1. Hoy como nunca
Un día nublado de los que me gustan y a los demás no, sentí que no podía resistir. Estaba en clase de
lengua, lo que hoy es español. Mondragón enseñaba el pretérito de subjuntivo: Hubiera o hubiese amado,
hubieras o hubieses amado, hubiera o hubiese amado, hubiéramos o hubiésemos amado, hubierais o
hubieseis amado, hubieran o hubiesen amado. Era las 11. Pedí permiso para ir al baño, una excusa para
poder salir de la escuela y llegar al departamento de mariana, toque repetidamente hasta que salió sin
maquillaje y vistiendo un kimono. Tenía un rastrillo más pequeño que del mi padre, se estaba afeitando las
piernas y axilas, se asombró al verme, pregunto por su hijo, solo si le había pasado algo pero rápido respondí
que no.
Nos sentamos en su sofá. Ella cruzo sus piernas. Su kimono se abrió un poco, su pecho, sus piernas, su
abdomen delgado, el oculto sexo - Nada pasa- dije- Es… ¿Como decirle? me da mucha pena que pensara. -
No entiendo que pasa, es raro verte así y más a esta hora ¿deberías estar en la escuela? - Si, es que me
escape, si me cachan me corren. No diga que estoy aquí y menos a su hijo –
Veamos ¿por que andas así? ¿paso algo malo? ¿ se te ofrece algo de beber? dime como ayudarte. -No
puede hacerlo porque… yo perdóneme por esto, pero la amo-
Pensé que se reiría o me gritaría, seria lo normal, pero solo me miro muy triste, tomo mi mano (jamás lo
aolvidare) dijo –
comprendo, pero tú debes entenderme, tu podrías ser mi hijo, yo soy muy grande para ti, tengo 28, nunca
podrá haber nada entre nosotros ¿entiendes? no debes sufrir, te esperan cosas malas, por eso quiero que
tomes esto como algo que después recordaras felizmente, puedes volver con jim pero trátame como lo que
soy, la madre de tu mejor amigo, al menos hasta que se te pase tu enamoramiento y no se convierta en algo
que pueda dañar tu vida
- Quería llorar, me contuve, dije -tiene razón, agradezco su comprensión, disculpe pero en serio tenía que
decírselo. -No tengo que perdonar nada, es bueno que digas la verdad. -No le diga nada a su hijo. -Tranquilo
no lo hare - Solté su mano, estaba por salir, ella me retuvo y dijo -¿te puedo pedir algo déjame darte un
beso?- y me lo dio casi en los labios, como el que le da a su hijo cada mañana. No intente besarla, solo baje
corriendo, no volví a la escuela, camine por insurgentes, llegue a mi casa, solo quería descansar.
No lo logre, el profesor recién llamo, como no aparecía me buscaron por todos lados, jim dijo que de seguro
estaba con su madre, que era un tipo raro y estaba loco por culpa de mi hermano el pandillero. Fueron al
departamento, ella dijo que estuve ahí por un libro que olvide pero jim sabía que era mentira y le explico a
Mondragón, el hablo a mis padres para decir lo que había hecho a pesar de que lo negó eso solo lo volvía
mas sospechoso