SlideShare una empresa de Scribd logo
1 de 2
Descargar para leer sin conexión
!                                                                   16 DE ENERO DE 2013




     Ricos y Marranos
    Por Miguel Ortiz Betancur

    Hace unas semanas regresé de un via-
    je de estudios por el “primer mundo”. Al
    reencontrarme con mis amigos escu-
    ché, además de sus buenas noticias
    personales, las quejas habituales sobre
    el tráfico, el clima, la basura y demás
    hostilidades de Bogotá. También coin-
    cidieron en afirmar que “la ciudad esta-
    ba carísima”, pero ese punto lo acep-
    tamos con resignación, pues es “el cos-
    to de vivir en la capital”.

    Pese a que nuestra Bogotá no se pare-       decía que una de las razones para
    ce en nada a capitales como Nueva           empezar a robar y traficar era “con-
    York o Amsterdam, el costo de bienes        seguir plata para tener una buena
    de consumo regular como la comida y         “percha”, los jeans Levi´s y los tenis
    la ropa puede ser mucho más alto. La        Nike”. No justifico el actuar de los jó-
    desigualdad es indignante, pero es cu-      venes criminales, pero es doloroso
    rioso que los que más se quejan del al-     ver cómo están dispuestos a matar
    to costo de vida capitalino son los ricos   para comprar una muda de ropa, la
    y la clase media, los que pagamos mu-       cual seguramente podrían comprar
    cho más de lo justo por obtener la ex-      con un poco de trabajo y ahorro si la
    clusividad de ciertas cosas, así lo ne-     vendieran al precio que vale, no al
    guemos.                                     precio que pagamos los gomelos.

    Pero esa exclusividad nos tienta a to-      No pretendo reducir el problema de
    dos sin importar el ingreso o el estrato,   la desigualdad y el crimen a un asun-
    a cualquiera le gusta chicaniar unos        to de precios de bluyines y tenis. Sin
    Levi´s que no cualquier fulano puede        embargo, pienso que la exclusión en
    tener. La cosa se complica cuando uno       ciudades como Bogotá es un mal
    ve que aquí pagamos fácilmente cuatro       que compramos todos los días en
    o cinco veces el valor de los Levi´s, los   forma de exclusividad. Nos dejamos
    tenis Nike, y otros “bienes de distin-      robar descaradamente por el comer-
    ción”.                                      cio, con tal de que los pobres nunca
                                                se vistan como nosotros. ¡El proble-
    En un informe publicado en días recien-     ma es que sí lo hacen! solo que la
    tes por El Espectador sobre las pandi-      exclusividad de los mismos Levi´s
    llas del norte de Bogotá, un pandillero     que le gustan tanto al gomelo como
!                                                                                   PAGE 1
!                                           16 DE ENERO DE 2013




al chirrete, es tan cara para el segundo
que llegaría a robar o incluso matar por
comprarla.

Esta semana cometí el error de ir a la
famosa Zona G, y la gigantesca cuenta
que pagué por una mediocre pizza
“gourmet”, y una ensalada “caprese”
(dos hojitas de albahaca, medio tomate
y una bolita de queso Alpina), me llevó
a concluir que en Bogotá no hay ricos
sino marranos, y eso lo saben muy bien
los comerciantes. Por eso cobran 250
mil pesos por unos bluyines, y 80 mil
por un vino español de 3 euros.

No promuevo la tacañería, pero sí dejar
de ser tan marranos, tratar de no pagar
tanto por la supuesta distinción de los
tenis, los bluyines, o la butifarra empa-
cada como “jamón serrano”.

Hay formas de consumir de forma ex-
clusiva sin patrocinar la exclusión. Por
ejemplo, comprarle al que cultiva verdu-
ras en casa, al tendero, al diseñador in-
dependiente, o al joven chef emprende-
dor, son prácticas de comercio justo que
no dejan de tener su toque “alternativo”,
palabra que hoy en día define tenden-
cias muy exclusivas en todo el mundo.




!                                                       PAGE 2

Más contenido relacionado

Similar a Ricos y marranos

Similar a Ricos y marranos (17)

Fernendo botero caribe
Fernendo botero caribeFernendo botero caribe
Fernendo botero caribe
 
El Mundo Callejero
El Mundo CallejeroEl Mundo Callejero
El Mundo Callejero
 
Algo mas que cierto
Algo mas que ciertoAlgo mas que cierto
Algo mas que cierto
 
Mundo\\'s mas Grande de las Bibliotecas
Mundo\\'s mas Grande de las BibliotecasMundo\\'s mas Grande de las Bibliotecas
Mundo\\'s mas Grande de las Bibliotecas
 
Diario
DiarioDiario
Diario
 
Futuramen Report #1 : Contracción: (Versión en español)
Futuramen Report #1 : Contracción: (Versión en español) Futuramen Report #1 : Contracción: (Versión en español)
Futuramen Report #1 : Contracción: (Versión en español)
 
