El documento habla sobre tres propósitos de las células de la iglesia: crecimiento numérico, financiero y espiritual. Enfatiza que el crecimiento espiritual debe ser la máxima prioridad, logrado a través de la palabra, oración, diezmo y congregación. También destaca la importancia del crecimiento numérico para expandir el reino de Dios, y el crecimiento financiero para apoyar las obras de la iglesia.