Roldán, sobrino de Carlomagno, quedó atrapado bajo su caballo durante la batalla de Roncesvalles. Carlomagno huyó a Francia creyendo que Roldán había muerto. Herido, Roldán despertó solo y escapó hacia Francia, logrando llegar hasta Ordesa antes de morir. Con sus últimas fuerzas, arrojó su espada a través de las montañas para ver una última vez su patria.