1. Mi amigo me acompañó hasta el metro en la parada
Chapultepec de la línea rosa. Un viaje de ida sale S2 mexicanos
(0,20 centavos de dólar). Es muy barato y es lo mejor para
desplazarse dentro del distrito pero hay que andar con los ojos
bien abiertos. Igual que en Buenos Aires. Lo más raro del metro:
se frena cuando quiere así que hay que agarrarse bien. Primero
fui a la terminal de micros (autobuses) llamada TAPO
(transportes de oriente) para comprar mi pasaje hacia Oaxaca
para salir a la noche. De ahí me recomendaron ir a otra empresa
que me iba a salir un poco más barata: Fletes y Pasajes. Tenía
que ir desde Tapo hasta la parada del metro en boulevard Puerto
Aéreo (3 estaciones mas) y de ahí caminar algunas cuadras.
Encontré el lugar y se notaba que era de segunda clase. Me salio
26 dólares para ir hasta Oaxaca y el micro salía a las 11 de la
noche.
Cuando llegamos a Oaxaca era muy temprano y hacía mucho
frío. Esperé a que saliera el sol, porque de madrugada hacía
mucho frío. Compré un pasaje sospechosamente barato de USS
7,50 hacia Pochutla, para luego ir a Zipolite, en el océano
Pacífico. Y sí, era otro micro de segunda clase, peor que el
anterior. Empezaron las montañas y no pararon más. Fueron
nueve horas así: curvas y contracurvas en la cima de montanas
altísimas. Esta parte fue la peor del viaje. Al principio era todo
muy lindo, el paisaje era espectacular, pero las curvas nunca
pararon, nunca hubo ni un poco de camino recto y eso me mató.
Llegamos y anochecía. Salí de la terminal de micros y trate
de buscar el famoso pesero que me iba a salir a un dólar para ir a
Zipolite (a pocos kilómetros de ahí). Al principio me intentaron
llevar muchos taxistas, pero el precio era altísimo: 10 dólares,
así que tuve que esperar al micro llamado pesero pero nunca
paraba. Luego, paró una camioneta con la parte de atrás cubierta
con una lona y me pregunto si iba a Zipolite. Le dije que sí y subí.
2. Resulta que el pesero no era un micro sino esta camioneta que
me llevaba junto a otros turistas y lugareños.