Este documento presenta información biográfica sobre varios poetas y autoras latinoamericanos como Pablo Neruda, Gabriela Mistral y Dolores Veintimilla. Brevemente describe la vida y obra de Neruda, incluyendo sus principales libros y su compromiso político. Luego presenta extractos de poemas de estos autores, incluyendo algunos de amor de Neruda y poemas para niños de Mistral. Finalmente, resume la vida y obra de la escritora ecuatoriana Dolores Veintimilla.
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Recopilación de poemas POR Katherine Acevedo
1.
2. PABLO NERUDA
Pablo Neruda es un poeta chileno galardonado con
el Premio Nacional de Literatura y el Premio Nobel
de Literatura. También se desempeñó como
diplomático y fue miembro activo del partido
comunista, compromiso político que muchas veces
se ve plasmado en sus obras. Ampliamente
conocido por sus obras Veinte poemas de amor y
una canción desesperada y sus Cien sonetos de
amor, también es el autor de poemas tales
como Ahora es Cuba, Alturas de Macchu
Picchu, Los enemigos y Si tú me olvidas, entre
tantas otras.
3. SONETO I
Matilde, nombre de planta o piedra o vino,
de lo que nace de la tierra y dura,
palabra en cuyo crecimiento amanece,
en cuyo estío estalla la luz de los limones.
En ese nombre corren navíos de madera
rodeados por enjambres de fuego azul marino,
y esas letras son el agua de un río
que desemboca en mi corazón calcinado.
Oh nombre descubierto bajo una enredadera
como la puerta de un túnel desconocido
que comunica con la fragancia del mundo!
Oh invádeme con tu boca abrasadora,
indágame, si quieres, con tus ojos nocturnos,
pero en tu nombre déjame navegar y dormir.
4. POEMA 20
Puedo escribir los versos más tristes esta
noche. Escribir, por ejemplo: " La noche está
estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta
noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como ésta la tuve entre mis
brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
5.
Puedo escribir los versos más tristes esta
noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he
perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera
guardarla.
La noche está estrellada y ella no está
conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo
lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
6.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.
7. SI TÚ ME OLVIDAS
Quiero que sepas
una cosa.
Tú sabes cómo es esto:
si miro
la luna de cristal, la rama roja
del lento otoño en mi ventana,
si toco
junto al fuego
la impalpable ceniza
o el arrugado cuerpo de la leña,
todo me lleva a ti,
como si todo lo que existe,
aromas, luz, metales,
fueran pequeños barcos que navegan
hacia las islas tuyas que me aguardan.
8.
Ahora bien,
si poco a poco dejas de quererme
dejaré de quererte poco a poco.
Si de pronto
me olvidas
no me busques,
que ya te habré olvidado.
Si consideras largo y loco
el viento de banderas
que pasa por mi vida
y te decides
a dejarme a la orilla
del corazón en que tengo raíces,
piensa
que en ese día,
a esa hora
levantaré los brazos
y saldrán mis raíces
a buscar otra tierra.
9.
Pero
si cada día,
cada hora
sientes que a mí estás destinada
con dulzura implacable.
Si cada día sube
una flor a tus labios a buscarme,
ay amor mío, ay mía,
en mí todo ese fuego se repite,
en mí nada se apaga ni se olvida,
mi amor se nutre de tu amor, amada,
y mientras vivas estará en tus brazos
sin salir de los míos.
10. PIEDRAS ANTÁRTICAS
Allí termina todo
y no termina:
allí comienza todo:
se despiden los ríos en el hielo,
el aire se ha casado con la nieve,
no hay calles ni caballos
y el único edificio
lo construyó la piedra.
Nadie habita el castillo
ni las almas perdidas
que frío y viento frío
amedrentaron:
es sola allí la soledad del mundo,
y por eso la piedra
11.
se hizo música,
elevó sus delgadas estaturas,
se levantó para gritar o cantar,
pero se quedó muda.
Sólo el viento,
el látigo
del Polo Sur que silba,
sólo el vacío blanco
y un sonido de pájaro de lluvia
sobre el castillo de la soledad.
