1. LOS SACERDOTES EGIPCIOS
Una de las cosas más curiosas del antiguo Egipto es que se trataba de una
civilización en la cual sólo una persona podía ejercer como sacerdote: el faraón.
Los egipcios creían que era el único ser humano capacitado para entrar en
comunicación con los dioses.
Seguro que estáis pensando que algo falla, ¿cómo era posible si resulta que todo
el valle del Nilo está repleto de templos? ¿Acaso nunca se celebraban
ceremonias en ellos? ¡El faraón no podía estar en todas partes a la vez! Bueno, la
verdad es que el faraón no realizaba personalmente las ceremonias de los
templos. En realidad lo que hacía era dejar que otras personas lo hicieran en su
nombre. Por esa razón en las paredes de los templos nunca aparecen
representados sacerdotes. El único al que se ve adorando a los dioses es al
faraón. Era un modo de dejar claro a todo el mundo que si bien los sacerdotes
ocupaban el puesto del faraón, era porque éste así lo había querido y que, en
realidad, sólo el rey podía comunicarse con los dioses.
2. Diferencias entre los
sacerdotes egipcios
La gran diferencia entre los sacerdotes egipcios y los sacerdotes
católicos, por ejemplo, es que los curas de las parroquias son
sacerdotes porque tienen vocación para ello, mientras que los del
antiguo Egipto eran una especie de funcionarios que se limitaban a
alimentar mágicamente a los dioses (haciendo ofrendas )
Además, los curas tienen que ser buenas personas y ayudar a los
demás, mientras que los sacerdotes egipcios podían ser todo lo
malas personas que quisieran (sin pasarse claro )
3. Sus tareas
Las obligaciones de los sacerdotes egipcios no eran muy
pesadas, en principio sólo tenían que realizar la ofrenda
divina una vez por la mañana y otra vez por la tarde. El
ritual llevaba su tiempo y antes de entrar en el
sanctasanctórum
tenían que purificarse: afeitarse la cabeza, enjuagarse la
boca con agua, con sal y bañarse en el lago sagrado del
templo.
Mesa de ofrendas y
recipientes rituales del
sacerdote lector Idy.
Abidos, VI dinastía. Museo
Británico de Londres.
4. Templo de Edfu: En el interior del
santuario está el «naos» donde se
guardaba la imagen del dios Horus.
Delante hay un pedestal sobre el que se
colocaba la barca sagrada.
La ceremonia que realizaban consistía en penetrar en el santuario, abrir las
puertas del armario sagrado (el «naos») sacar de él la estatua del dios, limpiarla,
cambiarle los vestidos y ponerle otros nuevos. Luego maquillaba la estatua,
quemaban incienso delante de ella y después le entregaban las ofrendas.
Seguidamente retiraban esas ofrendas, guardaban la estatua limpia en su naos y
salían del sanctasanctórum, andando de espaldas y limpiando sus pasos mientras
lo hacían
5. A pesar de lo aburrido que pueda parecer tener que repetir esto dos veces
todos los días, ser sacerdote tenía sus ventajas, pues después de
presentarle las ofrendas al dios del templo, los sacerdotes ¡se las repartían
entre ellos! Era el modo que tenían de cobrar su salario
En realidad, los sacerdotes egipcios eran unos privilegiados y era un puesto
que muchos deseaban y que en el caso de los templos más importantes de
Egipto (el del dios Ra en Heliópolis y el de Amón en Tebas) el faraón
permitía ocupar sólo a personas de su confianza.
No obstante, el trabajo de los sacerdotes no se limitaba a realizar esta
ceremonia. Había ciertos sacerdotes que se encargaban de estudiar el cielo
por la noche, vigilando las estrellas, las constelaciones y demás, de este
modo podían llevar con exactitud el calendario y sabían en qué día estaban
y cuándo había que realizar determinadas fiestas.
6. Una de esas fiestas era muy importante (el
día variaba en cada templo), pues los
sacerdotes encargados del culto ponían la
estatua del dios en una barca portátil y la
sacaban a hombros en procesión. Ese era
el único momento en que la gente del
pueblo podía ver al dios, puesto que
estaba prohibido penetrar en el interior de
los templos; sólo podían llegar hasta el
primer patio con columnas. El resto del
edificio era espacio sagrado y si entraban
dentro podían tener muchos problemas.
Sacerdotes en procesión portando la
barca sagrada del dios.
Este tipo de sacerdote, que podía ver al
dios y cuidaba de su estatua, no era el
único que había en Egipto. También
había sacerdotes funerarios
8. Los sacerdotes funerarios
Existían otros que realizaban tareas
diferentes, tareas que no eran obligación
del faraón.
El más importante era el «sacerdote
funerario», que realizaba las ofrendas
necesarias para que una persona muerta
pudiera seguir viviendo en el Más Allá; se
encargaba de mantener vivo el culto a los
muertos y por ello cobraban un salario.
9. Otro sacerdote muy habitual era el
«sacerdote sem», que era el encargado de
realizar los rituales durante el
enterramiento de una persona. Por lo
general el puesto lo ocupaba el hijo de la
persona muerta, pero no siempre.
10. Uno muy importante era el «sacerdote lector». Como resulta que en
Egipto había muy pocas personas que supieran leer
(aproximadamente una de cada cien) era necesario que una de las
que sí sabía se encargara de ir leyendo de un libro (bueno, en
realidad de un rollo de papiro) los diferentes textos y los distintos
pasos que había que dar para que un ritual se realizara
adecuadamente; sólo así eran efectivos.
Un «sacerdote lector» lee la fórmula de
ofrendas mientras un «sacerdote sem»
vierte de aceite y pasa incienso por los
sarcófagos de Userhat.
11. Como veis, los sacerdotes egipcios no se parecen mucho a los
sacerdotes modernos.
FIN
Trabajo realizado por Carlos
Carreras y Alberto Gimeno