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Avances en Procesos de Grupo, Volumen 14; "páginas 257-279.
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LA TEORÍA DE
RITUALIZACIÓN
ESTRUCTURAL
J. David Knottnerus
RESUMEN
Presento una formulación teórica que se centra en el papel que
desempeña la ritualización en la formación, reproducción y
transformación de la estructura social en grupos integrados en un
entorno social más amplio. Dirige la atención a los procesos que afectan
al grado en que las prácticas ritualizadas y las estructuras sociales que
son o no similares, e s decir, estructuralmente isomórficas o no
isomórficas, a las que se encuentran en el entorno más amplio surgen
entre los actores de un grupo integrado. Según esta teoría, cuatro
factores (la saliencia, la repetitividad, la homologación y los recursos)
desempeñan un papel clave en este proceso, y los "repertorios de
acción basados en esquemas" constituyen la base de las prácticas
simbólicas ritualizadas. Presento la formulación de manera formal y la
ilustro con diversos ejemplos. También se analiza cómo el compromiso
con la integración teórica proporciona un marco para ampliar la teoría
de la ritualización estructural. Se discuten nuevas direcciones para el
desarrollo de la teoría y la investigación.
INTRODUCCIÓN
Este artículo examina los procesos que tienen lugar en un grupo social
integrado en un entorno social más amplio. Se centra en los factores
que influyen en la forma que adopta ese grupo social. Presento un
análisis formal de los factores que crean un mundo social que es
"estructuralmente isomorfo o no isomorfo" al entorno social más
amplio, es decir,
exhibe patrones y organización social que son o no generalmente
similares a los patrones y el tipo de organización social que se
encuentran en el medio social circundante. En esta formulación, el
concepto de ritualización desempeña un papel central.
Un grupo integrado se refiere a un grupo delimitado anidado o
situado dentro de una colectividad organizada más amplia,
especialmente un sistema organizativo o institucional. Estos grupos,
que pueden ser informales o formales, suelen encontrarse en entornos
organizativos o institucionales. Algunos ejemplos son un grupo
informal de jóvenes dentro de una institución educativa, una sociedad
de esclavos dentro de un sistema de plantaciones o una banda en una
prisión.
Aunque no aborda específicamente la aparición de estructuras
isomórficas y no isomórficas en los grupos integrados, la concepción de
Berger y Luckmann (1966) sobre cómo se crea la realidad social a
través de un proceso dialéctico ofrece una perspectiva muy general para
examinar esta cuestión. En su enfoque fenomenológico, la estructura
social y las relaciones ritualizadas de los actores en un entorno social
más amplio constituirían una realidad objetiva para los miembros de un
grupo incrustado. Son los patrones de comportamiento dominantes y
asumidos, interiorizados por los miembros de dicho grupo en sus
tipificaciones cognitivas o guiones del mundo social. De forma
modificada, se crean o exteriorizan en su mundo social inmediato y en
sus relaciones, es decir, en las rutinas de la interacción cara a cara. El
hecho de que el mundo del grupo integrado sea similar o diferente al
entorno más amplio depende de la naturaleza y la organización de las
prácticas ritualizadas en este último.
El uso que hago de la expresión "de forma modificada" hace
especial hincapié en el hecho de que estos patrones de comportamiento
son construidos por actores que utilizan los recursos simbólicos y
sociales que heredan. No son simples reflejos de un entorno más
amplio. A su vez, estas rutinas recién desarrolladas se convierten en
disposiciones sociales establecidas, solidificadas y duraderas, es decir,
objetivadas. Una vez formados, los rituales y la estructura del grupo
incrustado repercuten directamente en los hábitos de pensamiento y
acción de sus miembros.
En resumen, este artículo se centra en la secuencia interactiva a
través de la cual las características estructurales dominantes de un
entorno social objetivado se interiorizan y exteriorizan (de forma
modificada) en una clase de grupos "anidados" dentro de este entorno.
A continuación, estas formas estructurales se reobjetivan y reifican en
los grupos incrustados como patrones sociales duraderos, jerarquías,
etc.1
Al desarrollar una explicación más precisa de estos procesos
estructurales que la proporcionada por Berger y Luckmann
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fenomenológico, utilizo el concepto de ritual. Diversos estudiosos,
especialmente en sociología (Durkheim 1965; Goffman 1967; Collins
1981, 1987; Lukes 1975; Shils y Young 1953; Warner 1959,
1962; Gusfield y Michalowicz 1984) y la antropología (Turner 1967;
Douglas 1970; Hocart 1968; Nadel 1954; Cohen 1974), han utilizado
este concepto con fines analíticos. Aunque el concepto de ritua1 se
aplica a veces sólo a comportamientos ceremoniales, religiosos y
sagrados, aquí utilizo ritualización en un sentido más amplio para
referirme a actividades como secuencias de interacción rutinizadas y
comportamientos sociales que se dan en todo tipo de contextos,
incluidos los seculares. Este enfoque de la ritualización es coherente
con la definición de Kertzer (1988) de ritual como actividad simbólica
socialmente estandarizada y repetitiva.
También debe tenerse en cuenta que los trabajos de Giddens
(1984) y Sewell (1992) y sus debates sobre la estructura y la agencia
informan partes de la presente formulación. Además, Giddens (1984)
ha llamado la atención sobre el papel central de la rutina en la
interacción social y la institucionalización de la vida social. En
este sentido, su conceptualización de la "rutina" muestra una similitud
general con el enfoque de este documento sobre la "ritualización" en la
vida cotidiana.2
Basándome en estas diversas contribuciones (y en otras de la
psicología social, como se señala a lo largo del documento), utilizo el
concepto de "ritualización" para explicar cómo se reproduce y
transforma la estructura social.3 Al hacerlo, la presente formulación
teórica aborda específicamente el tema de los vínculos
macroestructurales y microestructurales y los procesos de interacción
en grupos integrados. Este enfoque distingue este trabajo de las
contribuciones mencionadas. La presente formulación también se
centra en un conjunto específico de factores analíticos que han sido
ignorados o tratados sólo parcialmente por otras perspectivas.
Además, defino formalmente la "ritualización" de un modo que
diferencia este enfoque de otras perspectivas teóricas y tradiciones de
investigación. El desarrollo ulterior de dicha definición formal permite
derivaciones. Este enfoque también lo distingue de muchas de las
aportaciones teóricas mencionadas, algunas de las cuales son
indiferentes, si no antagónicas, a la formalización teórica. De hecho,
muchos (incluidos sus admiradores) consideran que algunas de estas
perspectivas son vagas, carentes de especificidad y bastante difíciles de
estudiar o poner a prueba (por ejemplo, la obra de Giddens; para un
análisis, véase Turner 1991). La presente formulación pretende evitar
estas dificultades presentando sus argumentos de una manera formal
que conduzca a implicaciones comprobables. La formalización requiere
que los argumentos se presenten de forma lógica, especificando los
conceptos teóricos, los supuestos y los marcos orientativos. Esto
permite identificar más fácilmente los fallos y, en última instancia,
conduce a una mayor
facilidad para probar la formulación. Además de estas ventajas, se
pueden delinear más claramente otras direcciones para el desarrollo de
la teoría.
Dicho esto, la discusión general precedente sobre el proceso que
se examina en este documento puede resumirse de forma más precisa
de la siguiente manera: Cuando las prácticas ritualizadas y los patrones
simbólicos de un entorno social se acentúan fuertemente y se presentan
a los habitantes de un grupo incrustado, inculcan "repertorios de acción
basados en esquemas" que son variaciones de las prácticas estándar.
Cuanto mayor sea el impacto de estas prácticas ritualizadas en los
actores, más similar o isomórfico será su mundo social inmediato y el
entorno más amplio en el que se encuentran. Sin embargo, cuando a los
actores se les presentan prácticas ritualizadas que difieren entre sí, la
estructura de su grupo integrado y el entorno más amplio serán menos
similares.
TEORÍA DE LA RITUALIZACIÓN ESTRUCTURAL
Presento la explicación de este proceso como una teoría formal.4 En
esencia, examina el papel que desempeñan los rituales simbólicos en la
formación, reproducción y alteración de las estructuras sociales. Dicho
de otro modo, la teoría especifica ciertas condiciones y procesos por
los que se produce la ritualización y conduce a la reproducción
estructural o a la transformación estructural. Es importante señalar que
la formulación no plantea la teoría en términos de condiciones
necesarias. Más bien, especifica un conjunto de condiciones suficientes
para que se produzca la ritualización estructural.
En el centro de estos debates se encuentra la idea de ritualización
(Collins 1989 y Fine 1992 se encuentran entre los pocos sociólogos que
se centran en este concepto, aunque de formas diferentes). Antes de
definir "repertorio de acciones" y "práctica simbólica ritualizada",
conceptos clave de la teoría, es necesario aclarar varios términos.
"Socialmente normalizada" se refiere a una práctica social habitual o
regularmente realizada. Implica la continuidad (más o menos
permanente) de un uso social o lo que comúnmente se considera una
costumbre. Se puede presentar la siguiente definición.
Definición 1. Repertorio de acciones = conjunto cuyos elementos son
prácticas socialmente normalizadas.
Un "esquema" puede considerarse una estructura cognitiva.5 Con
estas aclaraciones de términos y la definición de "repertorio de
acciones", una "práctica simbólica ritualizada" puede definirse de la
siguiente m a n e r a :
Definición 2. Práctica simbólica ritualizada Práctica simbólica
ritualizada = repertorio de acciones basado en esquemas.
En este punto también puede introducirse la nomenclatura
simbólica de este concepto.
Práctica Simbólica Ritualizada: RSP
Este concepto se refiere a esa forma ubicua de comportamiento
social en la que las personas se involucran en acciones regularizadas y
repetitivas que se basan en los mapas cognitivos de los actores o, por
utilizar otra expresión, en marcos simbólicos. Estas prácticas se
encuentran en toda la vida social y pueden incluir estilos rutinarios de
interacción en oficinas u otros entornos organizativos, tipos
predominantes de relaciones en subculturas, sociedades secretas o
grupos informales, patrones de comportamiento típicos en entornos
cívicos, religiosos o políticos (tanto ceremoniales como no
ceremoniales) e incluso movimientos corporales estilizados como
repertorios de danza. Aunque subraya que la acción social implica
cognición, es decir, representaciones conceptuales de la realidad, esta
perspectiva asume que gran parte del comportamiento es débilmente
racional o aracional e implica hábito y poca o ninguna reflexión, un
punto que otros han señalado (Camic 1986; Turner 1991;
Wolfinger1994).6 .
El modelo analítico se centra en varios factores que influyen en el
predominio de determinados tipos de prácticas ritualizadas en un
entorno más amplio (es decir, una colectividad organizada como un
sistema institucional). Como se verá más adelante, influyen en el grado
en que surgen nuevas prácticas ritualizadas y estructuras sociales
similares o diferentes a las del entorno más amplio entre los actores de
un grupo social integrado. Antes de definir estos factores, conviene
especificar las condiciones de alcance de la teoría.
Por condiciones de alcance me refiero a la naturaleza abstracta y
provisional de los "contextos" a los que se aplica la teoría. Todas las
definiciones y supuestos de la teoría son relevantes para estas
condiciones de alcance designadas mediante "dominios de interacción".
Cabe destacar que el "ámbito de interacción" es un concepto teórico que
nos permite aclarar la naturaleza de un entorno o grupo social y
operacionalizar aspectos de los mismos a efectos de investigación
(como se ilustrará más adelante).
Un "ámbito de interacción" es una arena social delimitada que
contiene dos o más actores. Estos actores interactúan cara a cara al
menos una parte del tiempo. Además, un "ámbito de interacción"
es una esfera o región delimitada de actividad social. Esta arena social
tiene el poder de producir efectos, es decir, afecta a la probabilidad de
que se produzcan sucesos. Y, tales sucesos implican cogniciones y
comportamientos de los actores.
Teóricamente, esta conceptualización también nos permite
reconocer que puede haber uno o varios ámbitos de interacción (es
decir, entornos sociales) que influyan significativamente en el
desarrollo de prácticas simbólicas ritualizadas. Por esta razón, podemos
hacer distinciones críticas entre entornos empíricos como
organizaciones o instituciones en las que los grupos integrados pueden
estar expuestos a prácticas simbólicas ritualizadas en diferentes
dominios de interacción durante diferentes periodos de tiempo.
Contrasta, por ejemplo, un entorno institucional con tres dominios de
interacción que contienen prácticas simbólicas ritualizadas durante 18
horas al día frente a otro entorno con un dominio de interacción que
contiene prácticas ritualizadas durante sólo una hora al día.
Para designar un entorno, como una organización, que se
compone de múltiples dominios, introduzco el concepto de "conjunto
de dominios". Quiero subrayar que "dominio" se utiliza aquí en un
sentido formal, matemático. Cualquier aplicación delimitaría aún más
las características del dominio. Tales especificaciones indicarían el
dominio o grupo de dominios en cuestión (por ejemplo, los dominios
del aula y el dormitorio dentro de un internado).
Dadas las:condiciones de alcance precedentes, los cuatro factores
que influyen en el predominio de determinados tipos de prácticas
ritualizadas en un entorno más amplio se definen del siguiente modo.
Definición 3. Saliencia Saliencia = grado en que un PSR se percibe
como central en un acto, secuencia de acción o conjunto de
actos interrelacionados.
Lo que se sugiere aquí es que las acciones ritualizadas pueden
contener determinados esquemas o modelos simbólicos. Los
significados simbólicos ritualizados se basan en la acción o la práctica
y se expresan a través de ellas. Por lo tanto, la saliencia se refiere al
grado en que una práctica simbólica ritualizada dentro de un ámbito de
interacción es prominente, conspicua o notable. Por ejemplo, una
actividad ritualizada como el apretón de manos en la cultura
estadounidense parecería tener una saliencia bastante baja.
Normalmente, se trata de un comportamiento habitual de los actores
que no es fundamental para la dinámica del episodio de interacción. No
impregna los comportamientos y relaciones subsiguientes entre los
interactuantes. En el extremo opuesto, los comportamientos del
personal y los alumnos d e los liceos masculinos franceses del siglo
XIX.
de la escuela) mostraban una prominencia mucho mayor. En estos
entornos, por ejemplo, el personal (profesores y supervisores) siempre
ejercía una disciplina estricta, interactuaba con los jóvenes de forma
rígida y autoritaria, esperaba que los alumnos se atuvieran a sus
órdenes y deseos, y nunca mostraba ninguna emoción o preocupación
comprensiva por los alumnos. Estas relaciones formales, jerárquicas y
ritualizadas ocupaban un lugar destacado en todas las interacciones.
Dicho de otro modo, las prácticas que enfatizaban las distinciones
rígidas, autoritarias y jerárquicas eran bastante conspicuas y muy
visibles para todos los actores de esta institución. Impregnaban y
guiaban casi todos los aspectos de la interacción entre estos dos grupos,
desde la dinámica de las aulas hasta las relaciones interpersonales en
los dormitorios y otros entornos no académicos (véase Van de Poel-
Knottnerus y Knottnerus 1992, 1993, 1994, de próxima publicación;
Van de Poel-Knottnerus 1992 para una investigación sobre esta
institución y la sociedad juvenil dentro de ella).
Una vez definida la "prominencia", merece la pena repetir que la
idea de un "ámbito de interacción" posibilita la operacionalización de
elementos teóricamente relevantes a efectos de investigación empírica.
Por ejemplo, los indicadores operativos de saliencia basados en la
frecuencia de las referencias o comentarios literarios de los
entrevistados sobre prácticas simbólicas ritualizadas en un ámbito de
interacción concreto podrían permitir al investigador medir los grados
de fuerza de diferentes secuencias de acción y sus esquemas
simbólicos. O bien, la duración (es decir, la medición temporal) de
diversas acciones ritualizadas podría proporcionar otro criterio
operativo para determinar la centralidad de las prácticas simbólicas
dentro de una esfera de interacción claramente definida.
