estos textos: «No tengan miedo de losque matan el cuerpo pero no pueden matar el alma;teman más bienalque puede hacer perecer alma y cuerpo en el infierno» (Mt 1O, 28). «S·tu mano te hace caer en pecado, córtate/a; es mejor que entres manco en la vida, y no que con las dos manos vayas a parar al infierno, donde el fuego que no se puede apagar. Ysi tu pie te hace caer en pecado, córtate/o,· es mejor que entres cojo en la vida, y no que con los dos pies seas arrojado alinfierno. Ysi tu ojo te hace caer en pecado, sácate/o,· es mejor que entres con un solo ojo en el reino de Dios, y no que con los dos ojos seas arrojado en el infierno» (Me 9, 43. 45-47). « Yo les voy a decir a quién deben tenerle miedo: ténganle miedo al que, después de qwtar la vida, tiene autondad para echar en el infierno. Sí, ténganle miedo a é/,, (Le 12, 5). 68 Además de estos textos, hay otros pasajes que 1 ,ncen referencia a este lugar de tormentos (Mt 8, 12; 1 , 42. 50; 18, 8; 22, 13; 24, 51; 25, 30. 40). También hI n Bautista habla del mismo lugar: « Trae su aventador en la mano, paralimpiar el trigo v epararlo de la paja. Guardará el trigo en su granero, pero quemará la paja en un fuego que nunca se ,,pagará» (Le 3,17). Lo mismo leemos en Mt 3, 12; la carta de Judas 7, y en el Apocalipsis 20, 9-14; 21, 8. E1 elemento más importante del infierno es el fuego, orno signo de tormentos y dolor: Mt 3,12; 5, 22; 13, 42. 50; 18, 8ss.; Me 9, 43 -47; Le 3, 17; Jud 7; Ap 20, -14; 21, 8. Este fuego es «inextinguible» (Mt 3, 12; Me 9, 33 ss. 47; Le 3, 17) o «eterno» (Mt 18, 8; 25, 41; Jud 7). Allí es el llanto y el crujir de dientes de los condenados (Mt 13, 50; 24, 51). Como se puede constatar, son demasiados los textos que encontramos sobre este lugar de suplicio. No hay lugar a dudas. Lo más terrible del infierno es que allí el hombre no podrá gozar jamás de la amistad de Dios. 69 . a s e 9
  • 35. ::��Ja, Tradición cuando . ,,,Jmdato de Diospara ... ,ljgfnb��? (Me 7, 8). Siempre es peligroso formarse una idea usando frases sueltas de la Biblia. Puede haber el peligro de sacar conclusiones completamente opuestas a la voluntad de Dios. En primer lugar hay que aclarar qué entiende la Iglesia Católica por Tradición. Es la misma Palabra de Dios comunicada a los hombres oralmente. Parte de la Tradición está contenida en la Sagrada Escritura, y parte llegó a nosotros a través de las enseñanzas de la Iglesia, a la cual el mismo Jesucristo le confió este ministerio: « Vayan, pues, a las gentes de todas las naciones, y háganlas mis discípulos,· bautícenlas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo» (Mt 28, 19). Por lo tanto, la Escritura es un fruto d� la Tradición: las dos tienen la misma importancia. Por varios años, losApóstoles enseñaron la palabra de Dios oralmente, 70 luego, se sintió la necesidad de poner por escrito algunos hechos y dichos de Nuestro Señor, que los Apóstoles habíanvisto y escuchado. San Juan termina su evangelio diciendo: «Jesús hizo muchas otras cosas,· tantas, que sise escribieran una por una, creo que en todo el mundo no cabrían losltbros en que podrían escnbirse» (Jn 21, 25). Hay varios textos más que documentan la exis­ tencia y la importancia de la Tradición: «Asíque, hermanos, sigan firmes y no se olviden de las tradiciones que les hemos enseñado personal­ mente y por carta» (2 Ts 2,15). «Sigan practicando lo que les enseñé y las instrucciones que les di, lo que me oyeron decir y lo que me vieron hacer: háganlo así y el Dios de paz estará con ustedes» {Flp 4, 9). ((Lo que me has oído decir delante de muchos testigos, encárgaselo a hombres de confianza que sean capaces de enseñar a otros» (2 Tm 2, 2). Cabe recordar un testimonio importantísimo del siglo 11. Es San lreneo que vivió en los años 140-205: ((En todas las iglesias del mundo se conserva viva la tradición de los apóstoles, pues podemos contar a todos y cada uno de sus sucesores hasta nosotros. ¡Cómo sería largo enumerar aquí la lista de obispos que sucesivamente han ocupado las silla de Roma, la 71