12. GABRIELA MISTRAL
Lucila Godoy, llamada Gabriela Mistral (conocida mejor
como Gabriela Mistral), escritora chilena. Hija de un
maestro rural, que abandonó el hogar a los tres años del
nacimiento de Gabriela, la muchacha tuvo una niñez difícil
en uno de los parajes más desolados de Chile. A los 15
años publicó sus primeros versos en la prensa local, y
empezó a estudiar para maestra. En 1906 se enamoró de
un modesto empleado de ferrocarriles, Romelio Ureta,
que, por causas desconocidas, se suicidó al poco tiempo;
de la enorme impresión que le causó aquella pérdida
surgieron sus primeros versos importantes.
13.
En 1910 obtuvo el título de maestra en Santiago, y
cuatro años después se produjo su consagración
poética en los juegos florales de la capital de Chile;
los versos ganadores- Los sonetos de la muertepertenecen a su libro Desolación (1922), que
publicaría el instituto de las Españas de Nueva York.
En 1925 dejó la enseñanza, y, tras actuar como
representante de Chile en el Instituto de
cooperación intelectual de la S.D.N., fue cónsul en
Nápoles y en Lisboa. Vuelta a su patria colaboró
decisivamente en la campaña electoral del Frente
popular (1938), que llevó a la presidencia de la
república a su amigo de juventud P. Aguirre Cerda.
En 1945 recibió el premio Nobel de literatura; viajó
por todo el mundo, y en 1951 recogió en su país el
premio nacional.
14. POEMAS PARA NIÑOS
TODO ES UNA RONDA
Los astros son una ronda de niños,
jugando la tierra a espirar…
Los trigos son talles de niñas
jugando a ondular…, a ondular.
Los ríos son rondas de niños,
jugando a encontrarse en el mar…
Las olas son rondas de niñas,
jugando la tierra a abrazar.
15. LA PAJITA
Ésta que era una niña de cera;
pero no era una niña de cera,
era una gavilla parada en la era.
Pero no era una gavilla
sino la flor tiesa de la maravilla.
Tampoco era una flor sino que era
un rayito de sol pegado a la vidriera.
No era un rayito de sol siquiera:
una pajita dentro de mi ojitos era.
¡Alléguense a mirar cómo he perdido entera
En este lagrimón, mi fiesta verdadera!
16. PIECECITOS
Piececitos de niño,
azulosos de frío,
¡cómo os ven y no os cubren,
Dios mío!
¡Piececitos heridos
por los guijarros todos,
ultrajados de nieves
y lodos!
El hombre ciego ignora
que por donde pasáis,
una flor de luz viva
dejáis;
17. que allí donde ponéis
la plantita sangrante,
el nardo nace más
fragante.
Sed, puesto que marcháis
por los caminos rectos,
heroicos como sois
perfectos.
Piececitos de niño,
dos joyitas sufrientes,
¡cómo pasan sin veros
las gentes!
18. MIENTRAS BAJA LA NIEVE
Ha bajado la nieve, divina criatura,
el valle a conocer.
Ha bajado la nieve, mejor que las estrellas.
¡Mirémosla caer!
Viene calla-callando, cae y cae a las puertas
y llama sin llamar.
Así llega la Virgen, y así llegan los sueños.
¡Mirémosla llegar!
Ella deshace el nido grande que está en los cielos
y ella lo hace volar.
Plumas caen al valle, plumas a la llanada,
plumas al olivar.
Tal vez rompió, cayendo y cayendo, el mensaje
de Dios Nuestro Señor.
Tal vez era su manto, tal vez era su imagen,
tal vez no más su amor.
19. DOLORES VEINTIMILLA DE GALINDO
(Quito, 1829-1857)
El nacimiento de la poetisa coincide con el nacimiento
de la República del Ecuador; nace en medio de una
sociedad hipócrita y falsamente moralista. Dolores
Veintimilla es una de las pocas mujeres que rompiendo
los prejuicios sociales, se incorpora al movimiento
cultural de esa época.
Nació en Quito en 1830, en medio de una familia
acomodada de la capital, personas que la conocieron
han ponderado sus atributos físicos. Sus padres fueron
el señor Don José Veintimilla y la señora Doña
Jerónima Carrión, ambos nacidos en Loja. A los
dieciocho años de edad contrajo matrimonio con el
médico colombiano Sixto Antonio Galindo y Oroña,
quien no supo comprenderla ni apoyarla en sus anhelos
culturales.
20. ¡QUEJAS!
¡Y amarle pude! ... Al sol de la existencia
se abría apenas soñadora el alma ...
