2. El sentimiento de culpa es
doloroso y, con él, surgen
otras incomodidades
emocionales como:
• ira,
• vergüenza,
• miedo,
• complejo de inferioridad,
• apatía,
• sensación de tristeza,
• pensamientos turbulentos.
También ocasiona
problemas físicos como:
• insomnio,
• alteración del peso,
• cansancio inexplicable,
• alergias,
• caída de cabello,
• problemas
gastrointestinales,
• jaquecas,
• problemas cardíacos,
• cáncer.
3. La culpa nos impide ser felices y realizar
nuestros sueños, porque nos roba la
paz. Sí, la culpa es cruel. Especialmente
cuando no es admitida. Es como un ácido
corrosivo que cae en una de las páginas
de nuestra vida y daña todas las demás,
afectando lentamente nuestra mente y
nuestro cuerpo.
4. POR QUÉ EXISTE EL SENTIMIENTO DE CULPA
El primer sentimiento negativo de Adán y Eva
no fue el miedo, pero sí la culpa.
“La gran sabiduría que obtuvieron fue el
conocimiento del pecado y un sentimiento de culpa”
(Elena de White, La historia de la redención, p. 38).
5. El Señor los había alertado y orientado para
que no se acercaran al árbol del conocimiento
del bien y del mal.
La principal causa de la culpa es no
obedecer lo que Dios dice.
La principal causa de la culpa, y que todos
vivimos, es no obedecer lo que Dios dice.
6. La culpa no era de Adán, sino de Eva.
No, la culpa no era de Eva, sino de la serpiente.
No, la culpa era de Dios.
Cuando dudamos de lo que Dios dice y no cumplimos
sus orientaciones, nos metemos en apuros, nos
sentimos culpables y, cuando vemos que se acercan
las consecuencias, queremos atenuar nuestros
sentimientos echándole la culpa al otro.
7. Solo quedarán recuerdos del jardín
perfecto…
• El Edén, fue inaccesible.
• Así como ver a Dios cara a cara.
• Las hojas empezaron a secarse y caer, las flores
empezaron a tener espinas.
• Los animales eran ariscos, atrevidos, algunos miedosos,
y otros, crueles.
• La subsistencia ahora era conquistada por medio de la
fuerza y del sufrimiento.
• Antes, una relación conyugal perfecta; después,
malentendidos y conflictos.
• Antes, un cuerpo perfecto; después, un cuerpo sujeto a
virus, dolores, arrugas, flacidez, enfermedades y muerte.
8. “Eva fue engañada, y nosotros también
somos engañados, algunos por
desconocer al enemigo, otros por
descuido y elecciones conscientes,
y están quienes piensan tener la
capacidad propia de decidir entre lo
correcto e incorrecto, así como Eva”
(Elena de White, La historia de la redención, p. 38).
9. Lucifer tuvo la oportunidad de
arrepentirse, pero no quiso.
Él carga la culpa de haber instigado a la
tercera parte de los ángeles del cielo a no
cumplir la orden celestial, llevándolos a creer
en el peor de todos los engaños:
que jamás serían perdonados por Dios,
incluso si se arrepentían.
10. Todo dolor físico es una
indicación de que algo en
el cuerpo no está bien.
Si hay culpa, algo en
nuestro pasado debe
ser tratado.
11. Cuatro aspectos con relación a la culpa:
1º La culpa es una señal.
Es como un punto y coma en la oración que nos llama a una
pausa más grande que la de la coma y más pequeña que la
del punto final. Una pausa para una reflexión a fin de entender
dónde nos equivocamos, qué nos llevó a equivocarnos y a
tener la humildad de pedir perdón, corrigiendo el accionar.
2º La culpa no es de la ley.
Algunos alegan que, si no hay ley o restricciones, entonces no
hay error y, consecuentemente, no hay culpa.
12. 3º La culpa tiene solución.
Cuando hay confesión, hay perdón. La culpa confesada
es perdonada. La culpa que no es perdonada es aquella
donde hay tristeza por las consecuencias y no
necesariamente por el error cometido.
4º La culpa puede ser fatal.
Cuando el orgullo y el egoísmo nos impiden llegar al
arrepentimiento, perdemos la oportunidad de librarnos de
la culpa y abrimos el camino para otras culpas.
13. Arrepentidos, Adán y Eva
confesaron su culpa, fueron
perdonados, pero el precio para
eso era alto, pues requería la
vida de Jesús por el rescate de
la humanidad.
14. El cordero muerto en sacrificio era un símbolo
que señalaba al “Cordero de Dios que quita el
pecado del mundo” (Juan 1:29).
Si Dios nos perdonó, necesitamos perdonar.
Al recibir el perdón de Dios, el sentimiento de
culpa se va, pero, si continuamos culpándonos,
no sentiremos el perdón del Padre. Continuar
culpándonos es rechazar la oferta del perdón divino.
15. ¿Realmente cree que es posible
eliminar el dolor de las consecuencias
transfiriéndole la culpa a los otros?
El único camino es transferirlo a la
cruz, al Cordero de Dios.
Pero eso solo es posible cuando hay
verdadera tristeza por el error y la
confesión del pecado.
¡Mire a Jesús!