  • 36. mayor y másantigua delasiglesias, conocidas en todas partes y fundada por San Pedro y San Pablo! La tradición de esta Sede basta para confundir la soberbia de aquellos que por su malicia se han apartado de la verdad, pues, ciertamente, lapreeminencia de laIglesia de Roma es tal, que todas las Iglesias que aún conservan la tradición apostólica están en todo de acuerdo con sus enseñanzas». Un os cin cuenta años más tarde, Orígenes, condenando la opinión herética de que la Biblia era la única fuente de fe, escribió: «Lo único verdaderamente cierto es lo que ennada se aparte de la Tradición eclesiástica y apostólica» También el Concilio Vaticano II explica la fe de la Iglesia en la Tradición: « La Tradición y la Escritura están estrechamente unidas y compenetradas; manan de la misma fuente, se unen en un mismo caudal, corren hacia el mismo fin. La Sagrada Escritura es la palabra de Dios, en cuanto escrita por inspiración del Espíritu Santo. La Tradición recibe la palabra de Dios, encomendada por Cristo y el Espíritu Santo a los Apóstoles, y la trasmite íntegra a los sucesores de estos; para que ellos, iluminados por el Espíritu de la Verdad, la conserven, la expongan y la difundan fielmente en su predicación. Por eso la Iglesia no saca exclusivamente de la Escritura la certeza de todo lo revelado. Y.así, ambas, se han de recibir y respetar con el mismo espíritu de devoción» (Dei Verbum, 9). 72 ·····•··--·•,··•,t:�l¡bfa.de Dios, f épJ[éosse han opuesto -�fifbíendosulectura? Dei Verbum 21, 26 I�oncilio L Vaticano 11 No negamos que ha habido casos de restricc!ón por las arbitrariedades de al�unos, que han querido Interpretar a su antojo la Biblia. Pero no �ay que generalizar estas precauci�nes, ni hay m�t1vo _ para llamarlas «prohibiciones,, sin atender a la h1stona. La Iglesia Católica, que. Jesús fun d� so�re el cimiento de los Apóstoles, siempre ha . d1fund1do la Palabra de Dios, porque recibióesta consigna de parte del mismo Cristo. Esto se expresa claramente en Mt 28, 19 y Me 16, 15. En el siglo cuarto, san Jerónimo realizó la traduc­ ción de la Biblia a la lengua hablada P?r el pueblo, el latín · durante la Edad Media, los monies emple�b�n gran' parte del día transcribiendo textos d� la B1bll�. Con acciones como éstas, la Sagrada Escritura pod_1a llegar a más personas, y no sólo a unos cuantos entendidos. 73
  • 37. Los libros y sermones de esa época que han llegado hasta nosotros, están saturados de textos bíblicos tan atinadamente comentados, que asombran a' los estudiosos de hoy. Cincuenta y cuatro años antes que Martín Lutero publicara en alemán el Nuevo Testa­ mento, los católicos de Alemania habían empezado a traducir la Biblia. Cuando Lutero dio a la imprenta su «traducción», ya había en alemán 19 ediciones de la Biblia, obras todas de los católicos, según se lee en la «Historia de Alemania» de Janssen. Y toda Europa se vio favorecida por el trabajo de lostraductorescatólicos. Desde el 1450 hasta 1520 se publicaron 156 ediciones en latín, 6 de hebreo y 26 en diferentes lenguas europeas, incluyendo el ruso. También existen numerosos escritos de los papas, en los que se recomienda la lectura de la Biblia. En 1788, Pío