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Rutas
de senderismo
Palentina
por la montaña
10
Rutas
de senderismo
Palentina
por la montaña
Edita: Diputación de Palencia
Patronato Provincial de Turismo
Impreso en España
Dep. Legal: P-345/2007
Presentación 3
Introducción 6
Ruta 1. El Pozo de las Lomas 7
Ruta 2. El Valle de Pineda y el Pozo Curavacas 10
Ruta 3. La Fuente del Cobre 14
Ruta 4. El Roblón de Estalaya 18
Ruta 5. Valdecebollas y el Cueto 22
Ruta 6. La Tejeda de Tosande 26
Ruta 7. El Pinar de Peña Mayor 30
Ruta 8. Valberzoso-Collado de Somahoz 34
Ruta 9. La Senda Peña del Oso 38
Ruta 10. Monumento natural de las Tuerces 42
Direcciones de Interés 47
5
Todas estas rutas se encuentran disponibles
para dispositivo GPS en la dirección web:
www.palenciaturismo.es
ÍNDICE
6
En el norte de la provincia
de Palencia, en la vertiente
meridional de la Cordillera
Cantábrica, se encuentra la
Montaña Palentina. Su peculiar configuración orográfica,
su enorme extensión y su climatología determinan una
gran variedad y diversidad de paisajes, de vegetación y de
especies de animales.
Aquí se elevan algunas de las más altas cumbres de
la Cordillera Cantábrica, como son Curavacas, Peña Prieta
y Espigüete, donde trepa el rebeco y surca el cielo el
águila real; circos glaciares del Cuaternario con hermosos
lagos como el Lago de las Lomas, donde nadan el tritón
alpino y la rana bermeja; frondosos bosques colinares de
haya y roble como el hayedo de Carracedo o los hayedos
del Valle de Redondos, donde se puede observar al pico
mediano y donde el oso pardo busca cobijo y
alimentación; ríos y arroyos de aguas bravas, valles
recónditos, encinares y sabinares relictos, brezales y
piornales multicolores y …un sin fin de ecosistemas que
conforman el Parque Natural de Fuentes Carrionas y
Fuente Cobre y los espacios naturales protegidos de Las
Tuerces y Covalagua.
Dos ríos, el Carrión y el Pisuerga dividen el territorio
y tres poblaciones: Guardo, en el sector occidental,
Cervera de Pisuerga en el sector central y Aguilar de
Campóo en el oriental, sirven de puerta de entrada a la
Montaña Palentina.
Esta serie de senderos que ofrecemos, es una
propuesta para acercarnos a su naturaleza, sentir sus
montañas y sus ríos, descubrir sus recónditos pueblos y su
bella arquitectura y conocer a sus gentes.
Viejos y nuevos caminos para pasear y disfrutar con
todos los sentidos.
INTRODUCCIÓN
RU
TA
1
ACCESO y RECORRIDO
Tomamos la carretera L-210 en Velilla del Río Carrión hasta
Cardaño de Arriba, desde donde iniciamos la excursión. El camino
tiene su inicio junto a la iglesia del pueblo y asciende valle arriba por
una zona de praderas hasta que cruzamos un puente que salva el arro-
yo de Las Lomas. La ascensión se hace un poco más pronunciada, dejan-
do a la derecha el arroyo. Antes de llegar al alto de la Majada de las
Vacas el camino se bifurca. Por la derecha el camino desciende hacia la
cascada del Ves. Por la izquierda continuamos la ascensión hasta cruzar
de nuevo el arroyo por un puente de nueva factura.
Distancia aproximada:
10 kilómetros (ida y vuelta).
Duración: cuatro horas.
Época: todo el año. En invierno y primavera temprana, la
presencia de nieve exige una mayor preparación técnica.
EL POZO DE
L
AS LOMAS
Por el alto Carrión
7
8
A partir de aquí el sendero asciende por la ladera hasta el alto de La
Lomba.
En este tramo hay que tener cuidado de no perder el sendero, que
a veces desaparece entre los matorrales. Desde el alto ya podemos ver
el circo glaciar en cuya base se asienta el pozo de Las Lomas, rodeado
por las cumbres del Celestino (2.394), el Alto de Fuentes Carrionas
(2.497), Las Agujas de Cardaño (2.386) y el Alto de Las Lomas (2.430).
Las ruinas de un chozo nos sirven de referencia para retomar el sen-
dero, que serpentea ladera arriba hasta el Lago.
Los valles de Cardaño, desde el Puente Agudín hasta el pozo de Las
Lomas tienen como escolta las más altas cumbres de la Montaña
Palentina. Además de las ya citadas, por aquí se encuentran entre otras,
el Espigüete (2.450) en el inicio del valle, el Murcia (2.341), el Pico
Cuartas (2.451), el Mojón de las Tres Provincias (2.497), Peña Prieta
(2.536) y Hoya Continua (2.392).
Montañeros y senderistas disfrutan desde hace tiempo de los place-
res que proporciona caminar por estas alturas y asomarse desde estas
atalayas a la Meseta Castellana y a los valles cantábricos.
Mucho tiempo atrás, ya recorrían estos parajes los pastores con sus
rebaños trashumantes. Ahora que las ovejas merinas ya no pastan estos
puertos, su lugar lo han ocupado las vacas procedentes de los cercanos
valles de la Liébana, a cuyas gentes arriendan los pastos los lugareños.
De la antigua actividad pastoril, para algunos origen de estos pue-
blos, quedan algunos chozos derruidos y la sana costumbre de agasajar
a los visitantes con la caldereta de carne de oveja. Los vecinos de
Cardaño han reconstruido en las inmediaciones del pueblo un chozo de
pastores que se puede visitar.
El lobo (Canis lupus)
Difícilmente vamos a encontrar una
especie animal más polémica que el lobo.
Por su depredación a los animales domés-
ticos el lobo ha sido exterminado en buena
parte del mundo.
Ya desde tiempo inmemoriales, la
Península Ibérica ha estado ocupada por este
cánido y la Montaña Palentina, no ha sido
menos. En muchos de nuestros ayuntamientos se conservan aún escritos donde
nos hablan de la abundancia de la especie y de los daños a los ganados y en
las antiguas ordenanzas esta que era de obligado cumplimiento salir de bati-
da, y el hecho de negarse era objeto de fuertes sanciones.
Adaptada la especie a los continuos cambios introducidos por el hom-
bre en el medio ambiente, su distribución y abundancia está en consonan-
cia con las posibilidades alimenticias, el refugio para la manada y la presión
ejercida por el hombre.
No es fácil ver al lobo en la Montaña Palentina, pero es una especie que
se encuentra bien adaptada en las zonas de Alta Montaña. Basa su alimen-
tación en los grandes herbívoros salvajes como el corzo y el venado y ocasio-
9
nalmente el jabalí, pero no abandona los ataque al ganado domestico, ove-
jas y terneras, presas mucho más fáciles de cazar.
VEGETACIÓN
La vegetación arbórea es escasa, reduciéndose a un pequeño abe-
dular en las laderas de las Canchas de Ojeda, en las proximidades del
puente sobre el arroyo de Las Lomas. En las praderas cercanas a este
abedular abunda la genciana mayor, antaño objeto de recolección para
fines medicinales y hoy protegida.
Hay otras herbáceas que se pueden encontrar en el recorrido: tor-
visco macho, vedegambre, dedalera, algunas orquídeas, acónito, etc.
Las formaciones vegetales más abundantes en este enclave son el
brezal-piornal, que ocupa extensas zonas en las laderas y las praderas de
montaña que forman los puertos que pasta el ganado.
FAUNA
Entre los grandes mamíferos, que tienen presencia en este sector
podemos citar el oso pardo, que frecuenta los altos pastizales en pri-
mavera, el lobo (ver recuadro), corzos y venados, jabalíes y rebecos en
las zonas más elevadas. En los arroyos habitan truchas y desmanes y ace-
cha el mirlo acuático.
En el lago de Las Lomas y en las pequeñas lagunas anejas crían el tri-
tón alpino, un endemismo de la Cordillera Cantábrica y la rana berme-
ja. Buitres, alimoches, águilas reales, chovas y otras rapaces sobrevuelan
las cumbres.
Entre las pequeñas aves a destacar algunas rarezas como el bisbita
ribereño alpino, el acentor alpino, el treparriscos y el pechiazul. Es relati-
vamente frecuente sorprender en su vuelo inicial alguna perdiz pardilla.
DATOS PRÁCTICOS
Protección existente. Este sector está incluido en la Reserva
Nacional de Caza de Fuentes Carrionas y en el Parque Natural de
Fuentes Carrionas y Fuente Cobre.
Mapas. Servicio Geográfico del Ejército. Hojas 81 y 106. Escala
1:50.000.
Fiestas. El C.I.T. de Velilla del Río Carrión organiza cada tercer
domingo de julio el Día de Fuentes Carrionas y La Montaña
Palentina, en los alrededores de Puente Agudín. Hay bailes tradi-
cionales y se degusta la tradicional caldereta del pastor.
El 10 de Agosto se celebra en Cardaño de Arriba la romería de San
Lorenzo en la que se conmemora una vieja leyenda. Los vecinos del pue-
blo leonés de Portilla de la Reina, cruzan las montañas por el valle de
Lechada y Hontanillas, para hacer la ofrenda al patrón de Cardaño.
Después se celebra la fiesta en las huertas del pueblo cuyos vecinos ofre-
cen a los visitantes la sabrosa caldereta de oveja.
10
RU
TA
2
Distancia aproximada:
20 kilómetros (ida).
Desnivel: 500 metros.
Duración: 11-12 horas.
Época: todo el año. En invierno, las adversas condiciones
meteorológicas exigen mayor preparación y precaución.
EL VALLE DE PINEDA
Y EL POZO CURAVACAS
Por el alto Carrión
11
ACCESO y RECORRIDO
Salimos de Velilla del Río Carrión o de Cervera de Pisuerga por la
Carretera L- 210 hasta Triollo, desde donde una carretera local nos lleva a
Vidrieros. Desde el mismo pueblo una pista remonta el valle de Pineda
siguiendo el curso del río Carrión. Los primeros kilómetros caminamos en
dirección este, dejando el río a nuestra derecha. Al final de dicho tramo,
cruzamos el río por el Puente Pucherin. A partir de aquí el valle cambia de
orientación y la pista asciende levemente en dirección norte hasta Santa
Marina, donde el Carrión recibe las aguas del arroyo de Arauz.
De nuevo el valle cambia de dirección. Tras vadear por dos veces el
río, caminamos ahora hacia el noroeste por los llanos de la Vega de
Correcaballos, alejándonos del cauce. Volveremos a acercamos al río en
el Estrecho, donde el valle se encoge entre las laderas del Lezna (2.206)
y el Curavacas (2.524). Al final de la explanada de Vega los Cantos, el
Carrión recibe por nuestra izquierda al arroyo del Ves, cuyas aguas se
precipitan por la pendiente en una multitud de cascadas. Son las esca-
leras del Ves. Un sendero asciende junto por la orilla del arroyo entre las
cascadas hasta el mismo pozo de Curavacas. También podemos llegar
continuando por la pista, que cruzan algo mas arriba el río Carrión, al
que dejamos trepando ya en busca de sus fuentes.
Quienes decidan hacer este itinerario a pie, deben saber que su lon-
gitud y dureza exigen un gran esfuerzo. Pero sin lugar a dudas este
esfuerzo se verá compensado por el placer que proporciona caminar por
estos llanos despoblados del extenso Valle de Pineda. La sana fatiga y la
soledad de estos parajes ayudarán a provocar en el caminante sensacio-
nes de paz y sosiego, que se acentuarán si se pasa la noche al raso y al
abrigo de las montañas.
El pozo Curavacas, sobre el cual existen leyendas tan misteriosas como
la profundidad de sus oscuras aguas, es un lago de origen glaciar, uno de
los muchos que se esconden bajos los circos formados por los hielos entre
las cumbres cercanas. Si aún nos quedan fuerzas podremos acercarnos
hasta alguno de ellos: el pozo del Ves, el pozo Oscuro o la Laguna de
Fuentes Carrionas, cuyas aguas sobrantes dan origen al río Carrión.
Las vegas del Valle de Pineda están sal picadas de chozos y cabañas
de pastores. Estos puertos, aunque administrativamente pertenecen a la
provincia de Palencia, son propiedad de gentes de los valles de la
Liébana, en la vecina Cantabria. Los pastores de esos pueblos se afanan
durante el verano cuidando aquí sus ganados hasta que la nieve les
empuja hacia sus casas.
Son gente afables y de buen trato, siempre dispuestos a compartir
una conversación.
VEGETACIÓN
Esta tierras altas son escasas en vegetación arbórea. Tan solo algu-
na mancha de roble cerca de Vidrieros y un rodal de abedul en las inme-
diaciones de Santa Marina. El topónimo de Pineda parece sugerir la
12
posible existencia en el pasado de algún pinar. Si así fue, hoy nada
queda para corroborarlo. ‘
Las laderas y vegas están ocupadas por vegetación arbustiva forma-
da por brezos, escobas y piornos y donde faltan estos, pastizales de
montaña.
Entre las flores silvestres que adornan estos parajes encontramos
lirios, narcisos, acónitos, tulipanes silvestres, vedegambres, gencianas
mayor y de primavera y gamones.
FAUNA
Los grandes mamíferos disfrutan de amplios espacios. El oso pardo
se desplaza por dichos valles y montañas en sus correrías. El lobo tam-
bién tiene presencia en estos pagos. Ciervos y corzos son abundantes
(ver recuadro) y el rebeco deambula en las zonas más altas.
En el río abunda la apreciada trucha común. El pozo Curavacas
alberga al tritón alpino y la rana bermeja.
Entre los roedores, en los pastizales de cervuno corretea el topillo
nival.
Anidan aquí entre otras aves el treparriscos, el acentor y gorrión
alpinos, el pechiazul.
Podemos contemplar también sobre las cumbres el vuelo de las
grandes rapaces que anidan en los cantiles y riscos: el águila real, el ali-
moche y el buitre leonado que tiene su colonia en la cercana Peña Santa
Lucía.
Ciervo (Cervus elaphus)
Reserva Nacional de Caza de
Fuentes Carrionas. Creada en 1966,
ocupa buena parte de la Montaña
Palentina, en su sector occidental.
Las principales especies cinegéticas
son los grandes herbívoros: el ciervo,
el corzo y el rebeco. También se caza
el jabalí y la perdiz.
La especie estrella es el ciervo,
apreciado como trofeo por su corpu-
lencia y gran cornamenta.
La población es tan abundante, que actualmente se están tomado
medidas para limitarla. Es frecuente la observación de manadas de hembras
y algún macho aislado. De costumbres nocturnas, se alimenta de hierbas,
hojas y brotes tiernos, etc. Hacia final de verano, al atardecer, machos y
hembras salen de los bosques para agruparse en los valles, donde tiene
lugar el apareamiento llamado comúnmente “la berrea”. Los grandes
machos braman y pelean golpeando su cuernos para establecer la jerarquía
y el dominio sobre las hembras.
13
DATOS PRÁCTICOS
Protección existente. Este sector está incluido en la Reserva
Nacional de Caza de Fuentes Carrionas y en el futuro Parque Natural de
Fuentes Carrionas y Fuente Cobre.
Mapas. Escala 1 :50.000. Servicio Geográfico del Ejército. Hoja 106.
Otros atractivos. El alto valle de Pineda es punto de partida para
otras muchas excursiones montañeras. Merece la pena acercarse hasta
la Laguna de Fuentes Carrionas, nacimiento del Carrión, enclavada
en un magnífico circo glaciar. Los más decididos pueden intentar la
ascensión al Curavacas (2.524 m.), a Peña Prieta (2.536 m.), o alguna otra
de las muchas cumbres de los alrededores, las hay para todos los gustos.
Desde aquí se puede pasar fácilmente a los vecinos valles de la
Liébana (Cantabria).
ACCESO y RECORRIDO
Para llegar hasta el Valle de Redondo, salimos de Cervera de
Pisuerga por la carretera C-627 en dirección a Potes. Un kilómetro después
de pasar el pueblo de San Salvador de Cantamuda, una carretera local nos
lleva hasta Santa María de Redondo, punto de inicio de esta excursión.
Al final del pueblo, cruzamos un puente que salva el arroyo
Lombatero y seguimos la pista que transcurre paralela a la escombrera de
Distancia aproximada:
10 kilómetros (ida y vuelta).
Desnivel: 400 m.
Duración: 4-5 horas.
Época: todo el año. En invierno y al comienzo de la pri-
mavera la nieve y al agua pueden dificultar el acceso.
14
RU
TA
3
LA FUENTE
DEL COBRE
Por el alto Carrión
15
una antigua mina de carbón y que nos lleva a otro puente sobre el río
Pisuerga. A partir de aquí el camino asciende dejando el río a la izquierda.
Hemos de cruzar un puente más y pronto nos encontraremos con una
bifurcación. Junto al cruce hay una señal que limita el acceso de vehículos.
Continuamos por la derecha (la pista que dejamos a la izquierda
será por donde efectuemos el regreso), hasta la confluencia de dos
valles. El Pisuerga recibe a nuestra derecha las aguas del arroyo de
Tejedo. Sin cruzar el río, tras pasar por unas camperas, el camino, ahora
apenas un sendero, asciende por el fondo del valle, cerca del río. Este es
uno de los tramos más atractivos del itinerario. El sendero transcurre
bajo un sotobosque de hayas, robles, acebos, avellanos, abedules y mos-
tajos, a veces por el cauce seco de algún torrente.
Cuando por fin el camino abandone la espesura nos encontraremos
de súbito con unas pequeñas cascadas y algo más arriba la Fuente del
Cobre, coronada por las crestas de unos farallones calizos.
El regreso se puede efectuar por la misma ruta o por un sendero alter-
nativo, bien marcado por el continuo trasiego de los visitantes, que parte
de la misma boca de la cueva y que nos llevará por la ladera. Abajo divi-
samos el valle y a la izquierda hermosos bosques de haya. Desde aquí
podemos disfrutar de una excelente panorámica de las cumbres de la
Sierra de Peña Labra. Pasamos la majada y tomamos una pista que nos
introduce enseguida en un bosque de roble por el que descendemos
hasta encontrarnos con el camino por el que hicimos la ascensión.
Los lugares de nacimiento de los ríos suelen ser objeto de modernas
peregrinaciones. Al natural deseo de conocer el origen de las aguas que
sacian nuestra sed y la de nuestros campos y bañan nuestros pueblos y
ciudades, se une el hecho de que los ríos nacen casi siempre allí donde
la naturaleza se muestra más generosa, en entornos montañosos y espa-
cios naturales de gran valor y belleza.
No podía suceder de otra forma con el nacimiento del Pisuerga, que
a los citados encantos une el misterioso atractivo que otorga el surgir de
una profunda cueva. En su origen, un humilde Pisuerga recoge las aguas
nivales de las montañas que rodean el idílico valle de Redondo, perte-
neciente al municipio de la Pernía. Valles de vocación ganadera y zona
de tránsito hacia la vecina Cantabria, el origen de su población se
remonta a las colonizaciones efectuadas por los primeros reyes leoneses
en el inicio de la reconquista, en los albores de los siglos IX y X.
Tradicionalmente, Fuente del Cobre ha sido considerada como lugar
de nacimiento del río Pisuerga. Sin embargo su verdadero origen está
unos kilómetros más arriba, en las laderas del Valdecebollas (2.139 m.).
Las aguas recogidas por varios arroyos y pequeñas lagunas, se filtran
por una sima en el sumidero del Sel de la Fuente, para surgir dos kiló-
metros más adelante por la boca de la cueva.
