La Revolución Industrial tuvo lugar principalmente en Gran Bretaña entre finales del siglo XVIII y principios del XIX, transformando las sociedades y economías europeas a través de la industrialización y el desarrollo de nuevas tecnologías. Se dividió en dos fases: la primera desde 1750 hasta 1840, basada en fábricas textiles y una división del trabajo, y la segunda desde 1880 hasta 1914, caracterizada por la concentración del capital en grandes empresas, la búsqueda de mercados externos, y continuos avances tecnológicos.