1. La entrada a Jerusalén
La Semana Santa comienza con el Domingo de Ramos. En este día se celebra la entrada
de Cristo a Jerusalén montado en un burro pequeño y aclamado por el pueblo como rey
con ramos y gritos.
Esto ocurre pocos días antes de su arresto, juicio, condena y crucifixión. Durante la
celebración en la misa se lee el texto completo del relato de la pasión y los fieles asisten
con ramos y palmas para aclamar a Cristo.Jesús y sus discípulos se dirigieron hacia
Jerusalén. Al llegar a Betfagé, un lugar cercano a la ciudad, al pie del Monte de los Olivos,
Jesús envió a dos de sus discípulos a Jerusalén. Les dijo: "Verán a un pollino (burrito)
atado en la puerta de una casa. Desátenlo y tráiganmelo. Si alguien intenta impedírselos,
díganle que el Señor lo necesita y los dejarán ir en paz".
Los discípulos hicieron lo que Jesús les había dicho y, efectivamente, encontraron un asno
con su burrito. Lo desataron, colocaron unos mantos sobre él a manera de silla de montar
y se lo llevaron a Jesús. Ningún hombre lo había montado aún, pero éste se mostró dócil y
obediente con Jesús. De este modo se dirigió hacia Jerusalén a lomo de un asno.
Al verlo llegar, la gente cubrió el camino con sus vestidos y con hojas de palmas. La
muchedumbre se arremolinaba a su alrededor, cantando y rezando hacia el cielo.
"¡Bendito sea el Hijo de David! ¡Bendito sea quien viene en nombre del Señor! ¡Paz en el
cielo y gloria en las alturas!".
Conforme se acercaba a la ciudad, Jesús lloraba, porque sabía que Jerusalén iba a ser
destruida.
Y cuando entró en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió y decía: "¿Quién es éste?". Y la
muchedumbre respondía:"Éste es Jesús el profeta, el de Nazaret de Galilea".
Entonces unos fariseos le dijeron a Jesús que hiciese callar a la gente, pero Él les
respondió:"Les digo que, si ellos callasen, gritarían las piedras".
2. La Semana Santa
Es la semana más intensa del Año Litúrgico,en la cual se reza y reflexiona sobre la Pasión y Muerte de
Cristo
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Explicación de la celebración
La Semana Santa es el momento litúrgico más intenso de todo el año. Sin embargo, para
muchos católicos se ha convertido sólo en una ocasión de descanso y diversión. Se
olvidan de lo esencial: esta semana la debemos dedicar a la oración y la reflexión en los
misterios de la Pasión y Muerte de Jesús para aprovechar todas las gracias que esto nos
trae.
Para vivir la Semana Santa, debemos darle a Dios el primer lugar y participar en toda la
riqueza de las celebraciones propias de este tiempo litúrgico.
A la Semana Santa se le llamaba en un principio “La Gran Semana”. Ahora se le llama
Semana Santa o Semana Mayor y a sus días se les dice días santos. Esta semana
comienza con el Domingo de Ramos y termina con el Domingo de Pascua.
Vivir la Semana Santa es acompañar a Jesús con nuestra oración, sacrificios y el
arrepentimiento de nuestros pecados. Asistir al Sacramento de la Penitencia en estos días
para morir al pecado y resucitar con Cristo el día de Pascua.
Lo importante de este tiempo no es el recordar con tristeza lo que Cristo padeció, sino
entender por qué murió y resucitó. Es celebrar y revivir su entrega a la muerte por amor a
nosotros y el poder de su Resurrección, que es primicia de la nuestra.
La Semana Santa fue la última semana de Cristo en la tierra. Su Resurrección nos
recuerda que los hombres fuimos creados para vivir eternamente junto a Dios.