Esta ha sido explorada por varios equipos de espeleólogos. Para los
interesados en el tema, Gonzalo Alcalde Crespo ha realizado una exce-
lente monografía.
16
VEGETACIÓN
El valle de Redondo está ocupado en gran parte por bosques cadu-
cífolios, principalmente hayedos y robledales de rebollo y roble albar.
A lo largo del recorrido encontramos otras especies que suelen apa-
recer acompañando a las citadas: abedules, acebos, servales, mostajos y
avellanos. En el sotobosque y en las orillas de los arroyos aparecen flo-
res silvestres como la aguileña y el acónito. En las zonas más altas el bos-
que da paso a formaciones arbustivas de brezos, escobas y piornos.
Donde falta el matorral, en las brañas, el espacio lo ocupan las pra-
deras de montaña.
FAUNA
Los valles del norte de Palencia son uno de los últimos refugios del
oso pardo, que encuentra alimento en estas praderas y en los frutos de
hayas y robles. Abundan también aquí otros grandes mamíferos como
los jabalíes, ciervos y corzos. En los alrededores de la cueva es habitual
la presencia de chovas (piquirroja y piquigualda) y aviones roqueros.
Buitres y alimoches sobrevuelan las cumbres. En ríos y arroyos vive la
trucha común, el desmán y la salamandra y en sus cercanías anida el
mirlo acuático.
Haya (Fagus sylvatica)
Los Hayedos, junto con robledales alba-
res, son los representantes de los bosques
atlánticos en la Montaña Palentina. Ocupan
laderas umbrías orientadas al norte, a veces,
en fuerte pendiente.
Los colonizadores de estos valles tras la
reconquista, talaron muchos hayedos para
obtener praderas y pastizal es, aprovechando
sus suelos profundos. Los que quedan han sido explotados intensivamente
para la obtención de leñas.
Los hayucos, frutos del haya, que aparecen encerrados en una pequeña
cúpula erizada, maduran a principios del otoño. Son comestibles y muy
nutritivos, aunque no conviene abusar de ellos, pues parece ser que perjudi-
can al hígado.
En años de buenas cosechas los osos comen grandes cantidades de estos
frutos, almacenando bajo su piel las grasas necesarias para pasar el duro y
frío invierno.
Su madera, de coloración clara, es muy apreciada en carpintería y eba-
nistería y usada tradicionalmente para la elaboración de albarcas y aperos de
labranza.
En otoño las hojas del haya adquieren una gama de tonalidades desde el
amarillo al rojo, añadiendo a estos paisajes un motivo más para ser visitados.
17
DATOS PRÁCTICOS
Protección existente. La zona está incluida en el Parque Natural
de Fuentes Carrionas y Fuente Cobre.
Mapa. Servicio Geográfico del Ejército. Hoja 107. Escala 1:50.000.
Otros atractivos. En los pueblos del valle se conserva una rica
arquitectura rural con abundantes casas blasonadas. En San Salvador de
Cantamuda es recomendable visitar la Colegiata románica y el rollo
medieval.
Fiestas. Los vecinos de los Redondos y Brañosera celebran cada
nueve años la fiesta de la mojonera. Recorren los mojones que delimi-
tan sus términos, finalizando con una fiesta campestre.
ACCESO y RECORRIDO
El itinerario más sencillo para acceder al Roblón de Estalaya tiene su
inicio en Vañes, pueblo situado en el Km. 116 de la carretera C-627.
Unos 300 metros antes de llegar al pueblo, a la derecha de la carretera,
tomemos un camino que asciende en suave pendiente, rodeando pri-
mero el pueblo por el este y remontando después la ladera del Cerro
San Cristóbal.
Tras franquear una cerca ganadera, el camino nos introduce en un
bosque mixto de roble y haya. Arropados por la espesura, descendemos
Distancia aproximada:
4 kilómetros.
Desnivel: 100 m.
Duración: 1 hora y media.
Dificultad: fácil
Época: todo el año.
18
RU
TA
4
EL ROBLÓN
DE ES
T
AL
AYA
Por el
alto Pisuerga
19
hasta la escombrera de una antigua explotación minera. A partir de
aquí ascendemos de nuevo hasta otra pequeña escombrera donde ter-
mina el camino. Desde la escombrera, a la derecha, una senda, bien
marcada por las pisadas, supera, en fuerte pendiente, el breve tramo
que nos separa de la maciza figura del Roblón.
Para el regreso, podemos desandar lo andado hasta la carretera, o
seguir nuestra propuesta. Descendemos unos metros por el mismo sen-
dero para desviarnos a la derecha por un camino bien marcado.
Junto a un chozo, salimos del bosque y llegamos a un pequeño
valle, por el que una pista desciende hasta la orilla del pantano de
Requejada. Allí encontramos un cruce en el camino, debiendo continuar
hacia la izquierda, bordeando el embalse. Muy pronto la pista se corta,
aunque una senda prolonga su trayecto en dirección a Vañes. Cerca del
pueblo una cerca para el ganado nos impide continuar por el antiguo
camino carretero, muy abandonado e invadido por la maleza. Siguiendo
la cerca por la izquierda, enseguida encontraremos el camino por donde
iniciamos la ruta.
Los árboles centenarios han sido venerados en todas las culturas,
considerándose portadores de valores simbólicos tales como la sabidu-
ría, la fecundidad, la experiencia. Sus entornos y cobijo de sus ramas sir-
vieron de escenarios propicios para la celebración de ritos mágicos,
asambleas, fiestas y aquelarres. Incluso en nuestra moderna cultura,
utilitaria y consumista, causante de la desaparición de bosques y espe-
cies diversas, se ha mantenido cierta veneración por esos árboles ejem-
plares.
El roble ha simbolizado desde siempre la fortaleza y la majestad.
El nombre científico del Género, Quercus, proviene según algunos
del griego Kerkaleos (duro, áspero) y según otros del céltico quercuez
(árbol bello). Por encima de todas estas virtudes habría que añadir la de
la prodigalidad, ya que del roble, como del cerdo, se aprovecha todo
(ver recuadro).
Se dice que los frutos de los robles, las bellotas, fueron alimento
básico para los pueblos cántabros que poblaban estas comarcas antes de
la colonización romana.
Este roble legendario del monte de Estalaya, conocido como el
Abuelo, es sin duda el de mayores dimensiones y más longevo de la
Montaña Palentina y es posible que de toda la Península.
Sus señas de identidad son:
Nombre común: roble albar.
Nombre botánico: Quercus petraea Liebl.
Perímetro del tronco: 9,80 metros.
Diámetro aproximado: 3,17 metros.
Edad estimada: más de 1.000 años.
20
VEGETACIÓN
El paseo por el bosque en el que habita este roble milenario nos
permitirá disfrutar de especies de árboles y arbustos tales como robles
rebollos y albares, hayas, acebos, espinos y guillomos, servales y mosta-
jos. En las praderas y en las cercanías de los arroyos podemos encontrar
mayor abundancia de herbáceas: ranúnculos, menta silvestre, geranios,
hierba de San Antonio, narcisos y primaveras.
FAUNA
Aunque sería muy raro cruzamos con el oso pardo en nuestro paseo,
es posible que algún ejemplar de la especie no ande muy lejos de allí,
no en vano estamos en una de las zonas privilegiadas como uno de los
últimos reductos de esta especie.
Estos bosques ofrecen refugio y sustento a otras especies de mamí-
feros como el corzo, el jabalí y el zorro, mustélidos como la comadreja,
la garduña y el armiño; roedores, reptiles y una infinidad de insectos
como mariposa y libélulas. Entre las aves podemos tener la ocasión de
observar pinzones, herrerillos, trepadores, zorzales, torcaces, cuervos,
aguilas ratonera y culebrera.
DATOS PRÁCTICOS
Protección existente. El Rabón de Estalaya es “Árbol Notable”. El
área está incluida dentro del Parque Natural de Fuentes Carrionas y
Fuente Cobre.
Mapas. Serv. Geográfico del Ejército. Hoja 107.
Roble albar (Quercus petraea)
El bosque atlántico de roble rebollo y albar
ocupa grandes extensiones en la Montaña
Palentina.
Estos dos nobles se distinguen fácilmente por
sus hojas, ya que las del rebollo, tienen lóbulos
más profundos y presentan una tonalidad más gri-
sácea debido a la pilosidad de la piel que las cubre.
Los robledales han tenido gran importancia
en la economía tradicional de la comarca. Sus fru-
tos y sus hojas, recogidos o en montanera, se utilizan como alimento para el
ganado. Su apreciada madera se ha utilizado y se utiliza para la fabricación
de útiles diversos: en la construcción, muebles, toneles, aperos de labranza,
etc. Han proporcionado leñas y carbón vegetal para hogares y fraguas. Y no
debemos olvidar que los excelentes suelos sobre los que se asientan los cul-
tivos y praderas los debemos, casi siempre, a la lenta labor de antiguos roble-
dales hoy talados.
El mantenimiento del buen estado de salud de estas masas boscosas es
imprescindible para la supervivencia del oso pardo, pues le proporcionan ali-
mento y refugio.
21
Otros atractivos. Merece la pena visitar los verdes valles y los pue-
blos de la Castillería: Estalaya, Verdeña, Celada de Roblecedo, San
Felices de Castillería y Herreruela de Castillería, en los cuales se con-
servan los mejores ejemplos de arquitectura popular dentro de la
Montaña Palentina.
Hay varias iglesias y ermitas con vestigios románicos en los pueblos
citados anteriormente. En San Felices de Castillería la iglesia de bella
fabrica posee una elegante espadaña. También posee este pueblo una
ermita de Santa Teresa que conserva unas interesantes pinturas murales
del siglo XV.
En Cervera de Pisuerga podemos pasear por la plaza porticada situa-
da en el centro del pueblo con algunas casonas blasonadas y visitar la
iglesia gótica de Santa María del Castillo con un hermoso retablo en la
capilla de Santa Ana donde destaca la tabla central que representa la
Adoración de los Reyes, de honda raigambre flamenca.
También podemos visitar un espléndido museo etnográfico propie-
dad de Piedad Isla.
22
RU
TA
10
Distancia aproximada:
12 kilómetros.
Desnivel: desde el refugio de El Golobar hasta
Valdecebollas 300 metros y desde el alto hasta Brañosera se
descienden 940 m.
Duración: 4-5 horas.
Dificultad: todo el sendero es fácil trazado.
Época: todo el año, con las limitaciones que impone el
clima en invierno.
Observaciones: es conveniente abastecerse de agua para
el recorrido.
VALDECEBOLL
AS Y
EL CUE
TO Por el Alto Campoo
y Santullán
23
ACCESO y RECORRIDO
Desde Barruelo de Santullán una carretera local nos lleva hasta
Brañosera. Desde Brañosera tomamos dirección a Salcedillo, para des-
viarnos a la izquierda, dos kilómetros más arriba y llegar al refugio de
El Golobar, donde muere la carretera. Iniciamos a pie el sendero, que
asciende por la ladera junto al arroyo del Canal hasta el collado que
divide ambas vertientes de los ríos Rubagón y Pisuerga. Una vez arriba
en el collado, por un sendero que recorre el cordal nos dirigimos al Alto
Canalejas (2.096) y más al oeste al Pico Valdecebollas (2.139), reconoci-
ble por las torres de piedra que los montañeros han construido en su
cumbre. Desde Valdecebollas el camino desciende en dirección suroeste
hacia el Cueto (2.083).
Del Cueto seguimos descendiendo por el vallejo trazando una gran
curva hasta el collado de Pamporquero, lugar de paso entre los valles de
Castillería, Mudá y Brañosera. En este tramo confluyen varias pistas de
uso ganadero. Continuamos por la primera, a nuestra izquierda, que
desciende en dirección este por el valle del arroyo de Pamporquero. A
media ladera el camino se bifurca. Por la derecha la pista nos lleva a
Barruelo a través de un excelente bosque mixto de haya y roble. Por la
izquierda, tomando como referencia la línea eléctrica de alta tensión, el
camino nos devuelve a Brañosera, cuyo caserío ya es visible al fondo.
Desde el abandonado refugio de El Golobar, situado a 1.840 metros,
una sencilla ascensión nos coloca en media hora en altitudes cercanas a
los 2.000 m.
Al llegar al collado avistamos hacia el noroeste el Valle de Redondo,
pudiendo divisar en el fondo la Cueva del Cobre y el sumidero del Sel de
la Fuente, donde nace el río Pisuerga. En las dos vertientes podemos
observar manifestaciones de glaciarismo cuaternario en las zonas altas
de los valles. A ambos lados se distinguen las morrenas y los efectos de
la erosión glaciar.
Siguiendo la senda en dirección oeste nos dirigimos hacia el pico
Valdecebollas. En este trayecto, el terreno presenta una coloración roji-
za por la presencia de minerales de hierro. La escasa vegetación está for-
mada por especies alpinas, como saxifragas, erodium pertraeum y pul-
sátila alpina. Antes de llegar al Valdecebollas la senda deja a nuestra
izquierda el alto de Canalejas, cumbre en cuya cima quedan restos visi-
bles de alguna trinchera de la Guerra Civil.
La Cumbre de Valdecebollas es una plataforma plana en cuyo cen-
tro se han erigido varios hitos de piedra alrededor de uno mayor en el
cual se sitúa el vértice geodésico. Si nos acercamos al borde de la plata-
forma obtendremos, si el día es claro, una inmejorable panorámica de
las altas cumbres de la Montaña Palentina.
Hacia el oeste Peña Prieta (2.536), Curavacas (2.524), Espigüete
(2.450). Hacia el suroeste Peña Redonda (1.993) y la Sierra de Brezo. Al
noroeste Picos de Europa. Frente a nosotros la Sierra de Peña Labra
24
(2.029), Tres Mares (2.175), el Cuchillón (2.172) y el Cueto Mañín (2.122),
tras los que se adivina la estación de esquí de Alto Campóo y el valle de
Suso, ya en la vecina Cantabria.
En el camino hacia abajo desde el Cueto dejaremos a nuestra dere-
cha los valles de Redondos, Castillería y Mudá, en los que podremos
reconocer los apretados caseríos de sus pueblos.
VEGETACIÓN
La vegetación predominante es el brezal-piornal.
En las cumbres la escasa vegetación está formada por especies alpi-
nas, algunas raras y endémicas de la Cordillera. Hay pulsátila alpina,
saxifragas, erodium...
Las laderas de los valles están ocupadas por bosques caducifolios,
hayedos y robledales. Cerca de Brañosera dejamos a la izquierda el
grandioso bosque de La Pedrosa, de haya y roble y una extensa mancha
de abedul.
Oso pardo (Ursus arctos arctos)
El topónimo de Brañosera (Brannia
Osaria) ya nos advierte de la abundancia de
osos en el pasado en estas tierras. En el pre-
sente, el oso, es la especie emblemática de la
Cordillera Cantábrica que tiene en estas
montañas palentinas uno de sus últimos
refugios.
El oso es un mamífero plantígrado que
se caracteriza por su enorme talla (casi los
dos metros de altura y unos doscientos kg. de peso), de cabeza ancha con
ojos y orejas pequeños, patas cortas y muy robustas con grandes garras y
pelaje castaño oscuro.
Pertenece al orden de los mamíferos, pero su dentadura está adaptada
a un régimen de alimentación omnívora. Su dieta es variable, pero los vege-
tales constituyen el 85% de su ingesta. Come frutos secos como hayucos,
bellotas, frutos carnosos como escaramujos y manzanas silvestres y plantas
herbáceas.
En verano voltea enormes piedras en busca de insectos y larvas, no des-
deña la carroña de los grandes ciervos que encuentra y le encanta la miel sil-
vestre. En invierno, con las nevadas y cuando el alimento escasea hiberna,
excavando oseras o en cuevas naturales que acondiciona. En la osera, la
hembra, en el mes de enero, pare dos diminutos oseznos.
El oso vive en los grandes bosques caducifolios y en valles y montañas
poco transitadas.
Este enorme animal, pero de gestos casi humanos, está ligado a la his-
toria de nuestros pueblos y así aparece representado en fiestas de carnaval
y en leyendas e historias de nuestros abuelos.
La especie está considerada en peligro de extinción. En España está al
limite de viabilidad reproductiva. Tres son las breas de distribución: la
Cordillera Cantábrica con dos núcleos aislados y los Pirineos.
25
FAUNA
El oso pardo es sin duda la especie emblemática de esta comarca,
espacio que utiliza en sus correrías y en la búsqueda de alimento y refu-
gio (ver recuadro). Pero también esta sierra alberga jabalíes, lobos,
zorros, gatos monteses, corzos, ciervos y la población más oriental de
rebecos de la Cordillera Cantábrica. Buitres leonados, alimoches, agallas
reales y perdicera sobrevuelan las cumbres.
El pito negro abunda en los bosque de haya y por desgracia el uro-
gallo fue extinguido en los montes de Brañosera por los años 80.
DATOS PRÁCTICOS
Protección existente. Esta zona está incluida dentro de los límites
del Parque Natural de Fuentes Carrionas y Fuente Cobre.
Mapas. Serv. Geográfico del Ejército. Hoja 107. Escala 1:50.000.
Datos de interés. La Carta Puebla de Brañosera, fechada en el año
824, certifica el origen del pueblo en las repoblaciones iniciadas por los
reyes leoneses en los albores de la reconquista. Brañosera presenta un
núcleo urbano bien conservado con casonas edificadas de piedra roja
tan abundante en la comarca. Las iglesias de Santa Eulalia y de San
Miguel conservan algunos vestigios románicos.
26
RU
TA
6
ACCESO y RECORRIDO
Desde el pueblo de Dehesa de Montejo sale una pista que cruza
la C-626 a la altura del km. 2. Desde la carretera se ve, en toda su ampli-
tud, el valle de Tosande, un profundo tajo verde abierto entre las cum-
bres calizas del Macizo de la Peña. Después de pasar una zona de cam-
pos de cultivo la pista nos introduce en un pequeño robledal, tras
sortear una valla metálica que cierra el paso. El camino desciende, bus-
cando el valle. Aparecen los primeros afloramientos de roca caliza entre
los que crecen encinas y rebollos de porte arbustivo. El valle se va
Distancia aproximada:
10 kilómetros (ida y vuelta)
Desnivel: 500 m.
Duración: 3 horas y media (ida y vuelta).
Época: todo el año. A partir del otoño la caía de las hojas de
las hayas facilita la localización de la tejeda.
LA TEJEDA
DE TOSANDE
Por el
alto Pisuerga
cerrando en una estrecha garganta en la que el camino, de firme roco-
so, transcurre escoltado por la vegetación de encinas, robles y brezos
que ocupa las laderas de Peña Oracada (1819 m., a izquierda) y del
Roblillo y las Cruces (1559 m., a derecha). Al final de la garganta el valle
se ensancha. Un circo de cumbres calizas rodea los pastizales que ocu-
pan el fondo: En la ladera de Peña Oracada, a nuestra izquierda, se abre
un vallejo en el que se asienta un espeso hayedo. La tejeda se encuen-
tra en el borde superior de este bosque. En el limite del hayedo con la
pradera encontraremos un sendero, muy marcado por los numerosos
visitantes, que nos conducirá sin dificultad hasta los tejos.
