Un proxy actúa como intermediario entre un cliente y un servidor, realizando solicitudes en nombre del cliente. Los proxies permiten controlar el acceso, almacenar en caché elementos para mejorar el rendimiento, y registrar y filtrar el tráfico de red. Los proxies pueden ser locales o externos y se usan comúnmente para mejorar la seguridad, velocidad y anonimato en las conexiones de red.