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“Ya no queda nada,
el Jichi se ha ido”
COSMOVISIÓN,
CONOCIMIENTOS Y
PRÁCTICAS DEL PUEBLO
CHIQUITANO EN RELACIÓN
AL CAMBIO CLIMÁTICO.
“Ya no queda nada,
el Jichi se ha ido”
COSMOVISIÓN, CONOCIMIENTOS Y PRÁCTICAS
DEL PUEBLO CHIQUITANO EN RELACIÓN
AL CAMBIO CLIMÁTICO
En el marco del Proyecto “Acortar la distancia
entre la vida cotidiana en el bosque húmedo y las
negociaciones políticas sobre el cambio climático”
Con el apoyo de
Santa Cruz, noviembre de 2016
“Ya no queda nada, el jichi se ha ido”
Cosmovisión, conocimientos y prácticas del Pueblo Chiquitano en
relación al cambio climático
Es una publicación de:
Apoyo para el Campesino – indígena del Oriente Boliviano, APCOB
Calle Alfredo Jordán Nro. 79 “A”
apcob@apcob.org.bo
Casilla Postal 4213
Santa Cruz de la Sierra – Bolivia
Dirección general: Jürgen Riester
Coordinación: Zulema Barahona
Investigador: Diego Machicao
Co investigadores chiquitanos: Fernanda Chávez,
Jacqueline Pinto, Mauricio Tomichá y Carmelo Rodríguez
Corrección de estilo: Oscar Gutiérrez Peña
Diseño y diagramación: Gente de blanco
Fotografías: APCOB
Esta publicación se realizó con el financiamiento de Bosques del Mundo en el marco
del Proyecto “Acortar la distancia entre la vida cotidiana en el bosque húmedo y las
negociaciones políticas sobre el cambio climático”.
Las opiniones expresadas en esta obra reflejan los resultados de las investigaciones y
del equipo de investigadores, por tanto, no representan, en ningún caso, el punto de
vista de Bosques del Mundo.
Contenido
Presentación ............................................................................................................................... 5
Antecedentes ............................................................................................................................. 7
Ubicación geográfica .............................................................................................................9
Lo socio-cultural: construcciones y regulaciones en torno
al cambio climático .................................................................................................................. 10
- Cosmovisión....................................................................................................................... 11
- Situación actual.................................................................................................................. 12
- Organización social y política .......................................................................................... 15
Conocimientos y regulaciones frente al cambio climático ............................................ 16
Estrategias y/o acciones en torno a la variabilidad climática y
los fenómenos extremos ......................................................................................................... 20
Cómo el cambio climático afecta la vida cotidiana de
los chiquitanos en el bosque.................................................................................................. 28
- Migración............................................................................................................................ 29
- Cambios en el tipo de alimentación-Cambios
en las tradiciones culturales............................................................................................. 29
- Nuevas oportunidades ..................................................................................................... 29
Soluciones prácticas climáticas .............................................................................................. 30
Recomendaciones ................................................................................................................... 31
Bibliografía …............................................................................................................................ 32
Presentación
No cabe duda que los cambios en
el clima, y sus consecuencias a
nivel global y local, son asuntos que
convocan a todos: hombres, mujeres,
jóvenes, autoridades y sociedad civil
en general, a tener una actitud cada
vez más comprometida y activa en
relación a la adopción de medidas
que nos ayuden a mitigar sus efectos
adversos.
En el marco del Proyecto denomina-
do “Acortar la distancia entre la vida
cotidiana en el bosque húmedo y
las negociaciones políticas sobre el
cambio climático”, ejecutado en tres
países (Panamá, Nicaragua y Bolivia),
y apoyado por “Bosques del Mundo”
de Dinamarca, se desarrollaron in-
vestigaciones con la participación de
jóvenes indígenas y no indígenas de
cada país, quienes asumieron su rol
como coinvestigadores. El presente
documento resume el resultado de
las investigaciones en las comunida-
des habitadas por el pueblo indígena
chiquitano de Bolivia en el Territorio
Indígena Monte Verde. Durante este
proceso se abordaron y registraron
los conocimientos tradicionales y la
cosmovisión del pueblo chiquitano
en relación al cambio climático, esto
con el propósito de escuchar y hacer
escuchar las voces, los sentimientos,
preocupaciones y sabiduría de su
pueblo, facilitando espacios de re-
flexión colectiva en sus comunidades
del Territorio Indígena Monte Verde.
El Jichi del agua
habita en los ríos,
lagunas y curichis.
Ya no queda nada, el Jichi se ha ido 5
Jürgen Riester
Director APCOB
Con los resultados de estas investigacio-
nes, un grupo de jóvenes indígenas chiqui-
tanos activistas por el clima, han creado
innovadoras estrategias de sensibilización
y difusión de los resultados, compartiendo
sus hallazgos a partir de obras de teatro,
las que −de alguna manera− reflejan y
re-valorizan la cultura de respeto y mane-
jo responsable de los recursos naturales
que tienen los chiquitanos. “Ya no queda
nada, el Jichi se ha ido” y “La huelga de
los jichis”, entre otras, son obras teatrales
que los jóvenes chiquitanos han puesto
a disposición de sus comunidades como
mecanismos de reflexión y difusión sobre
los problemas que el cambio climático les
está generando.
En un panorama poco alentador, donde las
poblaciones más vulnerables a los efectos
negativos del cambio climático, como son
los indígenas, los chiquitanos están recu-
perando algunas prácticas de sus abuelos
para adaptarse a la nueva situación, por
ejemplo: han vuelto a buscar alimentos y
medicinas en el bosque (almendra chiqui-
tana, aceite de copaibo), están practicando
sistemas agroforestales, diversificando su
producción, y los están desarrollando de
manera que las poblaciones no indígenas
también puedan acceder a los mismos,
además, procesando y comercializando
esta gama de productos del bosque mejo-
ran sus ingresos y protegen el bosque que
los alberga.
Esta publicación tiene la intención de
aportar al conocimiento y reflexión sobre
la importancia de tomar en cuenta el cono-
cimiento tradicional de los pueblos indíge-
nas para enfrentar los desafíos del cambio
climático.
6 Ya no queda nada, el Jichi se ha ido
Antecedentes
En el marco del proyecto denomi-
nado “Acortar la distancia entre
la vida cotidiana en el bosque hú-
medo y las negociaciones políticas
sobre REDD+”1
ejecutado en tres
países (Panamá, Nicaragua y Boli-
via), y apoyado por “Bosques del
Mundo” de Dinamarca, se desarro-
lló una investigación de campo con
la participación de jóvenes indíge-
nas y no indígenas del mencionado
proyecto, para escuchar las voces
provenientes de las comunidades
que habitan en los bosques.
Como parte de las acciones imple-
mentadas por los “jóvenes indíge-
nas chiquitanos activistas por el
clima”, y su propósito de escuchar
y hacer escuchar las voces, los senti-
mientos, preocupaciones y sabidu-
ría de su pueblo, ellos mismos facili-
taron espacios de reflexión colectiva
en diez comunidades indígenas2
,
1	 REDD + Reducción de Emisiones de
gases de efecto invernadero causadas
por la Deforestación y Degradación de
los bosques, la conservación y el incre-
mento de las capturas de CO2, también
conocida como REDD+, es un mecanis-
mo de mitigación del cambio climático
desarrollado bajo la CMNUCC que bus-
ca reconocer y proveer incentivos posi-
tivos a los países en vías de desarrollo
para proteger sus recursos forestales,
mejorar su gestión y utilizarlos de mane-
ra sostenible con el fin de contribuir a la
lucha global contra el cambio climático y
sus efectos.
2	 Palmarito (Concepción), Santa Mónica
(Concepción), Monte Verde (Concep-
ción), Makanaté (Concepción), El Car-
men (Concepción), San Miguelito Sur
(Concepción), Santa Rita (San Javier), Tu-
rux Napez (San Javier), Florida (Lomerío)
y Fátima (Lomerío).
Ya no queda nada, el Jichi se ha ido 7
en las que abordaron y registraron los co-
nocimientos tradicionales y la cosmovisión
de su pueblo. Los objetivos de esta investi-
gación fueron:
-	Identificar y analizar aspectos socio-cul-
turales, construcciones y regulaciones en
torno al cambio climático en el marco de
su proceso histórico de ocupación territo-
rial y de aprovechamiento de los recursos
naturales del pueblo chiquitano.
-	Identificar las estrategias y/o acciones
adoptadas por el pueblo indígena chi-
quitano en torno a la variabilidad climáti-
ca y los fenómenos extremos.
-	Analizar cómo el cambio climático afecta
el desarrollo de la vida cotidiana en el
bosque de los chiquitanos a mediano y
largo plazo.
Jovenes chiquitanos coinvestigadores.
Coinvestigadores chiquitanos
rumbo a las comunidades.
Casa de reunión de la comunidad Santa Mónica
en elTerritorio Indígena Monte Verde.
8 Ya no queda nada, el Jichi se ha ido
Ubicación
El territorio de la Chiquitanía, que debe su nombre a la provincia de
Chiquitos, se caracteriza por tener extensas llanuras tropicales en medio
de las cuales se presentan promontorios de tierra a los que se llama
lomeríos. La Chiquitanía abarca las provincias Ñuflo de Chávez, Velasco,
Chiquitos, Ángel Sandoval y Germán Busch, todas en el Departamento
de Santa Cruz.
Ubicación del área del proyecto en Bolivia
Fig. 1. Mapa de ubicación
La presente investigación tiene como base la certeza de que los impac-
tos del cambio climático en las especies y en los ecosistemas, aumenta
continuamente. Sin embargo, en lo referente a los posibles impactos
del cambio climático en los medios de subsistencia, y en las culturas de
las comunidades indígenas y tradicionales, poseemos un conocimiento
todavía fragmentado. El presente documento es un resumen de la inves-
tigación realizada sobre el tema en el pueblo chiquitano, la misma que
fue dirigida por el antropólogo Diego Machicao y los jóvenes chiquita-
nos: Fernanda Chávez, Jacqueline Pinto, Mauricio Tomichá y Carmelo
Rodríguez.
Ya no queda nada, el Jichi se ha ido 9
Lo socio-cultural:
construcciones y
regulaciones en torno
al cambio climático
De acuerdo a la mitología chi-
quitana, la tierra existió siempre,
una tierra que es habitualmente
destruida por tempestades, pie-
dras que caen del cielo, fuegos y
diluvios que eliminan toda la vida
del planeta. A continuación de
cada cataclismo, la tierra se forma
nuevamente y emergen otra vez
seres humanos en ella. Los ac-
tuales chiquitanos se consideran
descendientes de aquellos hom-
bres y mujeres que surgieron tras
el último cataclismo, después del
cual se configuraron las serranías
que estabilizaron la tierra. El pro-
ceso de destrucción y renovación
de nuestro planeta se repetirá en
un futuro, ya que la tierra se “con-
tamina” paulatinamente, lo que
provocará otro diluvio y la conse-
cuente renovación de la tierra.
El pueblo chiquitano surgió del
aglutinamiento de varios pueblos
indígenas de la zona en las misiones
jesuíticas (siglo XVI). En los años
siguientes, los jesuitas llevaron a
más de 40 pueblos indígenas, de
diferentes lenguas y culturas, a las
diez reducciones existentes en la
Chiquitanía.
10 Ya no queda nada, el Jichi se ha ido
En 1692, grupos jesuitas fundaron la pri-
mera Misión Chiquitana en San Francisco
Xavier (hoy San Javier). Fue fundada por
el Padre José de Arce entre los grupos
de los pinokas, cimeras, ponajikas, gua-
pakasypoojijokas, todos ellos de habla
“chiquita”, así como entre los kibicikas, pai-
konekas, burekaseitatines, que hablaban
otros idiomas.
Cada misión chiquitana estaba compuesta
por diferentes pueblos indígenas, quienes
recibían el nombre de “parcialidades”.
Cada “parcialidad” ocupaba un determi-
nado espacio dentro del trazado urbano
del pueblo, y se respetaban sus caciques
y autoridades; en este sentido, los padres
jesuitas debieron enfrentar el desafío de
imponer la lengua chiquita como la lengua
oficial de las misiones, lo que significó que
los otros pueblos deban aprender un nue-
vo idioma y, posteriormente, ir desarrollan-
do una cultura propia a pesar de las reduc-
ciones, lo cual produjo un sincretismo de
las diferentes culturas con la chiquita y con
la cristiana.
La forma de vida de cada uno de los pue-
blos seguía sus propios patrones y normas.
En cada uno de ellos vivían dos sacerdotes
jesuitas, encargados, tanto de su funciona-
miento material, como de la vida espiritual.
Se responsabilizaban desde la educación
hasta la salud, y planificaban la vida coti-
diana y la producción económica.
En 1767, tras la expulsión de los jesuitas,
ingresaron los mestizos a la zona. Se de-
sató así la esclavización de los indígenas,
la misma que duró hasta la República. En
1880, por ejemplo, con el auge del cau-
cho, miles de indígenas murieron en los
gomales de las provincias Ñuflo de Chá-
vez y Velasco, mientras que muchos otros
fueron llevados a los inhóspitos departa-
mentos del Beni y Pando.
Sobre el origen del nombre existen dos
versiones. La primera de ellas postula que,
a mediados del siglo XVI, los chiquitanos
recibieron su nombre por parte de otro
grupo indígena. El mismo significa “los chi-
cos” o personas de estatura baja. Lo que
no está claro es si este nombre deriva del
término guaraní “tapuy-miri”, “pequeños
enemigos” (y que en otro lugar se traduce
como “chiquito”).
La segunda versión señala que fueron los
primeros españoles los que los denomina-
ron “los chiquitos” (o también “chiquito”),
porque las entradas de sus chozas eran tan
pequeñas y bajas que solo se podía llegar
al interior en cuatro patas.
Mitos de origen
Según la mitología chiquitana, en los
tiempos originarios todos los elementos
cósmicos eran seres humanos, quienes,
por diversas razones, se convirtieron en
animales, plantas, fenómenos naturales y
cuerpos celestes. Esta condición humana
implica que los seres de la naturaleza, vale
decir las plantas, los animales, las estrellas,
el viento, etc., tienen un origen antropo-
morfo y están dotados de un alma, al igual
que el ser humano (Según Riester 2004).
De acuerdo a su mitología, la tierra parece
haber existido siempre, pero es destruida
periódicamente por tempestades, piedras
que caen del cielo, fuegos y diluvios que
eliminantodalavidaenelplaneta.Después
de cada cataclismo, la tierra se forma de
nuevo y emergen otra vez seres humanos
en ella. Conforme a ello, los actuales chi-
quitanos se consideran descendientes de
aquellos hombres y mujeres que surgieron
tras el último cataclismo después del cual
se configuraron las serranías que estabili-
zaron las tierras (Según Riester 2004).
Ya no queda nada, el Jichi se ha ido 11
Cosmovisión
El largo dominio jesuítico generó lo que
se puede llamar “una cosmovisión chiqui-
tana”, resultado de las diferentes mani-
festaciones religiosas de los pueblos que
convivían en un mismo lugar y, también,
del credo de los jesuitas, es decir, el catoli-
cismo del siglo XVIII.
Aunque actualmente la mayoría de los
chiquitanos profesa la religión católica,
subsiste en la comunidad una amplia y rica
mitología. El chamanismo (práctica de ritos
de invocación con fines de curación y pu-
rificación), está presente en los momentos
cruciales de la vida social, tales como: el
nacimiento, el matrimonio y la sepultura.
En general, los chiquitanos mantienen sus
creencias ligadas al mundo sobrenatural,
esto también se puede constatar en cada
uno de los momentos importantes de la
vida cotidiana, tales como la pesca, cacería,
siembra y cosecha, acontecimientos en los
que persisten rituales de agradecimiento o
solicitud de permiso a los jichis de forma
paralela a las oraciones u ofrendas en los
templos.