A la hora de diseñar este sendero nos han asaltado las dudas. Es tan
grande el valor biológico de este bosque que no hemos podido dejar de
cuestionarnos la conveniencia de contribuir a atraer más visitantes de
los apropiados para la conservación de este enclave. Pero es tanta la
popularidad que ha adquirido que poco podríamos hacer para limitar
las visitas, algo que por otra parte debe corresponder a los gestores del
futuro Parque Natural. Así que vamos a procurar por nuestra parte que
quienes hagan uso de este folleto para acceder a la tejeda lo hagan sufi-
cientemente concienciados del valor único de Tosande y de la necesidad
de desechar actitudes que pongan en peligro su supervivencia. Como
por ejemplo, arrancar plantas o parte de las mismas o recoger semillas
o retoños de los tejos. Quien desee tener un tejo en su casa o en el jar-
dín puede adquirido fácilmente en cualquier vivero, ya que es una plan-
ta común en jardinería.
El tejo es un árbol de por si escaso de forma natural. En la Montaña
Palentina se encuentra disperso y es rara la ocasión en que se encuen-
tran varios ejemplares juntos. Si ya es raro encontrar tejedas, más raro
es todavía encontrar ejemplares con la talla y el porte de los tejos de
Tosande, alguno de los cuales alcanzan diámetros de 1,5 m. Por todo
ello esta tejeda está considerada como una reliquia de la era terciaria,
una verdadera joya botánica merecedora de los esfuerzos y atenciones
necesarios para su conservación.
La regeneración de la especie en Tosande se ve dificultada por la
abundancia de grandes herbívoros salvajes, que se comen los brotes
tiernos y las ramillas de las plantas jóvenes. Por ello, aunque algunos
años nacen nuevas plantas en abundancia, muy pocas de ellas llegan a
convertirse en árboles maduros.
Los pastizales del valle de Tosande están divididos entre cuatro pue-
blos: Dehesa de Montejo, Ruesga, Ventanilla y San Martín de los Herreros.
Antiguamente se reunían aquí los rebaños de todos estos pueblos a los
que se añadían en verano las merinas procedentes de Extremadura.
VEGETACIÓN
En el primer tramo de esta excursión encontramos vegetación de
tipo mediterráneo. Los encinares cobren las laderas orientadas al sur y
las partes más bajas las ocupan robledales de rebollo. Entre los árboles,
27
28
en las zonas degradadas, aparecen brezales en los que destaca la pre-
sencia de la daboecia cantábrica, no muy abundante en la Montaña
Palentina.
La tejeda de Tosande se encuentra integrada y escondida en la parte
alta de un hayedo en el que aparecen también pies aislados de roble
albar, acebos, mostajos y avellanos. También viven otras especies como
helechos, daphne laureola, heleboros, euforbias, etc. En las zonas bajas
del valle, los pastizales están salpicados de espinos albares de buen
porte parasitados por el muérdago.
FAUNA
La variedad de ecosistemas que alberga este valle escondido propi-
cia una fauna asimismo variada y abundante. Los frutos de hayas y
robles proporcionan alimento a especies como el jabalí y el lirón careto.
Como tantas otras zonas de la Montaña, Tosande es zona de paso para
el oso. Abundan el ciervo y el corzo, que ramonean los brotes tiernos de
los tejos, poniendo en peligro la regeneración de la especie.
Entre las aves, podemos destacar los picos mediano y menor, mirlos,
zorzales, callaba gris y curruca zarcera. También rapaces como el buitre,
el azor, el águila culebrera y el cárabo.
Tejo (Taxus baccata L.)
Será en el año 1920 cuando el botánico Sahui
separa a principios de siglo el género Taxus de las
coníferas. Esta familia data del periodo Triásico,
hace 1600 millones de años, si bien nuestro tejo
aparece en el Cuaternario. Está compuesta por
árboles y arbustos no resiníferos con hojas en
forma de espada o punta roma y está integrada
por unas setenta familias aproximadamente
repartidas por los países templados del
Hemisferio Boreal. En Europa la única especie
natural es el Taxus baccata.
De porte piramidal y de crecimiento lento
(2,5 cm. aumenta el tronco al año) es una árbol fuerte, entre 15 y 20 metros
de altura, de corteza color pardo grisáceo, que se desprende en tiras.
Las hojas, perennes, se disponen en dos filas horizontales y opuestas, de
color verde oscuro en la parte superior y verde amarillento con dos líneas
blanca en la inferior.
El tejo es dioico, es decir, cada sexo en pies distintos; su fruto es vene-
noso, de color verde al principio para llegar a la madurez de un color rojizo.
Su madera tiene una textura fina y uniforme, de mucha densidad y de seca-
do rápido sin agrietarse, muy apreciada en ebanistería.
Su hábitat son los bosques húmedos y sombríos, ocupando suelos varia-
dos y se encuentra de forma aislada o en compañía de hayas y acebos, pero
muy raramente formando bosques puros. Abundante antiguamente, ha sido
relegado a lugares muy recónditos y de difícil acceso. En la Montaña
Palentina tenemos tejo en lugares como Peña Lampa (Velilla del Río Carrión)
y San Martín de los Herreros, entre otros.
29
DATOS PRÁCTICOS
Protección existente. La tejeda de Tosande está incluida como
unidad de especial interés en el futuro Parque Natural de Fuentes
Carrionas y Fuente Cobre. El valle de Tosande pertenece a la Reserva
Regional de Caza de Fuentes Carrionas.
Mapas. Servicio Geográfico del Ejército. Hojas 106, 132 y 133. Escala
1:50.000
Otros atractivos. Merece la pena visitar la iglesia de Cantoral con
su pila bautismal románica.
En Dehesa de Montejo tenemos la iglesia de San Pelayo del s. XVII,
transformada en su mayor parte, pero conservando aún algún elemen-
to románico en la puerta de entrada. En su interior tiene varios retablos
barrocos.
En Cervera de Pisuerga podemos pasear por la plaza porticada situa-
da en el centro del pueblo con algunas casonas blasonadas y visitar la igle-
sia gótica de Santa María del Castillo (Monumento nacional) por un her-
moso retablo en la capilla de Santa Ana donde destaca la tabla central
que representa la Adoración de los Reyes, de honda raigambre flamenca.
También podemos visitar un espléndido museo etnográfico de
Piedad Isla.
Panorámica del Valle Tosande y al fondo Pico Curavacas
30
RU
TA
7
Distancia aproximada:
4 kilómetros.
Desnivel: 400 metros hasta Collado, 700 hasta P. Mayor.
Duración: 2 horas y media (hasta el collado y vuelta).
Época: todo el año. En invierno hay que contar con la pre-
sencia de la nieve.
EL PINAR
DE PEÑA MAYOR
Por el
alto Carrión
31
ACCESO y RECORRIDO
En Velilla del Río Carrión debemos tomar la carretera P-210 hasta
el poblado de Compuerto. Desde allí parte un camino que nos intro-
duce en el pinar, cuya parte baja es una repoblación que llega hasta el
mismo poblado. Al poco de iniciar el recorrido deberemos desechar a
nuestra derecha una desviación y continuar ascendiendo hasta una
pequeña escombrera.
El camino transcurre un tramo paralelo al arroyo hasta que termina,
transformándose en un sendero pedregoso que se funde a tramos con
el cauce seco. El agua del arroyo, escasa salvo en época de deshielo, apa-
rece y desaparece al ser objeto de filtraciones debidas al sustrato calizo
de la montaña. El corazón del pinar queda a nuestra derecha, aunque
algunos árboles notables flanquean el camino por ambos lados. A medi-
da que ascendemos disminuye la talla de los pinos, apareciendo ejem-
plares de porte retorcido por causa de las duras condiciones de clima y
suelo. Salimos del bosque, haciéndose visible ante nosotros el roquedo
escarpado de Peña Mayor, hasta el que trepan algunos pinos. Nos
encontramos ya cerca del Collado. El sendero llega casi a desaparecer. El
pinar es ahora sustituido por vegetación arbustiva: brezos, gayuba, ene-
bros y pastizal de montaña. Una vez alcanzado el collado, quien lo
desee puede ascender fácilmente hasta la cumbre de Peña Mayor.
El pinar de Velilla es el último superviviente de las masas de pinos
que ocuparon gran parte de la Montaña Palentina durante milenios y
que probablemente perecieron a causa de los incendios que los anti-
guos pobladores provocaban para obtener pastos. Algunos topónimos
de nuestra comarca parecen corroborar esa pasada abundancia de pina-
res: Pineda, Pino Llano.
A su valor biológico como bosque reiicto, hay que sumar el induda-
ble goce estético que proporciona la visión de los pinos trepando sobre
el roquedo calizo en la umbría de Peña Mayor, sin duda una de las
estampas más características de la Montaña Palentina.
La explotación de este pinar ha sido origen de disputas históricas
entre los pueblos de Velilla y de Guardo. Se conserva una Real Carta
Executoria de 1731 que regulaba su aprovechamiento por parte de
ambas poblaciones. Uno de los usos más característicos se daba con
motivo de la celebración de la fiesta del Mayo: se talaba un árbol de
gran porte para luego ser pinado y engalanado en la plaza del pueblo,
donde los mozos intentaban trepar hasta la copa para rescatar un tro-
feo, mientras las mozas cantaban unas coplas. En Velilla se ha recupera-
do recientemente esta fiesta de origen cántabro que se celebra el pri-
mer sábado del mes le mayo.
VEGETACIÓN
El pino albar (pinas sylvestris) es un árbol que puede alcanzar e
incluso sobrepasar los 30 m. de altura. Aunque los pinares naturales casi
han desaparecido de la Cordillera Cantábrica, existen aún buenas masas
32
en el Sistema Ibérico y la Cordillera Central (son famosos los de Valsaín).
Con esta especie se han repoblado grandes extensiones en la Montaña
Palentina, sobre todo en la zona del Alto Carrión. De forma natural el
Pinar de Velilla se esta extendiendo hacia las laderas cercanas, favoreci-
do por la menor incidencia de los incendios y la escasa presencia de
ganado.
Otras especies de árboles y arbustos que podemos ver en este reco-
rrido son: robles, hayas, mostajos, serbales, acebos y enebros. Entre las
herbáceas la gayuba, el torvisco, los heleboros, algunas orquídeas, cam-
pánulas, etc.
FAUNA
Al contrario que en los pinares repoblados, la menor densidad de
árboles, permite la penetración de los rayos solares que favorecen la
presencia de pastizales bajo los pinos, así podemos encontrar aquí a los
grandes herbívoros: corzos y venados.
Las piñas proporcionan alimento a varios especialistas: ardillas, rato-
nes y aves como el pico picapinos y el piquituerto.
Pico Picapinos (Dendrocopos major)
En el Pinar Natural de Peña Mayor destaca en
las frescas mañanas de primavera el tamborileo del
picapinos macho sobre los bordes del nido, llaman-
do a la hembra. Son escasas las especies de aves que
habitan en este ecosistema, debido a sus muchas
singularidades como su orientación norte, la fuerte
pendiente donde se asienta y su elevada altitud.
También sus frutos, los piñones, protegidos por las
brácteas de las piñas, y la existencia de pocos insec-
tos -los comedores de madera-, están fuera del
alcance para la mayoría de las aves.
No obstante existen ciertos animales adapta-
dos a comer sus frutos, como los picapinos, el torce-
cuellos, los camachuelos, las ardillas y algunos ratones. El picapinos posee un
formidable pico capaz de horadar el tronco de robles y pinos para hacer el
agujero para su nido y para buscar insectos y larvas introduciendo su lengua
excepcionalmente larga. En otoño arranca las piñas y las transporta con su
pico para incrustadas en la grieta de otro árbol y extraer así los piñones gol-
peando las brácteas. Esta actividad es repetida una y otra vez en los mismos
árboles por lo que bajo el tronco podemos encontrar un buen montón de
conos de piñas, actividad que se denomina el “taller del picapinos”. En el
pinar también encontramos a otras aves, los agateadores y trepadones, acró-
batas y perfectos equilibristas que deambulan entre los troncos y las ramas
desafiando la verticalidad. El trepador aprovecha el viejo agujero del picapi-
nos para instalar su nido, agujero mucho más grande que él, pero que pro-
cura obturar con barro y adaptado, de esta manera, a su tamaño.
33
DATOS PRÁCTICOS
Protección existente. Esta zona está incluida en el Coto de Caza de
Velilla del Río Cerrión y como unidad de especial interés, en el futuro
Parque Natural de Fuentes Carrionas y Fuente Cobre.
Mapas. Servicio Geográfico del Ejército. Hojas 106. Escala: 1:50.000.
Otros atractivos. Merece la pena visitar en Velilla el conjunto
monumental de la Fuente romana de la Reana y la ermita de San Juan
de Fuentes Divinas. De la Reana habla Plinio el Viejo en el tomo XXXI de
su Naturalis Historia y escribe: “En Cantabria, la Fuentes Tamáricas sir-
ven de augurio. Son tres, distantes entre si ochos pies. Se juntan en un
solo lecho llevando cada una un gran caudal. Suelen estar en seco
durante doce dios y, a veces, hasta veinte sin que surja de ellas una sola
gota de agua... “.
En la Plaza Mayor, donde se erigen dos nogales centenarios, hay un
palacio barroco con fachada de sillería y tres escudos heráldicos, y la
iglesia parroquial. A las afueras del pueblo la ermita de Areños alberga
una talla románica de la patrona de la localidad. Importante por su
prestigio nacional e internacional es el Descenso Internacional de
Piraguas del río Carrión (14 de agosto).
34
RU
TA
8
Distancia aproximada:
14 kilómetros (ida y vuelta).
Desnivel: 140 m.
Duración: 5 horas.
Dificultad: fácil.
Época: todo el año, con las limitaciones que impone el clima
en invierno.
VALBERZOSO –
COLL
ADO DE SOMAHOZ
Por Campoo
y Santullán
35
ACCESO y RECORRIDO
Desde Valberzoso, salimos por la carretera PP2041 en dirección a
Mata de Hoz. El collado de Somahoz, nuestro punto de destino, ense-
guida aparece al frente, formando una gran U entre las alturas de Peña
Ensillada (a la izquierda) y Peña Castrillo (a la derecha). A un kilómetro
del pueblo y después de traspasar el límite con Cantabria, nos desvimos
por un camino que sale a la derecha de la carretera. A unos 500 metros
hay un cruce: por la izquierda la pista continúa, tras penetrar en un bos-
que de roble, hacia Brañosera, pero nosotros debemos desviarnos a la
derecha por un camino que bordea el robledal y enseguida desciende
hacia el río Camesa, que salva por el puente romano de Rojadillo. El
puente es visible únicamente si descendemos hasta el río. La obra se
contempla magnífica, en un marco de espesa vegetación. El lugar está
investido con el misterio de lo antiguo y envuelto con la magia del
entorno. Las aguas circulan susurrantes entre las ciclópeas y oscuras pie-
dras que enlosan el lecho del río y sobre las que descansan los sillares
que soportan el único arco del puente. Pero el deterioro es evidente.
Algunos sillares se han desprendido amenazando de ruina incipiente.
De la parte cimera faltan también algunas de las grandes losas que
remataban la obra y que servían de calzada.
Del puente salen dos caminos. Uno, a la izquierda, se dirige ascen-
dente hacia Salcedillo. El otro sigue hacia la derecha el curso del río.
Entre los dos, se adivina la continuación de la antigua calzada romana
insinuada por unas losas apenas visibles y ocultas bajo el brezal. A par-
tir de aquí la ruta es más complicada de seguir. Como el espeso brezal
dificulta continuar en línea recta hacia el omnipresente collado, propo-
nemos seguir por el camino de la derecha, hasta traspasar una cerca
ganadera que sigue el trazado del límite con Cantabria y que nos va a
servir de gula hasta Somahoz. Nada más pasar la cerca nos desviamos a
izquierda por un camino ascendente apenas marcado y que abandona-
mos enseguida por otro que cruza de nuevo la cerca-limite (regresamos
a la provincia de Palencia), en las proximidades del afloramiento rocoso
de Las Peñas. A partir de aquí caminaremos siempre próximos de la
cerca-limite, haciendo uso de los senderos trazados por las vacas que
pastan por estos parajes y alejándonos tan sólo lo suficiente para rode-
ar el vallejo del arroyo Rucabado. Un poco más adelante, tras salvar la
cerca, salimos a la carretera PP-2204. A los pocos metros, a la izquierda
podemos ver, bien conservado, un tramo de la calzada romana. El resto
del camino se puede hacer por la carretera o bien intentando seguir,
con buenas dosis de imaginación, el trazado de la calzada hasta el
Collado.
Desde el Collado de Somahoz, donde hay una pequeña laguna,
damos vista a los valles de la vecina Cantabria.
36
VEGETACIÓN
Durante casi todo el recorrido la agrupación vegetal predominante
es el brezal, con una composición poco usual en el resto de la montaña
palentina, y en la que dominan los brezos (erica cinerea, erica vagans,
daboecia cantábrica) y los tojos (ulex europaeus).
Desde Valberzoso hasta el puente Rojadillo, dejamos a la derecha,
ocupando las laderas, un espeso robledal de roble albar, que aparece
degradado al otro lado del río Camesa, donde el sotobosque está ocu-
pado por el brezal.
A lo largo del trayecto cruzamos varias zonas húmedas y turberas en
las que abundan musgos del género sphagnum (género cuya acumula-
ción origina las turberas) y el brezo de turbera y aparecen otras especies
como la grasilla (planta insectivora) y las orquídeas (spiranthes aestivalis).
FAUNA
El oso pardo tiene en estos parajes su límite oriental en la Cordillera
Cantábrica por donde deambula en búsqueda de alimentos en los bosques
La calzada romana de Salcedillo
El dominio del territorio cántabro
por parte de Roma, se apoya en la cons-
trucción y mantenimiento de una serie de
vías o calzadas que pusieron en contacto
los diversos espacios geográficos cánta-
bros con el Imperio romano. La red viaria
romana constituye el primer sistema de
caminos conocido, y aprovecharon para
ello, las rutas de comunicación que existí-
an en la Península Ibérica desde épocas
prehistóricas.
La vía más documentada de las que
llegan a Cantabria es la que procedente de Pissoraca (Herrera de Pisuerga),
pasaba por Amaia y Vellica (Monte Cildá) llegaba hasta Juliobriga
(Retortillo) y descendía a lo largo del río Besaya hasta llegar a la costa, a
Suances (Portus Blendium).
Para comunicar las vías principales se construyeron otras llamadas vías
transversales o secundarias. Un tramo de una de estas vías, -vía romana de
Brannia-, de grandes losas y bien pavimentado, que pasa por el puente
romano de Salcedillo sobre el río Camesa llega a Somahoz, para bajar por el
collado a los valles de Suano y Cabuerniga, podemos observarlo en la mar-
gen izquierda de la carretera PP-2204, de Salcedillo a Reinosa, cercano al
límite autonómico.
Estas vías romanas, una vez conquistados los territorios cántabros pasan
a ser vías de comercio y de intercambio de los recursos mineros de la zona y
después de la caída del imperio Romano, se siguen utilizando hasta la Edad
Moderna como vías pecuarias o son la base de caminos actuales.
37
de robles. Pero también esta sierra alberga jabalíes, lobos, zorros, gatos
monteses, corzos, ciervos, buitres leonados, alimoches y águilas reales.
DATOS PRÁCTICOS
Protección existente. Esta zona está incluida dentro de los límites
del Parque Natural de Fuentes Carrionas y Fuente Cobre.
En Barruelo de Santullán podemos visitar el Centro de
Interpretación de la Minería y el Museo de Herminio Revilla “Arte y
madera en movimiento” y en Valberzoso adquirir miel de brezo.
Mapas. Servicio Geográfico del Ejército. Hoja 107. Escala 1:50.000.
