1. En función de la carta elevada por el Señor Alberto Daverede, como Presidente
de la Asociación del Personal del Servicio Exterior de la Nación, al Director del
Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de La Plata, Prof.
Dr. Norberto Consani, donde realiza una serie de comentarios sobre algunos aspectos
del artículo “La Política Exterior como problema” de mi autoría1, sobre las que quisiera
hacer algunas reflexiones.
En la misiva se señala que mis comentarios sobre el Cuerpo Permanente del
Servicio Exterior “denotan una gran falta de información”, pero antes de entrar en el
análisis particular del contenido de la nota quisiera hacer algunas reflexiones generales.
En primer término es un artículo de opinión sobre los problemas que
entiendo posee la construcción de nuestra política exterior, fijándome
fundamentalmente en lo que he denominado focos de legitimación (el político, el
burocrático y el académico). Las ideas expresadas en el texto son la emergencia de
muchos años de estudio en esa materia, como lo avalan mis títulos académicos que van
desde mi Profesorado en Historia, hasta los de Especialista, Magíster y Doctor en
Relaciones Internacionales (UNLP), además de ser docente de esa misma temática tanto
a nivel de Grado (UCALP) como de Posgrado (UNLP, UBA, UCSF).
Al ser un texto de tales características mis opiniones no cuentan con el soporte
erudito correspondiente, pero lo tienen, como se verá a continuación. Creo que, en
este caso, he sido víctima de una lectura poco atenta.
Según se desprende de la nota, alguna de mis opiniones han agraviado al
profesionalismo de estos empleados de nuestra Cancillería, cosa que lamento
muchísimo, ya que esa no fue mi intención al pensarlo y escribirlo sino generar un
debate sobre nuestra proyección internacional, en la cual ese sector del Estado resulta
irremplazable.
Entiendo los motivos gremiales que llevan a realizar una defensa cerrada de todo
el personal, es uno de los objetivos de la agrupación sindical que preside el Sr.
Davedere, pero no es mi caso, ya que no tengo ningún interés corporativo que defender,
ni a favor ni en contra del Servicio Exterior; sólo lo analizo. Mi función como
1
Aparecido en el Boletín del Instituto de Relaciones Internacionales N° 100, La Plata, marzo de 2010.
1
2. académico es relevar información (tanto datos como bibliografía) para poder formarme
una opinión sobre lo que acontece para escribir y enseñar sobre ello.2
Por otro lado quiero aclarar que en el caso de equivocarme no tendría problemas
en reconocerlo, pero como veremos -incluso con los datos aportados -, este no es el
caso.
De los tres aspectos tratados en el texto con respecto a la política burocrática:
relación entre el personal profesional y político; su incapacidad para construirse en un
punto de referencia con respecto a las cuestiones referidas al hacer de nuestro
relacionamiento externo; y su formación, los dos últimos son los que el Sr. Daverede
considera carentes de información.
Con respecto a la primera de ellas, donde en el artículo de referencia señalé que:
… la forma de profesionalización llevada a cabo incrementó numerosas
patologías de información que alejan de los elementos racionales y genera caprichosos
comportamientos burocráticos, muy lejos de la experiencia de Brasilia.
El Presidente de la APSEN señaló que:
… la efectividad y resultados… pueden ser considerados y evaluados desde
distintas ópticas, pero cuestionamientos abstractos asociados a actitudes enfermizas y
comportamientos infantiles invalidan por si mismos la seriedad del planteo.
En realidad es cierto que en el texto no abundan los ejemplos, ya que debí
resumir mis posiciones al respecto, y en algún punto el crítico tiene razón al señalar
su carácter abstracto, ya que esta opinión se debe a la influencia teórica aportada
por Ole Holsti -un importante internacionalista que analiza los procesos decisorios en
los Estados Unidos de los cuales me siento deudor en ese campo.3 Este autor, en su
2
Como un dato adicional puedo decir que he escrito 12 libros, 16 capítulos de libros y más de 50 artículos
en una amplia mayoría sobre política exterior argentina que han pasado por el riguroso escrutinio de mis
pares para ser publicados.
