Este documento habla sobre el nuevo mandamiento de Jesús de amarnos los unos a los otros. Explica que a pesar de ser enemigos de Dios debido a nuestros pecados, Dios nos ama y nos ofrece reconciliación a través de la muerte de Jesús. También enfatiza la importancia de perdonar a otros y amar a nuestros enemigos, siguiendo el ejemplo de Jesús. Finalmente, pide reflexionar sobre cómo practicar el amor en la familia y la escuela.

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PRINCIPIO AMOR Y RECONCILIACIÓN
Octubre 2017
Versículos a Memorizar:
u n 13:34-35 NTV
“Así que hor les doy un nuevo m nd miento: ámense unos otros. T l como yo los he
amado, ustedes deben amarse unos a otros. El amor que tengan unos por otros será la prueba
nte el mundo de que son mis discípulos».”
Desglosemos el texto anterior:
 Nuevo: no hace parte de los mandamientos dados a Moisés.
 Mandamiento: es imperativo, la petición u orden del cielo para todos los hijos de Dios.
 Amarse unos a otros: en las relaciones interpersonales debemos mostrar el amor. 1ª
Corintios 13 nos enseña del amor.
 Tal como yo: la medida de referencia no es el amor que hemos sentido por un amigo,
padres, atracciones o simpatías, sino el amor de Cristo hacia nosotros. Así con su
paciencia, entrega, dedicación, comprensión, bondad, instrucción...
 La prueba ante el mundo: cuando entre nosotros escuchamos cosas como "no me lo
soporto", "verle a él es peor que ver al diablo", "si predica fulano me salgo del culto", "si
invitan a perencejo yo no iré" implica un alto nivel de incoherencia con el mandato divino
y demuestra lo necesario de que seamos descontaminados de tanta carnalidad
traducida den celos o envidias, contiendas, rencores y falta de perdón.
¿Dónde debe iniciar?
Malaquías 4:6 “Él h rá volver el cor zón de los p dres h ci los hijos, y el cor zón de los hijos
h ci los p dres, no se que yo veng y hier l tierr con m ldición.”
De seguro el lugar donde esto debe nacer y hacerse vida en los corazones no es la iglesia ni la
escuela, sino la familia, el hogar.
Lamentablemente, aunque los padres prometieron fidelidad y amor hasta que la muerte les
separe, en muchos casos las lanzas de infidelidad, maltrato y rivalidad hieren el corazón de los
hijos haciendo, quienes a su vez llegan a transmitir las mismas heridas a las siguientes
generaciones y nos encontramos entonces con una sociedad con alta tendencia a resolver
inconformidades o desacuerdos con violencia verbal o física.
Si desde el hogar no se transmite correctamente este mandamiento, e incluso, en ocasiones se
promueve lo contrario, resulta obvio que dentro de otros ambientes como el escolar y la iglesia
se desdibuje el concepto de unidad y amor con "batallas campales" de desamor y agresividad.
Lo que necesitamos
Solo corazones realmente sanos podrán manifestar ese amor con el que Cristo nos amó y
sigue amando.
om nos 5:10 RVR1960 “Porque si siendo enemigos, fuimos reconcili dos con Dios por l
muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos s lvos por su vid .”