Datos de interés. Valberzoso conserva una iglesia románica de
una sola nave con una bella portada protegida por un pórtico. En su
interior podemos admirar unas pinturas murales del siglo XV del maes-
tro de San Felices. Destaca la escena con la figura de un caballero con su
montura y espada en alto, y en la mano derecha un epígrafe que dice:
“Esta obra mandó hacer Juan González, hijo de Tristán. Se hizo año de
1.483”. También están pintadas otras escenas representando la Santa
Cena, escenas de la Pasión y el martirio de San Sebastián. Hay también
un jabalí bien ejecutado.
Interesante es el casco urbano, dividido en dos barrios, con casas
construidas en sillarejo con grandes dinteles en puertas y ventanas.
38
RU
TA
9
Distancia aproximada:
11 kilómetros.
Desnivel: 300 metros.
Duración: 4 horas.
Época: primavera, verano y otoño.
LA SENDA
PEÑA DEL OSO
Por el
alto Pisuerga
39
ACCESO y RECORRIDO
Esta senda (PR-PI) es un itinerario señalizado, lo que evita casi
totalmente la posibilidad de extraviarse. Un panel informativo, situado
junto al puente de San Roque, en la salida de Cervera de Pisuerga por
la C-627 en dirección a Potes, nos señala el inicio de nuestro recorrido.
La senda tiene un diseño circular, por lo que, aparte del trayecto que
proponemos aquí, existe la posibilidad de abordarla desde otros puntos
de su recorrido. Iniciamos la marcha en la margen derecha del Pisuerga,
cruzando una zona urbanizada donde se ubica un recinto deportivo y el
camping de la Bárcena. Al final de la calle giramos a la derecha, hacia el
río. Una señal nos muestra un camino que pronto se transforma en un
sendero. Este bordea el curso del río entre un denso sotobosque de
árboles y arbustos de ribera y donde encontramos fresnos, sauces, cho-
pos, y también algún roble que desde el cercano bosque se asoma a la
orilla del río. Tras franquear una valla, continuamos caminando, ahora
entre campos de cultivos, por una pista de tierra que nos conducirá
hasta Arbejal. A la altura del pueblo llegamos a un cruce de caminos; la
pista de la izquierda conduce hasta el Parador de Turismo, donde se
encuentra el acceso alternativo A-5. Nosotros continuamos a la derecha
y tras cruzar un puente entramos en el pueblo.
Arbejal presenta un caserío con abundantes muestras de arquitec-
tura rural bien conservada. El pueblo fue en el pasado señorito de la
Orden de Malta que fundó aquí un priorato en el s. XII. Tanto la iglesia
de San Andrés como la ermita románica semiderruida del cementerio
conservan gravada en sus muros la Cruz de Malta, símbolo de la orden.
Desde la iglesia parroquial el camino continúa ladera arriba hasta
cruzar la carretera del embalse. A partir de aquí continuamos subiendo
por una pista hasta el vallejo de Congosto. Una vez que hemos remon-
tado el valle, una señal nos sugiere la posibilidad de descender por la
pista de la izquierda entre un robledal hasta un chozo de pastores. Si
desechamos este desvío, nuestra ruta continúa a la derecha por un sen-
dero que pronto desciende entre el robledal hasta la orilla del pantano.
Bordeando las aguas hacia la derecha llegamos hasta una antigua can-
tera, que resulta un lugar excelente para disfrutar del paisaje y reponer
fuerzas. Esta cantera perteneció a Villanueva, uno de los pueblos que
duermen bajo las aguas del embalse de Requejada. De aquí precisa-
mente se extrajo la piedra caliza utilizada en la construcción de la presa.
El pantano sepultó también el antiguo pueblo de Santa María de
Vañes, hoy reconstruido en la orilla opuesta y que divisamos a nuestra
derecha. Desde este mirador también se divisa al frente el pueblo de Po-
lentinos.
Dejando el pantano a nuestras espaldas continuamos la marcha
remontando el vallejo en el que se sitúa la cantera, dejando a nuestra
izquierda la Peña del Oso. Al llegar a lo alto del collado, una señal nos
invita a continuar hacia el este, introduciéndonos en un bosquecillo. En
40
este tramo, en el que el sendero serpentea entre los robles, deberemos
prestar atención a las señales pintadas en los troncos de los árboles, con
el objeto de evitar extravíos.
Enseguida salimos del bosquecillo para toparnos con las oscuras
crestas de Peñas Negras. Tras cruzar una nueva valla ganadera el cami-
no comienza el descenso. Una señal nos invita a encaramarnos a las
rocas, desde donde se domina la comarca. Desde esta atalaya podemos
contemplar el valle del Pisuerga y las terrazas y montañas que lo escol-
tan. Están presentes casi todas las cumbres de la Montaña Palentina: El
Macizo de Curavacas, la Sierra de Peña Labra y la Peña. En este paraje
se ubicaba una fortaleza medieval, hoy ya desaparecida, que en el s. XI
aparece como cabeza jurisdiccional del condado. Su origen parece estar
ligado a la defensa de los pequeños núcleos de población fundados en
la comarca en el inicio de la Reconquista.
De nuevo el sendero desciende entre robles hasta llegar a una pra-
dera en la que se ubica el chozo del Prado Concejo. Desde allí arranca
una pista que comunica con la C-627, donde se sitúa el punto de acceso
A-4 de la senda. Pero nosotros abandonaremos esta pista unos 500
metros más abajo, donde enlazaremos a la derecha con una vía pecua-
ria de la mesta. Se trata del cordel cerverano, un ramal de la Cañada
Oriental Leonesa, que desde las cercanías de Saldaña se dirige a los pas-
tos de Pernía y que nos habla del pasado pastoril de esta comarca.
El cordel nos llevará de vuelta hasta la carretera de Arbejal, muy
cerca del punto donde iniciamos el itinerario.
VEGETACIÓN
En el primer tramo del recorrido, en la orilla del Pisuerga, encontra-
mos vegetación típica de ribera: chopos, álamos, fresnos, sauces, avella-
nos, viburnos, aligustres, boneteros y saúcos. Ya en el bosque encon-
tramos el roble rebollo y albar alternando con pastizales y piornales y
especies como el serval, acebo, majuelo, pudio, avellano y entre las her-
báceas, la aguileña, los narcisos, los heleboros, las orquídeas, y las deda-
leras.
El Pantano de Requejada
El pantano de Requejada se terminó de construir en el año 1940. Ocupa
una superficie de 333 ha de praderas y tierras de labor pertenecientes en su
mayor parte a los pueblos de Villanueva y Santa María de Vañes, desapare-
cidos bajo las aguas. La capacidad del embalse es de 65 Hm3
, la profundidad
máxima es de 52 metros y la cota máxima de 1.082,5 metros.
La presa, construida en hormigón relleno de roca caliza, tiene una altu-
ra de 53 metros. Es propiedad del Estado y se utiliza para la producción de
energía eléctrica y para el regadío, a través del embalse de Aguilar, situado
aguas abajo.
41
FAUNA
En las riberas del río habitan aves como el mirlo acuático, el martín
pescador y mustélidos como la nutria y el armiño.
El bosque es el hábitat de los grandes mamíferos como el lobo y el
jabalí. Corzos y venados aprovechan la oscuridad para alimentarse en
los pastizales. Entre todos ellos destaca el oso pardo, que se alimenta de
bellotas en el otoño para almacenar reservas para la invernada. Entre
las aves, el pico mediano, el arrendajo y el cárabo.
En zonas abiertas podremos observar el vuelo de buitres leonados,
alimoches y otras rapaces como el ratonero y el milano real.
A las aguas del embalse acuden somormujos, ánades, garzas reales
y gaviotas reidoras.
DATOS PRÁCTICOS
Normas de Utilización. Para el uso de esta zona, al estar incluida
dentro del Plan de Recuperación del Oso Pardo, se deberán atender las
siguientes normas:
• No abandonar las sendas o caminos marcados.
• En la zona en que la senda discurre por el interior de zonas arbola-
das no realice paradas prolongadas.
• Las actividades cinegéticas autorizadas prevalecerán, por motivos de
seguridad, sobre el uso de la senda.
• A partir del 30 de septiembre hasta fin de año, para realizar el reco-
rrido grupos de más de 15 personas, se deberá notificar previamen-
te al Servicio Territorial de Medio Ambiente de Palencia (Tfno. 979
715 515).
Mapas. Servicio Geográfico del Ejército. Hoja 107. Escala 1:50.000.
42
RU
TA
10
MONUMENTO NA
TURAL
DE LAS TUERCES
Por la Lora
Palentina
43
44
ACCESOS y RECORRIDOS
Cerca de Aguilar de Campoo, aguas abajo, el río Pisuerga penetra
en una zona de páramos calizos. Entre Villaescusa de las Torres y Mave,
el río traza un recorrido sinuoso, encajonado entre roquedos calizos
entre los que se ha ido abriendo paso en el transcurso de los siglos, for-
mando el pequeño cañón de La Horadada. A ambos lados del cañón, se
sitúa el Monumento Natural de Las Tuerces.
El paraje de la meseta de Las Tuerces, que da nombre a este espacio
natural, es visible junto al pueblo de Villaescusa de las Torres. Sobre un
roquedo que se yergue junto al pueblo, los agentes meteorológicos han
tallado un paisaje de formas caprichosas y retorcidas que se elevan
sobre el caserío a modo de castillo encantado. El paraje nos invita a
deambular y perdernos por el laberinto de callejas y pequeños cañones
horadados en la roca y dejar volar la imaginación entre las formas suge-
rentes y fantasmagóricas.
Las Tuerces son el más conocido representante de los paisajes cársti-
cos tan abundantes en esta zona de la Montaña Palentina. Los ríos y arro-
yos, el agua de lluvia, el viento, el hielo, el sol, han sometido a la roca cali-
za a un acoso paciente y constante, formando grutas, cañones, valles
hundidos, setones, dolinas, lapiaz... y regalándonos como resultado, con
parajes como La Horadada o el recóndito valle de Recuevas, cercano al
pueblo de Gama, cuyas verticales paredes rocosas se han mostrado espe-
cialmente apropiadas para la formación de los jóvenes escaladores.
A pesar de su original presencia, el paisaje no representa el único
atractivo de este espacio. En un radio de apenas cinco kilómetros se reú-
nen un inusual conjunto de atractivos históricos, artísticos, arqueo-
lógicos y deportivos.
En este enclave encontramos, en unas pocas lecciones, un curso
completo de la historia de la comarca. La casualidad y también la abun-
dancia, han querido que aparezcan aquí restos de las distintas civiliza-
ciones que han poblado estas tierras desde tiempos remotos. En algunas
de las grutas y cavidades colgadas de las paredes rocosas de la Horadada
y Las Tuerces (Cueva Corazón, Cueva Rubia, Cueva Tino), se han locali-
zado materiales que datan desde el Paleolítico Medio y la Edad del
Bronce hasta la Edad Media.
En Monte Cildá, emplazamiento estratégico que flanquea La
Horadada por el oeste, se encontraron y excavaron las ruinas de lo que
fue un asentamiento cántabro (tal vez la legendaria Vellica) y después
poblado romano, tras su conquista. Según los testimonios arqueológicos
y la interpretación de las fuentes clásicas, en la zona del alto Pisuerga se
vivieron los episodios cruciales del sometimiento del pueblo cántabro
por las legiones romanas. Las piezas rescatadas de Monte Cildá pueden
verse en el Museo Arqueológico de Santander, donde fueron llevadas
tras las excavaciones.
45
De tiempos posteriores, a caballo entre el dominio visigodo y la
repoblación, tras las breves invasiones sarracenas, nos quedan dos mues-
tras curiosas de arquitectura hipogeo: la iglesia rupestre de Olleros de
Pisuerga y la ermita de San Pelayo, en Villacibio. La primera es una cons-
trucción, en parte de origen romano, excavada en la roca arenisca de las
faldas de Monte Cildá. La iglesia actual, austera y de dos naves, con un
campanario en forma de espadaña que se eleva sobre la iglesia, se cons-
truyó, siguiendo la tradición románica, en los siglos X y XII. La Ermita de
San Pelayo es una construcción mucho más sencilla, de una sola nave y
de pequeñas dimensiones con un ábside separado del presbiterio por
una arcadura doble, un arco de medio punto y el otro en forma de
herradura, de carácter visigótico.
La ruta está señalada, Aguilar de Campoo ha promovido la señali-
zación en cinco rutas de senderismo que nos acercan a sus numero-
sos atractivos.
Las rutas están señalizadas profusamente, por lo que nos limitare-
mos aquí a describir su recorrido a grandes rasgos. Los senderos están
clasificados con un código de colores:
RUTA ROJA: nos lleva desde Mave a Las Tuerces, pasando por el
Cañón de la Horadada y el pueblo de Villaescusa de las Torres. Distancia:
6 kms. Duración: dos o tres horas.
RUTA AMARILLA: tiene el mismo origen y destino, pero esta vez el
trayecto se realiza por Olleras, sube después hasta Monte Cildá, sigue
por el Cañón de la Horadada hasta Villaescusa y desde allí a las Tuerces.
Distancia: 9 kms. Duración: tres o cuatro horas.
RUTA VERDE: se inicia en Aguilar de Campoo, junto a la zona
deportiva, siguiendo de cerca el curso del río Pisuerga hasta llegar a
Villaescusa de las Torres. Como las anteriores, termina en Las Tuerces.
Distancia: 7,6 kms. Duración: dos o tres horas.
El Castillo de Gama
En lo alto de un roquedo calizo, colga-
do sobre las casas que se agrupan abajo
buscando su amparo, el castillo de Gama
presenta una estampa aún orgullosa, reflejo
de lo que fueron mejores tiempos. De aque-
lla fortaleza pequeña y altiva quedan restos
de los lienzos de sus muros y parte de su
torre, que conserva las dovelas del arco del
pórtico de entrada. En su solar se alza hoy la
ermita de Nuestra Señora del Castillo. De sus
moradores, sabemos que Alfonso VI conce-
dió en 1096 a D. Nuño Pérez de Lara la villa
de Gama y su alfoz. Más tarde perteneció al señorío de la Vega, al Conde de
Osomo ya la Casa de Alba.
Gama es un pueblo pintoresco y lleno de encanto que conserva mues-
tras de una rica arquitectura popular.
46
RUTA ROSA: parte del pueblo de Gama, desde donde se asciende
hasta el Castillo. Desde allí, un camino nos conduce a través de la mese-
ta caliza hasta Las Tuerces. Distancia: 7 kms. Duración: dos horas y
media.
RUTA AZUL: une los pueblos de Mave y Gama, pasando por el
enclave burgalés de La Rebolleda y la ermita rupestre de San Pelayo.
Distancia: 10 kms. Duración: tres o cuatro horas.
VEGETACIÓN
En estos páramos calizos la vegetación está sometida a duras condi-
ciones climáticas y dispone de suelos pobres y escasos. El bosque medite-
rráneo original de rebollo, quejigo o encina ha sido sustituido en parte
por pinares de repoblación (Pinus nigra) y reducida su presencia a ejem-
plares aislados y de bajo porte. Abundan las plantas aromáticas como el
tomillo y el espliego y dentro de la vegetación arbustiva los brezos, las
aulagas, madreselvas, agracejos, groselleros, guillamas y avellanos).
En los abrigos calizos y en zonas que retienen humedad entre las
rocas, vive una gran variedad de especies que hacen de la zona un inte-
resante enclave botánico: orquídeas, narcisos, gladiolos silvestres, saxi-
fragas y helechos.
FAUNA
En el Cañón de La Horadada, al amparo de las aguas remansadas del
Pisuerga, debido a la represa de la antigua fábrica de harinas, viven gar-
zas reales, azulonas y cormoranes.
En los roque dos y los cortados calizos abundan las oquedades y
salientes donde anidan aves como el roquero rojo y la chova piquirroja.
En la zona sureste del páramo de las Tuerces, en unos escarpes roco-
sos cercanos al pueblo de Valdegama, se ha asentado una colonia de
buitre leonado.
DATOS PRÁCTICOS
Protección existente. La Horadada y Las Tuerces están protegidos
bajo la figura de Monumento Natural por la Junta de Castilla y León.
Otros atractivos. Muy cerca de aquí, en Revilla de Pomar, se
sitúa el complejo cárstico de Covalagua y el nacimiento del río Ibia. En
el mismo término, en el páramo, podemos visitar la Cueva de los
Franceses, Información (Patronato de Turismo: Tfno. 979 706 523) Y
divisar Valderredible desde el mirador de la Lora. En Santa María de
Mave, merece la pena visitar su hermosa iglesia románica (Monumento
Nacional). A 4 kms. de aquí, tenemos la iglesia románica del pueblo de
Pozancos y en Valdegama una iglesia románica rural.
DIRECCIONES DE INTERÉS
INFORMACIÓN
TURÍSTICA
AGUILAR DE CAMPOO
C.I.T. y Oficina de Turismo
Plaza España, 30. 34800 Aguilar de Campoo
Tel.: 979 123 641 / Fax: 979 125 710
Lunes cerrado
turismoaguilar@msn.com
www.turwl.com/aguilar
A.D.R.I. País Románico
Avda.Cervera, 26. 34800 Aguilar de Campoo
Telf: 979 128 029 / Fax:979 122 166
www. paisromanico.org
leader@paisromanico.org
BARRUELO DE SANTULLÁN
C.I.T. y Oficina de Turismo
Juan Ramón Jiménez 3
34820 Barruelo de Santullán
Tel.: 979 606 045 .Fax: 979 606 344
fjdelcarmen@hotmail.com
www.barruelo.com
Red de Turismo de la Montaña
Palentina
Información y Central de Reservas
Avda. Constitución, 20.
34820 Barruelo de Santullán
Tel.: 979 607 480 / 902 443 446
Fax: 979 607 480
info@montanapalentina.com
www.montanapalentina.com
CERVERA DE PISUERGA
Oficina Comarcal de Turismo y C.I.T.
Plaza Modesto Lafuente, 1
34840 Cervera de Pisuerga
Tel.: 649 779 204
acadecervera@arrakis.es
A.D.R.I. “Montaña Palentina”
Plaza Modesto Lafuente, 1
34840 Cervera de Pisuerga
Tel.: 979 870 770 / Fax: 979 870 916
montanapalentina@adrileaderplus.com
Asociación para el Desarrollo
Turístico de la Montaña Palentina
C/ Modesto Lafuente 1. 34840 Cervera de P.
Tel: 902 443 446/Fax:979 607 480
www.tourpalencia.com
redturismo@telefonica.net
GUARDO
Oficina de Turismo
Avda. de San Isidro, cruce Ctra. La
Magdalena
34880 Guardo
Tel.: 979 851 502 / Fax: 979 851 347
ofiturisguardo@terra.es
www.guardo.org
VELILLA DEL RÍO CARRIÓN
Oficina Municipal de Turismo
El Escudo, 8. 34886 Velilla del Río Carrión
Tel.: 979 861 520 / 979 861 217
Fax: 979 861 229
ayto-velilla@dip-palencia.es
www.dip-palencia.es/velilla
C.I.T.
Dos de Mayo, 4 (Apdo. de Correos 55)
34886 Velilla del Río Carrión
Tel.: 979 861 047
PATRONATO PROVINCIAL DE
TURISMO
Información Turística de la Provincia
Mayor, 31
34001 Palencia
Tel.: 979 706 523 / Fax: 979 706 525
turismo@dip-palencia.es
www.dip-palencia.es
www.palenciaturismo.es
OFICINA DE TURISMO (JUNTA
DE CASTILLA Y LEÓN)
Mayor, 105
34001 Palencia
Tel.: 979 740 068 / Fax: 979 700 822
oficinadeturismodepalencia@jcyl.es
www.turismocastillayleon.com
ESTACIONES DE
AU
TOBÚS
AGUILAR DE CAMPOO
Avda. Ronda, 57.
