La Regla de San Agustín fue escrita en el año 397 y se centra en la santidad a través de la comunión espiritual y el encuentro con una experiencia de vida común a la luz de la Palabra de Dios. El documento explora el espíritu y la letra de esta obra, incluyendo su estructura, valor histórico, comprensión religiosa y dimensión espiritual, así como su actualidad como experiencia de una vida consagrada.