El documento discute los problemas de la cultura visual actual como la hiperrealidad y el hiperconsumo, y cómo esto afecta la educación. Argumenta que la educación artística contemporánea debe formar ciudadanos críticos capaces de analizar el mundo eminentemente visual en el que vivimos, y que la educación artística debe adaptarse a los cambios actuales en lugar de mantener modelos obsoletos.