CERVERA DE PISUERGA
C/ Cueva de la Virgen, s/n
Tfno.: 979 87 08 16
GUARDO
C/ Jorge Manrique, s/n
Tfno.: 979 85 05 39
PALENCIA
C/ Pedro Berruguete, s/n
Tfno.: 979 74 32 22
RENFE
902 240 202
Junta de
Castilla y León
Con la colaboración de:
Tel: 902 20 30 30
www.turismocastillayleon.com
www.palenciaturismo.es
PATRONATO PROVINCIAL DE TURISMO
C/ Mayor 31
34001 PALENCIA
Tel.: 979 706 523
Fax: 979 706 525
DISTANCIAS KILOMÉTRICAS:
Barcelona–Palencia: 669 Km. Autopista (N.1–AP1)
Burgos–Palencia: 86 Km. Autopista (A62–E80)
León–Palencia: 130 Km. (N.601)
Madrid–Palencia: 240 Km. Autopista (N.601–A6)
San Sebastián–Palencia: 318 Km. Autopista (A62-AP1)
Santander–Palencia: 201 Km. (N.611)
Valladolid–Palencia: 47 Km. Autovía (A67–A62–E-80)
Vitoria–Palencia: 200 Km. Autopista (A62–AP1)
AEROPUERTOS
Valladolid – Santander – León
Rutas
de senderismo
Palentina
por la montaña

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  • 3. Edita: Diputación de Palencia Patronato Provincial de Turismo Impreso en España Dep. Legal: P-345/2007
  • 4.
  • 5. Presentación 3 Introducción 6 Ruta 1. El Pozo de las Lomas 7 Ruta 2. El Valle de Pineda y el Pozo Curavacas 10 Ruta 3. La Fuente del Cobre 14 Ruta 4. El Roblón de Estalaya 18 Ruta 5. Valdecebollas y el Cueto 22 Ruta 6. La Tejeda de Tosande 26 Ruta 7. El Pinar de Peña Mayor 30 Ruta 8. Valberzoso-Collado de Somahoz 34 Ruta 9. La Senda Peña del Oso 38 Ruta 10. Monumento natural de las Tuerces 42 Direcciones de Interés 47 5 Todas estas rutas se encuentran disponibles para dispositivo GPS en la dirección web: www.palenciaturismo.es ÍNDICE
  • 6. 6 En el norte de la provincia de Palencia, en la vertiente meridional de la Cordillera Cantábrica, se encuentra la Montaña Palentina. Su peculiar configuración orográfica, su enorme extensión y su climatología determinan una gran variedad y diversidad de paisajes, de vegetación y de especies de animales. Aquí se elevan algunas de las más altas cumbres de la Cordillera Cantábrica, como son Curavacas, Peña Prieta y Espigüete, donde trepa el rebeco y surca el cielo el águila real; circos glaciares del Cuaternario con hermosos lagos como el Lago de las Lomas, donde nadan el tritón alpino y la rana bermeja; frondosos bosques colinares de haya y roble como el hayedo de Carracedo o los hayedos del Valle de Redondos, donde se puede observar al pico mediano y donde el oso pardo busca cobijo y alimentación; ríos y arroyos de aguas bravas, valles recónditos, encinares y sabinares relictos, brezales y piornales multicolores y …un sin fin de ecosistemas que conforman el Parque Natural de Fuentes Carrionas y Fuente Cobre y los espacios naturales protegidos de Las Tuerces y Covalagua. Dos ríos, el Carrión y el Pisuerga dividen el territorio y tres poblaciones: Guardo, en el sector occidental, Cervera de Pisuerga en el sector central y Aguilar de Campóo en el oriental, sirven de puerta de entrada a la Montaña Palentina. Esta serie de senderos que ofrecemos, es una propuesta para acercarnos a su naturaleza, sentir sus montañas y sus ríos, descubrir sus recónditos pueblos y su bella arquitectura y conocer a sus gentes. Viejos y nuevos caminos para pasear y disfrutar con todos los sentidos. INTRODUCCIÓN
  • 7. RU TA 1 ACCESO y RECORRIDO Tomamos la carretera L-210 en Velilla del Río Carrión hasta Cardaño de Arriba, desde donde iniciamos la excursión. El camino tiene su inicio junto a la iglesia del pueblo y asciende valle arriba por una zona de praderas hasta que cruzamos un puente que salva el arro- yo de Las Lomas. La ascensión se hace un poco más pronunciada, dejan- do a la derecha el arroyo. Antes de llegar al alto de la Majada de las Vacas el camino se bifurca. Por la derecha el camino desciende hacia la cascada del Ves. Por la izquierda continuamos la ascensión hasta cruzar de nuevo el arroyo por un puente de nueva factura. Distancia aproximada: 10 kilómetros (ida y vuelta). Duración: cuatro horas. Época: todo el año. En invierno y primavera temprana, la presencia de nieve exige una mayor preparación técnica. EL POZO DE L AS LOMAS Por el alto Carrión 7
  • 8. 8 A partir de aquí el sendero asciende por la ladera hasta el alto de La Lomba. En este tramo hay que tener cuidado de no perder el sendero, que a veces desaparece entre los matorrales. Desde el alto ya podemos ver el circo glaciar en cuya base se asienta el pozo de Las Lomas, rodeado por las cumbres del Celestino (2.394), el Alto de Fuentes Carrionas (2.497), Las Agujas de Cardaño (2.386) y el Alto de Las Lomas (2.430). Las ruinas de un chozo nos sirven de referencia para retomar el sen- dero, que serpentea ladera arriba hasta el Lago. Los valles de Cardaño, desde el Puente Agudín hasta el pozo de Las Lomas tienen como escolta las más altas cumbres de la Montaña Palentina. Además de las ya citadas, por aquí se encuentran entre otras, el Espigüete (2.450) en el inicio del valle, el Murcia (2.341), el Pico Cuartas (2.451), el Mojón de las Tres Provincias (2.497), Peña Prieta (2.536) y Hoya Continua (2.392). Montañeros y senderistas disfrutan desde hace tiempo de los place- res que proporciona caminar por estas alturas y asomarse desde estas atalayas a la Meseta Castellana y a los valles cantábricos. Mucho tiempo atrás, ya recorrían estos parajes los pastores con sus rebaños trashumantes. Ahora que las ovejas merinas ya no pastan estos puertos, su lugar lo han ocupado las vacas procedentes de los cercanos valles de la Liébana, a cuyas gentes arriendan los pastos los lugareños. De la antigua actividad pastoril, para algunos origen de estos pue- blos, quedan algunos chozos derruidos y la sana costumbre de agasajar a los visitantes con la caldereta de carne de oveja. Los vecinos de Cardaño han reconstruido en las inmediaciones del pueblo un chozo de pastores que se puede visitar. El lobo (Canis lupus) Difícilmente vamos a encontrar una especie animal más polémica que el lobo. Por su depredación a los animales domés- ticos el lobo ha sido exterminado en buena parte del mundo. Ya desde tiempo inmemoriales, la Península Ibérica ha estado ocupada por este cánido y la Montaña Palentina, no ha sido menos. En muchos de nuestros ayuntamientos se conservan aún escritos donde nos hablan de la abundancia de la especie y de los daños a los ganados y en las antiguas ordenanzas esta que era de obligado cumplimiento salir de bati- da, y el hecho de negarse era objeto de fuertes sanciones. Adaptada la especie a los continuos cambios introducidos por el hom- bre en el medio ambiente, su distribución y abundancia está en consonan- cia con las posibilidades alimenticias, el refugio para la manada y la presión ejercida por el hombre. No es fácil ver al lobo en la Montaña Palentina, pero es una especie que se encuentra bien adaptada en las zonas de Alta Montaña. Basa su alimen- tación en los grandes herbívoros salvajes como el corzo y el venado y ocasio-
  • 9. 9 nalmente el jabalí, pero no abandona los ataque al ganado domestico, ove- jas y terneras, presas mucho más fáciles de cazar. VEGETACIÓN La vegetación arbórea es escasa, reduciéndose a un pequeño abe- dular en las laderas de las Canchas de Ojeda, en las proximidades del puente sobre el arroyo de Las Lomas. En las praderas cercanas a este abedular abunda la genciana mayor, antaño objeto de recolección para fines medicinales y hoy protegida. Hay otras herbáceas que se pueden encontrar en el recorrido: tor- visco macho, vedegambre, dedalera, algunas orquídeas, acónito, etc. Las formaciones vegetales más abundantes en este enclave son el brezal-piornal, que ocupa extensas zonas en las laderas y las praderas de montaña que forman los puertos que pasta el ganado. FAUNA Entre los grandes mamíferos, que tienen presencia en este sector podemos citar el oso pardo, que frecuenta los altos pastizales en pri- mavera, el lobo (ver recuadro), corzos y venados, jabalíes y rebecos en las zonas más elevadas. En los arroyos habitan truchas y desmanes y ace- cha el mirlo acuático. En el lago de Las Lomas y en las pequeñas lagunas anejas crían el tri- tón alpino, un endemismo de la Cordillera Cantábrica y la rana berme- ja. Buitres, alimoches, águilas reales, chovas y otras rapaces sobrevuelan las cumbres. Entre las pequeñas aves a destacar algunas rarezas como el bisbita ribereño alpino, el acentor alpino, el treparriscos y el pechiazul. Es relati- vamente frecuente sorprender en su vuelo inicial alguna perdiz pardilla. DATOS PRÁCTICOS Protección existente. Este sector está incluido en la Reserva Nacional de Caza de Fuentes Carrionas y en el Parque Natural de Fuentes Carrionas y Fuente Cobre. Mapas. Servicio Geográfico del Ejército. Hojas 81 y 106. Escala 1:50.000. Fiestas. El C.I.T. de Velilla del Río Carrión organiza cada tercer domingo de julio el Día de Fuentes Carrionas y La Montaña Palentina, en los alrededores de Puente Agudín. Hay bailes tradi- cionales y se degusta la tradicional caldereta del pastor. El 10 de Agosto se celebra en Cardaño de Arriba la romería de San Lorenzo en la que se conmemora una vieja leyenda. Los vecinos del pue- blo leonés de Portilla de la Reina, cruzan las montañas por el valle de Lechada y Hontanillas, para hacer la ofrenda al patrón de Cardaño. Después se celebra la fiesta en las huertas del pueblo cuyos vecinos ofre- cen a los visitantes la sabrosa caldereta de oveja.
  • 10. 10 RU TA 2 Distancia aproximada: 20 kilómetros (ida). Desnivel: 500 metros. Duración: 11-12 horas. Época: todo el año. En invierno, las adversas condiciones meteorológicas exigen mayor preparación y precaución. EL VALLE DE PINEDA Y EL POZO CURAVACAS Por el alto Carrión
  • 11. 11 ACCESO y RECORRIDO Salimos de Velilla del Río Carrión o de Cervera de Pisuerga por la Carretera L- 210 hasta Triollo, desde donde una carretera local nos lleva a Vidrieros. Desde el mismo pueblo una pista remonta el valle de Pineda siguiendo el curso del río Carrión. Los primeros kilómetros caminamos en dirección este, dejando el río a nuestra derecha. Al final de dicho tramo, cruzamos el río por el Puente Pucherin. A partir de aquí el valle cambia de orientación y la pista asciende levemente en dirección norte hasta Santa Marina, donde el Carrión recibe las aguas del arroyo de Arauz. De nuevo el valle cambia de dirección. Tras vadear por dos veces el río, caminamos ahora hacia el noroeste por los llanos de la Vega de Correcaballos, alejándonos del cauce. Volveremos a acercamos al río en el Estrecho, donde el valle se encoge entre las laderas del Lezna (2.206) y el Curavacas (2.524). Al final de la explanada de Vega los Cantos, el Carrión recibe por nuestra izquierda al arroyo del Ves, cuyas aguas se precipitan por la pendiente en una multitud de cascadas. Son las esca- leras del Ves. Un sendero asciende junto por la orilla del arroyo entre las cascadas hasta el mismo pozo de Curavacas. También podemos llegar continuando por la pista, que cruzan algo mas arriba el río Carrión, al que dejamos trepando ya en busca de sus fuentes. Quienes decidan hacer este itinerario a pie, deben saber que su lon- gitud y dureza exigen un gran esfuerzo. Pero sin lugar a dudas este esfuerzo se verá compensado por el placer que proporciona caminar por estos llanos despoblados del extenso Valle de Pineda. La sana fatiga y la soledad de estos parajes ayudarán a provocar en el caminante sensacio- nes de paz y sosiego, que se acentuarán si se pasa la noche al raso y al abrigo de las montañas. El pozo Curavacas, sobre el cual existen leyendas tan misteriosas como la profundidad de sus oscuras aguas, es un lago de origen glaciar, uno de los muchos que se esconden bajos los circos formados por los hielos entre las cumbres cercanas. Si aún nos quedan fuerzas podremos acercarnos hasta alguno de ellos: el pozo del Ves, el pozo Oscuro o la Laguna de Fuentes Carrionas, cuyas aguas sobrantes dan origen al río Carrión. Las vegas del Valle de Pineda están sal picadas de chozos y cabañas de pastores. Estos puertos, aunque administrativamente pertenecen a la provincia de Palencia, son propiedad de gentes de los valles de la Liébana, en la vecina Cantabria. Los pastores de esos pueblos se afanan durante el verano cuidando aquí sus ganados hasta que la nieve les empuja hacia sus casas. Son gente afables y de buen trato, siempre dispuestos a compartir una conversación. VEGETACIÓN Esta tierras altas son escasas en vegetación arbórea. Tan solo algu- na mancha de roble cerca de Vidrieros y un rodal de abedul en las inme- diaciones de Santa Marina. El topónimo de Pineda parece sugerir la
  • 12. 12 posible existencia en el pasado de algún pinar. Si así fue, hoy nada queda para corroborarlo. ‘ Las laderas y vegas están ocupadas por vegetación arbustiva forma- da por brezos, escobas y piornos y donde faltan estos, pastizales de montaña. Entre las flores silvestres que adornan estos parajes encontramos lirios, narcisos, acónitos, tulipanes silvestres, vedegambres, gencianas mayor y de primavera y gamones. FAUNA Los grandes mamíferos disfrutan de amplios espacios. El oso pardo se desplaza por dichos valles y montañas en sus correrías. El lobo tam- bién tiene presencia en estos pagos. Ciervos y corzos son abundantes (ver recuadro) y el rebeco deambula en las zonas más altas. En el río abunda la apreciada trucha común. El pozo Curavacas alberga al tritón alpino y la rana bermeja. Entre los roedores, en los pastizales de cervuno corretea el topillo nival. Anidan aquí entre otras aves el treparriscos, el acentor y gorrión alpinos, el pechiazul. Podemos contemplar también sobre las cumbres el vuelo de las grandes rapaces que anidan en los cantiles y riscos: el águila real, el ali- moche y el buitre leonado que tiene su colonia en la cercana Peña Santa Lucía. Ciervo (Cervus elaphus) Reserva Nacional de Caza de Fuentes Carrionas. Creada en 1966, ocupa buena parte de la Montaña Palentina, en su sector occidental. Las principales especies cinegéticas son los grandes herbívoros: el ciervo, el corzo y el rebeco. También se caza el jabalí y la perdiz. La especie estrella es el ciervo, apreciado como trofeo por su corpu- lencia y gran cornamenta. La población es tan abundante, que actualmente se están tomado medidas para limitarla. Es frecuente la observación de manadas de hembras y algún macho aislado. De costumbres nocturnas, se alimenta de hierbas, hojas y brotes tiernos, etc. Hacia final de verano, al atardecer, machos y hembras salen de los bosques para agruparse en los valles, donde tiene lugar el apareamiento llamado comúnmente “la berrea”. Los grandes machos braman y pelean golpeando su cuernos para establecer la jerarquía y el dominio sobre las hembras.
  • 13. 13 DATOS PRÁCTICOS Protección existente. Este sector está incluido en la Reserva Nacional de Caza de Fuentes Carrionas y en el futuro Parque Natural de Fuentes Carrionas y Fuente Cobre. Mapas. Escala 1 :50.000. Servicio Geográfico del Ejército. Hoja 106. Otros atractivos. El alto valle de Pineda es punto de partida para otras muchas excursiones montañeras. Merece la pena acercarse hasta la Laguna de Fuentes Carrionas, nacimiento del Carrión, enclavada en un magnífico circo glaciar. Los más decididos pueden intentar la ascensión al Curavacas (2.524 m.), a Peña Prieta (2.536 m.), o alguna otra de las muchas cumbres de los alrededores, las hay para todos los gustos. Desde aquí se puede pasar fácilmente a los vecinos valles de la Liébana (Cantabria).
  • 14. ACCESO y RECORRIDO Para llegar hasta el Valle de Redondo, salimos de Cervera de Pisuerga por la carretera C-627 en dirección a Potes. Un kilómetro después de pasar el pueblo de San Salvador de Cantamuda, una carretera local nos lleva hasta Santa María de Redondo, punto de inicio de esta excursión. Al final del pueblo, cruzamos un puente que salva el arroyo Lombatero y seguimos la pista que transcurre paralela a la escombrera de Distancia aproximada: 10 kilómetros (ida y vuelta). Desnivel: 400 m. Duración: 4-5 horas. Época: todo el año. En invierno y al comienzo de la pri- mavera la nieve y al agua pueden dificultar el acceso. 14 RU TA 3 LA FUENTE DEL COBRE Por el alto Carrión
  • 15. 15 una antigua mina de carbón y que nos lleva a otro puente sobre el río Pisuerga. A partir de aquí el camino asciende dejando el río a la izquierda. Hemos de cruzar un puente más y pronto nos encontraremos con una bifurcación. Junto al cruce hay una señal que limita el acceso de vehículos. Continuamos por la derecha (la pista que dejamos a la izquierda será por donde efectuemos el regreso), hasta la confluencia de dos valles. El Pisuerga recibe a nuestra derecha las aguas del arroyo de Tejedo. Sin cruzar el río, tras pasar por unas camperas, el camino, ahora apenas un sendero, asciende por el fondo del valle, cerca del río. Este es uno de los tramos más atractivos del itinerario. El sendero transcurre bajo un sotobosque de hayas, robles, acebos, avellanos, abedules y mos- tajos, a veces por el cauce seco de algún torrente. Cuando por fin el camino abandone la espesura nos encontraremos de súbito con unas pequeñas cascadas y algo más arriba la Fuente del Cobre, coronada por las crestas de unos farallones calizos. El regreso se puede efectuar por la misma ruta o por un sendero alter- nativo, bien marcado por el continuo trasiego de los visitantes, que parte de la misma boca de la cueva y que nos llevará por la ladera. Abajo divi- samos el valle y a la izquierda hermosos bosques de haya. Desde aquí podemos disfrutar de una excelente panorámica de las cumbres de la Sierra de Peña Labra. Pasamos la majada y tomamos una pista que nos introduce enseguida en un bosque de roble por el que descendemos hasta encontrarnos con el camino por el que hicimos la ascensión. Los lugares de nacimiento de los ríos suelen ser objeto de modernas peregrinaciones. Al natural deseo de conocer el origen de las aguas que sacian nuestra sed y la de nuestros campos y bañan nuestros pueblos y ciudades, se une el hecho de que los ríos nacen casi siempre allí donde la naturaleza se muestra más generosa, en entornos montañosos y espa- cios naturales de gran valor y belleza. No podía suceder de otra forma con el nacimiento del Pisuerga, que a los citados encantos une el misterioso atractivo que otorga el surgir de una profunda cueva. En su origen, un humilde Pisuerga recoge las aguas nivales de las montañas que rodean el idílico valle de Redondo, perte- neciente al municipio de la Pernía. Valles de vocación ganadera y zona de tránsito hacia la vecina Cantabria, el origen de su población se remonta a las colonizaciones efectuadas por los primeros reyes leoneses en el inicio de la reconquista, en los albores de los siglos IX y X. Tradicionalmente, Fuente del Cobre ha sido considerada como lugar de nacimiento del río Pisuerga. Sin embargo su verdadero origen está unos kilómetros más arriba, en las laderas del Valdecebollas (2.139 m.). Las aguas recogidas por varios arroyos y pequeñas lagunas, se filtran por una sima en el sumidero del Sel de la Fuente, para surgir dos kiló- metros más adelante por la boca de la cueva. Esta ha sido explorada por varios equipos de espeleólogos. Para los interesados en el tema, Gonzalo Alcalde Crespo ha realizado una exce- lente monografía.
