El documento contrasta la forma en que las personas dedican más tiempo, atención y esfuerzo a actividades seculares que a Dios y la iglesia. Señala varias inconsistencias como dar más dinero para compras que para la iglesia, sentirse cansado al leer la Biblia pero no al leer ficción, y ser más propensos a reenviar bromas que mensajes sobre Dios. Finalmente, desafía al lector a reenviar el mensaje si ama a Dios y no le avergüenza compartir sobre Él.