1. Hay hombres que luchan un día y son buenos; hay
otros que luchan un año y son mejores; hay otros
que luchan muchos años y son muy buenos. Pero
están los que luchan toda la vida y esos son
imprecindibles.
El cada día es lo que cuenta. Es difícil ser héroe
cotidiano. Los pequeños buenos gestos son los que
valen.
Héroes intermitentes no, constantes valientes sí. De nada sirve una aparición estelar.
Eso es muy fácil conseguirlo. Pero mantener el honor cada día, sin perder la compostura, la
elegancia, el humor. Eso es de admirar.
De admirar es cumplir con el deber sin alardear. Sacar buenas notas en un examen sin
saltarte clases, o respetando el tiempo y las oportunidades de otros. El esfuerzo sostenido
fortalece la voluntad, elemento indispensable en la vida:
- Porque la constancia nos hace lograr las metas propuestas y por consiguiente nos
induce a sentirnos satisfechos. El resultado será tener la convicción de poder
cumplir a pesar de las dificultades.
- Porque la constancia es un apoyo en la formación de la responsabilidad, que es
saber responder a una misión a pesar de las dificultades o el tiempo.
- Porque sólo quien persevera llega a la meta.
- Porque una de las características de la personalidad madura es ser constante en sus
determinaciones.
Vivir la constancia significa
• No cambiar de decisión a la primera dificultad.
• Hacer opciones estables y mantenerlas en el tiempo.
• Cumplir aquí y ahora lo que se debe y cuando se debe.
• No decir “podría” y “me gustaría”, sino “puedo y lo lograré”.
• No dejar las cosas para después.
• Terminar lo que se comienza. No dejar los juegos, tareas y
encargos a la mitad.
• No desalentarse ante las dificultades.
• Saber esperar.
• Llevar a cabo las ideas, no solamente imaginarlas.
• Hacer las cosas en el momento, y hacerlas bien.
• Cumplir con esfuerzos aparentemente pequeños y sin
importancia.
• Mantener el máximo esfuerzo de principio a fin.