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La Nueva España
 ocupó un territorio
          de
aproximadamente
 7,000,000 de Km2.
 Siglos atrás este
territorio fue hogar
de diversas culturas
   prehispánicas
   Estas civilizaciones fueron muy diversas en
    costumbres y tradiciones. El territorio que hoy
    es México y antes fue la Nueva España fue
    dividido en 2 regiones culturales,
    Mesoamérica (nombre dado por el alemán
    Paul Kirchoff) que comprendía desde el sur
    de la actual Honduras hasta el altiplano
    central de México. Y Aridoamérica que
    comprendía del centro de México a el hoy
    sur de los EE.UU.

   En estas zonas se desarrollaron culturas como
    lo fue la Maya (la más antigua de todas), la
    olmeca (considerada erróneamente la
    primera cultura en surgir), la zapoteca,
    mixteca, totonaca, azteca entre otras. La
    aparición y periodo de vida de estas culturas
    son agrupadas bajo estos criterios en 3
    periodos; El preclásico, clásico y postclásico.

   Estas culturas existieron del 2500 a.C. hasta el
    año 1521 d.C. cuando los españoles
    conquistaron México Tenochtitlán e
    impusieron el virreinato y con ello el inicio de
    la colonia.
   El periodo preclásico fue el
    primero en gestarse en
    Mesoamérica, en el nacieron
    la cultura olmeca (que
    termino en este mismo
    periodo), la maya, mixteca,
    Cuicuilco y algunas culturas
    del occidente. Este periodo se
    caracteriza por que la
    principal actividad
    económica era la agricultura
    y pesca. Las culturas maya y
    mixteca prevalecieron a este
    periodo y se dio el surgimiento
    de grandes ciudades
    ceremoniales como lo son
    Monte Albán y Teotihuacán.
   Es el periodo más corto de los tres,
    en el cual se desarrollaron
    plenamente las ciudades.
    También se consolidó la cultura
    maya y la zapoteca, emergió
    Teotihuacán como la ciudad más
    poderosa, aunque sólo durante
    un tiempo ya que su decadencia
    sucedió en este mismo periodo.
   También surgieron las llamadas
    ciudades-estado sobre todo en el
    área maya.
   Otra característica de este
    periodo es que es en el cual
    florecieron más las distintas
    expresiones culturales como la
    pintura, la escultura, la
    arquitectura y la escritura.
   Este periodo se caracterizó por el
    declive de muchas ciudades
    mesoamericanas que tuvieron su
    apogeo en el clásico, tal es el caso de
    Monte Albán que se encuentra en el
    actual estado de Oaxaca.
   Otra característica es que en este
    periodo, en el norte de Mesoamérica
    hubo desastres ambientales que
    propiciaron las migraciones y
    abandono de ciudades.
   También se da el auge de los Mexicas.
    Tenochtitlán llega a ser la cultura más
    poderosa tanto militar como
    socialmente y a la cual los señoríos
    circundantes rendían tributo. Los
    Aztecas tuvieron una expansión enorme
    abarcando desde el Norte de Veracruz
    hasta el Norte de la actual Guatemala
    y de la costa veracruzana del Golfo a
    algunas zonas de la sierra de Guerrero.
   En este periodo también los Toltecas
    vivieron su hegemonía aunque en
    mucho menor grado que los Mexicas.
   El Posclásico acaba con la llegada de
    los españoles en el año de 1519.
o   En enero
    de 1516 murió Fernando
    el Católico y para
    entonces había
    transcurrido casi un
    cuarto de siglo desde
    los descubrimientos
    colombinos. Debido a la
    imposibilidad para
    gobernar de su hija
    Juana I, había
    nombrado en su
    testamento a su
    nieto Carlos I como su
    sucesor.
o   En España ya se tenían
    noticias de que en el
    territorio ignoto había
    pueblos "muy ricos
    en oro y otros metales
    preciosos“. Como
    medio para hacerse de
    esas riquezas, se
    proclamó una ley que
    autorizaba el rescate
    de oro con la cual se
    promovía que los
    españoles viajaran
    a América para
    comerciar con los
    nativos, dando de sus
    ganancias el 20% o
    «quinto del rey».
El 8 de febrero de 1517 zarparon del puerto
de Santiago tres embarcaciones con
ciento diez hombres y navegaron por la
banda norte de la isla de Cuba realizando
diversas escalas. Al llegar a la punta de San
Antón pretendieron poner rumbo hacia
las Islas de la Bahía pero fueron
sorprendidos por una tormenta , llegando
los primeros días de marzo a la
deshabitada Isla Mujeres. Posteriormente
cruzaron hacia la costa norte de
la península de Yucatán avistando Ekab,
lugar que bautizaron como el «Gran Cairo».
Fondearon las naves, y encontraron que
pobladores del lugar, con cara alegre y
llevando muestras de paz, se acercaban
en canoas invitando a los recién llegados a
tierra firme. Al día siguiente, 5 de marzo, los
expedicionarios españoles aceptaron la
invitación y al desembarco, el capitán
Hernández de Córdoba, tomó posesión
formal en nombre del rey de lo que él creía
una isla a la que bautizó con el efímero
nombre de Santa María de los Remedios.
Terminado el protocolo, los expedicionarios
siguieron a los mayas tierra adentro donde
fueron emboscados. En la escaramuza que
siguió, murieron dos españoles y quince
nativos. Hernández dio la orden de regresar
a las embarcaciones, no sin antes haber
capturando a dos indígenas. Estos nativos
fueron a la postre los primeros
traductores maya-español.
Al año siguiente, el
gobernador organizó una
segunda expedición
recuperando las naos del
primer viaje, y añadió
una carabela y
un bergantín.
Velázquez designó a su
sobrino Juan de
Grijalva como capitán
general y como
capitanes de los otros
navíos a Francisco de
Montejo, Pedro de
Alvarado y Alonso de
Ávila, quienes se
responsabilizaron de
suministrar pertrechos y
bastimentos a las
embarcaciones.
El 8 de abril dejaron este
puerto y llegaron a la isla
de Cozumel el 3 de
mayo. Por la fecha,
Grijalva bautizó el lugar
como Santa Cruz de la
Puerta Latina.
Cuando desembarcaron
en la isla, los nativos
huyeron al interior de la
misma, solamente
contactaron a dos
ancianos y a una mujer
que resultó ser
jamaiquina. La mujer
había llegado dos años
antes de forma
accidental pues
su canoa fue arrastrada
por la corriente del canal
de Yucatán y sus diez
compañeros habían sido
sacrificados a los dioses
mayas. Esta mujer actuó
como intérprete ya que
algunos españoles
conocían su idioma.
Velázquez organizó una
tercera expedición. El
gobernador consideró que
su sobrino había fracasado
en su misión y por tanto
requería de un nuevo
capitán. Después de
ponderar sus opciones y a
instancias de su
secretario, Andrés de
Duero, y el contador
Amador Lares, optó
por Hernán Cortés, quién
entonces era alcalde
de Santiago. Se lograron
reunir en total once
embarcaciones. Los
capitanes designados por
Cortés fueron: Pedro de
Alvarado, Alonso de
Ávila, Alonso Hernández
Portocarrero, Diego de
Ordaz, Francisco de
Montejo, Francisco de
Morla, Francisco de
Saucedo, Juan de
Escalante, Juan Velázquez
de León, Cristóbal de
Olid y Gonzalo de
Sandoval.
Cortés se dirigió a la isla
de Cozumel siguiendo el
trayecto de sus
antecesores. De la
expedición de Hernández
de Córdoba llevaban al
intérprete bautizado
como Melchorejo y de la
expedición de Grijalva a
la esclava jamaiquina.
Cortés envió a estos
intérpretes en busca de
los jefes mayas de la isla,
mandando decirles que
la visita era pacífica. Tres
días después se presentó
ante Cortés una persona
que se dijo señor de toda
la isla. Tras una larga
charla, Cortés le habló
sobre el rey de España y
la fe católica, además de
recalcar sus intenciones
pacíficas si toda la gente
de la isla se subordinaba
ante España.
En este lugar, Cortés confirmó la
presencia de otros dos españoles
que hacía ocho años habían
naufragado en el golfo de Darién y
tras sobrevivir en un bote fueron
arrastrados por la corriente hasta
las costas de la península donde
fueron hechos prisioneros por los
mayas. En Cuba, Cortés había
escuchado sobre ellos y quería
contactarlos para rescatarlos. Seis
días les estuvieron esperando en
esa costa sin tener noticia de los
náufragos ni de los mensajeros
enviados. Al ver que esta situación
no cambiaba, ambas naves
decidieron regresar a Cozumel a
encontrarse con Cortés para
notificarle la situación. Al día
siguiente, llegó a la isla una canoa
con nativos y con el náufrago
Jerónimo de Aguilar, a quién por su
aspecto confundieron con uno de
los mayas. Tras entrevistarse
con Andrés de Tapia fue llevado
ante Cortés, se unió a la expedición
y actuó en adelante como
intérprete maya-castellano.
Cortés se dirigió
hacia Quiahuiztlán y
Zempoala,
pueblos totonacas que
eran tributarios de los
mexicas. Los gobernantes
o teuctlis habían conocido
a Juan de Grijalva, logrado
una buena relación con los
españoles. El teuctli de
Zempoala, Chicomacatl,
fue descrito como un
hombre gordo con poca
movilidad para desplazarse
pero que, al igual que
el teuctli de Quiahuiztlán,
recibió amistosamente al
contingente español. En la
entrevista, Cortés prometió
ayudar a liberarlos del
tributo a los mexicas, a
cambio de sellar una
alianza militar de españoles
y totonacas. Ahí comenzó
la insidia política de Cortés
que habría de permitirle
capitanear una rebelión de
pueblos sometidos que
sería determinante en la
conquista de los territorios
del Imperio Mexica.
Tlaxcala era una
confederación de ciudades-
estados unidas en
una república gobernada
por los integrantes de
un senado. Tenochtitlan,
estaba organizada de forma
similar a un imperio;
desde 1455 el poderío
azteca estaba conformado
sobre la base de una triple
alianza cuyos integrantes
eran los señoríos
de Texcoco, Tlacopan,
y Tenochtitlan, sin embargo,
este último ejercía la
hegemonía del poder. En
esos años ambas
confederaciones rivalizaron y
comenzaron las guerras
floridas en contra
de Huejotzingo, Cholula y
Tlaxcala. Cuyo objetivo
principal era la captura de
prisioneros.
Bajo estas circunstancias de
animadversión, llegó Cortés al
territorio de Tlaxcala al
mando del ejército totonaca-
español, el cual era
numéricamente muy inferior
con respecto a la densa
población de Tlaxcala que se
conformaba por los pinomes,
los otomíes y los tlaxcaltecas,
quienes vivían asentados en
cientos de pequeñas
localidades. El senado ya
estaba enterado de los
españoles y cuando
recibieron a los mensajeros se
reunieron para deliberar la
propuesta de Cortés. Los
principales representantes
eran Xicohténcatl Huehue «el
Viejo», Maxixcatzin,
Citlalpopocatzin y
Hueyolotzin.
Al igual que los mexicas, los tlaxcaltecas consideraban a los españoles como
semidioses pues las noticias respecto a sus caballos y sus armas los habían
impresionado. Maxixcatzin se inclinó por sellar la alianza y luchar contra sus
acérrimos rivales, pero Xicohténcatl Axayacatzin argumentó la posibilidad de
que los españoles no fueran semidioses, creyendo que la ambición que habían
mostrado por el oro, los pequeños hurtos en los pueblos, la destrucción de
templos y el desprecio de leyes ancestrales evidenciaba más un
comportamiento humano que divino. La resolución fue atacar a los recién
llegados. De lograrse la victoria se daría crédito a la nación tlaxcalteca, en
caso de derrota se culparía a los otomíes de haber actuado en desobediencia
a las órdenes del senado y se firmaría la alianza.
Buscando siempre la alianza, Cortés
envió mensajeros de paz recibiendo una
respuesta irónica de Xicohténcatl:
«¿Paces?, ciertamente, las
celebraremos, venid a Tlaxcala en
donde está mi padre. Allí haremos las
paces, hartándonos de vuestras carnes y
honrando a nuestros dioses con vuestros
corazones». A pesar del anuncio de
exterminio, los caballos, las armas y las
tácticas militares españolas se
impusieron a los tlaxcaltecas, quienes
atacaban de forma inarticulada, sin
cooperar entre sí, tratando siempre de
capturar enemigos en lugar de
liquidarlos. Tras evaluar la nueva
situación, y considerando las repetidas
derrotas, el senado de Tlaxcala ordenó
a Xicohténcatl Axayacatzin detener la
guerra para negociar un acuerdo de
paz.
Moctezuma realizó muchos intentos
para disuadir a Cortés de avanzar
hacia Tenochtitlan. El tlatoani envió
regalos, embajadores e innumerables
mensajes para convencer a los
españoles de no visitar la ciudad pero
todo fue inútil. Después de haber
llegado al valle de México, el ejército
compuesto por cuatrocientos
españoles, cuatro mil tlaxcaltecas y
dieciséis caballos entró el 8 de
noviembre de 1519 a la ciudad
de México-Tenochtitlan, construida en
una isla del lago de Texcoco y unida a
tierra por tres calzadas principales.
Cortés y sus hombres fueron recibidos
por el tlatoani Moctezuma
Xocoyotzin y algunos otros servidores.
Tras una breve presentación, hubo un
intercambio de regalos. Cortés
entregó a Moctezuma un collar de
cuentas de vidrio que se
llamaban margaritas y el gobernante
entregó al caudillo un collar con ocho
