2. Cuando no hay forma de explicar que algo sea como fue y el que lo hizo saluda
naturalmente dándose por desinformado de que algo haya hecho que perjudica
mortalmente a nuestra fe en la que se apoya el respeto por el otro la reacción natural va
por los canales mas sutiles que evidencian que no hay nada que se pueda hacer por vía
directa porque al que hace cosas ya como un hábito sin ser juzgado se le hace natural
esgrimir esa forma de poder que es ser intocable. La venganza no es algo planeado sino
una reacción natural de una serie de acciones espontáneas que hacen al perjudicado
llevar adelante también una respuesta tangencial en sus formas, que producen el
desconcierto del que consideraba su libertad así segura y se ve destruido por la violencia
que le significa el modo de ser del que nada pudo hacer. Es una simiente de la ley
natural que se reserva un espacio para que el que estaba seguro de sí se vea hasta
ridículo y cuestionadas todas sus acciones por algo que no es mas que verlo como una
insignificancia sin habérselo propuesto el que hace cosas normales que demuestran a
aquel la anormalidad y el deterioro de su conciencia de sí que se sentía segura y no
cuestionada en su maldad. El que nadie haga nada ni que nada suceda para cambiar las
circunstancias corrobora que se puede dejar derivar lo que cae por su propio peso en la
inequívoca forma en que se destruye la fuente y el origen del problema casi por fuerza
propia. La ventaja que se hace espanto e impotencia del que vio sucumbir su amor
propio en manos de la confianza traicionada por esos males que tiene el vértigo de la
actuación humana fingida hasta el desconcierto pone reto a su propia fragilidad
intrínseca que desencadena lo que corrobora la misma fuente de lo que surge con
oposición como inesperado y hasta de una espasmosa originalidad. La belleza hace del
buen uso del deseo una fuente de sabiduría y conocimiento de lo que rige los destinos de
cada secreta forma del poder hacer según la tranquilidad en la que redunda una primera
resignación. Estar en lo cierto es una de las más poderosas razones del obstruir
cualquier acto desmesurado y perjudicial. Es así como frente al odio se puede distinguir
el proceder sin usar lo que nos fue desventajoso y en cambio confiar en lo que se dirige
únicamente por la inercia de la insuficiencia. La debilidad de la maldad es justamente la
maldad. La claridad es el peor enemigo del que oculta sus métodos inefables.