Por ejemplo, entre los chiquitanos, Jichi es la
denominación para el amo y señor de cada
uno de los elementos de la naturaleza (monte,
agua, flora y fauna). Cuando los cazadores
se internan en el monte, le imploran a esta
entidad espiritual que les proporcione las
presas que precisan, sólo para subsistir y,
además, le piden autorización. Los jichis,
amos de las esferas naturales, vigilan que
el hombre no abuse de los recursos natu-
rales y que tome sólo lo que necesita. De
estos jichis, el del agua es el más importan-
te, porque es el generador de la vida.
El sincretismo religioso se manifiesta tam-
bién en el hecho de que los centros de
poder cristiano, es decir los templos, son
también sedes de los jichis principales.
Según la visión de los chiquitanos, la natu-
raleza, los jichis, el ser humano y el cosmos
están estrechamente vinculados. La pre-
sencia o algún comportamiento específico
de ciertos animales presagian, a menudo,
una desgracia en el destino de la persona.
“Los jichis son muchos, pero específicos,
no hay un solo jichi para todos los bosques;
cada bosque, río, laguna, manantial, y
otros, tienen su propio jichi. Además de los
amos de los animales y los amos del bos-
que, que son dueños de la fauna y de los
bosques en general, cada especie animal
y vegetal (en especial los árboles) tiene sus
propios jichis. Los amos de la naturaleza se
presentan a las personas en forma humana
(principalmente femenina), de animal y en
forma híbrida de ambos. Todos los jichis
pueden adoptar una apariencia humana.”
(Pedraza, Gustavo, 25-26:2010).
En muchos casos, los chiquitanos hablan
de los jichis. En su descripción encuentran
una relación del cambio del clima con la
pérdida de manantiales, puquios, disminu-
ción del nivel de las aguas en ríos y que-
bradas, etc.
En la cosmovisión chiquitana, todo el
universo es animado y antropomorfo. En
los tiempos originarios, los elementos
cósmicos eran seres humanos que, por
diversas razones, se convirtieron en come-
tas, vientos, plantas y animales. En algunas
ocasiones, el cometa es identificado con
un chamán que ascendió al cielo y conti-
núa bajando periódicamente a la tierra,
o con una mujer poseída por un espíritu
maligno y que fue enviada al cielo después
de haber matado a varios hombres de su
pueblo. Asimismo, en los tiempos míticos,
la naturaleza hablaba defendiéndose con-
tra los primeros humanos que le infligían
heridas al rozar la tierra y cortar los árboles
para instalar los primeros chacos. La planta
12 Ya no queda nada, el Jichi se ha ido
sagrada del tabaco proviene de mujeres
asesinadas por su padrastro o por su mari-
do celoso, que las quemaron en el fuego y
de cuyas cenizas brota ahora la planta del
tabaco.
Taller sobre cambio climático en
la Comunidad Turux Napez.
Taller sobre cambio climático en la
Comunidad Palmarito de la Frontera.
Para los chiquitanos, el cosmos, la natura-
leza y el ser humano están estrechamente
vinculados, esto se expresa, entre otras
maneras, en los buenos y malos agüeros
con los que el hombre se encuentra de
múltiples maneras en la naturaleza que lo
rodea,así como también en las constelacio-
nes cósmicas. La sola presencia de algún
comportamiento específico de ciertos ani-
males presagia, a menudo, una desgracia
en el destino de la persona. Por otro lado,
la presencia de la estrella mamesopaáma
anuncia enfermedades y otros infortunios
para todo el pueblo, por ejemplo, cuando
cae un rayo sin hacer ruido, se dice que lle-
gará una sequía, mientras que cuando cae
con ruido, habrá lluvia.
Situación actual
Hoy en día, los chiquitanos conforman la
nación más numerosa de las tierras bajas
de Bolivia. Según la última investigación
realizada por el Consejo Educativo del
Pueblo Originario Chiquitano “CEPOCH”
(diciembre de 2009), la población alcanza
las 100.000 personas, las mismas que vi-
ven en más de 500 comunidades, con po-
blaciones mayores en las provincias Ñuflo
de Chávez, Velasco, Chiquitos, Sandoval y
Germán Busch del departamento de Santa
Cruz.
La lengua chiquitana o Besɨro, que en el
idioma quiere decir “hablar recto o correc-
to”, se fue perdiendo con el pasar del tiem-
po, aunque en los últimos años se ha dado
un “despertar” hacia la lengua materna. Di-
ferentes pueblos han creado “Academias
del Besɨro” que son, básicamente, centros
de producción de materiales que buscan
el rescate de la lengua.
Hoy en día, la economía de los chiquitanos
se basa principalmente en la agricultura de
tumba, roza y quema, seguida de la pesca
y la recolección. Los chiquitanos son exper-
tos en agricultura tropical, la practican de
manera sedentaria. Hacen descansar la tie-
rra durante 15 a 20 años, según los cultivos,
desarrollándose así una fertilización natu-
ral de los suelos. Otra actividad económica
es la artesanía, especialmente de madera,
aunque algunas comunidades se dedican
a la artesanía en cerámica y los tejidos de
algodón. La venta de su fuerza de trabajo
es una de las actividades complementarias
que realizan en épocas de carestía. El tra-
bajo agrícola lo realiza la familia nuclear,
Ya no queda nada, el Jichi se ha ido 13
pero es constante la apelación a la familia
extensa y a los amigos para que participen
en “mingas” que son colaboraciones co-
lectivas en las que el pago por el trabajo
realizado es en chicha y comida, y donde
queda implícito –además– el compromiso
de reciprocidad en una tarea similar.
Muchos realizan actividades agropecua-
rias como la base de su sustento y sólo
venden parcialmente su fuerza de trabajo
para generar ingresos extra. Actualmente
se vive una tendencia a la migración hacia
los centros urbanos.Algunas comunidades
han introducido procesos económicos se-
mi-industriales, tales como la producción
del café y su procesamiento, o la produc-
ción de queso en la zona de San Javier.
Todas las familias chiquitanas crían aves
de corral para su autoconsumo cotidiano,
en tanto que la carne porcina es reserva-
da para ocasiones festivas, mingas y para
el pago por trabajos agrícolas. Algunos
chiquitanos poseen ganado vacuno que,
tradicionalmente, dejan pastorear y ra-
monear libremente en las cercanías de la
comunidad, ya sea en el bosque o en las
sabanas. En la época seca se quema parte
de la sabana para acelerar el rebrote de
los pastos naturales a fin de asegurar la
alimentación del ganado bovino. Puesto
que ello tiene efectos negativos sobre el
ecosistema, en la actualidad se están intro-
duciendo métodos silvo-pastoriles con el
objetivo de mejorar la ganadería extensiva
en las pampas sin recurrir a la quema.
Existe la división del trabajo por sexo y por
edades, siendo (como en todas partes)
la agricultura y la caza reconocidas como
responsabilidades del hombre, pero la
mujer también interviene en la agricultura,
muchas veces en igualdad de condiciones,
aunque esto es considerado sólo como
apoyo.
Ingreso al Plan de Manejo Forestal de la
Comunidad Palestina en el Territorio Indígena
Monte Verde.
Comuneros monitoreando el Plan de Manejo Forestal.
14 Ya no queda nada, el Jichi se ha ido
Organización social y política
Si bien no existen datos precisos acerca
de la organización social y política del
pueblo chiquitano antes de los jesuitas,
algunos documentos muestran una orga-
nización muy variada por contar con más
de 40 pueblos (lenguas) que, actualmen-
te, se identifican por ser chiquitanos. Así,
los indígenas manakikias eran altamente
estratificados, mientras otros estaban al
nivel de nómadas tropicales. Por influencia
misional, hoy es la familia nuclear la unidad
principal dentro de la comunidad. Sin em-
bargo, más del 60% de los chiquitanos se
rige por la matrilocalidad (es decir, un sis-
tema de convivencia post-matrimonial en
el que una pareja casada reside cerca de la
familia de la esposa o de sus antepasados
matrilineales), sin embargo, actualmente,
la tendencia es cambiar hacia el sistema
occidental.
Hoy en día, las familias chiquitanas se orga-
nizan en núcleos familiares consanguíneos
donde conviven los abuelos y abuelas, pa-
dres y madres, hermanos y hermanas, hijos
e hijas, y nietos y nietas que llevan el mis-
mo apellido del padre, a todos ellos se los
considera la familia de primera línea. Este
grado de parentesco tiene mucho que ver
con la convivencia familiar, inclusive todos
los mencionados viven –a veces– en una
misma casa, la que es “comandada” por
los abuelos y los padres. Las reuniones
familiares suceden en el desayuno, en el
almuerzo y en la cena, momentos en los
que los chiquitanos planifican y evalúan las
actividades diarias, arreglan sus problemas
internos y aplican también los castigos en
base al error cometido por algún miembro
de la familia.
El jefe es el hombre más viejo de la familia,
le siguen sus hijos por orden de edad. Él,
o los yernos aceptan esa autoridad, pero
a su vez reciben un trato cordial, aunque
sólo definen cuestiones dentro de su fami-
lia y las decisiones “macro” del clan.
Hoy en día, el Cabildo es la principal ins-
titución tradicional reconocida por el pue-
blo chiquitano. Surgió durante las misiones
jesuitas como un aparato administrativo
funcional para sustituir a las autoridades
indígenas tradicionales.
Reunión comunal en San Miguelito Sur.
Ya no queda nada, el Jichi se ha ido 15
Las Asambleas Comunales son las máxi-
mas instancias de decisión local comunal,
están dirigidas en muchas comunidades
por los caciques, mientras que, en otras,
por el corregidor. Los chiquitanos y sus
comunidades han formado organizacio-
nes indígenas mayores, todas ellas forja-
das en torno a la Organización Indígena
Chiquitana (OICH), la misma que hoy es
parte fundamental de la Coordinadora de
Pueblos Étnicos de Santa Cruz (CPESC) la
que, junto a otras afines, integra la Central
Indígena del Oriente Boliviano (CIDOB),
organización matriz que aglutina a todos
los pueblos indígenas del oriente bolivia-
no (en total 33).
El caso chiquitano comprueba claramente
que la identidad es una construcción so-
cial porque se constituye en un referente
común para un conjunto de individuos, es,
además, frecuentemente impuesta por ac-
tores exteriores (en este caso por colonos
españoles y luego por misioneros jesuitas),
y es retomada por el mismo grupo en cier-
tas circunstancias históricas y políticas.
Conocimientos y regulaciones
frente al cambio climático
Estudios sobre el clima, indican un incre-
mento del promedio de la temperatura de
+2,1 °C hasta +3,8 °C en todo el departa-
mento Santa Cruz. (Mayor incremento en
la zona de la Chiquitania del norte y en los
meses de julio hasta octubre)
El descenso de la precipitación de -5%
hasta -10% en la suma anual. (Mayor des-
censo en los meses julio hasta diciembre,
especialmente en la Chiquitania, Los Va-
lles y el Norte Integrado. Parcialmente un
incremento en los meses enero y febrero3
).
El reconocimiento del cambio climático a
nivel global, y su importante relación con
las diversas actividades del ser humano,
ha hecho que se busque continuamente
la mitigación de los múltiples factores que
generan estos cambios para poder así ge-
nerar decisiones para la adaptación a los
mismos.
A nivel nacional, el Estado Plurinacional
de Bolivia, en octubre de 2012, aprobó la
Ley Marco de la Madre Tierra y Desarrollo
Integral para Vivir Bien (No. 300), la que
establece una nueva institucionalidad para
el tema del cambio climático, a la cabeza
de la Autoridad Plurinacional de la Madre
Tierra.
Bolivia propone un enfoque denominado
“Mecanismo de Mitigación y Adaptación
para el Manejo Integral y Sustentable de
los Bosques”, cuyo objetivo general es
“fortalecer el manejo integral y sustentable
de los bosques tropicales y andinos y zo-
nas de vida con predominancia de bosque
para impulsar, en un contexto de cambio
climático, el desarrollo integral de las po-
blaciones indígenas y locales en armonía
con la Madre Tierra para Vivir Bien”.4
En el ámbito de los conocimientos tradicio-
nales, cabe destacar que la Constitución
Política del Estado boliviano de 2009, reco-
noce el derecho de los pueblos indígenas y
la necesidad de que se respeten, valoren y
promocionen sus saberes y conocimientos
tradicionales, así como el deber del Estado
de proteger estos conocimientos, entre
otras acciones, mediante la articulación
3	 Fundación Amigos de la Naturaleza, Plan de De-
sarrollo Municipal de Concepción, 2015.
4	 Presentación del “Mecanismo de Mitigación y
Adaptación para el manejo integral y sustenta-
ble de los bosques y la Madre Tierra”, Ministerio
de Relaciones Exteriores, Ministerio de Medio
Ambiente y Agua, Viceministerio de Medio Am-
biente, Biodiversidad, Cambio Climático y de
Gestión y Desarrollo Forestal, 2012.
16 Ya no queda nada, el Jichi se ha ido
de políticas de cambio climático y conoci-
mientos tradicionales. Lamentablemente,
la implementación real de este marco le-
gal todavía no se ha iniciado, a pesar de
las grandes expectativas que generó su
promulgación.
Por otra parte, y a nivel general, el cambio
climático puede influir directamente en los
diversos ecosistemas del planeta, afectan-
do la producción alimenticia, la salud y la
vida misma de los seres humanos. Es por
ello que, a lo largo de la historia de la hu-
manidad, nosotros y nuestras sociedades,
hemos aprendido a adaptarnos a estos
cambios.
A nivel específico, queda completamente
establecido que las comunidades indí-
genas que dependen de los recursos
naturales en el mundo en desarrollo son
particularmente vulnerables al cambio cli-
mático. Muchas de esas comunidades son
principalmente indígenas o tradicionales, y
han conservado co-
nocimientos sobre
agricultura, caza,
pesca, recolección
y uso de plantas
medicinales a través
del relato de sus tra-
diciones y conoci-
mientos ancestrales
y tradicionales.
El clima ha cambia-
do a lo largo de la
historia humana, así
como la manera en
que las sociedades
se fueron adaptan-
do a estos cambios.
Las actuales pobla-
ciones indígenas y
comunidades locales, a partir de la obser-
vación de estos cambios, han aprendido
a adaptarse a estas condiciones en base
a la diversificación de sus medios de vida.
Por la experiencia acumulada respecto al
cambio climático, muchos de estos pue-
blos han desarrollado estrategias detalla-
das para hacer frente a estos fenómenos y
pueden ofrecer valiosos conocimientos en
términos de adaptación y mitigación del
cambio climático.
Por otra parte, también queda claro que
no existe en el mundo un tema más pre-
ocupante que el cambio climático y la
importancia de la adaptación al mismo.
Los gobiernos, la comunidad académica,
los pueblos indígenas y la ciudadanía en
general, consideran cada vez más impe-
riosa la necesidad de tomar medidas para
mitigar los efectos negativos del cambio
climático y apoyar a las poblaciones más
vulnerables a adaptarse al mismo.
En este contexto, el conocimiento tradicio-
nal de las comunidades indígenas debe
ser conocido, tomado en cuenta, valorado
y aprovechado, tanto para los procesos de
adaptación al cambio climático, como para
servir de referencia
para las sociedades
urbanizadas regio-
nales e, inclusive,
globales.
Con la desaparición
del bosque, por
ejemplo, no sólo
se extinguirán mi-
les de especies de
flora y fauna, sino
también, a la larga,
los mismos pueblos
indígenas. Quienes
sobrevivan, debe-
rán abandonar su
milenario hábitat
para migrar hacia
las ciudades (fenó-
meno que ya se está produciendo). Se ha
establecido que los ecosistemas más afec-
tados en las tierras bajas de Bolivia serán
el chaqueño y el chiquitano, y esto –a su
vez– precipitará una pérdida dramática de
la capacidad productiva de los mismos.
Las actuales poblaciones indí-
genas y comunidades locales, a
partir de la observación de estos
cambios, han aprendido a adap-
tarse a estas condiciones en base
a la diversificación de sus me-
dios de vida. Por la experiencia
acumulada respecto al cambio
climático, muchos de estos pue-
blos han desarrollado estrategias
detalladas para hacer frente a es-
tos fenómenos y pueden ofrecer
valiosos conocimientos en térmi-
nos de adaptación y mitigación
del cambio climático.