VI escribía al arzobispo de Florencia: « Tealabo lafelizidea dehacercircular por la masa del pueblo ejemplares de laBiblia. Ella seráel antídoto contra esa peste de libros infames, tan divulgados y leídos hoy, hasta por el vulgo ignorante. La Sagrada Escritura es un manantial riquísimo del que se puede y debe sacar en abundancia pureza de doctrina, con la que se han de mejorar las costumbresy se han de arrancar de raízlos errores.» Pocos años más tarde, Pío VII escribió a los Vicarios Apostólicos de Inglaterra una cartaconcebida en idénticos términos. En 1893, León XIII escribió una Encíclica sobre la Biblia en la que nos urge a poner en ella la debida atención: 74 «Bebamos en esa gran fuente de revelación católica, que debe ser asequible a todo el reb�ño de Jesucristo; fuente purísima de aguas siempre cristalinas, porque no sufriremos Jamás el menor atentado de enturbiarlas o corromperlas. Con la lectura de la Biblia se ilumina y robustece la inteligencia, el corazón se enciende y todo el hombre se resuelve a progresar en la virtudy en el amor Divino.» Como se ve por estos pocos documentos, la Iglesia Católica siempre ha difundido la Biblia según las circunstancias y los tiempos lo exijan. 75
  • 38. JESUCRISTO 22. ¿Es Cristo un personaje histórico o inventado? 23. ¿Cuándo nació Jesucristo? 24. ¿Es Jesucristo simplemente un sabio? 25. ¿Es San Pablo el inventor de la Divinidad de Cristo? 26. ¿Estuvo Cristo en la India? 27. ¿Murió Jesús en Cachemira? 28. ¿Destruirá a la iglesia el «Código da Vinci»? 29. ¿Por qué rendirhonor a la Cruz, si fue un medio de suplicio? 30. ¿Por qué los Judíos no aceptaron a Cristo? 31. ¿Es Cristo un gran Médium? 32. ¿Por qué a Jesucristo se le llama «el Hijo del hombre»? 33. ¿Realmente Jesucristo resucitó de la muerte? 76 77
  • 39. Ciertamente hay más documentos sobre la existencia de Cristo que sobre la de cualquiera de los Césares de Roma. Además de los Evangelios, que examinaremosdespués, existen documentos históricos de autores famosos que fueron casi contemporáneos de Cristo, los cuales dan testimonio de Él. En el año 112, Plinio el Joven, que además de ser un administrador político era un hombre serio e inteligente, y un escritor firme y pintoresco, envió al Emperador Trajano una detallada carta a propósito de los cristianos. En ella le decía que los cristia.nos se reunían, cantaban himnos a Cristo y se comprometían con juramento a no ser ladrones, ni mentirosos, ni adúlteros. Naturalmente no había nada de malo en todo esto. Pero los sacerdotes de los dioses se quejaban de los cristianos porque los templos paganos quedaban desiertosy los vendedores de carne para los sacrificios ya no hacían negocio. ¿Qué conducta debía observar el magistrado romano? 78 Aquella carta y la respuesta de Traja�o pone� �n evidencia que, en aquel tiempo, el cristianismo ex1st1a ya sólidamente en Asia menor, y 1,as cris�ianos de entonces sabían todos que pertenec1an a Cristo y que lo tenían por Dios. Poco después, un escrito del emperador Adriano, dirigido en el año 125 al procónsul de �si _ a, Munic}o Fundano, confirmó el testimonio de Pllnio. El . mas Importante testimonio viene de Tácito, el histonad?r latino más importante. El escribe sus «Anales» hacia el año 116, y nos habla de los cristianos a propósito del incendio de Roma, que ocurrió en el año 64: «Unrumor infamante atribuyó aNerón la orden del Incendio. Para cortarlo de raíz, fingió él unos culpables yentregó a las más refinadastorturas a unoshombres, detestados por sus fechorías, a quienes el pueblo llamabacristianos. ElnombrelesveníadeCristo, quien bajo el reinado