El documento trata sobre aceptar la naturaleza transitoria y efímera de la vida. La persona tuvo que aceptar que su cuerpo envejecería y moriría, que sus seres queridos escogerían sus propios caminos, y que ninguna posesión le pertenecía permanentemente. Aceptar su mortalidad y la impermanencia de todas las cosas le permitió alcanzar una mayor paz interior.