Ya no queda nada, el Jichi se ha ido 17
Es por eso que urge la búsqueda de la
integración de las diferentes agendas y
políticas públicas, tanto locales, como
nacionales e internacionales, con el fin de
mantener la integridad ecológica de los
bosques para que éstos continúen brin-
dando los servicios ambientales que la
sociedad requiere frente a los desafíos que
presenta el cambio climático. Por ello es
que se requieren acciones concretas para
manejar los ecosistemas dentro de los lími-
tes de su funcionamiento, manteniendo y
recuperando su integridad ecológica y su
resiliencia frente a los cambios globales,
específicamente los climáticos.
Varias investigaciones realizadas en la
Amazonía evidencian cómo la naturaleza
está cambiando y de qué forma afecta la
vida, particularmente la de los pueblos
indígenas amazónicos que atestiguan: “la
pérdida de agua, menos cantidad de ani-
males en el bosque y de peces en los ríos,
menos horas de trabajo (por el fuerte sol), y
la destrucción del hábitat”.
Coinvestigador chiquitano entrevistando a un comunero
sobre cambio climático.
En el debate sobre el clima, los pueblos
indígenas aparecen como grupos pobla-
cionales especialmente afectados por
los impactos del cambio climático, como
portadores del conocimiento tradicional y
prácticas culturales amigables con el medio
ambiente,como protectores de los bosques
que actúan como fuentes de captación de
CO2
y, también, desde hace poco, como ac-
tores políticos en las negociaciones de un
nuevo acuerdo sobre el clima.
A pesar de estos hechos, los cuales eviden-
cian que los pueblos indígenas y los habi-
tantes locales deben ser actores cruciales,
este sector tiene una voz notoriamente dé-
bil en las negociaciones locales, nacionales
18 Ya no queda nada, el Jichi se ha ido
e internacionales sobre cambio climático.
Muchas veces los gobiernos, a cargo de re-
presentar también a los pueblos indígenas
y comunidades locales, tienen intereses en
conflicto y tienden a centrar su atención en
defender los intereses del Estado nacional
y de las grandes empresas, en vez de los
intereses complejos y, a menudo, “incon-
venientes” de quienes habitan dentro o
alrededor del bosque.
Empero, “los chiquitanos han desarrollado
un sistema de agricultura diversificado,
que incluye una importante variedad de
productos, adaptado a las característi-
cas ecológicas del Bosque Seco Tropical
Chiquitano –una época de sequía muy
marcada con altas temperaturas y muy
baja precipitación…” (Villaseñor, Verónica,
47:2012). Este elemento de adaptación es
una acción importante para la sobreviven-
cia de la agricultura frente a los cambios
climatológicos existentes.
Por lo tanto, uno de los principales desa-
fíos es acortar la gran brecha entre, por un
lado, la realidad cotidiana de los pueblos
indígenas y las comunidades locales y, por
otro, las negociaciones sobre cambio cli-
mático en el escenario nacional e interna-
cional, donde se toman las decisiones po-
líticas. Es un hecho que quienes toman las
decisiones en negociaciones nacionales
e internacionales, muchas veces carecen
de contacto cercano con la realidad en los
bosques, lo cual los expone al riesgo de
tomar decisiones políticas que no generen
las medidas necesarias de mitigación y
adaptación al cambio climático.
Por ello, es de vital importancia entender
qué piensan los pueblos indígenas sobre
los cambios climáticos, el actual y otros
que hubieran vivido. Este conocimiento
contiene un valor científico que podría
contribuir a la toma de decisiones, y a diri-
gir acciones desde el Estado y la sociedad
que mitiguen los efectos y disminuyan las
causas del cambio climático en nuestros
países y en el planeta, en general. Es en
ese marco en el cual se realizó la presente
investigación.
Sistemas agroforestales como medida de adaptación al cambio climatico.
Ya no queda nada, el Jichi se ha ido 19
Estrategias y/o
acciones en torno a la
variabilidad climática
y los fenómenos
extremos
El papel de los pueblos indígenas
y de las comunidades locales
para contribuir a las políticas sobre
cambio climático, a nivel nacional
y local, es sumamente importante.
Sus prácticas y conocimientos tradi-
cionales sobre la tierra, los bosques
y los procesos naturales pueden ser
una contribución muy importante en
la planificación local y nacional para
combatir el cambio climático, y para
realizar un manejo sostenible de los
bosques.
A decir de los propios chiquitanos,
“antes se presentaba una sequía cada
diez o veinte años, pero a partir de los
ochentas, ésta se da cada dos o tres
años”. A las sequías frecuentes, se
suma el incremento de los incendios
forestales que constituyen un fenó-
meno relativamente nuevo, y con ello,
el incremento de sequedad del am-
biente, la erosión de los suelos, de las
enfermedades humanas y las plagas.
Aunque solo se mencionó una vez
en la comunidad de Makanaté, hay
lluvias torrenciales que llegan entre
fin de año y principios del otro, y que
ocasionan inundaciones que afectan
principalmente a los caminos. Estos
fenómenos son manifestaciones ca-
racterísticas del cambio climático.
20 Ya no queda nada, el Jichi se ha ido
“En los últimos días el cambio del clima
ha sido tremendo y en los últimos años
ha sido muy desastroso porque muy
poco tenemos los que sembramos en la
agricultura. En los diez años atrás era suma-
mente muy buena la tierra, sino también el
tiempo y ahora no es así, nos está afectando
mucho en la sequía, pocas agua tenemos y
cada día estamos más triste, porque hasta la
grama que estaba siempre verde ahora se
seca. Otra vez cayó lluvia, pero después ha
sido peor la sequía y el calor…” (José Pesoa
Poñe, Comunidad San Miguelito Sur).
Entendiendo que los chiquitanos, desde su
cosmovisión, consideran al bosque, al agua
y al medio ambiente como parte intrínseca
de sus vidas, y que por ello estos elementos
tienen un gran significado para su existen-
cia, en lo individual y como pueblo, muchos
de sus conocimientos e ideas, por ahora, no
se muestran suficientes como para adap-
tarse a los efectos negativos del cambio cli-
mático. Hace falta una mayor capacitación e
interacción con otros grupos para intercam-
biar experiencias, de manera que cada vez
puedan tener mejores herramientas que les
permitan adaptarse y sobrevivir.
Sin embargo, en esta tarea será necesario
el desarrollo de estrategias organizadas y
compartidas que, en alianza con otras or-
ganizaciones e instituciones, les permita a
los chiquitanos desarrollar acciones estra-
tégicas para lograr soluciones igualmente
estratégicas.
Hasta este momento, el conocimiento
tradicional sobre la adaptación ha sido
ignorado en el ámbito de las diferentes
políticas que abordan la temática. Existe
una falta de reconocimiento respecto a la
importancia que podrían tener los pueblos
tradicionales en su propia adaptación ac-
tual y futura al cambio climático.
A partir del trabajo realizado en los talleres
se lograron identificar las prácticas y ac-
ciones con las que las comunidades resol-
vieron en el pasado, las que implementan
hoy en día, e incluso, las que creen que se
pueden utilizar en el futuro para resolver
los problemas que ocasiona el cambio cli-
mático en la región.
Problemas identificados Soluciones aplicadas o propuestas
Sequía / Falta de agua Construcción de una noria para las comunidades.
Construcción de un tanque de agua para las comunidades.
Aumentar paúros para cada familia de la comunidad.
Controlar el consumo de agua de cada familia.
Controlar la contaminación del agua.
Construcción de mayores atajados.
Cobro de una mensualidad por el consumo de agua familiar.
Mantenimiento de pozos y paúros para cuando la bomba de agua tenga
algún problema.
Cuidar y mantener la bomba de agua comunal.
Se realizarán limpiezas de los atajados comunales.
Organizar a las comunidades de la zona para coordinar el cuidado de los
ríos, animales, basura, incendios y escribir un reglamento zonal.
En tiempos de sequía, la comunidad se pone en campaña para buscar
nuevas fuentes de agua, principalmente pozos y afluentes naturales.
Evitar la quema de chacos cerca de los ríos.
No utilizar químicos en las fuentes de agua.
Evitar construir letrinas cerca de los ríos y norias.
Ya no queda nada, el Jichi se ha ido 21
Problemas identificados Soluciones aplicadas o propuestas
Inundaciones Ripeo del camino por parte de los miembros de la comunidad (echar ripio
en el camino).
Control de tránsito de los camiones madereros (para evitar que transiten
cuando el camino esté mojado).
Mantenimiento del camino por parte del Municipio de San Javier.
Hay partes en la carretera de tierra que llega a la Comunidad de Makanaté,
que cuenta con desvíos hechos para que cuando lleguen las lluvias e inun-
daciones, todavía se pueda transitar.
Incendios forestales
(por mal manejo de los
chaqueos)
Controlar la quema de basura.
Realizar reuniones comunales para hablar sobre la expansión del fuego.
Quemar los chacos luego de dos días de lluvia.
Hacer “callejones” en los chacos (para evitar la propagación de incendios).
Capacitar a los propietarios de las haciendas circundantes en el manejo
del fuego, manejo forestal, etc.
Se quemará la basura de la comunidad en pozos familiares.
En la escuela se les hablará a los alumnos sobre los peligros del fuego.
Controlar que los cazadores y pescadores apaguen correctamente sus fo-
gatas y cigarrillos.
Se debe comunicar a los vecinos que se realizará una quema del chaco
para que ellos también estén atentos.
La comunidad se preparará con elementos básicos (agua, ramas de hojas
verdes y tierra) en caso de un incendio.
Contar con el equipo para combatir incendios.
No se debe dejar plásticos, botellas y otros en los chacos que serán que-
mados.
Plagas en los cultivos Venenos naturales (para el cogollero, un gusano que afecta al maíz, se uti-
lizan yerbas como el sombrerillo y el tutumillo, fermentando sus hojas).
Sembrar cuando más llueve, ya que así no hay tantas plagas.
Capacitación en manejo de plagas.
El cultivo de arroz tiene un gusano, el cual es extraído junto con la planta,
para colocarlo luego dentro de una chala y luego en el rescoldo.
Para las plagas, como los chanchos de monte y otros animales de mayor
tamaño, se realiza la caza controlada.
Cuando se sembró el chaco, se debe ir al lugar temprano, a las 5 de la ma-
ñana, a controlar que no haya bichos y otros animales que quieran comer
las semillas y plantas.
Se colocan trampas de fierro y madera en lugares específicos del chaco
para controlar a los animales mayores.
Se “cosecha” la petilla, que es un gusano que afecta las plantaciones de
arroz. Se colocan las plantas de arroz que tienen gusanos en hojas de
güembé, luego estas hojas son colocadas en el rescoldo (ceniza).
Se solicita a los cazadores de la comunidad que salgan a cazar algunos
animales que podrían ser perjudiciales para las plantaciones.
Se colocan espantapájaros en los chacos.
Se selecciona con mucho cuidado el terreno donde se siembra.
Se colocan trampas para ratones, zorros y otros.
Se utiliza el excremento de murciélago para matar unos gusanos.
Se colocan algodones y baldes para proteger las plantas.
Se hecha sal a algunos gusanos y bichos que invaden las plantaciones.
22 Ya no queda nada, el Jichi se ha ido
Problemas identificados Soluciones aplicadas o propuestas
Deforestación Desarrollar un plan de reforestación comunal.
No se cortan o talan todos los árboles, se cuidan los árboles que se utilizan
luego en la construcción de casas y demás edificaciones de la comunidad.
Hacer nuevas plantaciones de diferentes plantas forestales y no forestales
(maderables y no maderables).
Capacitación a los propietarios de las haciendas vecinas sobre deforesta-
ción.
Solicitar plantines de especies maderables al Municipio de San Javier.
Control de la deforestación.
Control y protección de las áreas verdes de la comunidad.
Conservación de árboles semilleros.
Plan de Manejo Forestal.
Dentro del Plan de Manejo Forestal, el quinto árbol se deja crecer como
semillero.
Se cortan árboles que tengan de 50 centímetros de diámetro como míni-
mo.
Está en proceso la certificación del Plan de Manejo Forestal de la comuni-
dad.
Se están reforestando con tarara (árbol de madera de construcción), varias
zonas adyacentes a la comunidad.
Para evitar la deforestación se está plantando café en la comunidad.
Para evitar la deforestación, también se está plantando cayú, almendra,
plátano y diversos cítricos.
Aplicación de la nueva Ley de Bosques y Medio Ambiente.
Si se tala un árbol, se siembran dos.
Concientizar a la comunidad en la temática de deforestación.
Modificación del Calen-
dario Agrícola
Capacitaciones a los profesores de la escuela, y a la población en general,
sobre cada uno de estos temas.
Mejorar la comunicación directa y permanente con el exterior (telecentros,
computadoras, internet, teléfonos, etc.).
Se siembra a tiempo para evitar la aparición de ratones.
El cambio de luna señala la llegada de las lluvias.
Esperar la fiesta de Todos Santos para que lleguen las lluvias.
Muchos productos también se siembran en otras épocas debido al retraso
de las lluvias.
Modificación de algunos productos y, por ende, cambios en la alimenta-
ción.
Nuevas enfermedades
en las personas
En la posta sanitaria se pueden incluir medicinas tradicionales que son
muy utilizadas en el área, y que cuente, además, con un botiquín completo
para atender diversos casos médicos.
Desarrollar la práctica y el uso de la medicina tradicional.
Disminución de la pro-
ducción agrícola
Se debe esperar las lluvias para empezar a sembrar.
Se están iniciando nuevos procesos agrícolas, se están empezando a sem-
brar nuevos productos (caña de azúcar, sandía, camote, frijol, etc.).
Esperar la llegada de las lluvias para iniciar la siembra y las fiestas que lle-
gan con el evento agrícola.
Cambio de alimentos Muchas fiestas ya no tienen los mismos alimentos que antes tenían, por lo
que se está cambiando la alimentación en estas fiestas.
Ya no queda nada, el Jichi se ha ido 23
El problema de la sequía afecta no solo
a la agricultura, sino también al consumo
humano, por lo que se identificó como un
sistema de interés prioritario en todas las
comunidades consultadas. Para abordar
este problema, las comunidades han es-
tado realizando la construcción de paúros
(pozos pequeños familiares), pozos, norias
y atajados (que generalmente se utilizan
para los animales), también la construcción
de tanques de agua (solo 3 de las 10 co-
munidades tienen tanque de agua); evitar
quemar los chacos cerca de ríos; realizar
limpiezas regulares de las diferentes fuen-
tes de agua, tanto para las personas, como
para los animales de la comunidad; y, final-
mente, llevar un control sobre el consumo
de agua por familia. También han incre-
mentado sus demandas al gobierno local
para que apoye e invierta en la solución de
este problema.
Antiguamente, “no se tomaban medidas
porque había lluvia, a través del cambio de
hoy se ha buscado la forma de cómo mejo-
rar en cuestión de agua y hemos presenta-
do una solicitud en la alcaldía para que nos
eleve un tanque de agua e instale grifos
en cada domicilio, para que cuando nos
ataque la sequía no estemos con dificultad
de agua. A nosotros nos cuesta adaptarnos
a un nuevo cambio de clima pero lo estamos
logrando.” (Pastor Pérez Cuyati, comunidad
Palmarito).
Si bien siempre existió una época de se-
quía, ésta estaba dentro de la planificación
anual de las comunidades y no significaba
un problema real. Es en los últimos años
que se ha vuelto un problema muy serio, el
mismo que requiere la atención, tanto de
los comuneros, como de las autoridades
competentes.
Producto de las sequías prolongadas y del
incremento de la temperatura, las plagas
y enfermedades en los cultivos de los chi-
quitanos son más frecuentes e intensas.
Entre las soluciones practicadas están la
aplicación de insecticidas naturales, la re-
colección manual de las partes de las plan-
tas afectadas, la colocación de trampas y la
caza de animales silvestres que se comen
los sembradíos.