de Tiberio fue conden'!1do _al suplicio por el procurador de Galilea, Ponc10 Pi/ato. Est':1, perniciosa secta, reprimida al comienzo, se expandto de nuevo no solamente porJudea, donde había tenido su origen, sino por la misma Urbe...» Otro historiador contemporáneo de Tácito, Seutonio, nombra en dos ocasiones a los cristianos �n su obra: « Wda de los Doce Césares». En un pasaJe confirma la persecución de Nerón, y en otro dice que Claudia «expulsó deRoma a los judíos convertidos en causa permanente de desórdenes bajo el impulso de Cristo». 79
  • 40. Ütro historiador de mucha importancia es el hebreo Flavio Josefo. En su libro XVIII de las «Antigüedades de losjudíos» se puede leer el siguiente pasaje, del cual algunos ponen en duda su autenticidad: «Enesta época apareció Jesús, hombre sabio, si es preciso llamarle hombre, pues realizó cosas maravillosas. Fue el maestro de quienes reciben con alegríá la verdad, yarrastró a muchosjudíos, ytambién a muchosgriegos. Aquel era el Cristo. Por la denuncia de losjefes de nuestra nación, Pi/ato lo condenó a la cruz,· pero sus fieles no renunciaron a su amor por éf­ pues al tercer día se les apareció resucitado como lo habían anunciado los profetas, así como otras mil maravillas a su respecto. Todavía existe hoy la secta que de él ha recibido el nombre de cristianos.» Conviene tener presente estos documentos de suma importancia, para aclarar las dudas sobre la historicidad de Cristo. Además de ellos, los Evangelios nos iluminan abundantemente sobre los detalles de su vida y de su misión. Sobre todo, nos comunican la fuerza de su mensaje de salvación. Estos últimos son los principalesdocumentos que testifican la vida y obra de Jesucristo, el Hijo de Dios. 80 � Sabemos que nuestra era empieza .,... partiftndo de/año del Nacimiento de Jesucristo. Pero, ¿cómo podemos saber exactamente la fecha de su venida al mundo, siJos_Evangeliosno la determinan? Realmente no conocemos con exactitud ni el día ni el año del nacimiento de Cristo. En el siglo VI, en Roma, el monje Dionisio, el Exiguo, fijó el año uno de esta erahaciéndolo coincidir con el año del nacimiento del Salvador. El se basó sobre el texto de San Lucas, que dice: «Era el año .Quince del gobierno del emperador Tiberio, y Poncio Pi/ato era gobernador de Judea. Herodes gobernaba en Galilea, su hermano Filipo gobernaba en /!urea y Traconítida, y Lisanias gobernaba en Abilene. Anás y Caitás eran los sumos sacerdotes. Por aquel tiempo, Dios habló en el desierto a Juan, el hijo de Zacarías. Juan pasó por todos los lugares junto al río Jordán, diciendo a la gente que ellos debían volverse a Dios y ser bautizados, para que Dios les perdonara sus pecados» (Le 3, 1-3). De este texto se deduce que Juan empezó a predi­ car en el año 15 de Tiberio, y el ministerio de Jesús 81
  • 41. inició un año después. Ahora bien, como San Lucas (3, 23) dice que Jesús fue bautizado cuando tenía unos treinta años, con sólo retroceder estos años con relación al año 754 de la era romana (que recordaba fa fundación de Roma), a Dionisia fe resultó fácil el cáf­ cufo. Pero no examinó bien la frase de San Lucas que no determina exactamente fos años: «unos 30 años». Para determinar el año del nacimiento de Jesús es necesario tener presente otros datos que encon� tramos en Mt 2, 1 y Le 1-2. San Mateo dice que Jesús nació «durante ef reinado de Herodes». Lo mismo leemos en Le 1, 5; 1, 26; Mt 2, 3; 2, 19-22. Además sabemos, por ef historiador Flavio Josefa, que Herodes murió el año 4 a. C. Esta fecha coincidió con un eclipse de funa, que el mismo historiador reporta, ef cual ocurrió poco