2. Os guiaremos a través de un „‟viaje virtual‟‟ en el interior del Madrid
de Alatriste.
3. “El cielo amenazaba lluvia sobre el Alcázar, y las pesadas nubes que
corrían desde el oeste parecían desgarrarse en el chapitel puntiagudo
de la Torre Dorada. Sentado en un pilar de piedra de la explanada real,
me abrigué los hombros con el herreruelo viejo del capitán que para mí
hacía las veces de capa, y seguí esperando sin perder de vista las
puertas de Palacio, de donde los centinelas me habían alejado ya en
tres ocasiones.”
Palacio Alcàzar
4. Construido como fortaleza musulmana en el siglo
IX, el edificio fue ampliándose y mejorándose con
el paso de los siglos, especialmente a partir del
siglo XVI cuando se convirtió en palacio real de
acuerdo a la elección de Madrid como capital del
Imperio español. Fue residencia de la Familia Real
española y sede de la Corte.
Fue quemado en 1734, reconstruido y hoy es asì:
5. La calle Mayor es una vía principal de las que
desemboca en la Puerta Del Sol.
No hay recepción real
que no pasara por
esta calle.
7. Respecto a la calle Mayor,
ésta era la vía de tránsito obligada desde
el centro de la Villa al Alcázar Real,
y también lugar de plateros, joyeros y
tiendas elegantes;
Por eso al caer de la tarde se llenaba de
carrozas con damas, y caballeros
luciendose ante ellas.
8. PLAZA DE LA
VILLA
“Parece mentira. No recuerdo bien el año -era el veintidós o el veintitrés del siglo- , pero de lo que estoy
seguro es de que el capitán salió de la cárcel una de esas mañanas azules y
luminosas de Madrid, con un frío que cortaba el aliento. Desde aquel día que -ambos todavía lo
ignorábamos- tanto iba a cambiar nuestras vidas, ha pasado mucho tiempo y bucha
agua bajo los puentes del Manzanares; pero todavía me parece ver a Diego Alatriste flaco y sin afeitar,
parado en el umbral con el portón de madera negra claveteada cerrándose a su
espalda. Recuerdo perfectamente su parpadeo ante la claridad cegadora de la calle, con aquel espeso
bigote que le ocultaba el labio superior, su delgada silueta envuelta en la capa, y
el sombrero de ala ancha bajo cuya sombra entornaba los ojos claros, deslumbrados, que parecieron
sonreír al divisarme sentado en un poyete de la plaza”.
9. Plaza de la Villa está situada en el
casco histórico de Madrid, junto a la
calle Mayor. En su contorno se
encuentran las fachadas principales
de tres edificios de gran valor
histórico-artístico.
10. Plaza Mayor
“De los más de setenta mil habitantes de Madrid, las dos terceras partes acudían
a la Plaza Mayor cada vez que se lidiaban cornúpetas, celebrándose el valor y
destreza de los caballeros que se enfrentaban a los animales. Porque en aquel
tiempo, hidalgos, grandes de España y hasta personas de sangre real no tenían
reparos en salir a la plaza, jinetes en sus mejores corceles, para quebrarle el
rejón en la cruz a un jarameño o matarlo pie a tierra, con la espada, entre los
aplausos del entusiasmado gentío, que igual se cobijaba bajo los arcos de la plaza,
en caso del vulgo, que en balcones alquilados hasta a veinticinco y cincuenta
escudos por cortesanos, nuncio y embajadores extranjeros”.
11. Fiesta de toros y cañas
“…que recuerdo como uno de los espectáculos más
lúcidos que en su género conoció el Madrid de los
Austrias, con los mejores caballeros de la Corte
corriendo cañas y alanceando toros de Jarama en un
alarde de apostura y valor.
Esta de los toros era, como lo sigue siendo hoy en día,
fiesta favorita del pueblo de Madrid y no de pocos
lugares de España.”
12. San Felipe
„‟San Felipe era el sitio màs animado, bullicioso y popular de
Madrid; su proximidad al edificio de la Estafeta de los
correos reales, donde se recibìan las cartas y noticias del
resto de España y de todo el mundo, asì como la circunstancia
de dominar la vìa principal de la ciudad, lo convertìan en
vasta tertulia pùblica donde se cruzaban opiniones y chismes,
fanfarroneaban los soldados, chismorreaban los clérigos, se
afanaban los ladrones de bolsas y lucìan su ingenio los poetas.
Lope, don Francisco de Quevedo y el mejicano Alarcòn, entre
otros, frecuentaban el mentidero. Cualquier noticia, rumor,
embuste allì lanzado, rodaba como una bola hasta
multiplicarse por mil, y nada escapaba a las lenguas de que
todo conocìan, vistiendo de limpio desde el rey al ùltimo
villano.‟‟
13. Un lugar de paso (camino hacia palacio por la Calle Mayor) y de cotilleo en donde todo Madrid
se reunía para hablar de todo lo real e inventado y la gran cantidad de tiempo libre en el
Siglo de Oro permitía estas reuniones improvisadas.
14. La Taberna era una de las cuatrocientas donde podían
apagar su sed los 70.000 vecinos de Madrid. Frecuentadas como las
iglesias, y a menudo por la misma gente.
15. AYER
La taberna del turco era situada en la esquina
de las calles de Toledo y Arcabuz, a quinientos pasos
de la Plaza Mayor.
Olía a fritanga, mesas y suelo sucios, humo de la
cocina y había ratones perseguidos por los gatos, pero
resultaba confortable, para matar el tiempo.
Solían frecuentarlo viajeros de posta, golillas, escribanos,
ministriles, floristas, tenderos y soldados por su cercanía a
Plaza de la Providencia y la Cebada, calles principales de la
ciudad y el mentidero de San Felipe.
La antigua fama se debe al vino de Valdemoro, al
moscatel y al oloroso de San Martin de Valdeiglesias.
HOY
En pleno centro de Madrid, se encuentra la Taberna
del Capitán Alatriste, antigua taberna del Turco.
Han adoptado el logo del famoso Capitán Alatriste de
Pérez Reverte, no solo en los rótulos exteriores, sino
incluso en la decoración de los platos.
16. El Madrid de Alatriste
“Una España paradojica, singular, irripetible.”
El Madrid de Alatriste hace parte de una España temible en el exterior
gracias al orgullo nacional y a los heroicos hechos de armas. Habìa también
una parte corrupta, donde el oro y la plata procedentes de las Indias se
perdían en manos de la aristocracia, del funcionariado, del clero, de los
perezosos, de los maleados y de los improductivos.