24 Ya no queda nada, el Jichi se ha ido
“Hay diferencia de otros años que se daba
bien cuando no aparecen plagas, y hay
años que aparecen plagas de los gusanos
cuando ya está a un metro la altura del
maíz, donde afecta a la planta y no frutea
el 100%, y en el arroz también tiene plaga,
aparece la petilla cuando están en escoba
y baja la producción.” (Lorenzo Soquere
Chuve, Comunidad Makanaté).
También colocan excremento de mur-
ciélago para matar gusanos, echan sal a
algunos gusanos y bichos que invaden las
plantaciones. Como indicaron en todas las
comunidades, principalmente se debe ir al
chaco temprano (a las 5 de la mañana) a
controlar que no estén bichos u otros ani-
males silvestres que se coman las semillas
y plantas sembradas.
“Nosotros nos teníamos que acostumbrar
a los cambios que nos presentaba acerca
de nuestro cultivo, más antes se cosechaba
muy bien, pero ahora ya no, por el tema de
las sequías y de las plagas, son los bichos
como los jochis que se terminan los pláta-
nos, para solucionar es cazarlo.” (Anacleto
Tomichá Parapaino, Comunidad Florida).
La agricultura sigue siendo un elemento
tan importante en la economía (y en la vida
misma de las comunidades), que se han
hecho propuestas y solicitudes para que
el Gobierno Municipal de Concepción, y
otras instituciones, realicen capacitaciones
en el manejo de las plagas.
En Bolivia, la deforestación es el “aporte”
más grande que le hace el país al cambio
climático. “En Bolivia la tasa de deforesta-
ción es de 350.000 hectáreas al año, pero
en términos per cápita 320 m2/persona/
año, resulta en una tasa 20 veces más alta
que el promedio mundial (16 m2
/persona/
año) y una de las más altas del mundo, su-
perando los niveles de otros grandes países
deforestadores.” (Urioste, Andrea, 3:2010).
Para contrarrestar estos procesos de
deforestación, las comunidades están
trabajando en estrategias y acciones de
concientización de la propia población, en
este sentido, tienen muy claro que cuando
se tala un árbol, se debe plantar otro; no
se cortan árboles que tengan un diámetro
menor a 50 centímetros; no se realizan
chaqueos cerca del monte; se deja el quin-
to árbol como semillero; se plantan nuevos
árboles madereros y también otro tipo de
plantas, esto en cuanto a la reforestación
comunal. Aunque no siempre lo cumplen.
Otra medida estratégica para un adecua-
do manejo forestal es el desarrollo de Pla-
nes de Manejo Forestal que, por un lado,
han permitido a las comunidades tener un
mayor control sobre los procesos de tala
de árboles en los terrenos de sus comuni-
dades por parte de diferentes empresas y,
por el otro, también han permitido la capa-
citación, concientización y aprendizaje de
muchos miembros de las comunidades en
el tema forestal.
“Ahora se está solicitando a que se pague
un precio justo por la madera, y la comuni-
dad está reclamando fuerte como pueblo
indígena de que también sean conscientes
en una cancelación de pago, tal como es
el arancel o los patentes del precio de lo
forestal.” (Rufino Rodríguez Chuvirú, Comuni-
dad Fátima).
“…mucho corta madera la gente, la de-
forestación, esto es lo que ya se está per-
diendo ya, los frescos de los palos, más es
el calor ya ahora, porque ya mucho cortan
madera, por allá he escuchado decir que
mucho cortan madera, tumban los que
tienen chaco, lo que tienen pueden traba-
jar, y pues sino uno no puede trabajar, los
empresarios tienen pues cómo trabajar, no-
sotros pues no tenemos, a punta de hacha,
a punta de pala sacar pulpas, con palo con
hacha…” (Julia Catapi Salvatierra, Comuni-
dad San Miguelito Sur).
Los Planes de Manejo Forestal, por el nivel
de ingresos que generan para las familias
chiquitanas, son una opción económica
Ya no queda nada, el Jichi se ha ido 25
que les permite complementar sus medios
de vida, lo que, junto a la agricultura, la
ganadería y el trabajo temporal, se cons-
tituyen en estrategias que les permiten
sobrevivir. De éstas, la más rentable es la
actividad forestal:
-	Los Planes de Manejo Forestal (PMF)
generan ingresos a las comunidades, evi-
tando la migración y también generando
capacidades en las mismas, no solo re-
feridas al manejo forestal propiamente,
sino, y sobre todo, a la valoración y pre-
servación del bosque.
-	Se reconoce que antes de los PMF los
mismos miembros de las comunidades
habían deforestado los bosques, sobre
todo en la zona de Lomerío, lo cual se
ve reflejado en la cantidad de lluvia y
provisión de agua, cortaban árboles para
venderlos cuando la necesidad les apre-
miaba, sin ninguna planificación.
-	Cabe recalcar que estos PMF no solo
han colaborado en la disminución de la
deforestación, sino que también han
logrado apoyar la organización de las
mismas comunidades, por ejemplo, se
han generado diferentes planes de uso
de suelo, los mismos que han limitado la
expansión de la agricultura, la ganadería
y la caza, además del desarrollo de áreas
de reserva biológica, tal es el caso de la
Comunidad Palmarito.
Los incendios forestales suceden debido a
diversos factores: las fuertes sequías en la
zona, el descuido de la gente cuando que-
ma la basura (o cuando realiza chaqueos),
o cuando se usa el fuego para convertir los
bosques en pastizales o en tierras para la
agricultura y/o la ganadería.
Las acciones para solucionar el problema
pasan por construir “callejones” alrededor
de cada chaco para proteger el monte y
sus animales; evitar echar las colillas de ci-
garrillos en el monte cuando se va a cazar
o pescar; apagar las fogatas; avisar a los
vecinos que se va a quemar el chaco para
que estén atentos a cualquier inconvenien-
te (esto dentro de la quema “responsable”
de los chacos), y quemar basura únicamen-
te en los pozos destinados para ello, estas
son algunas de las soluciones que las co-
munidades ya están llevando a cabo para
prevenir los incendios.
“Hay un tanque por si hay un incendio para
apagar el fuego, y si no trae en lata agua
para apagar, y entre todos nos ayudamos
para combatir estos problemas, y hay más
jóvenes que son rápido y ayudan.” (Manuel
Ortiz Poñé, Comunidad San Miguelito Sur).
También se identificó que se debe capaci-
tar y regular a los propietarios de las ha-
ciendas vecinas, ya que muchas veces los
incendios se dan cuando las quemas de
grandes chacos y terrenos para la agricul-
tura y la ganadería se salen de control.
“Hay un grupo de jóvenes que se llama
FUNSAR, que viene del municipio, ha es-
tado capacitando a los jóvenes que están
dentro del municipio o sea que ahora está,
pero es por medio del alcalde y agrade-
cerle al que ya existe, salen a las comuni-
dades cuando hay un incendio y también
ellos salvan la vida de los que se pierden
al monte y ha llegado hasta acá a nuestra
comunidad para poder defender o preve-
nir los incendios.” (Petrona Chuvirú Chuve,
Comunidad Monte Verde).
Los calendarios festivos están integrados
a los calendarios agrícolas, esto significa
que las actividades agrícolas, tales como
la siembra de diferentes productos, son (o
eran) también fechas para la realización de
diversas fiestas de siembra y cosecha.
En los últimos años, y con el retraso de las
lluvias, las épocas prolongadas de sequía
y los cambios de los productos agrícolas,
en muchas zonas del país hay, incluso, una
disminución en la producción agrícola. Esto
significa que productos como el maíz, el
arroz y el plátano han disminuido (en can-
26 Ya no queda nada, el Jichi se ha ido
tidad) en relación a otros años, situación
que ha puesto en emergencia a las comu-
nidades y las ha llevado a pensar en otro
tipo de plantaciones para sustituir parte
de esa producción menor. La introducción
de nuevos cultivos y semillas mejoradas es
parte de la diversificación de elementos,
asociadas a la capacidad para combinar
diferentes tipos de conocimientos tradicio-
nales para el aprendizaje, lo que permite a
las comunidades adaptarse a los cambios
que vienen sucediendo.
“El año pasado ya mi maíz estaba en creci-
miento y ya ahurita no podemos sembrar,
ya sumamente está seco, no llueve aquí,
ahurita nadie ha sembrado todavía porque
a diferencia, ahurita a otros años, el maíz
es grande, harto ha cambiado en eso año
tiempo lluvia y ahora ya no.” (Tomas Chuve
Cuasase, Comunidad Monte Verde).
“Más antes, como hace siete años que se
comía tamal para la Navidad y viendo hoy
día todavía no ha llovido ni hay sembrado,
así que no hay tamal para esta Navidad…
no hay tiempo.” (Ignacio Ipamo Tomichá,
Comunidad Florida).
Frente a este problema, los chiquitanos
han estado probando con el cambio de
cultivos que se adapten mejor a las condi-
ciones del clima, y no solo de variedades.
Esta es una adaptación que va a cambiar,
no solo la alimentación, sino también as-
pectos culturales, tales como la celebra-
ción de sus fiestas patronales.
“He notado de que realmente hay cam-
bios en estos tiempos que cambian, an-
teriormente nos decían que en el mes de
septiembre y octubre era tiempo de agua
para empezar a sembrar cultivo, pero ac-
tualmente las lluvias están fallando y muy
tarde está lloviendo, y para sembrar hay
que esperar agua, eso es lo que se siente,
el tiempo es muy caliente, mucho calor y
ahora mucho se siente.” (Lorenzo Soquere
Chuve, Comunidad Makanaté).
“Muy tardes las lluvias, no podemos sem-
brar, hoy tenemos que sembrar en diciem-
bre, más ante en este mes (septiembre) ya
estábamos sembrando, y ahora por falta de
lluvias no podemos sembrar. Tenemos que
esperar nomás las lluvias bastantes para que
se moje el terreno.Yo me acuerdo hace ocho
años atrás sembré en este mes y mi maíz
bien se me dio y ahora son ocho años que
pasan y no podemos ni sembrar” (Miguel
Miraval Chávez, Comunidad Santa Rita).
Ya no queda nada, el Jichi se ha ido 27
¿Cómo
el cambio climático
afecta la vida cotidiana
de los chiquitanos
en el bosque?
Si bien los efectos negativos del cam-
bio climático todavía no han llegado
a su máximo impacto, las comunida-
des indígenas ya han empezado a
vivir algunos cambios, los que, por
su gravedad e intensidad, les afectan
de manera negativa, y sus conoci-
mientos, prácticas y estrategias no
les están siendo suficientes −por el
momento− para enfrentarlos. Las
poblaciones indígenas y, en especial,
las mujeres, jóvenes y niños son los
más vulnerables ante esta situación.
Los cambios sufridos en los territorios
de las comunidades donde se desa-
rrolló la investigación son significati-
vos y, evidentemente, han afectado
la vida cotidiana de sus habitantes,
teniendo en cuenta que su vida siem-
pre ha dependido del bosque, el
agua y la tierra. Por ello, si su entorno
es afectado, sus vidas también lo son,
en aspectos como los siguientes:
28 Ya no queda nada, el Jichi se ha ido
Migración
Muchos hombres y mujeres de las comu-
nidades chiquitanas se quejan de que la
mano de obra familiar ya no es suficiente
para los trabajos en la familia y la comuni-
dad, esto debido a que los jóvenes y los
hombres, especialmente, han migrado por
temporadas cada vez más largas en busca
de trabajo. Esta situación refleja uno de
los cambios que las familias chiquitanas
de hoy deben enfrentar, el chaco comunal
ya no produce lo suficiente como para ga-
rantizar los medios de vida de la familia y,
en años de eventos extremos, se ven en la
obligación de salir a las ciudades en busca
de trabajo.
Mujer chiquitana explicando las consecuencias
de los cambios en el clima.
Cambios en el tipo de alimenta-
ción – Cambios en las tradiciones
culturales
Algunos productos que solían sembrar ya
no producen lo suficiente, por lo que las
familias se han visto en la necesidad de
probar con otros nuevos y más resistentes
a las condiciones climáticas actuales, esto
está cambiando sus hábitos alimenticios y,
por tanto, sus tradiciones culturales, provo-
cando la preocupación, especialmente, en
las personas mayores y en las mujeres.
Nuevas oportunidades
La situación actual también genera oportu-
nidades para los chiquitanos. Cada vez con
mayor frecuencia están mirando e inda-
gando en algunas prácticas de sus abuelos
para adaptarse a la nueva situación, por
ejemplo: han vuelto a buscar alimentos
en el bosque (almendra chiquitana), están
practicando sistemas agroforestales, están
empezando a diversificar su producción,
están recolectando medicinas del bosque
(aceite de copaibo y cusi), y las están desa-
rrollando de manera que las poblaciones
no indígenas también puedan acceder a
las mismas, además, procesando y comer-
cializando esta gama de productos del
bosque mejoran sus ingresos y protegen
el bosque que los alberga.
Para la mayoría de las personas de las
comunidades, la importancia de poder
combinar los conocimientos tradicionales
con los conocimientos científicos, es algo
que se debe hacer con urgencia, por lo
que se precisa la construcción de alianzas
e intercambio de información, pero es
especialmente importante que la voz de
las personas que viven en los bosques sea
escuchada para que sus necesidades sean
tomadas en cuenta.
Agricultor chiquitano explicando las consecuen-
cias de los cambios en el clima.
Ya no queda nada, el Jichi se ha ido 29
Soluciones
prácticas climáticas
Los “Jóvenes activistas por el cambio
climático”, en su constante búsqueda
de soluciones prácticas a los dramá-
ticos efectos de dicho desafío, y para
reducir de alguna manera la vulnera-
bilidad de los pueblos y fortalecer su
rol en la conservación de los bosques,
junto a los líderes y sabios locales,
plantean las siguientes soluciones:
-	 Reconocer y valorar los conocimien-
tos tradicionales, la cultura, el “modo
de ser” de los pueblos indígenas y
su íntima relación con el medio am-
biente que los rodea.
-	Educar y sensibilizar a la niñez y a la
juventud en el concepto y la práctica
de que “la Tierra es nuestra madre”.
-	Proteger y conservar los sitios sa-
grados, comprender que “tienen
dueños y están habitados por seres
espirituales”.
-	Recordar y aplicar lo que los ances-
tros enseñaron: “en cada finca tene-
mos que sembrar árboles frutales
y no frutales, o crear programas de
reforestación en nuestras comunida-
des”.
-	Reforzar las prácticas agroforestales
con especies nativas y dejar en re-
poso la finca trabajada durante 10
años o más.
-	Practicar cultivos orgánicos: “no
usar químicos y detergentes, el Jichi
se enoja, se va y el agua se seca”.
-	“Actualizar los reglamentos internos
de nuestras comunidades” para evi-
tar la deforestación.
-	Reforestar en la ribera de los ríos y
en los cuerpos de agua.
30 Ya no queda nada, el Jichi se ha ido
Recomendaciones
Promover y ratificar el reconocimien-
to de los derechos de los pueblos
indígenas y la importancia de su
participación en las discusiones y
acuerdos globales sobre cambio
climático, considerando el grado
de vulnerabilidad en el que muchos
de ellos se encuentran debido a los
efectos del mismo.
Los gobiernos de todo el planeta de-
ben firmar un “Acuerdo Mundial” en
el que se comprometan a ayudar a
los pueblos indígenas para fortalecer
su cultura, su cosmovisión y difundir
sus conocimientos tradicionales sos-
tenibles, y comprometerse, además,
a apoyar a los pueblos sin ninguna
condicionante. La iniciativa REDD+
no puede ser utilizada para quitar tie-
rras a los pueblos indígenas, ni para
prohibirles sus prácticas ancestrales
con las cuales han convivido durante
siglos.
Apoyar la gestión de la seguridad
territorial de los pueblos indígenas
como una estrategia para evitar la
deforestación y la degradación de
los bosques.
