El autor describe un día soleado en el que observó la naturaleza y se maravilló de la gran variedad de colores que Dios había creado en las flores, plantas, aves e insectos. Notó que cada criatura tenía su propio color o combinación de colores que la hacían única y hermosa, lo que le hizo apreciar la creatividad y el arte de Dios al pintar Su mundo.