Definición 4. Repetitividad = frecuencia relativa con la que se
realiza un RSP.
El grado de repetición de las prácticas simbólicas ritualizadas
puede variar. El grado de repetición puede variar desde una práctica
que rara vez se repite hasta otra que se realiza con bastante frecuencia
en un entorno concreto.
De hecho, en determinados contextos institucionales, las
interacciones ritualizadas entre el personal y los pacientes/residentes o
los profesores y los alumnos pueden producirse cientos de veces al día,
mientras que en otros contextos institucionales pueden ser infrecuentes.
El primer caso podría darse, por ejemplo, en ciertas escuelas donde las
interacciones repetidas del personal con los alumnos se caracterizan por
ser cercanas, afectuosas, fuertemente comprometidas e informales.
También es posible que el personal participe repetidamente en las
mismas prácticas sociales entre ellos
(que los alumnos observan continuamente). Por otra parte, en las
escuelas secundarias de élite de la Francia de principios de la época
moderna se producían cientos de veces al día interacciones rituales
formales y muy rígidas entre el personal y los alumnos. Las
interacciones se caracterizaban por las marcadas diferencias de
autoridad, la impersonalidad y la gran distancia social, y los intentos
manifiestos de control social eran reiterados por parte del personal al
tratar con los alumnos y entre sí.
Definición 5. Homologación = grado de similitud percibida entre
distintos PSR.
Es posible que existan distintas prácticas simbólicas ritualizadas
en un ámbito de interacción (o conjunto de ámbitos) y que presenten en
distintos grados una correspondencia o similitud percibida en su forma
y significado. Cuanto mayor sea su correspondencia, más probable será
que tengan el mismo resultado. En otras palabras, estas prácticas se
refuerzan mutuamente, aumentando su dominio en el entorno y su
impacto potencial en los actores de un grupo integrado.
Por ejemplo, en los liceos se daban varias prácticas rituales
únicas entre el personal y los alumnos. Los profesores se dirigían a los
alumnos de forma rígida y sarcástica en el aula. Los supervisores
trataban a los alumnos de forma dominante y coercitiva. Los profesores
fuera de clase se mostraban sistemáticamente distantes y formales en
sus interacciones con los alumnos. Y los jóvenes estaban sometidos a
una amplia vigilancia y estricta supervisión por parte del director, el
vicedirector y otros miembros del personal, tanto en los dormitorios
como en las aulas. Todas ellas eran prácticas simbólicas ritualizadas
altamente homólogas en el sentido de que mostraban patrones y
significados similares. Es decir, implicaban relaciones jerárquicas
rígidas, el poder social desempeñaba un papel central en cada caso,
estaban marcadas por el autoritarismo y los actores ocupaban la misma
posición o papel en todas estas prácticas ritualizadas (los alumnos
siempre estaban supeditados a otros de mayor rango que ellos en una
disposición social estricta y claramente delineada).
O, por poner un ejemplo hipotético algo similar, podríamos
encontrar que los propietarios/personal y los esclavos de una plantación
de esclavos llevan a cabo varias prácticas rituales únicas. Los
propietarios (es decir, los amos) pueden tratar a los esclavos de forma
autoritaria cuando los supervisan en el trabajo. El personal puede actuar
de forma autocrática y beligerante con sus pupilos cuando se trata de
mal comportamiento o de cuotas de producción incumplidas. Los
supervisores pueden mostrarse distantes, exigentes y formales en la
mayoría de los encuentros con los esclavos. Además, los esclavos
pueden estar sometidos a una estricta vigilancia por parte del
propietario, su mujer, sus hijos y el personal mientras trabajan (véase
Knottnerus, Monk y Jones
para examinar algunas de estas cuestiones). Estas prácticas también
podían darse en diferentes ámbitos de interacción dentro del entorno de
la plantación (es decir, conjunto de dominios), como el lugar de trabajo
y las viviendas de los esclavos. Todas ellas son prácticas altamente
homólogas que implican, por ejemplo, pronunciadas relaciones
jerárquicas y distinciones de estatus, un énfasis en el poder, la
dominación y el control y, en diversos grados, el uso (y la amenaza) de
la agresión.
También puede hacerse otra distinción conceptual entre dos
modos de prácticas simbólicas ritualizadas homólogas (PSRH). Son las
siguientes:
Definición 5.1. HRSP concurrentes = HRSP que ocurren dentro de
un dominio inmediato de interacción.
Aquí, las prácticas ritualizadas están presentes simultáneamente en un
entorno social.
Definición 5.2. HRSP sucesivos = HRSP que ocurren dentro de un
dominio de interacción en diferentes periodos temporales o
históricos.
En este caso, la HRSP puede producirse dentro de una esfera de
interacción en diferentes periodos de tiempo o generaciones y aun así
tener un impacto significativo en los actores. En términos más generales,
este debate sugiere que las prácticas simbólicas ritualizadas homólogas
facilitan la reproducción de la estructura social en grupos integrados. En
cambio, las prácticas s i m b ó l i c a s ritualizadas no homólogas no
tienen el mismo efecto. Más bien, probablemente conducen al cambio, a
la innovación y a nuevos patrones y acuerdos sociales. Se trata de una
idea que se desarrollará más adelante.
se describen formalmente en una sección posterior de este documento.
Por último, en aras de la claridad, conviene subrayar que la
"homologación" se refiere a las prácticas ritualizadas en el entorno más
amplio. No debe confundirse con la idea de "estructuras sociales
isomórficas", que se refiere, de nuevo, a formas similares de
organización social en un grupo integrado y en el medio social
circundante. Un modelo analítico centrado en la dinámica de varios
factores, incluida la homología, explica la aparición de "estructuras
sociales isomórficas".
Definición 6. Recursos de los DER = Materiales necesarios para
participar en los DER que están a disposición de los agentes.
Este factor dirige nuestra atención hacia el importante papel que
desempeñan los recursos en la ritualización y la construcción o
reproducción de los valores sociales.
estructura. Cuanto mayor sea la disponibilidad de recursos relevantes,
más probable o fácil será que los agentes realicen prácticas simbólicas
ritualizadas. Este factor analítico subraya el hecho de que, si bien estas
prácticas se basan en representaciones cognitivas de la realidad social,
los comportamientos ritualizados son realizados por agentes corpóreos
que necesitan recursos para actuar en el mundo. Giddens (1984) y
Sewell (1992) subrayan este punto básico en sus discusiones sobre
cómo las reglas/esquemas y los recursos están en el corazón de la
acción social y la "dualidad de la estructura".
Los recursos se encuentran en diversos ámbitos de interacción, es
decir, en el entorno social más amplio o en grupos integrados, y pueden
referirse a muchos tipos de atributos y mercancías. Pueden incluir
apoyos organizativos, habilidades de interacción, fuerza física,
capacidades intelectuales y cognitivas, equipamiento, etcétera. Por
ejemplo, entre los recursos importantes de que disponían los profesores
y administradores de los liceos del siglo XIX se encontraban los
accesorios organizativos y la estructura física de la organización, que
les facilitaban las prácticas de vigilancia y control de los jóvenes.
Además, los conocimientos y la experiencia de los profesores y
administradores les permitían participar en diversas actividades
rutinarias que iban desde ridiculizar a los alumnos en el aula hasta
trabajar con los demás y respetarse mutuamente según las distinciones
de estatus dentro de sus propios mundos sociales. Ejemplos en otros
contextos serían los conocimientos y las habilidades sociales de los
directivos de las organizaciones, que les permiten participar en diversas
prácticas que van desde el elogio sistemático de los oficinistas hasta la
interacción entre ellos en función de las diferencias de autoridad dentro
del lugar de trabajo.
Por supuesto, los actores varían en sus habilidades o capacidades
para ser
que participan en prácticas ritualizadas y que se ven influidos por las
actividades ritualizadas a las que están expuestos. En otras palabras,
algunas prácticas simbólicas ritualizadas requieren recursos, es decir,
habilidades cognitivas y conductuales, de las que no disponen los
individuos. Sólo aquellas prácticas que puedan ser manejadas por los
actores serán utilizadas por éstos en su propio comportamiento. Por
ejemplo, el aprendizaje de una determinada rutina de baile puede
requerir habilidades físicas y cognitivas que un adolescente, pero no un
niño pequeño, posee. O, por poner otro ejemplo, en los institutos
franceses del siglo XIX los comportamientos ritualizados y las
relaciones jerárquicas entre el personal y los alumnos eran fácilmente
"captados" por los actores jóvenes, que eran capaces de reproducirlos a
su manera. Lo hacían mediante la coerción física y verbal, el
autoritarismo interpersonal y las habilidades sociales que les permitían
construir clasificaciones y relaciones diferenciales dentro de los grupos
juveniles y entre los miembros del grupo y
externos. Los estudiantes conocían las prácticas a las que estaban
expuestos entre supervisores y profesores y creaban relaciones y
acuerdos ritualizados similares dentro de su mundo inmediato e
integrado.
Además, se puede hacer una distinción analítica entre tipos de
recursos. La discusión de Sewell (1992; véase también Giddens 1984)
sobre dos tipos de recursos proporciona una distinción útil que puede
desarrollarse más e incorporarse formalmente a la presente
formulación. Como es habitual, estas definiciones se aplican a un
ámbito o ámbitos de interacción (y a los agentes que los componen).
Definición 6.1. Recursos humanos RSP = capacidades y
características de los actores percibidas por los miembros del
grupo como valiosas (o útiles) para ellos mismos o para el
grupo.
Definición 6.2. Recursos RSP no humanos = todo lo que no es
humano y que los miembros del grupo perciben como valioso
(o útil) para sí mismos o para el grupo.
Estas distinciones son útiles para identificar qué tipos de recursos
se necesitan para llevar a cabo determinados tipos de prácticas
ritualizadas en distintas situaciones, como se ha visto en los ejemplos
anteriores. Además, las personas pueden preferir utilizar distintos tipos
de recursos en condiciones diferentes. Aunque en el presente debate no
se aborda esta cuestión, es un tema que merece mayor atención. Por
ejemplo, puede que cuanto más secreto o limitado sea un ámbito de
interacción, más probable sea que los actores se impliquen en prácticas
ritualizadas que utilizan recursos humanos. El deseo de secreto de
grupo aumenta la necesidad de recursos que puedan gestionarse y
disimularse más fácilmente. En cambio, en un ámbito más abierto o
público, los actores tienen más libertad para utilizar ambos tipos de
recursos en sus actuaciones ritualizadas.
Además de estos cuatro factores, hay que definir otro concepto.
Definición 7. Rango = posición relativa de un RSP en términos de
dominio.
Las prácticas simbólicas ritualizadas pueden variar en el grado en
que son dominantes en un ámbito de interacción. O, dicho de otro
modo, las prácticas ritualizadas pueden diferir en su importancia dentro
de un entorno concreto. Además, se les puede asignar un valor para
indicar su grado de influencia. Este valor se determina mediante un
proceso que se abordará más adelante en la teoría.
Con estas definiciones, las designaciones simbólicas pueden ser
a diversos elementos utilizados en la presentación formal de la teoría. La
nomenclatura es la siguiente:
RSP en el entorno e: Re, donde e = (1,2, ..., n)
Rango de RSP en el entorno e: Rank{Re}, donde rank{R1} = 2, rank{R2} =
4, rank{R3} = 1, y así sucesivamente.
RSP en el grupo incrustado g: Rg, donde g = (1, 2, , m)
Re y Rg se refieren a la presencia de prácticas simbólicas
ritualizadas a las que los actores están expuestos y/o en las que
participan dentro del entorno social más amplio y a las prácticas
simbólicas ritualizadas que se desarrollan dentro del grupo integrado.
O, en el marco más general de Berger y Luckmann (1966), Re forma parte
de la realidad objetiva a la que están expuestos los actores en el entorno
social más amplio y que interiorizan, mientras que Rg implica la
externalización y objetivación de formas sociales en su mundo social
inmediato (es decir, integrado).
Más concretamente, pueden existir uno o varios entornos sociales
que influyan en la aparición de prácticas simbólicas ritualizadas en uno
o varios grupos integrados. En otras palabras, es posible que existan
varios entornos en los que los actores estén expuestos o participen en
prácticas ritualizadas que tengan diferentes rangos. Re y Rank{Re} expresan
estas posibilidades. Rg se refiere a la posibilidad de que existan uno o
varios grupos incrustados. Así, la teoría se presenta de forma abstracta
para explicar procesos que ocurren en diversas condiciones, por
ejemplo, uno o varios entornos o dominios de interacción.
A continuación se presentan varios supuestos y definiciones
adicionales para explicar los procesos implicados en la ritualización
estructural.
Suposición 1. (Salience v Repetitiveness v Homologousness v RSP
Resources) --> Rank {Re}
Este supuesto indica formalmente que el rango de las prácticas
simbólicas ritualizadas en un entorno o entornos sociales es la suma de
saliencia, repetitividad, homología y recursos RSP. Cuanto mayores
sean estos factores, mayor será el rango de esas prácticas ritualizadas
en el ámbito o ámbitos de interacción a los que los actores están
expuestos o en los que participan. Como implica la hipótesis, los cuatro
antecedentes se ponderan por igual. Me gustaría señalar que este
supuesto es bastante útil, si no necesario, en esta fase inicial de
desarrollo de la teoría. No obstante, podría modificarse en versiones
más avanzadas de esta formulación. Por ejemplo, puede ocurrir que el
valor de algunos o todos estos factores varíe según las circunstancias.
Dicho de manera menos formal, este supuesto sugiere que cuanto
mayor sea el rango de las prácticas ritualizadas en términos de
relevancia, repetitividad, homologación y recursos de RSP, mayor será
el dominio de estas acciones, es decir, mayor será su influencia,
importancia o efecto. Y, como sugieren los siguientes supuestos, mayor
es su impacto en los pensamientos y actos de las personas que están en
contacto con estas prácticas y que crean grupos informales propios
anidados en este entorno social más amplio.
Hipótesis 2. Re conforma los esquemas de los actores en los grupos
integrados.
Según este supuesto, las prácticas simbólicas ritualizadas
dominantes en un entorno social influyen en los esquemas o modelos
desarrollados por los individuos en grupos integrados. Las prácticas
ritualizadas dominantes son fuentes importantes de significados que los
actores utilizan en la construcción de sus propios esquemas cognitivos.
Hipótesis 3. Los esquemas configuran los repertorios de acción de
los actores en los grupos integrados.
Una vez formados, los esquemas sientan las bases de las acciones
de los individuos en grupos integrados e influyen en ellas. Estas nuevas
actuaciones conductuales, que los individuos son más propensos a
realizar debido a la estructura cognitiva subyacente, se convierten con
el tiempo en habituales y, en última instancia, en patrones de conducta
dentro de su ámbito inmediato de interacción. En otras palabras, estos
modos de acción rutinarios se convierten en nuevas prácticas
simbólicas ritualizadas en las que participan los actores de su grupo.
Antes de describir la siguiente evolución, es preciso ofrecer otra
definición.
Definición 8. Isomorfismo estructural = equivalencia de las
relaciones sociales y su patrón de organización en un entorno
social y un grupo incrustado.
Se refiere a una condición en la que las relaciones sociales y su
organización en un grupo integrado son similares a las relaciones
sociales y el patrón de organización en un entorno social más amplio.7
La nomenclatura de este concepto es la siguiente:
Isomorfismo estructural: I
Una vez definido este concepto, se puede presentar el siguiente
supuesto.