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Al ser amigos del mundo (Santiago 4:4) somos constituidos enemigos de Dios aunque no
hayamos asesinado o no nos hayamos enviciado en drogas o algo similar o peor, y por tal
motivo debíamos recibir el castigo de dicha enemistad con el Todopoderoso, pero en su
inmenso amor el Señor nos permite reconciliarnos con Él a través de la muerte de Jesús.
Examinemos un poco el asunto.
Dios ama a sus enemigos
Salmo 139:19-22 NVI “Oh Dios, ¡si les quit r s l vid los impíos! ¡Si de mí se apartara la
gente sanguinaria, esos que con malicia te difaman y que en vano se rebelan contra ti! ¿Acaso
no aborrezco, Señor, a los que te odian, y abomino a los que te rechazan? El odio que les
tengo es un odio implacable; ¡los cuento entre mis enemigos!”
David dice que odia a todos los que odian a Dios y se ha decidido apartarse de ellos. David ha
escogido familia, aceptó la paternidad del Padre Celestial, aquella paternidad que le hizo falta
de su familia terrenal, pero de la que se llenó en abundancia intimando con Dios Padre. Ahora,
debemos recordar que es Antiguo Testamento, donde imperaba la ley del ojo por ojo y diente
por diente.
Salmo 92:9 RVR1960 “Porque he quí tus enemigos, oh ehová, Porque he quí, perecerán
tus enemigos; Serán esp rcidos todos los que h cen m ld d.”
Dios tiene enemigos enseña la Biblia, y son los que hacen maldad. Santiago 4:4 también lo
enseña en el Nuevo Testamento.
Lee Gálatas 5:19-21 (obras de la carne) y piensa por un momento si cometes o has cometido
alguna de ellas. Romanos 8:6-8 enseña que el ocuparse en esas obras de la carne es muerte,
porque conllevan en si enemistad para con Dios (“…Por cuanto los designios de la carne son
enemistad contra Dios…”)
Como podemos ver, no es tan difícil ser enemigo de Dios; no se necesita cometer un pecado
"escandaloso" para llegar a serlo.
Pero a pesar de ello, Dios ha decidido amar aún a sus enemigos. Cuando andamos en la
carne, Él espera que procedamos al arrepentimiento y puede recibirnos con brazos abiertos a
causa de ese amor incondicional (recuerda que hablamos de ello en el salón de clases luego
de la entrega de reportes de PDE del tercer periodo).
El mismo Jesús nos manda a amar a nuestros enemigos (Mateo 5:43-48) y tiene toda autoridad
para hacerlo no sólo porque es Dios y ya, sino porque Él lo hace así con nosotros cuando
activamos la enemistad con Dios.
La gran noticia, parte de las buenas nuevas de Cristo, es que siendo enemigos de Dios
podemos reconciliarnos con Él por la muerte de su Hijo. Romanos 5:10 (NVI) dice: “Porque si,
cuando éramos enemigos de Dios, fuimos reconciliados con él mediante la muerte de su
Hijo, ¡con cuánt más r zón, h biendo sido reconcili dos, seremos s lv dos por su vid !”

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Acéptalo y Aplícalo
Así que puedes aceptar ese regalo inmerecido por su amor y reconciliarte con el Padre a través
de la muerte de Jesús en la cruz, pero también es necesario que eso mismo hagamos con
quienes nos rodean.
ecordemos el te to emoriz r con el que inici mos: u n 13:34-35 NTV
“Así que ahora les doy un nuevo mandamiento: ámense unos a otros. Tal como yo los he
amado, ustedes deben amarse unos a otros. El amor que tengan unos por otros será la prueba
nte el mundo de que son mis discípulos».”
La oración y deseo de Jesús es vernos como iglesia unida, amándonos genuinamente,
renunciando a la carne que no sólo nos trae enemistad con Dios sino que afecta a nuestros
semejantes y hermanos en la fe, llegando a dañar relaciones y debilitar el amor en nuestros
corazones.
No permitamos que una profecía que debe entenderse y aplicarse para aquellos que viven en
frialdad y la necedad de negar a Dios se desarrolle entre el cuerpo de Cristo. Y me refiero a
que Jesús profetizó que al final de los tiempos el amor de muchos se enfriará (Mateo 24:12) a
causa del aumento de la maldad. Esa maldad implica altos niveles de carnalidad, la que al final
hiere a quienes están cerca y nos aman y puede llegar a contaminar corazones con el
resentimiento, la decepción, el dolor de la traición o malos testimonios.
Corre a los pies de Jesús, clama por perdón y pide que te ayude a perdonar a los que te han
ofendido y si el día de mañana vuelves a ser herido, tampoco permitas que aquello mine tu
corazón con dureza y amargura, sino más bien, con fuerza y convicción regresa allí, al lugar
seguro junto a tu Dios donde puedes recibir medicina para tu corazón herido y bálsamo para
sanar por completo.
Esfuérzate en ser un testimonio vivo del amor de Cristo obrando a través de ti.
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La revelación del Espíritu Santo a tu vida, traerá el establecimiento de la sabiduría que solo
viene de Dios.
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PROYECTO Entrega 30 y 31 de octubre
Lee el material anterior, medita sobre ello y escribe dos reflexiones de una página rayada
tamaño carta cada una sobre los dos ambientes principales en que te desenvuelves: tu familia
y tu salón de clases.
En la reflexión analiza como es tu ejercicio de amar a quienes te rodean, perdonar las ofensas,
pedir perdón, anhelar la reconciliación, respetar y dirigirte a los demás con respeto, entre otras
cosas.