2. Bruselas
• Bruselas, capital de Bélgica, fue
impuesta en la década del '50 como
capital europea. Su impresionante
plaza, la Grand Place, está rodeada
de edificios que conjugan estilos
arquitectónicos diferentes, como el
renacentista, el gótico y el barroco
con un resultado sorprendente.
Escenario en el pasado de hechos
sangrientos, la Grand Place se
convierte cada dos años en un
enorme mercado de flores y es
centro de las visitas de turistas de
todo el mundo, que también llegan
a Bruselas ansiosos por ver al
famoso Manneken Pis y el moderno
Atomiun, construido con motivo de
la Exposición Universal de 1958.
3. Venecia
• Capital de la Serenísima República, admirada y temida a la vez, Venecia
fue
durante siglos potencia comercial y dueña de los mares.
Entonces, ricos mercaderes y artistas la convirtieron en
una de las ciudades más románticas y atractivas de todos
los tiempos, alimentando las fantasías de quienes
ansiaban conocerla un día y colmando las expectativas de
aquellos que llegaban a verla. Hoy como en sus épocas de
esplendor, la ciudad de los canales sigue cautivando a
viajeros de todo el mundo.
Pero, paradójicamente, hoy Venecia se debate frente al
acoso de las aguas, las mismas aguas que ayer la volvieron
pujante y gloriosa. En la actualidad, el desafío pareciera
ser, si cabe la expresión, mantener a flote a la envejecida
reina de los mares. Venecia
• Capital de la Serenísima República, admirada y temida a
la vez, Venecia fue durante siglos potencia comercial y
dueña de los mares. Entonces, ricos mercaderes y artistas
la convirtieron en una de las ciudades más románticas y
atractivas de todos los tiempos, alimentando las fantasías
de quienes ansiaban conocerla un día y colmando las
expectativas de aquellos que llegaban a verla. Hoy como
en sus épocas de esplendor, la ciudad de los canales sigue
cautivando a viajeros de todo el mundo.
Pero, paradójicamente, hoy Venecia se debate frente al
acoso de las aguas, las mismas aguas que ayer la volvieron
pujante y gloriosa. En la actualidad, el desafío pareciera
ser, si cabe la expresión, mantener a flote a la envejecida
reina de los mares.
4. Barcelona
Barcelona, capital de la Catalunia, recibió a
Cristóbal Colón cuando regresó de su primer
viaje en busca de las Indias. Un gran cortejo
lo acompañó desde el puerto hasta el Palacio
Real Mayor, donde esperaban los Reyes
Católicos, Isabel y Fernando. Una columna de
sesenta metros de altura se erigió en honor a
Colón en el puerto, y no lejos de allí, una
reproducción de la Santa María en tamaño
natural está amarrada al muelle.
Pero el corazón de Barcelona está en la
Rambla. Esta magnífica avenida de dos
kilómetros de largo por cuarenta y cinco
metros de ancho se llena de vida desde el
alba, con el mercado de pescados, sus ventas
de flores, sus pequeños bares, y sigue en
movimiento hasta la noche, cuando la
burguesía concurre a la Opera.
5. Madrid
Madjrit fue el nombre dado por el
emperador moro Mohamed I a una
fortaleza que ordenó construir a
orillas del río Manzanares, allá por el
año 852.
Esta fortaleza estaba emplazada en el
espacio que ocupa actualmente el
Palacio Real de Madrid, convertida en
ciudad con el desarrollo de barrios a
su alrededor.
Destruida por un incendio, los Reyes
Católicos hicieron construir en su
lugar un monumental palacio, diez
veces más grande que el de
Buckingham, en Londres, y desde
cuyas ventanas los reyes podían asistir
a las ejecuciones de los condenados o
a las corridas de toros que se
desarrollaban en la Plaza Mayor, la
plaza más bella de la ciudad.