camarones de oro. Posteriormente los
españoles fueron alojados en el
palacio de Axayácatl, cercano al
recinto sagrado de la ciudad.
Moctezuma era un guerrero
experimentado, pero como hombre
supersticioso, continuaba con la idea
de que posiblemente los extraños
visitantes eran semidioses. Se entrevistó
de forma privada con Cortés y dio a
entender, de acuerdo a diversas
crónicas, la sumisión como vasallo del
rey Carlos I de España.
Mientras tanto en la costa,
siguiendo los consejos de
los conquistadores españoles,
los totonacas dejaron de
pagar el acostumbrado
tributo a los mexicas. El
calpixque Cuauhpopoca
dirigió a los guerreros mexicas
y comenzó el ataque contra
los totonacas, pero estos
fueron defendidos por la
guarnición española de la
Villa Rica de la Vera Cruz.
Como resultado de la
contienda, los españoles
sufrieron siete bajas, entre
ellas, Juan de
Escalante quien logró
incendiar la población
de Nautla antes de la
retirada de sus hombres pero
murió más tarde a
consecuencia de las heridas.
Durante la breve estancia, los españoles habían descubierto accidentalmente
tesoros escondidos en una de las recámaras principales del suntuoso palacio
de Axayácatl; pero también habían valorado el posible riesgo de una
emboscada por parte de los mexicas y por tales motivos decidieron someter a
Moctezuma. El 14 de noviembre Cortés tomó como pretexto los
acontecimientos de Nautla para arrestar al tlatoani, exigiendo también castigo
para los responsables. Sorprendido, Moctezuma negó haber ordenado el
ataque y mandó llamar a Cuauhpopoca
A partir de ese momento
el tlatoani fue vigilado
por una escolta
española. Cuando
regresaron los emisarios,
el tlatoani otorgó el
privilegio de juicio a
Cortés; el proceso fue
breve y sentenciaron a
morir en la hoguera a
Cuauhpopoca, a su hijo y
quince principales de
Nautla. Para prevenir una
sublevación, Moctezuma
fue sometido con grilletes
y se le obligó a presenciar
la ejecución. El pueblo
mexica, en silencio y
expectante, comenzó a
dudar de su máximo
dirigente por la sumisión
mostrada.
Durante la ausencia de Cortés, que se encontraba combatiendo
con Pánfilo de Narváez , en Tenochtitlan se debía celebrar la
ceremonia en honor del dios Huitzilopochtli. Los mexicas pidieron
permiso al capitán Pedro de Alvarado, quien otorgó el permiso
correspondiente para llevar a cabo la fiesta de Tóxcatl, la cual
era un extenso ritual en donde se hacía una estatua de
Huitzilopochtli; sacerdotes, capitanes, así como jóvenes guerreros
bailaban y cantaban desarmados. Alvarado mandó cerrar las
salidas, pasos y entradas al patio sagrado, la entrada
de Cuauhquiyauac (Águila) en el palacio menor, la de
Ácatliyacapan (Punta de caña), la de Tezcacóac (Serpiente de
espejos) y entonces comenzó la masacre. «Dieron un tajo al que
estaba tañendo el tambor, le cortaron ambos brazos y luego lo
decapitaron, lejos fue a caer su cabeza cercenada, otros
comenzaron a matar con lanzas y espadas; corría la sangre como
el agua cuando llueve, y todo el patio estaba sembrado de
cabezas, brazos, tripas y cuerpos de hombres muertos».
Fue una gran pérdida porque
los asesinados eran los dirigentes
que se habían educado en
el Calmécac, los veteranos de
guerra, los calpixques, los
intérpretes de códices. La
presencia de los extranjeros
ofendía al pueblo de
Tenochtitlan, pero era tanto el
respeto que sentían por la figura
del tlatoani, que nadie se había
atrevido a contradecirlo.
La matanza del Templo
Mayor provocó una enorme
indignación y los mexicas se
lanzaron contra el palacio de
Axayácatl. Moctezuma pidió
al tlacochcálcatl (jefe de
armas) de Tlatelolco,
Itzcuauhtzin, calmar a la
población enardecida con un
discurso en el que pedía a
tenochcas y tlatelolcas no
combatir contra los españoles.
La rebelión ya no pudo ser
detenida, la población
ofendida por la actitud
del tlatoani, gritaba «¡Ya no
somos tus vasallos!». Además se
encontraban irritados por el
ataque alevoso a sus capitanes.
Sitiaron el palacio durante más
de veinte días, donde los
españoles se atrincheraron
llevando con ellos a Moctezuma
y a otros jefes.
De regreso en la ciudad y tras un
enfrentamiento en Iztapalapa,
Cortés pudo reunirse con sus
compañeros en el palacio de
Axayácatl desde donde
defendían de constantes
ataques. De acuerdo a Díaz del
Castillo, Cortés había llegado
con más de mil trescientos
soldados, noventa y siete
caballos, ochenta ballesteros,
ochenta escopeteros, artillería y
más de dos mil tlaxcaltecas.
Pedro de Alvarado había
mantenido cautivo a
Moctezuma, junto con algunos
de sus hijos y varios sacerdotes.
Después de estos sucesos
ocurrió la muerte de
Moctezuma Xocoyotzin.
Fernando de Alva
Ixtlilxóchitl afirma que
fueron los españoles
quienes asesinaron a
Moctezuma por heridas
de espada, mientras que
Díaz del Castillo dice que
Moctezuma subió a uno
de los muros del palacio
para que hablara con su
gente y los tranquilizara,
sin embargo, la multitud
enardecida comenzó a
arrojar piedras, una de las
cuales hirió a Moctezuma
de gravedad durante su
discurso. Moctezuma fue
llevado al interior pero
falleció tres días después
a causa de la herida.
El palacio quedó cercado,
sin agua, ni alimentos, y
el Tlahtocan (concejo) eligió
como nuevo tlatoani a un
primo de Moctezuma,
Cuitláhuac.
 En esas circunstancias,
Cortés se vio forzado a
abandonar la ciudad.
Organizó el escape
ordenando cargar la mayor
cantidad de oro posible.
Para impedir la huida de los
españoles, los mexicas
habían desmontado los
puentes de los canales en la
ciudad, Cortés utilizó las
vigas del palacio de
Axayácatl para improvisar
puentes portátiles.
..«Todo lo cogieron, de
todo se adueñaron, todo
lo arrebataron como
suyo, todo se apropiaron
como si fuera su suerte. Y
después que le fueron
quitando a todo el oro,
cuando se lo hubieron
quitado, todo lo demás lo
juntaron, lo acumularon
en la medianía del patio,
a medio patio; todo era
pluma fina»..
Historia general de las
cosas de la Nueva
España
El 30 de junio de 1520 durante la
noche, Cortés salió de
Tenochtitlan.
Ochenta tamemes tlaxcaltecas
fueron previstos para transportar el
oro y las joyas. Adelante
marcharon Gonzalo de Sandoval,
Antonio de Quiñones, Francisco de
Acevedo, Francisco Lugo, Diego
de Ordaz, Andrés de Tapia,
doscientos peones, veinte jinetes y
cuatrocientos tlaxcaltecas. En el
centro, transportando el tesoro,
Hernán Cortés, Alonso de Ávila,
Cristóbal de Olid, Bernardino
Vázquez de Tapia, la artillería,
Malintzin y otras mujeres indígenas,
Chimalpopoca con sus hermanas,
los prisioneros mexicas y el grueso
de las fuerzas españolas y aliadas.
En la retaguardia Pedro de
Alvarado, Juan Velázquez de
León, la caballería y la mayor
parte de los soldados de Narváez.
Sólo consiguieron salir los primeros
ya que, descubiertos y dada la
voz de alarma, fueron acosados
desde canoas, muriendo unos
ochocientos españoles y gran
número de aliados, además de
perder cuarenta caballos,
cañones, arcabuces, espadas,
arcos y saetas de hierro, así como
la mayor parte del oro. Entre las
bajas se encontraron el
capitán Juan Velázquez de León,
quién había sido fiel a Cortés a
pesar de ser pariente de Diego
Velázquez de Cuéllar, Francisco
de Morla, Francisco de
Saucedo, Cacama, dos hijas de
Moctezuma y Chimalpopoca.
 El propio Cortés fue herido en
una mano. Los supervivientes
escaparon por la ruta
de Tlacopan
… «Cortés a esto se paró,
y aun se sentó, y no a
descansar, sino a hacer
duelo sobre los muertos y
que vivos quedaban, y
pensar y decir el baque
la fortuna le daba con
perder tantos amigos,
tanto tesoro, tanto
mando, tan grande
ciudad y reino; y no
solamente lloraba la
desventura presente, más
temía la venidera, por
estar todos heridos, por
no saber adónde ir, y por
no tener cierta la guardia
y amistad en Tlaxcala; y
¿quién no llorara viendo
la muerte y estrago de
aquellos que con tanto
triunfo, pompa y regocijo
entrado habían? »…
Historia general de las
Indias, Francisco López
de Gómara.
La ruta que tomaron hacia Tlaxcala fue a
través de Tlalnepantla, Atizapán,
Teocalhueycan, Cuautitlán, Tepotzotlán,
Xóloc, Zacamolco. El 7 de julio los
conquistadores fueron ferozmente
atacados en la batalla de Otumba, sin
embargo triunfaron al matar al
cihuacoatl o principal capitán de los
mexicas.
Hernán Cortés pensó que la alianza con
los tlaxcaltecas había terminado tras la
derrota, pero de forma contraria a sus
predicciones fue recibido con
benevolencia por el senado de Tlaxcala,
a pesar de la oposición de Xicohténcatl.
Las fuerzas españolas comenzaron a
reorganizarse, aunque tardaron más de
un año para regresar a tomar la plaza de
Tenochtitlan.
Las fuerzas españolas comenzaron el avance hacia Texmelucan
acompañadas por un gran contingente de tlaxcaltecas, quienes
sumaron diez mil hombres bajo el mando de Chichimeca tecle. El
objetivo de Cortés fue realizar un bloqueo a la ciudad de
Tenochtitlan.
El 15 de febrero de 1521 Cortés consideró que la construcción de
los bergantines debía terminarse cerca del lago. Un gran número
de tamemes y aliados tlaxcaltecas transportaron las tablas desde
Tlaxcala hasta las orillas del lago de Texcoco y se excavaron zanjas
para poner las embarcaciones en el agua. En ese punto, Cortés
ordenó un nuevo avance para someter a Iztapalapa. En el lugar
hubo fuertes enfrentamientos con los mexicas, quienes defendieron
el sitio por tierra y por agua cruzando el lago de Texcoco en
pequeñas embarcaciones. Ixtlilxóchitl apoyó a los españoles con un
número indeterminado de texcocanos, forzando el retiro de los
mexicas y favoreciendo la victoria de los conquistadores.
Las victorias conseguidas por los españoles y el fortalecimiento de la alianza con los
tlaxcaltecas ya eran noticia en todo el Imperio mexica. Tributarios y enemigos fueron
aumentando, lenta pero inexorablemente, las fuerzas de Cortés. Poblaciones enteras de
las comarcas vecinas enviaron embajadores de paz para rendir tributo a la corona
española y aliarse en el ataque a Tenochtitlan.
En febrero de 1521 una nueva embarcación, procedente de Santo Domingo, ancló frente
a la Villa Rica de la Vera Cruz. En ella se transportaba armamento, pólvora, sesenta
caballos y doscientos hombres.
Cortés aumentó el contingente con texcocanos y huejotzingas.
El avance de los conquistadores continuó hacia Yautepec. El segundo ejército mexica
que se encontraba en la localidad huyó a Juchitepec, donde fue alcanzado y sometido.
La siguiente etapa de la campaña se desarrolló en Xochimilco. El tlatoani local
Yaomahuitzin ofreció resistencia, casi a punto de ser vencido engañó a los españoles
fingiendo tener intenciones de pactar pero sólo con el objetivo de ganar tiempo y recibir
ayuda desde Tenochtitlan. Cuauhtémoc envió un ataque combinado por tierra y por la
laguna. Debido al factor sorpresa, mexicas y xochimilcas lograron una victoria temporal.
Cortés casi fue hecho prisionero al caer de su caballo. Cristóbal de Olea pudo salvarlo a
cambio de ser herido y de que un par de soldados españoles fueron capturados y más
tarde, sacrificados.150 La batalla se prolongó durante tres días más y finalmente, los
hombres de Cuauhtémoc se replegaron a Tenochtitlan.
Tras haber roto la barrera defensiva, los conquistadores avanzaron a Coyoacán donde el
teuctli Coapopocatizin prefirió huir y la localidad fue tomada por las fuerzas de Cortés.
Desde este lugar, las fuerzas de ataque se dividieron con los objetivos de tomar
Churubusco, controlar la retaguardia en Tláhuac y Mixquic, y rodear el lago por occidente
hasta Tlacopan. De esta forma, se cerró totalmente el cerco a Tenochtitlan.
Cortés no dudo en reafirmar las posiciones en Tlacopan (Tacuba),
Azcapotzalco, Tenayuca y Cuautitlán. El objetivo de aislar la
ciudad se había logrado y ahora faltaba coordinar un ataque
simultáneo a la ciudad desde todos los accesos.
Fuerzas iniciales para sitiar a Tenochtitlan:
o Tlacopan - Pedro de Alvarado
30 caballos, 18 ballesteros y escopeteros, 150 peones de espada y
rodela, 25,000 tlaxcaltecas.
o Coyoacán - Cristóbal de Olid
36 caballos, 18 ballesteros y escopeteros, 160 peones de espada y
rodela, 20,000 tlaxcaltecas.
o Iztapalapa - Gonzalo de Sandoval
24 caballos, 4 escopeteros, 13 ballesteros, 150 peones de espada y
rodela, 30,000 aliados de Huejotzingo, Cholula y Chalco.
o Asalto anfibio Lago de Texcoco - Hernán Cortés
13 bergantines, 325 hombres, cada bergantín con 25 españoles y
una fusta, incluyendo capitán, veedor, 6 ballesteros y escopeteros.
Díaz del Castillo relató en su crónica
que «cada día existían tantos
combates (no siempre victorias) que
si los hubiera relatado todos
parecería un libro de Amadís o de
Caballerías. Fueron noventa y tres
días de sitio...» La falta de agua y
alimento surtió efecto...«digo que en
tres días con sus noches, en todas
tres calzadas, llenas de hombres y
mujeres y criaturas, no dejaron de
salir y tan flacos y amarillos y sucios y
hediondos, que era lástima de
verlos...».