Supuesto 4 (Reproducción estructural en grupos incrustados).
Rango{Re} ---> I(Re,Rg)
Como afirma este supuesto, cuanto mayor sea el rango de las
prácticas simbólicas ritualizadas en un entorno social, mayor será el
isomorfismo estructural entre las prácticas ritualizadas en el entorno y
el grupo incrustado. En otras palabras, cuanto mayor sea el rango de las
prácticas ritualizadas en el entorno, más equivalente será el patrón
organizado de las prácticas ritualizadas y las relaciones en el entorno y
un grupo incrustado.
Para decirlo de otro modo, cuanto mayor sea el rango de las
prácticas ritualizadas en un entorno (en términos de los factores
previamente discutidos), más probable será que las actividades
ritualizadas en el grupo incrustado sean comparables a esas prácticas en
el entorno más amplio. Debido al impacto de estas prácticas
dominantes en los actores, los repertorios de acción basados en
esquemas desarrollados por los individuos de un grupo anidado dan
lugar a prácticas ritualizadas similares a las que se dan en el entorno
más amplio. El resultado de este proceso es una condición estructural
claramente definida en la que el mundo social del grupo incrustado
muestra en diversos grados un isomorfismo estructural con el entorno
social más amplio. Muestra un patrón social organizado, es decir, un
conjunto de prácticas y relaciones simbólicas ritualizadas, que son
equivalentes a los patrones y al tipo de estructura social que se
encuentran en el ámbito o ámbitos de interacción circundantes. Lo que
surge dentro del grupo anidado es un sistema de p r á c t i c a s
r i t u a l i z a d a s que son similares a las disposiciones sociales
dominantes del entorno o entornos más amplios.
Repito, cuanto mayor sea el grado de relevancia de los rituales
prácticas simbólicas ritualizadas, la repetitividad de las prácticas
ritualizadas, la presencia de prácticas ritualizadas homólogas y la
disponibilidad de recursos de RSP, mayor será el rango de las prácticas
simbólicas ritualizadas en el entorno o entornos más amplios. Cuanto
mayor sea el predominio de estas prácticas, más probable será que
surjan nuevas prácticas simbólicas ritualizadas similares entre los
actores de un grupo integrado. Debido a su correspondencia en la forma
general, se producirán estructuras isomórficas. Aunque estas prácticas y
relaciones ritualizadas son similares, los agentes reelaboran y producen
estas nuevas disposiciones. En este proceso de reproducción, los
agentes utilizan los modelos simbólicos y los repertorios de acción de
que disponen.
Sin embargo, también es posible que la ritualización estructural
implique
procesos no sólo reproductivos, sino también innovadores o
transformadores, mediante los cuales pueden crearse nuevas estructuras
sociales. Tal argumento es coherente con las observaciones de
Durkheim (l965; Young 1994, p. 75), quien señala que los actores
utilizan los rituales no sólo para reproducir la vida o la estructura social,
sino en algunos casos para crear nuevas formas sociales. Aquí,
designaremos el primer proceso como "r i t u a l i z a c i ó n estructural
reproductiva" y el segundo, que tiene que ver con la creación de
estructuras novedosas, como "ritualización estructural transformadora"
(véase Hays 1994 para un debate útil y parcialmente relacionado sobre
las diferentes formas en que están conectadas la agencia y la
estructura).
Una forma en que podría producirse la "ritualización estructural
transformadora" sería que los actores de los grupos integrados se
encontraran con diferentes prácticas simbólicas ritualizadas en uno o, lo
que es probablemente más probable, en múltiples entornos. Cuanto más
dominantes sean dichas prácticas en estos ámbitos de interacción, más
probable será que los actores se vean influidos por ellas y se impliquen
en nuevas prácticas ritualizadas que incorporen elementos de las
mismas. El resultado de este proceso sintético o integrador sería una
estructura de grupo diferente de la que se encuentra en estos entornos.
La presentación formal de esta idea requiere una nomenclatura
adicional.
Diferentes PSR en uno o varios ámbitos de interacción a los que
están expuestos los grupos integrados = Rea, donde a = (1, 2, ..., r)
Esta designación simbólica indica que existen prácticas
ritualizadas disímiles en uno o más ámbitos con los que los actores
están en contacto. Por ejemplo, si un tipo de práctica ritualizada ("a") se
da en dos ámbitos de interacción, se denotaría como Riz = Rjz, donde i ≠ j
y z ε a. Una segunda práctica ritualizada ("b") que sólo se encuentra en
el primer ámbito de interacción se denominaría Riy, donde y ε b. Y así
sucesivamente (por ejemplo, una práctica diferente ["c"]en un tercer
ámbito sería Rkx, donde x ε c). Ahora se puede presentar la siguiente
definición.
Definición 9. No isomorfismo estructural = no equivalencia de las
relaciones sociales y su patrón de organización en un entorno
social y un grupo incrustado.
En esta condición, las relaciones sociales y su organización en un
grupo incrustado no son similares a las relaciones sociales y el patrón
de organización en un medio social circundante. Este concepto se
representa mediante la siguiente nomenclatura:
No isomorfismo estructural: ~ I
Ahora se puede presentar la hipótesis final.
Supuesto 5 (Transformación estructural en grupos incrustados).
Rango{Rea} --> ~ I (Re,Rg)
De acuerdo con este supuesto, cuanto mayor sea el rango de las
diferentes prácticas simbólicas ritualizadas en un(os) entorno(s)
social(es), mayor será el no isomorfismo estructural entre las prácticas
ritualizadas en el(los) entorno(s) y el grupo incrustado. Cuanto mayor
sea el rango de las diferentes prácticas ritualizadas en el(los)
entorno(s) más amplio(s), menos equivalente será el patrón organizado
de prácticas ritualizadas y relaciones en el(los) entorno(s) y un grupo
incrustado.
En otras palabras, cuanto mayor sea el dominio de prácticas
ritualizadas dispares a las que los actores estén expuestos o en las que
participen, más probable será que los individuos de los grupos
integrados utilicen elementos de estas prácticas para construir nuevos
esquemas y, por lo tanto, actividades simbólicas ritualizadas que sean
diferentes de estas prácticas dominantes. Estos esquemas, que
constituyen el núcleo de los nuevos repertorios de acciones ritualizadas,
son construcciones sintéticas. Unen o combinan de forma abstracta
elementos de significado derivados de las distintas prácticas simbólicas
dominantes. Por supuesto, al decir esto debe recordarse que esta
formulación se basa en definiciones y suposiciones anteriores porque
asume que el dominio de prácticas ritualizadas disímiles puede ser el
resultado de procesos que implican saliencia, repetitividad, homología
y recursos RSP. Por poner un caso hipotético sencillo, si debido a estos
procesos los actores entran en contacto con dos prácticas ritualizadas
muy dominantes - "a" y "b"- en dos ámbitos de interacción - "i" y "j"-,
cabría esperar, ceteris paribus, la creación de una nueva práctica
ritualizada - "d"- en el grupo anidado. Tales procesos dan lugar a una
condición estructural no isomórfica distinta.
En resumen, dada la falta de isomorfismo entre el
organización del grupo incrustado y los entornos más amplios, los
patrones de acción y la estructura social del grupo anidado no son
equivalentes a los que se encuentran en los demás ámbitos de
interacción. Por el contrario, surge un nuevo sistema de prácticas
ritualizadas que no se parece a los que se encuentran en entornos más
amplios.
Estas definiciones y supuestos constituyen las ideas centrales de
la teoría. Dado que el propósito de este documento es presentar estos
conceptos teóricos, en futuros trabajos se examinarán los procesos de
ritualización que operan en casos concretos. Tales ejemplificaciones y
aplicaciones de la
formulación debería permitirnos evaluar mejor su capacidad para
explicar cómo puede reproducirse o alterarse la estructura. No obstante,
se pueden presentar algunos ejemplos breves y casos hipotéticos que
sugieren, si no ilustran parcialmente, el valor potencial de estas ideas.
Por ejemplo, en los estudios anteriormente mencionados sobre el
sistema francés de enseñanza secundaria, los liceos se identificaron
como casos extremos de una institución total. En este entorno, ciertas
prácticas y disposiciones estaban fuertemente acentuadas y se
presentaban con fuerza a sus jóvenes habitantes, por ejemplo, la rígida
estructura de autoridad y la extrema distancia social entre profesores y
alumnos. Eran prácticas simbólicas ritualizadas muy dominantes,
caracterizadas por diferencias de poder muy marcadas y distinciones
jerárquicas intratables. Además, el entorno familiar presentaba a los
jóvenes un conjunto de prácticas y modelos similares. El impacto
combinado (en términos de nuestros cuatro factores) de estas prácticas
simbólicas ritualizadas altamente dominantes en estos ámbitos de
interacción condujo a la formación de repertorios de acción basados en
esquemas entre los jóvenes. Lo que resultó fue un sistema similar de
prácticas s i m b ó l i c a s r i t u a l i z a d a s dentro de su mundo social
secreto e informal incrustado, por ejemplo, relaciones bastante
agresivas y estructuras sociales jerárquicas rígidas y duraderas.8 En
términos de nuestra teoría, estos procesos aparentemente resultaron en
arreglos estructurales isomórficos, es decir, ritualización estructural
reproductiva. Al decir esto, es importante señalar que los alumnos de
los liceos condenaban y expresaban con frecuencia su desagrado por
este sistema educativo. Contrariamente a lo que cabría esperar
intuitivamente, pero en consonancia con el argumento y las
predicciones de la teoría, los jóvenes reprodujeron la estructura de un
entorno al que a menudo se oponían.
También podría darse el caso de que en muchos tipos de
plantaciones de esclavos
Ciertas prácticas ritualizadas dominantes caracterizan las relaciones
entre el personal y los esclavos (por ejemplo, distinciones extremas de
estatus, coerción, autoritarismo). Basándose en estos y otros modelos
simbólicos presentados a los esclavos, los repertorios de acción
construidos por ellos podrían conducir a una reproducción de las
prácticas y la estructura social en su propio mundo informal incrustado.
Por otro lado, es posible que si las circunstancias permiten que las
prácticas culturales nativas de los actores perduren incluso después de
haber sido esclavizados, la existencia de prácticas simbólicas
ritualizadas disímiles podría dar lugar a nuevos repertorios de acción y
estructuras no isomórficas, es decir, a una ritualización estructural
transformadora. La investigación de los sistemas de plantación y la
dinámica de los grupos de esclavos integrados ayudaría a responder a
estas preguntas.
También podrían realizarse investigaciones y análisis similares
con otros muchos grupos y entornos, como los jóvenes de ambos sexos.
Otros candidatos para el estudio serían los grupos de trabajo informales
dentro de organizaciones burocráticas del sector público o privado, los
mundos sociales informales del personal en diferentes entornos
militares y otros grupos sociales, políticos y religiosos que están o no
ocultos a la vista normal.
Por último, se necesitan criterios para identificar prácticas
ritualizadas que sean similares en el entorno o entornos más amplios y
en el grupo integrado. En este caso, puede haber o no equivalencia en la
forma de las acciones ritualizadas. El investigador debe establecer si
existen similitudes en la forma relacional o el patrón de las prácticas en
un entorno y un grupo incrustado. Es muy probable que el investigador
utilice diversos criterios para evaluar la similitud de dichas prácticas
simbólicas ritualizadas.
También se necesitan criterios para determinar la similitud de
prácticas ritualizadas homólogas en un entorno medioambiental más
amplio. Puede haber o no correspondencia en el significado de
"repertorios de acción basados en esquemas". En otras palabras, hay
que determinar si existe una similitud de significado entre los temas
centrales o clave que impregnan, por ejemplo, posibles prácticas
homólogas en un entorno más amplio. La designación de normas o
criterios claros y la adhesión sistemática a ellos aumentaría nuestra
confianza en la precisión de los juicios sobre la similitud de las
prácticas dentro de uno o más ámbitos.9
MARCO PARA EL DESARROLLO DE TEORÍAS
Una vez esbozados los conceptos esenciales de la teoría, me gustaría
hacer hincapié en un punto adicional. Un objetivo básico que subyace a
este proyecto es ampliar el análisis de forma que refleje un compromiso
con el espíritu de integración de la teoría. Dicho objetivo proporciona
un marco orientativo en el que pueden desarrollarse nuevas
formulaciones. Dos dimensiones clave componen este marco que
permitiría esfuerzos más integradores (Prendergast y Knottnerus 1994;
Knottnerus de próxima publicación). La primera dimensión concibe la
estructura social como compuesta de niveles, es decir, niveles analíticos
de análisis estructural. Una forma de conceptualizarlo es con "seis
niveles de estructura social": relaciones, redes, relaciones
intraorganizativas, relaciones interorganizativas, estratificación de la
sociedad y sistema mundial. Esta perspectiva, que hace hincapié en que
el orden social se compone de una serie de dimensiones micro y cada
vez más macro, facilitaría directamente el intento de desarrollar
formulaciones que abarquen niveles estructurales de análisis (la
importancia de las preocupaciones micro-macro en la teoría y la
investigación es
tratado en Alexander, Giesen, Munch y Smelser 1987).
La formulación presentada en este documento puede utilizarse
para explicar cómo la ritualización está implicada en procesos
estructurales que operan en varios niveles y en diferentes direcciones.
Dichos procesos pueden ocurrir dentro de un mismo nivel o pasar de
los niveles macro a los micro o de los micro a los macro. Además, tanto
la ritualización estructural reproductiva como la transformativa pueden
estar implicadas en todos estos procesos.
La formulación aquí desarrollada se centra en la reproducción y
transformación estructural en grupos integrados, que es un proceso que
va del nivel macro al micro. Utilizando este marco, los ejemplos de los
liceos y los mundos juveniles y de las plantaciones y las sociedades
esclavistas implicarían, como mínimo, procesos que tienen
lugar entre los niveles intraorganizativo y de relación social. Por
supuesto, en estos u otros casos podrían estar implicados otros niveles y
direcciones de influencia. Por poner un ejemplo muy diferente, los
repertorios de baile estilizados que se enseñan en un estudio de danza
podrían implicar un proceso de macro a micro que reproduce
significados, identidades y patrones de interacción basados en el género
entre actores juveniles, es decir, el nivel intraorganizativo que influye
en el nivel de relación (Maril y Knottnerus 1996). A través de rutinas
de baile y posturas demasiado estilizadas, se puede enseñar a los
actores repertorios cognitivos y corporales culturalmente definidos
como femeninos o masculinos. Además, las prácticas ritualizadas
basadas en esquemas que se aprenden y refuerzan en este entorno
podrían llevar a estos individuos a reproducir estructuras de género
similares entre amigos y compañeros, en la escuela y en la sociedad en
general, es decir, relaciones que influyen en los patrones y estructuras
de red, intraorganizacionales y sociales.
La segunda dimensión del marco, que tiene valor para
integración de conceptos analíticos, sugiere que los enfoques del
análisis de la estructura social están ontológicamente arraigados en
conceptualizaciones muy diferentes de la naturaleza de la estructura y
sus mecanismos causales. Existen tres orientaciones generales. Los
enfoques "objetivistas" se centran en la naturaleza autónoma de las
disposiciones estructurales y los sistemas que repercuten en los actores
individuales. Las perspectivas "transaccionales" hacen hincapié en los
procesos interpersonales, como el intercambio, que estructuran las
relaciones sociales. Los enfoques "idealistas" ven la estructura social
como el producto de los significados, códigos, tipificaciones, etc. de los
actores.
