El poema describe cómo la presencia de la persona ayudó a iluminar y calmar al poeta de la misma manera que la luna ilumina la oscuridad de la noche. El poeta se sintió inspirado por la buena voluntad de la persona de escucharlo y todos sus pensamientos se dirigieron a la benevolencia y grandeza humana de esa persona, a quien ve como un pilar inconmensurable aunque de presencia fugaz.