antes de fa muerte del rey. La Astronomía sitúa dicho fenómeno ef 12 de marzo del año 4 a. c. En San Lucas 2, 1-3, encontramos otros datos cro_n�fógicos, que se refieren al empadronamiento que obhgo a san José y a fa María a ir a Belén. Este empa­ dronamiento, dice San Lucas, fue ordenado «siendo Ouirino gobernador de Siria». Desgraciadamente ningún autor profano refiere ese empadronamient� general de todo ef imperio. La céfebre inscripción de Augusto en Ancyra (Ankara) menciona tresempadronamientos ordenados por él: uno en 726 (28 a. C.), otro en 746 (8 a.C.) y ef tercero en 767 (14 d.C.). No se sabe exactamente si alguno de estos empadronamientos coincidió con el nacimiento de Jesucristo; sobre todo porque no hay 82 certeza de que Quirino fuera entonces gobernador de Siria. De Quirinosabemos dos cosas ciertas: que fue dos veces Legado y que una de sus legaciones tuvo lugar a partir del año 6 después de Cristo. Qu�da por saber si la otra fuera anterior a esa fecha, sI se le puede situar en el período que va del año 4 a. C., al 1 d.C., tiempo en que la lista que poseemos, de l?s legados en Siria, tiene una interrupción. Algunos pIens�n que fue en este tiempo cuando Quirino ordeno otro empadronamiento. Otros historiadores creen que se trata del empadronamiento de los años 8-6 a.c., P_º�, el cual fue nombrado Quirino jefe de una de una comIsIon imperial. Por lo tanto se puede deducir que Cristo ciertamente nació antes de la muerte de Herodes (4 _ a. C.), entre el 4 y el 8 a. C. Haciendo un promedio, muchos creen que Cristo nació en el 6 a. C. En cuanto al día mismo del nacimiento, que hoy todo el mundo celebra el 25 de diciembre, se sabe menos todavía. En el siglo 111, Clemente de Alejandría abogaba por el 19 de abril como fecha propicia para celebrar la Navidad. Otros proponían el 28 de marzo. En Oriente se admitió durante mucho tiempo el 6 de enero. Solamente hacia el 350 fue cuando nuestra fecha tradicional pareció mejor fundada. Algunos piensan que la Navidad podría tener alguna relación con la fiesta del dio� Mitra, o del <�B_ol ínvenCJb/e», situada en concordancia con el solst1cI0 83
  • 42. del invierno. Era costumbre que la liturgia cristiana utilizara a veces antiguas fies·tas paganas para santificarlas. El papa Gregorio Magno aconsejó a los misioneros que envió a Inglaterra que «bautizaran los usosylugares veneradosporlos idólatras,,_ Como puede verse, no es posible saber con exactitud el año y el día del nacimiento de Jesucristo pero en sí mismo no tiene mucha importancia. L� trascendente es que la Segunda Persona de la Santísima Trinidad hace tantos años (uno más, uno menos no importa) vino al mundo para salvarnos. 84 ::.:r�:.y·,¡_ ·¡'·1:;J''."·;H.,:';·...·:1·1 , -�,- ¡: :ü ·m,, ,;n tt,:•• ·rn .. ,... t:/'·::::.·..•. '!�)f{1"¡f:'.:ltl�!!fÍJl(l1, ..__ ' �:los Evangelio, es fácil 111ª$grande sabio que ha . e lahumanídad. -,�/íaiategarfa de Dios '''ersonasufícientemente '.�ip(iirlo, absolutamente no. Tratándose de negar la divinidad de Jesucristo, tomar como pretexto una cierta preparación intelectual es un absurdo, y es pecar de presunción. Para disipar toda duda al respecto, basta pensar en la interminable lista de verdaderos genios, de fama mundial, que han sido humildes adoradores de la divinidad de Jesucristo. Algunos de ellos son: Dante Alighieri, Leonardo da Vinci, Galileo Galilei, MiguelAngel Buonarroti, Giuseppe Verdi, Louis Pasteur, Brannly, Fizeau, D. Duhem, Albert Lapparent, Charles Nicille, Alexis Carrel, Adolfo Retté, León Bloy, G. Marconi, Paul Claudel, F. Mauriac, Jacques Maritain, Ernest Psichari, Roberto�Hugh, G. K. Chesterton, Gemalli, Dr. Schweitzer, etc. Pero lo que más vale es el aporte inestimable de, los Evangelios, que los mismos incrédulos aceptan como fuentes insuperables de sabiduría. No tiene sentido aceptar una parte de la enseñanza de Jesús y 85 ..(••·