  • 16. 16 VEGETACIÓN El valle de Redondo está ocupado en gran parte por bosques cadu- cífolios, principalmente hayedos y robledales de rebollo y roble albar. A lo largo del recorrido encontramos otras especies que suelen apa- recer acompañando a las citadas: abedules, acebos, servales, mostajos y avellanos. En el sotobosque y en las orillas de los arroyos aparecen flo- res silvestres como la aguileña y el acónito. En las zonas más altas el bos- que da paso a formaciones arbustivas de brezos, escobas y piornos. Donde falta el matorral, en las brañas, el espacio lo ocupan las pra- deras de montaña. FAUNA Los valles del norte de Palencia son uno de los últimos refugios del oso pardo, que encuentra alimento en estas praderas y en los frutos de hayas y robles. Abundan también aquí otros grandes mamíferos como los jabalíes, ciervos y corzos. En los alrededores de la cueva es habitual la presencia de chovas (piquirroja y piquigualda) y aviones roqueros. Buitres y alimoches sobrevuelan las cumbres. En ríos y arroyos vive la trucha común, el desmán y la salamandra y en sus cercanías anida el mirlo acuático. Haya (Fagus sylvatica) Los Hayedos, junto con robledales alba- res, son los representantes de los bosques atlánticos en la Montaña Palentina. Ocupan laderas umbrías orientadas al norte, a veces, en fuerte pendiente. Los colonizadores de estos valles tras la reconquista, talaron muchos hayedos para obtener praderas y pastizal es, aprovechando sus suelos profundos. Los que quedan han sido explotados intensivamente para la obtención de leñas. Los hayucos, frutos del haya, que aparecen encerrados en una pequeña cúpula erizada, maduran a principios del otoño. Son comestibles y muy nutritivos, aunque no conviene abusar de ellos, pues parece ser que perjudi- can al hígado. En años de buenas cosechas los osos comen grandes cantidades de estos frutos, almacenando bajo su piel las grasas necesarias para pasar el duro y frío invierno. Su madera, de coloración clara, es muy apreciada en carpintería y eba- nistería y usada tradicionalmente para la elaboración de albarcas y aperos de labranza. En otoño las hojas del haya adquieren una gama de tonalidades desde el amarillo al rojo, añadiendo a estos paisajes un motivo más para ser visitados.
  • 17. 17 DATOS PRÁCTICOS Protección existente. La zona está incluida en el Parque Natural de Fuentes Carrionas y Fuente Cobre. Mapa. Servicio Geográfico del Ejército. Hoja 107. Escala 1:50.000. Otros atractivos. En los pueblos del valle se conserva una rica arquitectura rural con abundantes casas blasonadas. En San Salvador de Cantamuda es recomendable visitar la Colegiata románica y el rollo medieval. Fiestas. Los vecinos de los Redondos y Brañosera celebran cada nueve años la fiesta de la mojonera. Recorren los mojones que delimi- tan sus términos, finalizando con una fiesta campestre.
  • 18. ACCESO y RECORRIDO El itinerario más sencillo para acceder al Roblón de Estalaya tiene su inicio en Vañes, pueblo situado en el Km. 116 de la carretera C-627. Unos 300 metros antes de llegar al pueblo, a la derecha de la carretera, tomemos un camino que asciende en suave pendiente, rodeando pri- mero el pueblo por el este y remontando después la ladera del Cerro San Cristóbal. Tras franquear una cerca ganadera, el camino nos introduce en un bosque mixto de roble y haya. Arropados por la espesura, descendemos Distancia aproximada: 4 kilómetros. Desnivel: 100 m. Duración: 1 hora y media. Dificultad: fácil Época: todo el año. 18 RU TA 4 EL ROBLÓN DE ES T AL AYA Por el alto Pisuerga
  • 19. 19 hasta la escombrera de una antigua explotación minera. A partir de aquí ascendemos de nuevo hasta otra pequeña escombrera donde ter- mina el camino. Desde la escombrera, a la derecha, una senda, bien marcada por las pisadas, supera, en fuerte pendiente, el breve tramo que nos separa de la maciza figura del Roblón. Para el regreso, podemos desandar lo andado hasta la carretera, o seguir nuestra propuesta. Descendemos unos metros por el mismo sen- dero para desviarnos a la derecha por un camino bien marcado. Junto a un chozo, salimos del bosque y llegamos a un pequeño valle, por el que una pista desciende hasta la orilla del pantano de Requejada. Allí encontramos un cruce en el camino, debiendo continuar hacia la izquierda, bordeando el embalse. Muy pronto la pista se corta, aunque una senda prolonga su trayecto en dirección a Vañes. Cerca del pueblo una cerca para el ganado nos impide continuar por el antiguo camino carretero, muy abandonado e invadido por la maleza. Siguiendo la cerca por la izquierda, enseguida encontraremos el camino por donde iniciamos la ruta. Los árboles centenarios han sido venerados en todas las culturas, considerándose portadores de valores simbólicos tales como la sabidu- ría, la fecundidad, la experiencia. Sus entornos y cobijo de sus ramas sir- vieron de escenarios propicios para la celebración de ritos mágicos, asambleas, fiestas y aquelarres. Incluso en nuestra moderna cultura, utilitaria y consumista, causante de la desaparición de bosques y espe- cies diversas, se ha mantenido cierta veneración por esos árboles ejem- plares. El roble ha simbolizado desde siempre la fortaleza y la majestad. El nombre científico del Género, Quercus, proviene según algunos del griego Kerkaleos (duro, áspero) y según otros del céltico quercuez (árbol bello). Por encima de todas estas virtudes habría que añadir la de la prodigalidad, ya que del roble, como del cerdo, se aprovecha todo (ver recuadro). Se dice que los frutos de los robles, las bellotas, fueron alimento básico para los pueblos cántabros que poblaban estas comarcas antes de la colonización romana. Este roble legendario del monte de Estalaya, conocido como el Abuelo, es sin duda el de mayores dimensiones y más longevo de la Montaña Palentina y es posible que de toda la Península. Sus señas de identidad son: Nombre común: roble albar. Nombre botánico: Quercus petraea Liebl. Perímetro del tronco: 9,80 metros. Diámetro aproximado: 3,17 metros. Edad estimada: más de 1.000 años.
  • 20. 20 VEGETACIÓN El paseo por el bosque en el que habita este roble milenario nos permitirá disfrutar de especies de árboles y arbustos tales como robles rebollos y albares, hayas, acebos, espinos y guillomos, servales y mosta- jos. En las praderas y en las cercanías de los arroyos podemos encontrar mayor abundancia de herbáceas: ranúnculos, menta silvestre, geranios, hierba de San Antonio, narcisos y primaveras. FAUNA Aunque sería muy raro cruzamos con el oso pardo en nuestro paseo, es posible que algún ejemplar de la especie no ande muy lejos de allí, no en vano estamos en una de las zonas privilegiadas como uno de los últimos reductos de esta especie. Estos bosques ofrecen refugio y sustento a otras especies de mamí- feros como el corzo, el jabalí y el zorro, mustélidos como la comadreja, la garduña y el armiño; roedores, reptiles y una infinidad de insectos como mariposa y libélulas. Entre las aves podemos tener la ocasión de observar pinzones, herrerillos, trepadores, zorzales, torcaces, cuervos, aguilas ratonera y culebrera. DATOS PRÁCTICOS Protección existente. El Rabón de Estalaya es “Árbol Notable”. El área está incluida dentro del Parque Natural de Fuentes Carrionas y Fuente Cobre. Mapas. Serv. Geográfico del Ejército. Hoja 107. Roble albar (Quercus petraea) El bosque atlántico de roble rebollo y albar ocupa grandes extensiones en la Montaña Palentina. Estos dos nobles se distinguen fácilmente por sus hojas, ya que las del rebollo, tienen lóbulos más profundos y presentan una tonalidad más gri- sácea debido a la pilosidad de la piel que las cubre. Los robledales han tenido gran importancia en la economía tradicional de la comarca. Sus fru- tos y sus hojas, recogidos o en montanera, se utilizan como alimento para el ganado. Su apreciada madera se ha utilizado y se utiliza para la fabricación de útiles diversos: en la construcción, muebles, toneles, aperos de labranza, etc. Han proporcionado leñas y carbón vegetal para hogares y fraguas. Y no debemos olvidar que los excelentes suelos sobre los que se asientan los cul- tivos y praderas los debemos, casi siempre, a la lenta labor de antiguos roble- dales hoy talados. El mantenimiento del buen estado de salud de estas masas boscosas es imprescindible para la supervivencia del oso pardo, pues le proporcionan ali- mento y refugio.
  • 21. 21 Otros atractivos. Merece la pena visitar los verdes valles y los pue- blos de la Castillería: Estalaya, Verdeña, Celada de Roblecedo, San Felices de Castillería y Herreruela de Castillería, en los cuales se con- servan los mejores ejemplos de arquitectura popular dentro de la Montaña Palentina. Hay varias iglesias y ermitas con vestigios románicos en los pueblos citados anteriormente. En San Felices de Castillería la iglesia de bella fabrica posee una elegante espadaña. También posee este pueblo una ermita de Santa Teresa que conserva unas interesantes pinturas murales del siglo XV. En Cervera de Pisuerga podemos pasear por la plaza porticada situa- da en el centro del pueblo con algunas casonas blasonadas y visitar la iglesia gótica de Santa María del Castillo con un hermoso retablo en la capilla de Santa Ana donde destaca la tabla central que representa la Adoración de los Reyes, de honda raigambre flamenca. También podemos visitar un espléndido museo etnográfico propie- dad de Piedad Isla.
  • 22. 22 RU TA 10 Distancia aproximada: 12 kilómetros. Desnivel: desde el refugio de El Golobar hasta Valdecebollas 300 metros y desde el alto hasta Brañosera se descienden 940 m. Duración: 4-5 horas. Dificultad: todo el sendero es fácil trazado. Época: todo el año, con las limitaciones que impone el clima en invierno. Observaciones: es conveniente abastecerse de agua para el recorrido. VALDECEBOLL AS Y EL CUE TO Por el Alto Campoo y Santullán
  • 23. 23 ACCESO y RECORRIDO Desde Barruelo de Santullán una carretera local nos lleva hasta Brañosera. Desde Brañosera tomamos dirección a Salcedillo, para des- viarnos a la izquierda, dos kilómetros más arriba y llegar al refugio de El Golobar, donde muere la carretera. Iniciamos a pie el sendero, que asciende por la ladera junto al arroyo del Canal hasta el collado que divide ambas vertientes de los ríos Rubagón y Pisuerga. Una vez arriba en el collado, por un sendero que recorre el cordal nos dirigimos al Alto Canalejas (2.096) y más al oeste al Pico Valdecebollas (2.139), reconoci- ble por las torres de piedra que los montañeros han construido en su cumbre. Desde Valdecebollas el camino desciende en dirección suroeste hacia el Cueto (2.083). Del Cueto seguimos descendiendo por el vallejo trazando una gran curva hasta el collado de Pamporquero, lugar de paso entre los valles de Castillería, Mudá y Brañosera. En este tramo confluyen varias pistas de uso ganadero. Continuamos por la primera, a nuestra izquierda, que desciende en dirección este por el valle del arroyo de Pamporquero. A media ladera el camino se bifurca. Por la derecha la pista nos lleva a Barruelo a través de un excelente bosque mixto de haya y roble. Por la izquierda, tomando como referencia la línea eléctrica de alta tensión, el camino nos devuelve a Brañosera, cuyo caserío ya es visible al fondo. Desde el abandonado refugio de El Golobar, situado a 1.840 metros, una sencilla ascensión nos coloca en media hora en altitudes cercanas a los 2.000 m. Al llegar al collado avistamos hacia el noroeste el Valle de Redondo, pudiendo divisar en el fondo la Cueva del Cobre y el sumidero del Sel de la Fuente, donde nace el río Pisuerga. En las dos vertientes podemos observar manifestaciones de glaciarismo cuaternario en las zonas altas de los valles. A ambos lados se distinguen las morrenas y los efectos de la erosión glaciar. Siguiendo la senda en dirección oeste nos dirigimos hacia el pico Valdecebollas. En este trayecto, el terreno presenta una coloración roji- za por la presencia de minerales de hierro. La escasa vegetación está for- mada por especies alpinas, como saxifragas, erodium pertraeum y pul- sátila alpina. Antes de llegar al Valdecebollas la senda deja a nuestra izquierda el alto de Canalejas, cumbre en cuya cima quedan restos visi- bles de alguna trinchera de la Guerra Civil. La Cumbre de Valdecebollas es una plataforma plana en cuyo cen- tro se han erigido varios hitos de piedra alrededor de uno mayor en el cual se sitúa el vértice geodésico. Si nos acercamos al borde de la plata- forma obtendremos, si el día es claro, una inmejorable panorámica de las altas cumbres de la Montaña Palentina. Hacia el oeste Peña Prieta (2.536), Curavacas (2.524), Espigüete (2.450). Hacia el suroeste Peña Redonda (1.993) y la Sierra de Brezo. Al noroeste Picos de Europa. Frente a nosotros la Sierra de Peña Labra
  • 24. 24 (2.029), Tres Mares (2.175), el Cuchillón (2.172) y el Cueto Mañín (2.122), tras los que se adivina la estación de esquí de Alto Campóo y el valle de Suso, ya en la vecina Cantabria. En el camino hacia abajo desde el Cueto dejaremos a nuestra dere- cha los valles de Redondos, Castillería y Mudá, en los que podremos reconocer los apretados caseríos de sus pueblos. VEGETACIÓN La vegetación predominante es el brezal-piornal. En las cumbres la escasa vegetación está formada por especies alpi- nas, algunas raras y endémicas de la Cordillera. Hay pulsátila alpina, saxifragas, erodium... Las laderas de los valles están ocupadas por bosques caducifolios, hayedos y robledales. Cerca de Brañosera dejamos a la izquierda el grandioso bosque de La Pedrosa, de haya y roble y una extensa mancha de abedul. Oso pardo (Ursus arctos arctos) El topónimo de Brañosera (Brannia Osaria) ya nos advierte de la abundancia de osos en el pasado en estas tierras. En el pre- sente, el oso, es la especie emblemática de la Cordillera Cantábrica que tiene en estas montañas palentinas uno de sus últimos refugios. El oso es un mamífero plantígrado que se caracteriza por su enorme talla (casi los dos metros de altura y unos doscientos kg. de peso), de cabeza ancha con ojos y orejas pequeños, patas cortas y muy robustas con grandes garras y pelaje castaño oscuro. Pertenece al orden de los mamíferos, pero su dentadura está adaptada a un régimen de alimentación omnívora. Su dieta es variable, pero los vege- tales constituyen el 85% de su ingesta. Come frutos secos como hayucos, bellotas, frutos carnosos como escaramujos y manzanas silvestres y plantas herbáceas. En verano voltea enormes piedras en busca de insectos y larvas, no des- deña la carroña de los grandes ciervos que encuentra y le encanta la miel sil- vestre. En invierno, con las nevadas y cuando el alimento escasea hiberna, excavando oseras o en cuevas naturales que acondiciona. En la osera, la hembra, en el mes de enero, pare dos diminutos oseznos. El oso vive en los grandes bosques caducifolios y en valles y montañas poco transitadas. Este enorme animal, pero de gestos casi humanos, está ligado a la his- toria de nuestros pueblos y así aparece representado en fiestas de carnaval y en leyendas e historias de nuestros abuelos. La especie está considerada en peligro de extinción. En España está al limite de viabilidad reproductiva. Tres son las breas de distribución: la Cordillera Cantábrica con dos núcleos aislados y los Pirineos.
  • 25. 25 FAUNA El oso pardo es sin duda la especie emblemática de esta comarca, espacio que utiliza en sus correrías y en la búsqueda de alimento y refu- gio (ver recuadro). Pero también esta sierra alberga jabalíes, lobos, zorros, gatos monteses, corzos, ciervos y la población más oriental de rebecos de la Cordillera Cantábrica. Buitres leonados, alimoches, agallas reales y perdicera sobrevuelan las cumbres. El pito negro abunda en los bosque de haya y por desgracia el uro- gallo fue extinguido en los montes de Brañosera por los años 80. DATOS PRÁCTICOS Protección existente. Esta zona está incluida dentro de los límites del Parque Natural de Fuentes Carrionas y Fuente Cobre. Mapas. Serv. Geográfico del Ejército. Hoja 107. Escala 1:50.000. Datos de interés. La Carta Puebla de Brañosera, fechada en el año 824, certifica el origen del pueblo en las repoblaciones iniciadas por los reyes leoneses en los albores de la reconquista. Brañosera presenta un núcleo urbano bien conservado con casonas edificadas de piedra roja tan abundante en la comarca. Las iglesias de Santa Eulalia y de San Miguel conservan algunos vestigios románicos.