Por otra parte López de Gómara
relató en su crónica que al final del
sitio «los mexicas solo se alimentaban
de raíces, bebían agua salobre de la
laguna, dormían entre los muertos y
estaban en perpetua hedentina,
jamás quisieron la paz».
Al final del sitio, que duró tres meses, Pedro de Alvarado tomó la plaza de
Tlatelolco.
El 13 de agosto de 1521 Cuauhtémoc salió de Tenochtitlan en una
canoa, probablemente con la intención de negociar la rendición, pero
fue avistado y capturado por el capitán García Holguín, mientras la
ciudad caía en manos de los españoles y de sus aliados.
Cuando Cuauhtémoc estuvo en presencia de Cortés, señaló el puñal
que el conquistador llevaba al cinto y le pidió que lo matara, pues no
habiendo sido capaz de defender su ciudad y a sus vasallos, prefería
morir a manos del invasor.
A Cortés no le interesaba en ese momento la muerte de Cuauhtémoc.
Prefirió utilizar ante los mexicas su reconocimiento como tlatoani.
Julián de Alderete exigió el tormento de Cuauhtémoc, para que éste
confesase donde se escondía el resto del tesoro de Moctezuma
Xocoyotzin. Fue entonces cuando a Tetlepanquetzaltzin y Cuauhtémoc
les untaron los pies de aceite acercándoselos al fuego.
Entre los conquistadores se realizó la repartición de oro. Descontando el
pago a la corona, el porcentaje de Cortés, los gastos de expedición y los
altos pagos de algunos capitanes, la suma a repartir entre la tropa sólo
alcanzó los setenta pesos. La cantidad era ridícula, por lo que, para
conseguir nuevos tesoros y subir el ánimo de los hombres, Cortés organizó
de inmediato nuevas expediciones. De esta forma evitó una rebelión.
En mayo de 1521, en la
segunda carta de
relación de Cortés,
utilizaba por primera vez
el nombre de Nueva
España. El caudillo
español solicitó el envío
de frailes o sacerdotes
evangelizadores.
Cuando en 1522 se
recibió en la Nueva
España la autorización
correspondiente por
parte del rey, Hernán
Cortés comenzó la
asignación de tierras a
los soldados y capitanes
participantes de las
campañas, usando el
régimen de
encomiendas.
El deseó de Hernán Cortés
de llegar a conquistar los
reinos tarascos, después
de que dominó al Imperio
mexica, lo incitó a planear
la conquista del valle de
Toluca, que era el paso
obligado hacia
Michoacán. Esto fue
realizado en dos etapas, y
según los cronistas de la
época, se ejecutó en
forma rápida y
relativamente fácil. Con
esta invasión todo el
territorio central quedó en
poder de los españoles.
Un problema crónico en la Nueva
España fue el jurídico. Al comenzar
la expedición Cortés no había
celebrado capitulación alguna, de
modo que no estaba autorizado
para conquistar y mucho menos
para poblar. Cortés, como
gobernador General y justicia
mayor de la Nueva España, repartió
la tierra de acuerdo con los méritos
de sus soldados, sin recabar
previamente la autorización real y
de acuerdo con la política de
"hechos consumados".
Para justificarse aseguró
posteriormente que había sido
necesario arraigar a los españoles a
la tierra, con el fin de proteger a los
naturales. Aunque hizo los repartos
de acuerdo con la legislación
española, quedaron siempre en
entredicho por haber usurpado
facultades reales no delegadas.
El choque entre españoles e
indios en la zona central de
México, en el siglo XVI,
propició una nueva actitud en
la población indígena que
mantuvo latentes tradiciones
prehispánicas, las que hasta la
fecha le proporcionan un
sentido de identidad
colectiva y un lazo de unión
muy sólido. Se transformaron
los conceptos de propiedad
de la tierra, privatizándola
fuertemente, pero se mantuvo
la tierra comunal. Se introdujo
el ritual católico, aunque se
conservaron muchas
prácticas o creencias
anteriores.
La formación de esta
nueva sociedad
constituyó un proceso
largo caracterizado por
un movimiento entre lo
hispánico y lo indígena
durante los siglos XVI y
XVII hasta lograr una
nueva clase de cultura
producto del mestizaje.
En el centro de la Nueva
España (lo que hoy es el
Estado de México) se
manifestó la dinámica
entre las dos categorías
de agentes
participantes del
proceso de
transculturación: los
indios y los españoles en
su relación productora,
social y política.
Cortés también violó ciertas disposiciones establecidas por la Corona en
materia de repartición, que surgieron debido a los desórdenes que se
producían en los lugares conquistados. Una de estas disposiciones fue que
"cada vecino de los primeros pobladores tenía derecho a una
encomienda que legalmente no podía exceder de 500 indios ni producir
más de 2 000 pesos al año".
En los valles de Toluca y México se pasó por alto este requisito. Las tierras
estaban densamente pobladas, eran buenas para la ganadería,
producían granos y redituaban rápidas riquezas. Así, la encomienda en un
principio resistió la forma mixta de señorío- repartimiento, pues consistió, al
mismo tiempo, en un poderío civil, militar y económico.
De acuerdo con la
    legislación, a cada uno
 debería proporcionársele
   un solar para construir su
 casa, que formaba parte
  de una peonía o de una
 caballería, según fuera el
 poblador infante o jinete.
 Sin embargo, en el centro
 de México estas reglas no
     se acataron en ningún
                   momento.
   Pero la insistencia de los
conquistadores en solicitar
       cada vez más tierras,
 repartimientos de indios y
    encomiendas creó una
  pugna con la Corona, la
cual trabajó siempre para
    debilitar el poder de los
   españoles, defendiendo
          cuanto podía a los
                   naturales.
La Corona organizó la administración gubernamental de la Nueva
España siguiendo la práctica castellana; tomó para el gobierno
indígena dos caminos: uno, dejar a los naturales la dirección del
sector local, o sea la administración municipal, y dos, retener la
dirección de los sectores provincial y general, es decir, dividir el
gobierno en dos esferas: una autónoma, con autoridades
indígenas, y otra dependiente, con autoridades españolas.

