Los druidas, sacerdotes celtas paganos, adoraban al dios de la muerte Samhain. Celebraban su festividad el 31 de octubre, iniciando el año nuevo celta. Creían que los espíritus visitaban a los vivos esa noche, exigiendo comida o causarían problemas. Esta tradición evolucionó hasta el Halloween moderno, donde los niños piden dulces u hacen travesuras.