Esta segunda dimensión del marco orientador facilitaría los
esfuerzos encaminados a desarrollar formulaciones teóricas vinculadas
a otros modos de análisis estructural (para una discusión de los
diferentes enfoques analíticos de la estructura social en la sociología
contemporánea, véase Knottnerus y Prendergast 1994; Prendergast y
Knottnerus 1993; Knottnerus 1996; Knottnerus y Guan 1997). En este
s e n t i d o , el
El concepto de ritualización estructural se basa principalmente en los
enfoques idealista y transaccional de la estructura. Su principal
enfoque analítico se centra en la interacción ritualizada entre los
actores, que se rige por esquemas. Uno de los objetivos del trabajo
futuro es seguir desarrollando algunas de estas ideas para integrarlas
con determinados conceptos y procesos estudiados por otras
perspectivas transaccionales, idealistas u objetivistas. Un candidato
probable implica un análisis de cómo el intercambio social, el poder y
la exclusión (Willer y Anderson 1981; Cook 1987; Knottnerus 1994)
pueden ser creados por prácticas ritualizadas o estar arraigados en
ellas. Otra posible dirección para el desarrollo teórico se centraría en
las formas en que la ritualización está implicada en los procesos
organizativos estudiados por la escuela de las "nuevas instituciones"
(Powell y DiMaggio 1991).
En resumen, un marco orientativo comprometido con la
integración de teorías proporciona la base para el desarrollo de nuevas
teorías e investigaciones, que especificarían cómo se produce la
ritualización dentro y a través de los niveles estructurales y en
conjunción con otros procesos estructurales.
DEBATE Y CONCLUSIONES
En la presente formulación, la atención se ha dirigido formalmente a
cómo las prácticas simbólicas ritualizadas influyen en la estructura
social. Esta explicación de los resultados estructurales proporciona un
análisis de cómo son producidos por los actores y las dinámicas de
grupo que se producen entre ellos.
Esta formulación adopta la forma de una teoría generalizable
que podría aplicarse a diversos casos con fines de explicación y
predicción de resultados. Por lo tanto, es necesario investigar los
procesos que tienen lugar en los "grupos integrados". Entre los
posibles candidatos para la investigación se incluyen diferentes tipos
de sociedades juveniles en diversos entornos, como instituciones
educativas (por ejemplo, grupos del mismo sexo o mixtos dentro de
escuelas de élite o no), sociedades de esclavos integradas en sistemas
de plantaciones o ciertos tipos de sociedades secretas. La investigación
comparativa permitiría una amplia investigación de los argumentos y
predicciones de la presente formulación y posiblemente un mayor
desarrollo de la teoría relativa a la creación de la estructura social. La
naturaleza de esta investigación podría adoptar diversas formas, desde
estudios de casos históricos, literarios y etnográficos hasta,
posiblemente, experimentos de laboratorio (véase Collins 1984 para el
argumento de que la teoría formal puede utilizar pruebas cualitativas
observacionales e históricas).
Más concretamente, la teoría debe poder superar la prueba de la
falsabilidad, es decir, ser capaz de someterse a pruebas que confirmen
o no sus argumentos y predicciones. Por ejemplo, podrían realizarse
investigaciones históricas comparativas que examinaran las mismas
en diferentes momentos dentro de la misma sociedad. Los posibles
cambios en el entorno social y el grupo integrado en distintos periodos
de tiempo servirían de base para evaluar la capacidad de la teoría para
explicar y predecir distintos resultados estructurales. También podría
examinarse un caso en el mismo momento pero en condiciones (y
posiblemente sociedades) diferentes. A continuación, se podría realizar
una evaluación de la teoría determinando si las variaciones en los
entornos sociales y los grupos incrustados son coherentes con los
argumentos de la teoría.
También podría realizarse un tipo de prueba muy diferente
utilizando un modo de investigación experimental. Por ejemplo, se
podría exponer a los actores a distintos grados de Rango {Re} en
diferentes condiciones experimentales, es decir, una práctica ritualizada
en distintos grados de dominancia. Tras esta manipulación
experimental, se pediría a los sujetos que resolvieran un problema o
tarea. Se les instruiría para que formaran una organización en la que
asignaran recursos (por ejemplo, dinero) a los miembros del grupo tras
construir un conjunto de reglas que rigieran la distribución de los
recursos. El criterio para determinar la similitud de las estructuras de un
entorno y un grupo integrado, es decir, el isomorfismo estructural, es
"el conjunto de reglas para la asignación de cualquier tipo de recurso".
Estas reglas de decisión o división del trabajo y la forma en que se
asignan los recursos proporcionan una medida operativa del tipo de
estructura que se encuentra en un entorno social. En la manipulación
experimental se podría hacer variar el predominio de las prácticas
ritualizadas centradas en las reglas que rigen la asignación de recursos
(por ejemplo, en un vídeo observado por los sujetos) en función de su
saliencia, repetitividad, etcétera. La predicción sería que cuanto mayor
sea el Rango {Re}, como se evidencia en la manipulación experimental,
mayor será la similitud de las prácticas ritualizadas y el isomorfismo
estructural entre el grupo de tarea y la manipulación. En resumen,
aunque los comentarios anteriores sólo proporcionan breves esbozos de
posibles estrategias de investigación, sugieren que es posible
desarrollar criterios para determinar la similitud de las estructuras y, en
última instancia, las pruebas de los argumentos de la teoría.
Al mismo tiempo, es necesario seguir desarrollando la teoría.
Se justifica incluir trabajos relacionados con procesos que tienen lugar
en grupos integrados o de otro tipo. El grado en que las prácticas y
modelos ritualizados se dirigen a los actores de los grupos podría ser
especialmente importante. En otras palabras, las diferencias en el
enfoque de las prácticas ritualizadas podrían afectar significativamente
a los actores. Por ejemplo, en los estudios de artes marciales o danza se
produce un entrenamiento muy intenso y dirigido con niños y adultos
que aprenden prácticas simbólicas ritualizadas muy estilizadas. Es muy
probable que estos grupos elaboren y recreen determinados patrones de
significado y comportamiento basados en el género, desempeñando así
un
de la sociedad. Otras estructuras de significado, interacción e identidad
basadas, por ejemplo, en la clase, la raza, la etnia o la religión también
podrían ser transmitidas por grupos como éstos y otros, entre los que se
incluyen sectas, campamentos de animadoras, diversos grupos
religiosos y organizaciones de entrenamiento deportivo. Estas
cuestiones podrían abordarse en las derivaciones de la presente teoría e
investigarse.
La presente formulación también podría ampliarse para centrarse
en los efectos de las prácticas de grupo en el entorno más amplio. Es
posible que los cuatro factores que determinan el predominio de las
prácticas ambientales también influyan en el predominio de las
prácticas ritualizadas en entornos y episodios grupales, lo que a su vez
podría configurar los patrones de relaciones y estructuras a niveles
sociales más macro. En contraste con el enfoque macro a micro de la
presente formulación (tal y como se expone en la sección "Marco para
el desarrollo de la teoría"), la teoría también podría explicar cómo
afecta la ritualización estructural a organizaciones, instituciones o
comunidades. En esta conceptualización de micro a macro habría que
prestar atención a factores adicionales que facilitan este proceso, como
la circulación periódica de actores del entorno más amplio hacia
entornos grupales (por ejemplo, aquellos con un enfoque muy intenso).
Otro posible factor sería la necesidad de una relación abierta o sin
obstáculos entre un subgrupo y una comunidad que permita al primero
tener un mayor impacto en la segunda. Además, habría que prestar
atención a las formas en que las ocasiones que implican ritualización
crean, refuerzan o imponen redes de intercambio, sistemas de
dominación y poder u otras disposiciones estructurales.
Por último, y de forma más general, aunque la ritualización suele
implicar
Las personas que llevan a cabo acciones rutinarias de forma irreflexiva,
a veces lo hacen de forma deliberada y calculada. Los agentes pueden
participar estratégicamente en prácticas ritualizadas y fomentar
activamente la reproducción o transformación de las estructuras
sociales con diversos fines, entre ellos el autoengrandecimiento. Esta
"ritualización estratégica", en la que los agentes utilizan o manipulan
un sistema de prácticas ritualizadas para obtener determinados
resultados, puede tener profundas consecuencias para los miembros de
la sociedad. Esto también atestigua el hecho de que los rituales sociales
pueden "inventarse" o cambiarse y pueden desempeñar un papel
integral en el poder y la política (Hobsbawm y Ranger 1983; Cannadine
y Price 1987). Por estas razones, los trabajos futuros se beneficiarían de
un análisis más centrado en este aspecto de la dinámica de la
ritualización.
En conclusión, se ha argumentado que el proceso de ritualización
estructural puede desempeñar un papel crucial en el desarrollo de
ciertos tipos de relaciones y organizaciones sociales. Al abarcar
diferentes niveles de la
orden social, la presente formulación da fe tanto de los aspectos
construidos como de los estructurantes de la vida social. A partir de la
presentación formal de esta teoría se sientan las bases para la
investigación y el posterior desarrollo teórico centrado en la
importante, pero a menudo descuidada, vinculación entre ritual y
estructura social.
ACUSE DE RECIBO
Las ponencias relacionadas con este trabajo se presentaron en la Primera
Conferencia Internacional sobre Teoría e Investigación en Procesos Grupales,
Cracovia, Polonia, 1996, y en el XXXII Congreso del Instituto Internacional
de Sociología, Trieste, Italia, 1995. Agradezco a Jane Sell, Barry Markovsky,
Lisa Troyer y Christopher Prendergast sus útiles comentarios y sugerencias.
NOTAS
1. En una línea diferente pero relacionada, cada vez se presta más atención al valor de la
investigación de la cognición social para comprender la estructura social y los procesos psicológicos
sociales (Stryker 1991; Howard 1990, 1994; Morgan y Schwalbe 1990). Algunos también están
utilizando enfoques interpretativos para estudiar los procesos grupales y la socialización entre los
niños (Corsaro 1992).
2. Algunos de los procesos tratados en la presente formulación también son paralelos a la
observación de Simmel (1906, 1950) de que las sociedades secretas poseen rituales y jerarquías y
éstos se derivan del mundo social exterior. El mundo interior resultante de la sociedad secreta
puede ser muy similar al mundo exterior aunque se oponga a él. Dicho de otro modo, para crear
algo nuevo es necesario utilizar algo viejo. Así pues, aunque los agentes son autónomos y activos,
deben utilizar símbolos, comportamientos, etc., de su mundo circundante y de experiencias
previas en el proceso de construcción social y, en esa medida, pueden reproducir una realidad
previamente objetivada.
3. Entre los relativamente pocos que han abordado recientemente la relación entre ritual y
estructura social, véanse Schweizer, Klemm y Schweizer (1993) y Pertierra (1987).
4. Berger y Zelditch (1993). Berger, Zelditch y Anderson (1989), Freese y Sell (1980) y
Hage (1994) ofrecen revisiones y debates instructivos sobre el valor de la teorización formal y los
programas de investigación teórica en sociología, incluidos los campos de los procesos de grupo y
la psicología social.
5. Los esquemas también pueden considerarse marcos cognitivos u "organizaciones de
representaciones conceptualmente relacionadas de objetos, situaciones, acontecimientos y
secuencias de acontecimientos y acciones" (Markus y Zajonc 1985, p. 143). Para discusiones
sobre el concepto de "esquema" y resúmenes de trabajos en psicología social que utilizan este
concepto, véanse Markus y Zajonc (1985), Fiske y Taylor (1991), y Augoustinos e Innes (1990).
También es interesante una perspectiva cognitiva relacionada conocida como teoría de los
guiones, que define los guiones como "representaciones conceptuales de secuencias de
acontecimientos estereotipadas" (Abelson 1981, p. 715; Langer 1989). Y, para discusiones de
apoyo sobre cómo existen similitudes entre muchas ideas de la fenomenología y la psicología
social cognitiva (por ejemplo, esquemas) y los episodios sociales pueden definirse como
"representaciones internas, cognitivas sobre rutinas de interacción comunes y recurrentes", véase
Forgas (1981, pp. 13-16, 166-169).
Debo subrayar que, aunque mi enfoque del concepto de "esquema" es compartido con los
psicólogos sociales cognitivos, la presente formulación no está completamente basada en el lenguaje
preexistente de los psicólogos cognitivos ni lo utiliza normalmente. Es muy posible, como sugiere un
revisor, que la formulación pueda conectarse de forma productiva con esta tradición. Este sería el caso
más p r o b a b l e si la teoría se utilizara a nivel individual, es decir, para examinar los procesos
cognitivos que operan en los actores individuales. Sin embargo, este no es mi objetivo en esta primera
fase del desarrollo de la teoría. Más bien, la teoría hace hincapié en los procesos sociales que operan
en diversos niveles, incluido el nivel micro del grupo y dimensiones sociales más macro. La psicología
cognitiva
no proporciona un lenguaje o un cuerpo de conceptos que se centren explícitamente en los fenómenos
sociales, al menos en los de niveles más macro. Por lo tanto, la teoría se articula de un modo que la
haría más pertinente para otras tradiciones de pensamiento que se ocupan de los procesos y la
estructura sociales tal y como se producen en los distintos niveles del orden social.
6. Aunque la presente formulación hace hincapié en que las acciones ritualizadas pueden
contener una dimensión cognitiva, no cabe duda de que las prácticas ritualizadas contienen otros
elementos. Dos características importantes son el impacto de las prácticas ritualizadas en el desarrollo
de la identidad y el componente emocional de los rituales. En futuros trabajos se prestará mayor
atención a factores como éstos.
7. En otro lugar me he referido a la estructura social como "...un ámbito de fenómenos que
consiste en las relaciones sociales, las oportunidades y las limitaciones para la acción conjunta que
conllevan, y su coalescencia en sistemas complejos de diferentes tipos...". (Prendergast y Knottnerus
1993, p. 160). En un trabajo más reciente defino la estructura social como "relaciones sociales de
diversos tipos, sus procesos internos, su cuestión conductual e institucional, y su conectividad e
interdependencia como sistemas emergentes extendidos a través del tiempo y el espacio" (Prendergast
y Knottnerus 1994, p. 1). Aunque estas definiciones contienen varias características, lo más
importante es que hacen hincapié en que la estructura implica un sistema de relaciones sociales. Esto
es coherente con el presente enfoque, que considera la estructura como "relaciones sociales y su
patrón de organización". El presente enfoque también es coherente en general con otros como Turner
(1991) que, al hablar de la teoría del rol estructural, conceptualiza la o r g a n i z a c i ó n s o c i a l
como una red (o la interrelación) de comportamientos, posiciones o estatus. Por supuesto, en la
presente formulación la atención se dirige a la organización de las relaciones sociales en forma de
prácticas simbólicas ritualizadas, que por definición implican prácticas sociales realizadas con
regularidad.
8. Un análisis de diversas formas de pruebas, incluidas las fuentes literarias e históricas.
apoya estos puntos. Por ejemplo, se encuentran repetidas descripciones de grupos de jóvenes que
poseen líderes, seguidores, esclavos y marginados. También se hacen muchas referencias al poder de
los líderes y a la regimentación impuesta a los miembros del grupo, a las diferencias de poder entre los
distintos miembros del grupo, a los líderes dictatoriales y a las relaciones agresivas y coercitivas entre
los niños.
9. Sherry Ortner (1973) aporta algunas ideas potencialmente útiles para analizar el
significado temático de las prácticas ritualizadas y determinar su posible similitud. Los símbolos
clave que sugiere pueden ser símbolos de resumen o símbolos de elaboración. Esto último es
especialmente relevante porque tales símbolos contienen dos modalidades: una orientación
conceptual o una "metáfora raíz" que proporciona categorías para conceptualizar el orden del
mundo y un "escenario clave" que organiza la experiencia de la acción. Es muy posible que las
prácticas ritualizadas presenten estas cualidades y el análisis de sus significados y posibles
similitudes se vería facilitado si se atendiera a estos dos modos.