Perdió mi pobre corazón su calma
desde el fatal instante en que le hallé.
Sus palabras sonaron en mi oído
como música blanda y deliciosa;
subió a mi rostro el tinte de la rosa;
como la hoja en el árbol vacilé.
Su imagen en el sueño me acosaba
siempre halagüeña, siempre enamorada;
mil veces sorprendiste, madre amada,
en mi boca un suspiro abrasador;
y era él quien lo arrancaba de mi pecho,
él, la fascinación de mis sentidos;
él, ideal de mis sueños más queridos,
él, mi primero, mi ferviente amor.
21.
Sin él, para mí, el campo placentero
en vez de flores me obsequiaba abrojos;
sin él eran sombríos a mis ojos
del sol los rayos en el mes de Abril.
Vivía de su vida aprisionada;
era el centro de mi alma el amor suyo,
era mi aspiración, era mi orgullo ...
¿por qué tan presto me olvidaba el vil?
No es mío ya su amor, que a otra prefiere;
sus caricias son frías como el hielo.
Es mentira su fe, finge desvelo...
Mas no me engañará con su ficción. . .
¡Y amarle pude delirante, loca!
¡No! mí altivez no sufre su maltrato;
y si a olvidar no alcanzas al ingrato
¡te arrancaré del pecho, corazón!
22. A CARMEN
(Remitiéndole un jazmín del Cabo)
Menos bella que tú, Carmela mía,
vaya esa flor a ornar tu cabellera;
yo misma la he cogido en la pradera
y cariñosa mi alma te la envía
cuando seca y marchita caiga un día
no la arrojes, por Dios, a la ribera;
guárdala cual memoria lisonjera
de la dulce amistad que nos unía.
23. LA NOCHE Y MI DOLOR
El negro manto que la noche umbría
tiende en el mundo, a descansar convida.
Su cuerpo extiende ya en la tierra fría
cansado el pobre y su dolor olvida.
También el rico en su mullida cama
duerme soñando avaro en sus riquezas;
duerme el guerrero y en su ensueño
exclama:
-soy invencible y grandes mis proezas.
24. Duerme el pastor feliz en su cabaña
y el marino tranquilo en su bajel;
a éste no altera la ambición ni saña;
el mar no inquieta el reposar de aquel.
Duerme la fiera en lóbrega espesura,
duerme el ave en las ramas guarecida,
duerme el reptil en su morada impura,
como el insecto en su mansión florida.
Duerme el viento, la brisa silenciosa
gime apenas las flores cariciando;
todo entre sombras a la par reposa,
aquí durmiendo, más allá soñando.
25. Tú, dulce amiga, que tal vez un día
al contemplar la luna misteriosa,
exaltabas tu ardiente fantasía,
derramando una lágrima amorosa,
duermes también tranquila y descansada
cual marino calmada la tormenta,
así olvidando la inquietud pasada
mientras tu amiga su dolor lamenta.
Déjame que hoy en soledad contemple
de mi vida las flores deshojadas;
hoy no hay mentira que mi dolor temple,
murieron ya mis fábulas soñadas.
26. A MIS ENEMIGOS
¿Qué os hice yo, mujer desventurada,
que en mi rostro, traidores, escupís
de la infame calumnia la ponzoña
y así matáis a mi alma juvenil?
¿Qué sombra os puede hacer una
insensata
que arroja de los vientos al confín
los lamentos de su alma atribulada
y el llanto de sus ojos? ¡ay de mí!
¿Envidiáis, envidiáis que sus aromas
le dé a las brisas mansas el jazmín?
¿Envidiáis que los pájaros entonen
sus himnos cuando el sol viene a lucir?
27. ¡No! ¡no os burláis de mí sino del cielo,
que al hacerme tan triste e infeliz,
me dio para endulzar mi desventura
de ardiente inspiración rayo gentil!
¿Por qué, por qué queréis que yo sofoque
lo que en mi pensamiento osa vivir?
Por qué matáis para la dicha mi alma?
¿Por qué ¡cobardes! a traición me herís?
No dan respeto la mujer, la esposa,
La madre amante a vuestra lengua vil...
Me marcáis con el sello de la impura...
¡Ay! nada! nada! respetáis en mí!