En el gobierno dirigido por los españoles hubo tres secciones: la
distrital o provincial, que encabezaban los corregidores y alcaldes
mayores; la general o central novohispana, a cuyo frente estaba el
virrey o un representante —como el presidente de la Audiencia o
los gobernadores en los grandes distritos —, y, por último, la general
o central hispana, que presidían el rey y el Consejo de Indias.
Así, el corregimiento fue una institución establecida para gobernar
las ciudades y administrar justicia en las comarcas que dependían
del rey. Con el paso del tiempo, y ante la decadencia de la
encomienda, fue cobrando importancia hasta llenar el hueco
dejado por los encomenderos al finiquitar sus mercedes.
La jurisdicción de los corregidores se
inició con los naturales, y a partir de
1580, por real cédula, se extendió a los
españoles. Como agentes del poder
central, tuvieron un estrecho contacto
con los indios: eran los encargados de
recaudar los tributos; vigilar la
administración y empleo de los bienes
de la comunidad, la moral pública y
privada, la contratación y el transporte;
castigar sumariamente a los criminales;
imponer contribuciones a las pulquerías
para sufragar los presupuestos locales;
regular las pesas, medidas y precios
para evitar abusos de los mercaderes;
convocar a los principales vecinos para
resolver problemas importantes. El
corregidor "[...] conferenciaba con los
eclesiásticos para erigir templos y
conventos; cuidaba de proveer
medidas para el buen trato de los
indios".
El principal deber de los corregidores era hacer ejecutar puntualmente las
órdenes del cabildo; en ocasiones aprobaban en los cabildos las medidas
que a ellos les interesaba establecer, y sus sugerencias sobre la inversión
de los fondos eran tomadas como órdenes. Las amplias facultades de los
corregidores se estimaban perjudiciales desde los tiempos del virrey don
Antonio de Mendoza quien, considerando las quejas presentadas contra
ellos, pidió al rey abolir el oficio y remplazarlo por el de alcalde mayor.
Con el tiempo se sustituyeron sin llegar a desaparecer por completo.
Posteriormente se nombraron también tenientes, alguaciles y escribanos.
Valle de Toluca




El corregimiento exigió por su misma naturaleza una delimitación de zona,
lo que conllevó un trazo del espacio geográfico; para ello, las unidades
cabecera- sujeto fueron nuevamente la base esencial. El trazado del
mapa de corregimiento resultó difícil de hacer e incluso no se pudo fijar en
forma permanente por las encomiendas. Fue hasta 1550 cuando el
corregimiento logró plena autoridad política sobre las áreas de la
encomienda.
En teoría, los corregimientos eran limitados en tamaño, bien demarcados y
contiguos unos a otros. Pero en la práctica los españoles, como los
indígenas antes que ellos, hicieron distinciones más exactas de fronteras
en las tierras bajas del valle de México y de Toluca con mayor densidad
de población, que en las zonas montañosas remotas y dispersamente
pobladas.
En los siglos XVII y XVIII, con el desarrollo de la vida económica
colonial, la importancia de los corregimientos se acentuó aún
más a causa de las prerrogativas y oportunidades que
brindaban para enriquecerse. Lejos de aspirar a un buen
sueldo, los corregidores buscaban hacer negocios que les
redituaran buenas utilidades aprovechando, por supuesto, su
posición.

Los ayuntamientos se establecieron en cuanto se fundaron las
ciudades y villas. El cabildo o consejo municipal estaba
integrado por alcaldes y regidores, cuya cifra variaba (uno o
dos) en función del número de habitantes de la comunidad. Al
principio eran elegidos por los vecinos, pero al paso del tiempo
la Corona otorgó los cargos a perpetuidad y después fueron
vendibles y renunciables. El cabildo legislaba localmente:
expedía las ordenanzas municipales, cuidaba de las obras
públicas, de mejorar las condiciones y la calidad del trabajo y
la enseñanza elemental, de abastecer a la ciudad, así como
de representarla en los pleitos que cualquier tribunal
emprendiera en su contra y defender sus privilegios.
La administración de justicia
tanto civil como criminal era
competencia de los alcaldes
ordinarios. Su jurisdicción era
ordinaria y común, es decir,
estaban exentos de ella los
individuos que gozaban de
algún fuero. Vigilaban la
ciudad usando la vara de
justicia, "incluso en la noche,
por medio de rondas en las que
también participaban el
corregidor y el alguacil, y,
temporalmente, en los caminos
cuando desempeñaban el
cargo de alcaldes de la Santa
Hermandad".
Los integrantes del ayuntamiento tenían facultades específicas. El
alcalde mayor ejercía las funciones judiciales de primera instancia. El
alguacil procuraba preservar el orden en la ciudad. El mayordomo
administraba los propios; el síndico cuidaba los intereses de la
corporación. Otros miembros del cabildo eran el abogado y el
escribano; éste debía ser "real", es decir, con título de la Corona en
las ciudades y villas de importancia.
El patrimonio de los ayuntamientos se formaba con tierras llamadas
propias y con otros bienes: los arbitrios, que consistían en alquileres de
casas y tierras; el servicio personal de los indios en las obras públicas;
las multas impuestas al ganado, y las licencias para fiestas de toros,
gallos, juegos de azar y otros.
En un principio los pueblos indígenas mantuvieron sus antiguos
modelos prehispánicos de gobierno local. Los caciques con título de
gobernadoryotl regían desde la cabecera, y los principales estaban
bajo su tutela administrando los sujetos, barrios o estancias con la
ayuda de los tequitlatos.
Los cabildos indígenas constaban de los
oficiales de república: el
gobernadoryotl o juez-gobernador,
alcaldes, regidores y alguacil, conocido
más comúnmente como topil. Además,
según las necesidades del pueblo,
podía haber mayordomos, escribanos y
alguaciles de doctrina, quienes
formaban parte, a veces, de los
pequeños concejos dependientes del
cabildo municipal.
La elección de las autoridades no siguió
la forma española, ya que existían
variantes regionales según la costumbre
indígena. El sistema de elección
siempre era muy solemne. Estos
cabildos fueron la célula del gobierno
municipal al combinarse la tradición
indígena de elección entre los
miembros más destacados de la
comunidad, y la española en su
variante más democrática.
La política económica
seguida por España en la
Colonia se caracterizó por
obstaculizar el progreso lógico
en todos sus aspectos:
estableció el régimen de
propiedad privada de la tierra
e impulsó el latifundismo en
sus formas laica y eclesiástica;
implantó un sistema de
prohibiciones con respecto a
ciertos cultivos; favoreció el
monopolio y el estanco como
medios de impedir el libre
comercio; protegió a la
industria metropolitana
evitando la creación de una
industria nacional y
monopolizó el tráfico del
comercio con el exterior.
Los sistemas de trabajo empleados por
los españoles en la agricultura y la
minería fueron: la encomienda, el
repartimiento y el peonaje. El peonaje
puso fin a la encomienda, pues el indio
encomendado se convirtió en peón de
las haciendas (laicas y eclesiásticas), de
las minas y de los obrajes.
No obstante que el encomendado se
transformó en peón, en realidad
continúo en una situación de
servidumbre, debido a que su salario era
tan miserable que no pasaba de dos
reales diarios, apenas suficiente para no
morirse de hambre. Para el indio la
situación no cambió. Las jornadas de
trabajo continuaron siendo no menores
de doce horas diarias (de sol a sol); y
como persistió la costumbre de
adelantarles hasta veinte pesos anuales,
en realidad hipotecaban sus vidas, pues
a eso equivalía su calidad de peones
encasillados en las haciendas.
Los artículos principales que España enviaba a México, por medio de
flotas que anualmente hacían su recorrido, eran aceites, aguardientes,
objetos de hierro, lencería, telas manufacturadas en Holanda e
Inglaterra, jarcias, papel, vajillas, etc., además de los productos
procedentes de las Filipinas que la Nao de China traía al puerto de
Acapulco. Este último acontecimiento fue motivo de interesantes ferias, a
las que concurrían comerciantes de distintas partes de la Nueva España
para comprar perlas, especias, muebles, perfumes, ámbar, telas de seda,
seda cruda, floja y torcida.
El comercio interior padeció de una serie de obstáculos en
perjuicio de los consumidores, quienes adquirían los artículos con
un recargo de cien a doscientos por ciento. Los numerosos
impuestos, las cuadrillas de salteadores, la falta de vías de
comunicación, la amenaza de tribus chichimecas, la escasez
periódica de moneda, etc., obligaron a los consumidores a
adquirir productos de contrabandistas holandeses, ingleses y
franceses.
El punto central del comercio interior fue la Ciudad de México. En
1536 fundó el Virrey Mendoza la Casa de Moneda, en la que se
acuñaba plata y cobre, y desde 1675 se acuñó oro. Esta
institución era la más grande del mundo y las monedas llamadas
del “cuño mexicano” circulaban por toda la tierra.
Hacia el último tercio del Siglo XVII los ingresos anuales de la Real
Hacienda ascendían a veinte millones de pesos y los egresos se
distribuían entre las remisiones a España (siete millones), otras
para sostener varios establecimientos coloniales de Asia y
América que no alcanzaban a cubrir sus gastos (situados), y que
ascendían a unos tres millones, y el resto, o sea diez millones, para
la administración de la Colonia entre gastos de guerra, pensiones,
sueldos, cárceles y otros gastos.
La situación general de la Nueva
España a fines del Siglo XVIII era, en
apariencia próspera. La política
seguida en sus colonias por Carlos III,
Rey de España, reanimó la economía
del país, incrementando la producción
minera, activando el comercio y
aumentando la agricultura y las
pequeñas industrias. La Ciudad de
México, capital de la Nueva España,
llegó a ser la más hermosa y grande de
las ciudades de América.
 Pero toda esta prosperidad era
aparente. En el fondo de la sociedad
colonial existía un profundo malestar,
ocasionado por causas de carácter,
social, político, económico y cultural,
que determinaron, fundamentalmente,
el odio irreconciliable entre un
reducido sector de privilegiados y los
otros grupos que integraban la
población novohispana.
Otra causa de descontento era
ver que de veinte millones de
pesos que producía a la Corona
la Nueva España salían del país
más de diez, sin dejar en él
ningún provecho, para ser
invertidos en las otras colonias o
en la península.
Por otro lado, la distribución de
la propiedad territorial era
desastrosa. Numerosos latifundios
sin explotación estaban en
poder de los peninsulares,
mientras la inmensa mayoría del
pueblo carecía de una pequeña
parcela y vivía en lugares
apartados llevando una vida
miserable. Los indios eran dueños
de la propiedad comunal de sus
pueblos; pero no podían
disponer de ella sin el premiso de
la Real Hacienda.
   La conquista espiritual:
    Esta conquista se refiere, al cambio que se
    realizó en el corazón del hombre conquistado
    en cuanto a sus creencias religiosas. Debían
    dejar de adorar a sus dioses, de hacer sus
    ceremonias o ritos, de forma obligatoria, para
    adorar a otro que el conquistador traía (nueva
    religión).
    La evangelización por parte de los españoles a
    los indígenas americanos, fue una conquista
    espiritual, que se llevo a cabo por medio de
    castigos.
   Llegan a México

 Franciscanos
 Dominicos
 Agustinos
 Jesuitas
FRANCISCANOS
Dominicos en la mixteca oaxaqueña
Ex-convento de Dominicos, Tepoztlán, México
Ex-Convento Dominico en Cuilapa de Guerrero, Oaxaca, México
La orden de los Agustinos llega a México en el año 1533.
Construida por los padres agustinos de estilo neoclásico.
Los jesuitas en Chihuahua.
Ex convento de novicios de los jesuitas, Tepoztlán, Edo de México.
   Sólo mató a 150 personas en 300 años

   Los juicios duraban más de un año

   Nunca hubo instrumentos de tortura
El sello de la Inquisición
Edificio del santo oficio ( Inquisición ) en la ciudad de México
Ejemplo de la arquitectura virreinal en la Nueva España
Cuando la Casa Asturias dejo el reinado de España en 1700
 debido a las incapacidades de Carlos II y no dejo
 descendencia , Felipe V de la casa Borbón tomo el poder.

 Ellos mantuvieron en gran parte las costumbres de la Casa
 Asturias pero introdujeron importantes reformas acordes con
 su cultura Francesa y educación ilustrada.




                                     Felipe V
Transición Carlos II
                                     Familia Borbón
de la Familia
Habsburgo
Fue en 1767 cuando Carlos III después de aplicarlas en la península
ibérica las aplicaron en la nueva España ya que se estaba muy
atrasado en ciertos aspectos si se comparaban los otros países
europeos.

                             Los objetivos de las reformas borbónicas:

                             -Recuperar el poder que se había hacia la
                             familia reinante de la iglesia y consulados
                             de comerciantes

                             -Disminuir la corrupción de ciertas esferas
                             del gobierno.