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AVANCES EN LOS PROCESOS DE GRUPO
Editores: BARRY MARKOVSKY
MICHAEL J. LOVAGLIA
LISA TROYER
Departamento de
Sociología Universidad
de Iowa
Editores de la serie: EDWARDJ. LAWLER
Departamento de Comportamiento
Organizativo Universidad de Cornell
VOLUMEN 14 - 1997
Copyright © 1997 JAI PRESS INC.
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Greenwich, Connecticut 06830
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  • 1. Avances en Procesos de Grupo, Volumen 14; "páginas 257-279. Copyright @ 1997 por JAI Press Inc. Reservados todos los derechos de reproducción en cualquier formato. ISBN: 0-7623-0172-4 LA TEORÍA DE RITUALIZACIÓN ESTRUCTURAL J. David Knottnerus RESUMEN Presento una formulación teórica que se centra en el papel que desempeña la ritualización en la formación, reproducción y transformación de la estructura social en grupos integrados en un entorno social más amplio. Dirige la atención a los procesos que afectan al grado en que las prácticas ritualizadas y las estructuras sociales que son o no similares, e s decir, estructuralmente isomórficas o no isomórficas, a las que se encuentran en el entorno más amplio surgen entre los actores de un grupo integrado. Según esta teoría, cuatro factores (la saliencia, la repetitividad, la homologación y los recursos) desempeñan un papel clave en este proceso, y los "repertorios de acción basados en esquemas" constituyen la base de las prácticas simbólicas ritualizadas. Presento la formulación de manera formal y la ilustro con diversos ejemplos. También se analiza cómo el compromiso con la integración teórica proporciona un marco para ampliar la teoría de la ritualización estructural. Se discuten nuevas direcciones para el desarrollo de la teoría y la investigación. INTRODUCCIÓN Este artículo examina los procesos que tienen lugar en un grupo social integrado en un entorno social más amplio. Se centra en los factores que influyen en la forma que adopta ese grupo social. Presento un análisis formal de los factores que crean un mundo social que es "estructuralmente isomorfo o no isomorfo" al entorno social más amplio, es decir, exhibe patrones y organización social que son o no generalmente similares a los patrones y el tipo de organización social que se encuentran en el medio social circundante. En esta formulación, el concepto de ritualización desempeña un papel central. Un grupo integrado se refiere a un grupo delimitado anidado o situado dentro de una colectividad organizada más amplia, especialmente un sistema organizativo o institucional. Estos grupos, que pueden ser informales o formales, suelen encontrarse en entornos organizativos o institucionales. Algunos ejemplos son un grupo informal de jóvenes dentro de una institución educativa, una sociedad de esclavos dentro de un sistema de plantaciones o una banda en una prisión. Aunque no aborda específicamente la aparición de estructuras isomórficas y no isomórficas en los grupos integrados, la concepción de Berger y Luckmann (1966) sobre cómo se crea la realidad social a través de un proceso dialéctico ofrece una perspectiva muy general para examinar esta cuestión. En su enfoque fenomenológico, la estructura social y las relaciones ritualizadas de los actores en un entorno social más amplio constituirían una realidad objetiva para los miembros de un grupo incrustado. Son los patrones de comportamiento dominantes y asumidos, interiorizados por los miembros de dicho grupo en sus tipificaciones cognitivas o guiones del mundo social. De forma modificada, se crean o exteriorizan en su mundo social inmediato y en sus relaciones, es decir, en las rutinas de la interacción cara a cara. El hecho de que el mundo del grupo integrado sea similar o diferente al entorno más amplio depende de la naturaleza y la organización de las prácticas ritualizadas en este último. El uso que hago de la expresión "de forma modificada" hace especial hincapié en el hecho de que estos patrones de comportamiento son construidos por actores que utilizan los recursos simbólicos y sociales que heredan. No son simples reflejos de un entorno más amplio. A su vez, estas rutinas recién desarrolladas se convierten en disposiciones sociales establecidas, solidificadas y duraderas, es decir, objetivadas. Una vez formados, los rituales y la estructura del grupo incrustado repercuten directamente en los hábitos de pensamiento y acción de sus miembros. En resumen, este artículo se centra en la secuencia interactiva a través de la cual las características estructurales dominantes de un entorno social objetivado se interiorizan y exteriorizan (de forma modificada) en una clase de grupos "anidados" dentro de este entorno. A continuación, estas formas estructurales se reobjetivan y reifican en los grupos incrustados como patrones sociales duraderos, jerarquías, etc.1 Al desarrollar una explicación más precisa de estos procesos estructurales que la proporcionada por Berger y Luckmann Suscríbete a DeepL Pro para poder traducir archivos de mayor tamaño. Más información disponible en www.DeepL.com/pro.
  • 2. fenomenológico, utilizo el concepto de ritual. Diversos estudiosos, especialmente en sociología (Durkheim 1965; Goffman 1967; Collins 1981, 1987; Lukes 1975; Shils y Young 1953; Warner 1959, 1962; Gusfield y Michalowicz 1984) y la antropología (Turner 1967; Douglas 1970; Hocart 1968; Nadel 1954; Cohen 1974), han utilizado este concepto con fines analíticos. Aunque el concepto de ritua1 se aplica a veces sólo a comportamientos ceremoniales, religiosos y sagrados, aquí utilizo ritualización en un sentido más amplio para referirme a actividades como secuencias de interacción rutinizadas y comportamientos sociales que se dan en todo tipo de contextos, incluidos los seculares. Este enfoque de la ritualización es coherente con la definición de Kertzer (1988) de ritual como actividad simbólica socialmente estandarizada y repetitiva. También debe tenerse en cuenta que los trabajos de Giddens (1984) y Sewell (1992) y sus debates sobre la estructura y la agencia informan partes de la presente formulación. Además, Giddens (1984) ha llamado la atención sobre el papel central de la rutina en la interacción social y la institucionalización de la vida social. En este sentido, su conceptualización de la "rutina" muestra una similitud general con el enfoque de este documento sobre la "ritualización" en la vida cotidiana.2 Basándome en estas diversas contribuciones (y en otras de la psicología social, como se señala a lo largo del documento), utilizo el concepto de "ritualización" para explicar cómo se reproduce y transforma la estructura social.3 Al hacerlo, la presente formulación teórica aborda específicamente el tema de los vínculos macroestructurales y microestructurales y los procesos de interacción en grupos integrados. Este enfoque distingue este trabajo de las contribuciones mencionadas. La presente formulación también se centra en un conjunto específico de factores analíticos que han sido ignorados o tratados sólo parcialmente por otras perspectivas. Además, defino formalmente la "ritualización" de un modo que diferencia este enfoque de otras perspectivas teóricas y tradiciones de investigación. El desarrollo ulterior de dicha definición formal permite derivaciones. Este enfoque también lo distingue de muchas de las aportaciones teóricas mencionadas, algunas de las cuales son indiferentes, si no antagónicas, a la formalización teórica. De hecho, muchos (incluidos sus admiradores) consideran que algunas de estas perspectivas son vagas, carentes de especificidad y bastante difíciles de estudiar o poner a prueba (por ejemplo, la obra de Giddens; para un análisis, véase Turner 1991). La presente formulación pretende evitar estas dificultades presentando sus argumentos de una manera formal que conduzca a implicaciones comprobables. La formalización requiere que los argumentos se presenten de forma lógica, especificando los conceptos teóricos, los supuestos y los marcos orientativos. Esto permite identificar más fácilmente los fallos y, en última instancia, conduce a una mayor facilidad para probar la formulación. Además de estas ventajas, se pueden delinear más claramente otras direcciones para el desarrollo de la teoría. Dicho esto, la discusión general precedente sobre el proceso que se examina en este documento puede resumirse de forma más precisa de la siguiente manera: Cuando las prácticas ritualizadas y los patrones simbólicos de un entorno social se acentúan fuertemente y se presentan a los habitantes de un grupo incrustado, inculcan "repertorios de acción basados en esquemas" que son variaciones de las prácticas estándar. Cuanto mayor sea el impacto de estas prácticas ritualizadas en los actores, más similar o isomórfico será su mundo social inmediato y el entorno más amplio en el que se encuentran. Sin embargo, cuando a los actores se les presentan prácticas ritualizadas que difieren entre sí, la estructura de su grupo integrado y el entorno más amplio serán menos similares. TEORÍA DE LA RITUALIZACIÓN ESTRUCTURAL Presento la explicación de este proceso como una teoría formal.4 En esencia, examina el papel que desempeñan los rituales simbólicos en la formación, reproducción y alteración de las estructuras sociales. Dicho de otro modo, la teoría especifica ciertas condiciones y procesos por los que se produce la ritualización y conduce a la reproducción estructural o a la transformación estructural. Es importante señalar que la formulación no plantea la teoría en términos de condiciones necesarias. Más bien, especifica un conjunto de condiciones suficientes para que se produzca la ritualización estructural. En el centro de estos debates se encuentra la idea de ritualización (Collins 1989 y Fine 1992 se encuentran entre los pocos sociólogos que se centran en este concepto, aunque de formas diferentes). Antes de definir "repertorio de acciones" y "práctica simbólica ritualizada", conceptos clave de la teoría, es necesario aclarar varios términos. "Socialmente normalizada" se refiere a una práctica social habitual o regularmente realizada. Implica la continuidad (más o menos permanente) de un uso social o lo que comúnmente se considera una costumbre. Se puede presentar la siguiente definición. Definición 1. Repertorio de acciones = conjunto cuyos elementos son prácticas socialmente normalizadas. Un "esquema" puede considerarse una estructura cognitiva.5 Con estas aclaraciones de términos y la definición de "repertorio de acciones", una "práctica simbólica ritualizada" puede definirse de la siguiente m a n e r a :
  • 3. Definición 2. Práctica simbólica ritualizada Práctica simbólica ritualizada = repertorio de acciones basado en esquemas. En este punto también puede introducirse la nomenclatura simbólica de este concepto. Práctica Simbólica Ritualizada: RSP Este concepto se refiere a esa forma ubicua de comportamiento social en la que las personas se involucran en acciones regularizadas y repetitivas que se basan en los mapas cognitivos de los actores o, por utilizar otra expresión, en marcos simbólicos. Estas prácticas se encuentran en toda la vida social y pueden incluir estilos rutinarios de interacción en oficinas u otros entornos organizativos, tipos predominantes de relaciones en subculturas, sociedades secretas o grupos informales, patrones de comportamiento típicos en entornos cívicos, religiosos o políticos (tanto ceremoniales como no ceremoniales) e incluso movimientos corporales estilizados como repertorios de danza. Aunque subraya que la acción social implica cognición, es decir, representaciones conceptuales de la realidad, esta perspectiva asume que gran parte del comportamiento es débilmente racional o aracional e implica hábito y poca o ninguna reflexión, un punto que otros han señalado (Camic 1986; Turner 1991; Wolfinger1994).6 . El modelo analítico se centra en varios factores que influyen en el predominio de determinados tipos de prácticas ritualizadas en un entorno más amplio (es decir, una colectividad organizada como un sistema institucional). Como se verá más adelante, influyen en el grado en que surgen nuevas prácticas ritualizadas y estructuras sociales similares o diferentes a las del entorno más amplio entre los actores de un grupo social integrado. Antes de definir estos factores, conviene especificar las condiciones de alcance de la teoría. Por condiciones de alcance me refiero a la naturaleza abstracta y provisional de los "contextos" a los que se aplica la teoría. Todas las definiciones y supuestos de la teoría son relevantes para estas condiciones de alcance designadas mediante "dominios de interacción". Cabe destacar que el "ámbito de interacción" es un concepto teórico que nos permite aclarar la naturaleza de un entorno o grupo social y operacionalizar aspectos de los mismos a efectos de investigación (como se ilustrará más adelante). Un "ámbito de interacción" es una arena social delimitada que contiene dos o más actores. Estos actores interactúan cara a cara al menos una parte del tiempo. Además, un "ámbito de interacción" es una esfera o región delimitada de actividad social. Esta arena social tiene el poder de producir efectos, es decir, afecta a la probabilidad de que se produzcan sucesos. Y, tales sucesos implican cogniciones y comportamientos de los actores. Teóricamente, esta conceptualización también nos permite reconocer que puede haber uno o varios ámbitos de interacción (es decir, entornos sociales) que influyan significativamente en el desarrollo de prácticas simbólicas ritualizadas. Por esta razón, podemos hacer distinciones críticas entre entornos empíricos como organizaciones o instituciones en las que los grupos integrados pueden estar expuestos a prácticas simbólicas ritualizadas en diferentes dominios de interacción durante diferentes periodos de tiempo. Contrasta, por ejemplo, un entorno institucional con tres dominios de interacción que contienen prácticas simbólicas ritualizadas durante 18 horas al día frente a otro entorno con un dominio de interacción que contiene prácticas ritualizadas durante sólo una hora al día. Para designar un entorno, como una organización, que se compone de múltiples dominios, introduzco el concepto de "conjunto de dominios". Quiero subrayar que "dominio" se utiliza aquí en un sentido formal, matemático. Cualquier aplicación delimitaría aún más las características del dominio. Tales especificaciones indicarían el dominio o grupo de dominios en cuestión (por ejemplo, los dominios del aula y el dormitorio dentro de un internado). Dadas las:condiciones de alcance precedentes, los cuatro factores que influyen en el predominio de determinados tipos de prácticas ritualizadas en un entorno más amplio se definen del siguiente modo. Definición 3. Saliencia Saliencia = grado en que un PSR se percibe como central en un acto, secuencia de acción o conjunto de actos interrelacionados. Lo que se sugiere aquí es que las acciones ritualizadas pueden contener determinados esquemas o modelos simbólicos. Los significados simbólicos ritualizados se basan en la acción o la práctica y se expresan a través de ellas. Por lo tanto, la saliencia se refiere al grado en que una práctica simbólica ritualizada dentro de un ámbito de interacción es prominente, conspicua o notable. Por ejemplo, una actividad ritualizada como el apretón de manos en la cultura estadounidense parecería tener una saliencia bastante baja. Normalmente, se trata de un comportamiento habitual de los actores que no es fundamental para la dinámica del episodio de interacción. No impregna los comportamientos y relaciones subsiguientes entre los interactuantes. En el extremo opuesto, los comportamientos del personal y los alumnos d e los liceos masculinos franceses del siglo XIX.