Ya no queda nada, el Jichi se ha ido 31
Bibliografía
BIRK, Gudrun. “Dueños del bosque: Manejo de los
recursos naturales por indígenas chiquita-
nos de Bolivia”. APCOB, 2000.
MINISTERIO DE EDUCACIÓN DEL ESTADO PLU-
RINACIONAL DE BOLIVIA. “Registro de sa-
beres, conocimientos, valores y lengua del
pueblo Chiquitano”. 2010.
PEDRAZA, Gustavo. “Los chiquitanos y el cambio
climático. Comunidad El Puquio - Cristo Rey
Lomerío”. FUNDAPRAIA. 2010.
RIESTER, Jürgen; Zolezzi, Graciela y Antonio Rivero.
“Análisis de la Situación Indígena en el Bos-
que Chiquitano”. APCOB. 2001.
RIESTER, Jürgen; “Inventario del Patrimonio Intangi-
ble de la nación indígena Chiquitano” San
Ignacio de Velasco 17 tomos, tomo 2 Mito-
logía. Versión digital manuscrito . APCOB.
2004.
ROJAS, Rafael. “Resumen del Plan de Desarrollo
Municipal de San Ignacio de Velasco (PDM
2011 - 2015)”. Gobierno Municipal de San
Ignacio de Velasco y Fundación Amigos de
la Naturaleza. Editorial FAN, Santa Cruz de
la Sierra, Bolivia. 2010.
SANABRIA, Salmón; Nostas Ardaya, Mercedes.
“Detrás del cristal con que se mira: Mujeres
chiquitanas. Órdenes Normativas e Interle-
galidad”. Coordinadora de la Mujer. 2009.
UNICEF. “Guía de transversalización de la intercul-
turalidad en proyectos de desarrollo: salud,
higiene y protección contra la violencia”.
2012.
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  • 1. “Ya no queda nada, el Jichi se ha ido” COSMOVISIÓN, CONOCIMIENTOS Y PRÁCTICAS DEL PUEBLO CHIQUITANO EN RELACIÓN AL CAMBIO CLIMÁTICO.
  • 2. “Ya no queda nada, el Jichi se ha ido” COSMOVISIÓN, CONOCIMIENTOS Y PRÁCTICAS DEL PUEBLO CHIQUITANO EN RELACIÓN AL CAMBIO CLIMÁTICO En el marco del Proyecto “Acortar la distancia entre la vida cotidiana en el bosque húmedo y las negociaciones políticas sobre el cambio climático” Con el apoyo de Santa Cruz, noviembre de 2016
  • 3. “Ya no queda nada, el jichi se ha ido” Cosmovisión, conocimientos y prácticas del Pueblo Chiquitano en relación al cambio climático Es una publicación de: Apoyo para el Campesino – indígena del Oriente Boliviano, APCOB Calle Alfredo Jordán Nro. 79 “A” apcob@apcob.org.bo Casilla Postal 4213 Santa Cruz de la Sierra – Bolivia Dirección general: Jürgen Riester Coordinación: Zulema Barahona Investigador: Diego Machicao Co investigadores chiquitanos: Fernanda Chávez, Jacqueline Pinto, Mauricio Tomichá y Carmelo Rodríguez Corrección de estilo: Oscar Gutiérrez Peña Diseño y diagramación: Gente de blanco Fotografías: APCOB Esta publicación se realizó con el financiamiento de Bosques del Mundo en el marco del Proyecto “Acortar la distancia entre la vida cotidiana en el bosque húmedo y las negociaciones políticas sobre el cambio climático”. Las opiniones expresadas en esta obra reflejan los resultados de las investigaciones y del equipo de investigadores, por tanto, no representan, en ningún caso, el punto de vista de Bosques del Mundo.
  • 4. Contenido Presentación ............................................................................................................................... 5 Antecedentes ............................................................................................................................. 7 Ubicación geográfica .............................................................................................................9 Lo socio-cultural: construcciones y regulaciones en torno al cambio climático .................................................................................................................. 10 - Cosmovisión....................................................................................................................... 11 - Situación actual.................................................................................................................. 12 - Organización social y política .......................................................................................... 15 Conocimientos y regulaciones frente al cambio climático ............................................ 16 Estrategias y/o acciones en torno a la variabilidad climática y los fenómenos extremos ......................................................................................................... 20 Cómo el cambio climático afecta la vida cotidiana de los chiquitanos en el bosque.................................................................................................. 28 - Migración............................................................................................................................ 29 - Cambios en el tipo de alimentación-Cambios en las tradiciones culturales............................................................................................. 29 - Nuevas oportunidades ..................................................................................................... 29 Soluciones prácticas climáticas .............................................................................................. 30 Recomendaciones ................................................................................................................... 31 Bibliografía …............................................................................................................................ 32
  • 5. Presentación No cabe duda que los cambios en el clima, y sus consecuencias a nivel global y local, son asuntos que convocan a todos: hombres, mujeres, jóvenes, autoridades y sociedad civil en general, a tener una actitud cada vez más comprometida y activa en relación a la adopción de medidas que nos ayuden a mitigar sus efectos adversos. En el marco del Proyecto denomina- do “Acortar la distancia entre la vida cotidiana en el bosque húmedo y las negociaciones políticas sobre el cambio climático”, ejecutado en tres países (Panamá, Nicaragua y Bolivia), y apoyado por “Bosques del Mundo” de Dinamarca, se desarrollaron in- vestigaciones con la participación de jóvenes indígenas y no indígenas de cada país, quienes asumieron su rol como coinvestigadores. El presente documento resume el resultado de las investigaciones en las comunida- des habitadas por el pueblo indígena chiquitano de Bolivia en el Territorio Indígena Monte Verde. Durante este proceso se abordaron y registraron los conocimientos tradicionales y la cosmovisión del pueblo chiquitano en relación al cambio climático, esto con el propósito de escuchar y hacer escuchar las voces, los sentimientos, preocupaciones y sabiduría de su pueblo, facilitando espacios de re- flexión colectiva en sus comunidades del Territorio Indígena Monte Verde. El Jichi del agua habita en los ríos, lagunas y curichis. Ya no queda nada, el Jichi se ha ido 5
  • 6. Jürgen Riester Director APCOB Con los resultados de estas investigacio- nes, un grupo de jóvenes indígenas chiqui- tanos activistas por el clima, han creado innovadoras estrategias de sensibilización y difusión de los resultados, compartiendo sus hallazgos a partir de obras de teatro, las que −de alguna manera− reflejan y re-valorizan la cultura de respeto y mane- jo responsable de los recursos naturales que tienen los chiquitanos. “Ya no queda nada, el Jichi se ha ido” y “La huelga de los jichis”, entre otras, son obras teatrales que los jóvenes chiquitanos han puesto a disposición de sus comunidades como mecanismos de reflexión y difusión sobre los problemas que el cambio climático les está generando. En un panorama poco alentador, donde las poblaciones más vulnerables a los efectos negativos del cambio climático, como son los indígenas, los chiquitanos están recu- perando algunas prácticas de sus abuelos para adaptarse a la nueva situación, por ejemplo: han vuelto a buscar alimentos y medicinas en el bosque (almendra chiqui- tana, aceite de copaibo), están practicando sistemas agroforestales, diversificando su producción, y los están desarrollando de manera que las poblaciones no indígenas también puedan acceder a los mismos, además, procesando y comercializando esta gama de productos del bosque mejo- ran sus ingresos y protegen el bosque que los alberga. Esta publicación tiene la intención de aportar al conocimiento y reflexión sobre la importancia de tomar en cuenta el cono- cimiento tradicional de los pueblos indíge- nas para enfrentar los desafíos del cambio climático. 6 Ya no queda nada, el Jichi se ha ido
  • 7. Antecedentes En el marco del proyecto denomi- nado “Acortar la distancia entre la vida cotidiana en el bosque hú- medo y las negociaciones políticas sobre REDD+”1 ejecutado en tres países (Panamá, Nicaragua y Boli- via), y apoyado por “Bosques del Mundo” de Dinamarca, se desarro- lló una investigación de campo con la participación de jóvenes indíge- nas y no indígenas del mencionado proyecto, para escuchar las voces provenientes de las comunidades que habitan en los bosques. Como parte de las acciones imple- mentadas por los “jóvenes indíge- nas chiquitanos activistas por el clima”, y su propósito de escuchar y hacer escuchar las voces, los senti- mientos, preocupaciones y sabidu- ría de su pueblo, ellos mismos facili- taron espacios de reflexión colectiva en diez comunidades indígenas2 , 1 REDD + Reducción de Emisiones de gases de efecto invernadero causadas por la Deforestación y Degradación de los bosques, la conservación y el incre- mento de las capturas de CO2, también conocida como REDD+, es un mecanis- mo de mitigación del cambio climático desarrollado bajo la CMNUCC que bus- ca reconocer y proveer incentivos posi- tivos a los países en vías de desarrollo para proteger sus recursos forestales, mejorar su gestión y utilizarlos de mane- ra sostenible con el fin de contribuir a la lucha global contra el cambio climático y sus efectos. 2 Palmarito (Concepción), Santa Mónica (Concepción), Monte Verde (Concep- ción), Makanaté (Concepción), El Car- men (Concepción), San Miguelito Sur (Concepción), Santa Rita (San Javier), Tu- rux Napez (San Javier), Florida (Lomerío) y Fátima (Lomerío). Ya no queda nada, el Jichi se ha ido 7
  • 8. en las que abordaron y registraron los co- nocimientos tradicionales y la cosmovisión de su pueblo. Los objetivos de esta investi- gación fueron: - Identificar y analizar aspectos socio-cul- turales, construcciones y regulaciones en torno al cambio climático en el marco de su proceso histórico de ocupación territo- rial y de aprovechamiento de los recursos naturales del pueblo chiquitano. - Identificar las estrategias y/o acciones adoptadas por el pueblo indígena chi- quitano en torno a la variabilidad climáti- ca y los fenómenos extremos. - Analizar cómo el cambio climático afecta el desarrollo de la vida cotidiana en el bosque de los chiquitanos a mediano y largo plazo. Jovenes chiquitanos coinvestigadores. Coinvestigadores chiquitanos rumbo a las comunidades. Casa de reunión de la comunidad Santa Mónica en elTerritorio Indígena Monte Verde. 8 Ya no queda nada, el Jichi se ha ido
  • 9. Ubicación El territorio de la Chiquitanía, que debe su nombre a la provincia de Chiquitos, se caracteriza por tener extensas llanuras tropicales en medio de las cuales se presentan promontorios de tierra a los que se llama lomeríos. La Chiquitanía abarca las provincias Ñuflo de Chávez, Velasco, Chiquitos, Ángel Sandoval y Germán Busch, todas en el Departamento de Santa Cruz. Ubicación del área del proyecto en Bolivia Fig. 1. Mapa de ubicación La presente investigación tiene como base la certeza de que los impac- tos del cambio climático en las especies y en los ecosistemas, aumenta continuamente. Sin embargo, en lo referente a los posibles impactos del cambio climático en los medios de subsistencia, y en las culturas de las comunidades indígenas y tradicionales, poseemos un conocimiento todavía fragmentado. El presente documento es un resumen de la inves- tigación realizada sobre el tema en el pueblo chiquitano, la misma que fue dirigida por el antropólogo Diego Machicao y los jóvenes chiquita- nos: Fernanda Chávez, Jacqueline Pinto, Mauricio Tomichá y Carmelo Rodríguez. Ya no queda nada, el Jichi se ha ido 9
  • 10. Lo socio-cultural: construcciones y regulaciones en torno al cambio climático De acuerdo a la mitología chi- quitana, la tierra existió siempre, una tierra que es habitualmente destruida por tempestades, pie- dras que caen del cielo, fuegos y diluvios que eliminan toda la vida del planeta. A continuación de cada cataclismo, la tierra se forma nuevamente y emergen otra vez seres humanos en ella. Los ac- tuales chiquitanos se consideran descendientes de aquellos hom- bres y mujeres que surgieron tras el último cataclismo, después del cual se configuraron las serranías que estabilizaron la tierra. El pro- ceso de destrucción y renovación de nuestro planeta se repetirá en un futuro, ya que la tierra se “con- tamina” paulatinamente, lo que provocará otro diluvio y la conse- cuente renovación de la tierra. El pueblo chiquitano surgió del aglutinamiento de varios pueblos indígenas de la zona en las misiones jesuíticas (siglo XVI). En los años siguientes, los jesuitas llevaron a más de 40 pueblos indígenas, de diferentes lenguas y culturas, a las diez reducciones existentes en la Chiquitanía. 10 Ya no queda nada, el Jichi se ha ido
  • 11. En 1692, grupos jesuitas fundaron la pri- mera Misión Chiquitana en San Francisco Xavier (hoy San Javier). Fue fundada por el Padre José de Arce entre los grupos de los pinokas, cimeras, ponajikas, gua- pakasypoojijokas, todos ellos de habla “chiquita”, así como entre los kibicikas, pai- konekas, burekaseitatines, que hablaban otros idiomas. Cada misión chiquitana estaba compuesta por diferentes pueblos indígenas, quienes recibían el nombre de “parcialidades”. Cada “parcialidad” ocupaba un determi- nado espacio dentro del trazado urbano del pueblo, y se respetaban sus caciques y autoridades; en este sentido, los padres jesuitas debieron enfrentar el desafío de imponer la lengua chiquita como la lengua oficial de las misiones, lo que significó que los otros pueblos deban aprender un nue- vo idioma y, posteriormente, ir desarrollan- do una cultura propia a pesar de las reduc- ciones, lo cual produjo un sincretismo de las diferentes culturas con la chiquita y con la cristiana. La forma de vida de cada uno de los pue- blos seguía sus propios patrones y normas. En cada uno de ellos vivían dos sacerdotes jesuitas, encargados, tanto de su funciona- miento material, como de la vida espiritual. Se responsabilizaban desde la educación hasta la salud, y planificaban la vida coti- diana y la producción económica. En 1767, tras la expulsión de los jesuitas, ingresaron los mestizos a la zona. Se de- sató así la esclavización de los indígenas, la misma que duró hasta la República. En 1880, por ejemplo, con el auge del cau- cho, miles de indígenas murieron en los gomales de las provincias Ñuflo de Chá- vez y Velasco, mientras que muchos otros fueron llevados a los inhóspitos departa- mentos del Beni y Pando. Sobre el origen del nombre existen dos versiones. La primera de ellas postula que, a mediados del siglo XVI, los chiquitanos recibieron su nombre por parte de otro grupo indígena. El mismo significa “los chi- cos” o personas de estatura baja. Lo que no está claro es si este nombre deriva del término guaraní “tapuy-miri”, “pequeños enemigos” (y que en otro lugar se traduce como “chiquito”). La segunda versión señala que fueron los primeros españoles los que los denomina- ron “los chiquitos” (o también “chiquito”), porque las entradas de sus chozas eran tan pequeñas y bajas que solo se podía llegar al interior en cuatro patas. Mitos de origen Según la mitología chiquitana, en los tiempos originarios todos los elementos cósmicos eran seres humanos, quienes, por diversas razones, se convirtieron en animales, plantas, fenómenos naturales y cuerpos celestes. Esta condición humana implica que los seres de la naturaleza, vale decir las plantas, los animales, las estrellas, el viento, etc., tienen un origen antropo- morfo y están dotados de un alma, al igual que el ser humano (Según Riester 2004). De acuerdo a su mitología, la tierra parece haber existido siempre, pero es destruida periódicamente por tempestades, piedras que caen del cielo, fuegos y diluvios que eliminantodalavidaenelplaneta.Después de cada cataclismo, la tierra se forma de nuevo y emergen otra vez seres humanos en ella. Conforme a ello, los actuales chi- quitanos se consideran descendientes de aquellos hombres y mujeres que surgieron tras el último cataclismo después del cual se configuraron las serranías que estabili- zaron las tierras (Según Riester 2004). Ya no queda nada, el Jichi se ha ido 11
