1. Ruta por el Madrid histórico y misterioso Cuenta la superstición que, antiguamente, los terrenos situados entre la cuesta de San Vicente y San Francisco el Grande estaban habitados por brujas, duendes y fantasmas, que empezaron a manifestarse durante el reinado de Alfonso VI y la construcción del antiguo Alcázar - HACER CLIC CON EL RATON-
2. EL PALACIO REAL Felipe V encargó en 1735 erigir el palacio «más grandioso del mundo», según sus propias palabras, sobre las cenizas del Alcázar.
3. Al finalizar las obras, y para que el arquitecto no pudiese construir otro palacio igual, Felipe V ordenó que le sacaran los ojos y le cortaran los brazos y la lengua. Cuenta la leyenda que una de las cabezas que adorna el frontispicio del Palacio representa al arquitecto y que algunas noches se oyen voces y ruidos en salas cerradas, provocados por él.
18. Barrio de la Morería , se llega a La Casa del Pastor, primer Ayuntamiento de Madrid y Toledo. Desde aquí estaremos bien situados para dirigirnos a las tres plazas que formaban el Madrid Medieval: La Plaza de la Paja , que fue el foco comercial, la Plaza de San Andrés , donde se hallaba una de las más antiguas parroquias de la ciudad, y la Plaza de Cruz Verde , donde se encontraban las caballerías que entraban por la "Puerta de Moros
19. Es la entrada al Madrid árabe. La ruta se adentra en el barrio de la Morería para detenerse en la Plaza del Alamillo, en donde se cree que tuvo su sede el Tribunal Árabe de la Morería, cuando Madrid era Mayrit, la ciudad árabe fundada en el siglo IX. A pesar de sus orígenes, no está claro si el nombre de esta plaza proviene del árabe alamud (tribunal), o bien responde simplemente a la especie de los árboles que en ella se plantaron. Debajo de esta plaza hay gran cantidad de pasadizos que datan de la época árabe y que tienen su origen en la Calle Segovia a la altura del actual Viaducto y Casa del Pastor. Por ello, en muchos locales bajos y comercios de la acera impar de la Calle Segovia, pueden observarse grutas y cuevas en sus sótanos. Plaza de Alamillo
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21. Junto a la Plaza del Alamillo comienza la calle del Toro que no fue nombrada así por los encierros que en siglos pasados se celebraron en ese barrio, sino que cuentan que uno de los vecinos de la calle colgaba de su ventana unas astas de toro con el fin de atemorizar a los transeúntes, imitando el bramido del animal. Cuenta OTRA DE LAS LEYENDAS que gobernaba Madrid el moro Aliatar, enamorado de la bella mora Zaida, y para conquistarla organizó unos juegos y festejos en la plaza del Alamillo. Comenzó la fiesta de alancear a un toro. Resultó el astado bravísimo, y cada moro que intentaba clavar su lanza al animal, terminaba volteado y por los suelos. Apareció un caballero cristiano que quiso probar suerte, y Aliatar se lo permitió pensando que correría la misma suerte que los demás. Pero el caballero alanceó al toro con gran precisión y acabó con la vida del animal. el caballero se desprende del casco y enseña su rostro: era el Cid Campeador. Tras su victoria, el caballero abandonó la ciudad, pero ya había inflamado el pecho de la bella mora Zaida que, enamorada del cristiano, mandó disecar la cabeza del toro en recuerdo y colocarla en la fachada de su casa (en la actual calle del Toro). Cuentan que cada vez que Zaida suspiraba de amor, el toro mugía…
22. Al llegar a la Plaza de la Paja, se recuerda al visitante que en el pasado, la que hoy conocemos como Plaza Mayor era en realidad una plazuela en los arrabales de la ciudad, mientras que la primera era el verdadero núcleo de Madrid. En ella, los capellanes subastaban el grano obtenido de las cosechas para pagar su manutención, por esa razón, se conoce desde entonces como la Plaza de la Paja. Plaza de la Paja
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28. PALACIO DEL PRÍNCIPE DE ANGLONA Precisamente en esos bajos acogieron en su día los túneles secretos que comunicaban con el Palacio Real.
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33. La de Puerta de Moros es una plaza que une de la de la Cebada y la calle de San Francisco, y antiguamente estaba allí una de las puertas de la muralla cristiana de Madrid
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37. Plaza de la Cruz Verde Su nombre corresponde a que aquí se ajusticiaban a reos de la Inquisición, y según marcaba la costumbre, en estos lugares solía ponerse una gran cruz verde de madera señalando este hecho.