  • 4. de la escuela) mostraban una prominencia mucho mayor. En estos entornos, por ejemplo, el personal (profesores y supervisores) siempre ejercía una disciplina estricta, interactuaba con los jóvenes de forma rígida y autoritaria, esperaba que los alumnos se atuvieran a sus órdenes y deseos, y nunca mostraba ninguna emoción o preocupación comprensiva por los alumnos. Estas relaciones formales, jerárquicas y ritualizadas ocupaban un lugar destacado en todas las interacciones. Dicho de otro modo, las prácticas que enfatizaban las distinciones rígidas, autoritarias y jerárquicas eran bastante conspicuas y muy visibles para todos los actores de esta institución. Impregnaban y guiaban casi todos los aspectos de la interacción entre estos dos grupos, desde la dinámica de las aulas hasta las relaciones interpersonales en los dormitorios y otros entornos no académicos (véase Van de Poel- Knottnerus y Knottnerus 1992, 1993, 1994, de próxima publicación; Van de Poel-Knottnerus 1992 para una investigación sobre esta institución y la sociedad juvenil dentro de ella). Una vez definida la "prominencia", merece la pena repetir que la idea de un "ámbito de interacción" posibilita la operacionalización de elementos teóricamente relevantes a efectos de investigación empírica. Por ejemplo, los indicadores operativos de saliencia basados en la frecuencia de las referencias o comentarios literarios de los entrevistados sobre prácticas simbólicas ritualizadas en un ámbito de interacción concreto podrían permitir al investigador medir los grados de fuerza de diferentes secuencias de acción y sus esquemas simbólicos. O bien, la duración (es decir, la medición temporal) de diversas acciones ritualizadas podría proporcionar otro criterio operativo para determinar la centralidad de las prácticas simbólicas dentro de una esfera de interacción claramente definida. Definición 4. Repetitividad = frecuencia relativa con la que se realiza un RSP. El grado de repetición de las prácticas simbólicas ritualizadas puede variar. El grado de repetición puede variar desde una práctica que rara vez se repite hasta otra que se realiza con bastante frecuencia en un entorno concreto. De hecho, en determinados contextos institucionales, las interacciones ritualizadas entre el personal y los pacientes/residentes o los profesores y los alumnos pueden producirse cientos de veces al día, mientras que en otros contextos institucionales pueden ser infrecuentes. El primer caso podría darse, por ejemplo, en ciertas escuelas donde las interacciones repetidas del personal con los alumnos se caracterizan por ser cercanas, afectuosas, fuertemente comprometidas e informales. También es posible que el personal participe repetidamente en las mismas prácticas sociales entre ellos (que los alumnos observan continuamente). Por otra parte, en las escuelas secundarias de élite de la Francia de principios de la época moderna se producían cientos de veces al día interacciones rituales formales y muy rígidas entre el personal y los alumnos. Las interacciones se caracterizaban por las marcadas diferencias de autoridad, la impersonalidad y la gran distancia social, y los intentos manifiestos de control social eran reiterados por parte del personal al tratar con los alumnos y entre sí. Definición 5. Homologación = grado de similitud percibida entre distintos PSR. Es posible que existan distintas prácticas simbólicas ritualizadas en un ámbito de interacción (o conjunto de ámbitos) y que presenten en distintos grados una correspondencia o similitud percibida en su forma y significado. Cuanto mayor sea su correspondencia, más probable será que tengan el mismo resultado. En otras palabras, estas prácticas se refuerzan mutuamente, aumentando su dominio en el entorno y su impacto potencial en los actores de un grupo integrado. Por ejemplo, en los liceos se daban varias prácticas rituales únicas entre el personal y los alumnos. Los profesores se dirigían a los alumnos de forma rígida y sarcástica en el aula. Los supervisores trataban a los alumnos de forma dominante y coercitiva. Los profesores fuera de clase se mostraban sistemáticamente distantes y formales en sus interacciones con los alumnos. Y los jóvenes estaban sometidos a una amplia vigilancia y estricta supervisión por parte del director, el vicedirector y otros miembros del personal, tanto en los dormitorios como en las aulas. Todas ellas eran prácticas simbólicas ritualizadas altamente homólogas en el sentido de que mostraban patrones y significados similares. Es decir, implicaban relaciones jerárquicas rígidas, el poder social desempeñaba un papel central en cada caso, estaban marcadas por el autoritarismo y los actores ocupaban la misma posición o papel en todas estas prácticas ritualizadas (los alumnos siempre estaban supeditados a otros de mayor rango que ellos en una disposición social estricta y claramente delineada). O, por poner un ejemplo hipotético algo similar, podríamos encontrar que los propietarios/personal y los esclavos de una plantación de esclavos llevan a cabo varias prácticas rituales únicas. Los propietarios (es decir, los amos) pueden tratar a los esclavos de forma autoritaria cuando los supervisan en el trabajo. El personal puede actuar de forma autocrática y beligerante con sus pupilos cuando se trata de mal comportamiento o de cuotas de producción incumplidas. Los supervisores pueden mostrarse distantes, exigentes y formales en la mayoría de los encuentros con los esclavos. Además, los esclavos pueden estar sometidos a una estricta vigilancia por parte del propietario, su mujer, sus hijos y el personal mientras trabajan (véase Knottnerus, Monk y Jones
  • 5. para examinar algunas de estas cuestiones). Estas prácticas también podían darse en diferentes ámbitos de interacción dentro del entorno de la plantación (es decir, conjunto de dominios), como el lugar de trabajo y las viviendas de los esclavos. Todas ellas son prácticas altamente homólogas que implican, por ejemplo, pronunciadas relaciones jerárquicas y distinciones de estatus, un énfasis en el poder, la dominación y el control y, en diversos grados, el uso (y la amenaza) de la agresión. También puede hacerse otra distinción conceptual entre dos modos de prácticas simbólicas ritualizadas homólogas (PSRH). Son las siguientes: Definición 5.1. HRSP concurrentes = HRSP que ocurren dentro de un dominio inmediato de interacción. Aquí, las prácticas ritualizadas están presentes simultáneamente en un entorno social. Definición 5.2. HRSP sucesivos = HRSP que ocurren dentro de un dominio de interacción en diferentes periodos temporales o históricos. En este caso, la HRSP puede producirse dentro de una esfera de interacción en diferentes periodos de tiempo o generaciones y aun así tener un impacto significativo en los actores. En términos más generales, este debate sugiere que las prácticas simbólicas ritualizadas homólogas facilitan la reproducción de la estructura social en grupos integrados. En cambio, las prácticas s i m b ó l i c a s ritualizadas no homólogas no tienen el mismo efecto. Más bien, probablemente conducen al cambio, a la innovación y a nuevos patrones y acuerdos sociales. Se trata de una idea que se desarrollará más adelante. se describen formalmente en una sección posterior de este documento. Por último, en aras de la claridad, conviene subrayar que la "homologación" se refiere a las prácticas ritualizadas en el entorno más amplio. No debe confundirse con la idea de "estructuras sociales isomórficas", que se refiere, de nuevo, a formas similares de organización social en un grupo integrado y en el medio social circundante. Un modelo analítico centrado en la dinámica de varios factores, incluida la homología, explica la aparición de "estructuras sociales isomórficas". Definición 6. Recursos de los DER = Materiales necesarios para participar en los DER que están a disposición de los agentes. Este factor dirige nuestra atención hacia el importante papel que desempeñan los recursos en la ritualización y la construcción o reproducción de los valores sociales. estructura. Cuanto mayor sea la disponibilidad de recursos relevantes, más probable o fácil será que los agentes realicen prácticas simbólicas ritualizadas. Este factor analítico subraya el hecho de que, si bien estas prácticas se basan en representaciones cognitivas de la realidad social, los comportamientos ritualizados son realizados por agentes corpóreos que necesitan recursos para actuar en el mundo. Giddens (1984) y Sewell (1992) subrayan este punto básico en sus discusiones sobre cómo las reglas/esquemas y los recursos están en el corazón de la acción social y la "dualidad de la estructura". Los recursos se encuentran en diversos ámbitos de interacción, es decir, en el entorno social más amplio o en grupos integrados, y pueden referirse a muchos tipos de atributos y mercancías. Pueden incluir apoyos organizativos, habilidades de interacción, fuerza física, capacidades intelectuales y cognitivas, equipamiento, etcétera. Por ejemplo, entre los recursos importantes de que disponían los profesores y administradores de los liceos del siglo XIX se encontraban los accesorios organizativos y la estructura física de la organización, que les facilitaban las prácticas de vigilancia y control de los jóvenes. Además, los conocimientos y la experiencia de los profesores y administradores les permitían participar en diversas actividades rutinarias que iban desde ridiculizar a los alumnos en el aula hasta trabajar con los demás y respetarse mutuamente según las distinciones de estatus dentro de sus propios mundos sociales. Ejemplos en otros contextos serían los conocimientos y las habilidades sociales de los directivos de las organizaciones, que les permiten participar en diversas prácticas que van desde el elogio sistemático de los oficinistas hasta la interacción entre ellos en función de las diferencias de autoridad dentro del lugar de trabajo. Por supuesto, los actores varían en sus habilidades o capacidades para ser que participan en prácticas ritualizadas y que se ven influidos por las actividades ritualizadas a las que están expuestos. En otras palabras, algunas prácticas simbólicas ritualizadas requieren recursos, es decir, habilidades cognitivas y conductuales, de las que no disponen los individuos. Sólo aquellas prácticas que puedan ser manejadas por los actores serán utilizadas por éstos en su propio comportamiento. Por ejemplo, el aprendizaje de una determinada rutina de baile puede requerir habilidades físicas y cognitivas que un adolescente, pero no un niño pequeño, posee. O, por poner otro ejemplo, en los institutos franceses del siglo XIX los comportamientos ritualizados y las relaciones jerárquicas entre el personal y los alumnos eran fácilmente "captados" por los actores jóvenes, que eran capaces de reproducirlos a su manera. Lo hacían mediante la coerción física y verbal, el autoritarismo interpersonal y las habilidades sociales que les permitían construir clasificaciones y relaciones diferenciales dentro de los grupos juveniles y entre los miembros del grupo y
  • 6. externos. Los estudiantes conocían las prácticas a las que estaban expuestos entre supervisores y profesores y creaban relaciones y acuerdos ritualizados similares dentro de su mundo inmediato e integrado. Además, se puede hacer una distinción analítica entre tipos de recursos. La discusión de Sewell (1992; véase también Giddens 1984) sobre dos tipos de recursos proporciona una distinción útil que puede desarrollarse más e incorporarse formalmente a la presente formulación. Como es habitual, estas definiciones se aplican a un ámbito o ámbitos de interacción (y a los agentes que los componen). Definición 6.1. Recursos humanos RSP = capacidades y características de los actores percibidas por los miembros del grupo como valiosas (o útiles) para ellos mismos o para el grupo. Definición 6.2. Recursos RSP no humanos = todo lo que no es humano y que los miembros del grupo perciben como valioso (o útil) para sí mismos o para el grupo. Estas distinciones son útiles para identificar qué tipos de recursos se necesitan para llevar a cabo determinados tipos de prácticas ritualizadas en distintas situaciones, como se ha visto en los ejemplos anteriores. Además, las personas pueden preferir utilizar distintos tipos de recursos en condiciones diferentes. Aunque en el presente debate no se aborda esta cuestión, es un tema que merece mayor atención. Por ejemplo, puede que cuanto más secreto o limitado sea un ámbito de interacción, más probable sea que los actores se impliquen en prácticas ritualizadas que utilizan recursos humanos. El deseo de secreto de grupo aumenta la necesidad de recursos que puedan gestionarse y disimularse más fácilmente. En cambio, en un ámbito más abierto o público, los actores tienen más libertad para utilizar ambos tipos de recursos en sus actuaciones ritualizadas. Además de estos cuatro factores, hay que definir otro concepto. Definición 7. Rango = posición relativa de un RSP en términos de dominio. Las prácticas simbólicas ritualizadas pueden variar en el grado en que son dominantes en un ámbito de interacción. O, dicho de otro modo, las prácticas ritualizadas pueden diferir en su importancia dentro de un entorno concreto. Además, se les puede asignar un valor para indicar su grado de influencia. Este valor se determina mediante un proceso que se abordará más adelante en la teoría. Con estas definiciones, las designaciones simbólicas pueden ser a diversos elementos utilizados en la presentación formal de la teoría. La nomenclatura es la siguiente: RSP en el entorno e: Re, donde e = (1,2, ..., n) Rango de RSP en el entorno e: Rank{Re}, donde rank{R1} = 2, rank{R2} = 4, rank{R3} = 1, y así sucesivamente. RSP en el grupo incrustado g: Rg, donde g = (1, 2, , m) Re y Rg se refieren a la presencia de prácticas simbólicas ritualizadas a las que los actores están expuestos y/o en las que participan dentro del entorno social más amplio y a las prácticas simbólicas ritualizadas que se desarrollan dentro del grupo integrado. O, en el marco más general de Berger y Luckmann (1966), Re forma parte de la realidad objetiva a la que están expuestos los actores en el entorno social más amplio y que interiorizan, mientras que Rg implica la externalización y objetivación de formas sociales en su mundo social inmediato (es decir, integrado). Más concretamente, pueden existir uno o varios entornos sociales que influyan en la aparición de prácticas simbólicas ritualizadas en uno o varios grupos integrados. En otras palabras, es posible que existan varios entornos en los que los actores estén expuestos o participen en prácticas ritualizadas que tengan diferentes rangos. Re y Rank{Re} expresan estas posibilidades. Rg se refiere a la posibilidad de que existan uno o varios grupos incrustados. Así, la teoría se presenta de forma abstracta para explicar procesos que ocurren en diversas condiciones, por ejemplo, uno o varios entornos o dominios de interacción. A continuación se presentan varios supuestos y definiciones adicionales para explicar los procesos implicados en la ritualización estructural. Suposición 1. (Salience v Repetitiveness v Homologousness v RSP Resources) --> Rank {Re} Este supuesto indica formalmente que el rango de las prácticas simbólicas ritualizadas en un entorno o entornos sociales es la suma de saliencia, repetitividad, homología y recursos RSP. Cuanto mayores sean estos factores, mayor será el rango de esas prácticas ritualizadas en el ámbito o ámbitos de interacción a los que los actores están expuestos o en los que participan. Como implica la hipótesis, los cuatro antecedentes se ponderan por igual. Me gustaría señalar que este supuesto es bastante útil, si no necesario, en esta fase inicial de desarrollo de la teoría. No obstante, podría modificarse en versiones más avanzadas de esta formulación. Por ejemplo, puede ocurrir que el valor de algunos o todos estos factores varíe según las circunstancias.
