El Convenio de Estocolmo, firmado en 2001, busca eliminar la producción y uso de Contaminantes Orgánicos Persistentes (COPs), compuestos químicos muy tóxicos y de larga permanencia en el ambiente. El convenio establece responsabilidades para los países, fomenta la prevención, y agrega nuevos COPs. Chile lo promulgó en 2005 como el Decreto 38 para regular estos contaminantes. Más de 150 países han firmado el convenio.