  • 43. desechar otra porque no conviene. Cristo, o fue un verdadero «sabio», y entonces lo que dijo de sí mismo es válido, o fue un loco que no sabía lo que decía. Hasta la fecha nadie que haya presentado argumentos serios ha aceptado la segunda alternativa. Por lo tanto, es necesario examinar los dichos de Jesús que se reportan en los evangelios, para así llegar a una conclusión lógica, fundada en la verdad. Veamos pues lo que dicen los evangelios. Empecemos con eltexto más claro, que no admite duda alguna: «En el principio ya existía la Palabra; y aquel que es laPalabra estaba con Dios y eraDios. Aquélque es la Palabra se hizo hombre y vivió entre nosotros. Y hemos visto su gloria, la gloria que recibió del Padre por ser su Hijo Único, abundante en amor y verdad» (Jn 1, 1.14). Esto es lo que afirma San Juan al empezar su evangelio, y él mismo nos refiere otras frases del mismo Cristo que afirma, sin titubeos, que él es Dios: «EPadre y Yo somos uno solo» (Jn1O, 30). «Jesús les contestó: "les aseguro que Yo existo desde antes que existieraAbraham"» (Jn 8, 58). «Jesús le contestó: "Elque me ama hace caso de mi palabra,· y mi Padre lo amará,· y mi Padre y Yo vendremos a vivircon él"» (Jn 14, 23). 86 En la Última Cena, Jesús se dirige al Padre con su ccoración sacerdotal», y dice: « Todo lo que es mío es tuyo, y lo que es tuyo es mio,· y migloria se hace visible en ellos» (Jn 17, 1O). También san Lucas describe el origen divino de Jesucristo: «E ángel le contestó: "el Espíritu San!� vendr1 sobre 11; y elpoder de Dios altísimo se posara sobre !1. Por eso, el niño que va a nacer será llamado santo e Hijo de Dios"» (Lc1, 35). «Luego todos le preguntaron: "así que �ú eres el Hijo de Dios': Jesús les contestó: "ustedes mismos han dicho que lo soy"» (Le 22, 70). Además de los textos antesmencionados, conviene tener presente los siguientes: Rm 9, 5, Col 1, 16-17; Flp 2, 6-11; Ap1, 8. Las palabras: «... voy al Padre porque él es más que yo» (Jn14, 28) significan que el misterio del Ser Divino, cuya fuente es el Padre, sobrepasa infinitamente todo lo que los Apóstoles pudieron contemplar en la persona de Jesús mientras cumplía su vida terrenal. En otras palabras, Cristo afirma que él, como hombre, es inferior al Padre. 87
  • 44. Ante t?do es un error afirmar que «posteriormente» a l?s escritos ?� l?s tres primeros evangelistas,entró la idea de la d1v1nidad de Cristo, porque,globalmente hablando,los escritos de San Pablo se escribieron antes que los evangelios de San Mateo, San Marcos San Lucas. ' He aquí la cronología de los escritos en cuestión: San Pablo: Carta a los Tesalonicenses: Carta a los Corintios Gálatas y Romanos: ' Cartas a los Colosenses y Efesios: Cartas a Tito y a Timoteo: Evangelios: San Marcos: San Mateo y San Lucas: 88 Año 51 Año 57-58 Años 61-63 Años 65-67 Año 63; Año 70-80 Aparte de la cuestión del tiempo, veamos el contenido de estos tres evangelios,dejando aparte el de San Juan, el más tardío, del cual ya hemos presentado en el capítulo anterior sus abundantes alusiones sobre la divinidad de Cristo. A continuación presentamos un esquema de los tratado.sen los cuales se afirma la divinidad de Cristo. Las citas de los textos ayudarán a profundizar el tema yendo a las fuentes. 