Una maestra honró a sus estudiantes que se graduaban dándoles cintas que decían "Quien soy deja huella". Luego les pidió que continuaran extendiendo este reconocimiento. Un estudiante premió a un ejecutivo, quien luego premió a su jefe amargado. Esto llevó al jefe a reconocer a su hijo, evitando que se suicidara. El proyecto demostró que pequeños actos de reconocimiento pueden tener un gran impacto en las personas.