3
Aprovecho la oportunidad para señalarle algunas de las obras realizadas por este autor de origen
finlandés que ha desarrollado su carrera académica en los Estados Unidos: A system of automated content
analysis of documents (1963); Content Analysis a Handbook with Applications for the Study of
International Crisis, con Robert C. North, M. George Zaninovich y Dina A. Zinnes (1963); Theory of
measurement of interstate behavior: a research application of automated content analysis (1964);
Violence and hostility: the path to world war (1964); The management of international crises: affect and
action in American-Soviet relations, October 1962 (1965); Content Analysis for the Social Sciences and
Humanities (1969); Crisis, escalation, war (1972); Unity and disintegration in international alliances:
comparative studies (1973); Global food problems and Soviet agriculture (1976); The "operational code"
as an approach to the analysis of belief systems (1977); Does where you stand depend on when you were
born?: The impact of generation on post-Vietnam foreign policy beliefs (1978); Consensus and change in
foreign policy: Opinions among American leaders (1982); American Leadership in World Affairs:
Vietnam and the Breakdown of Consensus, con James N. Rosenau (1984); A widening gap between the
military and civilian society?: Some evidence, 1976-1996 (1997); Making American Foreign Policy
2
3. artículo “Modelos de relaciones internacionales y política exterior” publicada en
español por la Revista Foro Internacional del Colegio de México en 1989, señaló que si
bien la profesionalización tiene sus ventajas en cuanto a “incrementar los elementos
racionales y reducir los caprichos del comportamiento burocrático”, no es menos cierto
que “todas (o la mayoría) de las organizaciones complejas generan graves `patología
de información`”.
Es cierto que lo he reinterpretado, ya que Holsti se está refiriendo al cuerpo
diplomático norteamericano y no al argentino, por eso consideré que con respecto a su
primera afirmación –respecto a los caprichos burocráticos-, no se ajustaba a nuestro
caso.
Tal vez el suscriptor de la carta piense que el Servicio Exterior sea la excepción.
De ser así, sería importante que pondere cuáles son esos elementos que le permiten
escapar de esa lógica organizacional.
Pero para que no quede solo en una posición abstracta, daremos un ejemplo
reciente de cómo funcionan estas patologías y caprichos. Recordemos los serios errores
evidenciados con motivo de la visita del dictador de Guinea Ecuatorial Teodoro
Obiang Nguema Mbasogo, a principios de la actual gestión:
… Invitado al país como gancho para hacer buenos negocios, su historial
provocó la reacción de los organismos de derechos humanos y obligó a Cristina
Kirchner hacerle un planteo en público. Los responsables del bochorno, que a Taiana
le costó un reto de la Presidenta, fueron funcionarios de la Casa en quienes García
Moritán había delegado sus funciones en los últimos tiempos.4
Las ansias de la promoción del comercio, no le permitieron ver a quienes
instrumentaron esa visita las dificultades de un trato con un gobierno que viola
sistemáticamente los Derechos Humanos, cuando éstos han constituido una de las
líneas rectoras de nuestra diplomacia desde 1983. Esta situación puso en tensión los
lineamientos fijados desde el poder político, producto de una instrumentación
defectuosa y contradictoria, a cargo de la burocracia. Tal vez el Señor Daverede piense
que eso no fue responsabilidad del Cuerpo Diplomático y que las reflexiones teóricas de
un prestigioso analista, como Ole Holsti sean poco serias también por la utilización de
tales formas de categorías. En tal caso, no se cuál es su formación, pero sería interesante
(2006); To See Ourselves as Others See Us: How Publics Abroad View the United States after 9/11
(2008).
4
Diario Página/12, 23 de marzo de 2008.
3
4. que realice el desafío de escribir un aporte importante a la construcción de la Teoría
Decisoria desde la perspectiva que plantea.
El segundo aspecto se refiere a la composición del Cuerpo Diplomático, allí el
autor de la carta señala que sorprende mi “reduccionismo”, al entender que vinculo a los
profesionales diplomáticos solo con dos grupos, cuando en realidad escribí lo siguiente:
… allí conviven una amplia gama de diversas formaciones que van desde los
diplomáticos de viejo cuño, generalmente vinculados a grandes bufetes de abogados, y
con percepciones juridiscistas clásicas, hasta otro más reciente que emergen de
estudios superiores de universidades privadas porteñas, muy seguidoras de las modas
académicas norteamericanas y bastante alejadas de los problemas del país.
