Un grupo de estudiantes realizó una acción performática en el paseo peatonal Sarandí en Montevideo como parte de un seminario universitario. Configuraron obstáculos humanos móviles que cambiaban de forma y tamaño de manera organizada, transformando el espacio público en una ficción de videojuego para desestabilizar a los peatones y obtener una reacción. La acción buscaba tensionar a la sociedad cada vez más alienada en los espacios públicos.