Halloween tiene sus orígenes en una antigua festividad celta llamada Samhain, en la que los sacerdotes druidas rendían culto al dios de la muerte. Cuando el cristianismo se expandió, la Iglesia designó el 1 de noviembre como el Día de Todos los Santos para reemplazar las tradiciones paganas, pero muchos de los rituales se mantuvieron. Actualmente, aunque es una fiesta popular, para los cristianos representa la adoración a Satanás y no es una opción para divertirse.