                             -Que la Corona Reciba los beneficios
                             económico que se tenían




 Carlos III 1759-1788
 Principal ejecutor de
 las Reformas
El 27 de febrero de 1767 los jesuitas dejaron la nueva España
por que anteponían a la Iglesia y después al Rey, así como
el poder político adquirido, afecto al noroeste, la orden se
cumplió entre el 25 y el 28 de junio del mismo año.

La salida de los misioneros desarticuló la organización de los
pueblos indígenas y los redujo a comunidades aisladas
- Se acabo con el monopolio comercial

- La casa de moneda paso a monos de la corona
-
- Se propuso fomentar las actividades de minería,
  reduciendo impuestos y conflictos entre los mineros

             REFORMAS MILITARES
-El mariscal Juan de Villalba entro a la Nueva España con
hombres peninsulares para formar un ejercito que no existía
aun en la Nueva España.
REFORMAS DEL CLERO


-Debido a la ilustración los ideales cambiaron drásticamente en mayor
parte gracias a los jesuitas , lo que llevo a que los planes de estudio
desde la primaria, hasta las universidades.

Los jesuitas enseñaban a criollos indios y peninsulares ellos constituían
un peligro para la corona por su economía tan solida.

Los indígenas con la expulsión de los jesuitas quedaron desamparados.

