Para Sócrates existían tres principios fundamentales: la virtud, la felicidad y el saber. La virtud no dependía de lo físico sino del carácter interior y la capacidad de distinguir el bien del mal a través de la razón. La felicidad no provenía de bienes materiales sino del perfeccionamiento moral. Y el saber era identificado con el bien; la ignorancia llevaba a obrar mal.