Este documento expresa que las personas son culpables de la guerra cuando ejercen su orgullo o inteligencia sobre los demás, desnaturalizan otras opiniones, creen que los demás deben pensar como ellos, imponen su concepción de Dios, muestran indiferencia por los derechos ajenos, se sienten privilegiados sobre otros o creen que la gente debe vivir siempre en el país donde nació. El documento también indica que los pensamientos, emociones y actos de las personas crean la realidad que les rodea.