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Presentación de historia

  • 1.
  • 2. La Nueva España ocupó un territorio de aproximadamente 7,000,000 de Km2. Siglos atrás este territorio fue hogar de diversas culturas prehispánicas
  • 3. Estas civilizaciones fueron muy diversas en costumbres y tradiciones. El territorio que hoy es México y antes fue la Nueva España fue dividido en 2 regiones culturales, Mesoamérica (nombre dado por el alemán Paul Kirchoff) que comprendía desde el sur de la actual Honduras hasta el altiplano central de México. Y Aridoamérica que comprendía del centro de México a el hoy sur de los EE.UU.  En estas zonas se desarrollaron culturas como lo fue la Maya (la más antigua de todas), la olmeca (considerada erróneamente la primera cultura en surgir), la zapoteca, mixteca, totonaca, azteca entre otras. La aparición y periodo de vida de estas culturas son agrupadas bajo estos criterios en 3 periodos; El preclásico, clásico y postclásico.  Estas culturas existieron del 2500 a.C. hasta el año 1521 d.C. cuando los españoles conquistaron México Tenochtitlán e impusieron el virreinato y con ello el inicio de la colonia.
  • 4. El periodo preclásico fue el primero en gestarse en Mesoamérica, en el nacieron la cultura olmeca (que termino en este mismo periodo), la maya, mixteca, Cuicuilco y algunas culturas del occidente. Este periodo se caracteriza por que la principal actividad económica era la agricultura y pesca. Las culturas maya y mixteca prevalecieron a este periodo y se dio el surgimiento de grandes ciudades ceremoniales como lo son Monte Albán y Teotihuacán.
  • 5. Es el periodo más corto de los tres, en el cual se desarrollaron plenamente las ciudades. También se consolidó la cultura maya y la zapoteca, emergió Teotihuacán como la ciudad más poderosa, aunque sólo durante un tiempo ya que su decadencia sucedió en este mismo periodo.  También surgieron las llamadas ciudades-estado sobre todo en el área maya.  Otra característica de este periodo es que es en el cual florecieron más las distintas expresiones culturales como la pintura, la escultura, la arquitectura y la escritura.
  • 6. Este periodo se caracterizó por el declive de muchas ciudades mesoamericanas que tuvieron su apogeo en el clásico, tal es el caso de Monte Albán que se encuentra en el actual estado de Oaxaca.  Otra característica es que en este periodo, en el norte de Mesoamérica hubo desastres ambientales que propiciaron las migraciones y abandono de ciudades.  También se da el auge de los Mexicas. Tenochtitlán llega a ser la cultura más poderosa tanto militar como socialmente y a la cual los señoríos circundantes rendían tributo. Los Aztecas tuvieron una expansión enorme abarcando desde el Norte de Veracruz hasta el Norte de la actual Guatemala y de la costa veracruzana del Golfo a algunas zonas de la sierra de Guerrero.  En este periodo también los Toltecas vivieron su hegemonía aunque en mucho menor grado que los Mexicas.  El Posclásico acaba con la llegada de los españoles en el año de 1519.
  • 7.
  • 8. o En enero de 1516 murió Fernando el Católico y para entonces había transcurrido casi un cuarto de siglo desde los descubrimientos colombinos. Debido a la imposibilidad para gobernar de su hija Juana I, había nombrado en su testamento a su nieto Carlos I como su sucesor. o En España ya se tenían noticias de que en el territorio ignoto había pueblos "muy ricos en oro y otros metales preciosos“. Como medio para hacerse de esas riquezas, se proclamó una ley que autorizaba el rescate de oro con la cual se promovía que los españoles viajaran a América para comerciar con los nativos, dando de sus ganancias el 20% o «quinto del rey».
  • 9. El 8 de febrero de 1517 zarparon del puerto de Santiago tres embarcaciones con ciento diez hombres y navegaron por la banda norte de la isla de Cuba realizando diversas escalas. Al llegar a la punta de San Antón pretendieron poner rumbo hacia las Islas de la Bahía pero fueron sorprendidos por una tormenta , llegando los primeros días de marzo a la deshabitada Isla Mujeres. Posteriormente cruzaron hacia la costa norte de la península de Yucatán avistando Ekab, lugar que bautizaron como el «Gran Cairo». Fondearon las naves, y encontraron que pobladores del lugar, con cara alegre y llevando muestras de paz, se acercaban en canoas invitando a los recién llegados a tierra firme. Al día siguiente, 5 de marzo, los expedicionarios españoles aceptaron la invitación y al desembarco, el capitán Hernández de Córdoba, tomó posesión formal en nombre del rey de lo que él creía una isla a la que bautizó con el efímero nombre de Santa María de los Remedios. Terminado el protocolo, los expedicionarios siguieron a los mayas tierra adentro donde fueron emboscados. En la escaramuza que siguió, murieron dos españoles y quince nativos. Hernández dio la orden de regresar a las embarcaciones, no sin antes haber capturando a dos indígenas. Estos nativos fueron a la postre los primeros traductores maya-español.
  • 10. Al año siguiente, el gobernador organizó una segunda expedición recuperando las naos del primer viaje, y añadió una carabela y un bergantín. Velázquez designó a su sobrino Juan de Grijalva como capitán general y como capitanes de los otros navíos a Francisco de Montejo, Pedro de Alvarado y Alonso de Ávila, quienes se responsabilizaron de suministrar pertrechos y bastimentos a las embarcaciones. El 8 de abril dejaron este puerto y llegaron a la isla de Cozumel el 3 de mayo. Por la fecha, Grijalva bautizó el lugar como Santa Cruz de la Puerta Latina.
  • 11. Cuando desembarcaron en la isla, los nativos huyeron al interior de la misma, solamente contactaron a dos ancianos y a una mujer que resultó ser jamaiquina. La mujer había llegado dos años antes de forma accidental pues su canoa fue arrastrada por la corriente del canal de Yucatán y sus diez compañeros habían sido sacrificados a los dioses mayas. Esta mujer actuó como intérprete ya que algunos españoles conocían su idioma.
  • 12. Velázquez organizó una tercera expedición. El gobernador consideró que su sobrino había fracasado en su misión y por tanto requería de un nuevo capitán. Después de ponderar sus opciones y a instancias de su secretario, Andrés de Duero, y el contador Amador Lares, optó por Hernán Cortés, quién entonces era alcalde de Santiago. Se lograron reunir en total once embarcaciones. Los capitanes designados por Cortés fueron: Pedro de Alvarado, Alonso de Ávila, Alonso Hernández Portocarrero, Diego de Ordaz, Francisco de Montejo, Francisco de Morla, Francisco de Saucedo, Juan de Escalante, Juan Velázquez de León, Cristóbal de Olid y Gonzalo de Sandoval.
  • 13. Cortés se dirigió a la isla de Cozumel siguiendo el trayecto de sus antecesores. De la expedición de Hernández de Córdoba llevaban al intérprete bautizado como Melchorejo y de la expedición de Grijalva a la esclava jamaiquina. Cortés envió a estos intérpretes en busca de los jefes mayas de la isla, mandando decirles que la visita era pacífica. Tres días después se presentó ante Cortés una persona que se dijo señor de toda la isla. Tras una larga charla, Cortés le habló sobre el rey de España y la fe católica, además de recalcar sus intenciones pacíficas si toda la gente de la isla se subordinaba ante España.
  • 14. En este lugar, Cortés confirmó la presencia de otros dos españoles que hacía ocho años habían naufragado en el golfo de Darién y tras sobrevivir en un bote fueron arrastrados por la corriente hasta las costas de la península donde fueron hechos prisioneros por los mayas. En Cuba, Cortés había escuchado sobre ellos y quería contactarlos para rescatarlos. Seis días les estuvieron esperando en esa costa sin tener noticia de los náufragos ni de los mensajeros enviados. Al ver que esta situación no cambiaba, ambas naves decidieron regresar a Cozumel a encontrarse con Cortés para notificarle la situación. Al día siguiente, llegó a la isla una canoa con nativos y con el náufrago Jerónimo de Aguilar, a quién por su aspecto confundieron con uno de los mayas. Tras entrevistarse con Andrés de Tapia fue llevado ante Cortés, se unió a la expedición y actuó en adelante como intérprete maya-castellano.
  • 15. Cortés se dirigió hacia Quiahuiztlán y Zempoala, pueblos totonacas que eran tributarios de los mexicas. Los gobernantes o teuctlis habían conocido a Juan de Grijalva, logrado una buena relación con los españoles. El teuctli de Zempoala, Chicomacatl, fue descrito como un hombre gordo con poca movilidad para desplazarse pero que, al igual que el teuctli de Quiahuiztlán, recibió amistosamente al contingente español. En la entrevista, Cortés prometió ayudar a liberarlos del tributo a los mexicas, a cambio de sellar una alianza militar de españoles y totonacas. Ahí comenzó la insidia política de Cortés que habría de permitirle capitanear una rebelión de pueblos sometidos que sería determinante en la conquista de los territorios del Imperio Mexica.
  • 16. Tlaxcala era una confederación de ciudades- estados unidas en una república gobernada por los integrantes de un senado. Tenochtitlan, estaba organizada de forma similar a un imperio; desde 1455 el poderío azteca estaba conformado sobre la base de una triple alianza cuyos integrantes eran los señoríos de Texcoco, Tlacopan, y Tenochtitlan, sin embargo, este último ejercía la hegemonía del poder. En esos años ambas confederaciones rivalizaron y comenzaron las guerras floridas en contra de Huejotzingo, Cholula y Tlaxcala. Cuyo objetivo principal era la captura de prisioneros.
  • 17. Bajo estas circunstancias de animadversión, llegó Cortés al territorio de Tlaxcala al mando del ejército totonaca- español, el cual era numéricamente muy inferior con respecto a la densa población de Tlaxcala que se conformaba por los pinomes, los otomíes y los tlaxcaltecas, quienes vivían asentados en cientos de pequeñas localidades. El senado ya estaba enterado de los españoles y cuando recibieron a los mensajeros se reunieron para deliberar la propuesta de Cortés. Los principales representantes eran Xicohténcatl Huehue «el Viejo», Maxixcatzin, Citlalpopocatzin y Hueyolotzin.
  • 18. Al igual que los mexicas, los tlaxcaltecas consideraban a los españoles como semidioses pues las noticias respecto a sus caballos y sus armas los habían impresionado. Maxixcatzin se inclinó por sellar la alianza y luchar contra sus acérrimos rivales, pero Xicohténcatl Axayacatzin argumentó la posibilidad de que los españoles no fueran semidioses, creyendo que la ambición que habían mostrado por el oro, los pequeños hurtos en los pueblos, la destrucción de templos y el desprecio de leyes ancestrales evidenciaba más un comportamiento humano que divino. La resolución fue atacar a los recién llegados. De lograrse la victoria se daría crédito a la nación tlaxcalteca, en caso de derrota se culparía a los otomíes de haber actuado en desobediencia a las órdenes del senado y se firmaría la alianza.
  • 19. Buscando siempre la alianza, Cortés envió mensajeros de paz recibiendo una respuesta irónica de Xicohténcatl: «¿Paces?, ciertamente, las celebraremos, venid a Tlaxcala en donde está mi padre. Allí haremos las paces, hartándonos de vuestras carnes y honrando a nuestros dioses con vuestros corazones». A pesar del anuncio de exterminio, los caballos, las armas y las tácticas militares españolas se impusieron a los tlaxcaltecas, quienes atacaban de forma inarticulada, sin cooperar entre sí, tratando siempre de capturar enemigos en lugar de liquidarlos. Tras evaluar la nueva situación, y considerando las repetidas derrotas, el senado de Tlaxcala ordenó a Xicohténcatl Axayacatzin detener la guerra para negociar un acuerdo de paz.
  • 20. Moctezuma realizó muchos intentos para disuadir a Cortés de avanzar hacia Tenochtitlan. El tlatoani envió regalos, embajadores e innumerables mensajes para convencer a los españoles de no visitar la ciudad pero todo fue inútil. Después de haber llegado al valle de México, el ejército compuesto por cuatrocientos españoles, cuatro mil tlaxcaltecas y dieciséis caballos entró el 8 de noviembre de 1519 a la ciudad de México-Tenochtitlan, construida en una isla del lago de Texcoco y unida a tierra por tres calzadas principales. Cortés y sus hombres fueron recibidos por el tlatoani Moctezuma Xocoyotzin y algunos otros servidores. Tras una breve presentación, hubo un intercambio de regalos. Cortés entregó a Moctezuma un collar de cuentas de vidrio que se llamaban margaritas y el gobernante entregó al caudillo un collar con ocho camarones de oro. Posteriormente los españoles fueron alojados en el palacio de Axayácatl, cercano al recinto sagrado de la ciudad. Moctezuma era un guerrero experimentado, pero como hombre supersticioso, continuaba con la idea de que posiblemente los extraños visitantes eran semidioses. Se entrevistó de forma privada con Cortés y dio a entender, de acuerdo a diversas crónicas, la sumisión como vasallo del rey Carlos I de España.
  • 21. Mientras tanto en la costa, siguiendo los consejos de los conquistadores españoles, los totonacas dejaron de pagar el acostumbrado tributo a los mexicas. El calpixque Cuauhpopoca dirigió a los guerreros mexicas y comenzó el ataque contra los totonacas, pero estos fueron defendidos por la guarnición española de la Villa Rica de la Vera Cruz. Como resultado de la contienda, los españoles sufrieron siete bajas, entre ellas, Juan de Escalante quien logró incendiar la población de Nautla antes de la retirada de sus hombres pero murió más tarde a consecuencia de las heridas.
  • 22. Durante la breve estancia, los españoles habían descubierto accidentalmente tesoros escondidos en una de las recámaras principales del suntuoso palacio de Axayácatl; pero también habían valorado el posible riesgo de una emboscada por parte de los mexicas y por tales motivos decidieron someter a Moctezuma. El 14 de noviembre Cortés tomó como pretexto los acontecimientos de Nautla para arrestar al tlatoani, exigiendo también castigo para los responsables. Sorprendido, Moctezuma negó haber ordenado el ataque y mandó llamar a Cuauhpopoca
  • 23. A partir de ese momento el tlatoani fue vigilado por una escolta española. Cuando regresaron los emisarios, el tlatoani otorgó el privilegio de juicio a Cortés; el proceso fue breve y sentenciaron a morir en la hoguera a Cuauhpopoca, a su hijo y quince principales de Nautla. Para prevenir una sublevación, Moctezuma fue sometido con grilletes y se le obligó a presenciar la ejecución. El pueblo mexica, en silencio y expectante, comenzó a dudar de su máximo dirigente por la sumisión mostrada.
  • 24. Durante la ausencia de Cortés, que se encontraba combatiendo con Pánfilo de Narváez , en Tenochtitlan se debía celebrar la ceremonia en honor del dios Huitzilopochtli. Los mexicas pidieron permiso al capitán Pedro de Alvarado, quien otorgó el permiso correspondiente para llevar a cabo la fiesta de Tóxcatl, la cual era un extenso ritual en donde se hacía una estatua de Huitzilopochtli; sacerdotes, capitanes, así como jóvenes guerreros bailaban y cantaban desarmados. Alvarado mandó cerrar las salidas, pasos y entradas al patio sagrado, la entrada de Cuauhquiyauac (Águila) en el palacio menor, la de Ácatliyacapan (Punta de caña), la de Tezcacóac (Serpiente de espejos) y entonces comenzó la masacre. «Dieron un tajo al que estaba tañendo el tambor, le cortaron ambos brazos y luego lo decapitaron, lejos fue a caer su cabeza cercenada, otros comenzaron a matar con lanzas y espadas; corría la sangre como el agua cuando llueve, y todo el patio estaba sembrado de cabezas, brazos, tripas y cuerpos de hombres muertos».