  • 12. Cosmovisión El largo dominio jesuítico generó lo que se puede llamar “una cosmovisión chiqui- tana”, resultado de las diferentes mani- festaciones religiosas de los pueblos que convivían en un mismo lugar y, también, del credo de los jesuitas, es decir, el catoli- cismo del siglo XVIII. Aunque actualmente la mayoría de los chiquitanos profesa la religión católica, subsiste en la comunidad una amplia y rica mitología. El chamanismo (práctica de ritos de invocación con fines de curación y pu- rificación), está presente en los momentos cruciales de la vida social, tales como: el nacimiento, el matrimonio y la sepultura. En general, los chiquitanos mantienen sus creencias ligadas al mundo sobrenatural, esto también se puede constatar en cada uno de los momentos importantes de la vida cotidiana, tales como la pesca, cacería, siembra y cosecha, acontecimientos en los que persisten rituales de agradecimiento o solicitud de permiso a los jichis de forma paralela a las oraciones u ofrendas en los templos. Por ejemplo, entre los chiquitanos, Jichi es la denominación para el amo y señor de cada uno de los elementos de la naturaleza (monte, agua, flora y fauna). Cuando los cazadores se internan en el monte, le imploran a esta entidad espiritual que les proporcione las presas que precisan, sólo para subsistir y, además, le piden autorización. Los jichis, amos de las esferas naturales, vigilan que el hombre no abuse de los recursos natu- rales y que tome sólo lo que necesita. De estos jichis, el del agua es el más importan- te, porque es el generador de la vida. El sincretismo religioso se manifiesta tam- bién en el hecho de que los centros de poder cristiano, es decir los templos, son también sedes de los jichis principales. Según la visión de los chiquitanos, la natu- raleza, los jichis, el ser humano y el cosmos están estrechamente vinculados. La pre- sencia o algún comportamiento específico de ciertos animales presagian, a menudo, una desgracia en el destino de la persona. “Los jichis son muchos, pero específicos, no hay un solo jichi para todos los bosques; cada bosque, río, laguna, manantial, y otros, tienen su propio jichi. Además de los amos de los animales y los amos del bos- que, que son dueños de la fauna y de los bosques en general, cada especie animal y vegetal (en especial los árboles) tiene sus propios jichis. Los amos de la naturaleza se presentan a las personas en forma humana (principalmente femenina), de animal y en forma híbrida de ambos. Todos los jichis pueden adoptar una apariencia humana.” (Pedraza, Gustavo, 25-26:2010). En muchos casos, los chiquitanos hablan de los jichis. En su descripción encuentran una relación del cambio del clima con la pérdida de manantiales, puquios, disminu- ción del nivel de las aguas en ríos y que- bradas, etc. En la cosmovisión chiquitana, todo el universo es animado y antropomorfo. En los tiempos originarios, los elementos cósmicos eran seres humanos que, por diversas razones, se convirtieron en come- tas, vientos, plantas y animales. En algunas ocasiones, el cometa es identificado con un chamán que ascendió al cielo y conti- núa bajando periódicamente a la tierra, o con una mujer poseída por un espíritu maligno y que fue enviada al cielo después de haber matado a varios hombres de su pueblo. Asimismo, en los tiempos míticos, la naturaleza hablaba defendiéndose con- tra los primeros humanos que le infligían heridas al rozar la tierra y cortar los árboles para instalar los primeros chacos. La planta 12 Ya no queda nada, el Jichi se ha ido
  • 13. sagrada del tabaco proviene de mujeres asesinadas por su padrastro o por su mari- do celoso, que las quemaron en el fuego y de cuyas cenizas brota ahora la planta del tabaco. Taller sobre cambio climático en la Comunidad Turux Napez. Taller sobre cambio climático en la Comunidad Palmarito de la Frontera. Para los chiquitanos, el cosmos, la natura- leza y el ser humano están estrechamente vinculados, esto se expresa, entre otras maneras, en los buenos y malos agüeros con los que el hombre se encuentra de múltiples maneras en la naturaleza que lo rodea,así como también en las constelacio- nes cósmicas. La sola presencia de algún comportamiento específico de ciertos ani- males presagia, a menudo, una desgracia en el destino de la persona. Por otro lado, la presencia de la estrella mamesopaáma anuncia enfermedades y otros infortunios para todo el pueblo, por ejemplo, cuando cae un rayo sin hacer ruido, se dice que lle- gará una sequía, mientras que cuando cae con ruido, habrá lluvia. Situación actual Hoy en día, los chiquitanos conforman la nación más numerosa de las tierras bajas de Bolivia. Según la última investigación realizada por el Consejo Educativo del Pueblo Originario Chiquitano “CEPOCH” (diciembre de 2009), la población alcanza las 100.000 personas, las mismas que vi- ven en más de 500 comunidades, con po- blaciones mayores en las provincias Ñuflo de Chávez, Velasco, Chiquitos, Sandoval y Germán Busch del departamento de Santa Cruz. La lengua chiquitana o Besɨro, que en el idioma quiere decir “hablar recto o correc- to”, se fue perdiendo con el pasar del tiem- po, aunque en los últimos años se ha dado un “despertar” hacia la lengua materna. Di- ferentes pueblos han creado “Academias del Besɨro” que son, básicamente, centros de producción de materiales que buscan el rescate de la lengua. Hoy en día, la economía de los chiquitanos se basa principalmente en la agricultura de tumba, roza y quema, seguida de la pesca y la recolección. Los chiquitanos son exper- tos en agricultura tropical, la practican de manera sedentaria. Hacen descansar la tie- rra durante 15 a 20 años, según los cultivos, desarrollándose así una fertilización natu- ral de los suelos. Otra actividad económica es la artesanía, especialmente de madera, aunque algunas comunidades se dedican a la artesanía en cerámica y los tejidos de algodón. La venta de su fuerza de trabajo es una de las actividades complementarias que realizan en épocas de carestía. El tra- bajo agrícola lo realiza la familia nuclear, Ya no queda nada, el Jichi se ha ido 13
  • 14. pero es constante la apelación a la familia extensa y a los amigos para que participen en “mingas” que son colaboraciones co- lectivas en las que el pago por el trabajo realizado es en chicha y comida, y donde queda implícito –además– el compromiso de reciprocidad en una tarea similar. Muchos realizan actividades agropecua- rias como la base de su sustento y sólo venden parcialmente su fuerza de trabajo para generar ingresos extra. Actualmente se vive una tendencia a la migración hacia los centros urbanos.Algunas comunidades han introducido procesos económicos se- mi-industriales, tales como la producción del café y su procesamiento, o la produc- ción de queso en la zona de San Javier. Todas las familias chiquitanas crían aves de corral para su autoconsumo cotidiano, en tanto que la carne porcina es reserva- da para ocasiones festivas, mingas y para el pago por trabajos agrícolas. Algunos chiquitanos poseen ganado vacuno que, tradicionalmente, dejan pastorear y ra- monear libremente en las cercanías de la comunidad, ya sea en el bosque o en las sabanas. En la época seca se quema parte de la sabana para acelerar el rebrote de los pastos naturales a fin de asegurar la alimentación del ganado bovino. Puesto que ello tiene efectos negativos sobre el ecosistema, en la actualidad se están intro- duciendo métodos silvo-pastoriles con el objetivo de mejorar la ganadería extensiva en las pampas sin recurrir a la quema. Existe la división del trabajo por sexo y por edades, siendo (como en todas partes) la agricultura y la caza reconocidas como responsabilidades del hombre, pero la mujer también interviene en la agricultura, muchas veces en igualdad de condiciones, aunque esto es considerado sólo como apoyo. Ingreso al Plan de Manejo Forestal de la Comunidad Palestina en el Territorio Indígena Monte Verde. Comuneros monitoreando el Plan de Manejo Forestal. 14 Ya no queda nada, el Jichi se ha ido
  • 15. Organización social y política Si bien no existen datos precisos acerca de la organización social y política del pueblo chiquitano antes de los jesuitas, algunos documentos muestran una orga- nización muy variada por contar con más de 40 pueblos (lenguas) que, actualmen- te, se identifican por ser chiquitanos. Así, los indígenas manakikias eran altamente estratificados, mientras otros estaban al nivel de nómadas tropicales. Por influencia misional, hoy es la familia nuclear la unidad principal dentro de la comunidad. Sin em- bargo, más del 60% de los chiquitanos se rige por la matrilocalidad (es decir, un sis- tema de convivencia post-matrimonial en el que una pareja casada reside cerca de la familia de la esposa o de sus antepasados matrilineales), sin embargo, actualmente, la tendencia es cambiar hacia el sistema occidental. Hoy en día, las familias chiquitanas se orga- nizan en núcleos familiares consanguíneos donde conviven los abuelos y abuelas, pa- dres y madres, hermanos y hermanas, hijos e hijas, y nietos y nietas que llevan el mis- mo apellido del padre, a todos ellos se los considera la familia de primera línea. Este grado de parentesco tiene mucho que ver con la convivencia familiar, inclusive todos los mencionados viven –a veces– en una misma casa, la que es “comandada” por los abuelos y los padres. Las reuniones familiares suceden en el desayuno, en el almuerzo y en la cena, momentos en los que los chiquitanos planifican y evalúan las actividades diarias, arreglan sus problemas internos y aplican también los castigos en base al error cometido por algún miembro de la familia. El jefe es el hombre más viejo de la familia, le siguen sus hijos por orden de edad. Él, o los yernos aceptan esa autoridad, pero a su vez reciben un trato cordial, aunque sólo definen cuestiones dentro de su fami- lia y las decisiones “macro” del clan. Hoy en día, el Cabildo es la principal ins- titución tradicional reconocida por el pue- blo chiquitano. Surgió durante las misiones jesuitas como un aparato administrativo funcional para sustituir a las autoridades indígenas tradicionales. Reunión comunal en San Miguelito Sur. Ya no queda nada, el Jichi se ha ido 15
  • 16. Las Asambleas Comunales son las máxi- mas instancias de decisión local comunal, están dirigidas en muchas comunidades por los caciques, mientras que, en otras, por el corregidor. Los chiquitanos y sus comunidades han formado organizacio- nes indígenas mayores, todas ellas forja- das en torno a la Organización Indígena Chiquitana (OICH), la misma que hoy es parte fundamental de la Coordinadora de Pueblos Étnicos de Santa Cruz (CPESC) la que, junto a otras afines, integra la Central Indígena del Oriente Boliviano (CIDOB), organización matriz que aglutina a todos los pueblos indígenas del oriente bolivia- no (en total 33). El caso chiquitano comprueba claramente que la identidad es una construcción so- cial porque se constituye en un referente común para un conjunto de individuos, es, además, frecuentemente impuesta por ac- tores exteriores (en este caso por colonos españoles y luego por misioneros jesuitas), y es retomada por el mismo grupo en cier- tas circunstancias históricas y políticas. Conocimientos y regulaciones frente al cambio climático Estudios sobre el clima, indican un incre- mento del promedio de la temperatura de +2,1 °C hasta +3,8 °C en todo el departa- mento Santa Cruz. (Mayor incremento en la zona de la Chiquitania del norte y en los meses de julio hasta octubre) El descenso de la precipitación de -5% hasta -10% en la suma anual. (Mayor des- censo en los meses julio hasta diciembre, especialmente en la Chiquitania, Los Va- lles y el Norte Integrado. Parcialmente un incremento en los meses enero y febrero3 ). El reconocimiento del cambio climático a nivel global, y su importante relación con las diversas actividades del ser humano, ha hecho que se busque continuamente la mitigación de los múltiples factores que generan estos cambios para poder así ge- nerar decisiones para la adaptación a los mismos. A nivel nacional, el Estado Plurinacional de Bolivia, en octubre de 2012, aprobó la Ley Marco de la Madre Tierra y Desarrollo Integral para Vivir Bien (No. 300), la que establece una nueva institucionalidad para el tema del cambio climático, a la cabeza de la Autoridad Plurinacional de la Madre Tierra. Bolivia propone un enfoque denominado “Mecanismo de Mitigación y Adaptación para el Manejo Integral y Sustentable de los Bosques”, cuyo objetivo general es “fortalecer el manejo integral y sustentable de los bosques tropicales y andinos y zo- nas de vida con predominancia de bosque para impulsar, en un contexto de cambio climático, el desarrollo integral de las po- blaciones indígenas y locales en armonía con la Madre Tierra para Vivir Bien”.4 En el ámbito de los conocimientos tradicio- nales, cabe destacar que la Constitución Política del Estado boliviano de 2009, reco- noce el derecho de los pueblos indígenas y la necesidad de que se respeten, valoren y promocionen sus saberes y conocimientos tradicionales, así como el deber del Estado de proteger estos conocimientos, entre otras acciones, mediante la articulación 3 Fundación Amigos de la Naturaleza, Plan de De- sarrollo Municipal de Concepción, 2015. 4 Presentación del “Mecanismo de Mitigación y Adaptación para el manejo integral y sustenta- ble de los bosques y la Madre Tierra”, Ministerio de Relaciones Exteriores, Ministerio de Medio Ambiente y Agua, Viceministerio de Medio Am- biente, Biodiversidad, Cambio Climático y de Gestión y Desarrollo Forestal, 2012. 16 Ya no queda nada, el Jichi se ha ido
  • 17. de políticas de cambio climático y conoci- mientos tradicionales. Lamentablemente, la implementación real de este marco le- gal todavía no se ha iniciado, a pesar de las grandes expectativas que generó su promulgación. Por otra parte, y a nivel general, el cambio climático puede influir directamente en los diversos ecosistemas del planeta, afectan- do la producción alimenticia, la salud y la vida misma de los seres humanos. Es por ello que, a lo largo de la historia de la hu- manidad, nosotros y nuestras sociedades, hemos aprendido a adaptarnos a estos cambios. A nivel específico, queda completamente establecido que las comunidades indí- genas que dependen de los recursos naturales en el mundo en desarrollo son particularmente vulnerables al cambio cli- mático. Muchas de esas comunidades son principalmente indígenas o tradicionales, y han conservado co- nocimientos sobre agricultura, caza, pesca, recolección y uso de plantas medicinales a través del relato de sus tra- diciones y conoci- mientos ancestrales y tradicionales. El clima ha cambia- do a lo largo de la historia humana, así como la manera en que las sociedades se fueron adaptan- do a estos cambios. Las actuales pobla- ciones indígenas y comunidades locales, a partir de la obser- vación de estos cambios, han aprendido a adaptarse a estas condiciones en base a la diversificación de sus medios de vida. Por la experiencia acumulada respecto al cambio climático, muchos de estos pue- blos han desarrollado estrategias detalla- das para hacer frente a estos fenómenos y pueden ofrecer valiosos conocimientos en términos de adaptación y mitigación del cambio climático. Por otra parte, también queda claro que no existe en el mundo un tema más pre- ocupante que el cambio climático y la importancia de la adaptación al mismo. Los gobiernos, la comunidad académica, los pueblos indígenas y la ciudadanía en general, consideran cada vez más impe- riosa la necesidad de tomar medidas para mitigar los efectos negativos del cambio climático y apoyar a las poblaciones más vulnerables a adaptarse al mismo. En este contexto, el conocimiento tradicio- nal de las comunidades indígenas debe ser conocido, tomado en cuenta, valorado y aprovechado, tanto para los procesos de adaptación al cambio climático, como para servir de referencia para las sociedades urbanizadas regio- nales e, inclusive, globales. Con la desaparición del bosque, por ejemplo, no sólo se extinguirán mi- les de especies de flora y fauna, sino también, a la larga, los mismos pueblos indígenas. Quienes sobrevivan, debe- rán abandonar su milenario hábitat para migrar hacia las ciudades (fenó- meno que ya se está produciendo). Se ha establecido que los ecosistemas más afec- tados en las tierras bajas de Bolivia serán el chaqueño y el chiquitano, y esto –a su vez– precipitará una pérdida dramática de la capacidad productiva de los mismos. Las actuales poblaciones indí- genas y comunidades locales, a partir de la observación de estos cambios, han aprendido a adap- tarse a estas condiciones en base a la diversificación de sus me- dios de vida. Por la experiencia acumulada respecto al cambio climático, muchos de estos pue- blos han desarrollado estrategias detalladas para hacer frente a es- tos fenómenos y pueden ofrecer valiosos conocimientos en térmi- nos de adaptación y mitigación del cambio climático. Ya no queda nada, el Jichi se ha ido 17
