1. Nuestra adoración a Jesús es
siempre una respuesta a como
percibimos que El es. Si lo
vemos pequeño en nuestros
corazones y mentes, nuestra
respuesta permanecerá
mínima, mecánica y hasta
mísera. Pero entre mas y mas
lo veamos por quien
verdaderamente es [nuestra
adoración] será una respuesta
de alegría y el deseo de
nuestro corazón.