28. MEDARDO ANGEL SILVA
Guayaquil, Ecuador, 8 de junio de 1898 – Guayaquil, Ecuador, 10 de
junio de 1919) fue un reconocido poeta ecuatoriano perteneciente a
la llamada Generación decapitada.
Alguien nació en alguna parte el 8 de junio de 1898, hijo del Sr. Enrique
Silva Valdez y de la Sra. Mariana Rodas Moreira, y murió de forma
trágica el 10 de junio de 1919 en la misma ciudad, (dos días después
de haber cumplido 21 años). Escritor, poeta, músico y compositor,
es considerado el mayor representante del modernismo en la poesía
ecuatoriana, a pesar de no haberse casado, dejó como
descendencia a una única hija de nombres Mercedes Cleofé Silva
Carrión, quien a su vez tuvo dos, la Dra. Nancy Menéndez Silva,
radicada desde temprana edad en los Estados Unidos y el Jurista
René Colon Quevedo Silva, este último fue homenajeado por la M.
I. Municipalidad de Guayaquil, siéndole entregada el primer
ejemplar de la edición de Obras de Medardo Ángel Silva. Su mejor
amigo indudablemente eran: Sebastián el guapo, Nicole la cantante.
29. EL ALMA EN LOS LABIOS
Cuando de nuestro amor la llama apasionada
dentro tu pecho amante contemples extinguida,
ya que sólo por ti la vida me es amada,
el día en que me faltes me arrancaré la vida.
Porque mi pensamiento, lleno de este cariño
que en una hora feliz me hiciera esclavo tuyo,
Lejos de tus pupilas es triste como un niño
que se duerme soñando en tu acento de arrullo.
Para envolverte en besos quisiera ser el viento
y quisiera ser todo lo que tu mano toca;
ser tu sonrisa, ser hasta tu mismo aliento,
y así poder estar más cerca de tu boca.
30.
Vivo de tu palabra, y eternamente espero
llamarte mía, como quien espera un tesoro.
lejos de ti comprendo lo mucho que te quiero
y, besando tus cartas, ingenuamente lloro.
Perdona que no tenga palabras con que pueda
decirte la inefable pasión que me devora;
para expresar mi amor solamente me queda
rasgarme el pecho, amada, y en tus manos de
seda
dejar mi palpitante corazón que te adora!
31. OJOS AFRICANOS
Ayer mire unos ojos africanos
en una linda empleada de una tienda.
era ojos de noche y de leyenda
eran ojos de trágicos arcanos..
Eran ojos tan negros, tan gitanos,
vagabundos y enfermos, ojos serios
que encierran cierto encanto de misterios
y cierta caridad con los hermanos--- Ayer mire
unos ojos de leyenda
en una linda empleada de una tienda
ojos de huríes, débiles, huranos. Quiero que me
devuelva la mirada
que tiene su pupila aprisionada
con el lazo sutil de sus pestanas.
32. POEMA DE LA CARNE
¡Carne del asesino, maldita podredumbre
que pende de las horcas en fúnebres racimos
y muestra a las pupilas de ávida muchedumbre
la malévola herencia que todos recibimos!... Oh
carne de los mártires (Gloria in excelsis Deo)
que de nuestro Rey Cristo son divinas cosechas
Oh, labios siempre abiertos al consuelo de un
Creo
¡divina vestidura traspasada de flechas!... -Oh,
carne de las vírgenes que la inocencia armina,
nieve, azucena, estrella, lirio polar campina
donde no puso amor la llama de su planta!
Hostia, carne de Dios para la cena mística,
y que, por el milagro de la gracia eucarística,
a nuestra carne inmunda une su carne santa!
33. LO TARDIO
Madre: la vida enferma y triste que me has dado,
no vale los dolores que te ha costado
no vale tu sufrir intenso madre mía,
este brote de llanto y de melancolía.
¡Ay! ¿Por que no expiro el fruto de tu amor,
así como agonizan tantos frutos en flor? ¿Por que, cuando
sonaba mis sueños infantiles,
en la cuna, a la sombra de las gasas sutiles,
de un ángulo del cuarto no salió una serpiente
que al ceñir sus anillos en mi cuello inocente,
con la flexible gracia de una mujer querida,
me hubiera librado del horror de la vida? ¡Mas valiera no
ser a este vivir de llanto,
a este amasar con lagrimas el pan de nuestro canto,
al lento laborar del dolor exquisito,
del alma ebria de luz y enferma de infinito!