  • 7. Dicho de manera menos formal, este supuesto sugiere que cuanto mayor sea el rango de las prácticas ritualizadas en términos de relevancia, repetitividad, homologación y recursos de RSP, mayor será el dominio de estas acciones, es decir, mayor será su influencia, importancia o efecto. Y, como sugieren los siguientes supuestos, mayor es su impacto en los pensamientos y actos de las personas que están en contacto con estas prácticas y que crean grupos informales propios anidados en este entorno social más amplio. Hipótesis 2. Re conforma los esquemas de los actores en los grupos integrados. Según este supuesto, las prácticas simbólicas ritualizadas dominantes en un entorno social influyen en los esquemas o modelos desarrollados por los individuos en grupos integrados. Las prácticas ritualizadas dominantes son fuentes importantes de significados que los actores utilizan en la construcción de sus propios esquemas cognitivos. Hipótesis 3. Los esquemas configuran los repertorios de acción de los actores en los grupos integrados. Una vez formados, los esquemas sientan las bases de las acciones de los individuos en grupos integrados e influyen en ellas. Estas nuevas actuaciones conductuales, que los individuos son más propensos a realizar debido a la estructura cognitiva subyacente, se convierten con el tiempo en habituales y, en última instancia, en patrones de conducta dentro de su ámbito inmediato de interacción. En otras palabras, estos modos de acción rutinarios se convierten en nuevas prácticas simbólicas ritualizadas en las que participan los actores de su grupo. Antes de describir la siguiente evolución, es preciso ofrecer otra definición. Definición 8. Isomorfismo estructural = equivalencia de las relaciones sociales y su patrón de organización en un entorno social y un grupo incrustado. Se refiere a una condición en la que las relaciones sociales y su organización en un grupo integrado son similares a las relaciones sociales y el patrón de organización en un entorno social más amplio.7 La nomenclatura de este concepto es la siguiente: Isomorfismo estructural: I Una vez definido este concepto, se puede presentar el siguiente supuesto. Supuesto 4 (Reproducción estructural en grupos incrustados). Rango{Re} ---> I(Re,Rg) Como afirma este supuesto, cuanto mayor sea el rango de las prácticas simbólicas ritualizadas en un entorno social, mayor será el isomorfismo estructural entre las prácticas ritualizadas en el entorno y el grupo incrustado. En otras palabras, cuanto mayor sea el rango de las prácticas ritualizadas en el entorno, más equivalente será el patrón organizado de las prácticas ritualizadas y las relaciones en el entorno y un grupo incrustado. Para decirlo de otro modo, cuanto mayor sea el rango de las prácticas ritualizadas en un entorno (en términos de los factores previamente discutidos), más probable será que las actividades ritualizadas en el grupo incrustado sean comparables a esas prácticas en el entorno más amplio. Debido al impacto de estas prácticas dominantes en los actores, los repertorios de acción basados en esquemas desarrollados por los individuos de un grupo anidado dan lugar a prácticas ritualizadas similares a las que se dan en el entorno más amplio. El resultado de este proceso es una condición estructural claramente definida en la que el mundo social del grupo incrustado muestra en diversos grados un isomorfismo estructural con el entorno social más amplio. Muestra un patrón social organizado, es decir, un conjunto de prácticas y relaciones simbólicas ritualizadas, que son equivalentes a los patrones y al tipo de estructura social que se encuentran en el ámbito o ámbitos de interacción circundantes. Lo que surge dentro del grupo anidado es un sistema de p r á c t i c a s r i t u a l i z a d a s que son similares a las disposiciones sociales dominantes del entorno o entornos más amplios. Repito, cuanto mayor sea el grado de relevancia de los rituales prácticas simbólicas ritualizadas, la repetitividad de las prácticas ritualizadas, la presencia de prácticas ritualizadas homólogas y la disponibilidad de recursos de RSP, mayor será el rango de las prácticas simbólicas ritualizadas en el entorno o entornos más amplios. Cuanto mayor sea el predominio de estas prácticas, más probable será que surjan nuevas prácticas simbólicas ritualizadas similares entre los actores de un grupo integrado. Debido a su correspondencia en la forma general, se producirán estructuras isomórficas. Aunque estas prácticas y relaciones ritualizadas son similares, los agentes reelaboran y producen estas nuevas disposiciones. En este proceso de reproducción, los agentes utilizan los modelos simbólicos y los repertorios de acción de que disponen. Sin embargo, también es posible que la ritualización estructural implique
  • 8. procesos no sólo reproductivos, sino también innovadores o transformadores, mediante los cuales pueden crearse nuevas estructuras sociales. Tal argumento es coherente con las observaciones de Durkheim (l965; Young 1994, p. 75), quien señala que los actores utilizan los rituales no sólo para reproducir la vida o la estructura social, sino en algunos casos para crear nuevas formas sociales. Aquí, designaremos el primer proceso como "r i t u a l i z a c i ó n estructural reproductiva" y el segundo, que tiene que ver con la creación de estructuras novedosas, como "ritualización estructural transformadora" (véase Hays 1994 para un debate útil y parcialmente relacionado sobre las diferentes formas en que están conectadas la agencia y la estructura). Una forma en que podría producirse la "ritualización estructural transformadora" sería que los actores de los grupos integrados se encontraran con diferentes prácticas simbólicas ritualizadas en uno o, lo que es probablemente más probable, en múltiples entornos. Cuanto más dominantes sean dichas prácticas en estos ámbitos de interacción, más probable será que los actores se vean influidos por ellas y se impliquen en nuevas prácticas ritualizadas que incorporen elementos de las mismas. El resultado de este proceso sintético o integrador sería una estructura de grupo diferente de la que se encuentra en estos entornos. La presentación formal de esta idea requiere una nomenclatura adicional. Diferentes PSR en uno o varios ámbitos de interacción a los que están expuestos los grupos integrados = Rea, donde a = (1, 2, ..., r) Esta designación simbólica indica que existen prácticas ritualizadas disímiles en uno o más ámbitos con los que los actores están en contacto. Por ejemplo, si un tipo de práctica ritualizada ("a") se da en dos ámbitos de interacción, se denotaría como Riz = Rjz, donde i ≠ j y z ε a. Una segunda práctica ritualizada ("b") que sólo se encuentra en el primer ámbito de interacción se denominaría Riy, donde y ε b. Y así sucesivamente (por ejemplo, una práctica diferente ["c"]en un tercer ámbito sería Rkx, donde x ε c). Ahora se puede presentar la siguiente definición. Definición 9. No isomorfismo estructural = no equivalencia de las relaciones sociales y su patrón de organización en un entorno social y un grupo incrustado. En esta condición, las relaciones sociales y su organización en un grupo incrustado no son similares a las relaciones sociales y el patrón de organización en un medio social circundante. Este concepto se representa mediante la siguiente nomenclatura: No isomorfismo estructural: ~ I Ahora se puede presentar la hipótesis final. Supuesto 5 (Transformación estructural en grupos incrustados). Rango{Rea} --> ~ I (Re,Rg) De acuerdo con este supuesto, cuanto mayor sea el rango de las diferentes prácticas simbólicas ritualizadas en un(os) entorno(s) social(es), mayor será el no isomorfismo estructural entre las prácticas ritualizadas en el(los) entorno(s) y el grupo incrustado. Cuanto mayor sea el rango de las diferentes prácticas ritualizadas en el(los) entorno(s) más amplio(s), menos equivalente será el patrón organizado de prácticas ritualizadas y relaciones en el(los) entorno(s) y un grupo incrustado. En otras palabras, cuanto mayor sea el dominio de prácticas ritualizadas dispares a las que los actores estén expuestos o en las que participen, más probable será que los individuos de los grupos integrados utilicen elementos de estas prácticas para construir nuevos esquemas y, por lo tanto, actividades simbólicas ritualizadas que sean diferentes de estas prácticas dominantes. Estos esquemas, que constituyen el núcleo de los nuevos repertorios de acciones ritualizadas, son construcciones sintéticas. Unen o combinan de forma abstracta elementos de significado derivados de las distintas prácticas simbólicas dominantes. Por supuesto, al decir esto debe recordarse que esta formulación se basa en definiciones y suposiciones anteriores porque asume que el dominio de prácticas ritualizadas disímiles puede ser el resultado de procesos que implican saliencia, repetitividad, homología y recursos RSP. Por poner un caso hipotético sencillo, si debido a estos procesos los actores entran en contacto con dos prácticas ritualizadas muy dominantes - "a" y "b"- en dos ámbitos de interacción - "i" y "j"-, cabría esperar, ceteris paribus, la creación de una nueva práctica ritualizada - "d"- en el grupo anidado. Tales procesos dan lugar a una condición estructural no isomórfica distinta. En resumen, dada la falta de isomorfismo entre el organización del grupo incrustado y los entornos más amplios, los patrones de acción y la estructura social del grupo anidado no son equivalentes a los que se encuentran en los demás ámbitos de interacción. Por el contrario, surge un nuevo sistema de prácticas ritualizadas que no se parece a los que se encuentran en entornos más amplios. Estas definiciones y supuestos constituyen las ideas centrales de la teoría. Dado que el propósito de este documento es presentar estos conceptos teóricos, en futuros trabajos se examinarán los procesos de ritualización que operan en casos concretos. Tales ejemplificaciones y aplicaciones de la
  • 9. formulación debería permitirnos evaluar mejor su capacidad para explicar cómo puede reproducirse o alterarse la estructura. No obstante, se pueden presentar algunos ejemplos breves y casos hipotéticos que sugieren, si no ilustran parcialmente, el valor potencial de estas ideas. Por ejemplo, en los estudios anteriormente mencionados sobre el sistema francés de enseñanza secundaria, los liceos se identificaron como casos extremos de una institución total. En este entorno, ciertas prácticas y disposiciones estaban fuertemente acentuadas y se presentaban con fuerza a sus jóvenes habitantes, por ejemplo, la rígida estructura de autoridad y la extrema distancia social entre profesores y alumnos. Eran prácticas simbólicas ritualizadas muy dominantes, caracterizadas por diferencias de poder muy marcadas y distinciones jerárquicas intratables. Además, el entorno familiar presentaba a los jóvenes un conjunto de prácticas y modelos similares. El impacto combinado (en términos de nuestros cuatro factores) de estas prácticas simbólicas ritualizadas altamente dominantes en estos ámbitos de interacción condujo a la formación de repertorios de acción basados en esquemas entre los jóvenes. Lo que resultó fue un sistema similar de prácticas s i m b ó l i c a s r i t u a l i z a d a s dentro de su mundo social secreto e informal incrustado, por ejemplo, relaciones bastante agresivas y estructuras sociales jerárquicas rígidas y duraderas.8 En términos de nuestra teoría, estos procesos aparentemente resultaron en arreglos estructurales isomórficos, es decir, ritualización estructural reproductiva. Al decir esto, es importante señalar que los alumnos de los liceos condenaban y expresaban con frecuencia su desagrado por este sistema educativo. Contrariamente a lo que cabría esperar intuitivamente, pero en consonancia con el argumento y las predicciones de la teoría, los jóvenes reprodujeron la estructura de un entorno al que a menudo se oponían. También podría darse el caso de que en muchos tipos de plantaciones de esclavos Ciertas prácticas ritualizadas dominantes caracterizan las relaciones entre el personal y los esclavos (por ejemplo, distinciones extremas de estatus, coerción, autoritarismo). Basándose en estos y otros modelos simbólicos presentados a los esclavos, los repertorios de acción construidos por ellos podrían conducir a una reproducción de las prácticas y la estructura social en su propio mundo informal incrustado. Por otro lado, es posible que si las circunstancias permiten que las prácticas culturales nativas de los actores perduren incluso después de haber sido esclavizados, la existencia de prácticas simbólicas ritualizadas disímiles podría dar lugar a nuevos repertorios de acción y estructuras no isomórficas, es decir, a una ritualización estructural transformadora. La investigación de los sistemas de plantación y la dinámica de los grupos de esclavos integrados ayudaría a responder a estas preguntas. También podrían realizarse investigaciones y análisis similares con otros muchos grupos y entornos, como los jóvenes de ambos sexos. Otros candidatos para el estudio serían los grupos de trabajo informales dentro de organizaciones burocráticas del sector público o privado, los mundos sociales informales del personal en diferentes entornos militares y otros grupos sociales, políticos y religiosos que están o no ocultos a la vista normal. Por último, se necesitan criterios para identificar prácticas ritualizadas que sean similares en el entorno o entornos más amplios y en el grupo integrado. En este caso, puede haber o no equivalencia en la forma de las acciones ritualizadas. El investigador debe establecer si existen similitudes en la forma relacional o el patrón de las prácticas en un entorno y un grupo incrustado. Es muy probable que el investigador utilice diversos criterios para evaluar la similitud de dichas prácticas simbólicas ritualizadas. También se necesitan criterios para determinar la similitud de prácticas ritualizadas homólogas en un entorno medioambiental más amplio. Puede haber o no correspondencia en el significado de "repertorios de acción basados en esquemas". En otras palabras, hay que determinar si existe una similitud de significado entre los temas centrales o clave que impregnan, por ejemplo, posibles prácticas homólogas en un entorno más amplio. La designación de normas o criterios claros y la adhesión sistemática a ellos aumentaría nuestra confianza en la precisión de los juicios sobre la similitud de las prácticas dentro de uno o más ámbitos.9 MARCO PARA EL DESARROLLO DE TEORÍAS Una vez esbozados los conceptos esenciales de la teoría, me gustaría hacer hincapié en un punto adicional. Un objetivo básico que subyace a este proyecto es ampliar el análisis de forma que refleje un compromiso con el espíritu de integración de la teoría. Dicho objetivo proporciona un marco orientativo en el que pueden desarrollarse nuevas formulaciones. Dos dimensiones clave componen este marco que permitiría esfuerzos más integradores (Prendergast y Knottnerus 1994; Knottnerus de próxima publicación). La primera dimensión concibe la estructura social como compuesta de niveles, es decir, niveles analíticos de análisis estructural. Una forma de conceptualizarlo es con "seis niveles de estructura social": relaciones, redes, relaciones intraorganizativas, relaciones interorganizativas, estratificación de la sociedad y sistema mundial. Esta perspectiva, que hace hincapié en que el orden social se compone de una serie de dimensiones micro y cada vez más macro, facilitaría directamente el intento de desarrollar formulaciones que abarquen niveles estructurales de análisis (la importancia de las preocupaciones micro-macro en la teoría y la investigación es
  • 10. tratado en Alexander, Giesen, Munch y Smelser 1987). La formulación presentada en este documento puede utilizarse para explicar cómo la ritualización está implicada en procesos estructurales que operan en varios niveles y en diferentes direcciones. Dichos procesos pueden ocurrir dentro de un mismo nivel o pasar de los niveles macro a los micro o de los micro a los macro. Además, tanto la ritualización estructural reproductiva como la transformativa pueden estar implicadas en todos estos procesos. La formulación aquí desarrollada se centra en la reproducción y transformación estructural en grupos integrados, que es un proceso que va del nivel macro al micro. Utilizando este marco, los ejemplos de los liceos y los mundos juveniles y de las plantaciones y las sociedades esclavistas implicarían, como mínimo, procesos que tienen lugar entre los niveles intraorganizativo y de relación social. Por supuesto, en estos u otros casos podrían estar implicados otros niveles y direcciones de influencia. Por poner un ejemplo muy diferente, los repertorios de baile estilizados que se enseñan en un estudio de danza podrían implicar un proceso de macro a micro que reproduce significados, identidades y patrones de interacción basados en el género entre actores juveniles, es decir, el nivel intraorganizativo que influye en el nivel de relación (Maril y Knottnerus 1996). A través de rutinas de baile y posturas demasiado estilizadas, se puede enseñar a los actores repertorios cognitivos y corporales culturalmente definidos como femeninos o masculinos. Además, las prácticas ritualizadas basadas en esquemas que se aprenden y refuerzan en este entorno podrían llevar a estos individuos a reproducir estructuras de género similares entre amigos y compañeros, en la escuela y en la sociedad en general, es decir, relaciones que influyen en los patrones y estructuras de red, intraorganizacionales y sociales. La segunda dimensión del marco, que tiene valor para integración de conceptos analíticos, sugiere que los enfoques del análisis de la estructura social están ontológicamente arraigados en conceptualizaciones muy diferentes de la naturaleza de la estructura y sus mecanismos causales. Existen tres orientaciones generales. Los enfoques "objetivistas" se centran en la naturaleza autónoma de las disposiciones estructurales y los sistemas que repercuten en los actores individuales. Las perspectivas "transaccionales" hacen hincapié en los procesos interpersonales, como el intercambio, que estructuran las relaciones sociales. Los enfoques "idealistas" ven la estructura social como el producto de los significados, códigos, tipificaciones, etc. de los actores. Esta segunda dimensión del marco orientador facilitaría los esfuerzos encaminados a desarrollar formulaciones teóricas vinculadas a otros modos de análisis estructural (para una discusión de los diferentes enfoques analíticos de la estructura social en la sociología contemporánea, véase Knottnerus y Prendergast 1994; Prendergast y Knottnerus 1993; Knottnerus 1996; Knottnerus y Guan 1997). En este s e n t i d o , el
