La ciencia y la tecnología tienen una relación simbiótica que ha configurado las sociedades modernas y transformado las tradicionales. Si bien han permitido un gran progreso, también generan temor de que puedan destruir el mundo. La ciencia influye en la mentalidad humana orientándola hacia el futuro, mientras que la tecnología es creada por el hombre para satisfacer necesidades y se le atribuye el crecimiento económico sin precedentes de los países industrializados.