  • 26. 26 RU TA 6 ACCESO y RECORRIDO Desde el pueblo de Dehesa de Montejo sale una pista que cruza la C-626 a la altura del km. 2. Desde la carretera se ve, en toda su ampli- tud, el valle de Tosande, un profundo tajo verde abierto entre las cum- bres calizas del Macizo de la Peña. Después de pasar una zona de cam- pos de cultivo la pista nos introduce en un pequeño robledal, tras sortear una valla metálica que cierra el paso. El camino desciende, bus- cando el valle. Aparecen los primeros afloramientos de roca caliza entre los que crecen encinas y rebollos de porte arbustivo. El valle se va Distancia aproximada: 10 kilómetros (ida y vuelta) Desnivel: 500 m. Duración: 3 horas y media (ida y vuelta). Época: todo el año. A partir del otoño la caía de las hojas de las hayas facilita la localización de la tejeda. LA TEJEDA DE TOSANDE Por el alto Pisuerga
  • 27. cerrando en una estrecha garganta en la que el camino, de firme roco- so, transcurre escoltado por la vegetación de encinas, robles y brezos que ocupa las laderas de Peña Oracada (1819 m., a izquierda) y del Roblillo y las Cruces (1559 m., a derecha). Al final de la garganta el valle se ensancha. Un circo de cumbres calizas rodea los pastizales que ocu- pan el fondo: En la ladera de Peña Oracada, a nuestra izquierda, se abre un vallejo en el que se asienta un espeso hayedo. La tejeda se encuen- tra en el borde superior de este bosque. En el limite del hayedo con la pradera encontraremos un sendero, muy marcado por los numerosos visitantes, que nos conducirá sin dificultad hasta los tejos. A la hora de diseñar este sendero nos han asaltado las dudas. Es tan grande el valor biológico de este bosque que no hemos podido dejar de cuestionarnos la conveniencia de contribuir a atraer más visitantes de los apropiados para la conservación de este enclave. Pero es tanta la popularidad que ha adquirido que poco podríamos hacer para limitar las visitas, algo que por otra parte debe corresponder a los gestores del futuro Parque Natural. Así que vamos a procurar por nuestra parte que quienes hagan uso de este folleto para acceder a la tejeda lo hagan sufi- cientemente concienciados del valor único de Tosande y de la necesidad de desechar actitudes que pongan en peligro su supervivencia. Como por ejemplo, arrancar plantas o parte de las mismas o recoger semillas o retoños de los tejos. Quien desee tener un tejo en su casa o en el jar- dín puede adquirido fácilmente en cualquier vivero, ya que es una plan- ta común en jardinería. El tejo es un árbol de por si escaso de forma natural. En la Montaña Palentina se encuentra disperso y es rara la ocasión en que se encuen- tran varios ejemplares juntos. Si ya es raro encontrar tejedas, más raro es todavía encontrar ejemplares con la talla y el porte de los tejos de Tosande, alguno de los cuales alcanzan diámetros de 1,5 m. Por todo ello esta tejeda está considerada como una reliquia de la era terciaria, una verdadera joya botánica merecedora de los esfuerzos y atenciones necesarios para su conservación. La regeneración de la especie en Tosande se ve dificultada por la abundancia de grandes herbívoros salvajes, que se comen los brotes tiernos y las ramillas de las plantas jóvenes. Por ello, aunque algunos años nacen nuevas plantas en abundancia, muy pocas de ellas llegan a convertirse en árboles maduros. Los pastizales del valle de Tosande están divididos entre cuatro pue- blos: Dehesa de Montejo, Ruesga, Ventanilla y San Martín de los Herreros. Antiguamente se reunían aquí los rebaños de todos estos pueblos a los que se añadían en verano las merinas procedentes de Extremadura. VEGETACIÓN En el primer tramo de esta excursión encontramos vegetación de tipo mediterráneo. Los encinares cobren las laderas orientadas al sur y las partes más bajas las ocupan robledales de rebollo. Entre los árboles, 27
  • 28. 28 en las zonas degradadas, aparecen brezales en los que destaca la pre- sencia de la daboecia cantábrica, no muy abundante en la Montaña Palentina. La tejeda de Tosande se encuentra integrada y escondida en la parte alta de un hayedo en el que aparecen también pies aislados de roble albar, acebos, mostajos y avellanos. También viven otras especies como helechos, daphne laureola, heleboros, euforbias, etc. En las zonas bajas del valle, los pastizales están salpicados de espinos albares de buen porte parasitados por el muérdago. FAUNA La variedad de ecosistemas que alberga este valle escondido propi- cia una fauna asimismo variada y abundante. Los frutos de hayas y robles proporcionan alimento a especies como el jabalí y el lirón careto. Como tantas otras zonas de la Montaña, Tosande es zona de paso para el oso. Abundan el ciervo y el corzo, que ramonean los brotes tiernos de los tejos, poniendo en peligro la regeneración de la especie. Entre las aves, podemos destacar los picos mediano y menor, mirlos, zorzales, callaba gris y curruca zarcera. También rapaces como el buitre, el azor, el águila culebrera y el cárabo. Tejo (Taxus baccata L.) Será en el año 1920 cuando el botánico Sahui separa a principios de siglo el género Taxus de las coníferas. Esta familia data del periodo Triásico, hace 1600 millones de años, si bien nuestro tejo aparece en el Cuaternario. Está compuesta por árboles y arbustos no resiníferos con hojas en forma de espada o punta roma y está integrada por unas setenta familias aproximadamente repartidas por los países templados del Hemisferio Boreal. En Europa la única especie natural es el Taxus baccata. De porte piramidal y de crecimiento lento (2,5 cm. aumenta el tronco al año) es una árbol fuerte, entre 15 y 20 metros de altura, de corteza color pardo grisáceo, que se desprende en tiras. Las hojas, perennes, se disponen en dos filas horizontales y opuestas, de color verde oscuro en la parte superior y verde amarillento con dos líneas blanca en la inferior. El tejo es dioico, es decir, cada sexo en pies distintos; su fruto es vene- noso, de color verde al principio para llegar a la madurez de un color rojizo. Su madera tiene una textura fina y uniforme, de mucha densidad y de seca- do rápido sin agrietarse, muy apreciada en ebanistería. Su hábitat son los bosques húmedos y sombríos, ocupando suelos varia- dos y se encuentra de forma aislada o en compañía de hayas y acebos, pero muy raramente formando bosques puros. Abundante antiguamente, ha sido relegado a lugares muy recónditos y de difícil acceso. En la Montaña Palentina tenemos tejo en lugares como Peña Lampa (Velilla del Río Carrión) y San Martín de los Herreros, entre otros.
  • 29. 29 DATOS PRÁCTICOS Protección existente. La tejeda de Tosande está incluida como unidad de especial interés en el futuro Parque Natural de Fuentes Carrionas y Fuente Cobre. El valle de Tosande pertenece a la Reserva Regional de Caza de Fuentes Carrionas. Mapas. Servicio Geográfico del Ejército. Hojas 106, 132 y 133. Escala 1:50.000 Otros atractivos. Merece la pena visitar la iglesia de Cantoral con su pila bautismal románica. En Dehesa de Montejo tenemos la iglesia de San Pelayo del s. XVII, transformada en su mayor parte, pero conservando aún algún elemen- to románico en la puerta de entrada. En su interior tiene varios retablos barrocos. En Cervera de Pisuerga podemos pasear por la plaza porticada situa- da en el centro del pueblo con algunas casonas blasonadas y visitar la igle- sia gótica de Santa María del Castillo (Monumento nacional) por un her- moso retablo en la capilla de Santa Ana donde destaca la tabla central que representa la Adoración de los Reyes, de honda raigambre flamenca. También podemos visitar un espléndido museo etnográfico de Piedad Isla. Panorámica del Valle Tosande y al fondo Pico Curavacas
  • 30. 30 RU TA 7 Distancia aproximada: 4 kilómetros. Desnivel: 400 metros hasta Collado, 700 hasta P. Mayor. Duración: 2 horas y media (hasta el collado y vuelta). Época: todo el año. En invierno hay que contar con la pre- sencia de la nieve. EL PINAR DE PEÑA MAYOR Por el alto Carrión
  • 31. 31 ACCESO y RECORRIDO En Velilla del Río Carrión debemos tomar la carretera P-210 hasta el poblado de Compuerto. Desde allí parte un camino que nos intro- duce en el pinar, cuya parte baja es una repoblación que llega hasta el mismo poblado. Al poco de iniciar el recorrido deberemos desechar a nuestra derecha una desviación y continuar ascendiendo hasta una pequeña escombrera. El camino transcurre un tramo paralelo al arroyo hasta que termina, transformándose en un sendero pedregoso que se funde a tramos con el cauce seco. El agua del arroyo, escasa salvo en época de deshielo, apa- rece y desaparece al ser objeto de filtraciones debidas al sustrato calizo de la montaña. El corazón del pinar queda a nuestra derecha, aunque algunos árboles notables flanquean el camino por ambos lados. A medi- da que ascendemos disminuye la talla de los pinos, apareciendo ejem- plares de porte retorcido por causa de las duras condiciones de clima y suelo. Salimos del bosque, haciéndose visible ante nosotros el roquedo escarpado de Peña Mayor, hasta el que trepan algunos pinos. Nos encontramos ya cerca del Collado. El sendero llega casi a desaparecer. El pinar es ahora sustituido por vegetación arbustiva: brezos, gayuba, ene- bros y pastizal de montaña. Una vez alcanzado el collado, quien lo desee puede ascender fácilmente hasta la cumbre de Peña Mayor. El pinar de Velilla es el último superviviente de las masas de pinos que ocuparon gran parte de la Montaña Palentina durante milenios y que probablemente perecieron a causa de los incendios que los anti- guos pobladores provocaban para obtener pastos. Algunos topónimos de nuestra comarca parecen corroborar esa pasada abundancia de pina- res: Pineda, Pino Llano. A su valor biológico como bosque reiicto, hay que sumar el induda- ble goce estético que proporciona la visión de los pinos trepando sobre el roquedo calizo en la umbría de Peña Mayor, sin duda una de las estampas más características de la Montaña Palentina. La explotación de este pinar ha sido origen de disputas históricas entre los pueblos de Velilla y de Guardo. Se conserva una Real Carta Executoria de 1731 que regulaba su aprovechamiento por parte de ambas poblaciones. Uno de los usos más característicos se daba con motivo de la celebración de la fiesta del Mayo: se talaba un árbol de gran porte para luego ser pinado y engalanado en la plaza del pueblo, donde los mozos intentaban trepar hasta la copa para rescatar un tro- feo, mientras las mozas cantaban unas coplas. En Velilla se ha recupera- do recientemente esta fiesta de origen cántabro que se celebra el pri- mer sábado del mes le mayo. VEGETACIÓN El pino albar (pinas sylvestris) es un árbol que puede alcanzar e incluso sobrepasar los 30 m. de altura. Aunque los pinares naturales casi han desaparecido de la Cordillera Cantábrica, existen aún buenas masas
  • 32. 32 en el Sistema Ibérico y la Cordillera Central (son famosos los de Valsaín). Con esta especie se han repoblado grandes extensiones en la Montaña Palentina, sobre todo en la zona del Alto Carrión. De forma natural el Pinar de Velilla se esta extendiendo hacia las laderas cercanas, favoreci- do por la menor incidencia de los incendios y la escasa presencia de ganado. Otras especies de árboles y arbustos que podemos ver en este reco- rrido son: robles, hayas, mostajos, serbales, acebos y enebros. Entre las herbáceas la gayuba, el torvisco, los heleboros, algunas orquídeas, cam- pánulas, etc. FAUNA Al contrario que en los pinares repoblados, la menor densidad de árboles, permite la penetración de los rayos solares que favorecen la presencia de pastizales bajo los pinos, así podemos encontrar aquí a los grandes herbívoros: corzos y venados. Las piñas proporcionan alimento a varios especialistas: ardillas, rato- nes y aves como el pico picapinos y el piquituerto. Pico Picapinos (Dendrocopos major) En el Pinar Natural de Peña Mayor destaca en las frescas mañanas de primavera el tamborileo del picapinos macho sobre los bordes del nido, llaman- do a la hembra. Son escasas las especies de aves que habitan en este ecosistema, debido a sus muchas singularidades como su orientación norte, la fuerte pendiente donde se asienta y su elevada altitud. También sus frutos, los piñones, protegidos por las brácteas de las piñas, y la existencia de pocos insec- tos -los comedores de madera-, están fuera del alcance para la mayoría de las aves. No obstante existen ciertos animales adapta- dos a comer sus frutos, como los picapinos, el torce- cuellos, los camachuelos, las ardillas y algunos ratones. El picapinos posee un formidable pico capaz de horadar el tronco de robles y pinos para hacer el agujero para su nido y para buscar insectos y larvas introduciendo su lengua excepcionalmente larga. En otoño arranca las piñas y las transporta con su pico para incrustadas en la grieta de otro árbol y extraer así los piñones gol- peando las brácteas. Esta actividad es repetida una y otra vez en los mismos árboles por lo que bajo el tronco podemos encontrar un buen montón de conos de piñas, actividad que se denomina el “taller del picapinos”. En el pinar también encontramos a otras aves, los agateadores y trepadones, acró- batas y perfectos equilibristas que deambulan entre los troncos y las ramas desafiando la verticalidad. El trepador aprovecha el viejo agujero del picapi- nos para instalar su nido, agujero mucho más grande que él, pero que pro- cura obturar con barro y adaptado, de esta manera, a su tamaño.
  • 33. 33 DATOS PRÁCTICOS Protección existente. Esta zona está incluida en el Coto de Caza de Velilla del Río Cerrión y como unidad de especial interés, en el futuro Parque Natural de Fuentes Carrionas y Fuente Cobre. Mapas. Servicio Geográfico del Ejército. Hojas 106. Escala: 1:50.000. Otros atractivos. Merece la pena visitar en Velilla el conjunto monumental de la Fuente romana de la Reana y la ermita de San Juan de Fuentes Divinas. De la Reana habla Plinio el Viejo en el tomo XXXI de su Naturalis Historia y escribe: “En Cantabria, la Fuentes Tamáricas sir- ven de augurio. Son tres, distantes entre si ochos pies. Se juntan en un solo lecho llevando cada una un gran caudal. Suelen estar en seco durante doce dios y, a veces, hasta veinte sin que surja de ellas una sola gota de agua... “. En la Plaza Mayor, donde se erigen dos nogales centenarios, hay un palacio barroco con fachada de sillería y tres escudos heráldicos, y la iglesia parroquial. A las afueras del pueblo la ermita de Areños alberga una talla románica de la patrona de la localidad. Importante por su prestigio nacional e internacional es el Descenso Internacional de Piraguas del río Carrión (14 de agosto).
  • 34. 34 RU TA 8 Distancia aproximada: 14 kilómetros (ida y vuelta). Desnivel: 140 m. Duración: 5 horas. Dificultad: fácil. Época: todo el año, con las limitaciones que impone el clima en invierno. VALBERZOSO – COLL ADO DE SOMAHOZ Por Campoo y Santullán
  • 35. 35 ACCESO y RECORRIDO Desde Valberzoso, salimos por la carretera PP2041 en dirección a Mata de Hoz. El collado de Somahoz, nuestro punto de destino, ense- guida aparece al frente, formando una gran U entre las alturas de Peña Ensillada (a la izquierda) y Peña Castrillo (a la derecha). A un kilómetro del pueblo y después de traspasar el límite con Cantabria, nos desvimos por un camino que sale a la derecha de la carretera. A unos 500 metros hay un cruce: por la izquierda la pista continúa, tras penetrar en un bos- que de roble, hacia Brañosera, pero nosotros debemos desviarnos a la derecha por un camino que bordea el robledal y enseguida desciende hacia el río Camesa, que salva por el puente romano de Rojadillo. El puente es visible únicamente si descendemos hasta el río. La obra se contempla magnífica, en un marco de espesa vegetación. El lugar está investido con el misterio de lo antiguo y envuelto con la magia del entorno. Las aguas circulan susurrantes entre las ciclópeas y oscuras pie- dras que enlosan el lecho del río y sobre las que descansan los sillares que soportan el único arco del puente. Pero el deterioro es evidente. Algunos sillares se han desprendido amenazando de ruina incipiente. De la parte cimera faltan también algunas de las grandes losas que remataban la obra y que servían de calzada. Del puente salen dos caminos. Uno, a la izquierda, se dirige ascen- dente hacia Salcedillo. El otro sigue hacia la derecha el curso del río. Entre los dos, se adivina la continuación de la antigua calzada romana insinuada por unas losas apenas visibles y ocultas bajo el brezal. A par- tir de aquí la ruta es más complicada de seguir. Como el espeso brezal dificulta continuar en línea recta hacia el omnipresente collado, propo- nemos seguir por el camino de la derecha, hasta traspasar una cerca ganadera que sigue el trazado del límite con Cantabria y que nos va a servir de gula hasta Somahoz. Nada más pasar la cerca nos desviamos a izquierda por un camino ascendente apenas marcado y que abandona- mos enseguida por otro que cruza de nuevo la cerca-limite (regresamos a la provincia de Palencia), en las proximidades del afloramiento rocoso de Las Peñas. A partir de aquí caminaremos siempre próximos de la cerca-limite, haciendo uso de los senderos trazados por las vacas que pastan por estos parajes y alejándonos tan sólo lo suficiente para rode- ar el vallejo del arroyo Rucabado. Un poco más adelante, tras salvar la cerca, salimos a la carretera PP-2204. A los pocos metros, a la izquierda podemos ver, bien conservado, un tramo de la calzada romana. El resto del camino se puede hacer por la carretera o bien intentando seguir, con buenas dosis de imaginación, el trazado de la calzada hasta el Collado. Desde el Collado de Somahoz, donde hay una pequeña laguna, damos vista a los valles de la vecina Cantabria.
  • 36. 36 VEGETACIÓN Durante casi todo el recorrido la agrupación vegetal predominante es el brezal, con una composición poco usual en el resto de la montaña palentina, y en la que dominan los brezos (erica cinerea, erica vagans, daboecia cantábrica) y los tojos (ulex europaeus). Desde Valberzoso hasta el puente Rojadillo, dejamos a la derecha, ocupando las laderas, un espeso robledal de roble albar, que aparece degradado al otro lado del río Camesa, donde el sotobosque está ocu- pado por el brezal. A lo largo del trayecto cruzamos varias zonas húmedas y turberas en las que abundan musgos del género sphagnum (género cuya acumula- ción origina las turberas) y el brezo de turbera y aparecen otras especies como la grasilla (planta insectivora) y las orquídeas (spiranthes aestivalis). FAUNA El oso pardo tiene en estos parajes su límite oriental en la Cordillera Cantábrica por donde deambula en búsqueda de alimentos en los bosques La calzada romana de Salcedillo El dominio del territorio cántabro por parte de Roma, se apoya en la cons- trucción y mantenimiento de una serie de vías o calzadas que pusieron en contacto los diversos espacios geográficos cánta- bros con el Imperio romano. La red viaria romana constituye el primer sistema de caminos conocido, y aprovecharon para ello, las rutas de comunicación que existí- an en la Península Ibérica desde épocas prehistóricas. La vía más documentada de las que llegan a Cantabria es la que procedente de Pissoraca (Herrera de Pisuerga), pasaba por Amaia y Vellica (Monte Cildá) llegaba hasta Juliobriga (Retortillo) y descendía a lo largo del río Besaya hasta llegar a la costa, a Suances (Portus Blendium). Para comunicar las vías principales se construyeron otras llamadas vías transversales o secundarias. Un tramo de una de estas vías, -vía romana de Brannia-, de grandes losas y bien pavimentado, que pasa por el puente romano de Salcedillo sobre el río Camesa llega a Somahoz, para bajar por el collado a los valles de Suano y Cabuerniga, podemos observarlo en la mar- gen izquierda de la carretera PP-2204, de Salcedillo a Reinosa, cercano al límite autonómico. Estas vías romanas, una vez conquistados los territorios cántabros pasan a ser vías de comercio y de intercambio de los recursos mineros de la zona y después de la caída del imperio Romano, se siguen utilizando hasta la Edad Moderna como vías pecuarias o son la base de caminos actuales.
  • 37. 37 de robles. Pero también esta sierra alberga jabalíes, lobos, zorros, gatos monteses, corzos, ciervos, buitres leonados, alimoches y águilas reales. DATOS PRÁCTICOS Protección existente. Esta zona está incluida dentro de los límites del Parque Natural de Fuentes Carrionas y Fuente Cobre. En Barruelo de Santullán podemos visitar el Centro de Interpretación de la Minería y el Museo de Herminio Revilla “Arte y madera en movimiento” y en Valberzoso adquirir miel de brezo. Mapas. Servicio Geográfico del Ejército. Hoja 107. Escala 1:50.000. Datos de interés. Valberzoso conserva una iglesia románica de una sola nave con una bella portada protegida por un pórtico. En su interior podemos admirar unas pinturas murales del siglo XV del maes- tro de San Felices. Destaca la escena con la figura de un caballero con su montura y espada en alto, y en la mano derecha un epígrafe que dice: “Esta obra mandó hacer Juan González, hijo de Tristán. Se hizo año de 1.483”. También están pintadas otras escenas representando la Santa Cena, escenas de la Pasión y el martirio de San Sebastián. Hay también un jabalí bien ejecutado. Interesante es el casco urbano, dividido en dos barrios, con casas construidas en sillarejo con grandes dinteles en puertas y ventanas.
