1. REVOLUCION FRANCESA
Nombre: Tatiana Montalvo B
Curso:Pre Universitario V - 08
Fecha: Viernes, 13 de Diciembre del 2013
La Revolución Francesa
La Revolución francesa de 1848 es una insurrección popular que tuvo lugar
en París del 23 al 25 de febrero de 1848. Obligó al rey Luis Felipe y de
Francia a abdicar y dio paso a la Segunda República Francesa.
“Libertad, fraternidad e igualdad” fueron los tres pilares sobre los que se apoyó
la Revolución Francesa y que están muy presentes en la PrimeraDeclaración
de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. La Revolución Francesa de 1979
marca un antes y un después en la historia del Viejo Continente, ya que supuso
un cambio radical en el modelo social, político y económico.
Para comprender la magnitud de la Revolución Francesa es necesario tener en
cuenta la situación de Francia a finales del siglo XVIII y las causas del estallido
de las revueltas sociales. Por aquel entonces el Estado galo era un fiel reflejo
de la sociedad europea de la época, con una economía feudal y un modelo
político absolutista con tres clases sociales bien definidas: el primer estad , la
Iglesia;, el segundo estado, la nobleza; y el tercer estado, el pueblo llano,
formado por burguesía, campesinos y siervos.
Como en el resto de sistemas absolutistas, el segundo estado ostentaba el
poder político y gracias al feudalismo podía exigir el tributo y las cosechas de
los campesinos. El problema era que el feudalismo hacía aguas desde un
punto de vista económico y las finanzas del Estado se encontraban en una
situación precaria. La deuda del Estado se había disparado por el alto coste de
2. mantenimiento que exigía el ejército real, el alto número de cargos públicos y,
sobre todo, los lujos que rodeaban la vida en la corte.
A esta situación, ya bastante precaria de por sí, se suma la guerra en América
del Norte para defender las posiciones ante el avance inglés. La deuda del
Estado aumenta hasta niveles insostenibles, lo que se tradujo el aumento de
impuestos a un tercer estado que ya se encontraba sumido en la más absoluta
pobreza. Se llegó incluso a proponer, sin éxito, que la nobleza subiese su
aportación (es lo que se conoce como la revuelta de los privilegiados, que tiene
lugar en 1987). La respuesta de esta última ante el monarca fue tratar de
acaparar más poder y presionar todavía más a los campesinos.
Como es lógico la situación tenía que estallar en algún momento y así sucedió
durante el reinado de Luis XVI. En 1788 el monarca se vio obligado a convocar
los Estados Generales donde concurrieron nobleza, clero y burguesía. El 5 de
mayo de 1789 se reúnen los estados generales e Versalles y en ese punto es
en el que surge las primeras discrepancias sobre el voto, ya que los
privilegiados (Iglesia y Nobleza) exigen reuniones por separado y un voto por
estamento, mientras que la burguesía (representante del tercer estado) pide un
voto por persona, consciente de que el pueblo llano supera en número a los
otros dos estamentos y que de la otra forma tenía las de perder. Finalmente el
7 de julio el tercer estado consigue su objetivo, iguala en número de votos y
representantes a los otros dos estamentos y se declara como Asamblea
Nacional jurando solemnemente no disolverse hasta conformar una
Constitución Nacional.
Apenas siete días más tarde y ante la lentitud del proceso político, tiene lugar el
hecho que para muchos historiadores marca el comienzo de la Revolución
Francesa, la Toma de Bastilla (14 de julio 1989): Esta demostración de fuerza
por parte de la burguesía y el pueblo llano cambió el curso de los
acontecimientos hasta el punto que obligó al monarca a jurar la futura
Constitución.
A partir de ahí comienza un periodo denominado como el Gran Miedo en el que
la Asamblea Nacional trabajó en medio de un clima de revueltas sociales para
crear una Constitución que finalmente aprobaría el 3 de septiembre y por el que
se establecer un sistema de Monarquía parlamentaria. Sin embargo, el rey no
se conformó con este recorte de poderes y buscó aliados extranjeros que
pudiesen ayudarlo a restaurar el sistema absolutista. El pueblo descubre la
traición y se encarcela.
La actuación del rey pone en evidencia a la Asamblea Nacional, que es
desplazada por un nuevo cuerpo de representantes reunidos en una
convención. Los representantes eran ya elegidos por sufragio universal e
incluso los estamentos más bajos tenían derecho a voto. En 1792 los jacobinos
se hicieron con el control de la Convención y de la mano de Roberpiere,
Dantón, Marat y Saint Just y abolen definitivamente la monarquía, además de
guillotinar a Luis XVI. Se instaura el llamado Reino del Terror, que entre 1973 y
1974 dirigió la República con mano de hierro y con el miedo como principal
aliado.
3. Finalmente en 1974 la burguesía aprovecha para dar un nuevo golpe de
estado, creando un nuevo directorio y guillotinando a los líderes de la anterior
Convención. Una de sus primeras medidas fue eliminar la libertad política de
voto sobre las clases más humildes. Su „reinado‟ duró hasta que en 1799
Napoleón Bonaparte, haciendo uso de su gran popularidad, accede al poder
mediante un golpe militar y se proclama Primer Cónsul, concentrando buena
parte del poder, aunque manteniendo algunas libertades de la burguesía
acomodada.
Todo este proceso, en parte caótico, sirvió para terminar con el
feudalismo como modelo económico y social dominante no sólo en Francia,
sino en muchos países vecinos. Del mismo modo, también supuso el fin de la
monarquía absoluta y la creación de la primera República de corte liberal.
Desde un punto de vista económico, se puede decir que la Revolución
Francesa de 1989 marca el despegue de la economía hacia un modelo más
parecido la que predomina hoy en día, ya que supuso un considerable aumento
del poder de la burguesía en toda Europa.
El reinado de Luis Felipe I se conoce como la Monarquía de Julio por el mes en
que ocurrió la Revolución de 1830 que le colocó en el trono de Francia tras
deponer al rey Carlos X. Era una monarquía constitucional que en 1848 tenía
a François Guizot como primer ministro y jefe del gobierno. Guizot había sido
líder del pequeño partido de los Doctrinarios (que desapareció con la revolución
francesa de 1830), y representaba la resistencia de la autoridad a cualquier
reforma liberal que se planteara. Su política no era del gusto de la opinión
popular ni del creciente movimiento republicano, que lo hacían responsable de
la mala situación en cuestiones económicas y en asuntos exteriores que
Francia sufría en estos años.
Además de la crisis económica, industrial y financiera, el sentimiento de
desilusión y el creciente descontento por el bloqueo de las reformas
democráticas, exacerbaron las demandas de socialistas y republicanos.
Sentían que las reformas no se hacían con rapidez suficiente, y las mociones
de reforma electoral que presentaban socialistas y republicanos en la
Asamblea Nacional nunca eran aprobadas.