  • 11. El concepto de ritualización estructural se basa principalmente en los enfoques idealista y transaccional de la estructura. Su principal enfoque analítico se centra en la interacción ritualizada entre los actores, que se rige por esquemas. Uno de los objetivos del trabajo futuro es seguir desarrollando algunas de estas ideas para integrarlas con determinados conceptos y procesos estudiados por otras perspectivas transaccionales, idealistas u objetivistas. Un candidato probable implica un análisis de cómo el intercambio social, el poder y la exclusión (Willer y Anderson 1981; Cook 1987; Knottnerus 1994) pueden ser creados por prácticas ritualizadas o estar arraigados en ellas. Otra posible dirección para el desarrollo teórico se centraría en las formas en que la ritualización está implicada en los procesos organizativos estudiados por la escuela de las "nuevas instituciones" (Powell y DiMaggio 1991). En resumen, un marco orientativo comprometido con la integración de teorías proporciona la base para el desarrollo de nuevas teorías e investigaciones, que especificarían cómo se produce la ritualización dentro y a través de los niveles estructurales y en conjunción con otros procesos estructurales. DEBATE Y CONCLUSIONES En la presente formulación, la atención se ha dirigido formalmente a cómo las prácticas simbólicas ritualizadas influyen en la estructura social. Esta explicación de los resultados estructurales proporciona un análisis de cómo son producidos por los actores y las dinámicas de grupo que se producen entre ellos. Esta formulación adopta la forma de una teoría generalizable que podría aplicarse a diversos casos con fines de explicación y predicción de resultados. Por lo tanto, es necesario investigar los procesos que tienen lugar en los "grupos integrados". Entre los posibles candidatos para la investigación se incluyen diferentes tipos de sociedades juveniles en diversos entornos, como instituciones educativas (por ejemplo, grupos del mismo sexo o mixtos dentro de escuelas de élite o no), sociedades de esclavos integradas en sistemas de plantaciones o ciertos tipos de sociedades secretas. La investigación comparativa permitiría una amplia investigación de los argumentos y predicciones de la presente formulación y posiblemente un mayor desarrollo de la teoría relativa a la creación de la estructura social. La naturaleza de esta investigación podría adoptar diversas formas, desde estudios de casos históricos, literarios y etnográficos hasta, posiblemente, experimentos de laboratorio (véase Collins 1984 para el argumento de que la teoría formal puede utilizar pruebas cualitativas observacionales e históricas). Más concretamente, la teoría debe poder superar la prueba de la falsabilidad, es decir, ser capaz de someterse a pruebas que confirmen o no sus argumentos y predicciones. Por ejemplo, podrían realizarse investigaciones históricas comparativas que examinaran las mismas
  • 12. en diferentes momentos dentro de la misma sociedad. Los posibles cambios en el entorno social y el grupo integrado en distintos periodos de tiempo servirían de base para evaluar la capacidad de la teoría para explicar y predecir distintos resultados estructurales. También podría examinarse un caso en el mismo momento pero en condiciones (y posiblemente sociedades) diferentes. A continuación, se podría realizar una evaluación de la teoría determinando si las variaciones en los entornos sociales y los grupos incrustados son coherentes con los argumentos de la teoría. También podría realizarse un tipo de prueba muy diferente utilizando un modo de investigación experimental. Por ejemplo, se podría exponer a los actores a distintos grados de Rango {Re} en diferentes condiciones experimentales, es decir, una práctica ritualizada en distintos grados de dominancia. Tras esta manipulación experimental, se pediría a los sujetos que resolvieran un problema o tarea. Se les instruiría para que formaran una organización en la que asignaran recursos (por ejemplo, dinero) a los miembros del grupo tras construir un conjunto de reglas que rigieran la distribución de los recursos. El criterio para determinar la similitud de las estructuras de un entorno y un grupo integrado, es decir, el isomorfismo estructural, es "el conjunto de reglas para la asignación de cualquier tipo de recurso". Estas reglas de decisión o división del trabajo y la forma en que se asignan los recursos proporcionan una medida operativa del tipo de estructura que se encuentra en un entorno social. En la manipulación experimental se podría hacer variar el predominio de las prácticas ritualizadas centradas en las reglas que rigen la asignación de recursos (por ejemplo, en un vídeo observado por los sujetos) en función de su saliencia, repetitividad, etcétera. La predicción sería que cuanto mayor sea el Rango {Re}, como se evidencia en la manipulación experimental, mayor será la similitud de las prácticas ritualizadas y el isomorfismo estructural entre el grupo de tarea y la manipulación. En resumen, aunque los comentarios anteriores sólo proporcionan breves esbozos de posibles estrategias de investigación, sugieren que es posible desarrollar criterios para determinar la similitud de las estructuras y, en última instancia, las pruebas de los argumentos de la teoría. Al mismo tiempo, es necesario seguir desarrollando la teoría. Se justifica incluir trabajos relacionados con procesos que tienen lugar en grupos integrados o de otro tipo. El grado en que las prácticas y modelos ritualizados se dirigen a los actores de los grupos podría ser especialmente importante. En otras palabras, las diferencias en el enfoque de las prácticas ritualizadas podrían afectar significativamente a los actores. Por ejemplo, en los estudios de artes marciales o danza se produce un entrenamiento muy intenso y dirigido con niños y adultos que aprenden prácticas simbólicas ritualizadas muy estilizadas. Es muy probable que estos grupos elaboren y recreen determinados patrones de significado y comportamiento basados en el género, desempeñando así un de la sociedad. Otras estructuras de significado, interacción e identidad basadas, por ejemplo, en la clase, la raza, la etnia o la religión también podrían ser transmitidas por grupos como éstos y otros, entre los que se incluyen sectas, campamentos de animadoras, diversos grupos religiosos y organizaciones de entrenamiento deportivo. Estas cuestiones podrían abordarse en las derivaciones de la presente teoría e investigarse. La presente formulación también podría ampliarse para centrarse en los efectos de las prácticas de grupo en el entorno más amplio. Es posible que los cuatro factores que determinan el predominio de las prácticas ambientales también influyan en el predominio de las prácticas ritualizadas en entornos y episodios grupales, lo que a su vez podría configurar los patrones de relaciones y estructuras a niveles sociales más macro. En contraste con el enfoque macro a micro de la presente formulación (tal y como se expone en la sección "Marco para el desarrollo de la teoría"), la teoría también podría explicar cómo afecta la ritualización estructural a organizaciones, instituciones o comunidades. En esta conceptualización de micro a macro habría que prestar atención a factores adicionales que facilitan este proceso, como la circulación periódica de actores del entorno más amplio hacia entornos grupales (por ejemplo, aquellos con un enfoque muy intenso). Otro posible factor sería la necesidad de una relación abierta o sin obstáculos entre un subgrupo y una comunidad que permita al primero tener un mayor impacto en la segunda. Además, habría que prestar atención a las formas en que las ocasiones que implican ritualización crean, refuerzan o imponen redes de intercambio, sistemas de dominación y poder u otras disposiciones estructurales. Por último, y de forma más general, aunque la ritualización suele implicar Las personas que llevan a cabo acciones rutinarias de forma irreflexiva, a veces lo hacen de forma deliberada y calculada. Los agentes pueden participar estratégicamente en prácticas ritualizadas y fomentar activamente la reproducción o transformación de las estructuras sociales con diversos fines, entre ellos el autoengrandecimiento. Esta "ritualización estratégica", en la que los agentes utilizan o manipulan un sistema de prácticas ritualizadas para obtener determinados resultados, puede tener profundas consecuencias para los miembros de la sociedad. Esto también atestigua el hecho de que los rituales sociales pueden "inventarse" o cambiarse y pueden desempeñar un papel integral en el poder y la política (Hobsbawm y Ranger 1983; Cannadine y Price 1987). Por estas razones, los trabajos futuros se beneficiarían de un análisis más centrado en este aspecto de la dinámica de la ritualización. En conclusión, se ha argumentado que el proceso de ritualización estructural puede desempeñar un papel crucial en el desarrollo de ciertos tipos de relaciones y organizaciones sociales. Al abarcar diferentes niveles de la
  • 13. orden social, la presente formulación da fe tanto de los aspectos construidos como de los estructurantes de la vida social. A partir de la presentación formal de esta teoría se sientan las bases para la investigación y el posterior desarrollo teórico centrado en la importante, pero a menudo descuidada, vinculación entre ritual y estructura social. ACUSE DE RECIBO Las ponencias relacionadas con este trabajo se presentaron en la Primera Conferencia Internacional sobre Teoría e Investigación en Procesos Grupales, Cracovia, Polonia, 1996, y en el XXXII Congreso del Instituto Internacional de Sociología, Trieste, Italia, 1995. Agradezco a Jane Sell, Barry Markovsky, Lisa Troyer y Christopher Prendergast sus útiles comentarios y sugerencias. NOTAS 1. En una línea diferente pero relacionada, cada vez se presta más atención al valor de la investigación de la cognición social para comprender la estructura social y los procesos psicológicos sociales (Stryker 1991; Howard 1990, 1994; Morgan y Schwalbe 1990). Algunos también están utilizando enfoques interpretativos para estudiar los procesos grupales y la socialización entre los niños (Corsaro 1992). 2. Algunos de los procesos tratados en la presente formulación también son paralelos a la observación de Simmel (1906, 1950) de que las sociedades secretas poseen rituales y jerarquías y éstos se derivan del mundo social exterior. El mundo interior resultante de la sociedad secreta puede ser muy similar al mundo exterior aunque se oponga a él. Dicho de otro modo, para crear algo nuevo es necesario utilizar algo viejo. Así pues, aunque los agentes son autónomos y activos, deben utilizar símbolos, comportamientos, etc., de su mundo circundante y de experiencias previas en el proceso de construcción social y, en esa medida, pueden reproducir una realidad previamente objetivada. 3. Entre los relativamente pocos que han abordado recientemente la relación entre ritual y estructura social, véanse Schweizer, Klemm y Schweizer (1993) y Pertierra (1987). 4. Berger y Zelditch (1993). Berger, Zelditch y Anderson (1989), Freese y Sell (1980) y Hage (1994) ofrecen revisiones y debates instructivos sobre el valor de la teorización formal y los programas de investigación teórica en sociología, incluidos los campos de los procesos de grupo y la psicología social. 5. Los esquemas también pueden considerarse marcos cognitivos u "organizaciones de representaciones conceptualmente relacionadas de objetos, situaciones, acontecimientos y secuencias de acontecimientos y acciones" (Markus y Zajonc 1985, p. 143). Para discusiones sobre el concepto de "esquema" y resúmenes de trabajos en psicología social que utilizan este concepto, véanse Markus y Zajonc (1985), Fiske y Taylor (1991), y Augoustinos e Innes (1990). También es interesante una perspectiva cognitiva relacionada conocida como teoría de los guiones, que define los guiones como "representaciones conceptuales de secuencias de acontecimientos estereotipadas" (Abelson 1981, p. 715; Langer 1989). Y, para discusiones de apoyo sobre cómo existen similitudes entre muchas ideas de la fenomenología y la psicología social cognitiva (por ejemplo, esquemas) y los episodios sociales pueden definirse como "representaciones internas, cognitivas sobre rutinas de interacción comunes y recurrentes", véase Forgas (1981, pp. 13-16, 166-169). Debo subrayar que, aunque mi enfoque del concepto de "esquema" es compartido con los psicólogos sociales cognitivos, la presente formulación no está completamente basada en el lenguaje preexistente de los psicólogos cognitivos ni lo utiliza normalmente. Es muy posible, como sugiere un revisor, que la formulación pueda conectarse de forma productiva con esta tradición. Este sería el caso más p r o b a b l e si la teoría se utilizara a nivel individual, es decir, para examinar los procesos cognitivos que operan en los actores individuales. Sin embargo, este no es mi objetivo en esta primera fase del desarrollo de la teoría. Más bien, la teoría hace hincapié en los procesos sociales que operan en diversos niveles, incluido el nivel micro del grupo y dimensiones sociales más macro. La psicología cognitiva no proporciona un lenguaje o un cuerpo de conceptos que se centren explícitamente en los fenómenos sociales, al menos en los de niveles más macro. Por lo tanto, la teoría se articula de un modo que la haría más pertinente para otras tradiciones de pensamiento que se ocupan de los procesos y la estructura sociales tal y como se producen en los distintos niveles del orden social. 6. Aunque la presente formulación hace hincapié en que las acciones ritualizadas pueden contener una dimensión cognitiva, no cabe duda de que las prácticas ritualizadas contienen otros elementos. Dos características importantes son el impacto de las prácticas ritualizadas en el desarrollo de la identidad y el componente emocional de los rituales. En futuros trabajos se prestará mayor atención a factores como éstos. 7. En otro lugar me he referido a la estructura social como "...un ámbito de fenómenos que consiste en las relaciones sociales, las oportunidades y las limitaciones para la acción conjunta que conllevan, y su coalescencia en sistemas complejos de diferentes tipos...". (Prendergast y Knottnerus 1993, p. 160). En un trabajo más reciente defino la estructura social como "relaciones sociales de diversos tipos, sus procesos internos, su cuestión conductual e institucional, y su conectividad e interdependencia como sistemas emergentes extendidos a través del tiempo y el espacio" (Prendergast y Knottnerus 1994, p. 1). Aunque estas definiciones contienen varias características, lo más importante es que hacen hincapié en que la estructura implica un sistema de relaciones sociales. Esto es coherente con el presente enfoque, que considera la estructura como "relaciones sociales y su patrón de organización". El presente enfoque también es coherente en general con otros como Turner (1991) que, al hablar de la teoría del rol estructural, conceptualiza la o r g a n i z a c i ó n s o c i a l como una red (o la interrelación) de comportamientos, posiciones o estatus. Por supuesto, en la presente formulación la atención se dirige a la organización de las relaciones sociales en forma de prácticas simbólicas ritualizadas, que por definición implican prácticas sociales realizadas con regularidad. 8. Un análisis de diversas formas de pruebas, incluidas las fuentes literarias e históricas. apoya estos puntos. Por ejemplo, se encuentran repetidas descripciones de grupos de jóvenes que poseen líderes, seguidores, esclavos y marginados. También se hacen muchas referencias al poder de los líderes y a la regimentación impuesta a los miembros del grupo, a las diferencias de poder entre los distintos miembros del grupo, a los líderes dictatoriales y a las relaciones agresivas y coercitivas entre los niños. 9. Sherry Ortner (1973) aporta algunas ideas potencialmente útiles para analizar el significado temático de las prácticas ritualizadas y determinar su posible similitud. Los símbolos clave que sugiere pueden ser símbolos de resumen o símbolos de elaboración. Esto último es especialmente relevante porque tales símbolos contienen dos modalidades: una orientación conceptual o una "metáfora raíz" que proporciona categorías para conceptualizar el orden del mundo y un "escenario clave" que organiza la experiencia de la acción. Es muy posible que las prácticas ritualizadas presenten estas cualidades y el análisis de sus significados y posibles similitudes se vería facilitado si se atendiera a estos dos modos. REFERENCIAS Abelson, R.P. 1981. "Estado psicológico del concepto de guión". American Psychologist 36: 715-729. Alexander, J.C., B. Giesen, R. Munch y N.J. Smelser (Eds.). 1987. The Micro-Macro Link. Berkeley, CA: University of California Press. Augoustinos, M., y J.M. Innes. 1990. "Hacia una integración de las representaciones sociales y la teoría de los esquemas sociales". British Journal of Social Psychology 29: 213-231. Berger, J., y M. Zelditch, Jr. (Eds.). 1993. Theoretical Research Programs: Studies in the Growth of Theory. 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  • 15. AVANCES EN LOS PROCESOS DE GRUPO Editores: BARRY MARKOVSKY MICHAEL J. LOVAGLIA LISA TROYER Departamento de Sociología Universidad de Iowa Editores de la serie: EDWARDJ. LAWLER Departamento de Comportamiento Organizativo Universidad de Cornell VOLUMEN 14 - 1997 Copyright © 1997 JAI PRESS INC. 55 Old Post Road, No, 2 Greenwich, Connecticut 06830 JAI PRESS LTD. 38 Tavistock Street Covent Garden Londres WC2E 7PB Inglaterra Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada en un sistema de recuperación de datos o transmitida de ninguna forma ni por ningún medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, filmación, grabación o cualquier otro, sin el permiso previo y por escrito del editor. ISBN: 0-7623 -0172-4 ISSN: 0882-6145 Fabricado en Estados Unidos