  • 25. Fue una gran pérdida porque los asesinados eran los dirigentes que se habían educado en el Calmécac, los veteranos de guerra, los calpixques, los intérpretes de códices. La presencia de los extranjeros ofendía al pueblo de Tenochtitlan, pero era tanto el respeto que sentían por la figura del tlatoani, que nadie se había atrevido a contradecirlo. La matanza del Templo Mayor provocó una enorme indignación y los mexicas se lanzaron contra el palacio de Axayácatl. Moctezuma pidió al tlacochcálcatl (jefe de armas) de Tlatelolco, Itzcuauhtzin, calmar a la población enardecida con un discurso en el que pedía a tenochcas y tlatelolcas no combatir contra los españoles. La rebelión ya no pudo ser detenida, la población ofendida por la actitud del tlatoani, gritaba «¡Ya no somos tus vasallos!». Además se encontraban irritados por el ataque alevoso a sus capitanes. Sitiaron el palacio durante más de veinte días, donde los españoles se atrincheraron llevando con ellos a Moctezuma y a otros jefes.
  • 26. De regreso en la ciudad y tras un enfrentamiento en Iztapalapa, Cortés pudo reunirse con sus compañeros en el palacio de Axayácatl desde donde defendían de constantes ataques. De acuerdo a Díaz del Castillo, Cortés había llegado con más de mil trescientos soldados, noventa y siete caballos, ochenta ballesteros, ochenta escopeteros, artillería y más de dos mil tlaxcaltecas. Pedro de Alvarado había mantenido cautivo a Moctezuma, junto con algunos de sus hijos y varios sacerdotes.
  • 27. Después de estos sucesos ocurrió la muerte de Moctezuma Xocoyotzin. Fernando de Alva Ixtlilxóchitl afirma que fueron los españoles quienes asesinaron a Moctezuma por heridas de espada, mientras que Díaz del Castillo dice que Moctezuma subió a uno de los muros del palacio para que hablara con su gente y los tranquilizara, sin embargo, la multitud enardecida comenzó a arrojar piedras, una de las cuales hirió a Moctezuma de gravedad durante su discurso. Moctezuma fue llevado al interior pero falleció tres días después a causa de la herida.
  • 28. El palacio quedó cercado, sin agua, ni alimentos, y el Tlahtocan (concejo) eligió como nuevo tlatoani a un primo de Moctezuma, Cuitláhuac. En esas circunstancias, Cortés se vio forzado a abandonar la ciudad. Organizó el escape ordenando cargar la mayor cantidad de oro posible. Para impedir la huida de los españoles, los mexicas habían desmontado los puentes de los canales en la ciudad, Cortés utilizó las vigas del palacio de Axayácatl para improvisar puentes portátiles.
  • 29. ..«Todo lo cogieron, de todo se adueñaron, todo lo arrebataron como suyo, todo se apropiaron como si fuera su suerte. Y después que le fueron quitando a todo el oro, cuando se lo hubieron quitado, todo lo demás lo juntaron, lo acumularon en la medianía del patio, a medio patio; todo era pluma fina».. Historia general de las cosas de la Nueva España
  • 30. El 30 de junio de 1520 durante la noche, Cortés salió de Tenochtitlan. Ochenta tamemes tlaxcaltecas fueron previstos para transportar el oro y las joyas. Adelante marcharon Gonzalo de Sandoval, Antonio de Quiñones, Francisco de Acevedo, Francisco Lugo, Diego de Ordaz, Andrés de Tapia, doscientos peones, veinte jinetes y cuatrocientos tlaxcaltecas. En el centro, transportando el tesoro, Hernán Cortés, Alonso de Ávila, Cristóbal de Olid, Bernardino Vázquez de Tapia, la artillería, Malintzin y otras mujeres indígenas, Chimalpopoca con sus hermanas, los prisioneros mexicas y el grueso de las fuerzas españolas y aliadas. En la retaguardia Pedro de Alvarado, Juan Velázquez de León, la caballería y la mayor parte de los soldados de Narváez.
  • 31. Sólo consiguieron salir los primeros ya que, descubiertos y dada la voz de alarma, fueron acosados desde canoas, muriendo unos ochocientos españoles y gran número de aliados, además de perder cuarenta caballos, cañones, arcabuces, espadas, arcos y saetas de hierro, así como la mayor parte del oro. Entre las bajas se encontraron el capitán Juan Velázquez de León, quién había sido fiel a Cortés a pesar de ser pariente de Diego Velázquez de Cuéllar, Francisco de Morla, Francisco de Saucedo, Cacama, dos hijas de Moctezuma y Chimalpopoca. El propio Cortés fue herido en una mano. Los supervivientes escaparon por la ruta de Tlacopan
  • 32. … «Cortés a esto se paró, y aun se sentó, y no a descansar, sino a hacer duelo sobre los muertos y que vivos quedaban, y pensar y decir el baque la fortuna le daba con perder tantos amigos, tanto tesoro, tanto mando, tan grande ciudad y reino; y no solamente lloraba la desventura presente, más temía la venidera, por estar todos heridos, por no saber adónde ir, y por no tener cierta la guardia y amistad en Tlaxcala; y ¿quién no llorara viendo la muerte y estrago de aquellos que con tanto triunfo, pompa y regocijo entrado habían? »… Historia general de las Indias, Francisco López de Gómara.
  • 33.
  • 34. La ruta que tomaron hacia Tlaxcala fue a través de Tlalnepantla, Atizapán, Teocalhueycan, Cuautitlán, Tepotzotlán, Xóloc, Zacamolco. El 7 de julio los conquistadores fueron ferozmente atacados en la batalla de Otumba, sin embargo triunfaron al matar al cihuacoatl o principal capitán de los mexicas. Hernán Cortés pensó que la alianza con los tlaxcaltecas había terminado tras la derrota, pero de forma contraria a sus predicciones fue recibido con benevolencia por el senado de Tlaxcala, a pesar de la oposición de Xicohténcatl. Las fuerzas españolas comenzaron a reorganizarse, aunque tardaron más de un año para regresar a tomar la plaza de Tenochtitlan.
  • 35. Las fuerzas españolas comenzaron el avance hacia Texmelucan acompañadas por un gran contingente de tlaxcaltecas, quienes sumaron diez mil hombres bajo el mando de Chichimeca tecle. El objetivo de Cortés fue realizar un bloqueo a la ciudad de Tenochtitlan. El 15 de febrero de 1521 Cortés consideró que la construcción de los bergantines debía terminarse cerca del lago. Un gran número de tamemes y aliados tlaxcaltecas transportaron las tablas desde Tlaxcala hasta las orillas del lago de Texcoco y se excavaron zanjas para poner las embarcaciones en el agua. En ese punto, Cortés ordenó un nuevo avance para someter a Iztapalapa. En el lugar hubo fuertes enfrentamientos con los mexicas, quienes defendieron el sitio por tierra y por agua cruzando el lago de Texcoco en pequeñas embarcaciones. Ixtlilxóchitl apoyó a los españoles con un número indeterminado de texcocanos, forzando el retiro de los mexicas y favoreciendo la victoria de los conquistadores.
  • 36. Las victorias conseguidas por los españoles y el fortalecimiento de la alianza con los tlaxcaltecas ya eran noticia en todo el Imperio mexica. Tributarios y enemigos fueron aumentando, lenta pero inexorablemente, las fuerzas de Cortés. Poblaciones enteras de las comarcas vecinas enviaron embajadores de paz para rendir tributo a la corona española y aliarse en el ataque a Tenochtitlan. En febrero de 1521 una nueva embarcación, procedente de Santo Domingo, ancló frente a la Villa Rica de la Vera Cruz. En ella se transportaba armamento, pólvora, sesenta caballos y doscientos hombres. Cortés aumentó el contingente con texcocanos y huejotzingas. El avance de los conquistadores continuó hacia Yautepec. El segundo ejército mexica que se encontraba en la localidad huyó a Juchitepec, donde fue alcanzado y sometido. La siguiente etapa de la campaña se desarrolló en Xochimilco. El tlatoani local Yaomahuitzin ofreció resistencia, casi a punto de ser vencido engañó a los españoles fingiendo tener intenciones de pactar pero sólo con el objetivo de ganar tiempo y recibir ayuda desde Tenochtitlan. Cuauhtémoc envió un ataque combinado por tierra y por la laguna. Debido al factor sorpresa, mexicas y xochimilcas lograron una victoria temporal. Cortés casi fue hecho prisionero al caer de su caballo. Cristóbal de Olea pudo salvarlo a cambio de ser herido y de que un par de soldados españoles fueron capturados y más tarde, sacrificados.150 La batalla se prolongó durante tres días más y finalmente, los hombres de Cuauhtémoc se replegaron a Tenochtitlan. Tras haber roto la barrera defensiva, los conquistadores avanzaron a Coyoacán donde el teuctli Coapopocatizin prefirió huir y la localidad fue tomada por las fuerzas de Cortés. Desde este lugar, las fuerzas de ataque se dividieron con los objetivos de tomar Churubusco, controlar la retaguardia en Tláhuac y Mixquic, y rodear el lago por occidente hasta Tlacopan. De esta forma, se cerró totalmente el cerco a Tenochtitlan.
  • 37. Cortés no dudo en reafirmar las posiciones en Tlacopan (Tacuba), Azcapotzalco, Tenayuca y Cuautitlán. El objetivo de aislar la ciudad se había logrado y ahora faltaba coordinar un ataque simultáneo a la ciudad desde todos los accesos. Fuerzas iniciales para sitiar a Tenochtitlan: o Tlacopan - Pedro de Alvarado 30 caballos, 18 ballesteros y escopeteros, 150 peones de espada y rodela, 25,000 tlaxcaltecas. o Coyoacán - Cristóbal de Olid 36 caballos, 18 ballesteros y escopeteros, 160 peones de espada y rodela, 20,000 tlaxcaltecas. o Iztapalapa - Gonzalo de Sandoval 24 caballos, 4 escopeteros, 13 ballesteros, 150 peones de espada y rodela, 30,000 aliados de Huejotzingo, Cholula y Chalco. o Asalto anfibio Lago de Texcoco - Hernán Cortés 13 bergantines, 325 hombres, cada bergantín con 25 españoles y una fusta, incluyendo capitán, veedor, 6 ballesteros y escopeteros.
  • 38. Díaz del Castillo relató en su crónica que «cada día existían tantos combates (no siempre victorias) que si los hubiera relatado todos parecería un libro de Amadís o de Caballerías. Fueron noventa y tres días de sitio...» La falta de agua y alimento surtió efecto...«digo que en tres días con sus noches, en todas tres calzadas, llenas de hombres y mujeres y criaturas, no dejaron de salir y tan flacos y amarillos y sucios y hediondos, que era lástima de verlos...». Por otra parte López de Gómara relató en su crónica que al final del sitio «los mexicas solo se alimentaban de raíces, bebían agua salobre de la laguna, dormían entre los muertos y estaban en perpetua hedentina, jamás quisieron la paz».
  • 39. Al final del sitio, que duró tres meses, Pedro de Alvarado tomó la plaza de Tlatelolco. El 13 de agosto de 1521 Cuauhtémoc salió de Tenochtitlan en una canoa, probablemente con la intención de negociar la rendición, pero fue avistado y capturado por el capitán García Holguín, mientras la ciudad caía en manos de los españoles y de sus aliados. Cuando Cuauhtémoc estuvo en presencia de Cortés, señaló el puñal que el conquistador llevaba al cinto y le pidió que lo matara, pues no habiendo sido capaz de defender su ciudad y a sus vasallos, prefería morir a manos del invasor. A Cortés no le interesaba en ese momento la muerte de Cuauhtémoc. Prefirió utilizar ante los mexicas su reconocimiento como tlatoani. Julián de Alderete exigió el tormento de Cuauhtémoc, para que éste confesase donde se escondía el resto del tesoro de Moctezuma Xocoyotzin. Fue entonces cuando a Tetlepanquetzaltzin y Cuauhtémoc les untaron los pies de aceite acercándoselos al fuego. Entre los conquistadores se realizó la repartición de oro. Descontando el pago a la corona, el porcentaje de Cortés, los gastos de expedición y los altos pagos de algunos capitanes, la suma a repartir entre la tropa sólo alcanzó los setenta pesos. La cantidad era ridícula, por lo que, para conseguir nuevos tesoros y subir el ánimo de los hombres, Cortés organizó de inmediato nuevas expediciones. De esta forma evitó una rebelión.
  • 40. En mayo de 1521, en la segunda carta de relación de Cortés, utilizaba por primera vez el nombre de Nueva España. El caudillo español solicitó el envío de frailes o sacerdotes evangelizadores. Cuando en 1522 se recibió en la Nueva España la autorización correspondiente por parte del rey, Hernán Cortés comenzó la asignación de tierras a los soldados y capitanes participantes de las campañas, usando el régimen de encomiendas.
  • 41. El deseó de Hernán Cortés de llegar a conquistar los reinos tarascos, después de que dominó al Imperio mexica, lo incitó a planear la conquista del valle de Toluca, que era el paso obligado hacia Michoacán. Esto fue realizado en dos etapas, y según los cronistas de la época, se ejecutó en forma rápida y relativamente fácil. Con esta invasión todo el territorio central quedó en poder de los españoles.
  • 42. Un problema crónico en la Nueva España fue el jurídico. Al comenzar la expedición Cortés no había celebrado capitulación alguna, de modo que no estaba autorizado para conquistar y mucho menos para poblar. Cortés, como gobernador General y justicia mayor de la Nueva España, repartió la tierra de acuerdo con los méritos de sus soldados, sin recabar previamente la autorización real y de acuerdo con la política de "hechos consumados". Para justificarse aseguró posteriormente que había sido necesario arraigar a los españoles a la tierra, con el fin de proteger a los naturales. Aunque hizo los repartos de acuerdo con la legislación española, quedaron siempre en entredicho por haber usurpado facultades reales no delegadas.
  • 43. El choque entre españoles e indios en la zona central de México, en el siglo XVI, propició una nueva actitud en la población indígena que mantuvo latentes tradiciones prehispánicas, las que hasta la fecha le proporcionan un sentido de identidad colectiva y un lazo de unión muy sólido. Se transformaron los conceptos de propiedad de la tierra, privatizándola fuertemente, pero se mantuvo la tierra comunal. Se introdujo el ritual católico, aunque se conservaron muchas prácticas o creencias anteriores.
  • 44. La formación de esta nueva sociedad constituyó un proceso largo caracterizado por un movimiento entre lo hispánico y lo indígena durante los siglos XVI y XVII hasta lograr una nueva clase de cultura producto del mestizaje. En el centro de la Nueva España (lo que hoy es el Estado de México) se manifestó la dinámica entre las dos categorías de agentes participantes del proceso de transculturación: los indios y los españoles en su relación productora, social y política.
  • 45. Cortés también violó ciertas disposiciones establecidas por la Corona en materia de repartición, que surgieron debido a los desórdenes que se producían en los lugares conquistados. Una de estas disposiciones fue que "cada vecino de los primeros pobladores tenía derecho a una encomienda que legalmente no podía exceder de 500 indios ni producir más de 2 000 pesos al año". En los valles de Toluca y México se pasó por alto este requisito. Las tierras estaban densamente pobladas, eran buenas para la ganadería, producían granos y redituaban rápidas riquezas. Así, la encomienda en un principio resistió la forma mixta de señorío- repartimiento, pues consistió, al mismo tiempo, en un poderío civil, militar y económico.
