MÁS DE 67 EUROS GASTÓ CADA ESPAÑOL EN SUS VISITAS A LA FARMACIA DURANTE 2012, SEGÚN EL ESTUDIO EL GASTO FARMACÉUTICO EN ESPAÑA Y EL RESTO DEL MUNDO 2013, REALIZADO POR EL STRATEGIC RESEARCH CENTER DE EAE BUSINESS SCHOOL.
Datos Principales
Sinopsis:"¿Cuántas veces cierra uno los ojos para no ver y cuántas para ver mejor?" es la pregunta que abre, como una ventana, este libro que trata, entre muchas otras cosas, del arte de saber mirar. Del recuerdo que llega en el momento preciso, y del olvido que nos protege como un escudo tenue y milagroso que nos libra de algunas heridas pero se deja atravesar por las olas. "Las olas -dice Ángeles Mastretta- son como los problemas: a veces uno los libra saltando, a veces hay que hundirse en ellos y tomarlos por abajo, y a veces es imposible evitarse la revolcada." Abriendo y cerrando los ojos, Mastretta escribe esta serie de relatos y viñetas que iluminan el universo cotidiano: viaja al pasado y al futuro, lee viejos diarios, recupera momentos y lugares, versos y sabios consejos, rostros y anécdotas; desempolva héroes anónimos y conocidos, reales e inventados: una abuela que se vuelve licenciada; Luis Miguel, Cortázar y los cronopios; Jane Austen y la propia Ángeles Mastretta soñando una novela o peinando a su hija frente al espejo, un perro amigo de Quevedo, un médico que da permiso para fumar y emborracharse, Marcello Mastroianni, una lectora adolescente que se ha ido a vivir con su profesor de literatura, una mujer que oculta su enfermedad para evitar el dolor de quienes la quieren, una pareja de conversadores que se citan puntualmente, cada día, para contarse sus secretos por teléfono.
El mundo iluminado nos devuelve la certeza de que la felicidad es inevitable y de que a veces somos como esos chicos de uno de los relatos: queremos que nuestro globo llegue al cielo, hasta que descubrimos que un globo puede ser más divertido en la Tierra, transformado en una bola de fuego azarosa y efímera.
Gerardo P. Nieves
Cuento corto, acaso mas corto de lo que pudo ser, que narra uno de los finales del mundo para un amor cuya mitología emocional lo concebía infinito. En un estilo de escritura in situ, mientras todo sucedía.
2. Yo he vivido mi vida: si fue larga o fue corta, si fue alegre o fue triste, ya casi no me importa. Y aquí estoy, esperando. No sé bien lo que espero, si el amor o la muerte, - lo que pase primero.
3. Algo tuve algún día; lo perdí de algún modo, y me dará lo mismo cuando lo pierda todo. Pero no me lamento de mi mala fortuna, pues me queda un palacio de cristal en la luna, y por andar errante, por vivir el momento, son tan buenos amigos mi corazón y el viento.
4. Por eso y otras me deja indiferente, aquí, allá y dondequiera, lo que diga la gente. -¿Trampas? - Pues sí, hice algunas; pero, mal jugador, yo perdí más que nadie con mis trampas de amor.
5. -¿Pecados? - Sí, aunque leves, de esos que Dios perdona, porque, a pesar de todo, Dios no es mala persona. -¿Mentiras?- Dije muchas, y de bello artificio, pero que en un poeta son cosas del oficio. Y en los casos dudosos, si hice bien o mal, ya arreglaremos cuentas en el Juicio Final.
6. Eso es todo. He vivido. La vida que me queda puede tener dos caras, igual que una moneda: una que es de oro puro - la cara del pasado - y otra - la del presente - que es de plomo dorado.
7. Por lo demás, ya es tarde; pero no tengo prisa, y esperaré la muerte con mi mejor sonrisa, y seguiré viviendo de la misma manera, que es vivir cada instante como una vida entera, mientras siguen andando, de un modo parecido, los hombres con el tiempo y el tiempo hacia el olvido. ERA Producciones