Como se observa, digo “amplia gama” que va desde un punto a otro, no que
son únicamente esos; pensar a la inversa, como hace el crítico, es sin lugar a dudas,
reduccionista. Por lo siguiente entiendo que lo que debo demostrar en este caso son los
motivos de mi elección de esos grupos y su existencia.
Reitero, no pienso que todos los miembros del Cuerpo Diplomático están
incorporados dentro de esos dos grupos, obvio que existen otros profesionales, de
quienes he tenido la oportunidad de leer, y en algún que otro caso conocer
personalmente, que me merecen el mayor de los respetos tanto en su tarea específica
como por sus aportes al conocimiento de diversos aspectos de nuestra política exterior.
A modo de ejemplo puedo mencionar a Lucio García del Solar, Carlos Ortiz de Rozas,
Archibaldo Lanús, Mario Cámpora, Susana Ruiz Cerruti, Héctor Gosende, Julio
Barboza y muchos más.
De hecho, la existencia de grupos en la Cancillería no es un dato nuevo, para ello
le recomiendo que lea el libro Generales y Embajadores de Fabián Bosoer (2006), entre
otros.
Desde 1983 el Servicio Exterior se ha ido modernizando, e incluso la actual
gestión del Canciller Taiana no ha sido la excepción; debo reconocer que ésta es una
preocupación permanente de ella.
En el texto he señalado los dos casos extremos, lo que no excluye otros que
pudieran existir, pero que no he considerado significativos para mi análisis, y ello no
quiere decir que representen a la mayoría de los miembros del Servicio Exterior, cosa
que parece entender el Sr. Davedere de mi texto. Son los puntos terminales de dos
4
5. formas que por cuestiones vegetativas están a ambos lados de la línea que trace, uno en
retirada y otros, si no se revierte la situación, comenzando.
Uno de ellos, “los diplomáticos de viejo cuño”, es algo más que una mera
impresión personal, sino que está extraída del libro Modelos de política exterior
argentina: alternativas para salir del modelo conservador menemista de Héctor
Gosende, que incluso es funcionario diplomático. Allí este autor señala, cuando se
refiere a las tensiones existentes entre el personal de la Casa y la administración radical
de 1983:
Hay que tener en cuenta que Caputo, Jorge Romero, Jorge Sabat, etc. Eran
mayormente Licenciados en distintas Ciencias Sociales o simplemente abogados. Por lo
tanto el grupo tradicional de diplomáticos de profesión abogados, pertenecientes a
algunos de los estudios tradicionales de Buenos Aires, que habitualmente
intermediaban con las Compañías y grupos extranjeros, quedaron en los primeros años
del Gobierno de Alfonsín, fuera del proceso decisorio. (El resaltado es nuestro)
Eran el llamado “establishment diplomático”, cuyos últimos representantes
ingresaron en la dictadura y hoy algunos ocupan los lugares más altos de la cadena
jerárquica burocrática y próximos a su retiro.
En el segundo grupo, “uno nuevo que emergen de estudios superiores de
universidades privadas, muy seguidoras de las modas académicas norteamericanas y
bastante alejadas de los problemas del país”, el dato lo veo confirmado en el anexo
presentado con la carta, ya que por ejemplo entre las Casas de Estudios Superiores
citadas está la Universidad de Belgrano. Llama la atención que no aparezcan otras como
San Andrés, o Di Tella, (tal vez estén incorporadas al rubro otras) que entrarían en ese
grupo, cuando me consta el ingreso proveniente de ellas.5
Como se desprende de lo antedicho, debo aclarar que no me refiero al conjunto
de universidades privadas, solo a aquellas que tienen ese rasgo, mal podría englobar a
todas, ya que dicto regularmente cursos de grado y posgrado en algunas de ellas. Este
consiste en presentar como única oferta para la formación en Relaciones Internacionales
a autores norteamericanos, desconociendo, disminuyendo, cuando no ocultando la
riquísima tradición que existe en esta materia en el Cono Sur y abusando del principio
que ese campo académico es “una ciencia social anglosajona”.