  • 38. 38 RU TA 9 Distancia aproximada: 11 kilómetros. Desnivel: 300 metros. Duración: 4 horas. Época: primavera, verano y otoño. LA SENDA PEÑA DEL OSO Por el alto Pisuerga
  • 39. 39 ACCESO y RECORRIDO Esta senda (PR-PI) es un itinerario señalizado, lo que evita casi totalmente la posibilidad de extraviarse. Un panel informativo, situado junto al puente de San Roque, en la salida de Cervera de Pisuerga por la C-627 en dirección a Potes, nos señala el inicio de nuestro recorrido. La senda tiene un diseño circular, por lo que, aparte del trayecto que proponemos aquí, existe la posibilidad de abordarla desde otros puntos de su recorrido. Iniciamos la marcha en la margen derecha del Pisuerga, cruzando una zona urbanizada donde se ubica un recinto deportivo y el camping de la Bárcena. Al final de la calle giramos a la derecha, hacia el río. Una señal nos muestra un camino que pronto se transforma en un sendero. Este bordea el curso del río entre un denso sotobosque de árboles y arbustos de ribera y donde encontramos fresnos, sauces, cho- pos, y también algún roble que desde el cercano bosque se asoma a la orilla del río. Tras franquear una valla, continuamos caminando, ahora entre campos de cultivos, por una pista de tierra que nos conducirá hasta Arbejal. A la altura del pueblo llegamos a un cruce de caminos; la pista de la izquierda conduce hasta el Parador de Turismo, donde se encuentra el acceso alternativo A-5. Nosotros continuamos a la derecha y tras cruzar un puente entramos en el pueblo. Arbejal presenta un caserío con abundantes muestras de arquitec- tura rural bien conservada. El pueblo fue en el pasado señorito de la Orden de Malta que fundó aquí un priorato en el s. XII. Tanto la iglesia de San Andrés como la ermita románica semiderruida del cementerio conservan gravada en sus muros la Cruz de Malta, símbolo de la orden. Desde la iglesia parroquial el camino continúa ladera arriba hasta cruzar la carretera del embalse. A partir de aquí continuamos subiendo por una pista hasta el vallejo de Congosto. Una vez que hemos remon- tado el valle, una señal nos sugiere la posibilidad de descender por la pista de la izquierda entre un robledal hasta un chozo de pastores. Si desechamos este desvío, nuestra ruta continúa a la derecha por un sen- dero que pronto desciende entre el robledal hasta la orilla del pantano. Bordeando las aguas hacia la derecha llegamos hasta una antigua can- tera, que resulta un lugar excelente para disfrutar del paisaje y reponer fuerzas. Esta cantera perteneció a Villanueva, uno de los pueblos que duermen bajo las aguas del embalse de Requejada. De aquí precisa- mente se extrajo la piedra caliza utilizada en la construcción de la presa. El pantano sepultó también el antiguo pueblo de Santa María de Vañes, hoy reconstruido en la orilla opuesta y que divisamos a nuestra derecha. Desde este mirador también se divisa al frente el pueblo de Po- lentinos. Dejando el pantano a nuestras espaldas continuamos la marcha remontando el vallejo en el que se sitúa la cantera, dejando a nuestra izquierda la Peña del Oso. Al llegar a lo alto del collado, una señal nos invita a continuar hacia el este, introduciéndonos en un bosquecillo. En
  • 40. 40 este tramo, en el que el sendero serpentea entre los robles, deberemos prestar atención a las señales pintadas en los troncos de los árboles, con el objeto de evitar extravíos. Enseguida salimos del bosquecillo para toparnos con las oscuras crestas de Peñas Negras. Tras cruzar una nueva valla ganadera el cami- no comienza el descenso. Una señal nos invita a encaramarnos a las rocas, desde donde se domina la comarca. Desde esta atalaya podemos contemplar el valle del Pisuerga y las terrazas y montañas que lo escol- tan. Están presentes casi todas las cumbres de la Montaña Palentina: El Macizo de Curavacas, la Sierra de Peña Labra y la Peña. En este paraje se ubicaba una fortaleza medieval, hoy ya desaparecida, que en el s. XI aparece como cabeza jurisdiccional del condado. Su origen parece estar ligado a la defensa de los pequeños núcleos de población fundados en la comarca en el inicio de la Reconquista. De nuevo el sendero desciende entre robles hasta llegar a una pra- dera en la que se ubica el chozo del Prado Concejo. Desde allí arranca una pista que comunica con la C-627, donde se sitúa el punto de acceso A-4 de la senda. Pero nosotros abandonaremos esta pista unos 500 metros más abajo, donde enlazaremos a la derecha con una vía pecua- ria de la mesta. Se trata del cordel cerverano, un ramal de la Cañada Oriental Leonesa, que desde las cercanías de Saldaña se dirige a los pas- tos de Pernía y que nos habla del pasado pastoril de esta comarca. El cordel nos llevará de vuelta hasta la carretera de Arbejal, muy cerca del punto donde iniciamos el itinerario. VEGETACIÓN En el primer tramo del recorrido, en la orilla del Pisuerga, encontra- mos vegetación típica de ribera: chopos, álamos, fresnos, sauces, avella- nos, viburnos, aligustres, boneteros y saúcos. Ya en el bosque encon- tramos el roble rebollo y albar alternando con pastizales y piornales y especies como el serval, acebo, majuelo, pudio, avellano y entre las her- báceas, la aguileña, los narcisos, los heleboros, las orquídeas, y las deda- leras. El Pantano de Requejada El pantano de Requejada se terminó de construir en el año 1940. Ocupa una superficie de 333 ha de praderas y tierras de labor pertenecientes en su mayor parte a los pueblos de Villanueva y Santa María de Vañes, desapare- cidos bajo las aguas. La capacidad del embalse es de 65 Hm3 , la profundidad máxima es de 52 metros y la cota máxima de 1.082,5 metros. La presa, construida en hormigón relleno de roca caliza, tiene una altu- ra de 53 metros. Es propiedad del Estado y se utiliza para la producción de energía eléctrica y para el regadío, a través del embalse de Aguilar, situado aguas abajo.
  • 41. 41 FAUNA En las riberas del río habitan aves como el mirlo acuático, el martín pescador y mustélidos como la nutria y el armiño. El bosque es el hábitat de los grandes mamíferos como el lobo y el jabalí. Corzos y venados aprovechan la oscuridad para alimentarse en los pastizales. Entre todos ellos destaca el oso pardo, que se alimenta de bellotas en el otoño para almacenar reservas para la invernada. Entre las aves, el pico mediano, el arrendajo y el cárabo. En zonas abiertas podremos observar el vuelo de buitres leonados, alimoches y otras rapaces como el ratonero y el milano real. A las aguas del embalse acuden somormujos, ánades, garzas reales y gaviotas reidoras. DATOS PRÁCTICOS Normas de Utilización. Para el uso de esta zona, al estar incluida dentro del Plan de Recuperación del Oso Pardo, se deberán atender las siguientes normas: • No abandonar las sendas o caminos marcados. • En la zona en que la senda discurre por el interior de zonas arbola- das no realice paradas prolongadas. • Las actividades cinegéticas autorizadas prevalecerán, por motivos de seguridad, sobre el uso de la senda. • A partir del 30 de septiembre hasta fin de año, para realizar el reco- rrido grupos de más de 15 personas, se deberá notificar previamen- te al Servicio Territorial de Medio Ambiente de Palencia (Tfno. 979 715 515). Mapas. Servicio Geográfico del Ejército. Hoja 107. Escala 1:50.000.
  • 42. 42 RU TA 10 MONUMENTO NA TURAL DE LAS TUERCES Por la Lora Palentina
  • 43. 43
  • 44. 44 ACCESOS y RECORRIDOS Cerca de Aguilar de Campoo, aguas abajo, el río Pisuerga penetra en una zona de páramos calizos. Entre Villaescusa de las Torres y Mave, el río traza un recorrido sinuoso, encajonado entre roquedos calizos entre los que se ha ido abriendo paso en el transcurso de los siglos, for- mando el pequeño cañón de La Horadada. A ambos lados del cañón, se sitúa el Monumento Natural de Las Tuerces. El paraje de la meseta de Las Tuerces, que da nombre a este espacio natural, es visible junto al pueblo de Villaescusa de las Torres. Sobre un roquedo que se yergue junto al pueblo, los agentes meteorológicos han tallado un paisaje de formas caprichosas y retorcidas que se elevan sobre el caserío a modo de castillo encantado. El paraje nos invita a deambular y perdernos por el laberinto de callejas y pequeños cañones horadados en la roca y dejar volar la imaginación entre las formas suge- rentes y fantasmagóricas. Las Tuerces son el más conocido representante de los paisajes cársti- cos tan abundantes en esta zona de la Montaña Palentina. Los ríos y arro- yos, el agua de lluvia, el viento, el hielo, el sol, han sometido a la roca cali- za a un acoso paciente y constante, formando grutas, cañones, valles hundidos, setones, dolinas, lapiaz... y regalándonos como resultado, con parajes como La Horadada o el recóndito valle de Recuevas, cercano al pueblo de Gama, cuyas verticales paredes rocosas se han mostrado espe- cialmente apropiadas para la formación de los jóvenes escaladores. A pesar de su original presencia, el paisaje no representa el único atractivo de este espacio. En un radio de apenas cinco kilómetros se reú- nen un inusual conjunto de atractivos históricos, artísticos, arqueo- lógicos y deportivos. En este enclave encontramos, en unas pocas lecciones, un curso completo de la historia de la comarca. La casualidad y también la abun- dancia, han querido que aparezcan aquí restos de las distintas civiliza- ciones que han poblado estas tierras desde tiempos remotos. En algunas de las grutas y cavidades colgadas de las paredes rocosas de la Horadada y Las Tuerces (Cueva Corazón, Cueva Rubia, Cueva Tino), se han locali- zado materiales que datan desde el Paleolítico Medio y la Edad del Bronce hasta la Edad Media. En Monte Cildá, emplazamiento estratégico que flanquea La Horadada por el oeste, se encontraron y excavaron las ruinas de lo que fue un asentamiento cántabro (tal vez la legendaria Vellica) y después poblado romano, tras su conquista. Según los testimonios arqueológicos y la interpretación de las fuentes clásicas, en la zona del alto Pisuerga se vivieron los episodios cruciales del sometimiento del pueblo cántabro por las legiones romanas. Las piezas rescatadas de Monte Cildá pueden verse en el Museo Arqueológico de Santander, donde fueron llevadas tras las excavaciones.
  • 45. 45 De tiempos posteriores, a caballo entre el dominio visigodo y la repoblación, tras las breves invasiones sarracenas, nos quedan dos mues- tras curiosas de arquitectura hipogeo: la iglesia rupestre de Olleros de Pisuerga y la ermita de San Pelayo, en Villacibio. La primera es una cons- trucción, en parte de origen romano, excavada en la roca arenisca de las faldas de Monte Cildá. La iglesia actual, austera y de dos naves, con un campanario en forma de espadaña que se eleva sobre la iglesia, se cons- truyó, siguiendo la tradición románica, en los siglos X y XII. La Ermita de San Pelayo es una construcción mucho más sencilla, de una sola nave y de pequeñas dimensiones con un ábside separado del presbiterio por una arcadura doble, un arco de medio punto y el otro en forma de herradura, de carácter visigótico. La ruta está señalada, Aguilar de Campoo ha promovido la señali- zación en cinco rutas de senderismo que nos acercan a sus numero- sos atractivos. Las rutas están señalizadas profusamente, por lo que nos limitare- mos aquí a describir su recorrido a grandes rasgos. Los senderos están clasificados con un código de colores: RUTA ROJA: nos lleva desde Mave a Las Tuerces, pasando por el Cañón de la Horadada y el pueblo de Villaescusa de las Torres. Distancia: 6 kms. Duración: dos o tres horas. RUTA AMARILLA: tiene el mismo origen y destino, pero esta vez el trayecto se realiza por Olleras, sube después hasta Monte Cildá, sigue por el Cañón de la Horadada hasta Villaescusa y desde allí a las Tuerces. Distancia: 9 kms. Duración: tres o cuatro horas. RUTA VERDE: se inicia en Aguilar de Campoo, junto a la zona deportiva, siguiendo de cerca el curso del río Pisuerga hasta llegar a Villaescusa de las Torres. Como las anteriores, termina en Las Tuerces. Distancia: 7,6 kms. Duración: dos o tres horas. El Castillo de Gama En lo alto de un roquedo calizo, colga- do sobre las casas que se agrupan abajo buscando su amparo, el castillo de Gama presenta una estampa aún orgullosa, reflejo de lo que fueron mejores tiempos. De aque- lla fortaleza pequeña y altiva quedan restos de los lienzos de sus muros y parte de su torre, que conserva las dovelas del arco del pórtico de entrada. En su solar se alza hoy la ermita de Nuestra Señora del Castillo. De sus moradores, sabemos que Alfonso VI conce- dió en 1096 a D. Nuño Pérez de Lara la villa de Gama y su alfoz. Más tarde perteneció al señorío de la Vega, al Conde de Osomo ya la Casa de Alba. Gama es un pueblo pintoresco y lleno de encanto que conserva mues- tras de una rica arquitectura popular.
  • 46. 46 RUTA ROSA: parte del pueblo de Gama, desde donde se asciende hasta el Castillo. Desde allí, un camino nos conduce a través de la mese- ta caliza hasta Las Tuerces. Distancia: 7 kms. Duración: dos horas y media. RUTA AZUL: une los pueblos de Mave y Gama, pasando por el enclave burgalés de La Rebolleda y la ermita rupestre de San Pelayo. Distancia: 10 kms. Duración: tres o cuatro horas. VEGETACIÓN En estos páramos calizos la vegetación está sometida a duras condi- ciones climáticas y dispone de suelos pobres y escasos. El bosque medite- rráneo original de rebollo, quejigo o encina ha sido sustituido en parte por pinares de repoblación (Pinus nigra) y reducida su presencia a ejem- plares aislados y de bajo porte. Abundan las plantas aromáticas como el tomillo y el espliego y dentro de la vegetación arbustiva los brezos, las aulagas, madreselvas, agracejos, groselleros, guillamas y avellanos). En los abrigos calizos y en zonas que retienen humedad entre las rocas, vive una gran variedad de especies que hacen de la zona un inte- resante enclave botánico: orquídeas, narcisos, gladiolos silvestres, saxi- fragas y helechos. FAUNA En el Cañón de La Horadada, al amparo de las aguas remansadas del Pisuerga, debido a la represa de la antigua fábrica de harinas, viven gar- zas reales, azulonas y cormoranes. En los roque dos y los cortados calizos abundan las oquedades y salientes donde anidan aves como el roquero rojo y la chova piquirroja. En la zona sureste del páramo de las Tuerces, en unos escarpes roco- sos cercanos al pueblo de Valdegama, se ha asentado una colonia de buitre leonado. DATOS PRÁCTICOS Protección existente. La Horadada y Las Tuerces están protegidos bajo la figura de Monumento Natural por la Junta de Castilla y León. Otros atractivos. Muy cerca de aquí, en Revilla de Pomar, se sitúa el complejo cárstico de Covalagua y el nacimiento del río Ibia. En el mismo término, en el páramo, podemos visitar la Cueva de los Franceses, Información (Patronato de Turismo: Tfno. 979 706 523) Y divisar Valderredible desde el mirador de la Lora. En Santa María de Mave, merece la pena visitar su hermosa iglesia románica (Monumento Nacional). A 4 kms. de aquí, tenemos la iglesia románica del pueblo de Pozancos y en Valdegama una iglesia románica rural.
  • 47. DIRECCIONES DE INTERÉS INFORMACIÓN TURÍSTICA AGUILAR DE CAMPOO C.I.T. y Oficina de Turismo Plaza España, 30. 34800 Aguilar de Campoo Tel.: 979 123 641 / Fax: 979 125 710 Lunes cerrado turismoaguilar@msn.com www.turwl.com/aguilar A.D.R.I. País Románico Avda.Cervera, 26. 34800 Aguilar de Campoo Telf: 979 128 029 / Fax:979 122 166 www. paisromanico.org leader@paisromanico.org BARRUELO DE SANTULLÁN C.I.T. y Oficina de Turismo Juan Ramón Jiménez 3 34820 Barruelo de Santullán Tel.: 979 606 045 .Fax: 979 606 344 fjdelcarmen@hotmail.com www.barruelo.com Red de Turismo de la Montaña Palentina Información y Central de Reservas Avda. Constitución, 20. 34820 Barruelo de Santullán Tel.: 979 607 480 / 902 443 446 Fax: 979 607 480 info@montanapalentina.com www.montanapalentina.com CERVERA DE PISUERGA Oficina Comarcal de Turismo y C.I.T. Plaza Modesto Lafuente, 1 34840 Cervera de Pisuerga Tel.: 649 779 204 acadecervera@arrakis.es A.D.R.I. “Montaña Palentina” Plaza Modesto Lafuente, 1 34840 Cervera de Pisuerga Tel.: 979 870 770 / Fax: 979 870 916 montanapalentina@adrileaderplus.com Asociación para el Desarrollo Turístico de la Montaña Palentina C/ Modesto Lafuente 1. 34840 Cervera de P. Tel: 902 443 446/Fax:979 607 480 www.tourpalencia.com redturismo@telefonica.net GUARDO Oficina de Turismo Avda. de San Isidro, cruce Ctra. La Magdalena 34880 Guardo Tel.: 979 851 502 / Fax: 979 851 347 ofiturisguardo@terra.es www.guardo.org VELILLA DEL RÍO CARRIÓN Oficina Municipal de Turismo El Escudo, 8. 34886 Velilla del Río Carrión Tel.: 979 861 520 / 979 861 217 Fax: 979 861 229 ayto-velilla@dip-palencia.es www.dip-palencia.es/velilla C.I.T. Dos de Mayo, 4 (Apdo. de Correos 55) 34886 Velilla del Río Carrión Tel.: 979 861 047 PATRONATO PROVINCIAL DE TURISMO Información Turística de la Provincia Mayor, 31 34001 Palencia Tel.: 979 706 523 / Fax: 979 706 525 turismo@dip-palencia.es www.dip-palencia.es www.palenciaturismo.es OFICINA DE TURISMO (JUNTA DE CASTILLA Y LEÓN) Mayor, 105 34001 Palencia Tel.: 979 740 068 / Fax: 979 700 822 oficinadeturismodepalencia@jcyl.es www.turismocastillayleon.com ESTACIONES DE AU TOBÚS AGUILAR DE CAMPOO Avda. Ronda, 57. CERVERA DE PISUERGA C/ Cueva de la Virgen, s/n Tfno.: 979 87 08 16 GUARDO C/ Jorge Manrique, s/n Tfno.: 979 85 05 39 PALENCIA C/ Pedro Berruguete, s/n Tfno.: 979 74 32 22 RENFE 902 240 202
  • 48.
  • 49. Junta de Castilla y León Con la colaboración de: Tel: 902 20 30 30 www.turismocastillayleon.com www.palenciaturismo.es PATRONATO PROVINCIAL DE TURISMO C/ Mayor 31 34001 PALENCIA Tel.: 979 706 523 Fax: 979 706 525 DISTANCIAS KILOMÉTRICAS: Barcelona–Palencia: 669 Km. Autopista (N.1–AP1) Burgos–Palencia: 86 Km. Autopista (A62–E80) León–Palencia: 130 Km. (N.601) Madrid–Palencia: 240 Km. Autopista (N.601–A6) San Sebastián–Palencia: 318 Km. Autopista (A62-AP1) Santander–Palencia: 201 Km. (N.611) Valladolid–Palencia: 47 Km. Autovía (A67–A62–E-80) Vitoria–Palencia: 200 Km. Autopista (A62–AP1) AEROPUERTOS Valladolid – Santander – León Rutas de senderismo Palentina por la montaña