Este documento es una oración dirigida a un ser que está perturbando al autor. El autor invoca su llama triple y la de Cristo para ordenarle al ser que se aleje y regrese a su lugar, y que no tiene poder sobre el autor. El autor afirma ser el único dueño de su persona y ambiente. Finalmente, el autor invoca la ley del perdón y la llama violeta para alejar el temor y mantener la paz, afirmando su unión con su presencia cristiana.