Este documento clasifica las sustancias psicoactivas en cuatro grupos: depresores como el alcohol y los narcóticos que disminuyen el funcionamiento del sistema nervioso central; estimulantes como la cocaína y las anfetaminas que aumentan la agudeza psicológica; alucinógenos como el LSD y los hongos mágicos que alteran la percepción; y sustancias mixtas como la marihuana y el éxtasis que producen efectos combinados de estimulación y depresión.