Segismundo reflexiona sobre su falta de libertad en comparación con otros seres vivos en un monólogo de siete párrafos. Se pregunta por qué, siendo un ser humano con alma, tiene menos libertad que un ave, un bruto, un pez, o un arroyo, que gozan de libertad desde el momento de su nacimiento. Concluye preguntándose qué ley, justicia o razón niega a los hombres un privilegio tan suave como la libertad, que Dios ha otorgado a otros seres.