Deseos Suicidas
Deseos SuicidasDeseos Suicidas
Deseos Suicidas
 
La Fabuladel Tonto
La Fabuladel TontoLa Fabuladel Tonto
La Fabuladel Tonto
 
La Fabula Del Tonto
La Fabula Del TontoLa Fabula Del Tonto
La Fabula Del Tonto
 
La Fabuladel Tonto
La Fabuladel TontoLa Fabuladel Tonto
La Fabuladel Tonto
 
La fabula del tonto
La fabula del tontoLa fabula del tonto
La fabula del tonto
 
Ensayo behind.. y viajeros
Ensayo behind.. y viajerosEnsayo behind.. y viajeros
Ensayo behind.. y viajeros
 
Viñetas argentinas vermouth
Viñetas argentinas vermouthViñetas argentinas vermouth
Viñetas argentinas vermouth
 
De viaje por Silicon Valley
De viaje por Silicon ValleyDe viaje por Silicon Valley
De viaje por Silicon Valley
 
Sp 1-com-cm-15-21
Sp 1-com-cm-15-21Sp 1-com-cm-15-21
Sp 1-com-cm-15-21
 
Lectura Clase3
Lectura Clase3Lectura Clase3
Lectura Clase3
 
El tonto
El tontoEl tonto
El tonto
 

Ricos y marranos

  • 1. ! 16 DE ENERO DE 2013 Ricos y Marranos Por Miguel Ortiz Betancur Hace unas semanas regresé de un via- je de estudios por el “primer mundo”. Al reencontrarme con mis amigos escu- ché, además de sus buenas noticias personales, las quejas habituales sobre el tráfico, el clima, la basura y demás hostilidades de Bogotá. También coin- cidieron en afirmar que “la ciudad esta- ba carísima”, pero ese punto lo acep- tamos con resignación, pues es “el cos- to de vivir en la capital”. Pese a que nuestra Bogotá no se pare- decía que una de las razones para ce en nada a capitales como Nueva empezar a robar y traficar era “con- York o Amsterdam, el costo de bienes seguir plata para tener una buena de consumo regular como la comida y “percha”, los jeans Levi´s y los tenis la ropa puede ser mucho más alto. La Nike”. No justifico el actuar de los jó- desigualdad es indignante, pero es cu- venes criminales, pero es doloroso rioso que los que más se quejan del al- ver cómo están dispuestos a matar to costo de vida capitalino son los ricos para comprar una muda de ropa, la y la clase media, los que pagamos mu- cual seguramente podrían comprar cho más de lo justo por obtener la ex- con un poco de trabajo y ahorro si la clusividad de ciertas cosas, así lo ne- vendieran al precio que vale, no al guemos. precio que pagamos los gomelos. Pero esa exclusividad nos tienta a to- No pretendo reducir el problema de dos sin importar el ingreso o el estrato, la desigualdad y el crimen a un asun- a cualquiera le gusta chicaniar unos to de precios de bluyines y tenis. Sin Levi´s que no cualquier fulano puede embargo, pienso que la exclusión en tener. La cosa se complica cuando uno ciudades como Bogotá es un mal ve que aquí pagamos fácilmente cuatro que compramos todos los días en o cinco veces el valor de los Levi´s, los forma de exclusividad. Nos dejamos tenis Nike, y otros “bienes de distin- robar descaradamente por el comer- ción”. cio, con tal de que los pobres nunca se vistan como nosotros. ¡El proble- En un informe publicado en días recien- ma es que sí lo hacen! solo que la tes por El Espectador sobre las pandi- exclusividad de los mismos Levi´s llas del norte de Bogotá, un pandillero que le gustan tanto al gomelo como ! PAGE 1
  • 2. ! 16 DE ENERO DE 2013 al chirrete, es tan cara para el segundo que llegaría a robar o incluso matar por comprarla. Esta semana cometí el error de ir a la famosa Zona G, y la gigantesca cuenta que pagué por una mediocre pizza “gourmet”, y una ensalada “caprese” (dos hojitas de albahaca, medio tomate y una bolita de queso Alpina), me llevó a concluir que en Bogotá no hay ricos sino marranos, y eso lo saben muy bien los comerciantes. Por eso cobran 250 mil pesos por unos bluyines, y 80 mil por un vino español de 3 euros. No promuevo la tacañería, pero sí dejar de ser tan marranos, tratar de no pagar tanto por la supuesta distinción de los tenis, los bluyines, o la butifarra empa- cada como “jamón serrano”. Hay formas de consumir de forma ex- clusiva sin patrocinar la exclusión. Por ejemplo, comprarle al que cultiva verdu- ras en casa, al tendero, al diseñador in- dependiente, o al joven chef emprende- dor, son prácticas de comercio justo que no dejan de tener su toque “alternativo”, palabra que hoy en día define tenden- cias muy exclusivas en todo el mundo. ! PAGE 2