1. Cristo es el Juez de todos los hombres (Mt 10, 32; 16,27; Me 8,38) 2. Tiene poder para perdonar los pecados (Me 2,10- 12; Le 5, 23-24) 3. Conoce los pensamientos de los hombres (Mt 9,4; 16,17; Me 2,8; 8,17; Le 6, 8) 4. Conoce el futuro (Me 9,29-30; Mt 23, 35; Le 19,22) 5. Es llamado Hijo del Altísimo por el Arcángel Gabriel (Le 1,32) 6. Es llamado Hijo por el mismo Dios Padre desde el cielo (Mt 3,17; 17,5) 7. Es eterno como su Padre (Mt 21,33-41; Le 1O, 18; Mc 12,1-9) 8. Llama a Dios «su Padre» y conoce sus secretos (Mt 11,25-28; Le 1O,21-23) 9. Cuando le preguntan si él es el Hijo de Dios,Jesús contesta afirmativamente (Me 14,61) Como se puede constatar, hay bastantes textos bíblicos, además de los de san Pablo y san Juan,para aclarar toda duda sobre la divinidad de Cristo. 89 ::/i~Sofrecen abundantes '(Je Jesucristo fue un • · •púkHJal.Pero no se habla de su divinidad .,,,. ii11Jeros Evangelios, llamados sinópticos. tfJJfJflfé San Pablo, influido porla cultura igfii&!:piigáha, exaltó a Cristo hasta hacerlo Dios. ;:'.',.~;:.l'-.'. ,';,~~-.-.;,;-,". ':: .-_,, '
  • 45. ?! ; 'li���� C>ris/om son verda eros ;).�{ ........ . .. f!,ft.lJ)f)t}iq que él aprendió en la India ' :':.-��Sttt;ff(ü.e� i;PS(udiarhasta los treinta años. . Sorprende ve� cómo en pleno siglo XXI se aceptan af1rmac1ones tan simples y sin ningún fundamento sólo porque éstas se leen en un libro. Todo lo que su�na a no�edad encuentra en el público tanta hambre, que anima a unos cuantos listos que quieren enriquecerse, aprovechando de su desarrollada fantasía. Esto lo podemos constatar tanto en la moda, como en los encabezados de los periódicos. La idea de que Cristo haya ido a estudiar a la India es fruto de la fantasía y codicia de un escritor moderno �ue supo manejar bien la pluma, sin escrúpulos, y si� interesarse en lo más mínimo en atenerse a los hechos históricos. . Son muchos los que se preguntan dónde estuvo Cnsto de los 12 a los 30 años. Los evangelios pasan por al _ to este período de su vida. En uno de los capítulos an�enores repo�amos las pocas citas extrabíblicas que existen sobre Cristo. Los autores de estas citas nodicen 90 nada de esta presencia de Cristo en la India. Tampoco en los evangelios encontramos indicios al respecto. ¿De dónde, pues, sacan la noticia de que Cristo fue a estudiar magia a la India? No hay otra fuente que la fantasía. Pero, ¿realmente los evangelios nos dejan en la oscuridad sobre el período de los 12 a los 30 años de la vida de Cristo? Si examinamos bien el texto de San Lucas, veremos que unas palabras nos revelan dónde vivió (en Nazaret), y cómo crecía: «Entonces volvió con ellos a Nazaret, donde viv16 obedeciéndolos en todo. Su madre guardaba todo esto en su corazón. YJesús segula creciendo en sabidurla yestatura, ygozaba delfavor deDiosyde loshombres» (Le 2, 51-52). En Marcos 6, 2-3 leemos: «Cuando llegó el sábado, comenzó a enseñar en la sinagoga. Y muchos oyeron a Jesús, y se preguntaron admirados: '¿Dónde aprendióéste tantas cosas? ¿De dónde ha sacado esa sab1durla y los milagros que hace? ¿No es este el carpintero, el hijo deMar/ayhermano de Santiago, José, JudasySimón? ¿ Yno viven sushermanas también entre nosotros?" Y no tenlan fe en él.» La gente que lo conocía no comentaba: «¡Qué maestros tan insignes tuvo esteJoven!» sino: «¿Cómo 91 ·· •••~ ·••e ·· ~ºinttc. ,· #