5
Esto se pueda deber también a que no veo consignados allí, si los ingresantes realizaron previamente
estudios de posgrados, completos o incompletos.
5
6. Esta valoración y preocupación, no parece ser exclusivamente mía, ya que como
indicó el actual Canciller Jorge Taiana, con motivo de la clausura del Ciclo Lectivo
2009:
Queremos también funcionarios que tengan una vivencia fuerte de su
pertenencia a la Argentina y de su pertenencia a la región; funcionarios que no sean
parte de esa Argentina que miraba de espalda a su región, sino de una Argentina que se
sienta parte orgullosa de Latinoamérica, de su tradición y de su cultura.6
En un somero análisis de este párrafo observamos que lo que está indicando por
lo que no dice es que hay funcionarios que no se ajustan a esos parámetros, que son los
que identifico en mi texto.
Incluso en los contenidos del “Plan Integral” para la Cancillería presentado por
el Ministro a la Presidente, Cristina Fernández de Kirchner en marzo de 2008 se
indica que se busca entre otras cuestiones “apuntalar un cambio en la mentalidad de la
Casa, con una mirada más latinoamericana y progresista.”7
No sé cuáles son las bases del Canciller para llegar a estas conclusiones, pero
supongo que no deben diferir de las mías. Y no creo que el Sr. Davedere piense que el
Canciller tenga falta de información que a mi me imputa, y al respecto no he
escuchado ninguna referencia, ni crítica.
Una cuestión más, la referida a los datos aportados por el Presidente de la
APSEN, creo que piensa que son una muestra de la potencialidad de su argumento, a
partir de una mala lectura de mi trabajo. Como ya lo he señalado no es un problema de
cantidades, no lo he planteado de ese modo, sino de significación.
Y, como vimos, ellos no invalidaron mi posición, la reforzaron. Pero con
respecto específicamente a la información aportada, ésta me planteó una serie de
cuestiones que quiero compartir. Primero, no se dice cuál es la fuente de donde se ha
extraído esa información, ya que ahí solo consta una media firma, por lo que resulta
inverificable. Para cualquier discusión seria sería fundamental, ya que no otorga al
interlocutor la posibilidad de confrontarla. En segundo lugar, se muestra incompleta,
ya que así presentada, me ha dejado muchas dudas, como por ejemplo ¿cómo ha sido la
evolución de esos parámetros a lo largo de esos diez años que dicen contener los datos?
Esto sería fundamental, ya que nos permitiría ver si ese 60/40 se muestra inalterable a lo
6
Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto. Información para la Prensa N°
366/09. Buenos Aires, 11 de Diciembre de 2009.
7
Diario Página/12, 23 de marzo de 2008.
6
7. largo de ese tiempo, cosa que me permito dudar, o si uno de esos polos crece a costa del
otro. En tercer lugar, sería interesante ampliarla para poder observar cómo era la
situación hace 20, 30 o 40 años, y cuáles han sido sus cambios.
Para finalizar dos cuestiones que me parecen sumamente positivas que están
contenidas en la carta, y me parecen dignas de resaltar. La primera es el esfuerzo que se
está haciendo por federalizar el Servicio Exterior, con el reconocimiento de que
“prácticamente” todas las provincias están presentes. Cosa que en mi artículo no se
cuestiona.
Y que realmente me alegra que hoy se acepte al Servicio Económico Exterior
argentino, ya que cuando este sector se incorporó fue visto como una amenaza al poder
burocrático (GOSENDE, 2007), y los cuales representan un verdadero ejemplo como
burócratas profesionales, a través del trabajo del Centro de Economía Intencional de la
Cancillería.
Agradeciendo al Director del IRI, Norberto Consani, la posibilidad de dar
respuesta a las imputaciones de falta de información de las que fui objeto -injustamente
creo-, además de poder precisar mis opiniones y contribuir, aunque sea mínimamente, a
que desde todos los sectores pensemos, debatamos y tratemos de mejorar nuestro
Servicio Exterior.
7