  • 18. Es por eso que urge la búsqueda de la integración de las diferentes agendas y políticas públicas, tanto locales, como nacionales e internacionales, con el fin de mantener la integridad ecológica de los bosques para que éstos continúen brin- dando los servicios ambientales que la sociedad requiere frente a los desafíos que presenta el cambio climático. Por ello es que se requieren acciones concretas para manejar los ecosistemas dentro de los lími- tes de su funcionamiento, manteniendo y recuperando su integridad ecológica y su resiliencia frente a los cambios globales, específicamente los climáticos. Varias investigaciones realizadas en la Amazonía evidencian cómo la naturaleza está cambiando y de qué forma afecta la vida, particularmente la de los pueblos indígenas amazónicos que atestiguan: “la pérdida de agua, menos cantidad de ani- males en el bosque y de peces en los ríos, menos horas de trabajo (por el fuerte sol), y la destrucción del hábitat”. Coinvestigador chiquitano entrevistando a un comunero sobre cambio climático. En el debate sobre el clima, los pueblos indígenas aparecen como grupos pobla- cionales especialmente afectados por los impactos del cambio climático, como portadores del conocimiento tradicional y prácticas culturales amigables con el medio ambiente,como protectores de los bosques que actúan como fuentes de captación de CO2 y, también, desde hace poco, como ac- tores políticos en las negociaciones de un nuevo acuerdo sobre el clima. A pesar de estos hechos, los cuales eviden- cian que los pueblos indígenas y los habi- tantes locales deben ser actores cruciales, este sector tiene una voz notoriamente dé- bil en las negociaciones locales, nacionales 18 Ya no queda nada, el Jichi se ha ido
  • 19. e internacionales sobre cambio climático. Muchas veces los gobiernos, a cargo de re- presentar también a los pueblos indígenas y comunidades locales, tienen intereses en conflicto y tienden a centrar su atención en defender los intereses del Estado nacional y de las grandes empresas, en vez de los intereses complejos y, a menudo, “incon- venientes” de quienes habitan dentro o alrededor del bosque. Empero, “los chiquitanos han desarrollado un sistema de agricultura diversificado, que incluye una importante variedad de productos, adaptado a las característi- cas ecológicas del Bosque Seco Tropical Chiquitano –una época de sequía muy marcada con altas temperaturas y muy baja precipitación…” (Villaseñor, Verónica, 47:2012). Este elemento de adaptación es una acción importante para la sobreviven- cia de la agricultura frente a los cambios climatológicos existentes. Por lo tanto, uno de los principales desa- fíos es acortar la gran brecha entre, por un lado, la realidad cotidiana de los pueblos indígenas y las comunidades locales y, por otro, las negociaciones sobre cambio cli- mático en el escenario nacional e interna- cional, donde se toman las decisiones po- líticas. Es un hecho que quienes toman las decisiones en negociaciones nacionales e internacionales, muchas veces carecen de contacto cercano con la realidad en los bosques, lo cual los expone al riesgo de tomar decisiones políticas que no generen las medidas necesarias de mitigación y adaptación al cambio climático. Por ello, es de vital importancia entender qué piensan los pueblos indígenas sobre los cambios climáticos, el actual y otros que hubieran vivido. Este conocimiento contiene un valor científico que podría contribuir a la toma de decisiones, y a diri- gir acciones desde el Estado y la sociedad que mitiguen los efectos y disminuyan las causas del cambio climático en nuestros países y en el planeta, en general. Es en ese marco en el cual se realizó la presente investigación. Sistemas agroforestales como medida de adaptación al cambio climatico. Ya no queda nada, el Jichi se ha ido 19
  • 20. Estrategias y/o acciones en torno a la variabilidad climática y los fenómenos extremos El papel de los pueblos indígenas y de las comunidades locales para contribuir a las políticas sobre cambio climático, a nivel nacional y local, es sumamente importante. Sus prácticas y conocimientos tradi- cionales sobre la tierra, los bosques y los procesos naturales pueden ser una contribución muy importante en la planificación local y nacional para combatir el cambio climático, y para realizar un manejo sostenible de los bosques. A decir de los propios chiquitanos, “antes se presentaba una sequía cada diez o veinte años, pero a partir de los ochentas, ésta se da cada dos o tres años”. A las sequías frecuentes, se suma el incremento de los incendios forestales que constituyen un fenó- meno relativamente nuevo, y con ello, el incremento de sequedad del am- biente, la erosión de los suelos, de las enfermedades humanas y las plagas. Aunque solo se mencionó una vez en la comunidad de Makanaté, hay lluvias torrenciales que llegan entre fin de año y principios del otro, y que ocasionan inundaciones que afectan principalmente a los caminos. Estos fenómenos son manifestaciones ca- racterísticas del cambio climático. 20 Ya no queda nada, el Jichi se ha ido
  • 21. “En los últimos días el cambio del clima ha sido tremendo y en los últimos años ha sido muy desastroso porque muy poco tenemos los que sembramos en la agricultura. En los diez años atrás era suma- mente muy buena la tierra, sino también el tiempo y ahora no es así, nos está afectando mucho en la sequía, pocas agua tenemos y cada día estamos más triste, porque hasta la grama que estaba siempre verde ahora se seca. Otra vez cayó lluvia, pero después ha sido peor la sequía y el calor…” (José Pesoa Poñe, Comunidad San Miguelito Sur). Entendiendo que los chiquitanos, desde su cosmovisión, consideran al bosque, al agua y al medio ambiente como parte intrínseca de sus vidas, y que por ello estos elementos tienen un gran significado para su existen- cia, en lo individual y como pueblo, muchos de sus conocimientos e ideas, por ahora, no se muestran suficientes como para adap- tarse a los efectos negativos del cambio cli- mático. Hace falta una mayor capacitación e interacción con otros grupos para intercam- biar experiencias, de manera que cada vez puedan tener mejores herramientas que les permitan adaptarse y sobrevivir. Sin embargo, en esta tarea será necesario el desarrollo de estrategias organizadas y compartidas que, en alianza con otras or- ganizaciones e instituciones, les permita a los chiquitanos desarrollar acciones estra- tégicas para lograr soluciones igualmente estratégicas. Hasta este momento, el conocimiento tradicional sobre la adaptación ha sido ignorado en el ámbito de las diferentes políticas que abordan la temática. Existe una falta de reconocimiento respecto a la importancia que podrían tener los pueblos tradicionales en su propia adaptación ac- tual y futura al cambio climático. A partir del trabajo realizado en los talleres se lograron identificar las prácticas y ac- ciones con las que las comunidades resol- vieron en el pasado, las que implementan hoy en día, e incluso, las que creen que se pueden utilizar en el futuro para resolver los problemas que ocasiona el cambio cli- mático en la región. Problemas identificados Soluciones aplicadas o propuestas Sequía / Falta de agua Construcción de una noria para las comunidades. Construcción de un tanque de agua para las comunidades. Aumentar paúros para cada familia de la comunidad. Controlar el consumo de agua de cada familia. Controlar la contaminación del agua. Construcción de mayores atajados. Cobro de una mensualidad por el consumo de agua familiar. Mantenimiento de pozos y paúros para cuando la bomba de agua tenga algún problema. Cuidar y mantener la bomba de agua comunal. Se realizarán limpiezas de los atajados comunales. Organizar a las comunidades de la zona para coordinar el cuidado de los ríos, animales, basura, incendios y escribir un reglamento zonal. En tiempos de sequía, la comunidad se pone en campaña para buscar nuevas fuentes de agua, principalmente pozos y afluentes naturales. Evitar la quema de chacos cerca de los ríos. No utilizar químicos en las fuentes de agua. Evitar construir letrinas cerca de los ríos y norias. Ya no queda nada, el Jichi se ha ido 21
  • 22. Problemas identificados Soluciones aplicadas o propuestas Inundaciones Ripeo del camino por parte de los miembros de la comunidad (echar ripio en el camino). Control de tránsito de los camiones madereros (para evitar que transiten cuando el camino esté mojado). Mantenimiento del camino por parte del Municipio de San Javier. Hay partes en la carretera de tierra que llega a la Comunidad de Makanaté, que cuenta con desvíos hechos para que cuando lleguen las lluvias e inun- daciones, todavía se pueda transitar. Incendios forestales (por mal manejo de los chaqueos) Controlar la quema de basura. Realizar reuniones comunales para hablar sobre la expansión del fuego. Quemar los chacos luego de dos días de lluvia. Hacer “callejones” en los chacos (para evitar la propagación de incendios). Capacitar a los propietarios de las haciendas circundantes en el manejo del fuego, manejo forestal, etc. Se quemará la basura de la comunidad en pozos familiares. En la escuela se les hablará a los alumnos sobre los peligros del fuego. Controlar que los cazadores y pescadores apaguen correctamente sus fo- gatas y cigarrillos. Se debe comunicar a los vecinos que se realizará una quema del chaco para que ellos también estén atentos. La comunidad se preparará con elementos básicos (agua, ramas de hojas verdes y tierra) en caso de un incendio. Contar con el equipo para combatir incendios. No se debe dejar plásticos, botellas y otros en los chacos que serán que- mados. Plagas en los cultivos Venenos naturales (para el cogollero, un gusano que afecta al maíz, se uti- lizan yerbas como el sombrerillo y el tutumillo, fermentando sus hojas). Sembrar cuando más llueve, ya que así no hay tantas plagas. Capacitación en manejo de plagas. El cultivo de arroz tiene un gusano, el cual es extraído junto con la planta, para colocarlo luego dentro de una chala y luego en el rescoldo. Para las plagas, como los chanchos de monte y otros animales de mayor tamaño, se realiza la caza controlada. Cuando se sembró el chaco, se debe ir al lugar temprano, a las 5 de la ma- ñana, a controlar que no haya bichos y otros animales que quieran comer las semillas y plantas. Se colocan trampas de fierro y madera en lugares específicos del chaco para controlar a los animales mayores. Se “cosecha” la petilla, que es un gusano que afecta las plantaciones de arroz. Se colocan las plantas de arroz que tienen gusanos en hojas de güembé, luego estas hojas son colocadas en el rescoldo (ceniza). Se solicita a los cazadores de la comunidad que salgan a cazar algunos animales que podrían ser perjudiciales para las plantaciones. Se colocan espantapájaros en los chacos. Se selecciona con mucho cuidado el terreno donde se siembra. Se colocan trampas para ratones, zorros y otros. Se utiliza el excremento de murciélago para matar unos gusanos. Se colocan algodones y baldes para proteger las plantas. Se hecha sal a algunos gusanos y bichos que invaden las plantaciones. 22 Ya no queda nada, el Jichi se ha ido
  • 23. Problemas identificados Soluciones aplicadas o propuestas Deforestación Desarrollar un plan de reforestación comunal. No se cortan o talan todos los árboles, se cuidan los árboles que se utilizan luego en la construcción de casas y demás edificaciones de la comunidad. Hacer nuevas plantaciones de diferentes plantas forestales y no forestales (maderables y no maderables). Capacitación a los propietarios de las haciendas vecinas sobre deforesta- ción. Solicitar plantines de especies maderables al Municipio de San Javier. Control de la deforestación. Control y protección de las áreas verdes de la comunidad. Conservación de árboles semilleros. Plan de Manejo Forestal. Dentro del Plan de Manejo Forestal, el quinto árbol se deja crecer como semillero. Se cortan árboles que tengan de 50 centímetros de diámetro como míni- mo. Está en proceso la certificación del Plan de Manejo Forestal de la comuni- dad. Se están reforestando con tarara (árbol de madera de construcción), varias zonas adyacentes a la comunidad. Para evitar la deforestación se está plantando café en la comunidad. Para evitar la deforestación, también se está plantando cayú, almendra, plátano y diversos cítricos. Aplicación de la nueva Ley de Bosques y Medio Ambiente. Si se tala un árbol, se siembran dos. Concientizar a la comunidad en la temática de deforestación. Modificación del Calen- dario Agrícola Capacitaciones a los profesores de la escuela, y a la población en general, sobre cada uno de estos temas. Mejorar la comunicación directa y permanente con el exterior (telecentros, computadoras, internet, teléfonos, etc.). Se siembra a tiempo para evitar la aparición de ratones. El cambio de luna señala la llegada de las lluvias. Esperar la fiesta de Todos Santos para que lleguen las lluvias. Muchos productos también se siembran en otras épocas debido al retraso de las lluvias. Modificación de algunos productos y, por ende, cambios en la alimenta- ción. Nuevas enfermedades en las personas En la posta sanitaria se pueden incluir medicinas tradicionales que son muy utilizadas en el área, y que cuente, además, con un botiquín completo para atender diversos casos médicos. Desarrollar la práctica y el uso de la medicina tradicional. Disminución de la pro- ducción agrícola Se debe esperar las lluvias para empezar a sembrar. Se están iniciando nuevos procesos agrícolas, se están empezando a sem- brar nuevos productos (caña de azúcar, sandía, camote, frijol, etc.). Esperar la llegada de las lluvias para iniciar la siembra y las fiestas que lle- gan con el evento agrícola. Cambio de alimentos Muchas fiestas ya no tienen los mismos alimentos que antes tenían, por lo que se está cambiando la alimentación en estas fiestas. Ya no queda nada, el Jichi se ha ido 23
  • 24. El problema de la sequía afecta no solo a la agricultura, sino también al consumo humano, por lo que se identificó como un sistema de interés prioritario en todas las comunidades consultadas. Para abordar este problema, las comunidades han es- tado realizando la construcción de paúros (pozos pequeños familiares), pozos, norias y atajados (que generalmente se utilizan para los animales), también la construcción de tanques de agua (solo 3 de las 10 co- munidades tienen tanque de agua); evitar quemar los chacos cerca de ríos; realizar limpiezas regulares de las diferentes fuen- tes de agua, tanto para las personas, como para los animales de la comunidad; y, final- mente, llevar un control sobre el consumo de agua por familia. También han incre- mentado sus demandas al gobierno local para que apoye e invierta en la solución de este problema. Antiguamente, “no se tomaban medidas porque había lluvia, a través del cambio de hoy se ha buscado la forma de cómo mejo- rar en cuestión de agua y hemos presenta- do una solicitud en la alcaldía para que nos eleve un tanque de agua e instale grifos en cada domicilio, para que cuando nos ataque la sequía no estemos con dificultad de agua. A nosotros nos cuesta adaptarnos a un nuevo cambio de clima pero lo estamos logrando.” (Pastor Pérez Cuyati, comunidad Palmarito). Si bien siempre existió una época de se- quía, ésta estaba dentro de la planificación anual de las comunidades y no significaba un problema real. Es en los últimos años que se ha vuelto un problema muy serio, el mismo que requiere la atención, tanto de los comuneros, como de las autoridades competentes. Producto de las sequías prolongadas y del incremento de la temperatura, las plagas y enfermedades en los cultivos de los chi- quitanos son más frecuentes e intensas. Entre las soluciones practicadas están la aplicación de insecticidas naturales, la re- colección manual de las partes de las plan- tas afectadas, la colocación de trampas y la caza de animales silvestres que se comen los sembradíos. 24 Ya no queda nada, el Jichi se ha ido