  • 46. De acuerdo con la legislación, a cada uno debería proporcionársele un solar para construir su casa, que formaba parte de una peonía o de una caballería, según fuera el poblador infante o jinete. Sin embargo, en el centro de México estas reglas no se acataron en ningún momento. Pero la insistencia de los conquistadores en solicitar cada vez más tierras, repartimientos de indios y encomiendas creó una pugna con la Corona, la cual trabajó siempre para debilitar el poder de los españoles, defendiendo cuanto podía a los naturales.
  • 47. La Corona organizó la administración gubernamental de la Nueva España siguiendo la práctica castellana; tomó para el gobierno indígena dos caminos: uno, dejar a los naturales la dirección del sector local, o sea la administración municipal, y dos, retener la dirección de los sectores provincial y general, es decir, dividir el gobierno en dos esferas: una autónoma, con autoridades indígenas, y otra dependiente, con autoridades españolas. En el gobierno dirigido por los españoles hubo tres secciones: la distrital o provincial, que encabezaban los corregidores y alcaldes mayores; la general o central novohispana, a cuyo frente estaba el virrey o un representante —como el presidente de la Audiencia o los gobernadores en los grandes distritos —, y, por último, la general o central hispana, que presidían el rey y el Consejo de Indias. Así, el corregimiento fue una institución establecida para gobernar las ciudades y administrar justicia en las comarcas que dependían del rey. Con el paso del tiempo, y ante la decadencia de la encomienda, fue cobrando importancia hasta llenar el hueco dejado por los encomenderos al finiquitar sus mercedes.
  • 48. La jurisdicción de los corregidores se inició con los naturales, y a partir de 1580, por real cédula, se extendió a los españoles. Como agentes del poder central, tuvieron un estrecho contacto con los indios: eran los encargados de recaudar los tributos; vigilar la administración y empleo de los bienes de la comunidad, la moral pública y privada, la contratación y el transporte; castigar sumariamente a los criminales; imponer contribuciones a las pulquerías para sufragar los presupuestos locales; regular las pesas, medidas y precios para evitar abusos de los mercaderes; convocar a los principales vecinos para resolver problemas importantes. El corregidor "[...] conferenciaba con los eclesiásticos para erigir templos y conventos; cuidaba de proveer medidas para el buen trato de los indios".
  • 49. El principal deber de los corregidores era hacer ejecutar puntualmente las órdenes del cabildo; en ocasiones aprobaban en los cabildos las medidas que a ellos les interesaba establecer, y sus sugerencias sobre la inversión de los fondos eran tomadas como órdenes. Las amplias facultades de los corregidores se estimaban perjudiciales desde los tiempos del virrey don Antonio de Mendoza quien, considerando las quejas presentadas contra ellos, pidió al rey abolir el oficio y remplazarlo por el de alcalde mayor. Con el tiempo se sustituyeron sin llegar a desaparecer por completo. Posteriormente se nombraron también tenientes, alguaciles y escribanos.
  • 50. Valle de Toluca El corregimiento exigió por su misma naturaleza una delimitación de zona, lo que conllevó un trazo del espacio geográfico; para ello, las unidades cabecera- sujeto fueron nuevamente la base esencial. El trazado del mapa de corregimiento resultó difícil de hacer e incluso no se pudo fijar en forma permanente por las encomiendas. Fue hasta 1550 cuando el corregimiento logró plena autoridad política sobre las áreas de la encomienda. En teoría, los corregimientos eran limitados en tamaño, bien demarcados y contiguos unos a otros. Pero en la práctica los españoles, como los indígenas antes que ellos, hicieron distinciones más exactas de fronteras en las tierras bajas del valle de México y de Toluca con mayor densidad de población, que en las zonas montañosas remotas y dispersamente pobladas.
  • 51. En los siglos XVII y XVIII, con el desarrollo de la vida económica colonial, la importancia de los corregimientos se acentuó aún más a causa de las prerrogativas y oportunidades que brindaban para enriquecerse. Lejos de aspirar a un buen sueldo, los corregidores buscaban hacer negocios que les redituaran buenas utilidades aprovechando, por supuesto, su posición. Los ayuntamientos se establecieron en cuanto se fundaron las ciudades y villas. El cabildo o consejo municipal estaba integrado por alcaldes y regidores, cuya cifra variaba (uno o dos) en función del número de habitantes de la comunidad. Al principio eran elegidos por los vecinos, pero al paso del tiempo la Corona otorgó los cargos a perpetuidad y después fueron vendibles y renunciables. El cabildo legislaba localmente: expedía las ordenanzas municipales, cuidaba de las obras públicas, de mejorar las condiciones y la calidad del trabajo y la enseñanza elemental, de abastecer a la ciudad, así como de representarla en los pleitos que cualquier tribunal emprendiera en su contra y defender sus privilegios.
  • 52. La administración de justicia tanto civil como criminal era competencia de los alcaldes ordinarios. Su jurisdicción era ordinaria y común, es decir, estaban exentos de ella los individuos que gozaban de algún fuero. Vigilaban la ciudad usando la vara de justicia, "incluso en la noche, por medio de rondas en las que también participaban el corregidor y el alguacil, y, temporalmente, en los caminos cuando desempeñaban el cargo de alcaldes de la Santa Hermandad".
  • 53. Los integrantes del ayuntamiento tenían facultades específicas. El alcalde mayor ejercía las funciones judiciales de primera instancia. El alguacil procuraba preservar el orden en la ciudad. El mayordomo administraba los propios; el síndico cuidaba los intereses de la corporación. Otros miembros del cabildo eran el abogado y el escribano; éste debía ser "real", es decir, con título de la Corona en las ciudades y villas de importancia. El patrimonio de los ayuntamientos se formaba con tierras llamadas propias y con otros bienes: los arbitrios, que consistían en alquileres de casas y tierras; el servicio personal de los indios en las obras públicas; las multas impuestas al ganado, y las licencias para fiestas de toros, gallos, juegos de azar y otros. En un principio los pueblos indígenas mantuvieron sus antiguos modelos prehispánicos de gobierno local. Los caciques con título de gobernadoryotl regían desde la cabecera, y los principales estaban bajo su tutela administrando los sujetos, barrios o estancias con la ayuda de los tequitlatos.
  • 54. Los cabildos indígenas constaban de los oficiales de república: el gobernadoryotl o juez-gobernador, alcaldes, regidores y alguacil, conocido más comúnmente como topil. Además, según las necesidades del pueblo, podía haber mayordomos, escribanos y alguaciles de doctrina, quienes formaban parte, a veces, de los pequeños concejos dependientes del cabildo municipal. La elección de las autoridades no siguió la forma española, ya que existían variantes regionales según la costumbre indígena. El sistema de elección siempre era muy solemne. Estos cabildos fueron la célula del gobierno municipal al combinarse la tradición indígena de elección entre los miembros más destacados de la comunidad, y la española en su variante más democrática.
  • 55. La política económica seguida por España en la Colonia se caracterizó por obstaculizar el progreso lógico en todos sus aspectos: estableció el régimen de propiedad privada de la tierra e impulsó el latifundismo en sus formas laica y eclesiástica; implantó un sistema de prohibiciones con respecto a ciertos cultivos; favoreció el monopolio y el estanco como medios de impedir el libre comercio; protegió a la industria metropolitana evitando la creación de una industria nacional y monopolizó el tráfico del comercio con el exterior.
  • 56. Los sistemas de trabajo empleados por los españoles en la agricultura y la minería fueron: la encomienda, el repartimiento y el peonaje. El peonaje puso fin a la encomienda, pues el indio encomendado se convirtió en peón de las haciendas (laicas y eclesiásticas), de las minas y de los obrajes. No obstante que el encomendado se transformó en peón, en realidad continúo en una situación de servidumbre, debido a que su salario era tan miserable que no pasaba de dos reales diarios, apenas suficiente para no morirse de hambre. Para el indio la situación no cambió. Las jornadas de trabajo continuaron siendo no menores de doce horas diarias (de sol a sol); y como persistió la costumbre de adelantarles hasta veinte pesos anuales, en realidad hipotecaban sus vidas, pues a eso equivalía su calidad de peones encasillados en las haciendas.
  • 57. Los artículos principales que España enviaba a México, por medio de flotas que anualmente hacían su recorrido, eran aceites, aguardientes, objetos de hierro, lencería, telas manufacturadas en Holanda e Inglaterra, jarcias, papel, vajillas, etc., además de los productos procedentes de las Filipinas que la Nao de China traía al puerto de Acapulco. Este último acontecimiento fue motivo de interesantes ferias, a las que concurrían comerciantes de distintas partes de la Nueva España para comprar perlas, especias, muebles, perfumes, ámbar, telas de seda, seda cruda, floja y torcida.
  • 58. El comercio interior padeció de una serie de obstáculos en perjuicio de los consumidores, quienes adquirían los artículos con un recargo de cien a doscientos por ciento. Los numerosos impuestos, las cuadrillas de salteadores, la falta de vías de comunicación, la amenaza de tribus chichimecas, la escasez periódica de moneda, etc., obligaron a los consumidores a adquirir productos de contrabandistas holandeses, ingleses y franceses. El punto central del comercio interior fue la Ciudad de México. En 1536 fundó el Virrey Mendoza la Casa de Moneda, en la que se acuñaba plata y cobre, y desde 1675 se acuñó oro. Esta institución era la más grande del mundo y las monedas llamadas del “cuño mexicano” circulaban por toda la tierra. Hacia el último tercio del Siglo XVII los ingresos anuales de la Real Hacienda ascendían a veinte millones de pesos y los egresos se distribuían entre las remisiones a España (siete millones), otras para sostener varios establecimientos coloniales de Asia y América que no alcanzaban a cubrir sus gastos (situados), y que ascendían a unos tres millones, y el resto, o sea diez millones, para la administración de la Colonia entre gastos de guerra, pensiones, sueldos, cárceles y otros gastos.
  • 59. La situación general de la Nueva España a fines del Siglo XVIII era, en apariencia próspera. La política seguida en sus colonias por Carlos III, Rey de España, reanimó la economía del país, incrementando la producción minera, activando el comercio y aumentando la agricultura y las pequeñas industrias. La Ciudad de México, capital de la Nueva España, llegó a ser la más hermosa y grande de las ciudades de América. Pero toda esta prosperidad era aparente. En el fondo de la sociedad colonial existía un profundo malestar, ocasionado por causas de carácter, social, político, económico y cultural, que determinaron, fundamentalmente, el odio irreconciliable entre un reducido sector de privilegiados y los otros grupos que integraban la población novohispana.
  • 60. Otra causa de descontento era ver que de veinte millones de pesos que producía a la Corona la Nueva España salían del país más de diez, sin dejar en él ningún provecho, para ser invertidos en las otras colonias o en la península. Por otro lado, la distribución de la propiedad territorial era desastrosa. Numerosos latifundios sin explotación estaban en poder de los peninsulares, mientras la inmensa mayoría del pueblo carecía de una pequeña parcela y vivía en lugares apartados llevando una vida miserable. Los indios eran dueños de la propiedad comunal de sus pueblos; pero no podían disponer de ella sin el premiso de la Real Hacienda.
  • 61. La conquista espiritual: Esta conquista se refiere, al cambio que se realizó en el corazón del hombre conquistado en cuanto a sus creencias religiosas. Debían dejar de adorar a sus dioses, de hacer sus ceremonias o ritos, de forma obligatoria, para adorar a otro que el conquistador traía (nueva religión). La evangelización por parte de los españoles a los indígenas americanos, fue una conquista espiritual, que se llevo a cabo por medio de castigos.
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  • 65. Llegan a México  Franciscanos  Dominicos  Agustinos  Jesuitas
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  • 72. Dominicos en la mixteca oaxaqueña
  • 73. Ex-convento de Dominicos, Tepoztlán, México
  • 74. Ex-Convento Dominico en Cuilapa de Guerrero, Oaxaca, México
  • 75. La orden de los Agustinos llega a México en el año 1533.
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  • 77. Construida por los padres agustinos de estilo neoclásico.
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  • 79. Los jesuitas en Chihuahua.
  • 80. Ex convento de novicios de los jesuitas, Tepoztlán, Edo de México.
  • 81. Sólo mató a 150 personas en 300 años  Los juicios duraban más de un año  Nunca hubo instrumentos de tortura
  • 82. El sello de la Inquisición
  • 83. Edificio del santo oficio ( Inquisición ) en la ciudad de México
  • 84. Ejemplo de la arquitectura virreinal en la Nueva España
  • 85. Cuando la Casa Asturias dejo el reinado de España en 1700 debido a las incapacidades de Carlos II y no dejo descendencia , Felipe V de la casa Borbón tomo el poder. Ellos mantuvieron en gran parte las costumbres de la Casa Asturias pero introdujeron importantes reformas acordes con su cultura Francesa y educación ilustrada. Felipe V Transición Carlos II Familia Borbón de la Familia Habsburgo
  • 86. Fue en 1767 cuando Carlos III después de aplicarlas en la península ibérica las aplicaron en la nueva España ya que se estaba muy atrasado en ciertos aspectos si se comparaban los otros países europeos. Los objetivos de las reformas borbónicas: -Recuperar el poder que se había hacia la familia reinante de la iglesia y consulados de comerciantes -Disminuir la corrupción de ciertas esferas del gobierno. -Que la Corona Reciba los beneficios económico que se tenían Carlos III 1759-1788 Principal ejecutor de las Reformas
  • 87. El 27 de febrero de 1767 los jesuitas dejaron la nueva España por que anteponían a la Iglesia y después al Rey, así como el poder político adquirido, afecto al noroeste, la orden se cumplió entre el 25 y el 28 de junio del mismo año. La salida de los misioneros desarticuló la organización de los pueblos indígenas y los redujo a comunidades aisladas
  • 88. - Se acabo con el monopolio comercial - La casa de moneda paso a monos de la corona - - Se propuso fomentar las actividades de minería, reduciendo impuestos y conflictos entre los mineros REFORMAS MILITARES -El mariscal Juan de Villalba entro a la Nueva España con hombres peninsulares para formar un ejercito que no existía aun en la Nueva España.
  • 89. REFORMAS DEL CLERO -Debido a la ilustración los ideales cambiaron drásticamente en mayor parte gracias a los jesuitas , lo que llevo a que los planes de estudio desde la primaria, hasta las universidades. Los jesuitas enseñaban a criollos indios y peninsulares ellos constituían un peligro para la corona por su economía tan solida. Los indígenas con la expulsión de los jesuitas quedaron desamparados.