El documento discute dos errores arbitrales graves en la Copa del Mundo 2010 que obligaron a la FIFA a reconsiderar el uso de más tecnología en el fútbol. Un gol de Inglaterra no fue contado y una posición adelantada de Argentina no fue detectada. Aunque la FIFA admitió la necesidad de tecnología para determinar si el balón cruza la línea del arco, se opone a su uso para detectar fueras de juego.