  • 25. “Hay diferencia de otros años que se daba bien cuando no aparecen plagas, y hay años que aparecen plagas de los gusanos cuando ya está a un metro la altura del maíz, donde afecta a la planta y no frutea el 100%, y en el arroz también tiene plaga, aparece la petilla cuando están en escoba y baja la producción.” (Lorenzo Soquere Chuve, Comunidad Makanaté). También colocan excremento de mur- ciélago para matar gusanos, echan sal a algunos gusanos y bichos que invaden las plantaciones. Como indicaron en todas las comunidades, principalmente se debe ir al chaco temprano (a las 5 de la mañana) a controlar que no estén bichos u otros ani- males silvestres que se coman las semillas y plantas sembradas. “Nosotros nos teníamos que acostumbrar a los cambios que nos presentaba acerca de nuestro cultivo, más antes se cosechaba muy bien, pero ahora ya no, por el tema de las sequías y de las plagas, son los bichos como los jochis que se terminan los pláta- nos, para solucionar es cazarlo.” (Anacleto Tomichá Parapaino, Comunidad Florida). La agricultura sigue siendo un elemento tan importante en la economía (y en la vida misma de las comunidades), que se han hecho propuestas y solicitudes para que el Gobierno Municipal de Concepción, y otras instituciones, realicen capacitaciones en el manejo de las plagas. En Bolivia, la deforestación es el “aporte” más grande que le hace el país al cambio climático. “En Bolivia la tasa de deforesta- ción es de 350.000 hectáreas al año, pero en términos per cápita 320 m2/persona/ año, resulta en una tasa 20 veces más alta que el promedio mundial (16 m2 /persona/ año) y una de las más altas del mundo, su- perando los niveles de otros grandes países deforestadores.” (Urioste, Andrea, 3:2010). Para contrarrestar estos procesos de deforestación, las comunidades están trabajando en estrategias y acciones de concientización de la propia población, en este sentido, tienen muy claro que cuando se tala un árbol, se debe plantar otro; no se cortan árboles que tengan un diámetro menor a 50 centímetros; no se realizan chaqueos cerca del monte; se deja el quin- to árbol como semillero; se plantan nuevos árboles madereros y también otro tipo de plantas, esto en cuanto a la reforestación comunal. Aunque no siempre lo cumplen. Otra medida estratégica para un adecua- do manejo forestal es el desarrollo de Pla- nes de Manejo Forestal que, por un lado, han permitido a las comunidades tener un mayor control sobre los procesos de tala de árboles en los terrenos de sus comuni- dades por parte de diferentes empresas y, por el otro, también han permitido la capa- citación, concientización y aprendizaje de muchos miembros de las comunidades en el tema forestal. “Ahora se está solicitando a que se pague un precio justo por la madera, y la comuni- dad está reclamando fuerte como pueblo indígena de que también sean conscientes en una cancelación de pago, tal como es el arancel o los patentes del precio de lo forestal.” (Rufino Rodríguez Chuvirú, Comuni- dad Fátima). “…mucho corta madera la gente, la de- forestación, esto es lo que ya se está per- diendo ya, los frescos de los palos, más es el calor ya ahora, porque ya mucho cortan madera, por allá he escuchado decir que mucho cortan madera, tumban los que tienen chaco, lo que tienen pueden traba- jar, y pues sino uno no puede trabajar, los empresarios tienen pues cómo trabajar, no- sotros pues no tenemos, a punta de hacha, a punta de pala sacar pulpas, con palo con hacha…” (Julia Catapi Salvatierra, Comuni- dad San Miguelito Sur). Los Planes de Manejo Forestal, por el nivel de ingresos que generan para las familias chiquitanas, son una opción económica Ya no queda nada, el Jichi se ha ido 25
  • 26. que les permite complementar sus medios de vida, lo que, junto a la agricultura, la ganadería y el trabajo temporal, se cons- tituyen en estrategias que les permiten sobrevivir. De éstas, la más rentable es la actividad forestal: - Los Planes de Manejo Forestal (PMF) generan ingresos a las comunidades, evi- tando la migración y también generando capacidades en las mismas, no solo re- feridas al manejo forestal propiamente, sino, y sobre todo, a la valoración y pre- servación del bosque. - Se reconoce que antes de los PMF los mismos miembros de las comunidades habían deforestado los bosques, sobre todo en la zona de Lomerío, lo cual se ve reflejado en la cantidad de lluvia y provisión de agua, cortaban árboles para venderlos cuando la necesidad les apre- miaba, sin ninguna planificación. - Cabe recalcar que estos PMF no solo han colaborado en la disminución de la deforestación, sino que también han logrado apoyar la organización de las mismas comunidades, por ejemplo, se han generado diferentes planes de uso de suelo, los mismos que han limitado la expansión de la agricultura, la ganadería y la caza, además del desarrollo de áreas de reserva biológica, tal es el caso de la Comunidad Palmarito. Los incendios forestales suceden debido a diversos factores: las fuertes sequías en la zona, el descuido de la gente cuando que- ma la basura (o cuando realiza chaqueos), o cuando se usa el fuego para convertir los bosques en pastizales o en tierras para la agricultura y/o la ganadería. Las acciones para solucionar el problema pasan por construir “callejones” alrededor de cada chaco para proteger el monte y sus animales; evitar echar las colillas de ci- garrillos en el monte cuando se va a cazar o pescar; apagar las fogatas; avisar a los vecinos que se va a quemar el chaco para que estén atentos a cualquier inconvenien- te (esto dentro de la quema “responsable” de los chacos), y quemar basura únicamen- te en los pozos destinados para ello, estas son algunas de las soluciones que las co- munidades ya están llevando a cabo para prevenir los incendios. “Hay un tanque por si hay un incendio para apagar el fuego, y si no trae en lata agua para apagar, y entre todos nos ayudamos para combatir estos problemas, y hay más jóvenes que son rápido y ayudan.” (Manuel Ortiz Poñé, Comunidad San Miguelito Sur). También se identificó que se debe capaci- tar y regular a los propietarios de las ha- ciendas vecinas, ya que muchas veces los incendios se dan cuando las quemas de grandes chacos y terrenos para la agricul- tura y la ganadería se salen de control. “Hay un grupo de jóvenes que se llama FUNSAR, que viene del municipio, ha es- tado capacitando a los jóvenes que están dentro del municipio o sea que ahora está, pero es por medio del alcalde y agrade- cerle al que ya existe, salen a las comuni- dades cuando hay un incendio y también ellos salvan la vida de los que se pierden al monte y ha llegado hasta acá a nuestra comunidad para poder defender o preve- nir los incendios.” (Petrona Chuvirú Chuve, Comunidad Monte Verde). Los calendarios festivos están integrados a los calendarios agrícolas, esto significa que las actividades agrícolas, tales como la siembra de diferentes productos, son (o eran) también fechas para la realización de diversas fiestas de siembra y cosecha. En los últimos años, y con el retraso de las lluvias, las épocas prolongadas de sequía y los cambios de los productos agrícolas, en muchas zonas del país hay, incluso, una disminución en la producción agrícola. Esto significa que productos como el maíz, el arroz y el plátano han disminuido (en can- 26 Ya no queda nada, el Jichi se ha ido
  • 27. tidad) en relación a otros años, situación que ha puesto en emergencia a las comu- nidades y las ha llevado a pensar en otro tipo de plantaciones para sustituir parte de esa producción menor. La introducción de nuevos cultivos y semillas mejoradas es parte de la diversificación de elementos, asociadas a la capacidad para combinar diferentes tipos de conocimientos tradicio- nales para el aprendizaje, lo que permite a las comunidades adaptarse a los cambios que vienen sucediendo. “El año pasado ya mi maíz estaba en creci- miento y ya ahurita no podemos sembrar, ya sumamente está seco, no llueve aquí, ahurita nadie ha sembrado todavía porque a diferencia, ahurita a otros años, el maíz es grande, harto ha cambiado en eso año tiempo lluvia y ahora ya no.” (Tomas Chuve Cuasase, Comunidad Monte Verde). “Más antes, como hace siete años que se comía tamal para la Navidad y viendo hoy día todavía no ha llovido ni hay sembrado, así que no hay tamal para esta Navidad… no hay tiempo.” (Ignacio Ipamo Tomichá, Comunidad Florida). Frente a este problema, los chiquitanos han estado probando con el cambio de cultivos que se adapten mejor a las condi- ciones del clima, y no solo de variedades. Esta es una adaptación que va a cambiar, no solo la alimentación, sino también as- pectos culturales, tales como la celebra- ción de sus fiestas patronales. “He notado de que realmente hay cam- bios en estos tiempos que cambian, an- teriormente nos decían que en el mes de septiembre y octubre era tiempo de agua para empezar a sembrar cultivo, pero ac- tualmente las lluvias están fallando y muy tarde está lloviendo, y para sembrar hay que esperar agua, eso es lo que se siente, el tiempo es muy caliente, mucho calor y ahora mucho se siente.” (Lorenzo Soquere Chuve, Comunidad Makanaté). “Muy tardes las lluvias, no podemos sem- brar, hoy tenemos que sembrar en diciem- bre, más ante en este mes (septiembre) ya estábamos sembrando, y ahora por falta de lluvias no podemos sembrar. Tenemos que esperar nomás las lluvias bastantes para que se moje el terreno.Yo me acuerdo hace ocho años atrás sembré en este mes y mi maíz bien se me dio y ahora son ocho años que pasan y no podemos ni sembrar” (Miguel Miraval Chávez, Comunidad Santa Rita). Ya no queda nada, el Jichi se ha ido 27
  • 28. ¿Cómo el cambio climático afecta la vida cotidiana de los chiquitanos en el bosque? Si bien los efectos negativos del cam- bio climático todavía no han llegado a su máximo impacto, las comunida- des indígenas ya han empezado a vivir algunos cambios, los que, por su gravedad e intensidad, les afectan de manera negativa, y sus conoci- mientos, prácticas y estrategias no les están siendo suficientes −por el momento− para enfrentarlos. Las poblaciones indígenas y, en especial, las mujeres, jóvenes y niños son los más vulnerables ante esta situación. Los cambios sufridos en los territorios de las comunidades donde se desa- rrolló la investigación son significati- vos y, evidentemente, han afectado la vida cotidiana de sus habitantes, teniendo en cuenta que su vida siem- pre ha dependido del bosque, el agua y la tierra. Por ello, si su entorno es afectado, sus vidas también lo son, en aspectos como los siguientes: 28 Ya no queda nada, el Jichi se ha ido
  • 29. Migración Muchos hombres y mujeres de las comu- nidades chiquitanas se quejan de que la mano de obra familiar ya no es suficiente para los trabajos en la familia y la comuni- dad, esto debido a que los jóvenes y los hombres, especialmente, han migrado por temporadas cada vez más largas en busca de trabajo. Esta situación refleja uno de los cambios que las familias chiquitanas de hoy deben enfrentar, el chaco comunal ya no produce lo suficiente como para ga- rantizar los medios de vida de la familia y, en años de eventos extremos, se ven en la obligación de salir a las ciudades en busca de trabajo. Mujer chiquitana explicando las consecuencias de los cambios en el clima. Cambios en el tipo de alimenta- ción – Cambios en las tradiciones culturales Algunos productos que solían sembrar ya no producen lo suficiente, por lo que las familias se han visto en la necesidad de probar con otros nuevos y más resistentes a las condiciones climáticas actuales, esto está cambiando sus hábitos alimenticios y, por tanto, sus tradiciones culturales, provo- cando la preocupación, especialmente, en las personas mayores y en las mujeres. Nuevas oportunidades La situación actual también genera oportu- nidades para los chiquitanos. Cada vez con mayor frecuencia están mirando e inda- gando en algunas prácticas de sus abuelos para adaptarse a la nueva situación, por ejemplo: han vuelto a buscar alimentos en el bosque (almendra chiquitana), están practicando sistemas agroforestales, están empezando a diversificar su producción, están recolectando medicinas del bosque (aceite de copaibo y cusi), y las están desa- rrollando de manera que las poblaciones no indígenas también puedan acceder a las mismas, además, procesando y comer- cializando esta gama de productos del bosque mejoran sus ingresos y protegen el bosque que los alberga. Para la mayoría de las personas de las comunidades, la importancia de poder combinar los conocimientos tradicionales con los conocimientos científicos, es algo que se debe hacer con urgencia, por lo que se precisa la construcción de alianzas e intercambio de información, pero es especialmente importante que la voz de las personas que viven en los bosques sea escuchada para que sus necesidades sean tomadas en cuenta. Agricultor chiquitano explicando las consecuen- cias de los cambios en el clima. Ya no queda nada, el Jichi se ha ido 29
  • 30. Soluciones prácticas climáticas Los “Jóvenes activistas por el cambio climático”, en su constante búsqueda de soluciones prácticas a los dramá- ticos efectos de dicho desafío, y para reducir de alguna manera la vulnera- bilidad de los pueblos y fortalecer su rol en la conservación de los bosques, junto a los líderes y sabios locales, plantean las siguientes soluciones: - Reconocer y valorar los conocimien- tos tradicionales, la cultura, el “modo de ser” de los pueblos indígenas y su íntima relación con el medio am- biente que los rodea. - Educar y sensibilizar a la niñez y a la juventud en el concepto y la práctica de que “la Tierra es nuestra madre”. - Proteger y conservar los sitios sa- grados, comprender que “tienen dueños y están habitados por seres espirituales”. - Recordar y aplicar lo que los ances- tros enseñaron: “en cada finca tene- mos que sembrar árboles frutales y no frutales, o crear programas de reforestación en nuestras comunida- des”. - Reforzar las prácticas agroforestales con especies nativas y dejar en re- poso la finca trabajada durante 10 años o más. - Practicar cultivos orgánicos: “no usar químicos y detergentes, el Jichi se enoja, se va y el agua se seca”. - “Actualizar los reglamentos internos de nuestras comunidades” para evi- tar la deforestación. - Reforestar en la ribera de los ríos y en los cuerpos de agua. 30 Ya no queda nada, el Jichi se ha ido
  • 31. Recomendaciones Promover y ratificar el reconocimien- to de los derechos de los pueblos indígenas y la importancia de su participación en las discusiones y acuerdos globales sobre cambio climático, considerando el grado de vulnerabilidad en el que muchos de ellos se encuentran debido a los efectos del mismo. Los gobiernos de todo el planeta de- ben firmar un “Acuerdo Mundial” en el que se comprometan a ayudar a los pueblos indígenas para fortalecer su cultura, su cosmovisión y difundir sus conocimientos tradicionales sos- tenibles, y comprometerse, además, a apoyar a los pueblos sin ninguna condicionante. La iniciativa REDD+ no puede ser utilizada para quitar tie- rras a los pueblos indígenas, ni para prohibirles sus prácticas ancestrales con las cuales han convivido durante siglos. Apoyar la gestión de la seguridad territorial de los pueblos indígenas como una estrategia para evitar la deforestación y la degradación de los bosques. Ya no queda nada, el Jichi se ha ido 31
  • 32. Bibliografía BIRK, Gudrun. “Dueños del bosque: Manejo de los recursos naturales por indígenas chiquita- nos de Bolivia”. APCOB, 2000. MINISTERIO DE EDUCACIÓN DEL ESTADO PLU- RINACIONAL DE BOLIVIA. “Registro de sa- beres, conocimientos, valores y lengua del pueblo Chiquitano”. 2010. PEDRAZA, Gustavo. “Los chiquitanos y el cambio climático. Comunidad El Puquio - Cristo Rey Lomerío”. FUNDAPRAIA. 2010. RIESTER, Jürgen; Zolezzi, Graciela y Antonio Rivero. “Análisis de la Situación Indígena en el Bos- que Chiquitano”. APCOB. 2001. RIESTER, Jürgen; “Inventario del Patrimonio Intangi- ble de la nación indígena Chiquitano” San Ignacio de Velasco 17 tomos, tomo 2 Mito- logía. Versión digital manuscrito . APCOB. 2004. ROJAS, Rafael. “Resumen del Plan de Desarrollo Municipal de San Ignacio de Velasco (PDM 2011 - 2015)”. Gobierno Municipal de San Ignacio de Velasco y Fundación Amigos de la Naturaleza. Editorial FAN, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia. 2010. SANABRIA, Salmón; Nostas Ardaya, Mercedes. “Detrás del cristal con que se mira: Mujeres chiquitanas. Órdenes Normativas e Interle- galidad”. Coordinadora de la Mujer. 2009. UNICEF. “Guía de transversalización de la intercul- turalidad en proyectos de desarrollo: salud, higiene y protección contra la violencia”. 2012. 32 Ya no queda nada, el Jichi se ha ido