  • 46. esposible que este carpintero, a quien todos conoce­ mos, pueda hacer esto?» Además, en el Evangelio de San Juan se afirma claramente que Jesús no tuvo maestro alguno: «Losjudíos decían admirados: '¿Cómo sabe este tantas cosas, sin haber estudiado?"» (Jn 7, 15). 92 Ante todo, conviene tener presente que el verdadero desarrollo cultural, social y científico llevan lógicamente al hombre a ser menospresumido, menos categórico y más hambriento de la verdad. Sentirse superior a otros, creer haber alcanzado una gran sabiduría, despreciar la cultura de los demás, es una manifestación evidente de que uno vive en un estado cultural subdesarrollado. Sorprende mucho constatar que hoy en día hay quienes aprecian como «cultos» y aceptan como «científicos» argumentos que sólo son «ciencia­ ficción». También hay autores de cuentos que se autonombran «científicos» y «hombres cultos». Hay que tener cuidado. ·• Este es el caso de cuantos han aceptado el libro de «Jesús vivió y murió en Cachemira», como una revelación científica. Ante todo hacemos notar que 93
  • 47. Faber Káiser no hizo ningún descubrimiento al darnos a conocer la existencia de una tumba en Cachemira que se atribuye a Cristo. He aquí el proceso histórico de esta pseudo noticia: Hace unos cien años, un cierto Mizra Gulam Ahmed, de ascendencia musulmana, fundó una secta llamada Ahmadía. Él mismo se proclamó "el nuevo profeta de los musulmanes, el Mesías de los cristianos el maestro de los últimos días de los hindúes, el Meí� Darbahmi de los zoroástricos, la última y nueva esperanza de la humanidad". Para ser original y sensacional al mismo al mismo tiempo, inventó la historieta de que Jesús fue descendiendo de la cruz simplemente desmayado. Al curarle las heridas, se restableció, y huyó a Persia. Posteriormente, permaneció en Palestina durante cuarenta díasconsus discípulos, y a continuación salió en busca de las diez tribus perdidas de Israel, que se creían diseminadas por las comarcas de Afganistán y Cachemira. Según Mizra Gulam, Cristo murió allí a la edad de 120 años, y está enterrado en una tumba que se halla en Shrinagar (Cachemira). Los hindúes atribuyeron esta tumba al profeta Yus Asal, de la generación de los bodisatva, seres perfectos que aspiran a la categoría de Buda. Esta historieta, de que se dicen descubridores Faber Káiser y todos sus ingenuos lectores, viene contándose desde hace unos cien años, reproducién­ dose en enciclopedias, diccionarios y libros sobre las 94 religiones universales. Si los estudiosos serios no le han dado ninguna importancia, se debe lógicamente a su tinte fantástico y sin ningún fundamento histórico. E1 hecho de que el tema sea presentado por un escritor de ciencia-ficción, y no por un científico serio, demuestra su infundado valor histórico. Quien quiera que tenga un mínimo de sensatez rechaza que se pueda volver ·1a historia al revés sólo porque a un mahometano de Cachemira, que se hace llamar «Mesías,,, se le ocurre inventar una historieta. La argumentación pseudo-científica de Faber Káiser está orientada a demostrar que Jesús no murió en la cruz. En su narración empieza diciendo: «el verdadero objeto de la crucifixión no era la muerte Inmediata, sino una tortura que se prolongaba a lo largo de tres o cuatro días,,. En verdad, el sufrimiento de los crucificados podía durar muchas horas. Pero este «podía durar,, no quiere decir «debía durar,,. Oue Cristo murió al cabo de tres horas nos lo aseguran los textos evangélicos (únicos documentos que nos dan un testimonioverdadero), y la investigación científica. Casi todos los que han estudiado la muerte de Cristo emiten diagnósticos sobre la base de grandes perturbaciones cardíacas y respiratorias. Heinz Zlmmermann afirma que «la causa propiay última de Is muerte de Jesús fue la fuerte disminución de la Irrigación sanguínea coronaria, consecuencia del colapso ortos/ático. Resultó más destructivo, más mortal, el poco flujo de sangre al corazón que a la cabeza,,. 95