1. La amistad con el Señor, que nace y se acrecienta en la oración y
en la digna recepción de los sacramentos, nos hace entender
mejor el significado de la amistad humana, que la Sagrada
Escritura califica como un tesoro: "Un amigo fiel - dice el
Eclesiástico - es poderoso protector, el que lo encuentra halla un
tesoro. Nada vale tanto como un amigo fiel, su precio es
incalculable".